Hemos recibido el siguiente trabajo del ilustrado y laborioso escritor francés Mr. Julien Vinson, que no vacilamos en publicar en nuestra REVISTA, atendiendo principalmente á su caracter de rectificacion, por más que no estamos conformes con todas sus afirmaciones. De este modo se verá que nuestra modesta publicacion guarda siempre las consideraciones de imparcialidad debidas á todas las opiniones sinceras, sobre todo cuando alegan los derechos de la defensa, en cuya conducta queremos perseverar y perseveraremos mientras la REVISTA EUSKARA exista. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA LENGUA EUSKARA. Sr. D. Arturo Campion: Hace yá muchísimo tiempo, affmo. amigo y compañero, que me proponía escribir A V. comunicándole ciertas reflexiones que me ocurren acerca de la REVISTA EUSKARA. Han aparecido en esta numerosos artículos relativos á la lengua y la historia del interesante pueblo vascongado; pero los autores de dichos articulos, en mi sentir, han desconocido á veces el verdadero y actual estado de las cuestiones por ellos tratadas, por lo que sus conclusiones carecen de la debida autoridad científica, puesto que no son completamente ciertos los hechos y las teorías en que aquellos se fundan. Este propósito mio, ha sido aumentado con el deseo de contestar lo mas brevemente po- —145— sible á D. Manuel de Gorostidi, que al ocuparse de mis trabajos y persona en la REVISTA, me ha juzgado con demasiada severidad, tal vez porque no ha comprobado lo que se ha dicho de mí. Principiaré suplicando á los lectores de la REVISTA me concedan su indulgencia, que como francés necesito al valerme del idioma de Cervantes; he creido mejor presentar mis observaciones en esa lengua, aunque conozco que es grande mi osadía, y de que con ella inferiré, quizá involuntarias ofensas á la gramática castellana. Los artículos á que he aludido tratan de cuestiones lingüísticas del vascuence y de los Iberos. Nos ha parecido, tanto á mí, como á algunos amigos á quienes se los he comunicado, que sus autores conocian poco lo que se habia escrito en Europa acerca de estas cuestiones, durante los cincuenta años últimos. Por ejemplo, suele decirse que el euskara es el más admirable, el más perfecto idioma del mundo. Esto no puede sostenerse ahora. Cierto es que el euskara se presenta como un muy respetable resto de los tiempos antiguos, tal vez como una preciosísima huella de los pueblos prehistóricos de la Europa occidental, perecidos en el inmenso desarrollo de los siglos; pero nada tiene en su organismo que nos parezca bastante especial para justificar tal ditirambo, y me atrevo á decirlo, tal entusiasmo. Esta admiracion todavía es natural en las personas que no han estudiado mas que las lenguas clásicas, y á quienes no han sido enseñados los datos y el método de la ciencia moderna. Comparado el vascuence con el latin, el griego, el francés y otros semejantes idiomas, queda aturdido el escritor y le parece contemplar un hermoso gigante al lado de un diforme enano; pero disminuye la alucinacion si le compara con el hebreo, y desaparece por completo cuando entran en la esfera de la comparacion el húngaro, el japonés, las lenguas de la América, de la África y de las Indias orientales, y tambien si al mismo tiempo se examina el origen del lenguaje, su pasado, su historia, su porvenir y su objeto. Revista Euskara. —II. 19 —146— Dos grupos, hay, muy distintos, entre los que estudian el lenguaje. Los unos lo consideran externamente, es decir, como el órgano de espresion de las sociedades humanas, y poco les importa buscar las causas de sus progresos ó accidentes históricos; son hombres prácticos, y preocupándose sólo de lo más urgente, no se han fijado en el verdadero carácter del instrumento maravilloso de que suelen valerse, Para los otros,—y pretendo ir conforme con ellos,—el lenguaje es nada más que un hecho natural, producido espontáneamente, bajo influencias externas por los órganos físicos del cuerpo, sin otro objeto que la expresion rápida y exacta del pensar humano. A los primeros llámanse filólogos, reservándose el nombre de lingüistas para los segundos. Dicen, pues, los lingüistas, que siendo el lenguaje la espresion del pensamiento, la lengua más perfecta será aquella, en que mejor y más pronto se manifiesten los modos y las variedades del pensamiento. Además es sabido, que cada idea tiene dos cualidades, dos caracteres esenciales, el hecho físico ó moral que representa y las relaciones de éste con otros; así es que se ha atribuido al lenguaje, á la palabra un doble objeto, la espresion simultánea del hecho y de sus relaciones. Cada voz, pues, en cualquier lenguaje vulgar, tiene dos cosas que expresan la significacion y la relacion, y la lengua más perfecta será la que las haga sensibles juntamente, con un sólo esfuerzo vocal. Se ha descubierto, que al principio á ninguna lengua correspondia esa facultad; que únicamente con el curso del tiempo lo consiguieron algunas, quedando inferiores bajo este punto de vista las demás. No tengo ni el espacio ni el tiempo suficiente para desarrollar la teoría entera; bastará decir que se han dividido las lenguas en tres grupos formales. Los del primero no expresan las relaciones sino por dos palabras distintas; las del segundo usan tambien dos palabras, pero la segunda de estas queda reducida al oficio de servidora, vasalla ó esclava, y no tiene existencia independiente; las del tercero, con —147— las palabras de significacion producen cambios internales cuando se necesita expresar relaciones. Así quedan distinguidas las lenguas en monosilábicas, aglutinantes y flexionales, y es preciso recordar, que cada lengua del segundo y tercer grupo ha pertenecido los tiempos pasados al grupo ó grupos precedentes. En cuanto al vascuence, pertenece al grupo segundo, y solo con los idiomas de la misma clase conviene compararlo. Al primer examen parece superior á muchos, pero tambien inferior á algunos. Por ejemplo, el edificio gigantesco de su tan celebrada conjugacion, tiene compañeros iguales en América; los Tuaregs ó los Algonquines envuelven en el verbo de sus idiomas el sujeto y el régimen. Dichas lenguas y otras muchas, pueden además añadir á la raíz varias sílabas y expresar modificaciones numerosas, mostrando que la accion es pasiva, recíproca, posible, habitual, agradable etc. Tampoco posee el vascuence las terminales posesivas, usadas en muchos idiomas; dice nere echen, mi casa, en dos palabras, cuando el húngaro, p: ej: le basta una sola, diciendo: házan, mi casa, házank nuestra casa, házaink, nuestras casas, etc. Escúsenme mis lectores, esta digresion; voy á concluir pasando á la pretendida «cuestion ibérica» y á mis opiniones respecto á ella. Sepan pues, que no he negado el origen ibérico de los vascos; sólo he dicho y digo que hasta ahora, no me parece comprobado tal origen, pues sus partidarios se fundan en argumentos quebradizos y en etimologías infantiles y anticientíficas. Tal vez no habiendo leído mis obras, y fundándose en críticas coléricas, se me ha llamado «enemigo de los vascos»; además haciéndose eco de vehementes ataques, ha manifestado el señor Gorostidi que era yo «un atrabiliario vascófobo,» que me proponia «destruir el idioma vasco, causa de la ignorancia en que se hallan sumidos los habitantes de la euskal-erria,» que estoy «verdaderamente ofuscado,» que «esgrimo enmohecidas armas,» y que el amor de la pátria le movia á «dar la voz de alarma y prevenir á todos.» —148— Seguro estoy, amigo mio, de no haber merecido tantas injurias; y aunque disienta en cuestiones científicas con el príncipe L. L. Bonaparte, pretendo tener el derecho de hacerlo sin causar perjuicio al euskara. Sabeis que en el terreno científico, en lo que se llama la República de las letras no hay autoridades infalibles, ni juicios sin recurso. Jamás yo por mi parte he querido imponer mis ideas, jamás las he creido irrefutables, ni he usado otras armas que las nunca enmohecidas de la ciencia. En cuanto á lo que se refiere al pueblo vascongado, le quiero mucho aunque no he nacido en él, y yo les pregunto á todos: quiénes son sus verdaderos amigos, los que mirando sólo al pasado y desconociendo las necesidades del dia se contentan con elogios y cariñosas espresiones, ó los que creen que para vivir es necesario mirar á adelante y marchar con la sociedad entera, y cuyo cariño se manifiesta por consejos, avisos y aun reprobaciones sinceras? A quién podrá ofender la verdad? Bainon eztut beldurrik; euskalherri gucian ni ezagutzen nautenec eztute ni etsaitzat hartuco, ceren ere heyen sinhesteak edo esperantzak ezpaitut nereganatzen. Badakite nola, hamabi urthehetan ibili nintzen herriz herri, etchez etche bilhaturic heyen aitak utzi tuzten ondarrac, erran nahi dut, liburuak, hitzak, contuak, ohicuntzak &. Badakite nahi nukela herri huntako seme leihal eta azkar guziak heldu diran demboretan bizi daiten bethico, ez, orai bezala, bere baithan beretzat choilqui lan eginik, bere chocoan hil daiteno, bainan sociedade generalean sarturic igan dezatentzat, lehembiziko lerroetan, mereci duten bezala, heren cualidade handi guziaz. Badakite ere Laphurdin izan ditut adisquide onec cembait eta nola maite dudan eskuara, nola ikasi dudan mintzaixa eder eta zahar hura, nola nahi nuken hura ere bizi dadin. Bainan nor ausartatuko dá gauzen ibiltzeari buruz alchatzera, demborari erranez: eztuk eginen hire obra? Hobe zait munduco gorabeherei yarraikitzea oroiturik atsotitzak erráiten duenez: oro nahiz, oro gal! Bayona 1879. JULIAN VINSON.