Respuesta a un creyente [Fuente: Los escritos de Nichiren Daishonin, Alemania, Soka Gakkai, 2008, págs. 948-949.] Acabo de recibir su carta. Viendo la serie de calamidades que se han cernido sobre nosotros después de mi exilio, ¿se atreverían a seguir hostigándonos aún más? Pienso que ya no lo harán, pero las personas al borde de la ruina son capaces de cualquier cosa. Si estuviese por ocurrir una persecución, con toda seguridad habría alguna señal. Si volvieran a desterrarme, mi buena fortuna sería mucho más grande –cien, mil, diez mil, un millón de veces mayor— que si mis enseñanzas fuesen aceptadas. Para mí, un próximo destierro sería el tercero. Si eso ocurriera, el Sutra del loto jamás podría acusarme de ser un devoto negligente. En tal caso, podría heredar perfectamente los beneficios de Shakyamuni, Muchos Tesoros y los budas de las diez direcciones, y también los de los incontables Bodhisattvas de la Tierra. ¡Qué maravilloso sería que esto ocurriera! Seguiré el camino del niño Montañas Nevadas y viviré como lo hizo el bodhisattva Jamás Despreciar. En comparación con una vida así, ¡cuán desdichado y absurdo sería caer víctima de una epidemia o incluso morir de vejez! Prefiero, mil veces, ser perseguido por el gobernante de este país en bien del Sutra del loto y, así, liberarme de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte. De ese modo, podría poner a prueba el juramento que, en presencia del Buda, hicieron la Diosa del Sol, el gran bodhisattva Hachiman, las deidades del Sol y de la Luna, Shakra, Brahma y otros. Por sobre todo, los exhortaré a que protejan a cada uno de ustedes. Si sigue viviendo tal como ahora, no hay duda de que terminará practicando el Sutra del loto veinticuatro horas1 al día. Considere el servicio que presta a su señor feudal como la práctica del Sutra del loto. A esto se refiere la frase ―No existe ningún asunto de la vida o del trabajo que contradiga la realidad verdadera en ningún sentido‖.2 Espero que considere profundamente el significado de este pasaje. Con mi profundo respeto, Nichiren En el undécimo día del cuarto mes. Antecedentes Se cree que esta carta fue escrita por Nichiren Daishonin a los cincuenta y siete años, en Minobu, en el cuarto mes del primer año de Koan (1278), pero no se sabe con certeza el año ni su destinatario. A juzgar por su contenido, es probable que este fuese Shijo Kingo, uno de los más leales seguidores del Daishonin en Kamakura. Shijo Kingo, que entonces se encontraba en una situación difícil, tal vez se haya visto tentado a abandonar el mundo secular para escapar de los problemas con su señor feudal y sus colegas samuráis. Sin embargo, el Daishonin le enseña a considerar el servicio que presta a su amo como la práctica del Sutra del loto. La labor que desempeñaba Kingo como samurái de alto rango no sólo era su vocación, sino también su ocupación laboral. Por ende, en la época moderna, el ‗servicio al señor‘ equivaldría al desempeño de cada uno en su lugar de trabajo. 1 El texto en japonés dice: ―doce horas al día‖, y significa ―las veinticuatro horas del día‖, porque en esa época, en la China y en el Japón, una hora equivalía a dos horas actuales. De ahí la traducción ―veinticuatro horas al día‖. 2 Esta frase figura en Profundo significado del “Sutra del loto” de T‘ein-t‘ai, como resumen del siguiente pasaje del capítulo ―Los beneficios del Maestro de la Ley‖ del Sutra del loto: ―Las doctrinas que ellos prediquen durante esa época se ajustarán a la esencia de los principios y jamás contradirán la realidad verdadera. Y cuando expongan algún texto del mundo secular o hablen sobre asuntos de gobierno u ocupaciones que sostienen la vida, en todos los casos lo harán de acuerdo con la Ley correcta‖.