PERIODO DE GOBIERNO La Congregación en este periodo ha estado formada por las mismas Comunidades que en el momento de la fundación y sus apostolados eran muy semejantes a los de hoy día. En general, eran colegios de Primaria y Preescolar, en muchos de ellos había internado y “señoras de piso”. Después de la Guerra Civil recibieron niñas huérfanas o cuya familia presentaba una problemática especial. Fue un servicio social entrañable, pero con grandes dificultades que afrontar, entre las que cabe destacar las económicas. Normalmente venían a través de la Diputación, Gobernación y posteriormente Protección de Menores. Otros servicios prestados fueron: comedor de externos en Baena, El Carpio y la Rambla; guarderías para niños/as cuyas madres tenían que trabajar fuera de casa, en Espejo; atención en Córdoba al llamado “Colegio del Obispo” gratuito y mixto, residencia de estudiantes, internado de protección de menores y señoras de piso; en Montoro se instalaron unos talleres con máquinas de punto y telares, para que las niñas mayores de protección de menores pudieran aprender y, de paso, poder ayudar a la débil economía del colegio... Y de esta forma, cada colegio fue adaptándose a las necesidades más acuciantes que presentara la localidad donde estaba ubicado y así poder dar respuestas a los problemas sociales de la época. En este tiempo, no hubo ninguna fundación nueva, fue un periodo de fortalecimiento de las Comunidades y Obras ya existentes. En lo referido a los miembros que formaban la Congregación, podemos destacar que en junio de 1918, cuando se recoge el consentimiento de las Comunidades para la unión, son 97 las Hermanas firmantes. A lo largo del periodo fueron surgiendo vocaciones, pero la Guerra Civil incidió en gran manera y negativamente en este aspecto. El número de Hermanas se mantuvo estable alrededor de cien, pero sin llegar nunca al centenar. Dado el reducido número de personal y las características de la Vida Religiosa de la época, las Superioras permanecían muchos años en la misma casa. En lo referido a un Proyecto de Gobierno, no existía tal y como lo entendemos hoy. Es cierto que había unos objetivos que conseguir, una filosofía o estilo propio que servía como hilo conductor para orientar la vida del Instituto. Este estilo de gobierno estaba muy relacionado con las cualidades extraordinarias de la Madre Amalia. Podríamos resumir estas actitudes o líneas de acción en las siguientes: 1. Un gobierno desde la dimensión de fe, desde la experiencia de una profunda unión con Dios y apoyado en la intercesión de la Stma. Virgen, buscando la voluntad divina con espíritu de discernimiento. 2. Un sentido de Iglesia y de obediencia muy fuerte, manifestado en la relación filial con el Sr. Obispo, quien iba dirigiendo los pasos de la Congregación con gran cariño y cercanía. 3. Una relación cordial, serena y afectuosa de la Madre General con las Superioras y demás Hermanas, que queda plasmada en una abundante correspondencia epistolar. En ella, las orienta y anima en el servicio que tienen encomendado. Cuando tiene que corregir, es directa y clara a la vez junto con gran amor, prudencia y dulzura. 4. Un gobierno cercano, además de las cartas visitaba a las Comunidades con relativa frecuencia ( pese a sus dificultades para viajar y los deficientes medios de locomoción de la época) y se relacionaba también con alumnas y familiares. 5. En las distintas acciones, tenía muy presente sembrar el sentido congregacional, del que lógicamente se carecía, y las relaciones intercomunitarias. 6. Dedicó gran parte de su atención en conseguir una transición suave entre el estilo de clausura, propio de las Comunidades de esos tiempos, a otro estilo más abierto y con posibilidades de salir a la calle. 7. Trabajó personalmente por levantar el espíritu de las Comunidades que habían vivido las dificultades de la primera agregación. 8. Pone gran empeño en la práctica asidua de la oración, retiros y ejercicios espirituales; y vivir desde la caridad, el buen ejemplo, el trabajo interior personal para la propia santificación... 9. Dedica un trabajo constante y personal para interiorizar las nuevas Constituciones y vivir, desde ellas, el seguimiento de Cristo. Insiste mucho en la fidelidad, suya y de las Comunidades, a las nuevas Reglas. Según podemos deducir de los puntos anteriores, el gran reto y objetivo central es “construir y fortalecer la Congregación”. Como logros conseguidos en su periodo de gobierno, destacamos todo lo relacionado con el fortalecimiento del espíritu a nivel personal y comunitario, sentido congregacional, confianza de las Hermanas entre sí y con ella. Un logro importante, fue establecer un Noviciado común, casi desde el principio, en La Rambla; y por otra parte, se consigue recuperar la imagen de la Congregación ante la Iglesia local. En cuanto a los equipos de gobierno que han funcionado, señalar solamente el Consejo General y el pequeño equipo de la Madre General y su Secretaria. No consta que el Consejo se reuniera periódicamente con Madre Amalia, pero sí, que se mantiene una correspondencia fluida entre ellas, para pedir y dar opinión en distintos asuntos. La problemática más importante a destacar, estuvo relacionada con tres temas diferentes: falta de medios económicos, influencia de la Guerra Civil e insuficiencia de personal. La falta de medios económicos ha sido una constante en nuestras obras en cosas fundamentales como la alimentación o el mantenimiento de los edificios. Entre las razones pueden destacarse los efectos causados por la desamortización y la fidelidad de las Hermanas a lo prescrito por el Padre Luis “Dad gratis lo que habéis recibido gratis”. La Guerra Civil fue un grave problema para nuestras Comunidades y la Madre Amalia lo sufrió, especialmente, como responsable de la Congregación. El Gobierno General dio libertad para que las Hermanas pudieran marcharse con sus familias por mayor seguridad. Algunas lo hicieron y otras, libremente, permanecieron en sus Comunidades. Las Casas de Córdoba, Lucena y Priego fueron respetadas aunque en Priego se obligó a vestir de seglar para las clases; La Rambla fue muy amenazada. Donde el problema se agudizó sacando a las Hermanas de sus Comunidades y siendo las Casas saqueadas fue en Villafranca, El Carpio, Espejo, Castro del Río, Baena, Almodóvar y Montoro. La falta de personal, problema al que de manera muy breve ya se ha hecho referencia anteriormente, es algo que consta en muchas cartas de la Madre Amalia. En este periodo de tiempo, no era habitual ni se podía, por problemas económicos, contar con los seglares para las clases o el internado. Se ha tratado de reflejar, sucintamente, la vida de la Congregación en los periodos de gobierno de Madre Amalia: desde 1919 hasta 1942. Tiempo, como ha quedado expuesto, de fundamentación, de sentar las bases del nuevo Instituto, de crecimiento espiritual. No crecimos en número de Casas ni en miembros, siempre cercano a las cien Hermanas, pero sin llegar; lo que sí se experimentó fue un fuerte crecimiento en el espíritu y en las relaciones intercomunitarias.