Distintas personas con un mismo propósito [Fuente: Los escritos de Nichiren Daishonin, Alemania, Soka Gakkai, 2008, págs. 648-649.] He recibido la túnica blanca acolchada y otra más, también acolchada, de algodón grueso, así como un millar de monedas, gracias a los buenos oficios de Hoki-bo.1 Éste y Sado-bo, y los creyentes de Atsuhara, han demostrado la fortaleza de su determinación. Cuando en el pueblo predomina la unión de muchas personas distintas con un mismo propósito, estas podrán lograr todas sus metas; en cambio, cuando son iguales en apariencia pero albergan distintos pensamientos, no serán capaces de obtener nada digno. Los más de tres mil volúmenes de la literatura confuciana y taoísta abundan en ejemplos. El rey Chou de la dinastía Yin encabezó un ejército de setecientos mil soldados contra el rey Wu de la dinastía Chou y sus ochocientos hombres.2 Así y todo, el ejército del rey Chou perdió a causa de la desunión, mientras que los hombres del rey Wu triunfaron gracias a su unión perfecta. Hasta un solo individuo terminará fracasando, si tiene dos objetivos contradictorios. Pero cien o mil personas pueden cumplir lo que desean, con toda seguridad, si comparten un mismo propósito. Aunque los japoneses son un pueblo numeroso, les costará llegar a algo, porque están espiritualmente divididos. En cambio, aunque Nichiren y sus seguidores sean pocos, como son individuos distintos pero unidos por un mismo pensamiento, sin falta cumplirán su gran misión de propagar ampliamente el Sutra del loto. Aunque los males sean muchos, no prevalecerán ante una sola gran verdad, del mismo modo que una sola lluvia torrencial basta para poner fin a muchos incendios voraces. Este principio también se aplica a Nichiren y a sus seguidores. Usted se ha dedicado al Sutra del loto con devoción durante muchos años y, además, hizo gala de una determinación admirable durante los recientes episodios [de Atsuhara]. Muchas personas lo han mencionado, y también me lo han dicho Hoki-bo y Sado-bo. Escuché con suma atención e informé de todo a la función solar protectora y a la diosa del Sol. Tendría que haberle contestado antes, pero no había quien pudiese llevarle esta carta. Acharya Ben3 se marchó tan deprisa, que no tuve tiempo de finalizar mi respuesta antes de su partida. Todos ustedes se han estado preguntando si los mongoles realmente atacarán otra vez; yo creo que, en este momento, la invasión es inminente. Aunque sería deplorable que nuestro país cayera, si esta invasión no se concreta, el pueblo japonés seguirá actuando contra el Sutra del loto más que nunca, y todos sus habitantes caerán en el infierno del sufrimiento incesante. El país quizá sea devastado por las fuerzas superiores del ejército mongol, pero las acciones contra la enseñanza correcta cesarán casi por completo. La derrota, en tal caso, sería como la cauterización con moxa, que cura las dolencias, o como la 1 acupuntura, que alivia el padecimiento. Cuando se aplican, son dolorosas, pero luego producen felicidad. Nichiren es el emisario del Sutra del loto; los japoneses son como el rey Mihirakula, que eliminó el budismo de todo el territorio de Jambudvipa. El Imperio Mongol tal vez sea como el monarca Himatala, un mensajero celestial enviado para castigar a las personas hostiles al devoto del Sutra del loto. Si los japoneses se arrepienten en esta existencia, serán como el rey Ajatashatru, que decidió seguir al Buda, curó así su lepra blanca y vivió cuarenta años más; aunque la fe no había echado raíces en él, alcanzó el primer nivel de la seguridad y, en esa misma existencia, logró comprender que los fenómenos no nacen ni perecen. Con mi profundo respeto, Nichiren En el sexto día del octavo mes. Antecedentes Generalmente, se cree que esta carta fue entregada al sacerdote laico Takahashi, cuya esposa era tía de Nikko Shonin. Hoki-bo, más conocido como Nikko Shonin, era quien encabezaba el movimiento de propagación de las enseñanzas del Daishonin en el distrito Fuji, provincia de Suruga. Takahashi era una destacada figura entre los creyentes laicos de ese lugar, y su residencia estaba siendo utilizada como centro de actividades cuando se produjo la persecución contra los creyentes laicos de la aldea de Atsuhara, en la zona de Fuji. La carta data del sexto día del octavo mes, pero no se indica el año. Sin embargo, se cree que fue escrita entre 1275 –año en que comenzaron las hostilidades en Atsuhara debido al incremento en el número de practicantes locales— y 1280, año anterior a la segunda invasión mongola, a partir de la cual cesaron dichas persecuciones. El texto recalca la importancia de la unión frente a los muchos males que se abatían sobre los seguidores del Daishonin, y menciona la inminencia de una segunda invasión mongola que, en última instancia, podría servir para poner fin a las acciones contra la enseñanza correcta del budismo. 1 Hoki-bo fue el nombre budista que recibió Nikko Shonin cuando se convirtió en discípulo del Daishonin, en 1258. Sado-bo, el otro nombre que aparece en la frase siguiente, corresponde a Niko (1253-1314), otro de los seis principales sacerdotes discípulos del Daishonin. 2 Este relato aparece en Registros del historiador. 3 Ben es otro nombre de Nissho (1221-1323), uno de los seis principales sacerdotes discípulos del Daishonin. 2