TEORIA HUMANISTA La psicología humanista surgió como reacción al conductismo y al psicoanálisis, dos teorías con planteamientos opuestos en muchos sentidos pero que predominaban en ese momento. Pretende la consideración global de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales (la libertad, el conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), criticando a una psicología que, hasta entonces, se había inscrito exclusivamente como una ciencia natural, intentando reducir al ser humano a variables cuantificables, o que, en el caso del psicoanálisis, se había centrado en los aspectos negativos y patológicos de las personas. La teoría que esta detrás de esta psicología es la filosofía centrada en los estudios de Carl Rogers (1951, 1967, 1983) y el trabajo pragmático filosófico de la ciencia y la educación de John de Dewey (1916). Lo que enfatiza la teoría humanista es fundamentalmente la experiencia subjetiva. La libertad de elección y la relevancia del significado individual. Uno de los conceptos más importantes de este enfoque es el rol activo del organismo. Ya que desde la infancia, lo seres son únicos. Tienen patrones de percepción individual y estilos de vida particular. No solo los padres influyen sobre sus hijos y los forman; también los niños influyen sobre el comportamiento de sus padres. El rol activo, que se ve desde niño, es más visible aun cuando se logra el pensamiento lógico. Existe una brecha entre estimulo y respuesta, en que la persona piensa, reflexiona, considera las implicancias del comportamiento. Este es muy importante para la teoría humanista, porque enfatiza que los humanos crean su mundo. Uno de los principales conceptos que surge como un aporte de los planteamientos humanistas, es el de aprendizaje experiencial, cuya filosofía deriva, principal mente de los estudios de Carl Rogers. EL APRENDIZAJE EXPERIENCIAL: Carl Rogers maneja el concepto de aprendizaje autentico que para el, es mucho más que la acumulación de conocimientos, es un aprendizaje que provoca un cambio de conducta del individuo, en las acciones de escoger para el futuro, en sus actitudes y en su personalidad. Todo esto de un conocimiento penetrante que no se limita a un simple acumulación de saber, sino que se infiltra en cada parte de su existencia. Para conseguir este tipo de aprendizaje es necesario permitir al que estudia un contacto real con los problemas que conciernen a su existencia, de manera que el pueda elegir aquello que desea resolver, desea aprender, solo así produce un aprendizaje experimental fruto de un enfrentamiento existencial con un problema significativo. Es así que Carl Rogers (1969), propone algunos principios propios de este aprendizaje experimental.