La Vida Sana El Ejercicio Físico: Actualmente en nuestras ciudades mucha gente está sentada gran parte del tiempo: en el trabajo, en el coche, delante de la televisión. Sin embargo nuestro cuerpo está preparado para realizar actividad física y, demás, la necesita. Por eso, conviene hacer ejercicio durante el tiempo libre, ya que no lo hacemos en el trabajo. No es necesario hacer ejercicios físicos fuertes o violentos. El golf, por ejemplo, es un deporte ideal para cualquier edad. Un tranquilo paseo, diario de una hora es tan bueno como media hora de bicicleta. Es importante realizar el ejercicio físico de forma regular y constante: todos los días, o tres o cuatro veces por semana. La Alimentación: Conviene llevar un control de los alimentos que tomamos. Normalmente, las personas que comen demasiado engordan y estar gordo puede ser un problema; de hecho, en las sociedades occidentales hay gente que está enferma a causa de un exceso de comida. Para controlar el peso es aconsejable: No tomar muchas grasas. Si comemos menos chocolate y dulces, podemos reducir la cantidad de grasa que tomamos. También es bueno comer más pescado y menos carne. El pescado es muy rico en proteínas y no tiene tantas grasas como la carne o el queso. La forma de preparar los alimentos, también ayuda a reducir la cantidad de grasas: es mejor comer la carne o el pescado a la plancha que fritos o con salsa. Comer frutas y verduras. Las frutas y verduras contienen mucha fibra, que es muy buena para una dieta sana. La organización Mundial de la Salud recomienda tomar un mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras El Equilibrio Anímico: El eqilibrio anímico es tan importante para una buena salud como el ejercicio físico. Tener un carácter tranquilo es mejor que ser impaciente o violento. Ser introvertido tiene más riesgos que ser extrovertido. Realizar el trabajo con tranquilidad, sin prisas y sin estrés, es también muy importante. Por otra parte, hay muchos estudios e investigaciones que establecen una relación directa entre las emociones negativas y la mala salud. La preocupación por las enfermedades y por la muerte conribuye a aumentar las emociones negativas. Ver la vida de forma positiva y evitar las sentimientos de culpabilidad , puede ser una buena ayuda para conseguir el equilibrio anímico. Finalmente hay que señalar que unos habitos regulares suponen también una buena ayuda: acostarse y levantarse cada día a la misma hora, y tener horarios regulares para el desayuno, la comida y la cena. Fuente: MARTÍN PERÍS, Ernesto; SANS BAULENAS, Neus. Gente 1 (libro del alumno). Barcelona: Difusión, 2000, p.56-57. Profesor: Hugo Retamar