Otro factor que siempre se manifiesta como fuente de malestar y que, además, es reconocida en algunos estudios como uno de los indicadores de calidad más relevantes (INCE, 2000) es el de la importancia de la RATIO (Profesor-Alumno) El informe de la OCDE fue muy tajante al respecto (OCDE, 1990, p. 22) cuando dijo que “si se quieren encontrar las raíces del malestar de los profesores, no hay que buscar en las tendencias demográficas ni probablemente en la ratio alumnos profesor”. En cambio, contrarias son las manifestaciones de dichos profesionales cuando todavía siguen pidiendo una reducción mayor, sobre todo en la ESO donde los datos de 1996–97 reflejaban un número medio de 28 alumnos por aula, siendo en Primaria un número medio de 23, proporción que no ha bajado mucho en la actualidad (INCE, 2000) (cuadro 22): Número medio de alumnos por grupo educativo en las Enseñanzas no universitarias Curso 1996-97 Curso 1999-00 Educación Infantil 21 19,9 Educación Primaria 22,6 21,2 Educación Especial 6,7 6,3 ESO 27,5 26.0 Prog. Garantía Social 12,9 11,9 BUP / COU 32,2 31,2 Bach. LOGSE 26,9 26,6 FP I 30.2 .... FP II 29,2 26,3 Ciclos Grado Medio 19,6 19,1 Ciclos Grado Superior 24,2 21,7 Cuadro 22. (INCE, 2000) Es evidente que el número de alumnos ha descendido de manera generalizada, aunque de forma desigual entre los países en cuanto a la magnitud y en cuanto al momento y ritmo de la disminución del número de alumnos. Para el conjunto de los países de Europa Occidental, y para el período 1975-1992, el descenso de alumnos puede cifrarse entre el 25 y el 30 % . Se puede asegurar que si la ratio alumnos / profesor oscilaba en 1975 entre el 13:1 de Dinamarca y el 36:1 de Portugal; diez años más tarde todos los países la habían reducido en 4 - 5. La tendencia parece mantenerse hasta hoy, si bien la ratio no puede bajar indefinidamente. El Reino Unido partía en 1975 de una ratio de 23:1, en 1985 bajaba a 21:1 y en 1992 tenía 19.5:1. En suma, si bien las ratios reales pueden ser todavía altas en algunas escuelas, no parece existir fundamento para sacar conclusiones pesimistas de la evolución demográfica.