Constituye la acción de nulidad y restablecimiento del derecho el

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Ciro Nolberto Güechá Medina
Sección Segunda
ACCIÓN O PRETENSIÓN DE NULIDAD Y RESTABLECIMIENTO
DEL DERECHO
Constituye la acción de nulidad y restablecimiento del derecho el
contencioso subjetivo por naturaleza, donde no sólo se solicita la anulación
de un acto administrativo, sino que a su vez se pide el restablecimiento del
derecho vulnerado con el mismo. Es esta acción o pretensión un instrumento
de protección de los derechos de las personas, que la Administración viola
con la toma de decisiones, que se reflejan en los actos administrativos
expedidos.
Por ser la acción de nulidad y restablecimiento del derecho protectora de
derechos particulares, no tiene el carácter de pública en cuanto a la titularidad
para su ejercicio y por tanto, es eminentemente subjetiva, ya que en principio
no se puede instaurar contra actos de alcance general y abstracto, sino contra
actos de contenido particular, que vulneran derechos del administrado;
en efecto, el nuevo Código de Procedimiento Administrativo y de lo
Contencioso Administrativo, en el artículo 138 establece que la nulidad y
restablecimiento del derecho procede contra actos particulares, expresos o
presuntos, lo cual se puede considerar la regla general, ya que de manera
excepcional es posible esta acción o pretensión contra actos generales,
cuando violen derechos de los particulares.
1. Origen de la acción o pretensión de nulidad y restablecimiento del derecho
Los antecedentes de la acción de nulidad y restablecimiento del
derecho deben buscarse en el derecho francés, en el recurso de plena
jurisdicción, donde se pedía la indemnización de perjuicios ocasionados
como consecuencia de un acto de la Administración. El recurso de plena
jurisdicción en el ordenamiento galo, era ejercido en un comienzo cuando
quien lo intentaba perseguía fines de carácter económico o patrimonial,
es decir, de orden particular, sin importar que se tratara de actos de
naturaleza general o particular o de que simplemente se solicitara la
nulidad del mismo. Las acciones o recursos por exceso de poder y de plena
jurisdicción no tenían entonces más diferencia que el interés del particular;
esto se mantuvo hasta que el Fallo Lafage de fecha 8 de marzo de 1912
proferido por el Consejo de Estado, distinguió la admisibilidad del recurso
de anulación con el de plena jurisdicción, argumentando que cuando la
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