EL TS REVOCA UNA CONDENA POR ESTAFA IMPUESTA A UNA PERSONA JURÍDICA AL AMPARO DEL ART. 31 BIS DEL CP La Sala de lo Penal del TS, en sentencia núm. 514/2015, de 2 de septiembre (Rec. 111/2015, Ponente: señor Marchena Gómez), ha establecido sendos criterios para decidir acerca de la responsabilidad penal de una persona jurídica. En este caso, se condena al administrador único de una Sociedad Limitada y a dicha sociedad como responsables de un delito de estafa aplicando art. 31 bis CP. Según la opinión de la AP de Madrid, la estafa se produce al engañar al querellante acerca de su situación como arrendatario de un local de negocio, del que había sido deshauciado por impago. Es por ello que se suscribiera con el condenado un contrato de arrendamiento y cesión del local de negocio por parte del querellante, que determinó la entrega de una cantidad de dinero de la que fue receptora la sociedad mercantil que administraba. Sin embargo, el Tribunal Supremo revoca dicha sentencia, estimando el recurso de casación presentado, al considerar que se ha vulnerado el derecho constitucional a la presunción de inocencia del condenado. Es opinión del Tribunal que el recurrente, que alega que no ha quedado acreditado el engaño bastante que da vida al delito de estafa y tampoco consta la relación de causalidad entre dicho engaño, que provoca el error y el acto de disposición que da lugar al perjuicio, lleva consigo la razón en este caso. Por otra parte y ya adentrándonos en lo importante a efectos teóricos de esta sentencia, respecto de la responsabilidad penal de la sociedad y el fundamento de la responsabilidad de las personas jurídicas, declarable al amparo del art. 31 bis del CP, se ha de estar a lo dispuesto en el Fundamento Jurídico 3º de esta Sentencia: «La ausencia de un recurso formalizado por la entidad condenada como autora de un delito de estafa, obliga a la Sala a no abordar el llamativo distanciamiento del FJ 4º de la sentencia recurrida respecto de las exigencias del principio de culpabilidad (art. 5 CP). Esta Sala todavía no ha tenido ocasión de pronunciarse acerca del fundamento de la responsabilidad de los entes colectivos, declarable al amparo del art. 31 bis del CP. Sin embargo, ya se opte por un modelo de responsabilidad por el hecho propio, ya por una fórmula de heterorresponsabilidad, parece evidente que cualquier pronunciamiento condenatorio de las personas jurídicas habrá de estar basado en los principios irrenunciables que informan el derecho penal. El efecto extensivo que el art. 903 de la LECrim impone respecto de las decisiones favorables que se deriven de la interposición de un recurso de casación, sugiere importantes matices cuando la exoneración de la responsabilidad por vulneración del derecho a la presunción de inocencia se declara respecto de la persona física que ha actuado en nombre de la sociedad que ha resultado también condenada. En el presente caso, sin embargo, el laconismo de la sentencia de instancia respecto del fundamento de la responsabilidad criminal declarada en relación con la entidad, el silencio de los recurrentes y, sobre todo, la irrelevancia penal del hecho de referencia, conducen a declarar también extinguida toda responsabilidad criminal respecto de la sociedad receptora de las transferencias económicas que fueron abonadas por los querellantes.»