Pedro, pelea con el enemigo equivocado Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Juan 18:10-11. Al final de la guerra mundial II, cuando los americanos entraron a Berlín, un par de soldados alemanes no respondieron a las intrusiones dadas en alemán. Al darse una inspección más cercana de porque no obedecieron a las intrusiones descubrieron que no eran alemanes, sino eran del Siberia Lo que los intérpretes descubrieron es que ellos estaban totalmente perdidos y cruzaron el borde de Rusia y fueron capturados por la milicia de Rusia. Inmediatamente ellos fueron conscriptos a la armada Rusia y un poco después en la confusión fueron capturados por los Nazis. Así que son llevados a un campo de prisioneros de guerra, hasta qué en la repartición de la obra de mano ellos fueron mandados a trabajar en las líneas de batalla donde suplian con municiones, es allí donde ellos fueron capturados por las fuerzas americanas. Asombroso como suena, el intérprete al oír su historia, les pregunto a estos hombres de Siberia que si tenían alguna pregunta. Ellos contestaron si, solamente una ¿Qué es lo que todos están peleando? Algunas veces Yo pienso que el Señor nos haría la misma pregunta ¿Qué es lo que todos nosotros estamos peleando? Vamos a ver como Pedro fue ilustra algo parecido que actuó tan rápido para sacar la espada y empezar tirar espadas, sin consultar con su espíritu, dejo que su carne lo dirigiese en cuatro malas maneras. Primero, Pedro pelea al enemigo equivocado. No sabiendo que se esperaba, los soldados marchan atrás de Judas armados listo para lo que fuera necesario. Pero Pedro saca su espada, no se enfrenta con uno de los 600 soldados armados, sino se dirijo al más indefenso al siervo del sumo sacerdote, con la bravura Pedro él desea defender al Señor (en otras palabras se dio esa bravura porque no ataco a un soldado sino se fue a la persona más débil e inofensivo de ese lugar en esos momentos). Tú y yo frecuentemente hacemos lo mismo. Peleamos al enemigo equivocado, porque en Efesios 6:12, nos dice que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes Así que en cualquier momento que estés luchando o pelando con una persona (esposo, jefe, maestro, vecino, hermano, hijos) estas luchando con el enemigo y en la batalla equivocada. Segundo, Pedro usa el arma equivocada. Pedro uso literalmente una espada, pero es solamente la armadura espiritual que puede destruir la torre más alta que el enemigo ha puesto entre tus hermanos. La espada que hay que usar no es la espada que lastima físicamente sino la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (leamos Hebreos 4:12). Pero, cuidado porque hay cristiano que usan la Palabra para cortar cabezas usando la Palabra sin principios, no porque una persona te cite un versículo es aplicable en toda situación, simplemente ponlo a prueba de la escritura en Santiago 3:17 que dice: pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Tercero, Pedro tenía una actitud mala. Cuantos de nosotros nos reflejamos con Pedro, cuando Cristo muchas veces nos dice que estemos tranquilos porque de El es la batalla, sin embargo deseamos darle una ayudada a Cristo y continuar la pelea hasta ver a nuestro hermano este totalmente derrotado. Cuarto, Pedro pelea por razones equivocadas La razón por la cual Pedro saca la espada fue para proteger al Señor de 600 soldados que estaban frente de El. ¿Piensas que El Señor necesita protección? Piensas que Te ha llamado para protegerlo, o aclarar la situación en tus propias fuerzas. Pedro estaba demostrando sinceridad, su intención era defender a Jesús, tal vez pensó en las palabras de Jesús que le dijo tu me negaras Pedro tres veces., y tal vez por eso hizo esto, mira Jesús estabas equivocado yo te defenderé. Concluimos: Así, como Pedro, yo me he equivocado cuando peleó con el enemigo erróneo. Reconozco mis fallas y me acerco al trono de gracia humillado para que el Señor sane la gente que yo he herido. Jesús es la respuesta correcta, empieza este guardando tu espada físicamente (tu carne) y entra a la batalla con la espada del Espíritu (la Palabra).