Un test de diagnóstico no invasivo facilita la detección de la intolerancia a la lactosa 13/04/2004 El uso de un disacárido análogo de la lactosa, la 4-galactilxilosa, permite medir con precisión la actividad de la enzima lactasa, lo que simplifica la detección de sujetos intolerantes a la lactosa. Se calcula que más de la mitad de la población mundial sufre intolerancia a la lactosa, un trastorno digestivo causado por la insuficiencia de lactasa intestinal. En nuestro entorno, este problema está infradiagnosticado ya que las herramientas disponibles para su detección presentan diversos inconvenientes. Como ha explicado a Diario Médico Juan José Aragón, catedrático de Bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, la dolencia se puede diagnosticar a través de una biopsia intestinal, en la que se toma un muestra de la mucosa de intestino delgado para medir direcltamente la actividad de la enzima. Esta suele ser una técnica muy cruenta y poco fiable, ya que es difícil llegar al yeyuno medio, la porción del intestino donde la lactasa se expresa en mayor medida. Además, esta expresión no suele ser muy uniforme. Gases Actualmente se intenta emplear técnicas de diagnóstico no invasivas. La más frecuente se basa en la medición de gases. En sujetos intolerantes, la ingesta de cantidades grandes de lactosa provoca que el exceso de este azúcar pase al colon, donde las bacterias intestinales lo degradan originándose un exceso de gases que pueden ser medidos en el aire espirado. "Esta prueba es poco fiable, ya que depende de la producción fisiológica de gases del sujeto y la sobrecarga de lactosa produce síntomas molestos. Además, no todos los centros de salud cuentan con un cromatógrafo de gases para realizar la prueba". Por estas razones, según ha comentado el investigador, se han buscado métodos de diagnóstico alternativos, basados en el desarrollo de análogos de la lactosa, que permitan "engañar" a la enzima, haciendo que ésta los rompa con el fin de medir los sustratos resultantes en la orina. Aragón ha desarrollado junto a Alfonso Fernández-Mayoralas, del Instituto de Química Orgánica, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, un test más sencillo y fiable que los disponibles hasta ahora. "Tras probar con varios compuestos llegamos a la 4-galactil-lactosa, un análogo de la lactosa que es descompuesto por la lactasa intestinal en galactosa y xilosa. Una parte de la última se elimina a través de la orina y puede medirse a través de técnicas rutinarias de laboratorio con precisión, detectándose concentraciones de hasta 0,5 microgramos". Con este compuesto se puede medir con exactitud la actividad global de la enzima en todo el organismo. Es un método mucho más fiable que la medición de gases y precisa de dosis 200 veces inferiores a las empleadas en la sobrecarga de lactosa, lo que no provoca trastornos gastroenterológicos en intolerantes. "La medición de la xilosa puede realizarse con igual precisión a través de una muestra de sangre. Bastarían dos o tres gotas para detectar el trastorno, algo de gran utilidad en pediatría. La prueba ayudaría también a identificar la causa de muchas diarreas, que están provocadas por déficits de la enzima". Como ha explicado Alfonso Fernández-Mayoralas, la primera síntesis del compuesto data de 1990 y se obtuvo por síntesis química tradicional, en un proceso caro que exigía el empleo de sustancias tóxicas. "Hemos desarrollado un método enzimático que permite obtener el disacárido en una sola etapa con reactivos no peligrosos". Investigación y comercialización "Al lograr los primeros resultados, acudimos a varias compañías farmacéuticas para intentar su explotación comercial. Ninguna se sintió atraída por el producto, ya que aún quedaba por realizar todo el desarrollo clínico", ha comentado Fernández-Mayoralas. Los altos costes de mantenimiento de las patentes hicieron que estos dos investigadores, con el asesoramiento de las oficinas de transferencia de resultados de investigación y el Vivero Virtual de Empresas de la Comunidad d Madrid, se plantearan la creación de un empresa spinoff para continuar con el producto. "El pasado año se creó Lactest S.L., cuyo principal accionista es la consultora en biotecnología Crossroad Biotech y en la que también participa la Fundación General de la Universidad Autónoma de Madrid. El objetivo de la compañía es desarrollar toda la fase de investigación clínica y comercializar el test", ha apuntado Aragón. "La validez de este método de diagnóstico se ha probado en estudios in vitro y en ensayos en ratas. El siguiente paso será solicitar el registro del producto en la Agencia Española del Medicamento y comenzar los ensayos en fase I. "Ya hemos constatado que el producto no es tóxico. Al tratarse de un medicamento diagnóstico el proceso clínico será sencillo y es posible que en dos años esté en el mercado, aunque todo va a depender del sistema de reconocimiento".