ALUMNOS CON ALTAS CAPACIDADES ¿Qué se entiende por Altas Capacidades? Los niños con altas capacidades presentan como principal característica un CI superior a 130. No obstante, esta es una condición necesaria, pero no suficiente. Con frecuencia, estos niños muestran gran motivación por aquellas tareas que les resultan de su agrado, llegando en ocasiones a ser obsesivos. Suelen ser muy creativos, hipersensibles y con afán de liderazgo. Presentan baja tolerancia a las críticas y a la frustración y les cuesta especialmente desarrollar las habilidades sociales propias de su edad. Los expertos recomiendan hacer las evaluaciones de diagnóstico a partir de los cinco años. No es aconsejable hacerlo antes porque puede confundirse con conductas precoces que con el desarrollo desaparecen. Características comunes. Aunque cada niño es un mundo y no podemos generalizar, con frecuencia nos encontramos con algunas características fácilmente observables en la mayoría de los casos de niños con altas capacidades. Utilizan un lenguaje preciso, con amplio vocabulario y gran dominio de las estructuras sintácticas en las oraciones. Les resulta fácil la comprensión de ideas abstractas y complejas, lo que les permite desarrollar argumentaciones sólidas y perfectamente estructuradas. La altísima capacidad de observación también es importante para este desarrollo reflexivo y argumentativo. Con frecuencia, los niños que presentan altas capacidades formulan preguntas inusuales, inesperadas, originales y, sobre todo, de difícil respuesta. Preguntas llenas de intencionalidad y madurez. Aprenden con rapidez si están interesados en la materia. Este punto es muy importante porque, a menudo, la alta capacidad se confunde con el déficit de atención. Los alumnos con altas capacidades son muy selectivos y suelen centrarse en aquellos aspectos, temas y cuestiones que son de su interés, dejando a un lado todo aquello que consideran inútil, improductivo o aburrido. Aunque es cierto que sus intereses suelen ser variados. Muestran rechazo ante la realización de ejercicios y tareas de forma repetitiva. En ocasiones, presentan importantes habilidades de liderazgo. Aunque, por el contrario, en otros casos la relación con los demás y las habilidades sociales suelen ser su punto débil. ¿Cómo actuar ante la sospecha de que nuestro hijo pueda ser de Altas Capacidades? Lo principal es no agobiarse y no pensar que puede tratarse de un problema. Es necesario realizar un buen diagnóstico para poder ayudar al niño de acuerdo a las necesidades que pueda presentar. Si los padres sospechan que su hijo puede presentar altas capacidades deben consultárselo al centro educativo donde esté escolarizado para contrastar sus sospechas con las opiniones de los profesores. Las altas capacidades se identifican mediante la evaluación psicopedagógica que realizan los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica en el caso de Primaria y de los Departamentos de Orientación en Secundaria. Una vez que se confirme la alta capacitación, la actitud de los padres debe ser de total normalidad. Debe entenderse como una habilidad para aprender a mayor velocidad y con mayor facilidad. No debe generar enormes expectativas en padres y profesores. El principal objetivo es conseguir que estos niños se acepten a sí mismos y aprendan a convivir con los demás sin sentirse diferentes. Una buena intervención conjunta por parte de los padres y el centro es imprescindible para evitar el fracaso escolar. Según los datos publicados por el Centro de Investigación y Documentación Educativa del Ministerio de Educación, el 70% de los alumnos superdotados tienen un rendimiento escolar por debajo de sus capacidades, y entre un 35% y un 50% presenta fracaso escolar. Si el alumno de altas capacidades muestra desinterés hacia las clases o manifiesta que se aburre, es importante diseñar un plan de actuación entre los docentes, el orientador y los padres para realizar adaptaciones de los contenidos y actividades a realizar en el aula. También se puede contemplar la posibilidad de ampliar contenidos y objetivos para estos alumnos. La clave es no actuar de manera unilateral. La coordinación de los padres con los educadores resulta crucial para atender con éxito las necesidades de estos niños.