Llegada de Odiseo al país de los feacios Mientras dormía Odiseo

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Llegada de Odiseo al país de los feacios Mientras dormía Odiseo, rendido por el sueño y el cansancio, Atenea fue al pueblo de los feacios, donde reinaba Alcínoo, penetró en el palacio de éste y llegó hasta la habitación de Nausícaa, su hija . Atenea se lanzó como un soplo de viento a la cama de la joven, se puso sobre su cabeza y le habló de esta manera en sus sueños: —¡Nausícaa! Tienes descuidadas las hermosas vestiduras y está cercano tu casamiento. Vayamos, pues, a lavarlas tan luego como despunte la aurora. Lleva un carro de mulas pues los lavaderos se hallan a gran distancia de la ciudad. Pronto llegó la aurora y despertó a Nausícaa, que recordó el sueño que tuvo y pidió permiso a su padre para ir a los lavaderos cerca del mar a preparar sus vestidos. Tan pronto llegaron a los lavaderos, limpiaron los hermosos vestidos; y mientras éstos se secaban al sol, la doncella y sus esclavas se pusieron a jugar con una pelota a orillas del mar. Atenea despertó a Odiseo, que a poca distancia de allí dormía, y le animó a presentarse ante las doncellas y decirles estas palabras: —¡Yo te imploro, oh reina, seas diosa o mortal! Ayer pude salir del océano, después de haber permanecido veinte días en el mar , en el cual me vi a merced de las olas y de los torbellinos, y algún dios me ha echado acá para que padezca nuevas desgracias. Pero tú, reina, apiádate de mí, ya que no conozco a los hombres que habitan este país. Muéstrame la población y dame un trapo para atarme alrededor del cuerpo. Y los dioses te concederán cuanto tu corazón desee. —¡Forastero! Ya que no me pareces vil ni insensato, te mostraré la población y te diré el nombre de sus habitantes: los feacios poseen el país, y yo soy la hija del Alcínoo, su rey. ¡Esclavas! Éste es un infeliz que viene perdido y es necesario socorrerle. Así, pues, dadle de comer y dejen que se lave en el río. Y fue así que Odiseo, con el favor de Atenea, se vio transformado en un hombre muy apuesto y recuperó sus fuerzas con los alimentos ofrecidos por las doncellas. Entonces Nausícaa decidió emprender el regreso con Odiseo. 
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