Resumen Odisea Prólogo Fue un relato de tradición oral, que fue primariamente difundido por los aedos, músicos de profesión que recorrían aldeas narrando y cantando hazañas divinas y heroicas. La Odisea está compuesta por 24 cantos, y contiene 3 núcleos narrativos: ● El regreso del héroe ● Telemaquia ● Matanza de los Pretendientes Está escrita en verso hexámetro dactilar, es decir se repite 6 veces dáctilo (ver dibujo en carpeta) Luego se encuentra el epíteto, una manera de organizar mejor el texto. Se da como elemento + epíteto. Por ejemplo, “La arenosa+ Pilos” En la obra se juega constantemente con los escenarios. Pero lo que es la realidad, todos los hechos suceden cronológicamente. El narrador decide por dónde comenzar. En el caso de Odisea, se toma como punto de inicio a Odiseo ya casi partiendo de Ogigia, y todas las aventuras y la guerra de Troya sucedieron en un tiempo pasado. He aquí el orden cronológico de Odisea: Guerra de Troya- Aventuras (en diversos lugares) – Ogigia – Esqueria – Ítaca. Luego está el orden narrativo (cómo el poeta decide narrarnos los hechos) Ogigia- Esqueria (Odiseo narra sus aventuras) –Ítaca Estos recursos tan frecuentes de jugar con los escenarios y el tiempo en el que ocurren tienen 3 distintos tipos: ● Analepsis, se relata algún hecho sucedido en un tiempo anterior al presente. Por ejemplo, Zeus (en el canto I) habla sobre Egisto, Orestes y Agamenón. La muerte de Agamenón y la venganza de Orestes suceden en un tiempo pasado a la realidad (Odiseo en Ogigia). ● Cronológico, el narrador “decide contarnos” lo sucedido como pasó en la realidad (orden cronológico). A partir del canto XII, la mayoría del relato se encuentra en orden cronológico. ● Prolepsis, se relata algo que sucederá. En Odisea se da en las predicciones de Tiresias y Circe (seguramente pasarán). CANTO I (Proemio, Concilio de los dioses y exhortación de Atenea a Telémaco) Proemio, en los primeros 10 versos, hay lo que sería una invocación del narrador a la musa consagrada a los relatos épicos. Es decir que el poeta nos quiere hacer saber que todo lo escrito allí fue por voluntad divina. Los dioses se encuentran reunidos en el Olimpo. Poseidón no se encontraba porque estaba en la tierra de los etíopes deleitándose con sagradas hecatombes (sacrificios de animales). Atenea, aprovechando la ausencia de su tío (que estaba en contra de Odiseo por haber cegado a su hijo, Polifemo) le pregunta a su padre, Zeus, si Odiseo, que ya había sufrido muchas penas podía regresar a su hogar. Zeus que tenía una posición neutral con respecto a eso se dejó convencer. Así sucedieron dos cosas: Atenea se dirige a Ítaca, donde vive Telémaco, para infundirle valor y comenzar lo que sería un rito de pasaje; y Hermes va a Ogigia para ordenarle a Calipso que libere a Odiseo. Telémaco se encuentra en su casa, invadida por los Pretendientes. Los Pretendientes eran 108 hombres de las mejores casas de Ítaca, que querían casarse con Penélope, la consorte de Odiseo y la madre de Telémaco (porque al casarse con ella serían reyes de Ítaca). Palas decide transformarse en Mentes, rey de tafios. Al llegar al palacio de Odiseo, Telémaco lo invita con los dones de la hospitalidad: le ofrece un banquete y luego le pregunte sobre su origen y motivo de viaje. Mentes le dice a Telémaco que se encontraba allí por asuntos comerciales y luego pregunta por qué se encontraban aquellos hombres en su casa reclamando comida y a Femio, el aedo del palacio que entonara cánticos. Telémaco, cree a su padre muerto, pero Palas lo incita a buscar a su padre: primero tendría que convocar al ágora para reunir una tripulación y una nave, luego iría a Pilo para preguntarle a Néstor sobre Odiseo y luego a Esparta donde mora Menelao. A todo esto Femio cantaba las hazañas hechas en la Guerra de Troya, Penélope, que se encontraba allí presente no pudo evitar llorar, el recuerdo de su esposo no-presente le dolía demasiado. Telémaco, mostrando madurez y prudencia le ordenó que se dirigiera a su habitación. Todos los presentes en el palacio quedaron sorprendidos por la prudencia con la que había hablado Telémaco. Ocurre en 3 lugares distintos: 1°→ Olimpo (asamblea de dioses) 2°→ En Ogigia (isla donde Calipso retiene a Odiseo) 3°→ Ítaca (donde Penélope y Telémaco hacen frente a los pretendientes, quienes eran príncipes y reyes que quieren reinar en Ítaca ya que a la muerte del rey asume la viuda. Pero en este caso se cumplen 10 años de ausencia del rey) CANTO II (Ágora itacense) Ni bien hubiera amanecido, todos los ciudadanos se reunieron en el ágora. Todos se preguntaban quien habría convocado al ágora, pues desde la partida de Odiseo no se había vuelto a ejecutar el acto público. Telémaco, presentó su propuesta, pues todos habían quedado sorprendidos al ver que él era el responsable (es una parte del rito de pasaje de niño a hombre). Antínoo, uno de los Pretendientes más malvados, se había opuesto a la partida de Telémaco, pero la mayoría lo apoyaba. Atenea tomó la forma de Telémaco, y con sabias palabras pudo persuadir a distintos hombres y remeros de prestarle servicios a él (Telémaco). Así, el hijo de Odiseo consiguió la nave, y los remeros. Telémaco, por consejo divino (de Atenea) se mezcla con los Pretendientes e ingresa a su morada. Le pide a Euriclea, hija de Oops Pisenórida que le preparara víveres y que no le dijera nada a su madre al menos hasta que hubieren pasado 12 días. Y si sucedía tal cosa, que Penélope se dirigiera a su padre para arreglar una dote, y que se casara. Telémaco partió a la noche, junto con Palas, que había tomado la forma de Méntor y les daba palabras de valentía a los remeros. Canto III (Telémaco se entrevista con Néstor en Pilo) Ni bien llegaron, se encontraron con Néstor y su corte realizando hecatombes a Poseidón (se encontraban en la costa). Telémaco se sentía inhibido, pues, debía realizarle preguntas a un anciano héroe que había peleado junto a su padre, pero Palas lo convenció de hablar con la verdad, y Néstor le contestaría prudentemente. Así, al haberse topado con Néstor, éste los recibió cálidamente y los invitó a participar (a Telémaco y Méntor) en la hecatombe. Una vez realizado el sacrificio, el anciano le preguntó a Telémaco sobre su procedencia, hijo de quién era, qué lo traía por Pilo, etc. Telémaco respondió que era hijo de Odiseo, y que buscaba noticias sobre su regreso. Néstor nos cuenta la compleja llegada de los héroes de Troya a sus respectivos hogares. Al finalizar la guerra, hubo un desacuerdo entre dos de los grandes líderes de los argivos. Menelao quería volver a su hogar lo antes posible, mientras que Agamenón tenía planeado aplacar la furia de las divinidades con hecatombes (específicamente, la ira de Atenea). Esa noche se meditó que decisiones tomar. Al mostrarse Eos, hija de la mañana, los argivos que se encontraban de la parte de Menelao partieron (Néstor y Odiseo se encontraban en ese grupo), y ni bien llegaron a Ténedos, realizaron un sacrificio para llegar sanos y salvos a sus hogares; pero los compañeros de Odiseo se volvieron para complacer a Agamenón, con ellos huyó Tideo (o Diómedes). Se reunió con Menelao en la isla de Lesbos para determinar qué camino seguir. Tras una señal divina deciden dirigirse hacia el archipiélago de Eubea, y desde ese punto el viento siempre sopló. Néstor sabe que los Mirmidones llegaron bien y la desgracia de Agamenón al llegar a su patria (asesinado por Egisto y la traidora de Clitemnestra), pero no sabe sobre Odiseo. Telémaco no estaba sorprendido por esto, él ya había perdido la esperanza de ver vivo a su padre, mas Méntor (Atenea) le reprochó por subestimar la bondad que sentían algunos dioses por su padre, así que éste decidió cambiar de tema preguntándole a Néstor cómo había muerto Agamenón. Y así le contó que: mientras los héroes se encontraban en la Guerra de Troya, Egisto seducía a Clitemnestra. En un principio ella no se dejó persuadir, pues tenía buenos sentimientos hacia Agamenón, y además el aedo la estaba vigilando (a pedido de su esposo), más cuando llegó el momento, Egisto se llevó al aedo a una isla solitaria y lo dejó abandonado. Mientras tanto los héroes ya volvían de la batalla y distintos obstáculos hicieron que su arribo a sus respectivas patrias se retrasara, muchas de las naves se destruyeron contra peñascos, pero Agamenón llegó a su morada. Egisto lo condujo junto con su tripulación al palacio y allí junto con Clitemnestra les dio muerte a todos (en un banquete). Egisto gobernó por 7 años en Micenas, pero al llegar al octavo Orestes, hijo de Agamenón y Clitemnestra mató a su “padrastro” y a su madre. Orestes dio un banquete funerario en su honor, ése mismo día Menelao arribó a su patria. Al terminar de decir esto, Néstor insistió a Telémaco que debía ir a Esparta a consultar a Menelao. Dicho esto la noche se sobrevino, Telémaco durmió en el palacio del Neleida (Néstor) mientras que Méntor dijo que dormiría con los remeros en el barco, y le aconsejó a Néstor que le prestar a Telémaco el mejor carro y los caballos más vigorosos que tuviera. Dicho esto se retiró con la forma de un águila. Todos absortos ante esto se fueron hacia el palacio, donde durmieron hasta que amaneció. Al amanecer todos los hijos de Néstor se reunieron junto con su padre y Néstor para realizar el sacrificio a Palas. Una vez terminado el banquete (que viene a continuación del sacrificio) el Neleida declaró que Pisístrato, hijo suyo, acompañaría a Telémaco en su viaje a Esparta el día siguiente. Así fue como al asomarse Eos, la de sonrosados dedos, partieron de Pilo. Y llegaron a Feres, donde se quedaron una noche y al día siguiente reanudaron su viaje hacia Esparta. CANTO IV (Telémaco se entrevista con Menelao en Esparta) Cuando Pisístrato y Telémaco llegaron a Esparta y se encontraron en el vestíbulo del palacio de Menelao, Menelao con Helena se encontraba festejando el casamiento de dos de sus hijos: Hermíone (si, es idéntico a Harry Potter), que se casaba con el hijo de Aquiles, y su hijo Megapentes, que se casaba con una espartana. Al llegar Menelao los trató con los dones de la hospitalidad. Una vez bañados y ungidos con aceite los huéspedes. Telémaco estaba sorprendido por la riqueza que contenía ese palacio, inclusive lo comparó con la morada de Zeus, pero Menelao humildemente dijo que nadie se podía comparar con Zeus, y que preferiría poseer un tercio de su riqueza antes de que su hermano (Agamenón) hubiera sufrido tal traición. Pero que de todos los argivos, Odiseo fue el que tuvo más complicaciones, aunque él tuviera el consuelo de tener a Penélope, una compañera fiel. Al escuchar el recuerdo de su padre Telémaco comenzó a derramar lágrimas (es decir que no lloró incansablemente). A todo esto, Helena bajó las escaleras y se sentó en un sillón y comenzó a tejer. En eso comentó lo similares que se veían el huésped (Telémaco) y Odiseo (pies, manos, miradas, cabeza y cabellos). El Nestórida responde que estaban en lo correcto, si era hijo de Odiseo. Entonces todos comenzaron a llorar, Telémaco, Menelao y Helena. Inclusive Pisístrato, que lloraba por Antíloco, que fue muerto en Ilión por el hijo de Eos. Comenzada la cena, Helena con un antídoto especial para dejar de llorar se preparó la bebida. Así habló Helena sobre uno de los muchos hechos que hacían sabio y audaz a Odiseo: ella se encontraba en el palacio de Príamo, y vio a Odiseo vestido de mendigo (se había auto infligido lastimaduras y se cubrió con vestiduras harapientas). Ella lo ungió con aceites y le ofreció vestiduras, y cada vez que trataba de hacerle una pregunta él la evadía ingeniosamente, hasta que ella le aseguró que no le diría nada a los troyanos. Entonces Odiseo le contó sobre sus planes, y tras haber matado a un par de troyanos volvió a su campamento. Luego de haber conversado un rato decidieron irse a dormir, dormirían en el pórtico, no el palacio. Al asomarse Eos, la de sonrosados dedos Menelao le preguntó a Telémaco cual era su propósito allí en Esparta. Telémaco responde que había hecho tal viaje para conocer noticias de su padre, pues los Pretendientes estaban consumiendo todas las riquezas del palacio. Menelao estaba indignado al escuchar esto, y decidió contarle todo lo que sabía: Luego de haber partido desde Troya los barcos no se podían poder mover más debido a la falta de vientos (sucedió por no realizar sacrificios a las divinidades), y se habían quedado varados en el Faro, isla egipcia, por veinte días. La moral de los remeros y los víveres decrecían. La hija de Proteo (anciano del mar, que cuidaba las focas a Poseidón), Idotea, le preguntó a Menelao porqué era tan holgazán y no quería zarpar hacia su hogar. Pero éste le respondió que no era por holgazanería que no volvía a su patria si no por voluntad divina. Idotea le aconsejó que fuera a ver a su padre, el cual le diría todo lo que tenía que saber de la voluntad de los dioses y qué era necesario para cumplir esa voluntad. Para hablarle debía hacer los siguiente: “al mediodía, Proteo junto con todas las focas tomaba la siesta en una gruta y las contaba de a 5, lo que Menelao debía hacer es elegir a 3 de sus más valientes compañeros y cazar focas. Debía tomar las pieles de esas focas y vestirse con ellas. Luego irían a la playa donde ella los estaría esperando. Así se infiltraría en el grupo de focas que duerme con él y una vez que estuviera sumido en el sueño lo atraparían con una red. Pero Proteo se transformaría en un dragón, un león o agua, o cualquier cosa para evitar ser atrapado, lo que ellos debían hacer es apretar con más fuerza, y una vez que se hubiera rendido, le harían las preguntas correspondientes.” Y así lo hizo Menelao, una vez que apresó a Proteo le preguntó porqué se encontraba varado en la isla Faro. Éste le respondió que había sido porque había ofendido a Zeus cuando al partir no sacrificó hecatombes, así que debía dirigirse a Egipto y sacrificar hecatombes en su honor, y luego podría volver a Esparta. Pero Menelao le preguntó sobre los compañeros que habían luchado contra él en Troya y así Proteo respondió: ● Áyax había muerto, cayó en las profundidades del mar. ● Agamenón murió en manos de Egisto (visto con más profundidad en canto III). ● Odiseo se encontraba en una isla retenido contra su voluntad por Calipso. Dicho esto, el anciano del mar se sumergió en las profundidades del mar. Tras haber realizados las correctas hecatombes a Zeus, Menelao partió y llegó a su patria. Menelao le ofreció a Telémaco quedarse 12 días, y le ofreció hermosos regalos, en los que estaban incluidos unos corceles. Pero Telémaco le respondió que por más que le gustaría quedarse un año en su palacio, él no podría, pues había dejado a sus compañeros en Pilo, y no podía aceptar sus corceles, pues se los regalaba, Ítaca no poseía caminos para tales caballos. Mientras tanto en Ítaca (cambio de escenario) Antínoo, uno de los Pretendientes plantea emboscar a Telémaco cuando vuelva de su viaje y matarlo. Pues Telémaco se estaba convirtiendo en un hombre, y por lo tanto, una amenaza. Todos los Pretendientes estuvieron de acuerdo, y entraron al palacio de Odiseo para planear su emboscada. Penélope no tardó en darse cuenta el plan malévolo que tenían en manos, pues Medonte, criado del palacio se lo contó. Penélope estaba desolada, no sabía por qué su hijo había partido hacia Pilo, llamó a sus esclavas para contarles lo que planeaban los Pretendientes. Euriclea le confesó que Telémaco le había pedido víveres, y le hizo jurar solemnemente que no diría nada hasta el duodécimo día o hasta el día que ella lo reclamara, pero le dijo que no desesperara, que subiera a sus aposentos y con puras vestiduras le rezara a Palas para que preservara a Telémaco. Así lo hizo Penélope, oró a Palas hasta que se durmió. Atenea hizo un fantasma parecido a Iftima, hermana suya, el cual le dijo que no se aflija, pues la misma Palas Atenea lo resguarda. Penélope despertó ya aliviada. Mientras tanto los Pretendientes se encuentran en Ásteris, isla del mar Jónico cercana a Ítaca, donde preparan la emboscada a Telémaco. CANTO V (Odiseo parte de Ogigia) Zeus manda a Hermes a Ogigia, para que le ordene a Calipso que debe dejar a Odiseo en libertad (esto sucede paralelamente a la partida de Atenea desde el Olimpo a Ítaca para hablar con Telémaco). Habiendo llegado Hermes a la gruta donde vivía Calipso, la encontró a ella tejiendo, y a Odiseo en la ribera llorando por nostalgia. Calipso lo reconoce y lo saluda, le pregunta su motivo de visita y éste le dice que Zeus ordena que libere a Odiseo, pero ella se niega y se enoja. Ella piensa que están los dos profundamente enamorados y que Odiseo le iba a proponer matrimonio, y que los dioses estaban celosos por su amor y que intentaban dividirlos. Pero Hermes le recordó que eran órdenes del magnánimo Zeus, no podía no cumplirlas porque si no sufriría las consecuencias de su ira. Así Calipso se dirige a Odiseo y le permite partir de Ogigia. Pero Odiseo, astuto, le hace jurar que no le hará daño, porque dejarlo ir no es un acto voluntario de la ninfa, y así jura. Calipso no entiende como Odiseo puede querer mas a Penélope que a ella (pues es una divinidad), pero Odiseo aclara que Penélope es mortal y Calipso exenta de vejez y mucho más hermosa, pero extraña a su patria. Dicho esto Odiseo comienza a construir una balsa, la cual terminó en cinco días. El mismo día que la termina parte. Calipso le ofrece víveres y vino para su viaje. Comenzó su viaje hacia Ítaca. Pero Poseidón, que volvía del país de los etíopes, vio navegando a Odiseo, y su furia se desató, con su tridente envió grandes nubarrones y tormentas. Odiseo estuvo sumergido en el agua por mucho tiempo. Y gran parte de sus vestiduras se rompieron. Sin embargo logró salir a flote, e Ino, diosa hija de Cadmo que habitaba en las profundidades salió con forma de somormujo (¿) y le dijo a Odiseo que dejara su balsa y que nadara a la tierra de los feacios, pero que tampoco temiera morir, porque ella le dejaba un manto de la inmortalidad para poner sobre su pecho, y que una vez que llegara debía tirarlo al mar. Odiseo no cumplió inmediatamente, pues no le parecía prudente hacerlo. Pero una ola gigante enviada por Poseidón lo hizo cambiar de parecer, y comenzó a nadar. Nadó por 2 días, hasta que se asomó Eos, la hija de la mañana y Odiseo divisó tierra, más no había playa o puertos, eran riscos abruptos. Odiseo perdió toda la esperanza, moriría. Pero Palas Atenea le estaba inspirando prudencia, así que antes que la ola lo azotara contra la roca, Odiseo se aferró a ella, más cuando las olas se volvieron hacia el mar Odiseo fue arrancado de la roca y llevado mar adentro. Pero Odiseo siguió nadando y vio una playa con un río que desembocaba en el mar. Odiseo rogó a quienquiera que le estuviera infligiendo tales dolores que parara, pues ya era suficiente, el solo recuerdo de eso lo perseguiría toda la vida. Las aguas se calmaron. Odiseo no sabía si dormir junto al río o en el bosque, había peligros en ambos lugares, así que se decidió por dormir en el bosque, al resguardo de un olivo y un acebuche. CANTO VI (Nausícaa encuentra a Odiseo) Mudanza de Hiperia a Esqueria (sólo aclaro por si Chozas toma) Los feacios antes habitaban en Hiperia, que limitaba con los cíclopes, los cuales los perjudicaban por su brutalidad y fuerza, mas Nausítoo rey de feacios, los llevó a la isla de Esqueria y edificó murallas, edificios, templos, etc. Reanudando la historia Odiseo dormía mientras Atenea llevaba a cabo su plan. Se dirigió al palacio de Alcínoo, rey de los feacios, donde dormía Nausícaa hija de éste y en forma de viento entró a su habitación y luego a su mente. Tomó la forma de la hija de Dimante, una buena amiga suya. Y le dijo era necesario que llevara a lavar la ropa, pues dentro de poco habría de casarse y necesitaba ropa hermosa con la cual casarse. Así a la mañana, le pidió a su padre que la dejara ir afuera de la ciudad para lavar las vestiduras. Su padre la dejó y le hizo preparar viandas y un carro. Una vez llegadas al río comenzaron a lavar las ropas, que luego dejaron secar al Sol. Mientras tanto jugaban a la pelota, pero Atenea hizo que uno de los tiros falle y golpee a Odiseo que se encontraba en un profundo sueño y todas gritaron. Odiseo despertó y temía que los hombres de esa tierra fueran temerarios. Así salió Odiseo con un arbusto cubriendo sus desnudeces, y todas las esclavas corrieron asustadas, mas Nausícaa infundida de valor por Atenea permaneció. Odiseo le rogó (no le abrazó las rodillas) que le diera vestiduras y le presentara a los pobladores de la región. Nausícaa le dijo que estaba en tierra de los feacios, la isla de Esqueria, y que ella era hija de Alcínoo, su rey. Así la doncella les ordenó a las esclavas que le dieran aceites y vestiduras para que se bañara. Así Odiseo se lavó y se quitó el sarro causado por el mar, y Atenea que lo había engraciado y hecho más bello, había provocado en Nausícaa el sentimiento de que él fuera un dios. Nausícaa, le explicó a Odiseo cómo debían operar para ir al palacio, porque si iban los dos juntos, los feacios pensarían que Nausícaa se había desposado con un forastero. Así que a mitad de camino, Odiseo debía esconderse en un bosque consagrado a Palas y esperar a que Nausícaa entrara al palacio junto con sus esclavas. Luego debía encontrar el palacio, que era fácilmente reconocible. Una vez dentro, debía conseguir la aprobación de Arete, la madre de Nausícaa, y si lo conseguía era seguro que su vida estaría a salvo. CANTO VII (Odiseo en el palacio de Alcínoo) Una vez llegada al palacio Nausícaa, Odiseo se dirigió al palacio, y Atenea lo cubrió con una densa niebla que lo hacía invisible ante las personas, para que ninguna le hiciera preguntas insolentes. A su encuentro salió Palas transfigurada en una doncella, la cual a pedido del héroe lo condujo al palacio de Alcínoo, y cuando hubieron llegado a la puerta del palacio, la doncella le dijo a Odiseo que primero debía hablar con Arete, sobrina y esposa de Alcínoo, y que si conseguía su permiso era casi seguro que retornaría a su patria. Pero Odiseo estaba impactado por lo imponente y rico que era el palacio, las paredes eran broncíneas, en lo alto una cornisa de lapislázuli, las puertas estaban construidas de oro y dos perros de oro, inmortales que guardaban alrededor del portal. También había un patio, donde crecían uvas, granadas, manzanas y peras. Había dos fuentes. Habiendo contemplado esto, Odiseo entró al magnífico palacio y vio a los nobles hacer liberaciones a Hermes, y pasó delante de ellos (todavía cubierto por la niebla) hacia la cámara donde se encontraba Arete, Alcínoo y nobles. Así Odiseo se lanzó a abrazar las rodillas de Arete y a rogarle que le ayudara a volver a su patria. En ese momento, se disipó la niebla y todos quedaron en silencio, pero el noble más anciano y sabio les recomendó a los reyes que le ayudaran, pues ningún huésped debe pasar tales penas. Así Antínoo ordenó que se diera un poco de vino y se le diera una silla. Y luego declaró que al día siguiente continuarían con los dones de la hospitalidad. Pero Arete reconoció las vestiduras que traía Odiseo, pues ella con sus siervas las había hilado. Odiseo relató su viaje desde la isla de Ogigia y como se había topado con Nausícaa, ésta le había proporcionado las vestiduras que le eran tan familiares a Arete. Alcínoo reconoció lo prudente que hablaba Odiseo y le mandó a preparar un lecho en el pórtico (no en el palacio, porque era una medida de protección para su hija). CANTO VIII Al comenzar la mañana, Alcínoo convocó al ágora y le ordenó a los 52 mejores remeros que lo acompañarían al forastero (Odiseo) en su viaje a su patria que lanzaran al mar la nave con la cual zarparían y la dejaran anclada. Luego invitó a los reyes portadores de cetro a un banquete que se celebraría en su palacio, en honor al huésped. Luego de los sacrificios a los dioses en el banquete del palacio, comenzó a tocar Demódoco un aedo ciego, pero compensado por su talento. Estaba cantando sobre una disputa surgida en la Guerra de Troya entre Aquiles y Odiseo. Odiseo se cubrió la cabeza con un manto, pues le daba vergüenza mostrarse llorando. Alcínoo, que había notado esto sugirió comenzar a jugar distintos tipos de juegos. Algunos de los hombres que se probaron: ● Ponteo ● Acroneo ● Ocíalo ● Elatreo, etc Comenzaron con los juegos: ● Carreras, en las cuales ganó Clitoneo ● Luchas, ganó Euríalo ● Disco, ganó Elatreo ● Pugilato, ganó Laodamante (hijo de Alcínoo) Laodamante, imprudentemente retó a Odiseo y lo ofendió diciendo que no sabía jugar. Odiseo, encolerizado, agarró un disco más grande y pesado de los que suelen usar los feacios y lo arrojó más allá que cualquier otro. Alcínoo le reconoció que lo que había dicho su hijo había sido imprudente y que lo dejara agasajarlo con los mejores danzarines feacios bailando al son de la cítara. Y Demódoco comenzó a recitar: Los amoríos entre Afrodita y Ares Afrodita estaba casada con Hefesto, hijo de Zeus y Hera, pero lo engañó con Ares. El Sol (Helios) vio esto y advirtió a su marido. Hefesto construyó una red y la tendió por encima de la cama, de modo que cuando se acostaran, quedarían inmóviles. El marido fingió su partida hacia Lemnos, Ares consciente de esto mandó a llamar a Afrodita, y entrando a la cámara nupcial se recostaron, pero quedaron atrapados. Cuando Hefesto volvió y los encontró gritó tan fuerte que todo el Olimpo lo pudo escuchar. Se reunieron todos los dioses (las mujeres por pudor se quedaron en sus hogares) para discutir. Todos los dioses se reían, pero Poseidón no. Le pidió al cojo de dos pies que dejara a los dos libres, pero Hefesto temía que Ares no le pagara lo que corresponde, pero Poseidón aseguró que él pagaría. Y, luego de que los liberase, Ares huyó a Tracia y Afrodita a Chipre y Pafo. Terminado el canto del aedo y las danzas de los bailarines, Alcínoo comenzó con la presentación de los regalos (parte de los dones de la hospitalidad) y así hicieron los otros 12 reyes. Venía la noche y todos los regalos re fueron obsequiados a Odiseo, Alcínoo le regaló a Odiseo una copa de oro y un cofre muy hermosos de oro con hermosas vestiduras dentro. Luego fue a bañarse, y cuando salió vestido Nausícaa lo contempló y rogó porque cuando llegara a su patria la recordara como su salvadora. Odiseo fue a sentarse y agarró una de las viandas y le dio un pedazo a Demódoco, el cual comió de buena manera el obsequio, y luego le pidió que contara la hazaña del caballo de Troya que llevaron a cabo Epeo (construye el caballo) y Odiseo (lo ingresa a la acrópolis). Caballo de Troya Los argivos habían partido en sus naves, los troyanos se preguntaban por qué lo hacían, suponían que se habían rendido porque el campamento había sido incendiado. Pero en las afueras de la ciudad se encontraba un caballo gigante de madera, y todos sopesaban tres posibilidades: o tirarlo desde las alturas, astillarlo o conservarlo como ofrenda. Sucedió que lo conservaron como ofrenda, y una vez adentro los argivos junto con el magnánimo Odiseo toman la ciudad. Ante este relato Odiseo no puedo evitar llorar, y Alcínoo volvió a darse cuenta que lloraba, por lo que le ordenó a Demódoco que terminara de cantar y le preguntó a Odiseo quién era, por qué los dioses le habían deparado tan cruel destino al viajar, de donde venía, quiénes eran su padre y su madre, etc. CANTO IX El rey Alcínoo le preguntó a Odiseo sobre su nombre , procedencia y qué lo había alejado de su patria hacia Esqueria. Éste le respondió que su nombre era Odiseo y le describió su patria nostálgicamente. Odiseo le comienza a narrar lo que fue su aventura. Todo comenzó cuando partieron de Ilión, la de las grandes murallas. En el camino pasaron por el país de los cícones. Mataron a todos los pobladores y se repartieron el botín y las mujeres. Más los sobrevivientes de la matanza fueron en busca de ayuda a los cícones aledaños, más valerosos. Los hombres de Odiseo y los cícones lucharon hasta el atardecer, ya habiendo muerto 6 aqueos (que eran menores en número), los originarios vencieron, y los aqueos se tuvieron que retirar. Una vez embarcados y navegando, comenzó una tormenta que cubrió todo el cielo. Los aqueos habían perdido su rumbo, y se les habían roto las velas y los mástiles. Pero lograron divisar en medio de todo ese caos una costa donde desembarcaron y pasaron la noche y la noche del día siguiente. Cuando amaneció nuevamente salieron a navegar. La tormenta los había desviado de su curso hacia Ítaca, y estuvieron vagando por el mar durante 9 días; hasta que divisaron una costa donde desembarcaron y Odiseo envió a 2 hombres y un heraldo para que averiguaran quienes eran los pobladores de esa tierra. Éstos 3 hombres se toparon con los lótofagos (“los hombres que comían el pan en esa región”), quienes les ofrecieron lotos, frutos que les hicieron olvidar a los aqueos cual era su propósito y no querían volver a su patria, deseaban quedarse con los lotófagos. Pero Odiseo los ató en los bancos y los obligó a remar. Luego recordaron todo y remaron por sí solos. Así llegaron a la tierra de los cíclopes, hijos de Anfirtitre y Poseidón. Lugar donde la tierra no es arada, solo crecen plantas como la vid, el trigo y cebada, las leyes no existen, no se convoca al ágora y cada cíclope gobierna a su mujer y a su hijo. Arribaron a las costas de un islote frente a la tierra de los cíclopes. Era de noche y no se habían dado cuenta de que existía tal islote hasta que la embarcación dio con bancos de arena. Al amanecer Odiseo decidió partir hacia la tierra de los cíclopes, donde divisó una gruta donde se encontraba un gigante. Así que escogió a sus 12 mejores hombres y con un delicioso vino negro (regalo del sacerdote de Febo Apolo, Marón) partió hacia la gruta. Más cuando llegaron no encontraron al gigante, sino que encontraron diversas ovejas, cabras y carneros. Los aqueos realizaron un sacrificio a los dioses, cuando de repente el gigante apareció y con una roca de grandes dimensiones tapó la gruta. Después de ordeñar a sus cabras les ordenó a los aqueos que le dijeran de dónde venían y a dónde habían dejado su embarcación. Pero Odiseo, astuto le respondió que venían de Troya, y que habían naufragado y eran los últimos sobrevivientes. También le reclamó los dones de la hospitalidad, ya que sino sufriría las consecuencias impuestas por la voluntad de Zeus. Polifemo (gigante) respondió que no le importaban los dioses, que su raza era más poderosa que los dioses mismos. Precipitadamente el gigante tomo a dos de los compañeros de Odiseo y separándoles los miembros del cuerpo se los comió. Luego se durmió. Odiseo había planeado matarlo mientras dormía, pero se tuvo que contener ya que si lo mataba, él y sus compañeros quedarían atrapados en la gruta (por la piedra que había colocado el gigante en la puerta de la gruta). Cuando amaneció, Polifemo se comió a otros dos compañeros de Odiseo, y salió a pastar a sus ovejas y cabras. En eso, Odiseo vio una rama de olivo tan grande como un mástil, y arrancó un pequeño pedazo y le dio a sus compañeros para que lo pulieran y luego la calentaron en el fuego. Cuando Polifemo volvió a la gruta Odiseo se guardó en sus vestiduras a lo que sería un “puñal”. Los aqueos se sortearon quienes llevarían a cabo el plan de Odiseo, dio la casualidad de que saliera Odiseo y otros 4 lo acompañarían. El astuto padre de Telémaco le ofreció vino al gigante, el cual tomó gustosamente. Mientras degustaba los vinos le preguntó a Odiseo cual era su verdadero nombre, y le declaró que le otorgaría un “don”. Odiseo le respondió que su nombre era Outis (nadie, en griego). Y Polifemo le dijo que el don que le concedería sería comerlo a lo último. El gigante adormecido por el alcohol se durmió y Odiseo aprovechando la situación le clavó la estaca de madera en el ojo. Polifemo pronunció un terrible gemido de dolor, y llamó a los otros cíclopes. Todos sus semejantes los fueron a asistir, pero éste les dijo que Outis le había infligido tremenda herida, y ellos lo trataron de loco. Odiseo decidió que la mejor manera de escapar era atando corderos de a 3 y cada varón iba en cada manojo, él se había escondido bajo un cordero. Polifemo sin sospechar la treta dejó pasar a todos los aqueos, y al estar a una distancia lógica de la cueva los varones se deshicieron de sus disfraces. Los aqueos que se habían quedado resguardando la nave se alegraron de ver a sus compañeros, y lloraron a los que perecieron aunque Odiseo se los prohibió. Embarcaron y gritando Odiseo a Polifemo le aseguró que suceguera había sido voluntad de los dioses ya que se había comido a hombres en su propia morada. El gigante agarró una roca y se la arrojó al barco de Odiseo, que cayó muy cerca de la nave. Pese a la clara advertencia del gigante a Odiseo, éste le dijo que su nombre realmente era Odiseo, hijo de Laertes, habitante de Ítaca. Polifemo le rezó a su padre, Poseidón que maldijera a Odiseo, que lo había dejado ciego. El dios lo había escuchado. Y luego le arrojó otra roca. Al llegar la noche los aqueos arribaron a una costa donde presentaron un sacrificio a Zeus. Al llegar la mañana embarcaron y retomaron su curso hacia su patria. CANTO X Llegaron a la isla donde habitaba Eolio, hijo de Poseidón, quien lo trató como a un amigo durante un mes, hasta que Odiseo le pidió retirarse hacia su patria. Eolio gustoso se lo permitió, y le regaló vientos contenidos en pedazos de cueros. Así navegaron hacia Ítaca durante nueve días con Odiseo en el timón quien no le había confiado la conducción de las naves a sus compañeros ya que quería llegar pronto a su patria. Al décimo día Odiseo se sintió fatigado y decidió retirarse y acostarse. Y los compañeros de Odiseo celosos y curiosos abrieron imprudentemente los cueros, lo cual desató una gran tormenta que los llevó nuevamente a la tierra de Eolo. Odiseo le pidió a Eolo que le concediera nuevamente los dones de hospitalidad, pero la deidad ofendida le respondió que no. Navegaron por 7 días, hasta que llegaron a Telépilo de Lámo, la ciudad de Lestrigonia. Odiseo envió a un heraldo y dos hombres para que investigaran sobre los pobladores de la región. Así fueron y se encontraron con una joven que resultó ser la hija del rey, la cual les indicó el camino hacia la casa de su padre. En el palacio se encontraron a la reina, que era alta y les infundió miedo a los aqueos. Ésta convocó al ágora para que su marido Antífates maquinara su cruel destino. El preclaro rey preparó un banquete con la carne de uno de los aqueos y los otros dos huyeron hacia las naves. Así zarparon, aunque la nave de Odiseo fue la única que pudo esquivar las rocas hasta llegar al mar, el resto de las naves no logró pasar. Así llegaron a la isla de Eea, donde moraba Circe, hija de Perse (hija del Océano) y el Sol (Helios), hermana del fatal Eetes. Odiseo había decidido ir a cazar al bosque. Adentrándose a la isla vio humo que provenía de algún palacio o casa de allí, pero le pareció mejor volver a la costa. En eso distinguió a un gran ciervo, al cual cazó y llevó a la costa para comer con sus compañeros. Así disfrutaron de la comida y bebida toda la noche. A la mañana siguiente los aqueos se dividieron en dos grupos, uno dirigido por Euríloco y otro por Odiseo, para ir a investigar la vivienda misteriosa que divisó Odiseo en su viaje de caza. En el sorteo salió el grupo de Euríloco. Encontraron en un valle el palacio de Circe, construido con piedra pulimentada. En la entrada había animales que los halagaban. En el interior de la vivienda escucharon la hermosa voz de Circe cantando, e imprudentemente la llamaron. Ella los invitó a pasar, y todos entraron excepto Euríloco que desconfiaba. Circe les ofreció exquisitos manjares, que dentro tenían drogas perniciosas para que se olvidaran de la tierra patria, y, habiendo todos comido, los tocó con una varita en la cabeza y se convirtieron en cerdos, los cuales encerró en una pocilga. Euríloco aterrado volvió a la costa. Y Odiseo decidió ir en busca de sus compañeros, dejando a Euríloco y el resto resguardando la nave. En el camino al palacio, Hermes se le presentó y le dio una raíz que lo iba a preservar de los malvados elixires de Circe. Y le dijo que cuando ella estuviera a punto de tocarlo con la vara, el tenía que sacar su espada, amenazándola, y que luego de eso ella le iba a proponer que se acostara con ella, más él le tenía que hacer jurar ella por los dioses que no atentaría contra Odiseo o sus compañeros. Así llegó Odiseo al palacio, como Hermes había predicho Circe trató de convertirlo, pero él se le anticipó y le hizo jurar que no atentaría contra él. Circe le había ofrecido los dones de la hospitalidad, lo habían bañado y estaba en el banquete, frente a deliciosos manjares, sin embargo, no tenía apetito, pues deseaba ver a sus compañeros. Por lo cual Circe se dirigió a la pocilga y los volvió a la normalidad. Luego ella le aconsejó que dejara a su nave en tierra firme y que todas sus riquezas las escondiera en grutas y trajera a todos sus compañeros al palacio. El único que no quería volver al palacio era Euríloco, pero al final decidió ir con todos sus compañeros. Así se quedaron por alrededor de un año, bajo la hospitalidad y cuidados de Circe, hasta que Odiseo le suplica y le abraza las rodillas para que los deje ir a su patria. Circe no objetó, pero le dijo que para antes de volver a su patria tenía que bajar al inframundo y hablar con Tiresias, el adivino tebano. Odiseo desesperó, ya que no sabía quién lo iba a llevar hacia el Inframundo. Sin embargo, Circe le dijo cómo proceder: debía navegar por el mar hasta llegar a una costa con bosques consagrados a la diosa Perséfone (esposa de Hades); cuando hubiere llegado debía seguir a los ríos Piriflegetón y Cocito hasta encontrar una roca que indica que confluyeron estos ríos y se formó el Aqueronte; una vez allí debe hacer un hueco en la roca y rezarle a las almas de los muertos prometiéndoles un sacrificio en su palacio, y luego rezarle a Tiresias prometiéndole un carnero completamente negro; debe ordenarle a sus compañeros que inmolaran vacas en honor a los muertos y Odiseo debía evitar que las almas tomaran la sangre mientras se hacía el sacrificio y luego de todo eso Tiresias se le presentaría. Y así Odiseo le dijo a sus compañeros aqueos la funesta noticia de su viaje al Inframundo. Elpénor, compañero de Odiseo imprudente mientras bajaba la escalera se cayó y murió. Circe ató a la nave dos corderos, uno blanco y otro negro, e inadvertida embarcó con los varones itacences. CANTO XI Así llegaron al lugar indicado por la ciudad de los cimerios. Encontraron la roca y de repente las cabezas inanes de las almas comenzaron a surgir del río, había toda clase de personas. Y Odiseo le ordenó a sus compañeros que comenzaran a sacrificar a las vacas. Pero una de las almas le era conocida: la de Elpénor. Ésta alma, le pidió que le diera sepultura y lo llorara, ya que si no, se ganaría la furia de los dioses. Y finalmente encontró al alma de Tiresias, el cual le aconseja que ancle su embarcación y que cuide de las ovejas del Sol en la isla de Trinacria. Pero que si algo les pasaba a los animales todos sus compañeros morirían y aunque él lograra escapar llegaría demasiado tarde a su patria. Y que cuando llegue a su casa se encontrará con otra plaga: los Pretendientes. Y que una vez que los hubiera matado debía tomar un remo y tras una clara señal que enviará Tiresias, él debe clavar ese remo en la tierra y debe ofrecer un sacrificio a Posidón de toros y un verraco. Luego, en su palacio, debe ejecutar hecatombes a todas las divinidades del cielo. Y que una vez hecho esto moriría pacíficamente de anciano. Luego se encontró a alma de Anticlea, su madre, que había muerto de vejez. Odiseo le preguntó por su esposa y su hijo, ésta le dijo que su esposa todavía no había elegido a un rey, y lloraba a Odiseo todas las noches, y que su hijo se comportaba como era debido. Y Perséfone le envió una cantidad de almas de mujeres ilustres: ● Tiro, hija de Salmoneo y esposa de uno de los hijos de Eolo, Cretón. La cual se había enamorado de un río, y Poseidón yació con ella. De esa unión tuvo a Pelias, que vivió en Yolco, y a Neleo, que se mudó a Pilo. De la unión con su esposo tuvo a: Esón, Feres, y Amitaón. ● Antíope, hija de Asopo. Yació con Zeus y tuvo dos hijos: Anfitón y Zeto, fundadores de Tebas. ● Alcmena, con Zeus tuvo a Heracles. ● Mégara, hija de Creonte, esposa de Heracles. ● Epicasta, madre de Edipo, y luego su esposa. ● Cloris, esposa de Neleo, con el cual reinaron en Pilo y tuvieron 3 hijos: Néstor, Cromio y Periclímeno. Y una hija: Pero. ● Leda, esposa de Tíndaro. 2 hijos: Cástor y Pólux (en realidad hijos de Zeus). Quienes subían y bajaban al inframundo alternándose. ● Ifimedia, yació con Poseidón, sus hijos Oto y Efialtes amenazaron a los dioses con declararles la guerra, pero Apolo los mató a ambos. ● Ariadna, Artemis la mató en Día por la acusación hecha por Dionisio. ● Mera ● Clímene ● Erifile, que había aceptado oro para traicionar a su esposo. Alcínoo y Arete fascinados por los relatos de Odiseo le prometieron grandes regalos, y Alcínoo declaró que nunca dudó de la identidad de Odiseo. Y le pidió que le contara más sobre sus hazañas. Y así continuó. Les contó que luego conversó con el alma de Agamenón y le contó sobre su muerte: que una vez en su tierra Egisto y su esposa lo mataron en el palacio y luego a sus compañeros, y que también pereció Casandra hija de Príamo, en manos de Clitemnestra; y le aconsejó a Odiseo que no creyera tan plenamente en su esposa, aunque Penélope es sensata. Luego se encontró con las almas de Aquiles, Patroclo, Ayax y otros. Aquiles le habló. Le preguntó qué era de su hijo, si había entrado en combate o si se había quedado en su tierra natal, y si Peleo conservaba su reputación ante los mirmidones. Odiseo le respondió que su hijo había sido un valiente combatiente que se había destacado en combate. Y Aquiles se retiró Vio a Orión, Ticio, Tántalo, Sísifo y Heracles. Éste último lo reconoció y luego de dirigirle un par de palabras Odiseo decidió retirarse. Y embarcó. CANTO XII Tan pronto como llegaron a la isla Eea, buscaron el cadáver de Elpénor y le hicieron el servicio funerario correspondiente. Al finalizar Circe les trajo comida en abundancia. Luego habló en privado con Odiseo y le advirtió lo que sucedería: primero se toparía con las sirenas, por lo tanto, sus remeros debían cubrirse los oídos con cera, pero si él quería escuchar debía atarse al mástil, y cuando pasara el peligro desatarse. Pasado ese obstáculo, tenía dos caminos: 1. Atravesar las islas llamadas Erráticas, las cuales se mueven constantemente y sólo los argonautas con la ayuda de Hera pudieron atravesar. 2. Cruzar al lado de Escila y Caribdis, monstruos ubicados en peñascos. Escila con sus 6 cabezas va pescando animales, mientras que Caribdis sorbe 3 veces al día (es decir que es un peñasco con una gruta a la que entra agua, y una vez que la sorbe no se pude volver a salir). Circe le recomienda que navegue al lado de Escila y que sacrifique a 6 de sus hombres (6 cabezas las de Escila), porque no se puede escapar de Caribdis. Pasados, llegaría a la isla donde pastaban los animales de Helio. Si no tocaban ninguno de los animales, podrían llegar todos vivos a Ítaca, pero si tocaban alguno de los animales, sería probable que todos murieran, y si Odiseo lograra sobrevivir, llegaría con grandes retrasos a su patria. Zarparon así, Odiseo explicó a su tripulación lo que había que hacer al acercarse a las sirenas, Cuando llegaron, el Laertíada (Odiseo), escuchó los hermosos cantos de las sirenas, gritó para que sus compañeros lo desataran, pero estos lo ataron más fuerte. Pasada la isla de las sirenas, se escuchó un gran estruendo, era Caribdis. Pese a las recomendaciones de Circe, Odiseo se vistió con armadura y portaba una lanza. Mientras pasaba por los peñascos Odiseo buscó a Escila para tratar de evitar la muerte de 6 de sus compañeros, pero cuando se quiso dar cuenta sus compañeros ya estaban en las garras de Escila. Luego de haber escapado de los grandes monstruos llegaron a Trinacria, isla de Helios. Odiseo no quería pasar la noche allí, sino en el barco, porque Circe la había deparado a todos un horrible destino si paraban ahí. Pero Euríloco habló en nombre de toda la tripulación cuando se quejó sobre no ir a tierra, así que Odiseo accedió a desembarcar ahí, con la única condición de que no se podía tocar ninguno de los animales del dios. Todos estaban de acuerdo con su condición, pero había pasado un mes desde que había llegado a la isla, y los vientos propicios para llegar a Ítaca no venían, y los víveres se iban consumiendo paulatinamente. Un día, Odiseo se adentró en la isla y encontró un río, donde se lavó y luego oró a los dioses. Mientras tanto, Euríloco convencía a sus compañeros de que debían cazar algún animal. Así fueron y cazaron vacas, las cuales después comieron tras haber hecho primero un sacrificio a los dioses. Lampetia, hija de Helios, que cuidaba su propiedad le avisó el delito a su padre. Helios se quejó con Zeus, y amenazó con no alumbrar más, pero Zeus aseguró que mientras estuvieran navegando, partiría la nave con un rayo (esto se lo dijo Calipso a Odiseo que lo escuchó de Hermes). Durante 6 días los compañeros de Odiseo continuaron comiendo de las vacas de Helios, pero los cueros serpenteaban, y las carnes mugían en el asador. Cuando partieron de la isla una gran nube cubrió toda la embarcación y Zeus con uno de sus rayos golpeó a la embarcación provocando que todos los hombres de Odiseo se cayeran. Odiseo siguió andando con el barco, hasta que el oleaje separó al barco en dos. Con una soga hecha de piel de buey, unió al mástil y a la quilla con la cual anduvo a merced de los vientos toda la noche hasta que el viento lo llevó hacia Caribdis y Escila, y al salir el Sol Caribdis se encontraba sorbiendo agua, así que Odiseo se lanzó hacia el Caribdis, y se aferró al peñasco donde estaba ubicada Caribdis, y esperó a que la criatura vomitara la quilla y el mástil. Cuando esto sucedió, se lanzó al agua y se sentó encima del mástil y comenzó a remar con los brazos, hasta que llegó a la isla de Ogigia, donde lo acogió la ninfa Calipso. CANTO XIII Cuando Odiseo finalizó su relato Alcínoo lo compadeció, luego todos fueron a dormir. Cuando se asomó Eos, la de rosáceos dedos, todos se dirigieron a la costa donde se encontraba la embarcación con la cual Odiseo partiría hacia su casa, incluso Alcínoo fue para guardar los tesoros que éste le había regalado, y luego partieron hacia el palacio para encargarse del banquete. Demódoco entonaba melodías y canciones, era alabado por todos los presentes, y Alcínoo, había sacrificado animales a las divinidades. Sin embargo, Odiseo esperaba pacientemente al atardecer, pues esa era la señal de su partida hacia su patria. Cuando el sol comenzó a esconderse, Odiseo le rogó a Alcínoo que le permitiera irse en su embarcación, pues extrañaba a su patria, a su consorte y a su hijo. Todos los presente aplaudieron tan sabias palabras y conducido por un heraldo hacia la playa por pedido de Alcínoo, Odiseo embarcó en la nave. Los remeros comenzaron a batir las olas rápidamente, mientras el Laertíada se encontraba bajo un profundo sueño. Al llegar la mañana, la nave había llegado a Ítaca. Se encontraban en el puerto de Forcis (anciano del mar, de la generación preolímpica, se dice que es padre de Escila), y remaban tan fuerte que encallaron y subieron a la playa. Lo primero que hicieron los remeros fue bajar a Odiseo del barco que seguía sumido en un profundo sueño, y luego bajarle los tesoros que traía consigo y ponerlos al pie del olivo consagrado a las ninfas (por si alguien le quería robar). Mientras tanto Zeus y Poseidón discutían sobre el castigo que infligirían y a quienes. Poseidón quería saber la opinión sobre Zeus. Él había jurado vengar a su hijo, pero los feacios, personas de su propia sangre, habían devuelto a Odiseo a su patria, y también le habían ofrecido distintos regalos de bronce, plata y oro. Zeus aprueba la venganza, pero le indica que debería dirigir su ira hacia los feacios, y que cuando éstos ya estén cerca de la costa y todos los están observando, Poseidón los tendría que convertir en una montaña (así se cumpliría lo que había profesado el padre de Alcínoo). Y así como le aconsejó su hermano, lo hizo Poseidón. Al ver esto Alcínoo, ordenó que ya no se condujeran más mortales hacia su patria, y que inmolaran 12 toros en honor a Poseidón. Mientras tanto, Odiseo despertaba en su patria, pero no la reconocía porque Palas lo había cercado con una nube (para que nadie lo viera), no fuera a ser que alguien lo reconocía antes de que los Pretendiente pagaran por su avaricia. Odiseo comenzó a lamentarse, y cuestionó la honorabilidad de los feacios (estos lo habían llevado a “otra tierra”) y también se preguntó si no le habían robado algo de sus tesoros, y empezó a contarlos. Entonces Palas Atenea, salió en forma de muchacho campesino. Al verlo, Odiseo le preguntó cuál era esta tierra. Palas obviamente le contestó que era Ítaca, y luego inventó un engaño en el cual explicaba su procedencia, pero Odiseo no le creyó, y Palas se transfiguró en una hermosa mujer y le explicó que ella sería su cómplice, y que siempre ella estuvo acompañándolo. Pero Odiseo, no pensaba lo mismo porque por algo había sufrido tantas desgracias. Y Palas decidió tratar de convencerlo haciendo disipar la neblina que cubría a Odiseo. El Laertíada estalló de la alegría (besó el suelo, captan?). Bajo el prudente consejo de Atenea escondieron las riquezas que le habían sido regaladas, y luego comenzaron a tramar el plan para tomar venganza de los pretendientes (sin el consejo de Atenea Odiseo hubiera perecido como Agamenón). Entonces, Palas le contó lo que haría: ella lo convertiría en un mendigo de ojos sarnosos, harapos inmundos y anciano, así nadie lo reconocería, luego iría al encuentro de Eumeo, el porquerizo del palacio de Odiseo que le tenía aprecio a toda la familia, y mientras tanto, Atenea iría a Esparta donde estaba Telémaco. Odiseo claramente se preguntó porqué Atenea no le había dicho a Telémaco dónde se encontraba su padre, y lo había dejado partir hacia Esparta, pero ella le respondió que había sido para incitarle a dar los primeros pasos hacia su hombría. Atenea con una vara le convirtió en el mendigo sarnoso y harapiento. Y una vez deliberado todo Odiseo siguió su camino, y Atenea se dirigió a Esparta. CANTO XIV Pronto Odiseo se encontró envuelto en un bosque muy espeso, y gracias a sabiduría divina Odiseo logró llegar donde el porquerizo. Había 12 pocilgas, con 360 cerdos y canes que los resguardaban. Cuando éstos reconocieron a su amo fueron ladrando a saludarlo, Odiseo, inteligentemente tiró su bastón y se echó al piso haciéndolo parecer como un ataque por parte de los perros. Eumeo, el porquerizo, esuchó los ladridos y salió a ver, y se encontró al anciano. Lo invitó a su cabaña, y le dio los dondes de la hospitalidad. Eumeo, primero habló sobre su amo, un hombre justo y benévolente y justo, luego sobre sus riquezas, y cómo los Pretendientes lo estaban insultando al consumirlas descaradamente. Eumeo estaba muy seguro que su amo no volvería, pero Odiseo le aseguraba que si. El porquerizo cambió de tema, habló sobre la emboscada que le tenderían a Telémaco los Pretendientes, y luego le preguntó quién era (al anciano) y cual era su procedencia. Odiseo contestó que él era hijo de Cástol Halácida, rey de Creta, pero que mientras sus hermanos fueron hijos de la esposa legítima del rey, él tenía como madre a una concubina. De modo que cuando su padre murió, no se repartió quitativamente la herencia, quedándole solo una casa. Pero él no era tímido en la guerra. De modo que para combatir en la guerra de Troya, y capitanear naves, fueron elegidos él e Ideomeneo. Y así lucharon por 9 años, hasta que partieron en el décimo uno vez que la ciudad fue asolada. Pero sólo estuvo en Creta un mes, antes de que le fuera necesario navegar hacia Egipto. Durante 6 días realizaron banquetes, en el séptimo se dirigieron a Egipto. En 5 días lograron llegar al río Egipto (o el Nilo), y envió a espías para que averiguar sobre el pueblo, sin embargo éstos no pudieron resistir y comenzaron las matanzas de hombres, y secuestros de niños y mujeres. No tardó en venir la infantería, entonces la mayoría de los compañeros se dio a la fuga. Así que él (anciano) abrazó las rodillas del rey, y huyó con él. Así se quedó con el rey durante 7 años, hasta que el octavo apareció un fenicio que tenía fama de malvado Lo llevó a Creta y vivieron allí un año, luego lo llevó a Libia con el pretexto de que manejara sus negocios, pero en relidad lo que quería hacer era venderlo. Una vez que estuvieran mar adentro, un rayo partió la nave tirando a todos los hombres al mar, pero él se pudo sostener del mástil. Así anduvo errante por el mar, hasta que llegó a la tierra de los tesprotos. Su rey era Eidón, el cual atendió hospitalariamente al anciano y le habló de Odiseo y de sus riquezas en bronce y que éste se encontraba en Dedona, en busca del oráculo de Zeus para saber si retornar o no a su patria. El benevolente rey le había prometido llevarlo a su patria, pero surgió que una nave de tesprotos partía hacia una de las islas próximas a Itaca( la compu no me deja ponerle tildes a las mayúsculas) por lo tanto lo llevarían. Pero sucedió que decidieron atarlo y usarlo como esclavo. Pero el anciano escapó y nadó hasta llegar a tierra. Eumeo le respondió que le inspiraba compasión, pero que había mentido con respecto a su amo y que no debía tratar de halagarlo con engaños, y que si lo atendía no era por eso, sino por miedo al hospitalario Zeus. El anciano le hizo una apuesta al porquerizo, le dijo que si Odiseo retornaba este año le daría una túnica y lo llevaría a Creta, pero si resultaba que no venía, el porquerizo tendría toda la libertad de matarlo. Eumeo no hizo caso a esto y esperó a que vinieran todos los pastores dispersos para comenzar el banquete. Cuando llegaron todos, sacrificaron al mejor de los cerdos. Llovía torrencialmente y Odiseo bajo las influencias del alcohol comenzó a hablar sobre lo bondadoso que había sido Odiseo en una ocasión. Canto XV: Atenea se le acercó a Telémaco, quien seguía en Lacedemonia, en la casa de Menelao, y le aconsejó volver a Ítaca, ya que el padre y los hermanos de Penélope le pedían que se case con Eurímaco. También le advierte que los Pretendientes se juntaron para realizarle una celada en el estrecho que se encuentra entre Ítaca y Same. Por lo tanto le sugirió que navegue de noche. Además, le indica que se dirija a donde estaba el porquerizo, que pernocte allí, y que al siguiente día, le pida a Eumeo que vaya a la ciudad y le dé las noticias de la llegada de Telémaco a Penélope. Atenea volvió al Olimpo y Telémaco despertó y le dijo a Písistrato que deberían ir retornando, pero, éste último le dice que aguarde a que Menelao le traiga los presentes. El Atrida se despertó y Telémaco le dijo que sentía que debía volver. Menelao le ofreció el objeto más bello de su palacio, una cráter labrada, toda de plata con bordes de oro, hecha por Hefesto. Además, le entregó una hermosa copa doble, y Helena le regaló una vestimenta (peplo). Luego, organizaron un banquete. Y, de pronto, un águila que llevaba en sus uñas un ánsar doméstico, arrebatado de algún corral, al llegar junto al carro, giró a la derecha, enfrente mismo de los corceles en los cuales volverían Telémaco y Pisístrato. Y Helena predicó que así como esta águila vino del monte donde nació y tiene su cría, arrebató el ánsar de algún lugar, Odiseo, luego de padecer mucho e ir errante por distintos lugares, volverá a su “monte”, si ya no está en él, y se vengará contra los Pretendientes. Y luego de estas palabras, partieron hacia Pilo, para luego volver a Ítaca. Pero antes, pasaron una noche en Feras, donde está la morada de Diocles, quien les ofreció su hospitalidad. Al día siguiente, siguieron camino hacia Pilo. Cuando llegaron, Telémaco le pidió a Pisístrato que vaya su hogar, pero que él se quedará en la costa, preparando el barco para volver, ya que no quería que Néstor, intentando de ser amable, lo retenga contra su voluntad. Y, de esta manera, ambos se despidieron. En el medio de los preparativos, se acerca un hombre llamado Teoclímeno, que le pide a Telémaco que lo lleve junto a él, ya que viene escapando de los hermanos y amigos de un hombre al que mató. Mientras, en Ítaca, Odiseo le pide a Eumeo que lo lleve a mendigar al palacio que ahora habitaba Penélope. Pero, el porquerizo le dice que se quede, ya que los Pretendientes podrían enojarse y arrojarle diversos elementos o pegarle. Entonces, ya que se quedaba, Odiseo le pide a Laertes que le cuente si la madre y el padre de Odiseo viven. Y Eumeo le informa que Laertes vive, aunque prefiere morir, ya que siente un gran dolor por la pérdida de su hijo y por la de su esposa, quien murió a causa del mismo pesar. También, Odiseo le pide que Eumeo cuente su historia: Él era hijo del rey de la isla de Siria, Ctesio Orménida. Una vez, llegaron unos fenicios, muy buenos en la navegación, pero astutos. Uno de ellos, se unió con una esclava fenicia del palacio de Ctesio, y le ofreció llevarla de nuevo a la casa de su padre. La esclava le hizo jurar que la llevaría sana y salva y luego de esto, le dijo que cuando partieran, ella llevaría las riquezas que encontrara y al niño que vivía en su palacio. Un día, llegó un joven fenicio al palacio de Ctesio ofreciendo unas mercancías, pero éste, fue quien le dio la señal a la esclava de escapar. La mujer se llevó tres copas y al pequeño Eumeo. Durante el viaje, la mujer murió. Los vientos los transportaron a Ítaca, donde Laertes lo compró. Entre charlas, Odiseo y Eumeo cayeron dormidos. Mientras, Telémaco llegó a Ítaca, y les dijo a sus compañeros que dirigieran el barco a la ciudad, a Teoclímeno que provisoriamente vaya con Pireo y luego le conseguiría asilo en la casa de Eurímaco, a Pileo que se lleve los tesoros y él se dirigió al porquerizo. Canto XVI: Telémaco llega finalmente a la casa de Eumeo y el fiel porquerizo ve realizados sus deseos al verlo con vida y sin daño alguno. El hijo del héroe se entera con gran satisfacción que su madre, la augusta Penélope, aún no ha sido forzada a elegir nuevo esposo, luego de lo cual accede a entrar en la casa de Eumeo, donde ve a Odiseo, aunque desconoce por completo su verdadera identidad. Luego de la cena, Telémaco pregunta acerca del huésped del porquerizo y éste le cuenta la historia que le fue relatada a él por el visitante misterioso. La desición de Telémaco es hacerle regalos al desconocido, pero elige no hospedarlo por temor a que los pretendientes puedan llegar a lastimarlo o humillarlo. Luego de esto, Telémaco ordena al porquerizo que vaya con su madre y le informe de su vuelta sano y salvo a Ítaca, para que a su vez ella envíe un mensajero a Laertes, padre de Odiseo. Luego de que Eumeo abandona aquel lugar, Atenea aparece para ser vista solo por Odiseo y lo convence de revelar toda la verdad a su hijo, para poder preparar juntos la lucha contra los pretendientes. Atenea lo toca con una vara y Odiseo recupera su forma, Telémaco lo confunde con un dios, pero luego lo reconoce y ambos se abrazan. Finalmente Odiseo y Telémaco están juntos. Telémaco comienza a informar a su padre acerca de la cantidad y procedencia de los pretendientes, los cuales son más de cien, y el rey de Ítaca comprende que, con la ayuda de Atenea y Zeus, la tarea de acabar con ellos no representará ningún problema. Odiseo ordena a su hijo que vuelva al palacio asegurándole que él mismo iría luego; también le dice que, a una seña suya, deberá esconder todas las armas con alguna excusa, guardando solo dos espadas, dos lanzas y dos escudos que serían usadas por el padre y el hijo contra los indeseados visitantes. Telémaco comprende que no debe revelar el secreto de la vuelta de su padre a nadie. Eumeo informa a Penélope de la vuelta a salvo de su hijo y los pretendientes ven llegar el barco que habían enviado a matarlo, comprenden así que un dios protege a Telémaco. Como ven su plan fracasado intentan planear nuevos males contra el joven, pero Anfínomo propone que la muerte de Telémaco se llevaría a cabo solo si Zeus manifestaba su conformidad, lo cual fue aceptado por todos los pretendientes. Penélope critica duramente a los galanes por tramar la muerte de su hijo y recuerda a Antínoo que Odiseo había salvado la vida de su padre ya que éste estaba escapando junto a los piratas tafios de los tesprotos, a quienes habían dañado, pero Eurímaco le asegura que ninguno de ellos tiene la intención de atacar a su hijo. Eumeo vuelve a su casa y cuenta a sus dos huéspedes las novedades, luego de lo cual disfrutan de un sueño reparador. Canto XVII: Telémaco encarga al porquerizo que lleve a Odiseo al palacio real y luego se despide de ambos. Antes de encontrarse con su madre, ve a Euriclea, la antigua esclava. Y, después de saludarla se dirigió a encontrarse con su madre, la augusta Penélope. Ella lo recibe con toda la alegría y el alivio que puede esperarse de quien teme por la vida de su hijo. Pero Telémaco, rápidamente se encaminó hacia el ágora para hablar con Pireo. El hijo de Odiseo le indica que todavía tenga los tesoros, porque si Telémaco muriera sería mejor que Pireo se quede con las fortunas que los Pretendientes. También, Pireo le entregó a Teoclímeno. Telémaco vuelve al palacio e inmediatamente, Penélope comienza a hacerle preguntas acerca de su viaje y las dificultades que tuvo que superar para poder llegar sano y salvo. Telémaco relata sus aventuras en Pilo, donde conoció al anciano Néstor y a su hijo Pisístrato, su viaje a Esparta, en el cual conversó con Menelao, para luego describir su viaje de regreso a la tierra de Ítaca. En esa misma conversación, Teoclímeno le augura a la reina que su esposo se encontraba en Ítaca en ese mismo momento y ella le promete tesoros incalculables si esa afirmación resultaba ser cierta. Eumeo buscó un bastón para que ayudara el paso del anciano que iba a acompañarlo y ambos se dirigieron hacia el palacio real, como Telémaco les había indicado. En el camino, se encontraron con el cabrero Melantio, quien llevaba las cabras a los Pretendientes. Éste, los insultó y humilló, y Eumeo le recordó que cuando Odiseo regresara se iba a vengar de él y de los Pretendientes. Al llegar a las puertas del palacio, Odiseo vio con enorme tristeza a su viejo perro Argo, el cual yacía sobre un cerro de estiércol. Odiseo mismo había tomado con sus manos a este hermoso animal cuando todavía era un cachorro. Lo había criado, y era un perro rápido y vigoroso. Luego de partir hacia Ítaca, las mozas dejaron de cuidarlo y los ojos de Odiseo se llenaron de lágrimas al verlo en tan lamentable situación. El noble animal fue capaz de levantar su cabeza y ver a su querido amo y lo reconoció inmediatamente, a pesar del tiempo transcurrido y de estar vestido como un mendigo. Con las pocas fuerzas que le quedaban, Argo pudo bajar las orejas y mover la cola en señal de reconocimiento y cariño hacia Odiseo, para luego morir con la felicidad de haber visto nuevamente a quien también era su rey. Al palacio entró primero el porquerizo y se dirigió hacia Telémaco, luego lo hizo Odiseo, quien se ubicó en el umbral, y su hijo le hizo obsequio de pan y carne, indicándole que pidiera a los Pretendientes para ver cuál de ellos estaba dispuesto a compartir algo de comida y bebida con él. Odiseo obedeció los mandatos de su hijo, recorriendo la gran mesa mientras todos los pretendientes de la reina se preguntaban quién sería aquel mendigo desconocido y solamente le entregaban algunos mendrugos. Antínoo reprende a Eumeo por haber llevado a aquel desconocido y Eumeo le responde, diciendo que es el más áspero de los Pretendientes, pero que no le tiene miedo, ya que tiene a Telémaco y a Penélope en el palacio. Pero en seguida Telémaco toma la palabra y detiene el ataque a su compañero con duras críticas. Odiseo no se asusta por cómo había sido denotado y se dirige hacia el propio Antínoo diciendo que este galán debería darle el doble que los otros debido a su gran parecido con los reyes, pero como respuesta sólo recibe un insulto y un escabel que le es arrojado. Odiseo, sin inmutarse en lo más mínimo, no respondió a la agresión, sino que elevó su voz a los dioses pidiendo que trajeran la muerte en forma veloz para aquel que lo había insultado y agredido. Y algunos Pretendientes reprendieron a Antínoo. Cuando la insigne Penélope se enteró de este atropello dentro de su palacio, se dirigió a Antínoo y lo reprendió diciéndole que era el peor de los Pretendientes. Luego, pidió que aquel mendigo fuera llevado sin demora ante su presencia. Ante la posibilidad de ver a su esposa nuevamente luego de veinte años, Odiseo recurre a su astucia y prudencia y respondió que irá a verla solamente cuando sea de noche, para evitar que su encuentro sea descubierto por los demás Pretendientes y así verse libre de las sospechas que esto pudiera producir. Canto XVIII: Llega al palacio real de Ítaca un mendigo conocido por todos los presentes, es conocido bajo el sobrenombre de Iro y todos los galanes estaban habituados a utilizarlo para enviar mensajes y mandados. Vio Iro a Odiseo, metamorfoseado en un anciano por la ojizarca Atenea, y temió que le quitara su porción de limosna, por lo cual comenzó a insultarlo y a querer echarlo fuera de allí, pero Odiseo no prestó atención a esas palabras y recomendó prudencia a Iro, no fuera que esas palabras enojaran su ánimo y lo hicieran pelear. Divertidos ante este espectáculo, los Pretendientes alentaron a los mendigos y Antínoo dijo que el perdedor sería enviado al Épiro, con el rey Équeto, quien le arrancará las orejas, la nariz y le cortará las partes viriles para dárselas a los perros. No pudiendo negarse a trabar combate, Odiseo descubrió sus muslos y todos comprendieron que Iro no tenía posibilidad de vencer. Odiseo eligió no matarlo, ya que esto podría despertar sospechas. Con un solo golpe, el rey disfrazado derribó a su rival y lo arrastró de un pie hasta fuera del palacio, donde le colocó un palo en la mano y le encargó que alejara a los perros y a los puercos y no volviera dentro del recinto nunca más. Los pretendientes festejan a Odiseo por su triunfo y Anfínomo le ofreció dos panes en un canastillo y una abundante copa de vino. Y Odiseo aconseja a Anfínomo, por quien sentía cariño, que abandonara esas compañías y así evitara luchar contra el rey cuando éste volviera, pero no logró convencerlo. Penélope estaba en sus habitaciones y Atenea, primeramente, le infunde el deseo de ver a los Pretendientes, pero, al hablar Penélope con Eurínome, y esta última decirle que se bañe para no mostrarse con el rostro afeado con las lágrimas, Atenea le infunde el sueño, y la favoreció dándole mayor hermosura. Con la intención de atormentar a los pretendientes con su presencia, Penélope baja a las salas para hablar con Telémaco y le recrimina haber permitido tal batalla en su hogar. El discreto Telémaco responde que sus actos están limitados por aquellos invasores que la pretenden y que, aún así, el combate no había terminado como ellos habrían querido, porque Iro había sido vencido sin derramar sangre. Eurímaco eleva unas palabras a la belleza de Penélope, pero ella contesta tristemente que todo resabio de hermosura que pudo haber poseído había desaparecido el día que su esposo partió hacia Troya. Antínoo jura que ninguno de ellos se iría de aquel lugar ni abandonaría sus pretensiones hasta que ella no hubiera elegido nuevo marido. Odiseo les pidió a las esclavas que vayan a la habitación de Penélope y la alegren. Pero, Melanto, una de las esclavas de la reina y actual amante de Eurímaco, insulta a Odiseo y este le advierte que la acusará con Telémaco; luego el propio Eurímaco dirige afiladas palabras contra él a lo que el ingenioso Odiseo, fecundo en ardides, replica que aún cuando se mostraba tan altanero entre sus compañeros, Eurímaco no encontraría puerta lo suficientemente grande para escapar corriendo cuando el dueño de esos aposentos se hiciera presente. El arrogante galán se encolerizó como nunca antes y arrojó otro escabel que dio en el copero. Rápidamente, Telémaco intervino ordenando que no se molestara más al anciano mendigo, ante lo cual se produjeron los últimos brindis y libaciones de la noche y cada uno de los galanes volvió a su hogar. Canto XIX: El prudente Odiseo indica a su hijo Telémaco, igual a los dioses, que esconda las armas para que los galanes no tengan acceso a ellas cuando comience la batalla, le indica que como excusa diga que las desea proteger del humo que las ensucia y les quita brillo, además de evitar que los pretendientes, por exceso del dulce vino, se traben en combate armado. La esclava Melanto increpa por segunda vez a Odiseo, preguntándole si también por la noche se quedaría a espiar. Penélope le recrimina que ella sabía que el mendigo se quedaría para conversar con ella. La esclava Eurínome trajo una silla y Penélope comenzó a hablar. Penélope cuenta a Odiseo cómo durante un largo tiempo mantuvo esperando a los galanes mientras tejía una mortaja para el día en que Laertes, padre de rey, exhalara el último aliento; ella había prometido casarse al terminar el tejido, pero destejía de noche lo hecho de día hasta el momento en que fue descubierta. Odiseo, dice ser Eton, de Creta y haber albergado al rey de Ítaca por 12 días en su viaje a Troya. Ante la duda de un engaño, Penélope le pide que describa las vestiduras del rey y su gente y así él lo hace con todo detalle, dejando en la reina la convicción de su sinceridad. Para calmar la ansiedad de la reina, Odiseo le jura que no pasaría un mes antes de que su esposo regrese a Ítaca y ella ordena a una anciana que higienice al huésped. La anciana Euriclea, nodriza de Odiseo, se encarga de la tarea y descubre en el viejo mendigo una antigua cicatriz que un jabalí le había producido a Odiseo cuando fue a cazar con su abuelo Autólico. Euriclea descubre la identidad de aquel hombre, pero jura mantener el secreto hasta que él mismo lo revele. Canto XX: Odiseo observa cómo las esclavas se van con los Pretendientes en la noche y si siente ofuscado pensando cómo hará para matar a tantos hombres. Pero, Atenea se le aparece y le infunde coraje diciéndole que si hubiera cincuenta hombres y ellos dos estarían peleando, lograrían llevarse sus ovejas a pesar de la desventaja numérica. Al despertar Odiseo, pidió a Zeus una señal, para ver si éste lo escuchaba, y le envió un trueno cuando en el cielo no había ni una nube. Esto lo vio una de las esclavas que trabajaba en la molienda, y rogó a Zeus que ésta fuera la última cena de los Pretendientes. Telémaco se levanta y pregunta a Euriclea si trató de manera correcta al huésped. Euriclea asiente. En eso, llega el porquero Eumeo, con tres hermosos cerdos para el festín. Luego llega Melantio, quien insulta a Odiseo, pero éste no le responde, ya que maquinaba en su cabeza perversos propósitos. Más tarde llegó Filetio, mayoral de pastores, quien traía una vaca y algunas cabras. Hombre muy cordial, saludó a Odiseo, y pidió por la vuelta del héroe a Ítaca. Odiseo, le prometió que iba a poder ver ante sus ojos cómo el peregrino Odiseo llegaba a su hogar y aniquilaba los Pretendientes. Mientras, los Pretendientes preparaban la muerte de Telémaco, cuando, de pronto, un ave con una tímida paloma entre sus garras, y Anfínomo les dijo que mejor vayan a comer. Durante el banquete, Ctesipo, uno de los Pretendientes, arroja una pata de buey a Odiseo quien la evade. Telémaco divino reprende a Ctesipo con amenazas y pide respeto por su huésped. Mientras, Penélope se sienta en el sillón de la sala y escucha lo que los Pretendientes dicen. Canto XXI: Penélope aparece con un ornamentado arco y flechas que Odiseo dejó en casa a su marcha a Troya. Les propone un certamen a los Pretendientes: El que pudiera manejarlo con mayor facilidad, tensarlo y haga pasar una flecha por las doce segures, será su esposo. Rápidamente, Télemaco puso más picante el concurso. Si él lograba hacerlo, su madre se quedaría. El joven hijo de Odiseo lo intentó tres veces, y en la cuarta, casi lo logra, sino hubiera sido por Odiseo, quien le prohibió que siguiera adelante. Para ordenarse, Antínoo sugirió que empezaran de la izquierda a la derecha. Luego, todos hacen el intento y uno a uno van comprendiendo que no les sería posible. Entretanto, Odiseo les pregunta a Filetio y a Eumeo que si Odiseo llegara de súbito e iría a pelear contra los Pretendientes, de qué lado estarían. Sin dudarlo, los hombres dicen que se unirían al lado del divino varón, y Odiseo les dice que debajo de los harapos de mendigo, está él. Luego de fallar Eurímaco, Odiseo pide el arco para hacer su intento y produce la burla y los insultos de los presentes, pero Telémaco y Penélope se muestran tajantes en permitirle intentar tensar el arco. Eumeo y Filetio habían terminado de cerrar todas las puertas cuando Odiseo coloca una flecha en su propio arco, lo tiende y dispara la flecha con gran precisión a través de las doce marcas clavadas en el suelo. Inmediatamente, Telémaco se coloca a su lado y ambos atacan sin tregua ni perdón a todos los Pretendientes. Canto XXII: Odiseo dirigió su arco a donde jamás hombre alguno había dirigido sus armas, el cuerpo de Antínoo. La flecha le atravesó el cuello y salió por su nuca, mientras el altivo pretendiente caía al suelo ya sin vida en medio de un charco de sangre. Telémaco se colocó junto a su padre y también él preparó su arco. Todos los galanes se levantaron indignados creyendo que el tiro se le había escapado al anciano e, ingenuamente, insultaron y amenazaron al asesino con las más afiladas palabras, pero Odiseo reveló su identidad y el pánico más absoluto se adueñó de los indignos presentes. Eurímaco, primero ante todos, juró que la culpa de todo lo ocurrido la tenía Antínoo, por lo que Odiseo debía perdonar a todos los demás ya que la justicia estaba hecha; el rey solamente respondió con una flecha que se clavó en su hígado, produciéndole una lenta y dolorosa muerte. Los galanes se aterrorizaron y muchos de ellos cayeron en segundos víctimas de las flechas del rey y la lanza de su hijo. Anfínomo se rebeló contra el rey, pero la lanza de Telémaco divino le atravesó el pecho y la espalda, robándole el aliento, las fuerzas y la altanería. Odiseo lanzó sus saetas con enorme precisión, sin errar uno solo de sus disparos. Telémaco se dirigió a la sala del tesoro para traer armas para él, su padre, Eumeo y Filetio, pero en un descuido dejó la puerta de la sala abierta y Melantio aprovechó para tomar armas y entregarlas a los pretendientes. Odiseo sintió temor al ver a sus enemigos tomando las armas y envió al porquerizo y al boyero a solucionar el problema, ellos sorprendieron a Melantio en el tesoro y, por órdenes del rey, lo sujetaron con cruel atadura y lo encerraron allí. Seis pretendientes arrojaron sus lanzas, pero todas fueron desviadas por Atenea y en la respuesta Odiseo acabó con Deloptólemo, Telémaco con Eurínomo, Eumeo terminó con la vida de Elato y Filetio con la de Pisandro. En esta imagen vemos a Odiseo acabando con la vida de varios galanes que trataban de huir. En un nuevo ataque el rey mató a Euridamante, Telémaco arrancó las fuerzas a Pólibo y a Anfidamante, y Eumeo y Filetio aniquilaron a Ctesipo. Desde lo alto, Atenea observa la masacre que su querido protegido estaba realizando. Leodes suplica piedad y perdón al rey, pero éste se la niega sin demora y lo atraviesa con una de las lanzas que Melantio había traído a los galanes. Luego de aquello, Femio, el cantante, se abraza a las rodillas de Odiseo y suplica piedad, ya que jamás había él estado con los pretendientes por gusto sino por obligación, ellos eran más y más fuertes. Telémaco detiene a su padre y confirma lo dicho por Femio y agrega un pedido de piedad para Medonte, el heraldo, quien al escuchar esto asoma su cabeza y ruega por su vida. Ambos son eximidos de la matanza y salen de la sala a esperar su resultado. Esta imagen muestra el resultado de la matanza, con Atenea en el centro de la misma siendo testigo de todo lo ocurrido. Al culminar el exterminio de los pretendientes, Odiseo llama a la anciana Euriclea y le ordena traer a todas las esclavas que habían deshonrado a la reina y a su hijo. La noble Euriclea vuelve con doce siervas envueltas en llanto, quienes son puestas a retirar los cadáveres y limpiar la sala, para luego ser conducidas fuera del palacio y ahorcadas por su traición. A Melantio, quien llevó armas a los enemigos del rey, lo castigaron por su imperdonable conducta cortándole sus orejas y nariz, las cuales fueron arrojadas a los perros y luego le fueron amputados sus brazos y piernas. Odiseo, antes de hacer llamar a la sin tacha Penélope, se dispuso a quemar azufre en las salas para quitar el hedor. Canto XXIII: Euriclea se dirige a despertar a Penélope para darle la noticia del regreso de Odiseo. Mas ésta no le cree y le pide que le cuente cómo es que mató a los Pretendientes. Y Euriclea le dice que no lo sabe, pero que escuchó el suspirar de los muertos. Penélope bajó a donde se encontraba Odiseo y mirándolo, se quedó un largo tiempo reconociéndolo. Odiseo indica a su hijo que disponga todo como si se estuviera festejando una boda, para que nadie sospeche de la masacre y no desate la venganza de amigos y parientes de los muertos. Odiseo se asea para limpiarse del polvo y la sangre y luego habla con su esposa, quien todavía no termina de convencerse, por lo que indica a Euriclea que mueva la cama que Odiseo había construido al umbral. El héroe se enfada y dice que no es posible mover esa cama sin la ayuda de algún dios. Y comienza a describirla con tal detalle que Penélope lo reconoce. Y ambos amantes esposos comparten el delicioso placer. Luego de lo cual esperan el sueño reparador contando sus penas; Penélope le cuenta de la invasión de los galanes y sus llantos sin fin y Odiseo cuenta sus aventuras con los cícones, los cíclopes, los lestrigones, Circe, el viaje al Hades, las sirenas, Escila y Caribdis, las vacas del Sol, Calipso y los feacios. Al llegar el día, Odiseo le avisó a Penélope que iría a ver a su padre. Canto XXIV: Hermes trae definitivamente a las almas de los pretendientes a Hades, y se encuentra con Agamenón que se dirige a Anfimedón, que le cuenta todo lo que pasó de cómo murió desde la tela de Penélope hasta la flecha. Mientras Odiseo entró a la casa de Laertes , y le dijo a sus compañeros que mataran al mejor cerdo para después comerlo, y él fue a ver a su padre, y lo vio triste y empobrecido. Hablaron, y Odiseo le dijo que era un forastero de nombre Epérito y que había tenido de huésped a Odiseo, y cuando su padre llora, no resiste y le dice que es él mismo y le muestra la herida de jabalí y le enumera los árboles que le regaló cuando era niño. Luego de llorar, fueron a almorzar junto a Telémaco y Dolio y sus hijos. Mientras, la noticia de la muerte de los Pretendientes se había esparcido, y las personas pasaban por el palacio de Odiseo para retirar los cuerpos y hacerles los cortejos fúnebres. Pero Eupites, el padre de Antínoo, lleno de furia y rabia, arengó a las personas a dirigirse hacia donde se encontraba el divino varón y asesinarlo. Sin embargo, el adivino Haliterses Mastorida, dijo que no les convenía, por lo tanto, mitad se quedó. En el Olimpo, la ojizarca Atenea rapaz pregunta al Crónida Zeus acerca de sus planes para dicho enfrentamiento, y éste primero, quiso salirse del asunto, diciendo que ella lo había producido, pero, luego, le aconsejó que lo justo sería que hubiera paz entre ellos, la masacre fuera olvidada y Odiseo viviera largos y pacíficos años. La batalla comenzó y Atenea infundió valor a Laertes quien clavó su lanza en la cabeza de Eupites. En ese momento, Zeus envía un rayo para decirle a Atenea que debía frenar la batalla, y la diosa de ojos de lechuza, con la forma de Méntor, pidió una tregua. Personajes difíciles Caribdis: es un remolino que engulle y que no se ve, ataca a Odiseo con su tripulación cuando está yendo a la isla del Sol. Es inmortal Escila: es un monstruo de 7 cabezas que ataca a Odiseo con su tripulación cuando está yendo a la isla del Sol. Es inmortal. Circe: reina de la isla de Eea, es inmortal, y es hechizera. Poseidón: dios de los mares, hijo de Cronos, hermano de Zeus y Hades. Iro: mendigo que vive en Ítaca, decide pelearse con Odiseo, ya que el ocupaba su lugar en la ciudad. Ino: ninfa de las aguas, es inmortal, le da un manto a Odiseo para que se cubra de las tormentas del mar, y sobreviva. Eurímaco: Uno de los jefes de los pretendientes de Penélope. Euriclea: Sirvienta del palacio de Odiseo, era querida por él, ya que fue una de las pocas que no estuvo con los pretendientes. Elpénor: tripulante más joven de los barcos de Odiseo en su vuelta a Ítaca, muere en la mansión de Circe. Antínoo: Jefe de los pretendientes, es el que los dirige y toma mayor protagonismo Ancínoo: rey del país de Esqueria, rey de los feacios, esposo de Arete y padre de Nausícaa Calipso: Reina de la ciudad de Ogigia, alberga a Odiseo durante 10 años, luego lo ayuda a partir hacia Esqueria. Es inmortal, al ser hija de los dioses. Eolo: dios del viento, en su isla de Eolia, alberga a Odiseo y le regala una bolsa llena de vientos que luego es desperdiciada por los tripulantes de las naves de Odiseo. Telémaco: Hijo de Odiseo, emprende un viaje a las ciudades de Pilos y Esparta para buscar mayor información sobre su padre, lo ayuda a matar a los pretendientes Pisístrato: hijo de Néstor, ayuda a Telémaco a ir desde Pilos hacia Esparta por tierra. Menelao: rey de Esparta, vive en el palacio de Lacedemonia, alberga a Telémaco y Pisístrato, les da regalos e información sobre su padre aunque no es mucha. Helena: Esposa de Menelao, por ella inicia la guerra de Troya, tras el rapto de Paris. Néstor: Rey de Pilos, padre de Pisístrato, alberga a Telémaco y a Palas Atenea (disfrazada de Mentor). Laertes: padre de Odiseo, vive en las afueras de Ítaca y está muy apenado por la salida de su hijo. Arete: esposa de Ancínoo, es reina de Esqueria, alberga a Odiseo. Teoclímeno: sabio que rescata Telémaco en Pilos, en su vuelta de Esparta, ya que este huía de su pueblo debido a que estaba siendo perseguido por matar a una persona. Nausícaa: hija de Ancínoo y de Arete, encuentra a Odiseo en las orillas de la playa, le da comida y Vestimenta. Le dice que tiene que ir a pedirle hospitalidad a su madre, Arete, quien era la reina. Eumeo: porquerizo de Odiseo, lo alberga en su porqueriza cuando este llega del pueblo de los feacios, ayuda a matar a los pretendientes. Mentor: Fue el fiel amigo de Ulises, que quedó encomendado de los intereses del héroe en Ítaca y de la educación de su hijo Telémaco, cuando el héroe partió para la Guerra de Troya. Melantio: era uno de los pretendientes, en el asesinato de estos, Melantio se encarga de ir a buscar las armas, sin embargo es atrapado por Eumeo y Filetio y es mutilado hasta fallecer. Antíclea: madre de Odiseo, muere por la angustia que siente de no tener a su hijo a su lado, durante mucho tiempo. Se le aparece a Odiseo en las tierras de Hades, con el tebano Tiresias.