Roberto Arenas. Por una Colombia prospera y solidaria

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UNIVERSIDAD PILOTO
FACULTAD DE ECONOMIA
Conferencia de: ROBERTO ARENAS BONILLA
Tema: POR UNA COLOMBIA PRÓSPERA Y SOLIDADRIA
Presentación
Agradezco al doctor Gustavo Tobón Londoño, decano de la facultad de economía, y a
las directivas de la Universidad Piloto, su invitación para dirigirme a un grupo de
jóvenes estudiantes sobre un tema tan complejo pero, a la vez, tan esencial, como es
la búsqueda: Por una Colombia Próspera y Solidaria.
Alcanzar esa deseable meta, en nuestro caso va a tomar un prolongado espacio de
tiempo, que en gran medida dependerá de qué tan rápido las juventudes Colombianas
adquieren pleno entendimiento de las principales causas de nuestra difícil situación y
estén dispuestas a participar, conciente y decididamente, en el cambio de los rumbos
equivocados que nos han conducido a esta indeseable situación actual. De no ser así,
mucho me temo que el futuro no será mejor que el presente, pero si podría llegar a ser
peor.
Consideraciones Generales
El recorrido que tenemos que cumplir para salir de la encrucijada en que nos
encontramos, se debe iniciar teniendo muy bien identificadas sus causas.
En mi opinión, dichas causas no se encuentran en la escasez de recursos disponibles.
Por el contrario, hemos sido favorecidos con suficientes y ricos recursos naturales,
dotados de una situación geográfica envidiable, con extensas costas sobre el atlántico
caribeño y el mar pacífico, y contamos con un recurso humano abundante pero
altamente subutilizado.
Para mí, la principal causa se encuentra en la incapacidad de las clases dirigentes del
país para poner estos recursos al servicio del bien común. Parecería que por encima
del bienestar general de la población han primado los intereses particulares. Pero de
esa dirigencia, de cual no me excluyo, le corresponde a la clase política la mayor
responsabilidad, pues su función básica es precisamente la de velar por el bien
común.
La clase política, al haberse dedicado a trabajar prioritariamente por intereses
subalternos, de grupos y personas, perdió credibilidad y se ganó el rechazo de la
opinión nacional. Pero por encima de un juicio de responsabilidades, está la necesidad
de estructurar una nueva estrategia, cimentada en bases sólidas que tienen que surgir
de verdaderas reformas políticas, socioeconómicas e institucionales. Se deben
identificar las actividades prominentes que nos han de permitir superar los graves
problemas actuales y abrirle a la nación un estado de permanente prosperidad y
justicia social.
Pero para llevar a cabo una estrategia de solución que conduzca a estos deseables
objetivos, debemos principiar por rescatar la credibilidad de la ciudadanía en la
política, como quiera que ella constituye la actividad fundamental de la democracia.
Corresponde, entonces, a la ciudadanía hacer lo necesario para que las acciones de
los políticos estén al servicio exclusivo del bien común. Se requieren colectividades
políticas serias y responsables, con voceros y dirigentes transparentes, concientes de
sus responsabilidades y sujetos a la supervisión en el cumplimiento de sus
compromisos con la sociedad., por parte de sus propias colectividades,
Estrategia Colombiana
De la juventud que hoy se encuentra en los centros educativos, saldrán muchos de los
dirigentes del futuro. Por eso resulta tan importante su participación en este tipo de
debate en el que se analiza la problemática nacional y que permite familiarizarse con
las causas de los problemas, así como valorar las propuestas de solución que se
presenten. De esta manera la juventud se irá capacitando mejor para responder a sus
responsabilidades de futuros dirigentes del país.
Pero a esta clase de debates, que deberá llevarse a cabo a lo largo del país, no solo la
juventud debe participar. A él tienen que llegar miembros y voceros de todos los
estamentos y de todas las actividades que tienen lugar en el seno de la sociedad. Se
necesita - para enriquecer la discusión- conocer sus ideas, sugerencias y propuestas
sobre el futuro de la nación.
Es tiempo de que vayamos cambiando esa actitud dependiente que hemos venido
adquiriendo. Me explico, si se trata de problemas ciudadanos, esperamos que el
Estado sea el único, o el principal, responsable por solucionarlos y si son problemas
del país, dependemos demasiado de la Comunidad Internacional, no solo para adoptar
una solución sino para llevarla a cabo. No quiero significar, en manera alguna, que no
necesitemos del apoyo externo. Por el contrario, considero que Colombia tiene
razones y autoridad moral para esperar una amplia cooperación y una más sustancial
ayuda, particularmente, en su lucha contra un problema que es de responsabilidad
común de muchos países. Pero, sí pienso que ese indispensable apoyo, debe
entenderse como complemento al gran esfuerzo interno, al que todos los colombianos
estamos obligados, para garantizar el éxito de nuestra propia estrategia.
Nuestras propias capacidades
Nuestro sentido de superación, en parte desviado por las fuerzas delincuenciales y
violentas hacia metas ajenas al interés colectivo, hay que rescatarlo en su plenitud
para ponerlo al servicio del bienestar general. Y nuestra capacidad creativa, latente
pero orientada a actividades que nos hacen perder el norte, en detrimento de la nación
y perjuicio de la población, hay que ponerla totalmente al servicio de la sociedad.
Hemos perdido el rumbo correcto y permitido que la sociedad se contamine de las
destructivas secuelas del narcotráfico, cuyas graves consecuencias que nos ha
generado, se pueden dimensionar por los incrementos de la corrupción, de la violencia
y del debilitamiento institucional, además de todos los efectos nefastos que giran a su
alrededor. Si queremos librarnos de ese lastre, todos tenemos que actuar, con firmeza
y decisión, por el sendero de las indispensables rectificaciones.
Colombia tiene que demandar de la Comunidad Internacional y de los gobiernos
amigos, una estrategia que le de cabal cumplimiento al principio de la Responsabilidad
Compartida y nos libere de ser la víctima más sacrificada de las nefastas
consecuencias de un negocio organizado por una red internacional para explotar un
consumo que se da principalmente en los países ricos. Ante la imposibilidad de
legalizar dicho consumo, se impone que los países afectados adopten una solución
integral, coherente y coordinada, que permita el desmantelamiento, no de uno sino de
todos los componentes del negocio.
Situación actual
Sin negar los avances que en muchos campos se han logrado y se esté procurando
alcanzar, la realidad es que persisten graves problemas que afectan seriamente el
bienestar colectivo. En los últimos años el ritmo dinámico de la economía se ha
perdido y otro tanto ha sucedido con la capacidad de generar empleo remunerativo
para el trabajador y productivo para la economía, lo cual, en un país como el nuestro,
con una tasa de crecimiento demográfico aún alta, conduce inevitablemente a que la
pobreza y la miseria aumenten. Y sí, de otra parte, el ahorro interno disminuye y la
reinversión en el país del excedente económico es muy baja, entonces no debemos
sorprendernos de dicha realidad.
Además, las finanzas públicas muestran un déficit fiscal que limita la capacidad del
gobierno para destinar mayores recursos a la atención de las necesidades básicas de
la población pobre. Esta situación, de por si preocupante en cualquier país , en nuestro
caso, se hace aún más crítica porque del limitado presupuesto nacional hay que
destinar un porcentaje grande y creciente a las luchas contra todo tipo de violencia y
contra el narcotráfico.
Desde otro ángulo de la problemática nacional, el declive que se ha venido presentado
en el funcionamiento de las instituciones, siendo el de la política el de más graves
consecuencias, ha facilitado el establecimiento y la operación de organizaciones
delictivas que han erosionado la institucionalidad del país y los principios
fundamentales para el correcto funcionamiento de la sociedad. Se han perdido el
respeto a la vida humana y al acatamiento de las normas legales; la corrupción se ha
profundizado y extendido a gran parte de las actividades que tienen lugar en el país; el
alto grado de impunidad, en la práctica actúa como una especie de validación de los
hechos delictivos y el sentido cívico que debe tener todo individuo que vive en
sociedad, es casi inexistente.
Guías de acción
Como es fácil apreciar, por la complejidad de los problemas que afrontamos, el reto
que tenemos los colombianos es de gran dimensión, y creo no equivocarme cuando
afirmo que nos tomará mucho tiempo enfrentarlo con éxito.
En esta empresa de interés nacional, nadie puede sentirse eximido. Entendámoslo
bien: la solución a nuestros problemas tiene que surgir de nosotros mismos y para ello
se necesita una ciudadanía solidaria con este propósito.
Dadas las actuales circunstancias, para llegar en el futuro a tener una sociedad
próspera y solidaria tenemos que principiar por obtener los siguientes requisitos:
1.
Devolverle a la política su razón de ser, es decir, estar al servicio exclusivo del
bien común
2.
Enrumbar al país hacia un mayor crecimiento económico sostenido con base
en el aprovechamiento pleno y eficiente de nuestros recursos disponibles con el fin de
obtener un nivel aceptable de bienestar, dentro de un marco de justicia social.
3.
lograr un mayor compromiso del ciudadano y de la sociedad con la nación y
con las acciones necesarias para liberarla de la encrucijada actual.
4.
Lograr la paz y su mantenimiento en el tiempo para garantizar la convivencia y
solidaridad ciudadana.
5.
Acabar en nuestro territorio con el negocio de las drogas ilícitas.
6.
Combatir la impunidad y luchar contra la corrupción hasta erradicarla de plano
de las prácticas públicas y privadas.
¿Cómo alcanzar esas metas?
En primer lugar, se impone la necesidad de una gran tarea pedagógica que cambie
actitudes, restituya los principios esenciales individuales y de ética social, e inculque el
sentido cívico en el ciudadano.
De otra parte, se necesita concebir, estructurar, convertir en leyes para ser aplicadas,
las reformas política, socioeconómica e institucional que habrán de dotar al Estado de
los instrumentos indispensables para llevar a cabo las políticas que en los diferentes
campos se requieran y adopten.
En el campo económico, las sugerencias se basan en el pleno y eficiente
aprovechamiento de los recursos naturales y humanos disponibles. Para ello, algunas
de las ideas en materia de acción estarían orientadas a:
Crear “un gran plan productivo” que incluya un conjunto de proyectos a lo largo
del territorio nacional, concediéndole prioridad a aquellos que generen masivas
oportunidades de trabajo para el grueso de la fuerza laboral. Simultáneamente,
realizar un programa intensivo de educación y capacitación laboral, ajustado a los
requerimientos del plan productivo.
Hacer una reforma estructural del régimen tributario que: a) desconcentre el ingreso y la
riqueza mediante mecanismos que aseguren la reinversión, sino del total sí de gran parte del
excedente económico, en los proyectos y las regiones que el interés nacional aconseje; b)
estabilidad y seguridad jurídica para la inversión privada, nacional y extranjera; c)Tratamiento
tributario favorable a la inversión extranjera en nuevos proyectos productivos, frente a la que
solo adquiere activos ya existentes; d) crear de nuevo un programa que estimule el ahorro
personal y evitar el castigo al ahorrador con tasas de interés negativas; e) política de
endeudamiento que haga posible servir la deuda sin estrangular el gasto social del
presupuesto nacional; f) Política macroeconómica que busque la estabilidad pero
manteniendo presente que el objetivo del crecimiento económico es facilitar el
bienestar social de la población; g) política financiera orientada a facilitar los recursos
a los proyectos productivos, pero sin intermediación tan grande que hace muy onerosa
la tasa de interés, desincentivando, por lo tanto, la inversión.
Como verán ustedes, es amplísimo el campo de las acciones que los colombianos
tenemos que enfrentar para cambiar la actual situación. Y en ciertos aspectos de
extrema dificultad. ¡No obstante, hay que lograrlo!
Por último, como les dijera inicialmente, el tiempo y el éxito de esta empresa de
carácter nacional: “Por una Sociedad Próspera y Solidaria”, depende de qué tan rápido
las juventudes colombianas adquieren pleno entendimiento de las causas de los
problemas y qué tan dispuestos estén a colaborar en el cambio de los rumbos que nos
han llevado a la situación actual.
Mil Gracias.
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