Quien era Graham Wallas y que es el proceso creativo: El más aceptado y conocido todavía a día de hoy es el propuesto por Graham Wallas, teórico en ciencias políticas y relaciones internacionales, así como uno de los líderes de la Sociedad Fabiana, y uno de los fundadores de la London School of Economics, en el año 1926. Graham Wallas (1858-1932) sociólogo británico, politólogo, anti racionalista y defensor de un enfoque psicológico para el estudio de la política. Asumiendo una postura anti racionalista, Wallas creía peligroso (especialmente en una democracia) asumir “que toda acción humana es el resultado de un proceso intelectual, el hombre primero piensa en algún fin que desea, y luego calcula los medios por los cuales ese fin puede lograrse”. Además, no creía que la gente, a la luz de la historia, ya confiara más en el “interés propio ilustrado” o en algún concepto similar. De hecho, parecía especialmente decidido a refutar la entonces popular aplicación del darwinismo a los asuntos sociales y al comportamiento humano individual. El modelo de Graham Wallas divide el proceso creativo en cuatro etapas: preparación, incubación, iluminación y verificación. 1. Fase de búsqueda o preparación Esta fase comprende el período de detección e identificación del problema. Esta es la etapa donde debemos percibir y analizar la situación, así como de todas las circunstancias y dimensiones que influyen en ella. Es un momento con alto grado de excitación, en el que la persona se ve impelida a investigar, analizar, experimentar y probar diferentes posibilidades para resolver el problema. Este proceso de análisis e investigación es de carácter consciente y voluntario. Sin embargo, este es sólo el primer estadio del proceso creativo. Es necesario que experimentemos esta fase de reconocimiento del problema y recogida de información, y que las superemos pasando a la siguiente etapa. 2. Incubación Según Wallas, la incubación es la etapa del proceso creativo en la que no pensamos directa y voluntariamente en el problema o reto creativo al que nos enfrentamos. La desconexión respecto del problema, alejándonos de él durante un tiempo variable (horas, semanas, meses o incluso años), puede producir las circunstancias y estímulos necesarios para que logremos concebir la idea o solución, hasta ese momento inaccesible a nivel consciente, al problema que tratamos de resolver. Cuando pensamos esta etapa nos viene a la cabeza la siesta de Newton bajo el manzano, en la que supuestamente observó la forma perpendicular de caer de las manzanas y que es señalada como germen de las ideas que posteriormente plasmaría en su extraordinaria obra científica. Otro claro ejemplo de las bondades de alejarse del problema sería ese momento en el que nos encontramos bloqueados, y lo podemos observar en la teoría del benceno, esencial para la elaboración de colorantes industriales, que fue postulada por el químico alemán Friedrich August Kekulé, el cual soñó con la solución al problema que le ocupaba mientras sesteaba durante un viaje en autobús. La idea se nos puede ocurrir mientras paseamos, dormimos, nos duchamos, observamos el vuelo de un pájaro, etc. Cualquier actividad que libere nuestra mente del problema puede ser el caldo de cultivo que dé lugar a la solución que buscamos. Es un proceso interno e inconsciente que se produce en el hemisferio derecho de la mente y supone el establecimiento de nuevas relaciones. Al tratarse de un proceso interno, aparentemente no provoca ninguna respuesta externa. En ciertos casos, requiere la desconexión del problema, para así desechar u olvidar estrategias erróneas e ineficaces. Es una etapa de gran tensión emocional ante la duda de si se conseguirá o no el objetivo propuesto. Esta tensión se acrecienta en la medida en la que aumenta el tiempo dedicado a esta fase. Es por ello que muchos proyectos son abandonados en esta fase.