Intervención Inaugural de Ministra (s) de Hacienda, María Eugenia Wagner XVI SEMINARIO REGIONAL DE POLÍTICA FISCAL _______________________________________________________ Lunes 26 de enero, 09:15 horas, Sede de la Cepal Estimados José Luis Machinea, Secretario Ejecutivo, CEPAL Teresa Ter-Minassian, Directora del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Joaquim Levy, Secretario del Tesoro Nacional de Brasil, Y a todos los asistentes de esta mañana, Muy buenos días. Para comenzar, debo agradecer a los organizadores la invitación para inaugurar el XVI el Seminario Regional de Política Fiscal. Por tercer año consecutivo tengo el honor de darles la bienvenida a este importante encuentro en el que se debaten temas de gran interés para los países de nuestra región y, a la vez, la oportunidad de comentarles sobre la política económica de nuestro gobierno y de los avances materializados en materia fiscal en nuestro país. En versiones anteriores planteé la necesidad de contar con una política fiscal creíble, que entregara señales adecuadas en términos de la conducción macroeconómica. Es así como hemos mantenido exitosamente nuestra regla de un superávit estructural de 1% del PIB, confirmando su capacidad contracíclica y su compatibilidad con una política fiscal proactiva al crecimiento. En estos últimos años hemos realizado importantes esfuerzos para dar muestras de la solidez de nuestra política fiscal. En esa línea se enmarca la entrega sistematizada de información sobre el estado de nuestra deuda pública, con el fin de así hacer homologables nuestras 1 cifras a nivel internacional. Esta actitud responsable y coherente, no sólo nos permitió enfrentar los adversos escenarios internacionales en mejor condición que otros países sino que nos reportó el reconocimiento de diversos analistas internacionales. Concretamente esto se ha traducido en los bajos niveles de riesgo país registrados por nuestro país en el último año, así como en las clasificaciones de agencias internacionales. Lo anterior nos permitió lanzar exitosamente el viernes pasado un nuevo Bono Soberano de la República de Chile, a cuatro años por US$600 millones a una tasa de interés flotante. La tasa de interés fijada fue de LIBO más un diferencial de 43 puntos base, con una tasa cupón de LIBO más 40 puntos base. Esto implica un costo de financiamiento más bajo para este año que si la emisión se hubiera realizado a una tasa de interés fija. Si las condiciones de mercado se mantienen, se espera que la tasa de interés para esta emisión ascienda a sólo 1.52% para el año 2004, mientras que si la emisión se hubiera hecho a tasa fija el costo habría ascendido a 3.36%, tasa que en todo caso está en línea con las últimas emisiones hechas por la República. Además del bajo costo de financiamiento, probablemente el más bajo al que se podría acceder (cabe recordar que en la última emisión realizada en enero de 2003 se colocó a una tasa de 5.5%, 214 puntos base por encima de ésta), existe una racionalidad financiera y económica detrás de este tipo de colocación. En general las tasas de interés se mueven con el ciclo económico. Esto implica que en épocas de baja actividad económica las tasas tenderán a bajar, mientras que cuando las condiciones económicas mejoran, debiésemos esperar un aumento en las tasas de interés. Dada esta característica del mercado, resulta razonable desde el punto de vista financiero tener una proporción de los pasivos a una tasa de interés flotante pues permite un menor pago de intereses cuando los ingresos del gobierno se ven reducidos, y un mayor pago cuando la situación fiscal mejora. Es importante aclarar que estos fondos serán íntegramente utilizados para amortizar y prepagar deuda externa. 2 Como el dinero recaudado no ingresará al país, no debería haber ningún impacto en el precio del dólar en el mercado doméstico. No es casual, por otra parte, que este resultado se obtuviera a pocos días de que la Agencia Clasificadora de Riesgo Standard & Poor’s subiera nuestra clasificación de A- a A. El prudente manejo económico que ha caracterizado a Chile, reflejado en la modernización de nuestras instituciones públicas y en una mejoría de nuestro perfil financiero, fue una de las principales razones esgrimidas por la agencia clasificadora internacional para adoptar esta decisión. Asimismo, se reconocen las medidas anunciadas para este año en materia de contabilidad fiscal, que permitirán que las estadísticas fiscales chilenas migren definitivamente desde las cuentas en base a caja a una base devengada, de acuerdo a una exhaustiva revisión metodológica y técnica efectuada entre el FMI y el Ministerio de Hacienda, lo que nos permitirá ser el primer país de la región en adecuar nuestros estándares al respecto de acuerdo con los estándares del nuevo Manual de Estadísticas Fiscales del Fondo Monetario Internacional. A lo anterior se suma la emisión de papeles de tesorería en el mercado local como uno de los factores que influyen positivamente en nuestra estabilidad económica. Lo anterior no sólo confirma que hemos seguido el camino correcto sino que también nos obliga a perseverar en este camino. Es importante recordar a este respecto que los primeros años de aplicación de nuestra regla de política fiscal coincidieron con una fase baja del ciclo económico, lo que hizo que el logro de la meta de superávit estructural fuera consistente con los déficit efectivos, permitiendo así que las finanzas públicas jugaran un papel contracíclico en la economía. La reactivación actualmente en marcha hará que en 2004 esta situación comience a revertirse. En efecto, de cumplirse nuestras estimaciones, el PIB efectivo crecerá más que el PIB tendencial, y el precio del cobre superará su valor de largo plazo. Sin embargo, la consecución de esto es que el balance 3 efectivo seguirá siendo menor a 1% del PIB, debido a que la brecha acumulada en los últimos años entre el PIB efectivo y el PIB tendencial aún sigue siendo positiva. Sólo una vez que esta brecha se cierre (previsiblemente durante los próximos 3 años), el balance efectivo llegará a 1% del PIB. Es sobre ésta y otras materias que se debatirá durante los cuatro días de este encuentro, lo que permitirá enriquecer nuestra visión a través de las distintas experiencias de los expositores de distintos países. Dentro de los tópicos a desarrollar me parece de gran importancia la Sesión 1, donde se abordarán los temas de ajuste fiscal y de deuda pública. Aunque los niveles de deuda pública de Chile son bastante bajos, durante el año 2003 se impulsaron iniciativas que han mejorado el manejo de la deuda, tanto para el sector público como el privado. La primera consistió en acogerse a los mejores estándares internacionales, de manera que los nuevos bonos soberanos incorporarán cláusulas de acción colectivas. Cabe recordar que los bonos de tesorería emitidos en moneda local ya incorporan tales cláusulas. Un segundo aspecto de la política de emisión de deuda del gobierno central es que está orientada a generar mercados de renta fija líquidos y profundos que favorezcan el financiamiento del sector privado. En moneda extranjera, la idea ha sido llevar a cabo una serie de emisiones de bonos soberanos que constituyan verdaderos referentes (benchmarks) para mantener el interés de inversionistas extranjeros en Chile y al mismo tiempo otorgar algún grado de liquidez a efecto de que estos referentes sirvan de base para el financiamiento del sector privado. El mismo concepto es aplicable a los bonos en moneda nacional, cuya política implementada a partir del año pasado intenta generar un referente (benchmark) para las emisiones de deuda cuyo vencimiento fuese de 20 años. De esta 4 manera, el gobierno a través de la Tesorería General de la República emitió un bono en UF a 20 años, por un monto de US$350 millones. Asimismo me parece relevante señalar la realización de una sesión enfocada a la política fiscal y el medio ambiente, principalmente en el contexto de los recientes acuerdos comerciales suscritos por nuestro país y que estipulan importantes cláusulas en esta materia que nos enfrentarán a nuevos escenarios y exigencias. También resulta útil que se haya reservado un espacio para la presentación de trabajos sobre diversos temas de política fiscal, celebrando la respuesta que han dado los investigadores al llamado a presentar trabajos que se realizó este año. Es sin duda la amplitud de tópicos que se abordan lo que le da a este seminario regional su sello característico. Otro aspecto que me interesa destacar de este seminario es la Sesión 3, donde se abordará los efectos de los procesos de globalización y de integración regional sobre los sistemas tributarios. El proceso de globalización ha afectado significativamente a Chile en su estructura tributaria. Después de una década y media de reducciones unilaterales arancelarias, el 2003 involucró la puesta en marcha del Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea, lo cual generó una disminución en la recaudación tributaria proyectada. Otro tanto sucederá este año, ya que desde el 1 de enero entró en vigencia el Tratado de libre Comercio con Estados Unidos y lo mismo debería suceder en los próximos meses con Corea del Sur y EFTA. El debate ante esta ola de reducciones de ingresos arancelarios es una característica común a todos nuestros países: ¿Cómo lograr un equilibrio entre la necesaria apertura al comercio con los requerimientos que provienen desde las finanzas públicas? Como el criterio sine qua non es mantener la regla de superávit estructural, en Chile se optó por sustituir los ingresos arancelarios con el aumento de un punto porcentual del IVA, por un plazo de tres años. El debate político y técnico fue difícil, tal vez más complejo 5 que en otras ocasiones, como lo refleja el hecho de que varias de las propuestas gubernamentales de incremento de tributos especiales a las gasolinas, tabaco y alcoholes fueron rechazados. Sabemos que esta problemática se ha generado en otros países de América Latina, ya no sólo en el ámbito legislativo, sino también en la impugnación judicial de nuevos tributos o eliminación de exenciones que se han acogido en algunos países de la Región. Sin duda, en esta sesión se ilustrarán las estrategias factibles para enfrentar este dilema político y técnico. Mañana por la tarde presentaré más detalles de esta problemática en mi presentación respecto del "Impacto Fiscal de los Tratados de Libre Comercio en Chile". Por otra parte, resulta importante destacar que este foro haya institucionalizado la Reunión de Responsables de Presupuesto de América Latina, y que su segunda versión se centre en los temas de reasignación y de transparencia y participación presupuestarias. A juicio del Gobierno de Chile este tipo de encuentros permite compartir experiencias y buscar estrategias para enfrentar desafíos como los reseñados. La experiencia de la OCDE, con sus dos décadas de trabajo en el Working Party of Senior Budget Officials nos muestra un camino para los países de la Región. En el ámbito de la reasignación presupuestaria, en los últimos años ha crecido la preocupación por la inflexibilidad. Los gastos estipulados en leyes permanentes y contratos vigentes rigidizan la posibilidad de efectuar reasignaciones presupuestarias que siempre son necesarias, sin mediar una aprobación legislativa. En el caso de Chile, el año 2003 se estimó que el “gasto rígido” alcanza a más de un 76% del total de gastos contenidos en el presupuesto. Lo que también es preocupante es que 2/3 de estos gastos rígidos, no sólo son inflexibles a la baja, sino que crecen de año en año por factores externos que no están bajo el control directo de las autoridades. Los difíciles años recién pasados nos han obligado a mantener un difícil equilibrio entre la mantención del gasto público dentro de los 6 límites sostenibles y la reasignación de recursos a tareas prioritarias para el Gobierno, como el empleo y la salud. Hemos contado con dos herramientas fundamentales para cumplir esta tarea, combinando un techo explícito de gasto agregado que nos entrega la regla del superávit estructural con la puesta en práctica del Fondo Concursable de Proyectos Presupuestarios. Como se expondrá en el seminario, se estima que la aplicación de estos mecanismos ha generado acumulativamente una reasignación del gasto equivalente a $1.780 millones de dólares en los últimos tres años. En cuanto a la transparencia y mejoramiento de la gestión pública, hemos tenido durante los últimos doce meses novedades importantes. Durante el año 2003 se coronaron importantes reformas legales destinadas a mejorar la gestión pública. Dentro de éstas destacan la Ley de Compras Públicas (Ley Nº 19.886), la ley sobre Nuevo Trato Laboral y Alta Dirección Pública (Ley Nº 19.882), y las leyes sobre financiamiento de campañas electorales y donaciones con fines públicos (Leyes Nº 19.884 y 19.885). En el caso de la de Compras Públicas es importante que señalar que esta nueva normativa establece un régimen uniforme, competitivo y transparente de adquisiciones públicas, el que operará en gran medida a través de medios electrónicos y al entrar en plena aplicación debería generar ahorros cercanos al 5% en las transacciones canalizadas a través de este sistema. La Ley de Nuevo Trato y Alta Dirección Pública, en tanto, consolida un régimen de servicio civil en la administración del Estado, con el mérito como criterio fundamental para el ingreso y la promoción en la carrera funcionaria; fortalece los sistemas de remuneración ligado al desempeño, elevando su importancia relativa en la planilla salarial de los empleados públicos; profesionaliza la dirección pública, estableciendo un proceso competitivo de evaluación y selección de altos directivos y de evaluación de su desempeño en el cargo e institucionaliza la función de gestión de personal en el sector público, creando la Dirección Nacional del Servicio Civil. Las leyes 7 sobre financiamiento de campañas electorales y donaciones con fines públicos, por su parte, tienen el espíritu de limitar la influencia del dinero en la política, estableciendo límites al gasto electoral, un aporte fiscal al financiamiento de campañas y sistemas más transparentes de financiamiento político. Asimismo cabe referirse a la Ley Nº 19.896 que traspasó a legislación permanente un conjunto de normas que venían incorporándose en anteriores leyes de presupuestos. Entre las principales normas que adquirieron carácter permanente se cuentan las limitaciones globales a la ejecución del gasto público, regulaciones sobre la ejecución de inversiones públicas, normas sobre gastos en publicidad y sobre transparencia y control de incompatibilidades en las contrataciones a honorarios. En lo que se refiere a transparencia, por otra parte, debemos sentirnos orgullosos como país de las evaluaciones externas que hemos recibido. Por una parte, en agosto del año pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) respaldó nuestra política económica en su informe de la consulta del Artículo IV. En dicha oportunidad se destacó la implementación de políticas sólidas, basadas en metas de inflación, flexibilidad cambiaria y una meta prudente para el balance estructural fiscal. Estas políticas, junto a la transparencia de las instituciones, un régimen comercial abierto y sólidos sistemas bancarios y de regulación financiera, han permitido que nuestro país mantenga su estabilidad y crecimiento económico. Por otra, también hemos recibido nuevamente el primer lugar en el índice de transparencia presupuestaria de América Latina. Todo esto es producto de esfuerzos sostenidos en esa dirección, en particular en lo que se refiere a la regla fiscal, a la credibilidad y oportunidad de nuestros sistemas contables y al buen trabajo conjunto con la 8 Comisión Mixta de Presupuestos del Congreso, que desde 2003 tiene carácter de permanente. No quisiera finalizar esta intervención inaugural sin referirme a la vital importancia de la Sesión 7, relativa al Financiamiento de la Seguridad Social. El sistema previsional chileno ha generado importantes impactos sobre el crecimiento económico en términos de flujos de ahorro e inversión y de desarrollo y profundidad de los mercados de capitales. No obstante, quienes nos preocupamos de las finanzas públicas con una óptica intergeneracional, no podemos desconocer las dificultades presentes, comunes a muchos de nuestros países. La inestabilidad del empleo formal genera cada vez mayores lagunas previsionales, disminuyendo la densidad previsional en los grupos de trabajadores más desprotegidos, como las mujeres, los trabajadores agrícolas temporales y los trabajadores de la construcción. Con ello, la proyección de aumento de la carga fiscal derivada de la garantía estatal a las pensiones mínimas ha aumentado en las estimaciones más recientes. En la sesión dedicada al financiamiento de la seguridad social se presentarán con mayor detalle los impactos fiscales de las garantías estatales y bajas densidades de cotizaciones en el caso de Chile. Puesto en perspectiva, este mayor gasto futuro también justifica la meta de superávit público equivalente al 1% del PIB. Esta cifra es una meta clara para los distintos agentes económicos y a su vez permite afrontar con responsabilidad la carga previsional más elevada que tendremos en el futuro. 9