123 Titus, }.; Harrison, E.; Claggett, O.; Andcrsori, M. and Knafí, L.: Xanthogranulomatous and inflamatory pseudotuir.ors of the lung. Cáncer, 15, 522, 1962. Tonelli, S. and Giannótti, P.: O n the N a t u r e of Xanthogranulomatous pyelonephritis. Urol. Int., 24, 330-343, 1969. Xcrri, A. et Auvert, /.- Deux nouvelles obscrvations de pyelonephrite xanthogranulomateuse. Données ethiologiques et arteriographiques. J. Urol. Nephrol., 75, 798-803, 1969. Xerru A. et Cukier, ].: Pyelonephritis xanthogranulomateuses. A propos de 8 observations. Presse Med., 76, 1699-1702, 1968. D I S C U S I O N Dr. Pagliere: Ante todo, desearía que el Dr. Guman amplía algunos conceptos, del punto de vista anatomopatológico. D r . Guman: La pielonefritis xantogranulomatosa tiene características particulares. Quizás la forma más frecuente sea un riñon aumentado de tamaño, si bien se han descripto otras con tamaño disminuido. En nuestro caso, el riñon estaba disminuido, y pesaba 120 gramos. Cuando nos enviaron la pieza pensamos que se trataba de una tuberculosis. Seccionada, el material no era el característico de tipo caseoso, sino amarillento, semejante a manteca. Es una descripción clásica de pielonefritis xantogranulomatosa. Macroscópicamente se veían nodulos. Estas son las características comunes de esta afección. N o sólo existe el rasgo de células xantomatosas sino también los datos de la macroscopía. Sr. Presidente: E n consideración el tema que se acaba de exponer. D r . Besuschio: Quisiera hacer referencia al caso anterior, en el que se mostró lo más significativo y se pasó por alto un aspecto, el referido a las enormes masas que reemplazaban al parénquima renal. Allí encontramos un área amplia, con células xantomatosas, principalmente. Sr. Presidente: M e voy a permitir hacer algunas consideraciones. H a c e algunas semanas, en el Servicio de Niños del Hospital Rawson, vimos a una enfermita de 11 años, con un cuadro como el que se ha descripto aquí, de enflaquecimiento, fiebre. La examinamos con el Dr. Sánchez Sañudo, aquí presente. Se barajaron varios diagnósticos: un tumor, una pielonefritis a forma seudo tumoral, y aún la pielonefritis xantogranulomatosa. La niña pasó al Servicio de Urología, se operó y encontró un gran proceso abscedado. Prometo traer la pieza o el informe anatomopatológico. El hecho es que da la impresión de que se trata de una lesión que se presenta con más frecuencia de lo que creemos. H o y día se ve en niños; en el último número del "Journal" se cita el caso de niños de 7 a 9 años. Rev. Aríí. Hrol. Nofrol. Tomo 40, 1071 Sociedad Arpf. TJrologfía, 27-5-71 Servicio do Urología del Hospital Francos Buenos Aires T U M O R DEL P A R E N Q U I M A RENAL (EVOLUCION INFRECUENTE) Por los Dres. G A B I N O G O N Z A L E Z M A R T I N , E D U A R D O R O U S S E A U S A N T I A G O C. B E S U S C H I O y Si bien se puede comprobar en la literatura la existencia de un buen número de tumores del parénquima renal que fueron diagnosticados accidentalmente como consecuencia de exámenes de rutina orientados hacia otro sector del organismo, lo habitual es, sin embargo, que dichos tumores se pongan de manifiesto por intermedio de alguno de los síntomas o signos que componen su clásica triada sintomática (Hematuria, T u m o r y Dolor) y con menor frecuencia, a través de la sintomatologia derivada de sus metástasis. Presentamos hoy el caso poco frecuente de un tumor del parénquima renal iwwwvrw^j?wr - 124 o b s e r v a d o en una m u j e r de 35 a ñ o s de e d a d , que por su larga evolución asintomática nos i n d u j o al diagnóstico erróneo d e quistbsis renal con el que f u e intervenida q u i r ú r g i c a m e n t e . E s t a e n f e r m a padeció su primera afección urológica a los 20 a ñ o s d e e d a d al sufrir un cólico renal del lado o p u e s t o al de su e n f e r m e d a d actual, seguido de la eliminación de u n cálculo. A continuación de dicho episodio se e f e c t u ó un estudio r a d i o g r á f i c o de su a p a r a t o urinario en c u y a u r o g r a f í a excretoria se aprecia u n a manifiesta deformación del polo y cáliz superior del riñon d e r e c h o que en ese entonces pasó desapercibida ( F i g . 1 ) . T r a n s c u r r e n luego 15 a ñ o s completamente asintomáticos y en perfecta salud, d u r a n t e los cuales se casa y tiene dos hijos, h a s t a que hace unos 6 meses c o n c u t r e a la consulta a c o m p a ñ a d a de un nuevo estudio r a d i o g r á f i c o del a p a rato urinario obtenido a raíz de u n a persistente sensación dolorosa de b a j a intensidad localizada en la región lumbar derecha. E n esas r a d i o g r a f í a s se c o m p r u e b a la existencia d e un riñon d e r e c h o m u y a u m e n t a d o de t a m a ñ o junto con u n a n o t a b l e alteración de su vía excretoria ( F i g . 2 ) . ( F i g . 1) : ( F i g . 2) La posibilidad de c o m p a r a r a m b a s u r o g r a f í a s excretorias y la observación de varios análisis de rutina c o n s e r v a d o s por la e n f e r m a nos permitió c o m p r o b a r q u e dicha tumoración renal d e r e c h a y a era, como dijimos al comienzo, bien evidente 15 a ñ o s a n t e s y que n i n g u n o de los e x á m e n e s de s a n g r e y orina obtenidos en ese intervalo m o s t r a b a la más mínima alteración q u e permitiera sosp e c h a r la existencia de u n a afección urológica. D u r a n t e el e x a m e n físico de la paciente p u d i m o s c o n f i r m a r su magnífico e s t a d o general y p a l p a r , al mismo tiempo, u n a g r a n tumoración discretamente dolorosa que o c u p a b a la fosa renal y p a r t e del flanco derecho. Los r e s u l t a d o s de los e x á m e n e s de laboratorio de rutina eran, en ese momento, los siguientes: Glóbulos r o j o s : 4.280.000. H b . : 12, 40 gr. Leucocitos: 7.000 ( F ó r m u l a n o r m a l ) . E r i t r o s e d i m e n t a c i ó n : 1* h.: 2 mm.; 2* h.: 5 mm. U r e a y Glicemia normales. O r i n a : ác., d e n s i d a d 1.012. A l b ú m i n a , s a n g r e y pus negativos. Sed i m e n t o : Esc. leucocitos granulosos, células epiteliales planas, u r a t p s a m o r f o s y levaduras, 125 R e c o r d a m o s que otros 3 análisis completos de orina e f e c t u a d o s d u r a n t e los dos últimos a ñ o s también eran absolutamente normales. La evolución completamente asintomática del proceso d u r a n t e un lapso tan p r o l o n g a d o nos inclinó a p e n s a r en u n a quistosis y propusimos su i n t e r vención quirúrgica por las molestias q u e comenzaba a ocasionarle a la e n f e r m a y, además, por la necesidad de confirmar el diagnóstico. B a j o anestesia general y a través de u n a lumbotomía con resección de la XII* costilla, llegamos a la fosa renal d o n d e nos encontramos con un tumor del t a m a ñ o a p r o x i m a d o al de u n a cabeza de feto que presentaba u n a a c e n t u a da circulación venosa. El resultado del estudio anatomopatológico de la pieza operatoria fue el siguiente: C a r c i n o m a del p a r é n q u i m a renal. El posoperatorio transcurrió n o r m a l m e n t e y la e n f e r m a presenta en el momento actual, después de 1 año y medio de la intervención, muy buen estado general con sus análisis de rutina d e n t r o de límites normales, salvo u n a mod e r a d a aceleración de la eritrosedimentación que recién se hizo presente después de la operación. RESUMEN P r e s e n t a m o s un caso de carcinoma del p a r é n q u i m a renal al que consideramos doblemente interesante t a n t o por la poca edad que tenía la paciente en el momento de su primer e x a m e n (20 a ñ o s ) como por su larga evolución comp r o b a d a r a d i o g r á f i c a m e n t e ( 1 5 a ñ o s ) d u r a n t e la cual no evidenció n i n g u n a sintomatología que hiciese sospechar el proceso a pesar del g r a n t a m a ñ o alr c a n z a d o por el tumor, D I S C U S I O N Sr. Presidente: E s t á en consideración la comunicación del D r . González M a r t í n y colaboradores. Sr. Bernardi: R e c u e r d o que hace más de veinticinco años, estando el D r . P a v l o v s k y en el Hospital Fiorito, se presentó un caso similar: u n a enferma con u n a enorme tumoración sin sintomato!ogía. E n aquel entonces no se hacía arteriografía, y y o formulé el diagnóstico de quiste p o r q u e no tenía hematuria. La e n f e r m a — o p e r a d a c u a n d o y o estaba de vacaciones— tenía u n enorme tumor, que no había d a d o n i n g u n a sintomatología. P e r o eso sucedía en una época en q u e no se disponía de los medios de diagnóstico actuales. Dr. González Martín: A g r a d e z c o la colaboración del D r . Bernardi, pero le recuerdo que, como él sabe, n i n g u n o de los exámenes complementarios permite a s e g u r a r el diagnóstico diferencial, en este tipo de lesiones. C o n un e n f o q u e n e t a m e n t e académico yo podía h a b e r ido algo más allá, pero con un criterio asistencial me c o n f o r m é con la lumbotomía. D r . Bernardi: E n el e s t a d o actual de la medicina no podemos q u e d a r n o s con un diagnóstico u r o g r á f i c o y clínico f r e n t e a una tumoración, sin hacer obligatoriamente una a r t e r i o g r a f í a . Q u e h a y a servicios que no poseen este recurso, explica pero no justifica su omisión. D e b e q u e d a r claro que es necesaria la arteriografía para hacer el diagnóstico diferencial. Así que no estoy de a c u e r d o con su criterio. D r . González Martín-. Las estadísticas del a ñ o cincuenta y tantos, demuestran que h a y un alto p o r c e n t a j e d e seudo quistes renales de origen blastomatoso que son h e m a t o m a s renales neoplásicos que a c t ú a n desde el p u n t o de vista arteriográfico como si f u e r a n quistes. Y en última instancia lo positivo y lo real, es la lumbotomía. Dr, Bernardi: No estamos de acuerdo, doctor,