8. Venezuela: Hacer y Pensar la Revolución Bolivariana

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8. Venezuela: Hacer y Pensar la Revolución Bolivariana
A pesar de que todos los grandes revolucionarios de la historia parecen haber enfatizado el "hacer", el actuar
la revolución, esto no implica que pensar la revolución es un factor social insignificante. Por cierto, en sus
famosas "Once Tesis" sobre Feuerbach, el "joven" Marx resaltó: "Los filósofos sólo han interpretado el mundo
de varias maneras; sin embargo, de lo que se trata es cambiarlo."
También Ché Guevara expresó categóricamente: "La tarea de un revolucionario es hacer la revolución." Desde
la victoriosa batalla electoral de Santa Inés, a lo largo y ancho de Venezuela los Bolivarianos hablan de la
"profundización de la revolución" y sobre la "Revolución dentro de la Revolución".
En todo el país surgieron varios grupos de estudio para dedicarse a la educación "ideológica", para analizar y
penetrar la esencia histórica de la Revolución Bolivariana. Sin embargo, muy temprano, mucha gente descubre
lo que el filósofo alemán Ernst Bloch formuló: "... algo falta".
Como habíamos comentado hace un tiempo atrás, los principales problemas que confrontan los jóvenes
periodistas y revolucionarios bolivarianos en Venezuela y América Latina, Marx los ha explicado en su
"Dieciocho Brumario de Louis Bonaparte": no sólo es el hecho de que "todos los acontecimientos y personajes
de gran importancia en la historia del mundo ocurren dos veces, la primera como tragedia, la segunda como
farsa", sino incluso enfatizó que "la tradición de todas las generaciones muertas pesa como una pesadilla sobre
el cerebro de las vivas".
Esto es la razón por la cual, "cuando parecen comprometidos en revolucionarse y revolucionar a las cosas, en
crear algo que
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jamás ha existido - precisamente en este tipo de períodos de crisis revolucionarias - ansiosamente evocan a los
espíritus del pasado a su servicio y les prestan nombres, gritos de batalla y vestidos para presentar a esta nueva
escena de historia mundial en este venerable disfraz y este lenguaje prestado".
Es precisamente esto lo que está pasando aquí en Venezuela. La pregunta es, ¿cómo hacer y pensar nuestra
propia Revolución en la aurora globalizada de nuestros tiempos tan problemáticos?, es decir, ¿cómo generar una
"práctica" permanente, más preciso, una Práxis Revolucionaria? y, ¿cómo formular una Ideología"
correspondiente, más preciso, una Teoría Revolucionaria, que fuese capaz de reflejar y relacionar con precisión
nuestras tareas emancipadoras transhistóricas contemporáneas? En otras palabras, ¿cómo hacer algo que nunca
antes hemos hecho, cómo pensar, pensar sobre sociedad y naturaleza, sobre historia, de manera como nunca
antes lo hemos hecho? es decir, en el espíritu revolucionario de per aspera ad astra, de cómo alcanzar a las
estrellas y al inmenso e inmediato horizonte de la Emancipación Humana, de cómo introducir lo Nuevo, lo
Original, lo Auténtico y cómo introducir una posible era futura de Creatividad y Creación Humana.
Así que hacer la revolución, en primer lugar es pensar la revolución. Esto es la razón por la cual Lenin advirtió:
sin Teoría no hay Revolución.
Si aquí en Venezuela está ocurriendo una revolución social real y verdadera, es decir concreta, que niega el
capitalismo y el imperialismo, entonces definitivamente tiene que tener una Práxis científica que a su vez tiene
que ser el resultado dialéctico de una Teoría filosófica y a su vez va a generar nuevos niveles, grados y
dimensiones tanto de una lucha de clases histórica como de una conciencia social global.
Así que individual y colectivamente, a través de toda América Latina y el globo entero, hay que dirigir nuestros
propios hechos y pensamientos, nuestros ardientes esfuerzos humanos al descubrimiento de nuestra verdadera
revolución global permanente, para encontrarla, pensarla, vivirla y realizarla victoriosamente. No hay
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revolución social sin Práxis natural y Teoría social, de manera similar no existe una Práxis concreta sin Teoría
abstracta y viceversa.
Por esas razones, todas las "Misiones" Bolivarianas son de suma importancia estratégica para hacer y pensar la
revolución. De hecho, también es de suma importancia de no sólo alfabetizar a las masas, enseñarles a leer,
escribir y sumar, sino más bien ayudarles a pensar de, por y para sí mismos, de hacer y pensar su propia
revolución. Si no eliminamos toda la ideología colonial capitalista imperialista de nuestros libros de estudio,
nosotros mismos echamos a perder nuestra propia revolución.
El sueño fascista más grande de Hitler era el control total de las masas nacional-socialistas nazi en Alemania y
luego en todo el Tercer Reich, diciendo que "para controlar a un pueblo, basta controlar su educación"; sueño,
que Bush actualmente adopta en sus políticas de la "dominación de pleno espectro" para establecer su Cuarto
Reich.
De la misma manera, la Revolución Bolivariana puede convertir este sueño en una pesadilla fatal para
"BrainWashington" lavadora de cerebros -, es decir, utilizando esta misma divisa en favor de la Revolución
Bolivariana globalizada, en el sentido de convertirla en un instrumento revolucionario para iniciar una "guerra
de ideas" a escala global, una guerra de información, para contrarrestar los efectos devastadores de la educación
del sistema capitalista.
A muchos de nosotros no les gusta pensar, teorizar o filosofar, sencillamente lo consideramos una pérdida de
tiempo valioso. No obstante, no encontraremos otra vía para liberarnos, para emanciparnos, salvo si
comenzamos a aprender a hacer, pensar y sobrepasar de, por y para nosotros mismos. Aquellos de nosotros que
ya se encuentran "libres", que están viviendo en una sociedad liberada y opulenta, disfrutando el capitalismo y
que sólo propagan los "cambios reformistas dentro del sistema imperialista corporativo", claro que ya no tienen
ningún tipo de problemas más. Sin embargo, como sabemos, billones de "Miserables de la Tierra" no pueden
disfrutar esos privilegios globalizados de las clases dominantes.
Una de las condiciones existenciales, la conditio sine qua non para crear ideas revolucionarias - no palabras sin
contenido óntico
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alguno, que es ideología burguesa - es, formular el pensamiento, el pensar y la teoría, es la filosofía
emancipadora. Esta es la tarea transhistórica para la Venezuela revolucionaria; los venezolanos,
latinoamericanos, caribeños, africanos, asiáticos etc., todos tienen que desarrollar su propia Práxis
Científica, su propia Teoría Filosófica, tienen que hacer su propia Historia Emancipadora.
Para poder entender las ideas revolucionarias que son el pensar y la teoría, uno no tiene que ser ni un
ideólogo reformista obsoleto, ni un conformista lamentándose eternamente, ni una fábrica corrupta de
politiquería, sino un filósofo viviente, es decir, en cualquier nivel, grado o dimensión del esfuerzo
humano. Los niños alrededor del globo son excelentes filósofos. Si incluso fallamos en entender nuestros
propios métodos en nuestra propia "locura", entonces, ¿cómo sabríamos lo que hacemos, pensamos y
sobrepasamos? y más que todo, ¿cómo podríamos entender a otros?
En la ausencia del auto-pensamiento, de la auto-creatividad y de la auto-conciencia de las masas - como lo
fue el caso en gran parte aquí en América Latina durante los últimos siglos - necesariamente tendrían
que pensar para nosotros las palabras vacías, otros nos dirigirán e inundarán nuestros cerebros con sus
propios intereses de clase e ideas reaccionarias. Si no tenemos cuidado, como ya ha pasado tantas veces, el
kinder, las escuelas y las universidades someterán a nuestros cerebros a la cirugía del control mental, nos
eliminarán nuestras columnas vertebrales y al fin nos volcarán como esclavos asalariados en el epicentro
del caldero hirviente del Moloch capitalista globalizado, decorados con los laureles académicos summa
cum laude.
¡Bolivarianos del mundo! Aquí y ahora termina de empezar la próxima batalla feroz, la más peligrosa de
todas: la emancipación de una mentalidad esclavista, de cuatro décadas de pensamientos, deseos y veneno
oligárquicos de estilo puntofijista, de adoctrinamiento feudalista, de manipulación absolutista, de racismo
discriminador y, al fin y al cabo, de siglos de control mental religioso.
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