La razón del por qué la unidad e integración de América Latina es un asunto de vida o muerte

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8. La razón del por qué la unidad e integración de América Latina es un asunto de
vida o muerte
Hace más de tres décadas atrás, en Sudáfrica, estábamos ocupados con preguntas tales como: ¿Quién unificará,
integrará y cambiará a África? ¿Cuál es la fortaleza cuantitativa y cualitativa de la Revolución Africana? ¿Cómo
desarrollar de manera victoriosa una práxis científica y teoría filosófica para Sudáfrica?
Mientras tanto, a escala mundial, muchas cosas han cambiado. Sin embargo, no precisamente tal como lo
habíamos deseado.
¿El apartheid realmente desapareció? ¿No será, que está muy vivo en Israel y en los EE.UU.?
De hecho, después de la victoria política y del desmantelamiento del apartheid, la ex-esposa de Nelson
Mandela, Winnie, expresó este sentimiento así: „¡Esta no es la Sudáfrica, por la cual he arruinado mi vida!“.
Deberíamos evitar a toda costa este sentimiento derrotista aquí en América Latina.
Por otro lado, es verdad, que Sudáfrica hoy está parcialmente libre de sus cadenas coloniales tradicionales, sin
embargo, ahora más que nunca, se encuentra capturada en los tentáculos capitalistas modernos, en las garras
neocoloniales e imperialistas de la globalización fascista.
Ahora, con referencia a la actual Revolución Bolivariana, vamos a revivir brevemente algunas de las
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observaciones revolucionarias africanas fructíferas de ayer, es decir, revivir la práxis y teoría revolucionaria de
Lenin y su conversión en lecciones transhistóricas y armas para los procesos emancipatorios contemporáneos de
África, Asia, Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.
En los años 60, en la víspera de la ‘descolonización’ africana y en la cresta revolucionaria de los movimientos
políticos de independencia de entonces (del Gandhismo, liberalismo, nacionalismo africano, panafricanismo y
socialismo africano), se produjeron vívidas disputas con referencia al sujeto revolucionario africano y a su
vanguardia, la ‘teoría de un nuevo partido’ de Lenin, pero también la concepción de la `guerrilla como las
masas armadas’ (Kwame Nkrumah).
En Sudáfrica, que había promovido los movimientos socialistas y marxistas, la disputa entre Lenin y los
editores de la revista Rabotcheje Djelo en 1901-1902 era extraordinariamente instructiva. En el momento, aquí
en Venezuela, las visiones de Lenin de cómo profundizar el proceso revolucionario, son altamente educativas.
(l)
Es bien conocido el hecho de que a finales del siglo XX, en su discusión con Rosa Luxemburgo, Lenin estaba
investigando la relación entre la espontaneidad de las masas y la economía política. Por otro lado, estudió muy
cuidadosamente la verdadera relación entre la espontaneidad, la práxis y la teoría revolucionaria bajo las severas
condiciones de la opresión y represión aguda. Para nosotros, en este caso especial es relevante que Lenin
estudió este problema en un país económicamente ‘subdesarrollado’, en el Imperio ruso.
De esos análisis sacó unas observaciones práxicas y propuestas teóricas generales, especialmente para fundar un
partido revolucionario de vanguardia, una internacional comunista, para dirigir las luchas revolucionarias a
nivel global de manera permanente. Todo esto también es válido para las venideras revoluciones socialistas del
‘Tercer Mundo’.
Tenemos que tomar en cuenta, que la tesis de Lenin consistía en que los movimientos espontáneos de la masa,
de los oprimidos,
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(1) Véase: V.I. Lenin, What is to be Done? (1902), en: Selected Works, Moscow, Foreign Languages
Publishing House, 1960, Vol. 1, pp. 125-284.
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no asumirían automáticamente un carácter socialista-revolucionario, sino más bien tenderían hacia una política
consciente de sindicatos (orientada en la clase media o incluso burguesa).
Explicó, que en muchos países las ideas socialistas que contradijeron la ideología capitalista y el crecimiento
espontáneo de los movimientos de los trabajadores, inicialmente habían surgido bastante independientes unos
de los otros; los primeros, „como resultado natural e inevitable del desarrollo del pensar entre la intelligentsia
socialista revolucionaria“ (2).
Contrario a Rosa Luxemburgo, Lenin advirtió, que la acción espontánea de masa por su propia naturaleza no es
permanente, no es constante, y que por lo tanto, es indispensable un partido revolucionario socialista de
vanguardia para funcionar como locomotora de la revolución permanente.
Construir un partido de vanguardia efectivo y eficiente, es una de las tareas más urgentes de la Revolución
Bolivariana.
Sin embargo, según Lenin, el movimiento espontáneo de los trabajadores (e incluso de los campesinos), llevaría
a la dominación de la ideología de la clase media o pequeño-burguesa, especialmente porque la pequeña
burguesía local tiene una estructura más variada y „tiene a su disposición muchos medios de diseminación“ (3).
Hoy, en nuestro caso, en América Latina, Lenin hablaría sobre la posesión y el control monopolista de los
medios de comunicación masivos nacionales e internacionales.
Lenin postuló, que la tendencia reaccionaria hacia lo que él llamó `conciencia de sindicatos’ pequeño-burguesa,
tiene que ser combatida de dos maneras específicas e interconectadas.
Durante el golpe militar y el sabotaje petrolero del 2002, nosotros mismos aquí en Venezuela obtuvimos una
plena dosis de este tipo de ideología reaccionaria, que fue lanzada por el golpista Carlos Bingo Ortega y su
Confederación de los Trabajadores Venezolanos (CTV).
Además, en cuanto al doble ataque, Lenin explicó, que en el plano político práxico hay que luchar muy
vigorosamente contra la
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(2) Ibid.; (n.t.).
(3) ibid.; (n.t.).
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tendencia capitalista ‘sindicalera’, para permitirles a los movimientos espontáneos de trabajadores y al proceso
socialista revolucionario la fusión en una única fuerza social de combate proletario-revolucionaria, liderada por
un partido socialista de vanguardia, que consiste en elementos sociales más conscientes, en líderes campesinos,
trabajadores y en intelectuales marxistas leales.
Con respecto a esto, Lenin nos dijo, aquí y ahora: „¿Qué hacer?“
Según él, primero, para unificar e integrar el movimiento revolucionario, tenemos que formular o reiterar
nuestra práxis y teoría revolucionaria en su verdadero contexto y proporción y someterlas científica y
filosóficamente a una severa y rigurosa revisión constante.
Segundo, los camaradas tienen que intensificar las campañas revolucionarias informativas, la enseñanza teórica
y la discusión pública entre las masas, con el objetivo de no sólo exponer las condiciones explotadoras de la
vida económica, sino también de adquirir una educación política total de las masas y de sus líderes mismos.
Aparte de esta propuesta de lanzar las ‘misiones’ bolivarianas revolucionarias, se puede resumir la relevancia
transhistórica de las teorías de Lenin para la Revolución Bolivariana como sigue:
a) Que no se puede simple y’mecánicamente’igualar los movimientos espontáneos de masa de los oprimidos
(huelgas o levantamientos) con una conciencia o política revolucionaria.
b) Que tal espontaneidad popular ocasional apunta hacia concretas posibilidades negativas de un divorcio entre
la ciencia y filosofía socialista y la práxis y teoría revolucionaria, siempre que la doctrina ideológica reformista
que evolucionó de allí, presenta un ‘programa completamente formulado’ y osificado de grupos de intelectuales
‘revolucionarios’ o traidores, es decir, de ‘escuálidos’ o de ‘chavistas sin Chávez’.
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Según Lenin, tales posibilidades sólo pueden ser obviados a través de una unidad conscientemente establecida
de la lucha de clase práxica, teórica, económica y política firmemente encajada en la base popular
revolucionaria de masas.
Ciertamente, esas reflexiones socio-políticas conciernen directamente a la actual fase de desarrollo de la
Revolución Bolivariana. Sin embargo, en nuestra lucha revolucionaria diaria en Venezuela, el peligro de que
una práxis se convierta en práctica estéril y repetitiva, divorciada de la teoría fresca y germinadora, e incluso
divorciada de lo que se entiende bajo la ideología osificada y rumiada, es considerablemente alta. Además, para
desarrollar nuestro nuevo socialismo, como parte intrínseca del socialismo mundial, hay que verificar la teoría
en una nueva situación social que difiera considerablemente de antiguas condiciones europeas, rusas o chinas.
Es decir, primero, la teoría revolucionaria tiene que enfocar su análisis en la realidad latinoamericana y
caribeña, si no quiere degenerar en puro dogmatismo.
Resumiendo hasta ahora, nuestros marxistas bolivarianos tienen grandes dificultades tanto en traducir sus
análisis científicos en teoría revolucionaria y educación efectiva de masas, como en desarrollar métodos
socialistas adecuados para ésta.
Si nuestros amigos socialistas son extranjeros y provienen de los países metropolitanos (como es el caso con
tantos), entonces generalmente, a causa de las campañas de desinformación, saben muy poco sobre la
conciencia concreta de los pueblos latinoamericanos oprimidos. Hasta si nuestros verdaderos camaradas y
compatriotas vienen de los barrios, o incluso nos visitan como jóvenes e intelectuales bolivarianos, sólo ayer
podían liberarse del pantano generalizado y salir de la masa de los oprimidos que hoy siguen viviendo en
pobreza crítica y miseria a costa de mucho sufrimiento, rechazo e inhibiciones.
Además, Lenin enfatizó, que la teoría revolucionaria tiene que mantener su independencia y tiene que
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influencias ideológicas que surgen de las alianzas tácticas entre `trabajo y capital’ junto al ala
liberal-democrática, que, como en el caso de Venezuela, es el nido para las víboras neoliberales.
Lenin dijo categóricamente: “¡Sin teoría revolucionaria no hay revolución!“. ¡Ojo! No dijo: Sin ideología no
hay revolución.
En cuanto a otros asuntos candentes, como lo son la autodefensa armada, la corrupción, la burocracia o la
rotación de los ministros del Gobierno, Lenin tiene mucho que decir. También luchó para resolver los asuntos
nacionales y de nacionalidad, problemas referentes a la reforma agraria y la batalla contra el latifundio. Lenin
estaba plenamente consciente de esos problemas revolucionarios que hasta hoy día siguen persiguiendo a
Venezuela y América Latina. Esos asuntos representan sin duda los problemas más importantes con los cuales
se ven confrontados los cambios radicales y revolucionarios en el ‘Tercer Mundo’.
El hecho de que ha sido imposible resolver esos problemas, los cuales afectan a la mayoría de la población
mundial hasta en este mismo milenio, es simplemente por causa de la persistencia del intercambio desigual en el
mercado mundial y del imperialismo agresivo en nuestro suelo.
Esto es la razón por la cual la Revolución Bolivariana tiene que ser necesariamente anticapitalista,
antiimperialista y antifascista y por la cual la unidad e integración de América Latina es un asunto de vida o
muerte.
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