soportar, además de este obstáculo, los gases sulfurosos que

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soportar, además de este obstáculo, los gases sulfurosos que
Viciaban la atmósfera, los cambios bruscos de temperatura
consiguientes a un terreno escalonado y las oscilaciones del
suelo producidas por frecuentísimos temblores.
El Cotopaxi tiene una historia triste de catástrofes y ruinas
causadas por sus erupciones en distintas épocas. La primera,
dice Villavicencio (1), ocurrió el año 1332 y creen algunos
que en ella arrojó la copa de la montaña a la distancia en que
aún hoy se la observa. En 1533 se repitió el fenómeno eruptivo que ocasionó grandes inundaciones. En 1743 apareció
inflamado el Volcán arrojando por innumerables grietas nubes
de llamas que alcanzaron una altura de 900 metros sobre el
borde del cráter, un año después brotaban de éste, cantidades inmensas de lava y agua hirviendo, mientras el temblor
conmovía las capas terrestres llegando a sentirse en Honda
a 200 leguas de distancia. En 1768 tuvo lugar la erupción
más espantosa de todas, por la cantidad de piedras incandescentes, arena y agua que fueron lanzadas al espacio. Las
cenizas llegaron a Guayaquil y Popayan, y en Tacunga y
Ambato se vieron rodeados de tinieblas en pleno día hasta el
extremo de encender faroles a las tres de la tarde. Los bramidos del volcán se percibieron desde la costa y alguna vez
(en 1808) se licuó súbitamente la masa enorme de nieve que
coronaba sus regiones más altas. Tal es la historia del Cotopaxi Visitado por Espada en la fecha que arriba hemos consignado.
El 5 de Diciembre de 1864 salió Espada de Muíalo con
objeto de Visitar el palacio de Pachuzala o del Gallo. Era
éste un edificio, o mejor dicho, parte de un edificio levantado
por los incas durante el reinado de Huaina Capac, y en la
época en que aquéllos invadieron el territorio de los quiñis o
primitivos pobladores del Ecuador en esa comarca. Semejante circunstancia le daba un inmenso valor histórico que le
hizo objeto de atención para todos los historiadores de la
República ecuatoriana. Espada examinó detenidamente aquellas ruinas constituidas por muros de piedras «cortadas en
(1)
Geografía de la República del Ecuador.-1858.—pág. 47.
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