3V ÍGO. tomb iv;=±i837. Jueves 29"'<üe Junio- '"* :; > r.'-\- DE MEDICINA, CIRUJIA Y FARMACIA. Se.jmblica todos los jueves , y se suscribe en Madrid en el despachode la Imprenta Nacional, y en las provincias en todas las Administraciones de correos de la Península é Islas adyacentes. El precio de ia suscripción en Madrid será de 28 rs. por lriinestrc ( y en las provincias, franco de porte, 'A¿¡ rs. La redacción se halla en el despacho de la Imprenta Nacional, á donde se dirigirán todos los avisos, comunicados y reclamaciones, teniendo entendido que no serán admitidos sino francos de porte. Como la redacción es responsable de cuanto publique, se I13.ce necesario que los artículos comunicados vengan firmados, aunque si se pide por el interesado no se publicará la firma; y que stían remitidos por el conduelo de personas conocidas e ii esta Corte los que por su naturaleza exijan mayores garantías. RESUMEN. Sobre la aplicación de la ostadísíieá ó cálculo de las probabilidades á la Medicina, por don- li. I?. (Continuación del número anterior). = TjilAtEnn.fiA. Métodos anli venéreos por varios pro/e•sp/vS&pSobre el uso del tártaro cinético en alta dosis FU,OSOFÍ\ MÉDICA. en Ib* pulmonías (observación de don J. 11. / * . = M A - ^ÉÉ FMI.YIACIÍUTICA. Sobre los caracteres distintivos -quina calisaya, por Mr. Gui/iourt.—QvhncA. la solidificación del ácido carbónico. = ARIJAS MINERALES. luíortne dado en e! año <i« tK3s por la academia dr Medicina y Cirujía do Barcelona al se— ñor Intendente del principado de Cataluña sobre establecimientos de aguas mineralís. Filosofía médica. Sobre la aplicación de la estadística 6 cálculo de las probabilidades á la Medicina, pnr don R. F . (Continuación de] número anterior.) Una vez conocidas las bases en qae se apoya ei nuevo sistema, ó hablando con mas propiedad el nuevo método de observación llamado estadístico ó numérico, fáciles son de adivinar los principales argumentos qae pueden hacerse contra él. Et vicio capital de este me indo, el qae convierte á nuestro entender en miserables decepciones y engaños los resultados prácticos que de él pudieran esperarse, el que á los ojos de todo médico juicioso debe hacerlo aparecer como uno de aquellos extravíos del espíritu humano, que semejantes á los meteoros, pasan rápidamente y desaparecen delante de la vista que los contempla y de la filosofía que los examina; su vicio radica!, r e petimos , consiste en desentenderse de la verdadera índole de los fenómenos vitales , en querer hasta cierto punto fijarlos , y considerándolos como cifras inmobles , invariables y eternas, establecer sobre ellas un cálculo aritmético y formular como axiomas ios resultados engañosos de tan peregrino sistema. Otro de sus mas graves defectos consiste en que supone y consagra á la vez uno de los mas funestos errores de la terapéutica que es la adopción de los métodos exclusivos y absolutos, como sino se hubiese demostrado suficientemente el a b surdo que lleva envuelto el famoso problema del médico matemático Pilcairn: «Dada una enfermedad, encontrar su remedio;» problema que en buena iñ'Jra médica, y a!en<liendo á la multiplicidad de formas, á la diversidad de estados y al número prodigioso de elementos de que se componen casi todas las enfermedades , debía redactarse de este modo: «Dada una indicación, encontrar el mejor medio de satisfacerla.» El método numérico, repelimos, supone qne ana enfermedad es un fenómeno único, fijo, i n variable, y que admite un método de curación absoluto , exclusivo , siempre el mismo; error de patología y terapéutica que juzgamos inútil combatir. En vez de considerar cada enfermedad particular como un simple fenómeno que pueda representarse bajo la forma de una unidad, como un acto aislado, constante é invariable, debemos al contrario ver en ella una serie variable de actos movibles, que cambian lodos los días , todos los instantes. La pulmonía de hoy no es la de ayer, ni la pulmonía de Pablo es la de Pedro. Si esto no es así, ¿pnr qué en la práctica de todos los médicos, cualesquiera que sean sus doctrinas, cambian de un dia á otro, de un momento á otro las indicaciones terapéuticas ? Otra prueba palpable de esta verdad es la sorpresa que experimenta el médico aue pasa de repente de la lectura de los tratados didácticos á la cabecera de los enfermos, porque en los libros .las enfermedades están presentadas en abstracto y con toda la exactitud de qae una descripción teórica es susceptible; y en la cama de los enfermos la naturaleza se manifiesta con sos incalculables variaciones, con sus com- (29O) lunaciones infinitas. Examínense sino esos grandes catálogos de observaciones particulares, esos repertorios clásicos de hechos que tan dignos son de meditación y de estudio, las epidemias de Hipócrates , las constituciones de Baillou, ias cartas de Margagni, las consultas de HofTmann, las ratio medendi de. Storfc, Dehaen , Stoll, y véase si se encuentran en esas obras muchos casos semejantes , muchos hechos que se pudiesen poner en una misma columna, para sumarlos y someterlos siempre al mismo tratamiento. La ley de la idiosincrasia» el principio de la individualidad que forma; una regla constante aunque susceptible de in•finitas aplicaciones'; no puede de modo alguno sujetarse al cálculo fijo y compasado de las probabilidades. Parece este el lugar mas oportuno para :hacer una observación, y es que la época actual, en; medio de los grandes adelantos de que le es deudora la ciencia, tiene el grave defecto de haber propendido á materializar con exceso la Medicina. Desgraciadamente la naturaleza de los hechos no ss conforma con unos principios tan positivos , con unas reglas tan rigorosas; la ciencia necesita para progresar realmente un método de filosofar mas extenso y elevado. Volviendo al asunto que forma el objeto de este artículo^ vamos á presuponer, si es posible, los resultados del método numérico en sus aplicaciones al estudio del hombre en el estado dé salud y en el de enfermedad. 1 Todos sabemos que el estado de salud es mas Constante, mas regular qué el de enfermedad. Pues supongamos una reunión de personas de un ' mismo sexo, de una misma edad, de un temperamento análogo, de una misma profesión, de una misma posición social; y en medio de esta identidad de condicioaes no encontraremos tal veis dos estados de salud que se puedan reunir y mucho menos que se puedan sumar diciendo una y una son dos ; y concretándose á una sola función para dar mas precisión á este ejemplo, ¿cuántas facultades digestivas se encuentran iguales? ¿cuántas inteligencias enteramente semejantes ? Y sise tratase de adoptar una modificación afectiva, una medicación uniforme párácada serie de facultades digestivas é intelectuales que hubiésemos juzgado idénticas, ¿ cuáles serían las consecuencias ? Pues supongamos esta modificación afectiva, realizada, y en uno de aquellos casos que mas frecuentemente se ofrecen á nuestra vista. La situación de las mujeres en la época de ía menstruación nos parece la mas á propósito para servir de ejemplo, puesto que conservan generalmente la normalidad de todas las funciones: la inteligencia especialmente goza en ellas de una integridad perfecta. Pues si a ciento , doscientas ó mil mujeres que se hallen en este estado se les da repentinamente una noticia funesta, como la muerte de un hijo, de su marido &c. , cinco de ellas pierden repentinamente el uso de la razón y-caen en una enagenacion mental , y Jas nuevecientas noventa y cinco conservan su razón intacta. Sí aplicamos á este caso el cálculo de las probabilidades, el resultado no es dudoso;' pero ; podsá por eso establecerse como una ley ó regia general que no hay peligro en anunciar una mala noticia á una mujer que se halla en el período menstruo? Supongamos o!ro caso: mil individuos sudando y abrasados de sed y de fatiga beben una cantidad determinada de agua de nieve. Diez de ellos son atacados de pulmonía; cinco de gastritis y cinco de disenteria, {jcrmaii.-cicndo ios restantes, que son nuevecicntos ochenta , en un estado de perfecta salud. Según el cálculo de las probabilidades resultaría que no hay peligro alguno en beber agua helada cuando está uno acalorado ; pero ¿cstableccria esla niisrna regla ía medicina racional ó de inducción ? Mas abandonando el terreno de las abstracciones , de las generalidades, p.ira entrar en el dominio de los hechos, vamos á lijarnos en aquellas enfermedades que por su gravedad é importancia y por la frecuencia con que ocurren son mas dignas de la atención de los prácticos. Hablamos de las llamadas fiebres esenciales. Si examinamos detenidamente las modificaciones infinitas de que son susceptibles estas enfermedades, el estado dinámico, el estado nervioso, el estado moral, el-catado-idiosincrásico, la constitución reinante, 1-a edad, el sexo, el cuma, la condición, la naturaleza de la enfermedad , sus períodos, sus complicaciones ; en una palau.ra, todos los ck-ítirntos 6 circunstancias que hacen variar el problema hasta lo infinito, veremos que es un absurdo ei tratar de reducir esta gran clase de enfermedades, llamadas fiebres esenciales, á una serie tínica ó á un pequcFio número de cuadros en los que los hechos particulares puedan alinearse ó colocarse en columnas para combinarlos como si fuesen cantidades, y someterlos por medio del cálculo de las probabilidades á un método de curación exclusivo y único. Conocidos nos son, á lo menos en su mayor parte, esos estados patológicos especiales, esos elementos morbosos diferentes, cuya asociación, cuya combinación variable viene á constituir iina enfermedad. Estos elementos patológicos no son menos en número, por ejemplo, que las letras qué entran en la composición de nuestro alfabeto. Por la riqueza de la lengua alfabética, por el número, por la variedad, por la multiplicidad de palabras que en ella se forman se puede juzgar la cantidad infinita de casos particulares distintos que pueden resultar en la práctica de la Combinación directa de nuestros elementos, de nuestros estados morbosos. Todas estas reflexiones demuestran hasta lá evidencia los vicios esenciales del método numéV rico, y la, imposibilidad de obtener por medio de él resultados apllicables y seguros. La discusión ( a 9*) empeñada ea !a academia dé Medicina de París sobreesté asunto lia puesto cada día mas en claro estas verdades. Después del discurso de! señor Amador se ha presentado á combatir el método numérico el señor Dubois, y aunque no haya desempeñado su objeto con tanta brillantez corao aquel profe* sor, seguí* el dictamen de los ilustrados redactores del Boletín general de Terapéutica, ha dado nuevos golpes al ya malparado sistema, estableciendq^excelentes principios, y presentando contra él nuevos y poderosos argumentos. Traduciremos á nuestros lectores uno de los pasajes mas notables de su discurso. "Véase en qué consiste, dice Mr. Dubois, el método de los estadísticos. Sev colocan en el *orígen de todas las ciencias, y borrando de una plumada todo lo que se había hecho antes de ellos para tener el placer de crearlo ellos mismos, forjan cuadros sinópticos que dividen en columnas primitivas y secundarias y en fragmentos de columnas ; cada columna tiene su destino ; una para anotar los signos deducidos de la lengua ; otra para los que se deducen del pulso; y así que han clasificado todas las partes de una enfermedad, las surnán y toman el término medio que consideran como la expresión rigorosa de la naturaleza.» Después de Mr. Dubois ha tomado la palabra Mr. Piorri para impugnar el método numérico, y en la sesión inmediata habiendo correspondido el uso de la palabra á Mr. Louis, se notó con bastante estrañeza que estaba ausente. Se cree, sin embargo , que no podrá eximirse de tomar la defensa de este pobre método numérico, cuya suerte depende exclusivamente de é l , habiendo tomado el partido Mr. Bouillaud en la última sesión de declinar la responsabilidad, y abandonar casi enteramente su defensa. El discurso pronunciado por este último profesor, de quien se esperaba una defensa vigorosa del método en cuestión, ha sido! oido con bastante sorpresa , pues en vez de refutar directamente á sus adversarios, en vez de abandonarse á una polémica viva y apasionada, Mr. Bouillaud ha seguido una táctica enteramente contraria, por medio de la cnal ha conseguido satisfacer; á todos los hombres juiciosos que le han visto desenvolver con talento los principios mas puros, de la •verdadera filosofía médica ¡rendir homenaje á los trabajos de los observadores antiguos; atacar el ciego empirismo de los númeristas; rehabilitar la Medicina raciona! ; describir con precisión los verdaderos procedimientos de la observación y del arte; recomendar el estudio especial de las indicaciones ; conceder en la práctica una gran parte á la habilidad del artista ; confesar que los descubrimientos en terapéutica y la invención de los métodos son un producto del genio;, y no pueden serlo de modo alguno de una colocación cualquiera de cifras; verdades que se oyen siem- pre con placer como una prueba incontestable de que, al través de algunas preocupaciones sis-itemáticas, los hombres de genio siempre permanecen fieles en el fondo á los verdaderos principios del arte á que no pueden menos de conformarse en su práctica. Mr. Double tomó en seguida la palabra y leyó* un discurso digno de su alta reputación. En él combatió las aplicaciones de la estadística á la Medicina con aquella lógica profunda y con aquella superioridad de ciencia práctica que siempre manifiesta , ya trate de combatir las decepciones y delirios sistemáticos, ya de apoyar con su experiencia algunos dogmas médicos. Empezó por felicitar á la academia de que se hubiese atrevido á tratar cuestiones tan profundas como la que discute , prometiéndola que los médicos y la Medicina sacarán mas fruto de estas sesiones que de las discusiones demasiada frecuentes sobre algunos pormenores anatómicos ó sobre hechos particulares. Después de esta breve introducción Mr. Double ha demostrado con razones, que coafirman las de Risueño de Amador , que la importación de la teoría de las probabilidades y del cálculo numérico á la patología y á la lerapéuiicia es imposible; porqué esta teoría y este método son incompatibles con la ciencia de la vida, y por consiguiente con la del hombre en estado de salud y en el de enfermedad. Recordó también que la ciencia médica no nació ayer , y que tiene necesidad de la sanción del tiempo y* de la expe-: riencia de los siglos, contra las cuales se estrellarán siempre las opiniones de algunos sectarios aislados ; y eligiendo ejemplos entre los hechos mas vulgares demostró que las calenturas tifoideas y las intermitentes en que se apoyan sus adversarios , eran otras tantas pruebas perentorias contra ellos. La academia escuchó con la atención que era de esperar aquella voz, cuyo poder conoce ya, y es de creer que conservará per mucho tiempo la impresión que ha debido causarla este brillante discurso, ' En otro número continuaremos dando razón del progreso de esta discusión y de la defensa que los partidarios del método en cuestión han hecho para sóstenerle.=fí. deF. : Terapéutica. Método antioenéreo del doctor Ziitmann. El remedio ó cocimiento deZittmann contra las enfermedades venéreas había caido en olvido, cuando hacia él año ai el doctor Chelius, después de haber sido testigo de su eficacia en las sífilis mas inveteradas, hizo un uso constante de é! y siempre con un resultado feliz. (292) Entre las observaciones que refiere esie médico en apoyo del buen aso de este cocimiento, ;üjos parece que bastará la siguiente para juzgar del tílérito dé este remedio* / El llamado Fernandez N.,., de edad de veinte y tres años y de una fuerte constitución ¿ entró en Iá clínica de Heidelberg con dolores que padeciá Cuatro años hacia en él cuello • tenía la voz ronca, él . alien tp alterado, arrojaba por.la-nariz una sanies fétida y acre; una gran parte del velo del paladar estaba destruida por una úlcera venérea; el glánáé estaba escoriado y la membrana que le Cubre arrojaba un fluido amarillo y grasicnto. Ál tercer dia del usó del cocimiento de Zhtniarm t o toó mejor aspecto la ulceración de la boca , y al noveno estaba casi énteraménie disipada , había Cesado el flujo por Ja nariz de la materia saniosa, y por ultimo el enfermo se halló curado del todo á los veinte y nueve dias de este método curativo. Este método tiene la ventaja : i . 6 de curar todas las afecciones venéreas recientes , todas las que se han resistido al mercurio y á sus preparaciones* y á los accidentes Ocasionados por éste metal: 2, 0 de procurar ja Curación en menos de veinte y cinco días: 3.° de no alterar la salud general del enfermo* antes al contrario le mejora y da fuerzas; y aun las personas mas débiles, delicadas y raquíticas le toleran sin experimentar accidenté alguno; y £ t ° dé ser barato y á propósito por su moderado precio para toda ¿lase de, Snfermosi Este cocimiento se divide en fuerte y débil. El cocimiento fuerte sé hace cociéndoles onzas de zarzaparrilla por espacio de Catorce horas en veinte y cuatro libras de agua de faen<te , y se añadirá onza y media de azúcar cande ; onza ¿r mtdia de mercurio dulces una drücmaAo. cinabrioantimdhiado, yalfiñ de la decocción anadase : hojas de sen--, tres onzas; raiz de regaliz» onza y media ; simientes de anís y de hinojo, de Cada cosa media onza. Deben quedar después de Colado unas diez y seis libras para ocho botellas. El tocimienio débil ó flojo sé hace con el reSiduo del cocimiento fuerte * y ademas seis unzas de zarzaparrilla que se cuece todo en veinte y cuatro libras de agua, y se añade al fin de la decocción polvos de cascara dé limón j de canela V de, cardamomo de cada cosa tiles dracmasH raiz de regaliz seis dracmas, reduciendo dicha Caníidad á otras diez y seis librasdespues de colado. El «nfermó empieza tomando de nueve á doce pildoras compuestas del modo siguiente * 9". Calomelanos. . . . . . . . . 24. granos. Raiz dé Jalapa. V . . . . . . m e dia dracma. Mézclese y fórmense ochenta pildoras. Los cuatro dijas siguientes beberá durante la mañana una botella del cocimiento fuerte un poco -caliente, y por Ja tarde lá mísmá cantidad del cocinuenta débil á la temperatura común. El sexto dia se repetirán los laxantes, y los otros cuatro días siguientes ei de los cocimientos como la primera vez. Al mismo tiempo se limitará el eriferino á tomar Solamente por todo alimento dos onzas de cordero ó de ternera asada con igual cantidad de buen pan, y los dias de purga tomará solamente tres sopas. Importa que el enfermo esté ea cama durante este método curativo, después de lo cual aun permanecerá en casa y descansará algunos dias bebiendo alguna tisana y observan- , do un régimen severo. Si después de este tiempo no hubiesen perdido enteramente los síntomas el carácter sifilítico , se recurrirá á un segundo método ; pero en el mayor número de casos bastan diez á doce dias para que cesen los accidentes, ó á lo menos para conducirlos á un punto tal que no reclamen una terapéutica especial. Método antivenéreo del doctor t)mndL i *_ • . Este catedrático de la Universidad de Hala se sirve para curar la sífilis general de un méiodo que le es propio, y sobre el cual presentaremos el resumen de su disertación tal como él mismo le ha hecho* í.° El medio de que yo me valgo consiste en hacer uso del sublimado corrosivo preparado del modo siguiente: IJÍ. tiydrargyri sublimali corros, grafi. duodecim ; solo, in aq. deslill. c. q. s. udde micié pañis áíbi, et sacchari albi; aa. q. s. ut f. pil. gr. j . N.° 24°* consp, pulv, cinnam. aut licop. Z)¿ ' Pero este remedio nada produce, ó }>¡en es nocivo las mas veces cuando se le usa del modo acostumbrado; pero cura radicalmente cuando se le usa del modo siguiente: 2. 0 Las pildoras se tornarán solamente cada dos dias. 3.° Se tomarán una sola vez al dia, y esta será inmediatamente después de comer y en seguida se beberá un poco di* agua. 4-.° Se empezará por cuatro, y cada vez se aumentarán dos, cuatro, seis, ocho, diez, de manera que el último dia del método curativo lome el enfermo treinta , lo cual forma grano y medio de sublimado á la vez. 5.° Se pueden dividir las grandes dosis en fracciones de cinco, seis y ocho pildoras que se tornan ó tragan de una vez cada fracción. 6.° Si se vomitan las pildoras se tomará en seguida igual dosis con dos, tres ó cuatro gotas de tintura de opio. 7. 0 Si sobrevienen cólicos tres, cuatro ó cinco horas después de su ingestión, sedarán dos, tres, cuatro, cinco ó seis gotas de tintura de opio ó de láudano. 8.° El ímítodo curativo dura tres veces nueve dias. Es necesario acabarle del todo, sin excepción en caso alguno y en todas las circunstancias, íi se quiere estar cierto de una curación radica!, (293) aun cuando todos los síntomas hayan desaparecido desde la primera mitad del mélodo curativo. g.° S¡ una causa cualquiera, como v. gt*. la salivación, obligase á interrumpir el método por algunos dias, es necesario después de removidos los obstáculos volver á tomar las pildoras , empezando por el número mismo en que se dejaron, de modo que se cumpla el término de cuatro semanas. 10. Ademas de las pildoras se dará cada día un cocimiento de zarzaparrilla bebida poco á poco , sobre todo por la tarde, calicnle (5 frió. 1 1 . El enfermo debe transpirar lijeramente durante todo el tiempo del método curativo, y aun los dias que no tome pildoras no debe salir de su cuarto ó casa en invierno , no salir de ella aun en verano sino en medio del dia, estar bien vestido ó cubierto siempre , evitar las corrientes de aire y Ia humedad, apartarse de las ventanas ó balcones, y finalmente preservar también de enfriarse durante los ocho ó quince dias después de acabado el método curativo. 12. No debe comer el enfermo mas que la mitad de su ración ordinaria, cuando es poco comedor, y la tercera ó cuarta parte solamente cuando está acostumbrado á comer mucho.: no lomará mas que un poco de líquido ó á lo mas un paneciliito á la mañana y á la larde. 13. Podrá beber y comer lo que quiera, me» nos cerdo, ganso, palo, caza, queso, áridos y leche. J)e las bebidas espirituosas usará poco ó con moderación. 14. Localmenle no se hará nada para acelerar la curación, sino precaverse del aire y del frío y procurar libre salida al pus. Ventajas de esle método. La principal es la de procurar una curación radical. Jamás he visto r e producirse la enfermedad bajo ninguna forma en los que se han sujetado á este mélodo , con tal que no se expusiesen de nuevo á la infección. Otra ventaja , cuando se sigue exactamente este método , consiste en que no hay que temer las consecuencias desagradables de la saturación del mercurio. La tercer ventaja de este método consiste en que no ocasiona alteración ninguna en la constitución, y puede usarse en todas las circunstancias y en toda estación. Finalmente es recomendable por sn poco coste , porque lo que gasta en medicamentos el enfermo , lo ahorra ó economiza en alimentos. Precauciones durante el uso de este método. Cuando el enfermo ha tomado ya mucho mercurio, sobre todo-poco tiempo atilcs, es prudente antes de sujetarse á este método curativo el prepararse durante dos , tres ó cuatro semanas con el hígado de azufre, las llores de azufre, con el opio y los baii'os azufrados calientes , con el fin de arrojar por el sudor el mercurio que se encuentra todavía en su cuerpo. Por esla razón se hará tomar tres veces por dia una cucharada de la poción siguiente: I$f. l ^ o r de azufre, dos.onzas; tin« tura de opio, veinte gotas; agua destilada, cuatro onzas. O bien esta otra: IJf. Hígado de azufre , veinte granos; disuélvanse en una onza de agua destilada, y añádase dos dracmas del jarabe de canela para tomar tres veces al dia. Para el baño se disolverá una onza del hígado de azufre en el agua. Este baño debe ser tibio al principio, y solo cuando se halle el enfermo en él después de algunos- minutos se añadirá poco á poco agua caliente hasta que sude el enfermo. Si esle tiene disposición á la tisis sé observará la acción del mercurio sobre los pulmones, se estará bien abrigado , se procurará entretener Ja transpiración y se añadirán dos gofas de láudano á las pildoras. Can estas precauciones se tolera muy bien este método curativo. Si existe diarrea se curará, ó si sohreviene en el curso del método curativo se suspenderá este: el mercurio no obra mientras hay diarrea. Las épocas de preñez y de menstruación no son obstáculo alguno para el uso de este mélodo. Si el flujo de. sangre es muy abundante, se suspenden solamente las pildoras por algunos dias. Mélodo antivenéreo del doctor Verducci. Este medico italiano propone el que se re— emplacen los Latios cnleros de sublimado para curar las afecciones sifilíticas con los pediluvios de la misma naturaleza , los cuales tienen la ventaja de ser mucho mas cómodos y menos costosos. Los compone y usa del modo siguiente: se llena una vasija de porcelana de agua caliente hasta por debajo de los tobillos, después se echa en ella la quinta ó sexta parte de la disolución siguiente: W. Deutocloruro de mercurio, dos escrúpulos; alcohol, una onza; agua destilada, una libra. Los baños de pies deben durar media hora, y el líquido del Laño debe sostenerse á la temperatura de 36° de Reaumur. Esle práctico asegura haber conseguido, á Lcneficio de un método semejante, un gran número de curaciones de oftalmías crónicas venéreas, de Luboncs primitivos y de úlceras en la garganta , y entre los hechos que refiere nos limitaremos á la exposición del siguiente: Un hombre de unos cincuenta años tenia un tumor en la extremidad esternal de la cuarta costilla verdadera , que se consideró como el resultado de antiguas afecciones venéreas y en su consecuencia se emplearon las fricciones mercuriales, pero no produjeron efecto alguno ; se le dio un purgante violento y produjo una flegmasía intestinal que pasó al estado crónico. Se cubrió la piel de una erupción pustulosa, se presentaron dolores esteocopos, y se desarrolló una nevralgia en el miembro inferior izquierdo la cual obligó al enfermo á guardar cama. ** Consultado el doctor Verdncci aconsejó los pediluvios mercuriales. Al décimo dia del uso de estos habían casi desaparecido las pústulas ; había también disminuido mucho el tumor esternal; no existían ya Jos dolores de la pierna , y aun se Labia.disipado el eslado de atrofia en que se haliaba esta antes. Al duodécimo dia se levantó el enfermo, y el decimotercio se hallaba curado. El autor advierte que, siendo de ocho á diez granos la dosis de sublimado para cada baño, podría fibsorverse algo del sublimado en dosis capaz de ocasionar un envenenamiento si el enfermo tuviese alguna herida en los pies. Por lo tatito el práctico que haga uso de este método curativo deberá tener esto presente antes de ponerle en práctica. El doctor Fortunato Tamhonc ha conseguido numerosos y felices resultados curativos con los pediluvios mercuriales que los prácticos Delmas, Verducci, Nataryani y otros habían asado ya con ventaja. De las doce observaciones que refiere solo señalaremos las dos mas notables. Ua enfermo que tenía exóstoses, tumores de mala naturaleza, ulceraciones en las glándulas del cuello con extenuación general, fue atacado de una salivación bastante I ¡jera , la cual sin embargo obligó á suspender este método; pero otros diez baños bastaron para consolidar la curación. El segundo enfermo estaba en un estado deplorable: atrofia del brazo y pierna izquierdo con anquilose de la articulación del codo y tumefacción considerable de la rodilla , ulceración de todas las glándulas del cuello , pérdida de la campanilla , ulceración del velo del paladar, afonía, dolores osteocopos intolerables , extenuación general y fiebre héctica por la tarde, tales eran los síntomas graves que caracterizaban el estado de este enfermo , el cual había ya seguido varios métodos curativos en el hospital de los incurables de Ñapóles y en el de Solmona. A los quince pediluvios había ya una notable mejoría, y á los cuarenta y nueve pediluvios habían desaparecido los tumores , cesado los dolores, cicatrizádose las úlceras y vuelto á tomar bastante vida al parecer los miemhros atrofiados, es decir, que el enfermo se hallaba curado. Los pediluvios mercuriales pueden contener desde un grano para cada dos libras de líquido hasta ocho granos de sublimado para la misma cantidad de asjuq. poción siguiente: T¿. Sulfato de magnesia , onza y- inedia ; agua de hinojo , seis ouzas. I-a dosis os la de una cucharada cada tres horas , y cuando los enfermos han tomado dos ó tres de eslas pociones ó cuando ocasionan evacuaciones demasiado abundantes, se suspende su uso para volverle á empezar solamente cuando el estreñimiento ó la cicatrización demasiado lenta de las úlceras indican la necesidad. 2.0- Exlcriormcnte se aplica sobre las llagas primeramente el agua de Saturno , después una solución del sulfato de zinc (dos granos en seis onzas de agua destilada) y por último cuando se han achicado esfas úlceras y dejado de eslar do— lorosas se sirve d<:I agua de caí: de este modo se pasa por grados de un liquido menos irritante á otro que lo es mas , y aun se deben dilatar ó diluir mas estas lociones de agua destilada si ocasionan dolores ó aumentan la inflamación. El doctor Ifricke cura los bubones con la compresión ; cuando no consigue su resolución los abre con el bisturí, los cura con hilas mojadas en uno de los líquidos de que hemos hablado, corta los condilomas ó ios cauteriza, y les aplica después el mismo mélodo que á las llagas. 3.° Se sujetarán los enfermos á una dicta bastante severa. Por la mañana tomarán una sopa sencilla de aceite; á mediodía algunas cucharadas de legumbre y dos onzas de pan blanco , y por la noche la misma sopa que por la mañana. 4..° Si al cabo de algunos dias presentan mas gravedad los síntomas, se usarán algunas pequeiías dosis de mercurio que entonces bastan para efectuar la curación. Los resultados conseguidos con este método son de los mas satisfactorios. Las llagas y los bubonps se curan muy prontamente, y las cicatrices que dejan después de curados no son tan disformes como cuando se usa el mercurio. Las llagas de tres á cuatro líneas de diámetro se curan generalmente en las mugeres en el espacio de una á tres semanas, mas en los hombres necesitan de tres á cinco. El doctor Frickc qnc ha tenido cuidado de observar bien y muy Ue cerca los individuos curados, no ha observado jamás síntomas consecutivos en los que han seguido este método. El doctor Thompson recomienda un método análogo al que acaba de exponerse. Sohre el uso del tártaro emético en alia dosis en las pulmonías (observación de don J. B. P.). Método antivenéreo del doctor Fcicke. Este médico del hospital de Hamburgo , cura la sífilis sin mercurio y con baen éxito á beneficio del método siguiente : i.° Se hace á todos los enfermos una sangría de seis ádoce onzas, que se repetirá sí lo exigiese el caso. Después se prescribe al enfermo la Señores redactores • Muy señores mios: convencido hasta lo íntimo de cjno de ¡as bases principales de la terapéutica la mas esencial consistía en el couocimirnlo exacto de la composición y virtudes ile los medicamentos, y de la estructura y funciones de los órganos sobre que lian de obrar, no podía persuadirme de la realidad de un hecho emitido por i\ír. Block , á saber: que en el csiado de pulmonía puede el organismo soportar sin afectarse sensiblemente gratules dosis de tártaro emético. Las muchas observaciones d« liizori y su teoría d«l contra-estímulo, la repetición de una inanidad de oirás por profesores distinguidos, de. que abundan los periódicos, no leliiaii todo'el peso necesario para inclinar ini espíritu naturalmente tímido cuando se traía iic ensavar la acción «le algmi medicamento enérgico, y cjtio como esle, aun cu su uso cumiin, tiene laníos enemigos. Vistos ios malos resultados que su uso ha dado en las fiebres y casos üc mejor indicación , conmoviéndose todo el organismo con las mas pequeñas dosis, ¿un estado tan decididamente inliamalurio, y cu que es preciso economizar las impresiones estrepitosas, corno el ({lie se observa en la pulmonía, lia de soportar dosis tan altas de lárlaro cméliio sin comprometer evidentemente al enfermo? Dando á las observaciones que si; refieren tocio el asensoque se merece la fe humana, concluía yo: con que a.los hombres de este ¡¡ais no debe, sujetarse á esta medicación tari atrevida. Habitando un hernioso suelo con despejado horizonte, con costumbres las mas propias para (orinarse un todo de órganos sumamente exaltados y sensibles, el ser que respira bajó estas condiciones no puede soportar la acción del tártaro csíibiado: no di«o i dosis alias, á las mas pequeñas, en una enfermedad <¡ue es el prototipo de las inflamaciones. Jamas me determine á hacer ensayos de esta clase. Penetrado de estas ideas recibí el número 85 «leí tomo 1ÍI de su a preciable periódico, y como en él tratan ustedes la materia cosí la maestría y sensatez de españoles, sus razones y su grande autoridad para mí, sin lisonja, me hicieron parar y disponerme á reconocer en el tártaro estibiado una virtud capaz de disminuir el movimiento inflamatorio, como lo tenia observado con las fricciones mercuriales usadas en ¡a peritonitis puerperal, enfermedad verdaderamente irritativa , y que parece en teoría debe agravarse con tal medicación. La exacta análisis que. ustedes hacen de ias circunstancias cu que puede ser útil el tártaro cstibiado, y los pocos recursos que algunas veces quedan para combatir las pulmonías, hechas las evacuaciones sanguíneas, me garantizaban para en la primera ocasici ver lo que podia esperar del tártaro emético dado á grandes dosis. A pesar de las muchas pulmonías que en esta primavera se han presentado, ninguna me lia parecido que reclamaba e¡ ensayo da otros medios que los ordinarios, y con ellos, particularmente con las evacuaciones generales de sangre largamente propinadas, han cedido del modo mas satisfactorio. Empero en estos dias se me ha presentado ocasión de usar en una el tártaro estibiado, y confirmar por mí propio el dicho de Mr. Rlock , ya que no sea suficiente para persuadirme á que la curación se ha debido únicamente a su uso. Es como sigue: IX.n Florencio González, sacerdote y beneficiado de esta parroquial, tic. sesenta años de edad, temperamento sanguíneo, formas bien desarrolladas , hemoloiro en su juventud, pero gozando hacia muchos aííos <le ia salud mas floreciente, se sintió el d!a KJ del pasado mayo (después de comer y haberse ocupado en la huerta en laboreos de s;i diversión) con cscalosfrios y pesadez en ios miembros. Asistió á vísperas, nurneniándose el frío y pesadez hasta el grado de obligarle á acostarse. Aquella noche tuvo bastante calor y sed, sin otro síntoma que merecióse su atención ; por lo que, v haber sudado á la mañana, impulsarlo de su zelo se levantó á decir misa de hora á. las once, calificando aquella indisposición de alguna terciana. Dicha la misa , los mismos síntomas y algo de opresión al pecho con tos le volvieron á la cama donde permaneció hasta el 2 i á la mañana que me llamó y presentaba los síntomas siguientes: cara muy animada ; ojos inyectados; lengua muy dilatada con ui¡a lijera capa en su centro; poca. sed; los pequeña y muy molesta con esputos sanguinolentos; imposibilidad de echarse sobre los lados ni tendido en la cama, solo vcrlicalmcnte era como descansaba ; opresión grande , mas bien que dolor, en los dos lados del pecho; sonido clara á la percusión, pero aplicando él oido se perci— bia el estertor crepitante en ambos lados ;: pulso muy desarrollado y poco frecuente; calor alituoso de la piel; orina encendida y suspensión délas evacuaciones ventrales. Todo este aparato de sin-*' tomas lo caractericé de una pulmonía doble; en su virtud prescribí dieta absoluta, emulsión común á pasto, lavativa emoliente y una sangría de libra. La sangre salió muy inflamada y costrosa. A la tarde ios mismos síntomas; pulso mas desenvuelto y ninguna evacuación de vientre. Prescripción medicinal y dietética la misma, advirtiendo que la sangría fuera mayor. Dia 22, pecho mas desembarazado , menos tos , cara muy animada y pulso siempre desenvuelto. Sangría de libra, cocimiento de cebada con miel ye-nema emoliente. A la tarde dolor agudo en la base del pulmón izquierdo, grande fiebre y sin embargo mayor facilidad en los movimientos del pecho. Sangría y la misma prescripción medicinal : alivio. Dia 23 , por la mañana libertad en los movimientos del pecho ; imposibilidad sin embargo de echarse de ambos lados; menos fiebre ; pulso siempre dilatado, poco frecuente ; un lijero estertor mucoso se percibía al acercarse al enfermo. Continuación del mismo plan excepto la sangría. A la tarde se recrudece la fiebre con dilatación de pulso : respiración corta y acelerada ; expectoración nula. Sangría de libra, cocimiento atemperante , un vasto vejigatorio en el pulmón izquierdo , sinapismos en los tobillos y enemas irritantes. Para las cuatro horas de hecha la sangría todo este eretismo cesó , quedando el enfermo en la mayor tranquilidad. Dia 2^., ni ios sinapismos ni vejigatorios produjeron efecto alguno en la piel; la fiebre casi cesó del todo; la sensación del pecho se parecía á un' peso que oprime con grande anhelación ; estertor mucoso y sonido claro á la percusión ; expectoración nula. A pesar de la calma de la circulación la ausencia de fenómenos críticos me hacia recelar que la terminación no sería franca, y que en este sentido bajo cualquiera forma en que se presentase, sus resultados serían tan temibles como la misma enfermedad. A efecto pues'de no ser un frió espectador del trágico fin que preveía y no habiendo contraindicación por parfede las vias digestivas, resolví usar el tártaro eslibiado á grandes dosis. Efectivamente, dispuse doce granos de dicha sustancia divididos en cuatro partes, que tomó el enfermo á las ocho de la mañana , á las diez, á las cuatro y á las seis de la tarde , en otros tantos pocilios de agua común, sin otra prescripción que un lijero caldo y cocimiento de cebada con miel.' Mi sorpresa raj a b a en asombro cuando pasaban horas y no observaba aquellos movimientos estrepitosos compaKcros de la acción del tártaro emético en corta dosis : lejos de eso el pulso mas bajo y tardo; el estertor mucoso.iba desapareciendo; el peso del pecho se aliviaba ; una laxitud no observada en los miemlros desconsolaba al enfermo en medio de sentirse mejor, y lodos estos síntomas de depresión de fuerzas se manifestaron sin evacuación alguna ventral, sin la mas pequeña náusea. Viendo á mi enfermo en una perfecta convalecencia renuncie al .tártaro cstibiado, y lo sigo bien con el método ordinario. Muchos habrá, señores redactores, que como yo creyeran ideal esta tolerancia para el tártaro emético en una enfermedad tan eminentemente inflamatoria , y á fin de que depongan sus temores • dirijo á ustedes ía presente observación que si halla buena acogida en su ánimo no será sola, pues procuraré ilustrarme lo posible acerca de esle objeto. Saben ustedes lo que los aprecia su comprofesor y suscritor. Mendavia 2 de junio de 1837.= Licenciado Juan Bautista Perula. Materia farmacéutica. Sobre los caracteres distintivos de la quina cali-' saja (1) , por Mr. Guióourt. En la última sesión de la sociedad de F a r macia he presentado á nombre de M. A. Delondre una quina en anchas y grandes cortezas planas que se semejan á la quina calisaya; pero que no dan en la fabricación sino dos dracmas de sulfato de cinconina sin sulfato de quinina. Con esta ocasión creo útil recordar los caracteres propios .de la verdadera quina calisaya. Esta corteza puede estar ó no provista de su costra exterior, lo cual se cpresa en el comercio con las denominaciones de calisaya en corteza y calisaya mondada. La calisaya en corteza proviene de las ramas jóvenes ó retallos gruesos y del tronco. En el primer caso la costra es delgada, muy rugosa, dura, de color gris por lo regular exteriormente y pardo por el interior: está profundamente surcada longitudinalmente y sobre lodo (1) Debería escribirse colisalla, como lo habia observado ya Laubert. No existe provincia alguna del Perú llamada Calisaya de quien Laya podido tomar el nombre la corteza , como se habia crcido bajo la fe de un célebre viajero. Según el doctor Poepig, cola quiere decir remedio, y salla terreno lleno de rocas. transversalnicntc , y cuando se desprende de! líber , lo que sucede con frecuencia , deja en él impresiones cóncavas transversales que corresponden á las hendiduras de la parle separada, En contraposición á dichos caracteres, toda quina cuya costra es lisa y que no esiá marcada con muchas hendiduras transversales, no es verdadera calisaya y debe reputarse por mala para la fabricación del sulfato de quinina. De consiguiente deben excluirse las cortezas tiernas de las quinas que yo he descrito bajo los nombres de quina amarillo-naranjada ó de calisaya lijera, quina de Colombia, quina Llanca de hoja, quina de Cartagena y quina de Cuzco. Mas difícil es explicar por escrito las diferencias que distinguen la calisaya joven en corteza, de las quinas de Loja y de Lima y de la quina roja tierna no verrugosa: sin embargo esla se reconoce fácilmente en el color rojo pronunciado de su liber, y por otra parte su precio es demasiado alto para que pueda temerse que sustituyan con ella á la calisaya. En cuanto á las oirás dos se las reconoce por su costra resquebrajada menos profundamente y con mas uniformidad, y en la mayor adhereneia de esta costra con el liber: este es menos fibroso , mas compacto, de fractura tersa y resinosa por lo regular; su sabor es astringente y amargo, al paso que la calisaya tiene siempre una fractura muy fibrosa y un gusto muy amargo y poco astringente. En fin , el ensayo por el sulfato de sosa que yo he indicado 110 puede dejar duda alguna. Este ensayo consiste en tomar un poco de quina en polvo grueso , triturarla en un mortero de porcelana con agua hasta formar como una papilla líquida ; se echa esta sobre un filtro y en el licor filtrado se ponen algunos cristales de sulfato-de sosa purificado, con los cuales se produce un precipitado blanco abundante siendo la quina calisaya, cuya propiedad no presenta ninguna quina gris. Cuando la quina calisaya proviene de las ramas gruesas ó del tronco, su costra se presenta de mayor espesor , siendo algunas veces de cerca de una pulgada ; es aun mas rugosa y mas profundamente resquebrajada, y estas grietas no penetran sin embargo hasta el liber, el cual no presenta las impresiones circulares que se observan en las cortezas jóvenes. Esta costra esiá formada de láminas sobrepuestas de un pardo subido, que encierran entre sí una sustancia pulverulenta rojiza entremezclada de fibras blancas. Es preciso «otar aquí que el color de las láminas es mas subido que el de ía materia pulverulenta interpuesta , porque este carácter distingue á la calisaya en gruesas cortezas no mondadas de todas las demás quinas. Así es que la quina roja no verrugosa en gruesas cortezas, ademas del color rojo de su liber , se asemeja extraordinariamente á la calisaya gruesa no mondada ; pero ia costra csiá formada de láminas grises que en- (297) cierran una materia pulverulenla de un rojo vivo, y la quina presentada por M. A. Ddiomlre que es una especie de quina de Colombia leñosa, está provista de una costra formada de láminas blancas y micáceas, que encierran una materia pulverulenta roja, y por donde esta falta el líber está cubierto solamente de una lijera capa blanca micácea anida y sin hendidura alguna. Conviene prevenir á los farmacéuticos sobre esta quina, porque hay sugetos diestros, y que tienen la pretensión deque se les tenga por personas de probidad, que la ti— Sen de rojo , bien sea con una débil solución alcalina ó bien con una infusión de palo de teñir y la hacen pasar por quina roja; he tenido ocasión este mismo, ano de ver en casa de algunos farmacéuticos esta quina falsificada. " Réstame hablar de la quina calisaya morida^ da. La mejor es la que está enrollada, y es compacta y pesada: la que se presenta en grandes cortezas planas es de inferior calidad. Siempre esta quina es muy fibrosa, de upa testura uniforme y de un aspecto de color leonado por toda ella. Su superficie exterior es angulosa ó como comprimida en diferentes sentidos, Toda quina que presenta una testura mas fibrosa por dentro que al exterior , un color blanquizco por dentro, y otro mas rojo ó rosado exterior mente; toda quina , en fin, cuya superficie externa es bien cilindrica , unida y sin deformidad, es sospechosa. Sin embargo, una- quina de esta especie puede ser jiouy activa como medicamento, y aun puede contener mucho álcali; tales son las que yo he descripio bajo los nombres de quina amarilla naranjada y quina de Colombia , que son estimadas y con razón ; pero dicho álcali es la mayor parte cinconina , y estas cortezas no sirven para la fabricación del sulfato de quinina. Qmmica. Sobre la, solidificación del ácido carbónico. Mr. Tbjlorier ha escrito á la academia da Ciencias de París que por medio de un aparato muy sencillo había llegado á producir instantáneamente y con economía masas de ácido carbó' nicp sólido de quince á veinte granos. Este producto notable forma con el éter una mezcla semilíqiiida, y el alcohol uniéndose á él se convierte en hielo duPo,. brillante y semitransparente. La congelación del alcohol no tiene lugar sino en tanto que está mezclado con el ácido carbónico : si aquel es puro, se le puede conservar sin cambiar de forma, encerrado en un tubo de plata en tíiedio de una masa de ácido carbónico sólido. La adición de una pequeña cantidad de éler 6 de alcohol al ácido carbónico sólido le comu- nica la propiedad de mojar los cuerpd^i y. a u menta mucho sus efectos frigoríficos. .. -',. ; Un volumen de ácido carbónico sólido» sabré e! cual se hayan vertido algunas gotas de éter ó de alcohol, se hace capaz de congelar de quince á veinte veces su peso de mercurio. Con posterioridad á la anterior comunicación Mr. Thilorier ha hecho acuñar en la casa de moneda de París una medalla con la efigie de Luis Felipe en mercurio congelado , y ha podido conservarla durante algún tiempo en medio del ácido carbónico sólido. , Aguas minerales. Informe dado en el año de i83a por la Academia de Medicina y Cirujía de Barcelona al señor Intendente del Principado de Cataluña sobre establecimientos de aguas minerales ( i ) . ARTICULO I. Comprende ; la noticia de la villa de .Caldas de Mombuy y la de su$ baños medicinales. La Real academia de Medicina "y Grujía de esta Capital ha examinado con detención los documentos que V. S..se ha servido incluir en su oficio de 17 de febrero último , y teniendo un conocimiento pleno de todos los pormenores relativos á los baños de este Principado que llaman la atención de V. S. y de la superioridad , oído particularmente el dictamen de su comisión per» manente de aguas minerales, ha acordado dirigir á V. S. el siguiente informe, en el que hablará primeramente de los baños de Caldas de Mombuy, luego de los 4e Qlésa y Esparraguera , Caldas de Estrach y Fitos 1 y concluirá después por algunas reflexiones que le ha sugerido la lectura del oficio del ilustrisimo. señor director general de propios y arbitrios del Reino, y la de los i n formes que en virtud de este han dado á V. S¿ sobre los referidos baños los señores alcaldes mayores de Mataró,y de Villafranca. La villa de Caldas de Mombuy.se halla situada cuatro leguas al Norte de esta Capital, en la parte inedia y superior del territorio del V a lles , y dentro del círculo del corregimiento de Mataró. Su población es de unos 4oo vecinos, y en el centro de ella á un lado de la plaza salen sus aguas minerales, que eran ya conocidas y famosas en el tiempo de los romanos, y hay todavía algunos indicios 6 reliquias de sus baños. Actualmente estos están separados en ocho establecimientos dentro déla misma poblacibn, pero no (1) Para comodidad de los lectores se,ha dividido este informe en cuatro artículos,, que se publicarán consecutivamente. ,. .,, son todos de propiedad particular , como dice en su informe el señor alcalde mayor de Mataró (i); pues uno de ellos, que es el santo hospital de Caridad, es propiedad de la villa, y su gobierno interior económico está al cargo "de tres administradores, de los cuales uno es siempre un sacerdote , beneficiado de la parroquia de la misma; otro el regidor decano, y el tercero un vecino nombrado por el ayuntamiento. Esteestablecimieñto piadoso sirve de asilo á lodos los pobres de la provincia, y aun de todo el Pteino, que concurren á tomar los baños en las temporadas propias. Los enfermos del hospital general de esta Ciudad, los de la Real casa de Caridad y demás hospitales ó establecimientos piadosos de este Principado,,cuando necesitan el remediode los baños para sus dolencias, son dirigidos al hospital de Caldas de Morabuy,, y todos hallan en él la mas benigna acogida, todos son .admitidos ó recibidos por alguno de los administradores, colocados con limpieza y aseo en buenas camas, y tratados con la mayor afabilidad y dulzura; todos son visitados diariamente por el»médico director, y á lodos se da gratis el remedio del baño , á la temperatura y del modo que ordena éste, al que están sujetos en esta parte los bañeros y sirvientes de la casa; y adenías ,. cuando las fondos lo han permitido, se ha acostumbrado también en los meses de mayo y setiembre darles algún socorro para alimentarse, cosa que ahora puede hacerse con pocos, pero se hace aun con los mas pobres y miserables, principalmente si van dirigidos de algún otro hospital. Del mismo modo son recibidos y tratados en general todos los demás pobres que no pueden soportar los gastos de los baños, aunque vayan directamente desús casas, y no acrediten halicr salido de ningún otro establecimiento piadoso; y por esta razón el hospital de Caldas de Montbuy debe considerarse como un asilo de todos los pobres de la provincia, y merece mas que otro ninguno el título de Hospital -general que tiene el de Barcelona, y aun sería digno de que en el dintel de su puerta se inscribiese como en el de Zaragoza la lacónica y significativa expresión de Urbis et Órbis. Pero es lastimoso que un establecimiento tan útil no tenga como los de estas capitales las rentas necesarias para poder sufragar á todos los pobres los alimentos que necesitan durante su permanencia en los baños; por cuya razón muchos de los enfermos que concurren para tomarlos no pueden continuarlos el tiempo necesario, ni reportar de ellos todos los beneficios que de ( i ) ES bastante frecuente que algunas autoridades inferiores, bien porque se valen de monos soballcrnas, ó bien por ignorancia ó descuido, apatía ó prevención contra un ramo lau importante, no informen con la veracidad debida y con la exactitud que era de esperar en cumplimiento del eatgo que desempeñan , resaltando de aquí perjuicios de mucha trascendencia. otro BíOilo lograrían. En efecto, las rentas del hospital de Caldas son muy cortas, y consisten en algunas obras pías y en el producto de los baños que toman en el mismo establecimiento algunos eclesiásticos y otros enfermos pudientes, para los cuales hay destinados cinco cuartos y cinco baños en un departamento separado del de Sos pobres. Sería mucho de desear que si Gobierno echase una mirada compasiva sobre este asilo de la humanidad desvalida , y procurase por todos los medios posibles aumentar sus rentas en beneficio de tantos miserables y desgraciados que van á buscar allí el remedio de sus males; remedio que n'o .pueden'hallar en ningún otro asilo piadoso ( i ) , ni tal vez en ninguna otra parte según los casos y circunstancias: y en el supuesto que de la Real casa de Caridad y del hospital ge- ; neral de Barcelona van todos los añosa! de Caldas de Mornbuy machos enfermos que no pueden curarse sin el auxilio de sus aguas minerales,' iio sería fuera de razón que para aumeniar las rentas de este, el Gobierno le señalase alguna parte del producto de las rifas que tiene concedidas á'. los primeros, con la obligación de invertir esté producto en beneficio de los pobres que necesiten para sus dolencias el aso de los baños. En cuanto á la parte material del edificio, este es muy antiguo, pero de obra muy sólida y bien conservada, y está de modo que los enfermos pueden ir ó ser transportados de la cama a! baño, y de este á la cama con poco -'-trabajo. Con— Tendría ciertamente que fuese de alguna mayor capacidad ; pero de todas maneras se puede asegurar que en pocos establecimientos de aguas minerales se hallará otro que ofrezca .iguales ventajas para hospedar y Administrar este remedio á los pobres; y aunque los baños que sirven para estos podrán recibir alguna mejora construyéndolos de nuevo , sin embargo parece que actualmente no tienen tanta necesidad de elia como supone el señor alcalde mayor de Mataró (2); pues hace muchos aííos que se hsüan en el mismo estado, y han servido y sirven todavía muy bien para poderse bañar á la vez en cada tanda ocho ó diez mujeres en el mas pequeño, que o.siá mas retirado y destinado para esias, y unos veinte y cuatro ó treinta individuos en otros dos que hay (1) Estos han sido siempre, los constantes clamores de todos los hombres sabios, josíos y benéficos que se interesan por el bien de sus semejantes y de su patria. \ (2) Algunas autoridades exageran el mal estado de estos establecimientos con el piadoso objeto de acabarlos de destruir, y no con el plausible de que se remedie; así es que no hace mucho tiempo se dijo, que mediante no haber caminos cómodos ni hospederías en algunos baños mineraies, que se quitasen los médicos destinados á la asistencia de los enfermos. Ya se conoce cuan eficaz sería eSta disposición para remediar aquellos defectos y lo que ganaría con eíla la humanul&d. (299> destinados para los hombres ; pudiendo en unos, y otros tornar al mismo tiempo el bauo de chorro ó de lluvia los enfermos que lo necesitan , y la estufa parcial ó genera!, según las prescripciones que hace el médico director en las papeletas que da á cada enfermo ( i ) . Las partidas de militares que vati á los í>aíí;>s tic Caldas de Mombuy loman este remedio en ellionpilal , pero están alojados malamente en las casas <lc los vecinos, como advierte en su informe el señor alcalde mayor de ¡VTataró; y siendo obvios los perjuicios que de esto resultan , convendría según indica él mis-; «ío , construir ó habilitar algún cuartel con el suficiente número de camas, barios &c. á fin á<¿ que pudiesen lomarlos sin exponerse como se exponen ahora á las inclemencias, de la atmósfera cuando salen de ellos y vuelven á sus alojamientos , en donde con frecuencia no encuentran mas; cama ni abrigo que una mala sábana y un moniIon de paja. JSO convendría menos quo el Gobierno tomase en consideración la necesidad que hay; de componer el camino que va de Barcelona á los baños de Caldas; pues en algunas ocasiones no pueden los carruajes transitar por él sisi mucho; peligro, y casi todos los años se oye contar alguna desgracia por los muchos vuelcos que suceden; Fuera del santo hospital de Caridad hay en Caldas de Mombuy otros siete establecimientos ó casas de baños que según se lia indicado pertenecen á varios particulares. Entre todas componen actualmente el número de setenta y dos Laííos, doce estufas y suficientes aparatos en t o das ellas para tomar el chorro. El caudal de agua mineral que sale en estas mismas casas, ó se d i rige á ellas desde la plaza por conductos subter-^ ráneos, es de 127 plumas , y con este caudal pueden darse diariamente 254 baños limpios; pero aunque en unos años la concurrencia de enfermos es mayor que en otros , nunca llega el caso de reunirse á un tiempo tantos que necesiten el referido numero de baños , <en el que no van eom> prendidos los que pueden darse en el hospital que tiene 2g plumas de aguas, sirviendo "esta para una cuarta parte de los concurrentes, qué toman allí este remedio en calidad de pobres. Algunas de las referidas casas, que son de propiedad particular, se hallan habilitadas y administradas por sus mismos dueños, y otras por los arrendatarios ó mayordomos de estos. En cuanta á los precios de los baríes, hospedaje, alimentos, camas y demás utensilios unos y otros están sujetos á un arancel, formado por la autoridad correspondiente con intervención del médico dU (1) Se ve, pues , que la 'papeleta es para señalar el orden ó método con que se ha de usar el remedio, y 110 una licencia, que dice solamente pase á los baños. Es extraño que personas que debían ser ilustradas y veraces, se hayan atrevido á proferir semejante expresión. rector ( i ) , conforme se halla prevenido en el-Te-; glamento que manda observar S. M. en todos los establecimientos de aguas y baños minerales de • España; y sobre esto la academia que' ha "visto; y examinado detenidamente el arancel, halla que ' los precios de todos los artículos que comprende son módicos, equitativos y nada gravosos á los enfermos que toman los baños en dichas casas. Por lo demás aunque estas no sean unos edificios muy grandes, suntuosos y construidos desde los principios según todas las regla? de arquitectura.para este objeto, y aunque sus habitaciones, camas, muebles &c. en lo general son muy sencillos y de poco lujo ; sin embargo los bañistas están hospedados en ellas con bastante comodidad y_ decencia, de modo que tal vez no hay en todo el reinó otro establecimiento de baños minerales que proporcione ias conveniencias que pueden; lograrse en estos, y por lo que toca á la forma y o b r a m a terial de los baños, los que existen actualmente en las referidas casas son bastante regulares y bien construidos, la mayor parte Cubiertos de azulejos, separados unos de otros con todas las precauciones necesarias para que pueda tomarse este remedio con mucha comodidad y decencia, con la limpieza debida y de modo que produzca él efecto deseado; pero esto no sucedería ni su— cedia antes que estuviese al frente de ellos un meV dico director que mirase por el bien de los enfermos , y se opusiese á las arbitrariedades de los bañeros (2) , por cuya razón el que actualmente existe (3) ha sido mal recibido, y ha tenido que Sufrir muchas persecuciones y disgustas, que ha superado , valiéndose en algunas ocasiones críticas poco favorables de la prudencia, y desplegando en otras toda su energía y presencia de ánimo para obligar á los enemigos del orden al cumplimiento de las reglas que manda observar S. M . para el buen régimen y gobierno de los establecimientos de aguas minerales. Con este motivo la Real academia de Barcelona, que está bien enterada de todas las intrigas y medios viles que se han empleado, y de todo lo que se ha propalado maliciosamente contra este benemérito, facultativo , no puede menos de defenderle y alabar aquí la conducta que ha observado en el desempeño de sus obligaciones; asegurando á V. S. que á sus luces, actividad y zelo se debe no solo la mejora de las casas y baños antiguos é inmundos que había antes en la villa de Caldas , sino (1) Se demuestra que el director interviene, pero no manda sino en las cosas pertenecientes á sus obligaciones. ¿ Y ha habido persona que asegure que este médico es ana autoridad qué ataca las funciones natas de lo$ ayuntamientos y aun las de la diputación de la provincia ? ¡ Qué buena fe!!! (a) ¿Qué tal? Son inútiles y perjudiciales los rnédicos directores? Cuidado que no habla nn juez de primera instancia, sino todo un cuerpo científico, toda una academia de Barcelona. (3) El doctor don Ignacio Graells. (3oo) también la construcción de otras casas y baños nuevos que llevan machas ventajas á los primeros , la corrección de muchos abusos perjudiciales á la salud pública, y el verdadero eonocimíent'é'áe las propiedades físicas, químicas y mediciiiales 3e sus aguas minerales por la análisis exacta'y'circunstanciada que ha hecho de ellas ( i ) . A4 mismo se debe la reunión de muchas noticias ' interesantes sobre la topografía de Caldas, la colección de varios objetos muy apreciables de historia natural, la descripción geognóstica y mineralógica de las montañias de Momhuy y del F a r rell, la invención y descripción de un nuevo; termómetro (2) de baños, fundado en; las leyes de la hidrostálica, que es de un uso mas seguro y expedito que ninguno de los conocidos hasta ahor a , para que todos los bañeros puedan servirse .de él en los establecimientos de aguas termales; y por último se debe también á este facultativo el discernimiento mas seguro de las circunstancias en que las de Caldas de Monibuy pueden ser útiles á los enfermos, tomados bajo los diferentes métodos-que la experiencia le ha enseñado ser los mas propios á cada uno, como también de aquellos casos en que no deben tomarse de ninguna manera por ser contrarios á la índole ó complicación de las enfermedades, al estado, del mal, á la complexión particular de ios enfermos (3) &c. &c. Eu fin , esle facultativo ha obrado y se ha conducido siempre en el desempeño , de sus obligaciones con exactitud y entera conformidad á las que le impone el reglamento de baños y aguas minerales, teniendo en ellas su residencia fija en las temporadas propias y señaladas pira tomar este remedio , según se halla prevenido en el párrafo 3.° del capítulo 3 . 0 , y retirándose después al pueblo que mas le acomode , tomo se lo permite el párrafo 16 del mismo capítulo. Ordinariamente en el invierno r e side en Barcelona; pero no es cierto, ni está bien informaíó el' señor alcalde mayor deMatáró (4) para poder decir que pasa la mayor parte1 del ^1) Sin duda se equivoca la academia. Los médicos directores para riada sirven, ni asisten á los enfermos, ni conocen analílicamenle las aguas que administraa &c. &c. Esto estaba solo reservado á un extranjero. '. . . (V) ¡Inventar un termómetro! ¿Y quien ? ¡ un director de baños! Disparate, pues si ni aun saben graduar lá temperatura del agua. Al menos así lo aseguró un sabio, un ilustrado profesor de Física.,, ¿odijo este sabia, pues es preciso,.» (3) Gracias á Dios que hay directores (si se ha de dar crédito á esta academia) que saben algo, cumplen con sus deberes^ y no se parecen á los de Caldas de Cuntis, Carballo y Saeíices (hoy de Archena)VSolo sentimos que.estos dos últimos profesores hayan enmudecido; ¿hablarán aigun dia?... (4) El ^señor alcalde mayor de antaño era muy parecido al señor juez de primera instancia de ogaño. ¿Si será signo de los directores el ser mal tratados y •perseguidos por algunas de estas autoridades? Él consuelo es que otras muchas, y de las mas ilustradas, los favorecen y saben apreciar sos servicios. ano en esta Capital , ni que falte nunca do Caídas en el tiempo que debe residir allí; siendo al contrario muy cierto y sabido de todos que permanece la mayor parte deí año en esta villa , y siempre mas tiempo del que tiene obligación. Si fui:ra de las temporadas de baños va casualmente á ella alguno que necesite tomarlos , y si en las temporadas propias alguna vez el méJico director cae enfermo, es cierto que en estos casos suple su falla otro médico que asiste en la misma Villa, el cual no tiene dotación alguna, sino la que le paga cada uno de sus vecinos por un ajuste particular j ó por el honorario de visitas; pero cu;¡n<io estése halla enfermo ó ausente, suple del mismo modo sus faltas el medico director, visitando por él ios enfermos de la Villa; y esto que no se manifiesta, y lo demás que sin duda se ha expresado con solapa y de un modo misterioso en los informes dados al señor alcalde mayor de Mataró, no tiene nada de particular, ni puede servir mas que para innovar la buena correspondencia y laudable armonía que existe entre los dos facultativos , pues si no fuese así el médico director no se valdría del de la .Villa, y en el caso de estar enfermo durante la temporada de baños podría nombrar otro de su confianza, como lo expresa el párrafo 21 del capítulo 2 . 0 del citado reglamento, que deja enteramente á su arbitrio el dar sus facultades al que mejor le parezca para que ejerza ¡as veces de director y'supla su faifa en este casr». Solo restan indicar para concluir esle informe que la villa de Caldas de Moinbay goza de un cuma suave y benigno, que su territorio , aunque en la mayor parte rnonluoso , se halla cultivado con mucho esmero, y es muy ameno y delicioso, que abunda de aguas de riego y potables de buena calidad, y de alimentos saludables de toda especie, ya porque dicho territorio produce muchos, ya también porque hay en ella dos carnecerías , tres panaderías, muchas tiendas de comestibles, y a.lemas un mercado cada semana, que se compone principalmente de volatería , y es muy concurrido de toda la comarca. Por tocio lo dicho podrá V. S. conocer que tanlo en la parte materia! económica y administrativa, COÜÍO en la sanitaria, los baños minerales de esta Villa se hallan en muy buen estado, y que se cumplen y realizan en ellos, como es debido , las benéficas disposiciones de S. M. en obsequio de la humanidad doliente. (Se Erratas de los números conlhiiiavá.) anteriores. N ú m . i o & , pá». 24'*>> col. 2 . a , lín. g , dice p a r o xismos; léase próximos. Ni'im. i 5 8 , pág. 272 , col. i.\ lín. 2 ; , y pág. 2 ; 3 , col. 3 . a , 1/n. penúltima , dice alb i n a s ; léase alvinas: pág. 27S; col. 2 . a , líneas 3g *yv 4 o , dice innata ; léase infinita. Núm. i 5 g , Resumen, lín. 2 , dice,, propiedades; léase probabilidades. E l encargado de la redacción Y/' • • 7¿?/i' X MADRID. Imprenta que fue de Fuente nebra, ó. cargo de Alejandro Gomes.