Subido por FRANCISCO AVILA ANDRADE

BENCHMARKING E INNOVACION

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MATERIA:
MODELO DE NEGOCIOS
MAESTRA:
CLAUDIA LETICIA ARIAS GUZMAN
EQUIPO 7:
Avila Andrade Francisco
Manzanares Galaviz Joana Estefanía
Noriega Urías Dulce María
GRUPO:
7 -1
BENCHMARKING E INNOVACION
BENCHMARKING E INNOVACION
Los modelos analizados se pueden dividir entre aquellos más enfocados a
establecer directrices, pautas o guías para gestionar la innovación (prognosis) y
aquellos que tienen como objetivo la creación de una herramienta útil y sencilla
para que las empresas puedan llevar a cabo un diagnóstico o audito ría de su
capacidad de GI.
Aunque estos últimos no proporcionan directrices para la GI de forma directa, de la
herramienta de diagnóstico se pude deducir el modelo de GI subyacente. Se
establece una clasificación de dichos modelos, atendiendo al origen público o
privado de los mismos y al tipo de modelo de que se trate (Modelo de Diagnosis o
Prognosis). En el primer caso, se consideran modelo público a todas aquellas
iniciativas que han contado con algún tipo de cofinanciación pública o ha sido
realizadas por encargo de algún organismo público. Si se analizan los modelos de
GI estudiados, se concluye que la mayoría de las aportaciones provienen del
ámbito privado, y mayoritariamente, de las empresas de consultoría.
Cuando las propuestas de GI proceden del ámbito público, es decir, impulsadas y
financiadas desde gobiernos, ministerios o agencias de desarrollo, generalmente
adoptan el formato de herramientas de autodiagnóstico al servicio de las
empresas. Los modelos aportados desde el mundo privado sin embargo, tienden a
ser indicaciones, recetas o pautas para la GI.
EL BENCHMARKING APLICADO A LA GESTIÓN DE LA INNOVACIÓN
De este modo, algunos de los Modelos de GI permiten la realización del primer
tipo de ejercicio de benchmarking descrito en el epígrafe anterior. Nos referimos a
los modelos o propuestas que han sido clasificadas bajo la denominación de
Modelos de Diagnosis. Así, los modelos de diagnóstico, al proporcionar a la
empresa una valoración cuantitativa de su capacidad de GI, pueden emplearse
como herramienta de bechmarking o evaluación comparativa de rendimiento (de
hecho, en algunos casos, como Tecno-Lógica (2002), la autoevaluación mostraba
la puntuación alcanzada por la empresa frente a las empresas del sector). Este
benchmarking de diagnóstico puede resultar beneficioso por la información que
proporciona sobre las fortalezas y debilidades de la capacidad de GI de la
empresa frente a otras empresas.
Esta información puede ser utilizada para el inicio de un proceso más largo y
complejo de redefinición de la estrategia de innovación, al ayudar al
establecimiento de objetivos mensurables y alcanzables asociados con un alto
nivel de desempeño. Este tipo de ejercicio también genera otro tipo de beneficios,
al provocar una actitud crítica con lo que se está haciendo, al fomentar la
autoevaluación en base a indicadores de medición externos y al hacer que la
dirección y las personas implicadas en la innovación estén alerta de posibles
mejoras en base a lo que ocurre en otras organizaciones. En cualquier caso, la
utilidad de estos modelos como herramienta de benchmarking depende de la
idoneidad del modelo seleccionado para el benchmarking, de las cualidades de la
base de datos frente a la que se realiza la evaluación comparativa y de los
servicios ofrecidos por sus gestores.
Así, por un lado, las empresas deberían analizar previamente cuáles de los
modelos de diagnóstico de la capacidad de GI se adaptan mejor a sus procesos y
circunstancias internas. La mayoría de los modelos de diagnóstico tienen un
carácter universal, de manera que aspiran a ser aplicables en cualquier empresa,
independientemente de su sector de actividad, fase en la cadena de valor,
tamaño, nivel tecnológico, y estadio de capacidad de GI del que parten.
Algunos de los modelos de diagnóstico, como Management Toolkit (2000), CIDEM
(2002), A.T. Kearney (2003) y Entertain (2004), son específicos para Pymes,
mientras que el de la London Business School (1996) y Entertain (2004), se
encuentran más enfocados hacia empresas industriales. Por otro lado, la fi
abilidad de los datos incorporados en la base de datos, la tipología de empresas
incluidas, y las posibilidades de análisis ofrecidas por la base de datos,
condicionan los beneficios potenciales del ejercicio de benchmarking aplicado a la
GI. Así, en primer lugar, el gestor de la base de datos debería garantizar la calidad
de los datos introducidos por los usuarios en la misma, controlando su acceso y
exigiendo la identificación y el alta (incluso el pago) para su utilización. En
segundo lugar, la base de datos debería contar con una amplia representatividad
de empresas, pertenecientes a diversos estratos de tamaño empresarial, sectores,
ámbito geográfico, tipo de actividad y niveles tecnológicos.
Finalmente, atendiendo a éstos y otros criterios, la base de datos debería permitir
realizar análisis discriminatorios, seleccionando la categoría y sub-grupo de
empresas frente a las que ejecutar la comparativa. Finalmente, en una situación
ideal, los gestores de la base de datos debe rían hacer entrega a los usuarios de
un informe de resultados, que destaque los puntos fuertes y débiles de la
empresa, la puntuación general obtenida, así como los resultados en diversos
apartados (como por ejemplo, en la innovación en producto, en la innovación en
proceso, en la estrategia de innovación, en los recursos financieros dedicados a
las actividades de innovación, etc.). Dicho informe debería caracterizarse por su
sencillez y por la facilidad en su interpretación.
CONCLUSIONES
La GI es uno de los retos más significativos a los que se enfrentan los gestores
empresariales. Numerosas instituciones y agentes del ámbito público, como
privado (académicos, gobiernos, consultoras, agencias de desarrollo regional,
centros tecnológicos, etc) realizan propuestas y elaboran modelos para una eficaz
GI. Este artículo propone el empleo de Modelos de GI para la realización de
ejercicios de evaluación comparativa o benchmarking de diagnóstico que permitan
mejorar la capacidad de GI de las empresas. Como se ha visto, los resultados
obtenidos tras la aplicación de un benchmarking de diagnóstico dependen de una
serie de factores: del Modelo de GI que se seleccione, de la calidad de la
información de la base de datos y su representatividad, y de los servicios ofrecidos
por los gestores de la misma. Las bases de datos de benchmarking enfocados a la
mejora general del desempeño de la empresa están más extendidas y han sido
potenciadas por organismos públicos como herramienta asociada a la Excelencia
en la Gestión o Gestión de la Calidad Total.
Sin embargo, no ha sido hasta fechas muy recientes que se han lanzado este tipo
de iniciativas en el área de la innovación. La más destacada es IMP 3 rove,
proyecto puesto en marcha en 2006 en Europa, que está siendo financiado por la
Dirección General de Empresa e Industria, y que está dirigido a apoyar a las
Pymes innovadoras que carecen de las habilidades empresariales para explotar
de forma exitosa la innovación Asimismo, permite a las empresas realizar estudios
comparativos por países y sector de actividad.
EL BENCHMARKING APLICADO A LA GESTIÓN DE LA INNOVACIÓN
El retraso en esta iniciativa se podría explicar por la relativa juventud de la
disciplina de la GI y por las dificultades que entraña la propia GI. Adicionalmente,
históricamente el benchmarking ha sido entendido como una herramienta
asociada la Gestión de la Calidad Total, ámbito al que se ha limitado su aplicación.
Finalmente, entendemos que el benchmarking de diagnóstico debería
considerarse como la fase inicial de un proceso colaborativo de aprendizaje, en el
que la evaluación comparativa inicial implicase la continuación de un proceso de
búsqueda de adaptación de prácticas excelentes a la empresa.
En definitiva, el benchmarking de diagnóstico debería entenderse como la primera
fase del benchmarking que ha sido denominado como benchmarking colaborativo.
Los beneficios potenciales de la aplicación de este segundo tipo de benchmarking
son mucho más extensos, pudiendo derivar en mejora competitiva e innovación.
La práctica de este tipo de benchmarking genera un conjunto de beneficios
intangibles como cambio cultural, mejora de la capacidad de aprendizaje y mayor
disposición a la innovación. El benchmarking colaborativo motiva a las personas a
ver más allá de su contexto inmediato y a investigar métodos reconocidos por su
excelencia, acelerando el aprendizaje organizativo y aportando nuevas ideas y
perspectivas para mejorar los propios métodos y solucionar problemas.
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