Sobre la relación del Frente Nacional con la Guerra Fría. Punto uno: Desde la Guerra Fría a través de la Doctrina de la Seguridad Nacional los gobiernos de América Latina son obligados a contener cualquier brote de comunismo, el enemigo interno. Punto dos: Los países latinoamericanos, a partir de los años 50, viven procesos acelerados de modernización en campos como la urbanización, la industrialización, los medios de comunicación que dan surgimiento a sectores sociales nuevos, sobre todo de clase media, con nuevas visiones de la realidad, distintas a las de las élites que hasta el momento habían gobernado a estos países; con nuevos problemas y demandas en servicios públicos, salud, educación, vías, vivienda, etc, demandas que le son planteadas por las comunidades al Estado para que les sean resueltas, para lo cual las comunidades se organizan, presionan mediante marchas, paros, huelgas, etc. Punto tres: Frente a unas élites a las que en Colombia les ha preocupado sólo sus intereses particulares, poco han pensado en que todos tienen derecho a los beneficios del desarrollo, leerán en las exigencias de las gentes sólo actitudes propias de comunistas. De ahí que nuestras clases dirigentes no busquen solucionar todos estos problemas de las masas sino que los reprimen y acumulan. Punto cuatro: El Frente Nacional como acuerdo exclusivo entre liberales y conservadores, cierra la posibilidad de que otros movimientos políticos accedan al poder y desde allí busquen solucionar lo que los partidos tradicionales no hacen. Es decir, como sistema político el Frente Nacional le permite a las clases dirigentes colombianas reprimir y contener sectores nuevos que les puedan disputar sus privilegios ancestrales a nivel económico, político y social, pero con ello se cumple también la misión de contener lo que a la luz de la Doctrina de la Seguridad Nacional, se considera como presencia del comunismo. Punto cinco: la conjunción de Seguridad Nacional y Frente Nacional no le permite a nuestras clases dirigentes entender que Colombia vive unas realidades nuevas, con nuevos problemas que demandan solución. Al no hacerlo los problemas se acumulan; buena parte de los colombianos comienzan a comprender que el Estado es incapaz de gobernar para las necesidades de todos los colombianos; que hay que comenzar a buscar soluciones por fuera de la institucionalidad del Estado, es decir, resolver sus problemas por su propia mano, acudiendo a las vías de la fuerza, de las violencias, que son las que vemos acentuarse a partir de los años 80: La subversión se incubará sobre la idea de que el Estado que tenemos no sirve y hay que cambiarlo; el narcotráfico brindará posibilidades económicas allí donde el estado no ha sido capaz; la antisubversión (AUC) llenará ese vacío de Estado para dar seguridad a quienes se sienten amenazados por la guerrilla; Y en las zonas urbanas, ante la falta de posibilidades para quienes han migrado del campo por diferentes circunstancias, se acudirá a formas de violencia más caóticas, como caminos para el reconocimiento y la supervivencia. Carlos Enrique Londoño R Febrero de 2006