CORTE NACIONAL DE JUSTICIA

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Juicio No. 167-2007 ex 2ª Sala
Juez Ponente: Doctor Wilson Andino Reinoso
CORTE NACIONAL DE JUSTICIA.- SALA DE LO CIVIL Y MERCANTIL.- Quito,
Mayo 18 de 2012; las 09h05´.VISTOS: ANTECEDENTES.- Tito Peña Castro, en su calidad de curador especial de Freddy Rolando
Peña Ríos, deduce recurso de hecho por la negativa al de casación que presentara respecto de la sentencia
dictada por la Sala de lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Cuenca (hoy Corte Provincial de Justicia),
que confirma la sentencia dictada por el Juez a quo, que declara sin lugar la demanda por nulidad de
escritura pública, en la cual Freddy Rolando Peña Ríos vende a Sonia María Torres Avilés, el inmueble
materia del litigio. Para resolver, se considera: PRIMERO.- COMPETENCIA.- La Sala es competente en
virtud de haber sido designados y posesionados constitucionalmente por el Consejo de la Judicatura el 26 de
enero de 2012; y, en mérito a lo dispuesto por los Arts.184.1 de la Constitución de la República del
Ecuador; en el Art. 191 del Código Orgánico de la Función Judicial; Art.1 de la Ley de Casación; y, por el
sorteo de rigor cuya acta obra del proceso, la Segunda Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de
Justicia (hoy Corte Nacional de Justicia) en auto de 23 de agosto de 2007, las 09h10 analiza el recurso de
hecho y lo admite a trámite en cumplimiento del Art. 9 de la Ley de Casación. SEGUNDO.ELEMENTOS DEL RECURSO.- Sostiene el recurrente que el Tribunal de alzada infringe los Arts. 486
último inciso en relación con el 1699 y 9 del Código Civil y 113 y 115 del Código de Procedimiento Civil.
Y fundamenta su recurso en el Art. 3 numeral 1 de la Ley de la Casación “por falta de aplicación de las
normas de derecho y precedentes jurisprudenciales obligatorios para las sentencias y autos” y en el Art. 3
numeral 3 “por errónea interpretación de los preceptos jurídicos para la valoración de las pruebas aportadas
al proceso”. TERCERO.- 3. 1. ARGUMENTOS MATERIA DE LA RESOLUCIÓN.- Sostiene el
recurrente que el Tribunal de alzada “incurre en grave error, al decir que la enfermedad del señor Freddy
Peña Ríos, es a partir del 28 de octubre de 2005, pues de autos consta en fotocopia certificada de que los
hechos, se produjeron el 28 de octubre de 1995”, siendo este error únicamente de forma por parte del
Tribunal porque lo importante es demostrar la incapacidad para actuar del señor Peña Ríos. Que “a lo largo
del juicio existen peritajes a favor de demostrar que su hijo es incapaz de entender y querer y de proveer a
sus propios intereses”, y otro donde se concluye que dicho ciudadano es “incapaz de cuidarse
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adecuadamente de sí mismo y de sus bienes, así como de mantener un adecuado conocimiento y
comprensión de la realidad”. De igual forma, arguye su recurso de hecho en el Art. 486 del Código Civil,
que establece “los actos y contratos celebrados sin previa interdicción serán válidos a menos de probarse
que el que los ejecutó o celebró estaba entonces demente”. 3.2. Además sostiene que la Sala que dicta la
sentencia realiza una errada interpretación de la prueba sufragada, sin dar lugar a lo dispuesto en el Art. 113
y 115 del Código de Procedimiento Civil, por los siguientes hechos: “1. La Sala no le da el valor probatorio
a las declaraciones uniformes, concordantes, inequívocas, libres de tacha con los que se demuestra que el
señor Freddy Peña Ríos, desde el día del fatal accidente, 28 de octubre de 1995, quedó con serias lesiones
cerebrales que incluso peligró su vida, que con posterioridad nunca recuperó un estado normal, muy por el
contrario estaba fuera de sí, por lo que su capacidad mental ni la voluntad peor aún el consentimiento podía
estar presente al momento de la celebración de la escritura pública; 2. Que los informes de todos los peritos
designados igualmente son uniformes y llevan al mismo fin: incapacidad total del señor Freddy Peña Ríos;
3. La prueba sufragada no ha sido apreciada en su conjunto de acuerdo con las reglas de la sana crítica”.
CUARTO.- REFLEXIONES SOBRE EL RECURSO DE CASACIÓN.- La presente causa se ha
presentado en vigencia de la anterior Constitución Política del Estado de 1998, del anterior Estado social de
derecho en que se regía por reglas, pues, con la actual Constitución de la República de 2008 del Estado de
legalidad se pasa al Estado de constitucionalidad, deja atrás el concepto ideológico del Estado liberal de
derecho que restringía al poder público a garantizar los derechos individuales. La nueva noción del Estado
garantista surge y se asienta en los derechos fundamentales, naturales del ser humano, por tanto, el control
constitucional consentirá la objetividad plena del Estado constitucional de derechos y la efectiva vigencia
del principio de la supremacía constitucional así como los contenidos básicos de la Carta Internacional de
Derechos Humanos. Con la promulgación de la Constitución de 2008 tutela en nuestro país un Estado
Constitucional de derechos y justicia, marco constitucional que cambia absolutamente la administración de
justicia con ello a que los jueces garanticen en todo acto jurisdiccional los derechos fundamentales de los
justiciables, y que, respecto de la casación, la Corte Constitucional ha declarado que “El establecimiento de
la casación en el país, además de suprimir el inoficioso trabajo de realizar la misma labor por tercera
ocasión, en lo fundamental, releva al juez de esa tarea, a fin de que se dedique únicamente a revisar la
constitucionalidad y legalidad de una resolución, es decir, visualizar si el juez que realizó el juzgamiento
vulneró normas constitucionales y/o legales, en alguna de las formas establecidas en dicha Ley de
Casación…” (Sentencia No. 364, 17- I- 2011, p. 53). QUINTO.- EXAMEN DEL CASO CONCRETO
EN RELACIÓN A LAS OBJECIONES PRESENTADAS.- Extraída la impugnación del recurrente en
los términos de los considerandos segundo y tercero, estudiado el texto de la casación y la sentencia del
Tribunal de Alzada, verificados con el ordenamiento jurídico vigente, en garantía de la legalidad del
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proceso, al tratarse de un recurso extraordinario, este Tribunal acorde a la orden contenida en el Art. 76. 7,
letra l) de la Norma Suprema de la República, de que, “Las resoluciones de los poderes públicos deben ser
motivadas. No habrá tal motivación si en la resolución no se encuentra, las normas o principios jurídicos
en que se funda o no se explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho establecidos en
el proceso. Los actos administrativos, resoluciones o fallos que no se encuentran debidamente motivados se
considerarán nulos”. Acorde el mandato constitucional, se lo hace de esta manera: 5.1. SOBRE LA
PRIMERA ACUSACIÓN.- Este Tribunal sobre lo que el recurrente fundamenta su recurso extraordinario
aduciendo falta de aplicación de las normas de derecho y errónea interpretación de los preceptos jurídicos
para la valoración de la prueba, conforme a derecho analizará la causal tercera y luego la primera, en el
siguiente sentido: La causal tercera, esgrimida por el recurrente y conocida como de violación indirecta de
normas sustantivas por “Aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de los preceptos
jurídicos aplicables a la valoración de la prueba, siempre que hayan conducido a una equivocada
aplicación o a la no aplicación de normas de derecho en la sentencia o auto”, en la configuración de esta
causal concurren dos trasgresiones sucesivas: a) Por violación de preceptos jurídicos aplicables a la
valoración probatoria por cualquiera de los tres supuestos antes mencionados; y, b) Por afectación de
normas de derecho como consecuencia de la primera y que conduce a la equivocada aplicación o no
aplicación de estas normas materiales en la sentencia o auto. Entonces, la parte recurrente, al exhortar
esta causal debe fijar lo siguiente: 1. Los preceptos jurídicos aplicables a la valoración de la prueba que
pudiesen haber sido violentados; 2. El modo por el que se comete el vicio, esto es, aplicación indebida,
falta de aplicación o errónea interpretación; 3. Qué normas de derecho han sido equivocadamente
aplicadas o no aplicadas como consecuencia de la trasgresión de preceptos jurídicos aplicables a la
valoración de la prueba; y, 4. Explicar y demostrar, cómo la aplicación indebida, falta de aplicación o la
errónea interpretación de los preceptos jurídicos aplicables a dicha valoración probatoria han conducido a
la afectación de normas de derecho, ya por equivocada aplicación ya por su falta de aplicación. 5. 2. En el
caso en resolución, el accionante, aduce trasgresión de normas procesales atinentes a la valoración
probatoria, esto es los Arts. 113 y 115 Código Procesal Civil, si bien las normas allí contenidas tratan en
torno de la cuestión probatoria y su forma de valorarlas ello no ha sido demostrado; así, la primera de ellas
en su primer inciso trata que “Es obligación del actor probar los hechos que ha propuesto afirmativamente
en el juicio, y que ha negado el reo”, lo que no lo ha confirmado el actor dentro de la etapa probatoria, sin
aportar prueba plena, eficiente y suficiente cual en derecho se requiere que demuestre que su hijo Freddy
Rolando Peña Ríos se hallaba incapacitado mentalmente para celebrar contratos incluso posteriormente a
dicha celebración del mismo (fs. 1 y 2) cuyo contrato tiene fecha de celebración de 9 de octubre del dos mil
tres, y según la copia certificada del discernimiento de curador dentro del trámite de interdicción de fs. 3 a
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9, de fechas 24 de enero de 2004, 22 de febrero y 18 de abril de 2005, como lo establece el Art. 486 inciso 2
del Código Civil “Y por el contrario, los actos y contratos ejecutados o celebrados sin previa interdicción
serán válidos, a menos de probarse que el que los ejecutó o celebró estaba entonces demente”. Sin
embargo en el presente caso no existe tal prueba como queda anotado y que desatinadamente se afirma en
el escrito de casación, por el contrario, el Tribunal Ad quem en su sentencia analiza y aprecia la prueba
pericial actuada el 18 de febrero del año mil novecientos noventa y ocho (fs. 58) donde se señala que el
señor Peña Ríos era una persona que “podía valerse por sí mismo y tomar decisiones” y varios años
después, concretamente el 9 de octubre de 2003 (fs. 1 y 2), se efectúa el contrato de compraventa, y por
último, se lo declara en interdicción el 18 de abril de 2005, es decir, se lo declara incapaz posterior a la
celebración del contrato, por lo tanto no es aplicable la causal tercera de la Ley de Casación por errónea
interpretación de los preceptos jurídicos aplicables a la valoración de la prueba así como por lo que se
razona a continuación. 5.3. Respecto de la valoración de la prueba y las reglas de la sana crítica, la ex Corte
Suprema de Justicia ha destacado: “ …el fallo de última instancia es inatacable por existir una mera
discrepancia entre el método de valoración de la prueba utilizado por los juzgadores de última instancia y
el criterio que según el recurrente debió utilizarse, pues la valoración de la prueba es atribución exclusiva
de los jueces y tribunales de instancia, a menos de que se demuestre que en ese proceso de valoración se
haya tomado un camino ilógico o contradictorio que condujo a los juzgadores a tomar decisión absurda o
arbitraria. La sala considera que, si en la apreciación de la prueba el juzgador contradice las reglas de la
lógica, el fallo se halla incurso en causal de casación compartiendo el criterio expresado por ULRICH
KLUG, en su obra Lógica Jurídica (Bogotá, Temis, 1990, p. 203), quien dice: “El que, en desacuerdo con
las circunstancias fácticas tal como ellas fueron establecidas, ataca la apreciación de que la prueba hizo el
tribunal, plantea una cuestión sobre los hechos, que no es susceptible de revisión. Pero cuando en la
apreciación de la prueba se evidencia una infracción de la Lógica, ello constituye entonces una incorrecta
aplicación de las normas sobre la producción de la prueba. Pero el problema de si una norma ha sido
correcta o incorrectamente aplicada representa una cuestión de derecho. En consecuencia, la apreciación
de la prueba que contradice las leyes de la lógica, es en esa medida, revisable. Como lo dice con acierto
EB. SCHMIDT, la libertad en la apreciación de la prueba encuentra en las leyes del pensamiento uno de
sus límites. No es necesario pues, convertir la Lógica misma, artificialmente, en algo jurídico. Ella es una
herramienta presupuesta en la aplicación correctamente fundamentada del derecho” Cuando en el proceso
de valoración de la prueba el juzgador viola las leyes de la lógica, la conclusión a la que llega es absurda
o arbitraria. Se entiende por absurda todo aquello que se escapa a las leyes lógicas formales; y es
arbitrario cuando hay ilegitimidad en la motivación, lo cual en el fondo es otra forma de manifestarse el
absurdo ya que adolece de arbitrariedad todo acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes
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dictado solo por la voluntad o el capricho; cuando el juzgador, por error, formula una conclusión
contraria a la razón, a la justicia, o a las leyes, estamos frente a un caso simplemente absurdo; pero si la
conclusión es deliberadamente contraria a la razón, a la justicia o a las leyes porque el juzgador
voluntariamente busca este resultado, estamos frente a un proceder arbitrario que, de perseguir favorecer
a una de las partes o perjudicar a la otra, implicaría dolo y podría constituir inclusive un caso de
prevaricación” (Resolución 8-2003, R. O. No. 56 de 7 de abril de 2003). En el presente caso no se aprecia
que la valoración de la prueba realizada por los jueces de instancia sea absurda, ilógica o arbitraria, es decir,
contraria a la sana crítica. En consecuencia, se reitera el rechazo que se hace al cargo imputado a la
sentencia sobre el Art. 115 del Código Procesal Civil por carecer de fundamento. 5.4. Por otro lado, se ha
limitado a enunciarse las normas de la relación supuestamente vulneradas de modo directo la proposición
jurídica que se contiene en la causal tercera de la Ley de la materia como son los Arts. 486 último inciso y
1969 y 9 del Código Civil, por tanto queda incompleta, sin sustento y, por lo mismo no hay forma de
efectuar control de legalidad alguno. Por lo demás, la pretensión del recurrente es que se vuelva a revisar la
prueba actuada lo cual es una facultad privativa, exclusiva del juez de instancia y por consiguiente, no le
está permitido al Tribunal de Casación rexaminar la prueba operada y revalorarla, con tanta mayor razón
que la causal aducida no tiene por finalidad hacer lo mencionado así como tampoco volver a fijar hechos ya
discutidos y analizados en la instancia y que se tienen dados por valederos, siendo esa inequívocamente la
pretensión de la parte recurrente en el escrito de casación, por lo que se rechaza este cargo. QUINTO.- 5.1.
SEGUNDA ACUSACIÓN.- Respecto de la causal primera ya citada, estructura el caso de la transgresión
directa de la norma y procede por: “Aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de
normas de derecho, incluyendo los precedentes jurisprudenciales obligatorios, en la sentencia o auto, que
hayan sido determinantes de su parte dispositiva”. El vicio que la causal primera imputa al fallo es el de
violación directa de la norma sustantiva, incluyendo los precedentes jurisprudenciales obligatorios,
prescindiendo de los hechos y la valoración probatoria, porque no se ha dado la correcta subsunción del
hecho en la norma; es decir, no se ha producido el enlace lógico de la situación particular que se juzga con
la previsión hipotética, abstracta y genérica realizada de antemano por el legislador; yerro que se puede
producir por los tres diferentes tipos de infracción ya señalados, lo que el recurrente debe fundamentar
debidamente. La aplicación indebida ocurre cuando la norma ha sido entendida rectamente en su alcance y
significado; mas, se la ha utilizado para un caso que no es el que ella contempla. La falta de aplicación se
manifiesta si el juzgador yerra ignorando la norma en el fallo, la cual efectivamente no es aplicable al caso
que se está juzgando. La errónea interpretación tiene lugar cuando, siendo la norma cuya transgresión se
señala la pertinente para el caso, el juzgador le ha dado un sentido y alcance que no tiene, que es contrario al
espíritu de la Ley, esta última citada. 5.2. En efecto asevera el recurrente que existe falta de aplicación del
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Art. 486 segundo inciso del Código Adjetivo Civil que prevé sobre “Los actos y contratos ejecutados y
celebrados sin previa interdicción serán validos a menos de probarse que el que los ejecutó o celebró
estaba entonces demente” y la hipótesis que proyecta la causal mencionada, literalmente es por falta de
aplicación de normas de derecho, es decir, no es suficiente con citar las normas materiales que
supuestamente no se aplicaron o se aplicaron de modo indebido o si la labor de hermenéutica jurídica fue
errada a tal punto que pudiese haber sido determinante al momento de estructurar la parte dispositiva de la
resolución; sino que debe enunciarse una efectiva propuesta jurídica completa, pues, junto a la norma que
se estima perturbada debe explicarse, razonada y coherentemente, con reflexión jurídica los elementos en
que se apoya dicha violación; así como determinar los demás preceptos que tuvieran relación directa,
porque conocido es que el Tribunal no puede suplir esas falencias del demandante. En la especie, la
declaración de interdicción ha sido extemporánea al ser declarada con fecha 18 de abril del dos mil cinco en
tanto que el contrato de compra venta se ha celebrado el 9 de octubre del dos mil tres, no se encontraba,
pues en ninguno de los casos que prescribe el Art. 1463 del Código Civil. Así lo examina el Tribunal ad
quem en el considerando cuarto “Sabiéndose además de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 1698 del Código
Civil la nulidad absoluta se produce por objeto o causa ilícita o por la omisión de algún requisito o
formalidad previstos para al valor de ciertos actos o contratos en consideración a su naturaleza y no a la
calidad o al estado de las personas que intervienen en ellos, nulidad absoluta que si se produce en los actos o
contratos de personas absolutamente incapaces, los vicios de otra especie producen nulidad relativa. El
contrato de compraventa se ha otorgado antes de que ponga al vendedor en interdicción, y, en consecuencia
para que proceda la declaratoria de nulidad absoluta, debió probarse que el 9 de octubre de 2003, fecha de la
celebración del contrato cuya nulidad se demanda, el vendedor señor Fredy Rolando Peña Ríos, se
encontraba en estado de demencia”. Por consiguiente, no se ha demostrado la falta de aplicación de las
normas de derecho invocadas. 5.3. A lo que se tiene que añadir lo que el Tribunal ad quem finalmente
señala que “mas bien obra del proceso prueba documental que demuestra que el ahora demandante,
mediante juicio de prescripción extraordinaria adquisitiva de dominio trata de adquirir para si el inmueble
materia del contrato cuya nulidad demanda, lo que lleva a confusiones con respecto a qué interés se trata de
proteger”. Por tanto, no ha lugar tampoco este cargo y por lo mismo se lo desestima. Por las consideraciones
y motivaciones precedentes, esta Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Nacional de Justicia,
ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DEL PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR Y
POR AUTORIDAD DE LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA REPÚBLICA, no casa el fallo
dictado por la Sala de lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Cuenca. Acorde el Art. 168.4 de la
Constitución de la República y 18 de la Ley de Casación, sin costas ni honorarios. Léase y notifíquese.- f)
Dres. Wilson Andino Reinoso, Álvaro Ojeda Hidalgo y Paúl Íñiguez Ríos, JUECES NACIONALES.8
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Certifico.- f) Dra. Lucía Toledo Puebla,
SECRETARIA RELATORA.-
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