Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral 4ta. Circunscripción Judicial – Reconquista Tomo 14 – Resolución N. 448/13 – Fs. 44. En la ciudad de Reconquista, Provincia de Santa Fe, a los 26 días de Diciembre de 2013, se reúnen los Jueces de esta Cámara, Dres. Santiago Andres Dalla Fontana, María Eugenia Chapero y Aldo Pedro Casella para resolver los recursos interpuestos contra la resolución dictada por la Señora Juez de Primera Instancia de Circuito Nº 4 de la ciudad de Reconquista, Provincia de Santa Fe, en los autos: FERESIN, HÉCTOR JESÚS C/ FLUCKIGER, LAURA LILIANA Y/U OTROS S/ J. DE DESALOJO - SUMARIO, EXPTE. Nº 134, AÑO 2012. Acto seguido, el Tribunal establece el orden de votación conforme con el estudio de autos: Dalla Fontana, Chapero y Casella, y se plantean para resolver las siguientes cuestiones: Primera: ¿Es nula la sentencia? Segunda: Caso contrario, ¿Es justa? Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? A la primera cuestión el Dr. Dalla Fontana dijo: el recurso de nulidad no ha sido sostenido en esta Alzada por la actora. La Asesora de Menores (a quien se le dio intervención recién en esta instancia ante la posibilidad de haber intereses de menores en juego) plantea la nulidad de todo lo actuado (fs. 56/60 vto.) por violación al art. 59 del Código Civil, siendo que del informe de fs. 19 del Expte. N° 176/09 (medidas preparatorias) habría menores involucrados. Subsidiariamente pide se dé intervención a la Subsecretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia a fin de que tome intervención en los presentes actuados en aras a la protección de los menores y en mérito a la normativa legal, a fin de reorganizar el trámite conforme a derecho. Creo que a tenor del art. 59 del Código Civil, y de los arts. 27 de la ley nacional 26.061 y 25 de la ley provincial 12.967, habiéndose constatado por la policía que en el inmueble que se pretende desalojar habitan junto a Laura Liliana Fluckiger y Mariano Hugo Alegre, sus cinco hijos que -teniendo en cuenta los números de documento- serían menores de edad, asiste razón a la Sra. Asesora de Menores en que en la instancia de grado no podía obviarse su intervención. Además, debieron arbitrarse los medios para el cumplimiento de lo normado por el art. 25 inc. e) de la ley 12.967, ya que es evidente que un proceso judicial de desalojo afecta a los niños moradores del inmueble en cuestión, siendo la afección de sus derechos o intereses lo requerido por la ley para exigir la asistencia letrada de los menores. Es así que ante la pasividad de los padres (representantes legales) las leyes citadas exigen del juzgador que los menores eventualmente afectados por la decisión judicial a dictarse tengan adecuada representación judicial. Dicha representación, que debería canalizarse de la manera establecida por la reglamentación al art. 25 inc. e) de la ley 12.967 en el Anexo I del Decreto provincial 619/10, sólo luce necesaria en caso de rebeldía de los representantes legales, ya que si éstos comparecen a juicio cabe suponer que los objetivos de las leyes de protección se satisfacen, debiéndose no obstante garantizar la intervención promiscua del Ministerio Pupilar (art. 59 C.C.). La inteligencia propuesta me parece que es la compatible con el art. 3°, ap. 2. de la Convención sobre los Derechos del Niño: “Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas adecuadas”; y también con su art. 27 aps. 2 y 3, que establecen que es a los padres a quienes incumbe primordialmente la responsabilidad de procurar el desarrollo del niño, siendo obligación del Estado acudir en apoyo, particularmente respecto a la nutrición, vestuario y vivienda. No pierdo de vista que también debe sopesarse el derecho constitucional de propiedad de quien tiene derecho a la restitución de un inmueble, pero el hecho de que se Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral 4ta. Circunscripción Judicial – Reconquista exija una adecuada representación en juicio de los menores que se pretende desalojar (que es en definitiva lo dispuesto por el art. 25 inc. e) de la ley 12.967) no me parece que sea conculcatorio de aquel derecho de la parte actora en este tipo de procesos, sino más bien una adecuada medida tendente a compatibilizar los distintos derechos de raigambre constitucional en juego. En definitiva, el Juez de la causa ordenará el deshaucio por más que haya menores habitando en el lugar, pero se asegurará (por mandato legal) que sus derechos e intereses fueron defendidos en el proceso, y sin perjuicio de la forma de ejecución de la sentencia en atención a las particularidades de cada caso. Sin embargo, dado que considero que el fallo alzado que rechazó la demanda de desalojo debe confirmarse, por lo que en definitiva los intereses de los menores no se verán de ninguna manera vulnerados, y que no procede la nulidad por la nulidad misma (art. 126 del C.P.C.C.), propondré el rechazo de lo peticionado por la Asesora de Menores, sin perjuicio de recomendar a la Sra. Jueza de grado que en casos como el presente, en que los representantes legales no comparecen a juicio, disponga lo necesario a los fines de dar cumplimiento con las leyes 26.061 y 12.967, a más de la intervención promiscua dispuesta por el art. 59 del Código Civil, que siempre corresponde. Así voto. A la misma cuestión, la Dra.. Chapero vota en igual sentido. A la misma cuestión, el Dr. Casella se abstiene de votar de acuerdo al art. 26 de la LOPJ. A la segunda cuestión, el Dr. Dalla Fontana dijo: como he anticipado, la Jueza de Primera Instancia (fs. 34/35) rechazó la demanda de desalojo instaurada por Héctor Jesús Feresin contra Laura Liliana Fluckiger y Mariano Hugo Alegre, e impuso a la actora las costas del proceso. Fundó su decisorio en que compete el desalojo a quien tenga derecho a obtener la restitución de la tenencia del bien; y que si se alega la propiedad -como lo hizo Feresin- se debe acompañar el título respectivo conforme art. 1184 inc. 1 del C.C. y además acreditar la posesión, ya que el título no da sino derecho a ella. Entendió asimismo que Feresin, a los fines de acreditar la propiedad, acompañó boleto de compraventa, por lo que para recuperar la posesión tendrá que enderezar una acción reivindicatoria o la posesoria que corresponda. Consideró asimismo que el accionante no había demostrado el hecho material de la tradición a su favor, en tanto que en nuestro derecho el carácter de propietario no se adquiere antes de la entrega (art. 577 C.C.) siendo decisivo para la acreditación de la legitimación activa a fin de ejercer la acción intentada. Feresin apeló la sentencia y el recurso le fue concedido en la instancia de grado. En esta alzada procede a fundarlo Achaca arbitrariedad al fallo porque: los demandados, al haber sido declarados rebeldes, no poseen el inmueble objeto de este juicio en los términos del art. 2351 del C.C.; la tradición fue acreditada mediante constancias de la escritura pública glosada en las medidas preparatorias, las copias del impuesto inmobiliario y de la tasa general abonados por el actor; existen pruebas suficientes de su posesión legítima, turbada ilegítimamente por los demandados rebeldes, quienes no demostraron tener la posesión. Sostiene la validez de la declaración de la escritura pública y que la Magistrada ha erigido a la prueba de la posesión como una prueba diabólica. También se agravia por el apartamiento de las disposiciones de los arts. 143 y 522 del C.P.C.C.. Es así que no habiendo destruido la accionada la presunción favorable de los hechos invocados en la demanda, el fallo en crisis resultaría errado. Afirma también que la propiedad del inmueble ha sido acreditada mediante la escritura pública inscripta en el Registro General (art. 2505 C.C.). Culmina su escrito recursivo agraviándose por la imposición de costas, propiciando su imposición a la demandada junto a la revocación del decisorio a-quo. Los rebeldes y terceros ocupantes no respondieron los agravios de la recurrente. Firme el llamamiento de autos y oída la Asesora de Menores, ha quedado la presente en Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral 4ta. Circunscripción Judicial – Reconquista condiciones de obtener pronunciamiento de este Cuerpo. El motivo por el cual se rechazó la demanda no ha sido porque los habitantes de la casa sita en calle 25 de Mayo N° 629 de Malabrigo hayan demostrado ser poseedores. Lo único que puede decirse de ellos (dos mayores y cinco menores) es que ocupaban la vivienda y que lo han hecho a lo largo de todo el proceso, según lo develan diversas cédulas recibidas por Laura Fluckiger. La Jueza rechazó la demanda porque entendió que Feresin no había acreditado su calidad de propietario, invocada en la demanda, para lo cual debía demostrar haber recibido la tradición del inmueble, en virtud del art. 577 del Código Civil. Este punto crucial de la argumentación brindada por la anterior no logra -desde mi óptica- ser desvirtuado mediante la expresión de agravios. Es que ha sido la propia actora quien ha afirmado en su libelo introductorio de instancia que luego de “titularizar” el inmueble de marras, y cuando se disponía a edificar en el mismo, se encontró con la presencia de Fluckiger y Alegre (punto 3- de los hechos). Ese raconto del propio actor me da la pauta de que Feresin jamás recibió la posesión, no habiendo así nunca consolidado su derecho de dominio, para lo cual se requiere de título y modo, como impecablemente formuló la Jueza. Además, el actor no ha afirmado en la demanda haber recibido la posesión, hecho que de haber sido invocado hubiera merecido la presunción emanada del art. 522 del C.P.C.C., y que el recurrente pretende que se haga jugar en el caso ante la falta de contestación de la demanda. A contrariu sensu, al no ser un hecho expuesto en la demanda, no puede reputarse cierto. El examen de la documental probatoria no mejora la situación del actor. Primero cabe destacar que tanto el boleto de compraventa como la escritura de compra fueron presentadas en fotocopias simples, y en todo caso no logro entender por qué razón aquél sería del año 2008, mientras que ésta (la escritura) sería del año 2005. No hallo motivos para suscribir un boleto de compraventa inmobiliario entre las mismas partes, varios años después de haber celebrado una escritura de venta atinente a la misma cosa, que por otra parte es la forma prevista en el art. 1184 inc. 1) del Código Civil para los contratos que versan sobre la transmisión de bienes raíces. También llama la atención que las dos boletas de pago del impuesto inmobiliario acompañadas, correspondientes al año 2009, seguían viniendo a nombre de Horacio Benito Escobar (presunto vendedor de la propiedad al actor), lo que no debería haber acontecido de haberse escriturado en el año 2005 e inscripto la venta en el Registro General. Por último, el escribano Alejandro Toguchi (fs. 6 de las medidas preparatorias) deja constancia el 25/06/08 que está tramitando la escrituración del inmueble en cuestión, pero de ser verídica la copia de la escritura de fs. 2/3 del mismo expediente, el acto de escrituración ya había ocurrido en 2005 por ante el mismo notario. Las irregularidades e incongruencias señaladas me llevan a restar a la documental toda eventual aptitud probatoria de la pretendida posesión en cabeza de Feresin, cuya falta de prueba -reitero- motivó la decisión a-qua. Sin perjuicio de ello quiero dejar sentado que la mera afirmación ante escribano de encontrarse en posesión de lo vendido por haberlo recibido en tradición de la parte vendedora (cláusula 3) de la copia de escritura), no pasa de ser una manifestación de cuya veracidad el oficial público no da fe (art. 993 del Código Civil), por lo que ningún efecto hubiera tenido en el caso de autos. La posesión es un hecho que puede acreditarse por cualquier medio de prueba y carece de todo respaldo la queja de que se presenta como una prueba diabólica. La apelante no sólo no ha demostrado la tradición como medio de adquisición de la posesión (art. 2379 del Código Civil) sino que ha admitido en la demanda que no pudo adquirirla por la presencia de los demandados en el predio. En suma y por los argumentos vertidos, considero que es ajustada a derecho la sentencia apelada, y voto por la afirmativa. Las costas de esta instancia deben ser soportadas por la recurrente perdidosa (art. 251 del C.P.C.C.). Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral 4ta. Circunscripción Judicial – Reconquista A la misma cuestión, la Dra. Chapero vota en igual sentido. A la misma cuestión, el Dr. Casella se abstiene de votar de acuerdo al art. 26 de la LOPJ. A la tercera cuestión, el Dr. Dalla Fontana dijo: atento al resultado precedente, corresponde adoptar la siguiente resolución: 1) Rechazar el planteo de nulidad de la Asesora de Menores; 2) Recomendar a la Sra. Jueza de grado que en casos como el presente, en que los representantes legales de menores de edad no comparecen a juicio, disponga lo necesario a los fines de dar cumplimiento con las leyes 26.061 y 12.967, a más de la intervención promiscua dispuesta por el art. 59 del Código Civil; 3) Rechazar el recurso de apelación y confirmar en consecuencia la sentencia apelada; 4) Imponer las costas de esta instancia a la actora; 5) Regular los honorarios de los profesionales intervinientes por su actuación en la Alzada en el 50% de los que correspondan por regulación firme a su actuación en la instancia de grado. A la misma cuestión, la Dra. Chapero vota en igual sentido. A la misma cuestión, el Dr. Casella se abstiene de votar de acuerdo al art. 26 de la LOPJ. Por ello, la CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL, COMERCIAL Y LABORAL DE LA CUARTA CIRCUNSCRIPCION JUDICIAL RESUELVE: 1) Rechazar el planteo de nulidad de la Asesora de Menores; 2) Recomendar a la Sra. Jueza de grado que en casos como el presente, en que los representantes legales de menores de edad no comparecen a juicio, disponga lo necesario a los fines de dar cumplimiento con las leyes 26.061 y 12.967, a más de la intervención promiscua dispuesta por el art. 59 del Código Civil; 3) Rechazar el recurso de apelación y confirmar en consecuencia la sentencia apelada; 4) Imponer las costas de esta instancia a la actora; 5) Regular los honorarios de los profesionales intervinientes por su actuación en la Alzada en el 50% de los que correspondan por regulación firme a su actuación en la instancia de grado. Regístrese, notifíquese y bajen. DALLA FONTANA Juez de Cámara CHAPERO Jueza de Cámara WEISS Secretario de Cámara CASELLA Juez de Cámara Abstención