Consejo de la Magistratura - Poder Judicial de la Nación

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Consejo de la Magistratura
RESOLUCION N° 576/07
En
Buenos
Aires,
a
los
27
días
del
mes
de
septiembre del año dos mil siete, sesionando en la Sala de
Plenario del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial
de la Nación “Dr. Lino E. Palacio”, con la Presidencia del
Dr. Pablo Mosca, los señores consejeros presentes, y
VISTO:
El expediente 370/06, caratulado “Marengo Vilma
Josefa s/ su presentación”, del que
RESULTA:
I. La denuncia de la Sra. Vilma Josefa Marengo
contra el Dr. Edgardo José Filippi, ex Juez del Juzgado
Federal de Bell Ville, Provincia de Córdoba, y el Fiscal
interviniente, en una causa en la que se habría resuelto el
remate de la propiedad de la denunciante.
Relata las circunstancias que dieron origen a la
deuda por la cual fue demandada y expresa que motiva su
presentación el hecho que “la casa está construida por el
Banco Hipotecario Nacional, con hipoteca de primer grado a
favor de ellos, pero el remate se efectuó sin comunicar o
notificar al Banco” (fs. 9).
Describe, asimismo, las diversas situaciones de
carácter personal y familiar que habrían acontecido a
partir del remate ejecutado en su perjuicio.
Finalmente,
la
denunciante
refiere
que
con
anterioridad le había enviado una carta al Sr. Presidente
de la Nación.
Al respecto, acompaña copia de la Nota D.D. N°
4028/06, mediante la cual, a través del Ministerio de
Justicia
y
Derechos
Humanos,
se
le
informó
que
–por
tratarse su planteo de una cuestión de índole judicialpodía acudir ante este Consejo de la Magistratura o a la
Secretaría de Auditores Judiciales de la CSJN, a la vez que
le hacían saber que remitirían su presentación al Comité
Directivo
del
Fondo
Fiduciario
para
la
Refinanciación
1
Hipotecaria del Ministerio de Economía y Producción, y al
Banco Hipotecario S.A.
II. El 21 de febrero de 2007, se le hizo saber a
la denunciante que -en el plazo de tres días- debería
cumplir con los requisitos previstos en el art. 2 del
Reglamento de la Comisión de Acusación y art. 3, inc. c),
d) y e) del Reglamento de Informaciones Sumarias y Sumarios
Administrativos
para
el
Juzgamiento
de
las
Faltas
Disciplinarias de los Magistrados del Poder Judicial de la
Nación,
(individualización
del
magistrado
denunciado;
indicación de la relación completa y circunstanciada de los
hechos en que se funda la denuncia; y expusiera la prueba
invocada, todo ello bajo apercibimiento de proceder a la
desestimación de la denuncia (fs. 17).
III. Posteriormente, la Sra. Marengo efectúa una
nueva presentación a efectos de dar cumplimiento a la
intimación cursada.
Señala que su planteo estaba dirigido a obtener
un pronunciamiento en relación con la actuación del “ex
Juez Federal de la ciudad de Bell Ville (Cba.), Dr. Edgardo
J.
Filippi,
Impositiva
en
c/
autos
caratulados
Battiston,
Vilma
“Dirección
Josefa
General
Marengo
de
–
Ejecución Fiscal”, (Expte. N° 2061-D-96) (…) Secretaría a
cargo de Mirta R. de Calvimonti, como así también la de los
funcionarios y auxiliares de la justicia que tuvieron
intervención en la realización del remate de [su] vivienda
familiar” (fs. 20/20vta.).
Concretamente
acusa
al
ex
magistrado
de
prevaricato en cuanto habría ordenado la subasta a favor
del ex Banco Hipotecario Nacional, “en el juicio de una
obligación personal instalado por un acreedor distinto de
la
institución
de
crédito
hipotecante,
violando
groseramente la normativa vigente que impedía despachar una
medida de esa naturaleza” (fs. 20vta.).
IV. El 29 de mayo de 2007, se presenta el Dr.
Filippi en los términos del art. 11 del Reglamento de la
Comisión de Disciplina y Acusación, a fin de referirse a
las
2
circunstancias
que
se
habrían
producido
en
la
Consejo de la Magistratura
tramitación del Expte. N° 2061-D-96 (fs. 24/25).
Expresa que la prueba de lo acontecido en la
causa se limitaba exclusivamente a las constancias de la
misma, por lo que se circunscribió a señalar los actos
procesales que surgen del expediente y que “sin hesitación
y
sin
mayores
consideraciones,
dejan
sin
sustento
la
pretensión de la denunciante” (fs. 24/24vta.).
Refiere,
entonces,
procesales pertinentes
que,
“cumplidos
los
pasos
(demanda, sentencia de remate,
ejecución de sentencia, decreto ordenatorio de subasta y
publicación de edictos de ley) la subasta se efectuó previa
notificación
a
la
ejecutada
en
su
domicilio
real,
dictándose el correspondiente auto aprobatorio” con fecha
13 de marzo de 2002(fs. 24vta.).
Agrega, asimismo, que el 20/10/2003 compareció la
Sra. Vilma Marengo (demandada) con el patrocinio de la
abogada Verónica Arregui, Matrícula Federal T° 500, F° 145,
y
solicitó
se
le
permitiera
sacar
fotocopias
“lo
que
cre[yera] necesario” (fs. 24vta.).
Relata luego que “(d)esconociendo los efectos
preclusivos
de
actos
procesales
precedentes
y
los
convalidatorios de dicha comparecencia, la ejecutada, con
fecha 17 de diciembre del mismo año 2003 deduce incidente
de nulidad con el patrocinio de la mencionada profesional
Verónica
Arregui,
resolución
judicial
mereciendo
(...)
que
–como
correspondía-
reza:
‘siendo
que
la
se
encuentra ampliamente vencido el plazo fijado por el art.
592 CPCN para el pedido de nulidad de subasta, rechazáse
‘in limine’ el planteo formulado’” (fs. 24vta.).
Manifiesta que dicho decreto fue notificado a la
incidentista el día 10 de febrero de 2004, en tanto la
participación del Banco Hipotecario Nacional concluyó en
dichos autos al rechazársele in limine un incidente de
nulidad deducido en fecha 5 de febrero de 2004.
En definitiva, concluye refiriendo que “(l)as
secuencias procesales relacionadas ponen en evidencia que
en el proceso judicial del que se trata se han operado las
preclusiones
sucesivas
hasta
culminar
con
los
actos
3
definitivos que consagran su firmeza, con los consecuentes
efectos
de
la
cosa
juzgada,
pilar
indiscutible
del
principio de seguridad jurídica” (fs. 24vta.).
V. El 26 de junio de 2007, la
Sra. Marengo se
presenta nuevamente ante este Consejo y requiere se le
informe en relación con el trámite dado a la presente
denuncia, a la vez que comunica su actual domicilio.
CONSIDERANDO:
1°) Que las facultades disciplinarias del Consejo
de la Magistratura, al igual que antes las de la Corte
Suprema
de
Justicia
estrictamente
de
la
Nación,
administrativo,
no
se
limitan
pudiendo
a
lo
inmiscuirse,
directa o indirectamente, en la competencia jurisdiccional.
En otros términos, las sanciones disciplinarias apuntan a
que este Cuerpo “logre disciplina en el cumplimiento de
reglas ordenatorias para la administración del universo de
conflictos, no para la decisión de un conflicto determinado
ni, consecuentemente, para imprimir una determinada línea
a los actos procesales” (Kemelmajer de Carlucci, Aída, “El
Poder Judicial en la Reforma Constitucional”, en AAVV,
“Derecho Constitucional de la Reforma de 1994”, Mendoza,
Instituto
Argentino
de
Estudios
Constitucionales
y
Políticos, 1995, T. II, pág. 275).
Se
ha
entendido
que
existe
responsabilidad
administrativa cuando media inobservancia de los deberes
inherentes a la calidad de magistrado, ejercicio impropio
de las funciones judiciales, descuido voluntario, falta de
asiduidad en el cumplimiento de estas funciones o actos que
perjudiquen
el
“‘responsabilidad
servicio
público.
administrativa’
y
De
modo
que
‘responsabilidad
disciplinaria’ son conceptos sinónimos” (Marienhoff, Miguel
S.,
“Tratado
de
Derecho
Administrativo”,
Ed.
Abeledo
Perrot, 1994, T. III- B, pág. 369).
Sobre esas bases, el artículo 14 de la ley 24.937
y sus modificatorias, prevé expresamente los supuestos que
constituyen faltas disciplinarias y que, por ello, dan
4
Consejo de la Magistratura
lugar a la responsabilidad de esa índole de los Magistrados
del Poder Judicial de la Nación.
Por su parte, el art. 53 de la Constitución
Nacional prevé las causales que constituyen mal desempeño
y, como consecuencia, ameritan la remoción de los jueces
del Poder Judicial de la Nación, estableciendo el art. 114
de la Constitución Nacional, dentro de las atribuciones de
este Consejo de la Magistratura la de decidir la apertura
de
dicho
procedimiento
de
remoción
cuando
los
hechos
denunciados fueran los previstos en el referido art. 53
(cfr. ley 24.937 y sus modificatorias).
2°) Que el Poder Ejecutivo Nacional, mediante el
Decreto N° 1055/2004 (publicado en el B.O. N° 30.464 del
17/8/04), aceptó, a partir del día 31 de agosto de 2004, la
renuncia presentada por el Dr. Edgardo José Filippi al
cargo de Juez Federal de Primera Instancia de Bell Ville
(Provincia de Córdoba).
En virtud de ello y toda vez que el artículo 114
de
la
Constitución
disciplinarias
y
Nacional
acusatorias
confiere
a
este
facultades
Consejo
de
la
Magistratura sólo respecto de los magistrados que integran
el Poder Judicial de la Nación, el objeto de las presentes
actuaciones se ha tornado abstracto.
3°) Que sin perjuicio de lo expuesto, corresponde
destacar que de las constancias de estas actuaciones se
advierte la improcedencia de la denuncia incoada por quien
oportunamente
resultara
ejecutada
en
el
marco
del
expediente N° 2061-D-96 del registro del Juzgado Federal de
Primera Instancia de Bell Ville, Provincia de Córdoba.
En
efecto,
los
elementos
aportados
permiten
corroborar en los presentes actuados la disconformidad de
la
denunciante
magistrado
tratarse
en
de
con
la
el
causa
una
criterio
de
cuestión
sustentado
referencia,
de
por
hecho
carácter
el
que,
ex
por
estrictamente
jurisdiccional, escapa al análisis de este cuerpo por no
constituir ésta la vía idónea al efecto.
4°) Que no obstante ello, y a mayor abundamiento
cabe
destacar
que,
es
cierto
que
los
jueces
pueden
5
equivocarse ya que en definitiva, se trata de una justicia
humana. Pero para ello los Códigos Procesales establecen
remedios. Por otra parte, tampoco hay que olvidar que en
muchas
ocasiones
la
ley
es
susceptible
de
diversas
interpretaciones pero lo que aquí interesa destacar es que,
en definitiva, cualquiera sea la interpretación, aún la
menos aceptable para el común de la gente, ella no puede
justificar
la
aplicación
de
una
sanción
pues
resulta
evidente que en el caso concreto lo que está en juego es la
evidente disconformidad de la denunciante con el criterio
sustentado.
En ese sentido, la doctrina ha entendido que
“‘nuestra
organización
judiciaria,
humana
y
previsora,
reposa sobre la base del posible error judicial’, y a ello
obedecen
los
recursos
que
consagra
la
ley
contra
las
decisiones que se estiman equivocadas por las partes (...)
el error no puede incriminarse porque es independiente de
la voluntad humana (...) y la sociedad y la ley no podrán
exigir un juez infalible” (Parry, Adolfo A., “Facultades
Disciplinarias del Poder Judicial”, Ed. Jurídica Argentina,
Buenos Aires, 1939, pág. 337 y sgtes.).
Resulta oportuno recordar que la tarea de juzgar
no se encuentra exenta de la posibilidad de error y negar
esa hipótesis sería apartarse de la realidad. Con acierto
se ha señalado que si cada juez se hallase sujeto al temor
de
responder
patrimonialmente
equivocación,
sólo
un
mendigo
por
o
un
la
más
tonto
mínima
aceptaría
desempeñar ese cargo (“Miller v. Hope”, House of.
Lords,
April I, 1824).
La
necesaria
serenidad
que
debe
presidir
el
proceso de juzgamiento se vería seriamente resentida si el
magistrado o funcionario debiera temer por las represalias
que,
en
forma
de
juicios
de
responsabilidad
o
de
denuncias, pudieran adoptar quienes están disconformes con
el fallo, aunque en él hubiese efectivos desaciertos. Así
lo entendió desde antiguo la Suprema Corte de Estados
Unidos de Norteamérica, al señalar con agudeza que: “es un
principio
6
general
de
fundamental
importancia
de
toda
Consejo de la Magistratura
administración de justicia que un funcionario judicial,
cuando ejerce las facultades que le han sido conferidas,
tenga libertad para actuar de acuerdo con sus propias
convicciones, sin miedo a sufrir consecuencias personales.
La responsabilidad que lo exponga a responder ante cada
persona
que
pueda
sentirse
agraviada
por
una
de
sus
acciones, resultaría incompatible con el ejercicio de su
libertad, y destruiría la independencia sin la cual ningún
poder judicial puede ser respetable o útil”. Dijo también
que “[l]a desilusión provocada por una decisión adversa,
frecuentemente da rienda suelta a imputaciones de ese tipo
y -dada la imperfección de la naturaleza humana- esto
difícilmente constituya un caso excepcional” (“Bradley v.
Fischer” 80 U.S. -13 Wall- 335-1871).
Así, el delicado equilibrio que supone verificar
la regularidad del desempeño de un magistrado frente a la
innegable posibilidad de error en el ejercicio de su labor
jurisdiccional exige actuar con máxima prudencia al valorar
la proyección de tales desaciertos y la atribución de
intencionalidad en su comisión. Se ha dicho que “[s]iempre
puede denunciarse que existen motivos erróneos o corruptos,
y si pudieran investigarse las motivaciones, los jueces
estarían expuestos a demandas angustiantes, existan o no
esas motivaciones” (“Bradley v.Fischer”, cit supra).
En suma, aún cuando resultara errónea algunas de
las actuaciones conforme se menciona en la denuncia, ello
no
constituiría
un
obstáculo
para
desestimar
sin
más
trámite la misma.
5°) Que en virtud de lo expuesto, y toda vez que
no
surge
de
irregularidad
la
que
actuación
sea
del
causal
ex
de
magistrado
remoción
ninguna
conforme
lo
dispuesto por el artículo 53 de la Carta Magna, ni faltas
disciplinarias
establecidas
en
la
ley
24.937
y
sus
modificatorias, corresponde –con acuerdo a lo propuesto por
la Comisión de Disciplina y Acusación (dictamen 339/07)desestimar la presente denuncia.
6°)
Que,
finalmente,
respecto
a
las
consideraciones efectuadas por la denunciante en relación
7
con la actuación del Fiscal interviniente en la causa y el
desempeño de la Secretaria del Juzgado Federal de Bell
Ville, como así también el de los empleados y funcionarios
del referido tribunal, debe señalarse que este Consejo de
la Magistratura no resulta competente para el estudio de
tales cuestiones, ya que sólo le corresponde el juzgamiento
de las conductas de los magistrados del Poder Judicial de
la Nación (cfr. Art. 114, inc. 4°, de la Constitución
Nacional y art. 7°, inc. 12, de la ley 24.937 y sus
modificatorias).
Por ello,
SE RESUELVE:
1°) Desestimar la denuncia formulada contra el
Dr. Edgardo José Filippi, ex magistrado a cargo del Juzgado
Federal de Bell Ville, Provincia de Córdoba.
2°) Notificar a la denunciante y archivar las
actuaciones.
Regístrese y notifíquese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo.: Pablo Mosca – Cristina Akmentins (Administradora
General).
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