Electricidad y gas natural: evolución y oportunidades en ambos

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Vicepresidenta de la Comisión Europea
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Conferencia EUROELECTRIC
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Señoras y Señores:
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En primer lugar, me gustaría felicitar a los organizadores de esta Conferencia por
haber diseñado un programa en torno a un tema de tan palpitante actualidad. El
hecho de que la organización de la Conferencia se haya llevado a cabo en estrecha
cooperación entre las industrias europeas de la electricidad y del gas, de hecho, la
convergencia a la que estamos asistiendo y remite a la creación de un auténtico
mercado interior de la energía.
Permítanme, para comenzar, que aborde la pregunta que preside mi intervención.
¢(VHOPHUFDGRLQWHULRUGHODHQHUJtDXQDUHDOLGDG" Aunque la respuesta podría ser
extremadamente concisa —WRGDYtD QR— ampliaré su contenido mediante las tres
preguntas complementarias que formulo a continuación y a las que intentaré dar
cumplida respuesta.
− Aunque la realidad del mercado interior de la energía supera las previsiones,
¿por qué no se ha conseguido todavía la creación de un auténtico mercado
interior?
− ¿Qué problemas genera la falta de un auténtico mercado interior?
− ¿Qué se puede hacer para realizar dicho mercado interior?
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En primer lugar, me parece justa la afirmación de que el mercado interior de la
energía constituye una realidad que supera las previsiones efectuadas hace tan
solo cinco y tres años, cuando se adoptaron, respectivamente, las Directivas de
electricidad y de gas, tras unas negociaciones largas y difíciles. En muchos
aspectos, la creación progresiva del mercado interior del gas y de la electricidad se
ha visto coronada por el éxito. Mientras que las Directivas tan solo exigen una
apertura del mercado de la electricidad y del gas del 30% y del 20%,
respectivamente, una mayoría abrumadora de Estados miembros ha decidido ir
mucho más allá. En la actualidad, el 65% de la demanda comunitaria de
electricidad y cerca de un 80% de la demanda de gas están completamente
abiertas a la competencia.
El panorama es similar por lo que respecta al acceso real al mercado, es decir, al
acceso efectivo de terceros a las redes de electricidad y gas. Ya casi nadie discute
que el método más eficaz para garantizar el acceso no discriminatorio a dichas
redes consiste en el DFFHVR UHJXODGR GH WHUFHURV, sujeto al control de un
organismo regulador independiente encargado de su aplicación. Igualmente
importante es que el funcionamiento de la red sea independiente de otras
actividades, por ejemplo generación. Catorce de los quince Estados miembros
poseen ya un RUJDQLVPR UHJXODGRU del mercado de la energía y practican el
acceso regulado de terceros al sector eléctrico. La mayor parte de los Estados
miembros ha superado también las disposiciones de las Directivas por lo que
respecta a la independencia de los operadores de las redes de transmisión.
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Sin embargo, la espectacular rapidez en la apertura completa del mercado y la
asimétrica aplicación de regímenes de acceso a las redes han provocado serias
distorsiones del mercado, a escala comunitaria. Además, los distintos niveles de
apertura de mercado, alcanzados en los Estados miembros, distorsionan las
condiciones en que han de competir las pequeñas y medianas empresas, ya que
éstas son libres de elegir sus fuentes de energía, en algunos Estados miembros,
mientras que carecen de dicha libertad en otros. Este argumento es igualmente
válido para aquellas empresas de distribución que todavía no cumplen los
requisitos para ser consideradas como clientes cualificados.
La creación de un mercado interior real y efectivo dista de haber llegado a su
Así, por ejemplo, los intercambios de electricidad sólo representan el 8%
consumo comunitario. Siguen existiendo importantes “cuellos de botella” en
infraestructuras, particularmente, por lo que respecta a la capacidad
interconexión.
fin.
del
las
de
Los estudios realizados por la Comisión ponen claramente de manifiesto que —
incluso en los Estados miembros en los que se ha aprobado una legislación que
establece una apertura del mercado superior al mínimo exigido— es limitado el
número de empresas que se han incorporado con éxito a los mercados de la
energía, como también lo es el porcentaje de cambio de proveedor por parte de los
clientes cualificados.
Las empresas de los países que han alcanzado tan sólo, los mínimos legales, en
materia de apertura de mercado, conservan una amplia clientela, lo que las sitúa en
una posición de ventaja considerable, en relación con las empresas de los países
que han abierto sus mercados en mayor medida. Además, como es bien sabido las
empresas de propiedad estatal —que no pueden ser, por definición, objeto de
adquisición— están realizando una activa campaña de predación en Europa que
las ha llevado a tratar de adquirir (recientemente) diversas empresas privatizadas
en otros Estados miembros. La FOiXVXOD GH UHFLSURFLGDG de las Directivas no
ofrece protección suficiente contra las desigualdades en la apertura de los
mercados, ni ofrece protección alguna contra las propuestas de adquisición y fusión
que se han producido.
En vista de lo anterior, comprendo que los Estados miembros que han optado por
la privatización, con las dificultades políticas que a menudo entraña, se muestren
reticentes a la hora de permitir que participen en sus mercados las empresas
públicas de otros Estados miembros. Sin prejuicio de la necesidad evidente de
respetar los Tratados europeos, considero defendible que se adopte una protección
contra la participación de empresas de propiedad estatal en adquisiciones y
fusiones, durante el período de transición que conducirá al establecimiento de un
auténtico mercado interior de la energía. La capacidad de cualquier empresa de
electricidad o de gas para desarrollar una presencia paneuropea en los próximos
años, preferentemente a través de la adquisición de otras empresas, determinará
en gran parte su futuro éxito comercial en el mercado interior. A mi entender, no
sería justo que algunas empresas se encontraran en una situación de ventaja
competitiva con respecto a otras, no tanto como consecuencia de su mejor
rendimiento, sino a causa del simple hecho de verse protegidas en sus mercados
nacionales y de gozar de un estatuto que las resguarda de las leyes del mercado.
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La situación de distorsión de las condiciones de competencia a la que nos
enfrentamos en la actualidad resulta inaceptable por los motivos que ya he
señalado. Son precisamente esos motivos los que han llevado a la Comisión a
proponer, recientemente, al Consejo y al Parlamento la modificación de las
Directivas sobre gas y electricidad. Aunque no entraré ahora en los detalles de la
propuesta, sí señalaré sus principales contenidos:
− Los Estados miembros abrirán el mercado a la competencia, en relación con
todos los consumidores no residenciales de electricidad antes del 1 de enero de
2003, mientras que la apertura en relación con los consumidores no
residenciales de gas deberá producirse antes del 1 de enero de 2004; la
apertura a todos los consumidores (entre los que figuran todos los hogares)
habrá de realizarse antes del 1 de enero de 2005 para ambos sectores.
− Los Estados miembros garantizarán unas normas mínimas equivalentes de
apertura cualitativa del mercado, en particular por lo que respecta al acceso
regulado a la red por parte de terceros y a la creación de organismos
reguladores específicos.
− Deberá entrar en vigor, lo mas pronto posible, un sistema de tarificación
transfronteriza, basado en los principios de no-discriminación, transparencia y
simplicidad, que refleje los costes reales.
La adopción de estas propuestas permitirá establecer con rapidez, en todos los
países de la UE, una situación comparable, tanto en términos de apertura del
mercado, como por lo que respecta al acceso a la red. Habida cuenta de las
distorsiones y desigualdades, previamente mencionadas, la Comisión está
interesada en que el paquete de propuestas adoptado el pasado 13 de Marzo,
avance con la suficiente celeridad. Para ello hará, cuanto esté en su mano, a fin de
garantizar la rápida adopción de las medidas propuestas. Por su parte los Estados
miembros, en el seno del Consejo, y el Parlamento Europeo deberán asumir
también las responsabilidades que les correspondan.
Entretanto, y hasta que se produzca la aprobación de dichas propuestas, la
Comisión adoptará medidas adicionales destinadas a permitir un comercio más
justo y un mercado interior más eficaz. La importancia de esta actuación ha sido
subrayada tanto por el Parlamento Europeo como por el Consejo Europeo de
Estocolmo al afirmar en sus conclusiones que
“/D&RPLVLyQYHODUiSRUTXHVHUHVSHWHSOHQDPHQWHORGLVSXHVWRHQHO7UDWDGRHQ
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De otro lado, la Comisión adoptará a finales de 2001 un SODQ HXURSHR GH
LQIUDHVWUXFWXUDV, en el que se identificarán los “cuellos de botella” que afectan a
las redes de gas y electricidad de la UE y se propondrán soluciones para la
eliminación de los mismos, ya que su existencia impide la práctica de una
competencia completa a escala comunitaria, con la consiguiente reducción de las
ventajas del mercado interior para los consumidores.
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Para finalizar, quisiera señalar que, a pesar de las medidas intermedias que pueda
adoptar la Comisión, la única solución realmente efectiva para reducir estas
distorsiones y desigualdades pasa por la aprobación de la modificación de las
Directivas y del Reglamento propuestos. Cuento con la cooperación del Consejo y
del Parlamento para llevar a buen puerto las negociaciones de que es objeto el
paquete de la Comisión, con la diligencia que, soy consciente, exige la situación.
Muchas gracias por su atención y su apoyo.
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