Introducción - Carmelitas Misioneras

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INFORME GENERAL
Introducción
Al volver la mirada hacia atrás
para hacer balance de estos años, aflora
como sentimiento primero y más intenso
el de la gratitud, ¡son tantas las personas y
los motivos para agradecer!
En primer lugar al Señor por su
presencia alentadora, experimentada de
forma permanente a lo largo de todo este
tiempo; a los gobiernos de las
demarcaciones de quienes hemos recibido
apoyo y colaboración en todo momento y
con quienes hemos podido compartir con
sentido
de
corresponsabilidad
e
interdependencia; a tantas hermanas que,
con su testimonio vocacional y misionero,
han ido confirmando y desafiando nuestra
propia vocación y misión; a todos los que,
de una u otra forma, de manera más
directa o indirectamente, nos han
sostenido y acompañado en este servicio.
A este sentimiento de gratitud, le
acompaña el gozo de la esperanza porque
sabemos que, en todo momento, en medio
de la oscuridad y de la luz, de las certezas
y de las vacilaciones, de los avances y
retrocesos, es el Espíritu quien va guiando
el devenir histórico de la congregación.
Con esa certeza y con el deseo de secundar
la acción del Espíritu que quiere
conducirnos, por caminos de fidelidad
creadora, a la entrega plena al servicio del
Reino, iniciamos este servicio a nuestra
familia religiosa.
La beatificación de las cuatro
hermanas mártires: Esperanza, Refugio,
Daniela y Gabriela, al comienzo del
sexenio, recreó en todas las hermanas el
gozo de familia que se ha ido renovando y
acreciendo con la celebración de los
significativos aniversarios celebrados al
finalizar este tiempo: los 200 años del
nacimiento del P. Francisco Palau, los 150
años de nuestra existencia como
congregación y los 100 años de presencia
del Carmelo Misionero en el continente de
América.
La celebración del XX Capítulo
General, momento de gracia especial para
la congregación, tiene lugar a los 50 años
de la apertura del Concilio Vaticano II, en
el umbral del año de la fe, proclamado por
el Papa Benedicto XVI y ante el desafío de
la nueva evangelización a la que está
llamada toda la Iglesia y en ella, con su
aporte específico, la vida consagrada.
El informe que ofrecemos a la
congregación quiere ser memoria de la
realidad de la congregación tal como la
percibe el consejo general pero quiere ser,
sobre todo, profecía, es decir, proyección
de un camino de futuro que pretendemos
diseñar desde el evangelio y el carisma, en
diálogo y compromiso con la realidad de
nuestro mundo. Lo presentamos en estos
apartados:
1. En diálogo con la realidad; 2. En la
dinámica de “nacer de nuevo”; 3. Visión
de la Congregación; 4. Oteando el futuro;
5. Mirada a los continentes.
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En diálogo con la realidad
Es éste un momento histórico de grandes cambios, de pérdida de equilibrios y de
puntos de referencia. El fenómeno de la globalización ha convertido el mundo en una
“aldea global” con una creciente interconexión e interdependencia de los pueblos, las
naciones y las culturas; las migraciones internacionales están conformando sociedades
multiculturales y plurireligiosas que enriquecidas por esta misma diversidad, corren el
riesgo de ceder ante la ofensiva de la uniformidad y de la estandarización; simultáneamente
se extienden los fundamentalismos étnicos y religiosos que reducen la tolerancia a lo
diverso y a lo diferente, con manifestaciones, extremas a veces, de rechazo y violencia.
El creciente fenómeno de la secularización lo va invadiendo todo y desarrolla una
mentalidad en la cual Dios está ausente de la vida cotidiana y de la conciencia humana;
fenómeno que está afectando también el interior de las comunidades eclesiales; por otro
lado, se asiste a un despertar al deseo de espiritualidad y a la búsqueda del sentido de la
vida y en algunas regiones del mundo florece un esperanzador renacer religioso.
La cultura digital que permite un mayor acceso a la información, mayores
posibilidades de conocimiento, de intercambio, de nuevas formas de solidaridad, de
capacidad para construir una cultura de dimensión mundial, haciendo que los valores y los
frutos del pensamiento humano sean patrimonio de todos; a la vez que difunde la cultura de
lo efímero, de lo inmediato, de la apariencia, una sociedad sin memoria y sin futuro.
El sistema económico que se impone, radicalmente injusto, condena a las dos
terceras partes de la humanidad a la pobreza y a condiciones inhumanas de vida, a la vez
que favorece el tráfico internacional de seres humanos, de armas y de drogas; promueve la
explotación irracional de los recursos naturales, el deterioro ambiental con graves daños al
ecosistema y compromete la sobrevivencia de las generaciones futuras. La actual crisis
económica mundial, está poniendo de relieve que el verdadero absoluto de nuestro mundo
globalizado es el capital y el consumismo el “opio” del pueblo.
La misma Iglesia está experimentando y sufriendo estos cambios y se ha visto
obligada a enfrentarse con fenómenos y prácticas que tiene que analizar y comprender; con
realidades en las que tiene que infundir, de modo nuevo, la buena noticia del Evangelio. La
nueva evangelización, en estos contextos, está llamada a ofrecer al mundo motivos para
creer, esperar y luchar por un mundo mejor donde se viva en la paz, en el desarrollo y la
liberación de todos los pueblos; en la convivencia, diálogo y colaboración entre las diversas
culturas y religiones; en la defensa de los derechos del hombre y de los pueblos, sobre todo
de las minorías; en la promoción de los más débiles; en la protección de la creación y en el
empeño por el futuro de nuestro planeta.
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En la dinámica de “Nacer de nuevo”
Con el impulso dado por la
inspiración profunda de “nacer de
nuevo” nos pusimos en marcha. Los
núcleos y los objetivos propuestos en el
plan congregacional del XIX Capítulo
general, han sido los elementos que,
desde el consejo general, hemos
impulsado desde todas las instancias a
nuestro alcance: visitas pastorales y
fraternas, formación y acompañamiento a
los consejos, organización de cursos y
encuentros; ellos han sido también la
clave de lectura y de interpretación de
nuestra vida y misión y el estímulo para
seguir avanzando hacia la meta.
La revisión sobre el camino
recorrido que realizamos a mitad del
sexenio, nos permitió reconocer y valorar
el avance realizado en algunos aspectos a
la vez que descubrir los vacíos y
elementos necesitados de un mayor
impulso. No podemos ni está en nosotras
cuantificar los frutos pero sí hemos
podido apreciar, en términos generales,
un renovado interés y entusiasmo por
vivir de forma más evangélica y
carismática y el deseo de ahondar en
nuestra identidad como carmelitas
misioneras.
Visión de la congregación
La acogida entusiasta de “nacer de nuevo” en las demarcaciones infundió
dinamismo en la vida de las hermanas y comunidades. Ha sido grande el empeño de los
gobiernos para poner en marcha y acompañar los procesos que señaló el plan
congregacional. “Nacer de nuevo” ha sido y sigue siendo en la congregación una utopía que
atrae y estimula, que provoca y dinamiza; hacia ella seguimos caminando.
Es a partir de los 4 núcleos del plan que releemos nuestro presente, con sus luces y
sombras, y lo ofrecemos a la congregación, junto con lo que intuimos como caminos de
futuro.
A.- EN COMUNIÓN DE VIDA
En sus dos dimensiones, contemplativa y relacional, que nos remiten a la esencia de nuestra
identidad vocacional.
 Desde la necesidad de recrear la actitud orante y la mirada contemplativa que señaló
el último capítulo general hemos podido apreciar un esfuerzo considerable en los gobiernos
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de las demarcaciones por ofrecer a las hermanas medios y recursos para fortalecer esta
dimensión: formación para la lectura creyente de la realidad, impulso dado a la lectio
divina, tiempos sabáticos; espacios ofrecidos con motivo de la celebraciones de los 50 años
de consagración religiosa y otros aniversarios. La relectura del carisma sobre la pedagogía
oracional palautiana ha sido también un buen medio para profundizar en esta dimensión y
tomar nueva conciencia de la importancia que tiene en nuestra vida.
Hay, así mismo, un redescubrimiento de lo imprescindible que resulta el cuidado de
este aspecto para vivir la fe, en las comunidades cristianas y en la vida religiosa en general;
aspecto que, en nosotras, se acentúa por carisma. La toma de conciencia y el despertar a la
necesidad y al deseo son el primer paso que debe llevarnos a asumir las exigencias que
brotan, como consecuencia natural, si queremos de verdad cuidar y vivir esta dimensión; y
es precisamente aquí donde detectamos los vacíos y las resistencias:
Vivimos demasiado “distraídas” y “dispersas” en múltiples actividades e intereses
que nos impiden reconocer a “Dios en el que somos, vivimos y existimos”, presente en todo
y en todos; no logramos unificar la vida en El, ni vivir teologalmente, en diálogo con El, y
no en clave de autorrealización; no dejamos que la Palabra permee y modele nuestra mente
y nuestro corazón; en muchas ocasiones nos movemos por criterios que nos llegan, a veces
sin que nos demos cuenta, o sin querer reconocerlo, desde una visión no cristiana de la
existencia.
Por eso, tampoco logramos compartir nuestra búsqueda de Dios, nuestra fe y nuestra
esperanza y sabemos que no se puede anunciar a Cristo de modo creíble si no se es
profundamente contemplativo (RM 91b) y se está enraizado firmemente en El.
Necesitamos plantearnos seriamente qué nos está impidiendo vivir existencialmente
una honda experiencia contemplativa que dé sentido pleno y gozoso a nuestra vida
consagrada.
Generar un nuevo estilo de relaciones.
Es en el estilo de relaciones que
establecemos donde se verifica la verdad
de lo que somos, los niveles de libertad que
poseemos, el grado de madurez cristiana y
carismática que vivimos; “somos lo que
son nuestras relaciones”.
 El diagnóstico de la situación
congregacional del XIX Capítulo general
que señalaba como la mayor carencia
precisamente el nivel relacional, ha
movilizado en las demarcaciones energías
y recursos para ayudarnos a vivir con
mayor hondura humana y teologal nuestras
relaciones, sobre todo al interior de las
comunidades: visitas pastorales, cursos de
renovación, encuentros, formación; todo ha
contribuido a agudizar el deseo de
responder a este desafío evangélico y carismático. La beatificación de las hermanas
mártires y las celebraciones que con
motivo de los 200 años del nacimiento del
P. Palau, los 150 como familia religiosa y
los 100 de presencia en América han
abierto horizontes congregacionales y han
reforzado
el
sentido
de
familia
congregacional.
Sin embargo seguimos encontrando
en el mundo relacional nuestro mayor
vacío: un estilo de vida cómodo que
propicia unas relaciones superficiales y
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gratificantes; individualismo que se
acentúa por el hecho de disponer de todo y
no “necesitar de nada ni de nadie”; con
cierta frecuencia encontramos relaciones
de exclusión, de desconfianza y prejuicios,
o incluso manipuladoras; relaciones que
contradicen nuestra vocación a la
comunión. No conseguimos unas relaciones que favorezcan el discernimiento, el
confronte y la corrección fraterna; en
ciertos casos, hay indiferencia y falta de
interés por la congregación como familia
propia, escaso sentido de pertenencia y por
lo tanto, de corresponsabilidad; encontramos dificultad de integración en las
comunidades apostólicas internacionales e
interculturales; casi siempre motivada por
una falta de integración y unificación
personal que no permite establecer unas
relaciones libres y sanas.
Se hace necesaria una mayor
apertura de las demarcaciones a lo
continental, a lo congregacional, ampliar
horizontes de familia universal con todas
sus exigencias. En este mundo global, con
una movilidad y comunicación cada vez
mayores, estamos llamadas a ser signos de
la fraternidad universal, signos de
comunión y profecía; exigente, pero
posible, si creemos en el poder del Espíritu
que nos da la capacidad para vivirlo.
B.- COMPROMETIDAS CON LA MISIÓN
El compromiso apostólico es el criterio de verificación de la fidelidad al carisma y es en la
forma de vivir este compromiso, como cada carisma presenta una existencia caracterizada
que le es propia.
 Los procesos de reestructuración congregacional y de las demarcaciones han
orientado algunas presencias hacia lugares de mayor inserción entre los pobres; se están
llevando a cabo proyectos de promoción en favor de la mujer, de los desplazados e
inmigrantes, de los enfermos de sida; la celebración del bicentenario del nacimiento del P.
Palau ha puesto de manifiesto, una vez más, la solidaridad congregacional con los
hermanos más necesitados. Es digno de reconocimiento y valoración la entrega
incondicional de muchas hermanas a la misión apostólica y la búsqueda de nuevas formas
de respuesta a los desafíos de hoy. En el campo de la espiritualidad se han dedicado
esfuerzos y energías para profundizar en el conocimiento de la espiritualidad propia y para
darla a conocer; a ello han contribuido de forma clara las actividades programadas en las
demarcaciones con motivo de la celebración del año jubilar, la puesta en marcha de la
cátedra del P. Palau y los cursos de formación carismática; se han reforzado los lugares
palautianos como centros de irradiación del carisma; se han creado nuevos grupos del CMS,
se ha impulsado su acompañamiento hacia una mayor autonomía y se ha propiciado la
formación de las hermanas asesoras.
Sin embargo, percibimos la necesidad de dar a nuestras tareas apostólicas, a todo
nuestro hacer, un talante más evangélico y carismático, no sólo en la verdad que
anunciamos sino, sobre todo, en el estilo con el que lo hacemos y en cómo servimos a los
hermanos que, con demasiada frecuencia, realizamos de forma individual, autosuficiente y
prepotente, sin el sentido gratuito del evangelio y sin una conciencia clara de misión
común; con frecuencia identificamos tareas con misión olvidando que toda nuestra vida es
misión que se expresa en todo lo que hacemos y vivimos. El Reino no es el valor central
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que polariza nuestras energías y nos mantiene en una actitud de servicio y disponibilidad
itinerante y que nos lanza al anuncio apasionado y a la denuncia profética.
Necesitamos vivir más existencialmente el carisma de comunión que nos define,
para que cada hermana y nuestras presencias ofrezcan los rasgos que son propios de la
comunión: la capacidad de acogida, diálogo, empatía y solidaridad; de participación
corresponsable y trabajo en equipo, en interrelación y colaboración con otros organismos,
grupos, instituciones, personas; de valoración y apertura a lo diverso; vivirnos como don,
desde la gratuidad y la gratitud, entregando la propia vida en un estilo de vida pobre y entre
los pobres. Es sobre todo en la misión donde estamos llamadas a ser comunitariamente,
esos signos de comunión y profecía, signos de la fraternidad universal.
C.- EN DINÁMICA DE FORMACIÓN
 Es manifiesto el compromiso congregacional por la formación de las hermanas;
abundantes han sido los medios y recursos que se han propiciado en el sexenio: encuentros
congregacionales, continentales, de demarcaciones. El estudio de las constituciones ha sido
un buen medio de formación para las comunidades; en algunas demarcaciones se han dado
pasos en la aplicación del plan de formación continua “bebiendo de la fonte” que ha
propiciado una formación adecuada para las hermanas según su momento existencialcronológico. Se ha buscado consolidar los equipos de formación inicial que han sido
acompañados de forma muy cercana por la coordinadora general de formación. Se ha
unificado, para hermanas de distintos continentes, la preparación a los votos perpetuos.
Sin embargo, no logramos asumir la formación como proceso vital que dinamiza
nuestro vivir y nos capacita para descubrir la realidad cotidiana como el mejor medio
formativo. Es motivo de preocupación la dificultad para encontrar hermanas y comunidades
que, con su testimonio de vida y preparación, sean referentes carismáticos y puedan
acompañar a las jóvenes que se sienten llamadas a nuestro estilo de vida. Se hace urgente
dar nuevo impulso a la pastoral vocacional y en algunas ocasiones aplicar con más rigor los
criterios de discernimiento y selección vocacional, así como ofrecernos unas a otras
acompañamiento humano y espiritual.
D.- GOBIERNO AL SERVICIO DE LA COMUNIÓN
El contacto con la realidad de la congregación nos ha confirmado en la importancia que
tienen los servicios de gobierno en la animación de la vida y misión de las hermanas.
 En los procesos de reestructuración, los gobiernos de las demarcaciones han
propiciado la participación de todas las hermanas lo que ha creado un mayor sentido de
cuerpo y de corresponsabilidad. Algunas demarcaciones y continentes han concluido la
etapa de reestructuración jurídica, otros están en camino; proceso inacabado en todas, la
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reestructuración de la vida y de la misión. En relación con los equipos de gobierno, hemos
experimentado, de forma fraterna, el apoyo y la colaboración.
Sin embargo, en el ejercicio de la autoridad y en la forma de vivir la obediencia en
lo cotidiano, se acentúa, con frecuencia, la responsabilidad de la superiora, dejando al
margen la dimensión de reciprocidad, de interdependencia y de corresponsabilidad
comunitaria, mientras que en otras ocasiones la autoridad queda prácticamente eliminada,
como si no existiera. Es necesario seguir dando pasos para alcanzar una más amplia
participación corresponsable de todas las hermanas en los proyectos comunes a nivel
general, de demarcaciones y de comunidades; para hacer más efectiva la subsidiariedad y
seguir avanzando en un estilo de gobierno más circular.
De manera particular necesitamos poner el acento de la corresponsabilidad, al tratar
los aspectos de Administración y Secretaría. La relación entre las hermanas de ambos
sectores, en los diversos niveles, requiere de una comunicación constante que sea clara,
precisa y puntual para que estos servicios a la Congregación contribuyan a crear comunión
y eficiencia apostólica.
 En secretaría general se han desarrollado ampliamente los programas informáticos de
Base de datos: CMdb y Libro de Protocolo: CMprotocolo, que ha supuesto una gran
dedicación y esfuerzo. Se han introducido tímida y progresivamente estos programas en
algunas demarcaciones: Europa, Bogotá, Medellín y Filipinas; es momento de evaluar la
experiencia, de avanzar hasta introducirlos en todas las Demarcaciones y de crear una
intranet a nivel de Secretaría y Archivos.
Se ha trabajado por mantener actualizada la página Web de la congregación que ha
sido un valioso recurso para la comunicación y el intercambio de actividades y
experiencias, sobre todo durante el bicentenario del P. Francisco Palau.
 En la administración general, se ha reorganizado el archivo administrativo,
adecuándolo a un programa informático más claro y actualizado; se ha buscado
asesoramiento y se han seguido con dedicación las inversiones financieras a fin de
preservar, en lo posible, el capital y generar intereses éticos, dada la difícil situación por la
que atraviesa la economía mundial.
Se ha pasado la visita económica a las obras apostólicas y a las sedes de todas las
demarcaciones, excepto Europa, por ser una estructura reciente y Costa de Marfil por las
circunstancias bélicas que lo impidieron. Esto ha permitido tener una valoración más
completa de la realidad económica de cada demarcación y creemos que es positivo darle
continuidad. Con las demarcaciones se ha mantenido una comunicación fluida de bienes en
la doble línea: recibida y entregada, comunicación que expresa y favorece la comunión y el
sentido de cuerpo congregacional.
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Oteando el futuro
Al lanzar la mirada hacia el futuro lo hacemos afirmándonos en la roca que sustenta
nuestra vida, Cristo Jesús, fiadas de Su Palabra y sostenidas por Su Espíritu que nos abre a
horizontes de novedad, de Vida y de esperanza; desde ahí sentimos que es hora de apostar
nuevamente por seguirle a El, en comunidad de hermanas que viven y proclaman la
alegría de la Buena Noticia del Reino; es hora de recuperar la utopía y caminar en libertad
y gratuidad, en humildad y pobreza, en comunión y fraternidad, sabiendo que El está con
nosotras hasta el final de los tiempos.
Situadas en el aquí y ahora congregacional, eclesial y social y con la utopía del
Reino en el horizonte, ofrecemos a la congregación lo que percibimos como aspectos a
impulsar para dar a nuestra vida y misión un estilo más evangélico y carismático, para dar
al Carmelo Misionero, en su servicio al Reino, un rostro más caracterizado.
1.- Actuar el espíritu místico - profético
En nuestro mundo, sediento de espiritualidad y con un creciente interés por el
estudio y la vivencia mística, estamos urgidas por el Espíritu a recuperar lo que pertenece a
la entraña de nuestra identidad cristiana y carismática: la experiencia mística de la que brota
el espíritu profético, expresión ambos del misterio de comunión. Esto reclama un:
A. PROCESO DE CONVERSIÓN PERSONAL: EXPERIENCIA MÍSTICA
La experiencia mística, plenitud de la vida cristiana, exige de cada hermana una
verdadera conversión a Jesús de Nazaret, nuestra nueva identidad. Conversión que
comporta una escucha atenta de la Palabra que alimenta la fe, el cultivo de la soledad y el
silencio, ámbitos de encuentro, que favorecen el proceso de unificación personal y donde se
afirman y consolidan las convicciones, evangélicas y carismáticas, desde las que vivimos;
conversión que conlleva también renuncia a todo lo que contradice lo que queremos vivir o
nos dispersa y distrae. Experiencia mística que se vive en lo cotidiano de la existencia, en
dinamismo teologal, que se acoge y expresa en la sabiduría de los pequeños signos.
B. PROCESO DE CONVERSIÓN COMUNITARIA: TESTIMONIO PROFÉTICO
La conversión personal a Cristo lleva, invariablemente, a crear comunidad; la
comunidad es el signo más claro de la nueva vida en Cristo y en ella radica la fuerza
profética del testimonio; ella anuncia la realización en marcha del reino de Dios predicado
por Jesús y revela el poder reconciliador de Su Espíritu. La comunidad es, además, el lugar
por excelencia donde se gesta el futuro congregacional, así nos lo recuerda Teresa de
Jesús: siempre habían de mirar que son cimientos de las que están por venir (F4,6).
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Recuperar el gozo de la vida fraterna lleva implícito recuperar el gozo de vivir en la
pobreza, sin tener nada propio, en donación total y sin querer recuperar lo que un día
entregamos. Vivir sobre todo la pobreza evangélica, fuente de libertad, gratuidad y alegría
que nos capacita para discernir, comunitariamente, los signos de los tiempos y recrear el
carisma en cada momento histórico y en cada contexto; hoy, además, la defensa de la
creación, de la vida humana, de la naturaleza, están reclamando un estilo de vida más
sobrio, más ecológico, más solidario, más consciente de la repercusión que nuestra forma
de vivir tiene en el consumo de los recursos limitados que poseemos.
C. PROCESO DE CONVERSIÓN CONGREGACIONAL: SENTIDO DE CUERPO
La pertenencia a la familia congregacional nos viene dada por el hecho de participar
de un mismo carisma que nos identifica; tenemos un origen, una historia carismática y una
misión común. Esto nos obliga a cultivar un espíritu vivo de pertenencia, para que ninguna
frontera -jurídica, nacional, afectiva- sirva de excusa para no asumir la responsabilidad de
toda la congregación, de estar dispuestas a ir allí donde la congregación nos solicite; a
trabajar por acoger la dimensión de universalidad de la congregación y de la iglesia y
abrirnos al intercambio y a la misión “ad gentes” e “inter-gentes”; a apostar por las
comunidades internacionales y pluriculturales, signos de la universalidad del Reino de
Dios.
Algunas acciones concretas
Nuestro mundo, la iglesia, nosotras mismas necesitamos signos institucionalizados
que recuerden y provoquen, que despierten y afirmen; signos que más claramente
evidencien la dimensión místico-contemplativa y signos que revelen más la dimensión
profética; proponemos a estudio de la asamblea capitular algunos signos concretos:
 Abrir alguna presencia internacional con una dedicación más amplia al cultivo de la
dimensión contemplativa y cuyo apostolado estaría centrado fundamentalmente en
el acompañamiento de este aspecto de la vida de fe; así, se daría también respuesta a
la inclinación más sentida por algunas hermanas en este campo.
 Desplazar o abrir alguna comunidad en zonas de mayor pobreza social y/o de menor
presencia religiosa: mundo árabe, medio oriente, Sudán, como proyecto
congregacional.
 Apostar decididamente por el trabajo a favor de la justicia y los derechos humanos
personales y de colectividades: mujeres, minorías étnicas, emigrantes, defensa de la
naturaleza; implicarnos en organizaciones eclesiales, nacionales e internacionales e
integrarnos más, como congregación, al trabajo en red.
 Dar nuevo impulso al Fondo de Solidaridad Congregacional, FOSCARMIS.
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2.- Seguir apostando por la formación
Los fuertes desafíos que presentan el mundo globalizado y las sociedades
multiculturales y plurirreligiosas a la fe cristiana, nos exigen una sólida formación que nos
capacite para, desde la identidad evangélica y carismática, tomar decisiones y actuar
responsablemente. Esto hace urgente:
› Impulsar el estudio de la teología y la espiritualidad
› Ofrecer a las hermanas cualificación profesional
› Especializar hermanas para acompañar los procesos de formación inicial
› Continuar aplicando los planes de formación inicial y continua
› Formar en el conocimiento de la realidad en general y de los distintos contextos en
particular.
› Formar para que el uso adecuado de los medios de comunicación sirvan a la
fraternidad y a la misión, evitando que se conviertan en instrumentos que aíslan,
dispersan y favorecen la pérdida de tiempo que se quita al cultivo de la formación,
de la oración, de la fraternidad.
3.- Gobierno al servicio del carisma: comunión-misión
La autoridad está al servicio del carisma de la congregación, ayudando a mantenerlo
vivo y a recrearlo. Esto exige que las hermanas de gobierno tengan un conocimiento
adecuado del mismo, y lo hayan asumido en la propia experiencia personal.
Se hace necesario:

Formar a las hermanas para el ejercicio de este servicio en todos los niveles:
superioras locales, de demarcaciones, general.

Impulsar, desde los equipos de gobierno, todo lo que favorezca en las hermanas el
sentido de pertenencia y corresponsabilidad congregacional.

Ejercitarnos en la práctica del discernimiento para descubrir y responder a las
necesidades que van apareciendo en nuestro tiempo, recreando vitalmente el
carisma.
4.- Mirada a los continentes
Hemos ofrecido una panorámica general de la congregación; nos acercamos ahora a
la vida congregacional en la diversidad de los contextos continentales cada uno de los
cuales ofrece, dentro del marco común, matices propios que imprimen tonalidades
diferenciadas a la vida de las hermanas y comunidades.
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Contexto
El continente africano está
compuesto por 54 países con unos 1000
grupos étnicos de diferentes culturas y
lenguas. Cuenta con grandes riquezas
naturales, sociales, culturales y humanas.
Está, como el resto del mundo, sumergido
en la globalización y al mismo tiempo
sintiéndose explotado y marginalizado.
extranjeros: venta de terrenos, petróleo,
minerales preciosos, etc.
Tres valores sobresalen en su
riqueza humana y cultural: respeto y amor
por la vida, amor a la familia y un
profundo sentido religioso manifestado en
la vida individual y comunitaria. La mujer,
aunque sufre las consecuencias de una
cultura machista, es en realidad la
“columna vertebral” del continente,
ofreciendo estabilidad y esperanza por su
presencia activa, valiente y de gran
fortaleza. Cuando la paz se ve amenazada
y la justicia ultrajada, cuando la pobreza
sigue creciendo, ella se mantiene firme en
la defensa de la dignidad humana, de la
familia y de los valores de la religión.
La presencia de las religiones
tradicionales africanas, la proliferación de
sectas y el islam son un gran desafío para
los cristianos. En muchos lugares, donde
los cristianos y musulmanes viven en un
clima de hostilidad que provoca violencia,
muertes y destrucción de infrastructuras,
los cristianos estamos llamados a un
diálogo inter-religioso que prepare el
camino hacia la reconciliacion y
comunión.
Existen problemas graves que
amenazan el continente y hieren la
conciencia humana: guerras, conflictos
tribales, divisiones, injusticia, analfabetismo, la pobreza crónica de sus
poblaciones, víctimas de explotación y de
malversaciones locales y extranjeras, la
opulencia de ciertos grupos. Así mismo el
paludismo, la tuberculosis y el sida,
diezman la población africana y dañan
gravemente su vida socioeconómica. Un
problema que empobrece las masas es la
politica injusta entre los líderes y paises
Como otros continentes sufre el
problema de la emigración, tanto dentro
como fuera del continente, que afecta
seriamente al capital humano de África,
provocando la desestabilización y la
destrucción de las familias.
Se percibe un desarrollo indiscutible de Vida Consagrada en África
demostrado por un número creciente de
congregaciones religiosas locales e
internacionales; y una contribución eficaz
de los consagrados a la vida de los
pueblos, a nivel político y social.
Consciente de la necesidad de aunar
fuerzas que den vida al Continente de una
manera eficaz, la vida consagrada está
dando pasos para consolidar la Confederación de Conferencias Nacionales de
Superiores Mayores (COMSAN) y
establecer una adecuada cooperación con
las Conferencias Episcopales.
La comunidad religiosa en el
continente africano está llamada a ser
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testimonio profético, mostrando que es
posible vivir fraternamente estando
unidos, aun cuando sea diferente el origen
étnico o racial. Ella puede y debe hacer
ver y creer que hoy en día, en África,
quienes siguen a Cristo Jesús encuentran
en Él el secreto de la alegría de vivir sin
fronteras en el amor mutuo y la comunión
fraterna.
Nuestra presencia
Avances
Han iniciado su caminar continental con la organización y puesta en marcha del
secretariado continental de gobierno.
Hermanas africanas que están asumiendo la responsabilidad en los equipos
formativos de formación inicial.
Se van dando pasos en la conciencia y en el compromiso de acompañar al pueblo
en situaciones de conflictos y necesidad.
La conformación y el acompañamiento del CMS en algunos países.
Se ha reforzado el sentido de pertenencia a la delegación y congregación
Mirando al futuro
◊ Continuar impulsando el secretariado continental de gobierno.
◊ Consolidar el carisma y ofrecer una formación con criterios comunes y
congregacionales.
◊
Favorecer la inter-relación entre las demarcaciones y el sentido de pertenencia
continental y congregacional.
◊
Continuar en el empeño de la pastoral vocacional y acompañamiento en los
procesos de discernimiento vocacional.
◊
Colaborar en red con otras congregaciones, organismos eclesiales y ONGs que
trabajan en favor de los derechos humanos.
◊
Ir caminando hacia la conformación de comunidades proféticas en reconciliación,
justicia, paz y comunión.
Estadística
Año
2012
Dema
Países
HVP
HVT
Tot.
Nov
2
8
75
35
110
12
Datos tomados a 30 de junio de 2012
Post
Cdades
Naciona
lidades
Fuera
Cont
De otros
Conti
9
21
18
2
45
12
Contexto
América Latina y el Caribe están
conformados por diversas razas y grupos
culturales
con
variados
procesos
históricos; no es una realidad uniforme y
continua. Sin embargo, se dan elementos
que constituyen como un patrimonio
cultural común de tradiciones históricas y
de fe cristiana. El hombre latinoamericano
posee una tendencia innata para acoger a
las personas; para compartir lo que tiene,
para la caridad
fraterna
y el
desprendimiento, particularmente entre los
pobres; para sentir con el otro la desgracia
en las necesidades.
Ha tomado mayor conciencia de su
dignidad, de su deseo de participación
política y social, a pesar de que tales
derechos en muchas partes están violados.
Hay un creciente interés por los
valores autóctonos y por respetar la
originalidad de las culturas indígenas y sus
comunidades.
Responden con interés y compromiso a los procesos de acompaña-miento
en la maduración de su fe, sobre todo en la
participación para la conformación de las
comunidades cristianas de base, forma
típica que se ha generalizado en el
continente, como forma de evangelización
y participación en la vida de la Iglesia.
Lamentablemente esta realidad se
ve marcada y deteriorada por la miseria y
opresión, la injusticia, la exclusión, consecuencias de un sistema de muerte, un
neoliberalismo salvaje- que se constituyen
por sí mismas en desafíos y amenaza para
la vida religiosa.
Los efectos de esa situación: las
atrocidades del poder, el hambre, el
desempleo,
la
marginalización,
la
discriminación, la trata de personas
afectan profundamente la vida religiosa.
Ante ese cuadro, ella está llamada a tomar
conciencia más comprometida de la
necesidad y urgencia de romper las
cadenas del pacto con el virus del
individualismo, del consumismo, del
bienestar, de la riqueza, del status..., Está
llamada a buscar la autenticidad y la
verdad de su vocación.
En esta realidad con signos de vida
y de esperanza pero también de muerte y
desilusión encontramos una vida religiosa
que está siendo despojada de aquello que
le garantizaba protagonismo y visibilidad
en una sociedad sacral. Hoy, la situación
es otra. La presencia de la vida religiosa desconocida por los grandes del mundo es la presencia del ejercicio cotidiano de
ministerios que le ofrecen un rostro más
comprensible de cara a los pequeños y los
pobres.
La vida religiosa se fortalece en las
autopistas sin asfalto de una presencia
solidaria, de valoración de toda expresión
de vida, de resistencia, de compartir, de
verdadera comunión con los destinos del
ser humano.
Viviendo la alegría, la compasión,
la misericordia, la ternura, la amistad, la
vigilancia, la vida religiosa está abriendo
las puertas para un mundo más
humanizado y dignificado. Sobre todo, la
toma de conciencia del hecho que el
momento presente está exigiendo una
13
"cultura de solidaridad", está recreando
una nueva manera de ser, más coherente y
auténtica, fundada en las exigencias y
valores de la encarnación y de la
inculturación.
tos, fuerzas represoras e incomprensiones,
sufre golpes y goza de certezas, se arrimó
a los grandes y se convirtió a los
pequeños. Hoy es ella la que sostiene una
actividad evangelizadora imprescindible.
La vida religiosa en América
Latina, conoce las intemperies y conflicNuestra Presencia
Avances
-
Han iniciado un proceso de reestructuración, en el que reconociendo la diversidad
se comprometen en la construcción de una nueva identidad basada en los valores
de los pueblos y en el carisma de comunión,
-
Han avanzado en el proceso de conocimiento cultural de los diversos países y de
las demarcaciones, dentro de los mismos,
-
Continúan fortaleciendo las comunidades de inserción en los cinturones de miseria
o barrios de desplazados, como compromiso de justicia y opción por los más
pobres,
-
Van creando una forma común de ser C.M en el continente, basada en un compartir
sencillo y solidario,
-
Tienen proyectos solidarios y tratan de formar en la cultura de la solidaridad.
Mirando al Futuro:
 Fortalecer y dar continuidad al proceso de reestructuración continental,
 Plantearse la urgencia de un trabajo en red que sea capaz de llegar a los más
afectados por toda esta realidad, participando en los movimientos que trabajan por
la paz y por la defensa de los derechos humanos, en contra de la trata de personas
y el expolio de las tierras,
 Continuar dando fuerza a las comunidades de inserción, ya que transparentan, con
mayor diafanidad, el amor de Dios a los pobres y su presencia en ellos,
 Hacer visibles los valores del evangelio, creciendo en actitudes que favorezcan la
inclusión, la igualdad, el respeto, la fraternidad, la comunión, partir de lo humilde
y lo pequeño,
14
 Avanzar en la misión compartida con los laicos, en situación de igualdad y
dándoles el puesto que les corresponde,
 Empeñarse en la pastoral vocacional y acompañar a las hermanas para que la
formación, inicial y continua, renueve y fortalezca la vida consagrada como
experiencia profética de fraternidad.
 Impulsar la apertura a la universalidad y responder con generosidad a proyectos
congregacionales.
Estadística
Año
2012
Dema
Países
HVP
HVT
Tot.
Nov
Post
Cdades
Naciona
lidades
Fuera
Cont
De otros
Conti
7
15
479
35
514
12
6
80
19
10
34
Datos tomados a 30 de junio de 2012
Contexto
El continente asiático alberga el
60% de la población mundial y el 85%
de las religiones no cristianas; en él han
nacido las grandes religiones monoteistas
y muchas tradiciones religiosas que se
han extendido por todo el mundo. Estas
religiones han moldeado el alma y la
psique de los pueblos asiáticos. Dentro
de la rica diversidad de Asia, existen
algunos elementos comunes: el sentido
de lo sagrado es fundamental en todas las
culturas; sensibles, en general, al
misterio de la vida, encuentran sentido la
búsqueda permanente de lo divino. Los
valores básicos de la religión y de las
prácticas religiosas, el matrimonio y a
la familia, la armonía y la no violencia
están todavía presentes en la mayoría de
los
corazones
asiáticos.
Asia,
familiarizada con una vida de apasionada
búsqueda de Dios, ofrece al mundo una
mayor comprensión de la mística, basada
en siglos de búsqueda espiritual y en su
herencia espiritual acumulada.
Los cristianos están presentes
minoritariamente por todo el continente;
en algunos lugares se ven obligados a
vivir en la clandestinidad a causa de la
persecución religiosa y la represión por
parte de algunos gobiernos hostiles. A
pesar de que la Iglesia representa solo el
2,7% de toda la población asiática, como
evangelio “levadura y luz” ella aporta
15
muchísimo al desarrollo de este
continente y a la Iglesia universal y más
allá de ella. La Iglesia en Asia irradia
esperanza!
La globalización ha producido
una progresiva y constante transformación sociocultural y económica en Asia.
Los valores tradicionales asiáticos están
siendo reemplazados por la cultura
postmoderna globalizada del materialismo, el consumismo, el individualismo
y la secularización. Hay un pequeño
porcentaje de ricos y de clase media y
multitudes que viven en pobreza
absoluta. Las víctimas principales de la
globalización, además de nuestra Madre
Tierra, son los más vulnerables e
indefensos -los pobres y los marginados-
y en particular las mujeres, los
niños y los ancianos.
En medio de toda esta realidad, se
dan también muchos signos de esperanza
y de vitalidad en la Iglesia asiática,
especialmente en las numerosas vocaciones a la vida religiosa. Entre los religiosos hay una apertura cada vez mayor a la
misión ad gentes y el deseo de ir hacia
nuevas misiones fronterizas donde la
presencia y el servicio de los religiosos
son necesarios. Existe también una
mayor conciencia y acción en favor de la
justicia, la paz y la integridad de la
creación, un compromiso directo con y
por los pobres y marginados, especialmente las mujeres y los niños en su lucha
por conseguir justicia y dignidad.
Nuestra presencia
Avances

Interés en profundizar el carisma y preparar las hermanas en nuestra
espiritualidad.

Han desplazando algunas comunidades hacia lugares más pobres y necesitados de
nuestra presencia.

Búsqueda de caminos y compromiso real con la expansión a China

Han crecido en espíritu misionero universal, abriéndose a otros continentes.
Mirando al futuro
 Dar testimonio de la transcendencia de Dios y su amor compasivo en medio de un
pueblo que comprende el sentido de la sed de Dios, y el servicio a los más
necesitados.
 Fortalecer y dar mayor visibilidad a la dimensión mística con un amor apasionado
por Cristo y su proyecto, el Reino.
 Enriquecer los valores culturales que existen: el sentido de la santidad, la
contemplación, el asceticismo, el desprendimiento y la simplicidad con el poder
16
transformador de la Buena Noticia de Jesús y vivir su misión profética en medio de
las complejidades y la persecución creciente en algunas partes.
 Abrirse y prepararse para comprometerse con el diálogo inter- religioso.
 Comprometerse en el trabajo en red con otros organismos e instituciones por las
víctimas de la trata, la injusticia y el expolio de las tierras.
 Seguir impulsando la profundización en el carisma.
 Ofrecer a las hermanas una formación que les capacite para integrar comunidades
interculturales, rompiendo los nacionalismos.
Estadística
Año
Países
HVP
HVT
Tot
Nov
Pos
Cdades
Nacionalidades.
Fuera
Cont
De otros
Conti
2012
7
323
76
399
20
11
61
7
26
10
Datos tomados a 30 de junio de 2012
Contexto
Europa realidad compleja, entretejida de múltiples identidades culturales y
étnicas, de lenguas diversas, sostenida por
religiones y convicciones diferentes.
Tierra de grandes impulsos de solidaridad,
de nuevos rostros de pobrezas, de
proyectos audaces de unidad y de
crecimiento de individualismos nacionales
Tierra de promesas negadas, con
frecuencia, a los pobres que llaman a sus
puertas, pidiendo un espacio de esperanza
y de justicia.
Europa ha conocido históricamente
un nivel elevado de prosperidad, de
cohesión social, de protección del medio
ambiente y de calidad de vida basada en
los valores comunes de solidaridad y de
justicia. Sin embargo hoy en día, la
marginación es una realidad europea: el
desempleo persistente que afecta a 19
millones de personas, entre las que
destacan los jóvenes con pocas
perspectivas de futuro, las mujeres, los
inmigrantes y los trabajadores de edad
avanzada es el gran reto que tiene que
afrontar la UE a nivel social. Como consecuencia de este caos económico se agudiza
17
la desintegración e inestabilidad familiar,
crece la violencia y se vulnera la dignidad
y el derecho de los hijos.
Paradójicamente, en esta sociedad
de consumo y bienestar material sigue
imperando la filosofía del “tener sobre el
ser” con las secuelas de superficialidad y
relativismo y se hace necesario encontrar
razones para la vida y para la esperanza.
En esta realidad la vida religiosa se
encuentra en una situación crítica
provocada por la falta de vocaciones, el
aumento progresivo en la media de edad,
una cierta invisibilidad en la sociedad, la
sensación de desamparo desde la
institución eclesial o de crítica; situación
que, mirada con esperanza cristiana, no
deja de ser un “kairós”, una oportunidad
que llama, despierta, convoca, y desafía;
situación que nos invita a vivir desde la
pobreza del no saber, desde la humildad
del no poder, desde la sed y el hambre de
construir el Reino con pocos obreros;
tiempo que puede llevar a vivir la
esperanza contra toda esperanza, y a
aprender a confiar con más plenitud en el
Dios de la vida.
Nuestra presencia
Avances
›
Acentuada conciencia de solidaridad y compromiso solidario con quienes
menos tienen; Prokarde contribuye a mantener viva esa conciencia.
›
Sentido de corresponsabilidad congregacional: apoyo generoso, en hermanas y
recursos a los proyectos congregacionales.
›
Pasos dados en un estilo de gobierno que favorece la participación y la
interdependencia a través de los equipos de áreas.
›
Impulso en la formación continua y aplicación concreta del plan
congregacional “bebiendo de la fonte”.
Mirada al futuro
◊ Continuar ahondando en una espiritualidad encarnada en la realidad histórica
que, frente a los nuevos signos de los tiempos, nos lleve a ser signos proféticos.
◊ Seguir impulsando el trabajo en red con otras instituciones en favor de la
defensa de los derechos humanos, especialmente de las personas y grupos más
vulnerables.
◊ Propiciar un acompañamiento sereno a las comunidades donde puedan abrirse
espacios para el diálogo y la escucha que favorezcan relaciones en libertad,
apertura y corresponsabilidad.
◊ Seguir dando pasos en la coordinación de las áreas y en la delegación de
funciones, para ir creando un estilo cada vez más participativo y
corresponsable.
18
◊ Dar nuevo impulso a la pastoral vocacional y aprovechar las plataformas que
tenemos, ofreciendo a las jóvenes cercanía y acogida.
Estadística
Año
Países
HVP
HVT
Tot
Nov
Pos
Cdades
Nacionalidades.
Edad/2
Fuera
Cont
De otros
Conti
2012
8
580
4
584
0
1
76
10
76
69
18
Datos tomados a 30 de junio de 2012
CONCLUSIÓN
Concluimos este informe con una palabra del Señor que nos invita, una vez más, a
centrarnos en lo esencial, a radicalizar nuestra entrega, urgiéndonos al compromiso y a la
confianza: “buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por
añadidura” (Mt.6, 33).
A nivel personal, no quiero dejar de expresar mi sincero agradecimiento a las
hermanas con quienes he compartido de manera más directa este servicio a la
Congregación: Carmen Rosa, María Fely, Ana María Rejas, Vilma, Ana María Ruiz y
Mariaestela. En ellas he encontrado siempre apoyo y colaboración, disponibilidad y
confianza, comprensión y acogida. Gracias también a las hermanas que desde la secretaría,
la administración, el archivo y los múltiples y variados servicios de esta casa general, han
colaborado haciendo posible y facilitando nuestro trabajo. A todas y cada una ¡Gracias!
Que el año de la fe que inauguraremos próximamente haga cada vez más fuerte la
relación con Cristo, el Señor, pues sólo en El tenemos la certeza para mirar al futuro y la
garantía de un amor auténtico y duradero (Carta Apostólica Porta Fidei n.15).
A María, la bienaventurada porque ha creído, encomendamos el trabajo capitular y
los nuevos caminos que se abren a la Congregación como espacios de Gracia y revelación
de Dios. Con Ella y como Ella, queremos mantener nuestro Sí al Proyecto Salvador de
Dios.
En nombre del Gobierno General,
Cecilia Andrés
Roma, 24 de agosto 2012
FESTIVIDAD DE SAN BARTOLOME
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