LA REVALORIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA

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LA REVALORIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA
El estudio de quiénes son y cómo son los niños, realizado por la psicología, posibilitó que se
produjeran en la educación en general, y en el caso de las actividades artísticas también, cambios
muy importantes.
Por otro lado, estudiosos de la problemática del arte y los niños, como H. Read Lowenfeld,
influyeron enormemente tanto en la formación como en las prácticas de los docentes que
enseñaban plástica en nuestro país, en todos los niveles educativos, al posibilitar un gran cambio
sobre lo que se pensaba acerca de la enseñanza de este lenguaje y lo que se proponía a los
alumnos para realizar. Se pasó de actividades rígidas y muy dirigidas a propuestas más libres,
cuyo objetivo principal era que el sujeto “pusiera afuera” todo su “potencial creativo”. Se lo dejó
que al niño libre de condicionamientos, se lo incentivo para que hiciera espontáneamente, y se
hizo hincapié en la no - intervención. Sin embargo, a pesar de estos cambios realmente
importantes, el tiempo ha mostrado que no han sido suficientes. Los docentes, al proponer
actividades plásticas, se convirtieron, muchas veces, en pasivos observadores de la actividad
realizada por los niños, abandonando su rol de enseñanza. Aún hoy subsisten estas prácticas y son
fácilmente reconocidas a partir de propuestas sin ninguna relación entre sí, o como espacios donde
dibujar y/o pintar forma parte de los llamados comúnmente “trabajito”, calificativo que pensé
mismo desvaloriza la riqueza que tanto el trabajo y su propuesta artística puede contener.
Pasamos que todas las actividades artísticas promover procesos formativos, no sólo de forma
individual sino también colectiva.
La enseñanza de las diferentes disciplinas artísticas brindar posibilidades que no solamente
apuntan al desarrollo de la creatividad, la sensibilidad y la expresión. En la medida en que esta
enseñanza tenga como meta al niño y esté de encargada pensando en él como totalidad, será
facilitadota de todo aprendizaje; para esto deberá tener en cuenta las características de los niños y
la comunidad a la que pertenece.
Es necesario resaltar la función esencial del enseñanza artística y acordamos con Eisner (1990)
cuando plantear que: “Sí la educación artística tienen un conjunto de objetivos propios, estos
objetivos están relacionados con la naturaleza del arte y con los tipos de aptitudes y
sensibilidades, los tipos de intuiciones y actitudes, que hacen posible la experiencia artística”. El
arte es una forma de experiencia que vivifica la vida y una de las posibilidades del hombre para
comunicar sus emociones y, a su vez, para entender las sensaciones de los otros.
Pensamos que es esencial propiciar una actitud creadora que atraviese todos los aprendizajes
realizados por el niño desde los primeros años de escolaridad, ya que posibilitará una mejor
relación entre los mundos subjetivo y objetivo. En las producciones plásticas realizadas por los
niños se visualizan la relaciones que entablan con la realidad, que a su vez no es única. Todos los
niños viven en un contexto con en el cual establecen vínculos que le sirven para apropiarse del
propio mundo.
A través del hacer y del mirar, la enseñanza del lenguaje plástico contribuye a afianzar estos
vínculos, ya que la vida diaria se desarrolla en imágenes. A la vez, el mirar y ver cada vez más
facilitar la comprensión del entorno y las posibilidades que este brinda, posibilitando conectarse
con este mundo en el que vivimos y del que es importante también gozar.
Dice Berger (1972):
[…] la vista llegar antes que las palabras. El niño mira y ve antes de hablar. Pero esto es cierto también en otro
sentido. La vista es la que establecen nuestro lugar en el mundo circulante; explicamos ese mundo con palabras
pero las palabras nunca pueden anular el hecho de que estamos rodeados por él […]. Solamente vemos aquello
que miramos. Y mirar es un acto voluntario, como resultado del cual lo que vemos queda a nuestro alcance,
aunque no necesariamente el alcance de nuestro brazo […]. Nunca miramos sólo una cosa; siempre miramos la
relación entre las cosas y nosotros mismos.
El proceso de mirar con intención lo llamamos lectura de imágenes. La lectura de imágenes, ya en
relación con nuestra disciplina, facilitará el reconocimiento y la profundización del lenguaje
visual, tan necesario para enriquecer las producciones, a la vez que la apreciación del arte visual
en general. Por otro lado, casi toda enseñanza, y por lo tanto el aprendizaje, especialmente en la
EGB, utiliza las imágenes de forma práctica: fotografías, dibujos y pinturas que muestran cosas
que no se pueden ver directamente y que, por medio de éstos, se pueden conocer. La geografía, la
botánica y la zoología utilizan también imágenes, dibujos o fotos que permiten apropiarse de
conocimientos relacionados con cada una de estas disciplinas. A su vez, hay otras imágenes que
no pretenden mostrar las cosas “como se las ve”; son las más abstractas y sirven también para
enseñar, como mapas y tablas.
La resolución de problemas a los que se enfrenta un niño al trabajar con un proyecto artístico le
posibilita transferir esos conocimientos a los otros campos del ámbito de los aprendizajes.
Moverse, oír, escuchar, mirar, ver, observar, pintar, dibujar, actuar son aspectos innatos del ser
humano que la educación artística favorece, posibilitando el desarrollo de la imaginación, motor
de la producción artística.
Por otro lado, pensamos también que la creatividad no es patrimonio de las disciplinas artísticas.
La habilidad artístico humana se enfoca primero, y en todo, como una actividad de la mente, como
una actividad que involucra el uso y la transformación de diversas clases de símbolos. Para que se
pueda profundizar el desarrollo de las producciones artísticas en el ámbito institucional, los niños
deberán ser tanto observadores como hacedores del quehacer artístico.
Ambos lugares deberán ser transitados por los niños, por un lado, estando atentos, abiertos y
sensibles a lo que oyen, escuchan, sienten y ven […] y por otro lado que, con igual compromiso,
ejecuten, prueben, investiguen, pinten, esculpan, canten o baile (Autpitz, 1997).
Cuantas más posibilidades tengan de recorrer estos caminos, más posibilidades tendrán de
enriquecerse como personas. Ambos momentos se nutren mutuamente. Hay que reconocer que
estos momentos no se dan espontáneamente.
A pesar de que los niños miran, oyen, dibujan y pintan, cantan, se mueven y bailan, esto es en sí
mismo no determina que puedan profundizar y enriquecer sus posibilidades de creación y de
expresión artística.
Según afirma Auspitz (1997):
En general, necesitará de la ayuda de otro, docente, directivo, artesano, artista, especialista,
etcétera., Que le pueda ir mostrando un nuevo ángulo de mira, que pregunte y le haga preguntarse
a sí mismo tanto para la observación de lo realizado, como para un mejor registro de lo que siente
y sabe, cuando ve, baila, escucha, pinta y observa.
Es decir que el niño necesita alguien que lo guíe en sus búsquedas y lo acompañe en el proceso;
que lo ayude a “leer” lo producido, lo propio y lo de otros, que servirán como disparadores de
posteriores realizaciones.
La capacidad de ver, tocar, manipular, oír, moverse debe ser fomentada y educada desde los
primeros años. Esto le posibilitará al niño conectarse con todos lo sentidos y sus sutilezas y
refinamientos que los seres humanos fuimos conquistando a través de conocer nuestra propia y
particular naturaleza.
Para lograrlo, entre otros objetivos, será necesario no dejar librada a las posibilidades individuales
de los niños la adquisición de estos logros; en este sentido unimos nuestro pensamiento al de
Gardner (1994) cuando dice:
[…] los educadores están empezando a comprender que el arte no puede reclamar ningún privilegio en lo que se
refiere a métodos de enseñanza razonables. Una buena enseñanza contribuye a un buen aprendizaje, más o
menos de la misma forma que en los demás campos de estudio.
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