EXPERIENCIAS DE UNA EX ALUMNA DE MIDDLEBURY / Había muchas cosas de las cuales tenía dudas antes de venir a España. No sabía si me iba a gustar el piso, ni mis compañeros, ni la comida, o si sería difícil hacer amigos y seguir participando en las actividades que me gustaban hacer en EEUU, etc. Sin embargo, había una cosa tenía clarísima: quería perfeccionar el español para poder defenderme en cualquier situación y para poder hablar de una variedad de temas con confianza y soltura. Quise -y sigo queriendo- llegar a tener un nivel de español lo más cerca posible al de los españoles. Es una de las razones por las cuales escogí apuntarme al programa de Middlebury de entre todos los que existen. Para ser sincera, no había pensado nunca estudiar la filología española. No es que no me apeteciera, es sólo que prefería estudiar traducción. Había solicitado una plaza en Monterey Institute para hacer un máster en traducción e interpretación, pero después de realizar las pruebas de lengua me dijeron que no tenía el nivel suficiente para matricularme. Fue entonces cuando cambié de planes e comencé buscando maneras de mejorar mis habilidades de español. Al final esta búsqueda me llevó a Middlebury. Middlebury vino muy recomendado por uno de mis antiguos profesores de la universidad ya que, según ella, es uno de los mejores programas para los estudiantes que tienen como meta perfeccionar sus habilidades linguísticas. Hay muchos que ofrecen cursos intensivos de idiomas, pero no todos ofrecen una estancia en el país donde se habla ese idioma, con profesores nativos e instalaciones de alta calidad. La seriedad con la que se llevan a cabo estos objetivos se nota enseguida por la palabra de honor y la amplia gama de actividades culturales que se ofrecen no sólo en verano, sino también a lo largo del año en España. Para quien quiere, es el programa idóneo para integrarse plenamente en la cultura española con el respaldo de un personal que ayuda al estudiante durante todo el proceso. Pero no basta con sólo estar en el país para hablar bien el español; el estudiante tiene que hacer un esfuerzo también. Sin embargo, una de las muchas virtudes de los españoles es que son bastante abiertos y encima, como la mayoría también está intentando aprender inglés, comprenden lo difícil que puede ser soltarse a la hora de hablar. Dicho esto, aunque es muy fácil para los americanos quedarse en la burbuja segura de sus amigos, al hacer esto nunca se consigue hacer un vínculo con este otro mundo a su alrededor. Entonces, ¿cómo se hace? Es distinto para todos. Lo primero que tenía que hacer yo era mentalizarme para vivir en otro país durante un año entero, cosa que puede dar bastante miedo porque significa que te estás desconectando de todo lo que te es conocido y seguro. Tenía que darme cuenta de que efectivamente estaba dejando mi vida en EEUU atrás para vivir en otro país. Entonces, como es lógico, habría cosas que me iba a perder: cotilleo, fiestas, partidos, etc… pero a la vez ganaría una experiencia única que de ninguna manera se podría duplicar en otro sitio. Una vez en España, fui en busca de un intercambio de idiomas. Pensaba que sería la manera más rápida y fiable de conocer a gente nativa que al menos compartiese conmigo las ganas de aprender otro idioma. Pero no fue una tarea fácil. Tenía que quedar con unas cuantas personas antes de encontrar a alguien con el que realmente podría hablar de cosas que me interesaban. Entonces, si al principio tus esfuerzos se ven frustrados, ¡SIGUE INTENTÁNDOLO! Resulta que el intercambio que mejor me caía, me presentó a todos sus amigos, a su familia y me invitó incluso a casa de sus padres en León para pasar las fiestas. De esta manera, me di la oportunidad de viajar y de conocer las tradiciones y la gastronomía puramente españolas -¡que NO ES el Döner Kebap y ni mucho menos la paella que dan de comer a los turistas en la Plaza Mayor!-. A mediados del primer semestre casi no veía a mis amigos americanos de la sede Prim. Sin embargo, si lo del intercambio no te sale bien, te quedan muchas otras opciones. ¿Cuáles son tus aficiones? ¿Te gusta el deporte? ¿Te gusta el cine? ¿Te gusta la naturaleza? ¡Pues Madrid lo tiene todo! Sólo basta con echar un vistazo a La Guía del Ocio para ver que Madrid es una ciudad que nunca duerme. Hay algo para todos los gustos. El truco está en buscar el equivalente aquí de las actividades que te gustaban hacer en EEUU. Yo, como aficionada del atletismo, me apunté al Club Niké, un grupo de atletistas que se reúne una vez a la semana en el Parque del Buen Retiro para enseñar buenas técnicas de correr y, lo que es más importante, disfrutar de la compañía de los demás y el ambiente del Retiro. Otra cosa que me encanta de Madrid son los periódicos gratis que te dan en el metro de lunes a viernes. Hay tres que siguen circulando: ADN, ¡Qué! y 20 Minutos. Descubrí que estos periódicos son una fuente buenísima de coloquialismos españoles con lo cual he conseguido ampliar mi vocabulario muchísimo con leerlos todos los días. Y lo mejor de todo es que son GRATIS. ¿Para qué sirve todo esto? Pues, es para demostrar que hay muchísimas maneras de no sólo conseguir los objetivos del programa, sino también de disfrutar de tu vida aquí en España. Te puede costar un poco al principio, pero si tienes presente las razones por las que has venido, te ayudarás a sacar el mayor provecho de tu experiencia. El tiempo se te pasará en un abrir y cerrar de ojos, por lo tanto ¡hay que aprovechar cada momento! Es posible que esta sea la única oportunidad que tienes en la vida para hacer algo igual, entonces ¿por qué dejarlo pasar sentado en el banquillo? ¡Participa ya! Claro está que siempre los hay que no valoran mucho esta gran oportunidad y que no toman en serio los objetivos del programa. Su única intención es pasarlo bien, cueste lo que cueste la mátricula y sean cuales que sean los principios “middleburianos”. La pena es que esa gente acaba desperdiciando la experiencia de los demás. Estas personas no dejan que los que están a su alrededor vivan plenamente en otra cultura e idioma. ¿Qué se puede hacer en esta situación? Pues tú decides con quiénes vas a pasar el tiempo. Mi consejo sería alejarte de esas personas. Vete en busca de gente que te puede ayudar conseguir tus objetivos, porque los hay y muchos. Actualmente llevo más de tres años viviendo en España. Con la ayuda de Middlebury, al final he podido realizar mi sueño de estudiar la traducción y la interpretación, aunque no en Monterey Institute sino en la Universidad de Alcalá, cosa por la que estoy muy contenta. Este éxito lo achaco sin duda a la alta calidad del programa de Middlebury porque me ha enseñado las herramientas que me hacían falta para conseguirlo, pero tenía que hacer yo un gran esfuerzo también. Y resulta que dicho esfuerzo me ha vinculado de tal manera a la cultura y a la gente española que voy cada vez más pensando en quedarme aquí un buen rato.