CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Sala de Casación Civil Magistrado Ponente: Manuel Isidro Ardila Velásquez Bogotá, D. C., seis (6) de octubre de dos mil cinco (2005). Referencia: expediente 2002-00442-01 Decídese sobre la admisibilidad de la demanda con que los actores pretenden sustentar el recurso de casación interpuesto contra la sentencia de 29 de noviembre de 2004, proferida por la sala civil-familia del tribunal superior del distrito judicial de Pereira en el proceso promovido por Blanca Omaira Jaramillo Correa, Jhoan Sebastián Jaramillo Correa, Juan David y Estiven García Jaramillo, Carlos Alberto, Rubén Darío, Marino García Bermúdez y Oriola Bermúdez de García contra Cable Unión de Occidente S.A. A cuyo propósito se considera: Pidióse en el libelo que inició el proceso declarar responsable a la demandada por los perjuicios derivados del accidente “o hecho violento” ocurrido el 21 de agosto de 2001 donde resultó muerto José Gilberto García mav-expediente 2002-00442-01 2 Bermúdez, y condenarla a indemnizarlos por los perjuicios materiales y morales. El litigio circuló con la discusión de cuál era su verdadera naturaleza jurídica, al punto que el juzgado anuló la actuación por considerar que se trataba de un asunto laboral, sólo que el tribunal revocó esa decisión en aplicación del postulado de la convalidación que en el punto campea, y dispuso, por lo tanto, que el proceso siguiera su curso. Diferida así la controversia, tornó de nuevo en la sentencia. Ahora lo que el juzgado hizo, siempre sobre la idea del abolengo laboral del asunto, fue desestimar las pretensiones. Y el tribunal juzgó entonces que en verdad toda indemnización que se persiguiera con fundamento en la relación laboral de que da cuenta la demanda, en donde por cierto se aludió a tal tipo de vinculación y hasta se informó que la autoridad competente había calificado el suceso como accidente de trabajo, es cuestión de la jurisdicción laboral. Sin embargo, halló que la demanda no fue expresiva en indicar qué clase de responsabilidad invocaba, por lo que había que entender que imploraba una responsabilidad contractual de linaje civil, premisa desde donde arrancó todo su análisis jurídico y probatorio. Fue así como se dio a la tarea de perquirir cuál obligación -civil, se repite-, o vínculo pudo haber incumplido la demandada, y no la halló por parte alguna. Dijo que no estaba demostrado que el consignar dineros fuese una obligación que a cargo del hoy occiso surgiera de un contrato específico celebrado con la demandada. Que los documentos que obraban no señalaban cosa parecida. Tampoco la mav-expediente 2002-00442-01 3 prueba testimonial. Ni siquiera el contrato de prestación de servicios, ni las pruebas trasladadas del proceso penal. En suma, concluyó, no hay prueba de obligación civil, y, por ende, no puede haber responsabilidad civil, porque aquí ese era el análisis que correspondía hacer, vale decir, indagar por un contrato civil, porque “tratándose de uno de naturaleza laboral, las indemnizaciones que reclamen los beneficiarios al empleador, por la muerte de un trabajador, como consecuencia de un accidente de trabajo, deben ser dirimidas por la jurisdicción laboral”. Tales los argumentos del tribunal. Recurrida como fue, no se ve sin embargo que venga siendo combatida de veras, y todo pese a que son seis los cargos formulados. En realidad, el casacionista, en vez de opugnar el pensamiento del juzgador, no sólo admite sino que empeñoso es en destacar a lo largo de la acusación toda que el hontanar está precisamente en una relación laboral, para de allí poner de manifiesto que la sentencia ha conculcado los derechos de un trabajador, con todo y la protección que el ordenamiento jurídico universal brinda en esas materias. Así lo destaca mayormente en los tres primeros cargos, en los que denuncia violación directa de una gama de normas jurídicas de Tratados Internacionales, la Constitución Política, códigos sustantivo del trabajo, y otros. En el primer cargo, verbigracia, habla con vehemencia del desconocimiento de normas sobre salud ocupacional, desconocimiento de los reglamentos sobre riesgos profesionales, salud preventiva, y técnicas de seguridad; en el segundo, insiste en que el origen del siniestro fue la presencia de un factor de riesgo ocupacional y, finalmente, en el tercero, señala que el tribunal mav-expediente 2002-00442-01 4 desconoció el conjunto de normas de carácter nacional y supranacional que regulan y protegen los derechos fundamentales de los trabajadores. Así, en buenas cuentas, acepta que la responsabilidad cuya declaratoria implora es de orden laboral; sólo que a su juicio, muy a pesar de ello, el juzgador civil ha debido reconocerla. Ese es su criterio, expresado así no más, sin explicación ni argumentación alguna. Lo cual, casi sobra decirlo, subestima lo que el derecho de impugnación en general significa; más todavía si, ya de modo particular, se trata de un recurso extraordinario, en el que la sustentación es imprescindible. Porque como lo tiene dicho la Corte “recurrir en casación implica algo más que mostrar desacuerdo con las decisiones; necesarísimo es que el recurrente, en tanto que el blanco de su ataque sea la sentencia, por sobre todo, y antes que ensimismarse en su propio parecer, enristre contra las argumentaciones que el sentenciador tuvo en mira para apuntalar el mérito que finalmente otorgó a las pruebas” (casación civil de 7 de noviembre de 2000, expediente 5693, citada en sentencia de 21 de septiembre de 2005, expediente 1995-10786). Como colofón, el tribunal dijo que si la cosa se enmarcaba en el ámbito laboral, era de la jurisdicción laboral, para lo cual expresó toda una motivación. Y el recurrente simplemente dice no. Los otros cargos, cuarto a sexto, tienen la deficiencia adicional que no traen norma sustancial, en tanto que los artículos 95, 21 y 148 del código de procedimiento mav-expediente 2002-00442-01 5 civil, en que vienen soportados respectivamente, son preceptos que carecen de tal atributo habida cuenta que hacen parte de reglas de la actividad judicial, concretamente las relativa al quehacer probatorio y a la competencia judicial, formulación con la que desatienden los recurrentes el numeral 3º in fine del artículo 374 del código de procedimiento civil, que señala el deber ineludible de señalar los preceptos de naturaleza sustancial que, constituyendo base esencial del fallo impugnado o habiendo debido serlo, hayan sido violados. Recordando que el rasgo característico de los preceptos sustanciales es el de consagrar verdaderos derechos subjetivos, de manera que dentro de esa categoría de normas sólo se hallan comprendidas aquellas que, al decir de esta Corporación, “en razón de una situación fáctica concreta, declaran, crean, modifican o extinguen relaciones jurídicas también concretas entre las personas implicadas en tal situación...”, determinándose que de ese cariz no participan, en principio, los preceptos referentes a pruebas, en punto de las cuales ha expresado de continuo la Corte que no tienen rango sustancial, puntualizando por demás que normas de tal categoría “tampoco por sí solas pueden dar base para casar una sentencia, sino que es preciso que de la infracción de una de esas disposiciones resulte infringida otra norma sustantiva ...” (LVI, página 318). Son las anteriores razones más que suficientes, entonces, para deducir la ineptitud de los cargos contenidos en la demanda en estudio para ser admitidos a trámite. mav-expediente 2002-00442-01 6 En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en Sala de Casación Civil, resuelve: Inadmitir la demanda arriba mencionada. Por consiguiente, se declara desierto el recurso de casación que los demandantes interpusieron contra la sentencia de fecha y procedencia anotadas. Como apoderado sustituto de la demandada actúa el abogado Carlos Alberto Torres Murillo, en los términos del memorial poder aportado. Devuélvase el expediente contentivo del proceso al tribunal de origen. Notifíquese. EDGARDO VILLAMIL PORTILLA MANUEL ISIDRO ARDILA VELÁSQUEZ JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR mav-expediente 2002-00442-01 CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO (en comisión especial) CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE 7