Cómo se aprende mejor Alguien escribió que el aprendizaje es una cuestión de estadios, no existe el todo ni el nada. Cada idea nueva que se construye (puede ser un conocimiento, una estrategia o un comportamiento) se organiza en relación con algo que se había aprendido y, en consecuencia, puede ser mejorado o cambiado. Los saberes son más consistentes si uno está interesado, el ambiente acompaña, las personas con las que se forma resultan próximas y se dispone del tiempo necesario. El interés por instruirse no es universal, menos cuando se trata de unos contenidos concretos, y obligados en un determinado contexto. No es infrecuente que en la escuela estos queden lejanos a los alumnos, por su poca aplicabilidad inmediata o por el grado de abstracción que llevan conexos. Si además son similares a los tratados varias veces en cursos anteriores, es normal que los alumnos “pasen”. También condiciona el ambiente escolar, encorsetado en una organización diaria rígida, que establece continuos cortes en el proceso de aprendizaje, en donde las normas que lo regulan (para mejorar la convivencia de todos) chocan con el desarrollo personal (bastante diferente en cada uno). El profesorado impulsa los aprendizajes si aproxima sus perspectivas con las que sienten los alumnos. Si se establecen alianzas, todos ganan: se puede enseñar mejor y cada vez más alumnos quieren aprender. Para conseguirlo es necesario que se consoliden los modelos de enseñanza y aprendizaje. Pero para todo hace falta tiempo. Los programas de cada asignatura o área son a veces enciclopédicos. Hay materias que reúnen tal cantidad de conceptos que se debería aprender uno cada minuto. Si los ritmos son diferentes, como es normal, los alumnos más lentos ven cada vez más alejado lo que tienen que aprender y pierden el interés. Si todo lo anterior fuese cierto, se aprende cuando interesa personalmente, se nos enseña bien y se dispone de tiempo. Seguro que habrá más circunstancias que ayudan. Aún así, se aprenderá mejor, nunca del todo. Publicado en Heraldo Escolar, pág. 6, 2 de octubre de 2013.