PARA DIALOGAR Palabras con vida “Yo, Nichiren, he inscrito mi vida en tinta sumi; por eso, crea en el Gohonzon con todo su corazon.” (LEDND pág. 433) Un viaje en la vivencia Los mejores años de su juventud los empleó Nichiren Daishonin en estudiar y analizar todo un sinfín de textos budistas en busca de la enseñanza que ayudara a las personas a transformar su vida. El Sutra del loto fue para él toda una revelación que validó a lo largo de toda su vida mediante las victorias sobre las circunstancias más duras. El texto del Sutra del loto utilizado por el Daishonin fue la traducción efectuada a la lengua china por Kumarajiva. Se dice que éste leía en voz alta el sutra, lo exponía oralmente en chino, se detenía para explicar el significado del texto. Sus jornadas traduciendo el sutra se convirtieron en verdaderas disertaciones profundizando en la enseñanza y buscado la palabra, el fonema que mejor transmitiera el pensamiento y el corazón del Buda. La palabra escrita nos conduce hasta la puerta de nuestra vida interior,“es el estímulo que con sus llaves mágicas abre en lo más profundo de nosotros las puertas de moradas en las que no sabríamos entrar solos”.1 Pero si nos quedamos en una lectura pasiva, el conocimiento se quedará en teoría porque nada puede sustituir el esfuerzo para viajar a nuestro interior y corroborar con nuestra propia vivencia la validez de aquello en lo que creemos. Gosho “La mente representa el aspecto espiritual, y la voz, el aspecto fisíco. El espíritu se manifiesta en el aspecto físico. Uno puede conocer los pensamientos de otra persona escuchando su voz. Esto se debe a que el aspecto físico revela el aspecto espiritual. Lo físico y lo espiritual, que en esencia son una misma cosa, se manifiestan como dos aspectos diferentes; así pues, la mente del Buda se expresó en las palabras escritas del Sutra del loto. Estas palabras escritas son la mente del Buda, con otra forma distinta. Así pues, los que leen el Sutra del loto no deben verlo como simple letra escrita, pues tales palabras son, en sí mismas, el pensamiento del Buda.” (LEDND pág. 89) El Daishonin pudo reconocer en el texto la intención del buda porque el traductor no se limitó a realizar una lectura pasiva, a verter palabras de un texto a un nuevo texto en otro idioma. Tal era el nivel de Kumarajiva, que muchos quisieron participar. Así, lo que pudo haber sido una labor intelectual solitaria se convirtió en una empresa colectiva, una escuela de traductores que llegó a contar con tres mil discípulos y que difundió la enseñanza por todas las regiones del país. 2 Acaso, leyendo un Gosho o una orientación, ¿no nos hemos dicho en más de una ocasión?,” esto lo han escrito para mí”. En esos momentos, entre nuestro yo y el autor se está desarrollando una conversación que nos alienta, pero, finalmente, nosotros tenemos la última palabra, somos los que decidimos si lo ponemos o no en práctica. 1) Marcel Proust, Sobre la lectura seguido de Días de lectura, pág.113. Editorial Trifolium 2) A sus disertaciones asistía personalmente el gobernante que comparaba las traducciones de Kumarajiva con traducciones antiguas, preguntaba sobre la intención general del fragmento hasta que lograba comprender con claridad la enseñanza. Kumarajiva que era de la India y había sido llevado prisionero a China, pudo desarrollar su misión y ganarse la confianza del gobernante en un país extranjero a través de la filosofía. 8 CivilizaciónGlobal Palabras con vida Las palabras para reflejarnos Despojarse de todo apego, abandonar todo prejuicio. Ir abriendo paso a la palabra escrita, dejar que transmitan el legado de una vida, que den validez al devenir humano. Un legado eterno, atemporal, para cualquier circunstancia, en resumen, universal. La experiencia humana no es una moda, tampoco es efímera cuando está basada en la superación, en la transformación de un individuo. Las palabras escritas que transmiten un comportamiento, una postura de vivir, se nos vuelven espejo y nos permiten reflejarnos a nosotros mismos. Para leerlas también es importante que nos despojemos de nuestras prendas y de nuestros apegos. La comprensión entonces se abre camino desde el corazón hacia la vida. Vivir las palabras para vivir su mensaje, para sentirla desde lo más profundo, comprender el ejemplo y querer experimentarlo. Un intercambio amplio e inagotable de vida a vida. Este es el poder que tienen las palabras de los maestros, seres que pusieron su vida en las palabras. Vidas vividas. Unidad de cuerpo y mente ¿Es el mundo físico la única realidad tangible o éste es tan solo un aspecto de la única dimensión que deberíamos considerar: la espiritual? El budismo afirma que todo fenómeno físico o espiritual es manifestación de la misma ley universal. Los aspectos tangibles e intangibles, visibles y o inmateriales de la vida son inseparables. El término japonés Shiki shin funi expresa este concepto de unidad. Shiki significa color y se refiere a todos los fenómenos físicos, incluido el cuerpo humano. Shin literalmente significa corazón y define los fenómenos espirituales, no visibles incluyendo fenómenos como la razón, las emociones y la voluntad. Funi literalmente significa “dos pero no dos”. Por ello podemos percibir el estado de ánimo de una persona a través de su voz, la expresión del rostro, la postura del cuerpo, sus gestos. Corazón y forma Filólogos y lingüistas están de acuerdo en la prevalencia del lenguaje oral sobre el escrito. Es decir que primero es la vibración, la emisión del sonido, la palabra hablada, la comunicación directa entre las personas y después, como consecuencia, aparece la palabra escrita. Ésta tratará de ser un reflejo, un rastro, un testimonio de la primera. A su vez el habla es la expresión del sentir, el fruto audible de los deseos. La fuente primigenia, por tanto, es el corazón. De manera que la palabra escrita que llega hasta nosotros, viajando durante siglos, es la manifestación directa del corazón de quien brotó. Tal como hemos podido apreciar en la reciente exposición de manuscritos del Sutra del loto, brotó con tal fuerza que, primero con la transmisión oral y después escrita (usando hojas de palma, tablillas, pergaminos y distintos idiomas) ha llegado hasta hoy con la vigencia y energía suficientes para continuar indefinidamente. CivilizaciónGlobal 9