Subido por Dámaris Mora

Adaptación de la terminología para la gestión terminológica desde la perspectiva de la traducción

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Candel Mora, Miguel Ángel. Adaptación de la tecnología para la gestión terminológica desde la perspectiva de
la traducción. En Chelo Vargas (ed.) TIC, trabajo colaborativo e interacción en Terminología y Traducción. pp.
47 - 56. Editorial Comares, 2014. ISBN 978-84-9045-046-8
Adaptación de la tecnología para la gestión terminológica
desde la perspectiva de la traducción
Miguel Ángel Candel-Mora
Universitat Politècnica de València
[email protected]
Resumen
La competencia técnica o instrumental en traducción se ha visto incrementada de forma
drástica en los últimos años gracias a los avances en la investigación en ingeniería lingüística y el desarrollo de herramientas informáticas al servicio del traductor. En el caso de la
gestión terminológica aplicada a la traducción, especialmente en entornos de trabajo con
traducción asistida, se trata de una herramienta de trabajo y por lo tanto de fácil integración
en flujos de trabajo, sin embargo existen evidencias de que debido a diversas barreras es el
usuario el que se tiene que adaptar a estas herramientas. El objetivo de este trabajo es poner
de relieve las peculiaridades de este nuevo escenario de trabajo con el fin de ilustrar el grado
de integración en este entorno tecnológico así como sus ventajas y desventajas.
Palabras clave: gestión terminológica, tecnología, traducción.
1.   Introducción
En los últimos años, las tecnologías de la información y las comunicaciones están
teniendo un papel clave en casi todas las actividades profesionales, y con mayor notoriedad
en la traducción, por no decir que en este campo en concreto han supuesto un cambio
radical en la forma de concebir y abordar proyectos de traducción.
No obstante, se trata de una herramienta de trabajo y por lo tanto susceptible de adaptarse con facilidad al entorno del profesional, por lo que no parece lógico que los usuarios
experimenten dificultades o tengan que adaptar su flujo de trabajo a estas herramientas,
sino todo lo contrario. Existen evidencias de que aunque los avances que aportan estas
tecnologías se materializan en el diseño de nuevas herramientas de trabajo de cara a la
mejora de la productividad y la automatización de procesos, y nuevas interfaces de uso
más intuitivas, todo apunta a que es el usuario el que se adapta a dichas herramientas y
que no están todo lo implantadas que se podría pensar (Candel-Mora 2013).
En la actualidad, el trabajo del traductor está supeditado casi en su totalidad al uso de
la tecnología y las herramientas informáticas, y no sólo de traducción, sino de programas
de proceso de textos y edición y herramientas de gestión empresarial, lo que reafirma
TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN
la transición de un trabajo artesano y una producción tradicional a pequeña escala a un
proceso casi industrial, especialmente debido a la cantidad y variedad de documentos a
traducir (Austermühl 2001; Candel-Mora 2011; Quah 2006; Somers 2003; Vidal-Beneyto
1991).
El hecho de que esta tecnología esté disponible desde los últimos 20 años, al menos
para traductores independientes, y que sin embargo no esté tan difundida como se podría
esperar nos lleva a pensar que la integración de la tecnología en el contexto de la traducción no está plenamente consolidado (Fulford 2001) y debería potenciarse un enfoque
al desarrollo conjunto: programadores-fabricantes-usuarios para adaptar verdaderamente
estas herramientas al flujo de trabajo del traductor.
Diversos factores como la complejidad de uso, el presupuesto asignado para la
adquisición de software y el rendimiento esperado en comparación con los resultados
reales obtenidos, cuestionan en gran medida la premisa de que la tecnología se pone al
servicio del traductor.
En este contexto, el objetivo de este artículo es poner de relieve las peculiaridades
de este nuevo entorno de trabajo con el fin de proporcionar datos para ilustrar el grado
de integración del entorno tecnológico para traductores y las ventajas y desventajas de
su implantación.
Partiendo de la presentación de una visión general del uso de las tecnologías de la
información y las comunicaciones en traducción, las expectativas de los usuarios y el papel
de estas herramientas en el flujo de trabajo del traductor, posteriormente se hace un breve
repaso a las características de la gestión terminológica para la traducción, las necesidades
terminológicas del traductor y su grado de implicación en esta tarea, y finalmente se pone
de relieve las peculiaridades de este nuevo escenario de trabajo con el fin de ilustrar el
grado de integración en este entorno tecnológico así como sus ventajas y desventajas.
2.   Tecnología para traductores
Las tecnologías de la información y las comunicaciones juegan un papel importante
en el proceso de transformación y transferencia de conocimientos y experiencia en todos
los niveles de la sociedad, lo que también tiene su efecto en la traducción y da lugar a
la necesidad de adaptar el entorno de trabajo de los traductores a estos cambios. Fundamentalmente debido a la aparición de recursos y herramientas informáticas que ayudan
a agilizar y mejorar la calidad de las traducciones y facilitar el trabajo del traductor, cuya
actividad se organiza en un entorno de tensión constante entre la demanda de calidad y
la demanda de cantidad, junto con las omnipresentes limitaciones de tiempo.
El uso de la tecnología en cualquier entorno profesional va inevitablemente ligado
a la presunción de automatización de procesos con mínima intervención humana y a
la obtención de mayor productividad y rendimiento. En el caso del procesamiento del
lenguaje natural y la traducción, un claro ejemplo de este paradigma es la traducción
automática (Oliver et al. 2007). Quizás esta asociación de ideas sea debida al hecho de
que cuando se asocia tecnología y traducción irremediablemente conduce a pensar en
traducción automática. No obstante, el posicionamiento de este trabajo se decanta por
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ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA
enfoques intermedios o híbridos, que aprovechan los potenciales de diferentes recursos
para ponerlos al servicio del ser humano que tiene en última instancia la capacidad de
toma de decisiones.
El origen de estos recursos híbridos se puede ubicar en el tiempo a mediados del siglo
veinte, cuando una vez admitida oficialmente la imposibilidad de producir una traducción
completamente automática se desaconseja la inversión en I+D en esta tecnología (ALPAC,
1966), y se adopta un enfoque en tecnología de la traducción que necesariamente tiene
que complementarse con la supervisión humana. Aquí es precisamente donde aparecen las
primeras evidencias de adaptación de los traductores humanos a la máquina, es decir a la
tecnología existente,y no al revés, como venía siendo habitual en la mayoría de procesos
industriales en los que la tecnología está al servicio del hombre y ésta se diseña desde el
primer momento pensando en la usabilidad y la obtención de rendimiento.
En resumen, partiendo del perfil de traductor independiente, y sin tener en cuenta la
gestión de proyectos complejos, el proceso habitual de traducción consiste en diversas
fases de documentación, búsqueda de terminología, traducción, edición, corrección de
pruebas y autoedición o maquetación (Candel-Mora 2011; Gouadec 2007; SamuelssonBrown 2006).
Sin embargo, esta nueva era de la información y las comunicaciones trae consigo
no sólo nuevos métodos de trabajo, sino también nuevas actividades y nuevos soportes y
canales de comunicación por lo que es necesario contar con un entorno más especializado
que requiere la inclusión de herramientas para la gestión de proyectos multilingües,para
llevar a cabo pruebas y verificación de software, manuales y ayuda en línea, por mencionar
algunos, al tiempo que son capaces de procesar cambios en formatos web, aplicaciones
multimedia, etc.
Así pues, para estas nuevas actividades, resulta fundamental trabajar con la tecnología
y las herramientas adecuadas, por lo menos para ser competitivos y hacer frente a diferentes
tipos de proyectos. La estación de trabajo ideal para el traductor, sin embargo, además
de las herramientas de producción de traducción, tales como procesamiento de textos y
recursos terminológicos, también debe tener en consideración el seguimiento de la contabilidad y herramientas de comunicación (Hutchins 1998; Melby 1992; Newton, 1992).
2.1.   Expectativas de los usuarios
En diferentes ámbitos de la tecnología todo parece indicar que el nuevo medio crea
grandes expectativas de que ésta innovará los procesos cuando se normalice su utilización; no obstante, a posteriori se descubre que su impacto no ha sido tan satisfactorio
como se esperaba.
La decisión de implantar sistemas de traducción asistida viene indudablemente motivada por las expectativas creadas por los fabricantes de que el uso de estas herramientas
posibilita traducir más rápido y de forma más eficiente. En el caso de la tecnología de
traducción asistida y más concretamente las memorias de traducción, su utilización
implica no volver a traducir los mismos contenidos de forma repetitiva y de esta forma
optimizar el rendimiento (Candel 2013).
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TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN
Las funciones de estas herramientas garantizan a los usuarios un aumento importante
en productividad, al tiempo que aseguran una mayor calidad en la traducción y mayor
velocidad. Debido al incremento de formatos, medios y canales de comunicación, estas
herramientas también liberan al traductor del trabajo con formatos complicados y maquetaciones avanzadas, ya que los filtros de la mayoría de estas herramientas permiten que
el traductor se concentre únicamente en el texto a traducir, evitando así trabajo adicional
con etiquetas y marcas de formato.
A todo esto hay que añadir la promesa de los fabricantes de proporcionar interfaces
de uso intuitivo junto con la automatización de los procesos más repetitivos y mecánicos,
a la vez que esenciales para la organización de cualquier proyecto de traducción – como
el análisis de documentos con memorias de traducción y bases de datos existentes.
En resumen, la Tabla 1 recoge las principales expectativas de los usuarios ante la
implantación de tecnologías de la traducción en su flujo de trabajo, motivadas fundamentalmente por campañas de marketing desde fabricantes y marcas comerciales de
programas informáticos.
- Mayor productividad
- Aumento en rendimiento
- Control sobre terminología
- Facilidad de uso
- Interfaz de usuario mejorada
- Compatibilidad con otras herramientas
- Automatización de procesos
Tabla 1. Principales expectativas de los usuarios
3.   Gestión terminológica para traductores
La combinación de usos del trabajo terminológico y la variedad de usuarios potenciales da lugar a un gran número de aplicaciones especializadas de la terminología; para
Arntz y Picht (1995:20) el trabajo terminológico, enfocado a la recopilación, elaboración
y tratamiento de las terminologías, «se realiza en los ámbitos más diversos y los objetivos
de estos trabajos pueden divergir fuertemente según los requisitos de cada campo de
actividad concreto».
Dentro de la aplicación de la terminología a la traducción, además del componente
de calidad y coherencia de la traducción en lo referente a vocabulario especializado,
destaca su aplicación a la automatización del proceso de traducción con la ayuda de las
nuevas tecnologías de la información (Candel-Mora 2006).
Existen diferentes modalidades de trabajo terminológico dependiendo de parámetros
como el objetivo del trabajo, destinatario, colaboradores disponibles, tiempo disponible,
documentación y equipo informático (Arntz y Picht, 1995:251); con lo que, a simple vista,
este enfoque resulta mucho más pragmático y aplicable a la práctica profesional de la
traducción que el de otros modelos sistemáticos y más complejos como los de planificación lingüística, normalización y estandarización, puesto que, además del objetivo y
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ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA
los usuarios de la terminología, estos autores destacan aspectos técnicos como el equipo
informático, el tiempo o la documentación.
Otra clasificación del trabajo terminológico hace referencia a la finalidad de la terminología obtenida. De este modo se observan varios objetivos en función del enfoque:
corriente lingüístico-terminológica, corriente normalizadora, orientada a la planificación
lingüística, y corriente traduccional. Una última variable para delimitar el método de trabajo en terminología se presenta en función del tipo de usuario: especialista/terminólogo,
lingüista, usuario y planificador lingüístico.
Wright y Wright (1997:329) distinguen dos tipos fundamentales de trabajo terminológico: descriptivo y prescriptivo. El primero consiste en la recopilación de términos
realizada por traductores y redactores técnicos, fundamentalmente para documentar la
terminología utilizada en sus textos y contribuir a la selección adecuada del vocabulario
especializado a utilizar. Por su parte, la terminología prescriptiva, llevada a cabo por organizaciones de normalización, instituciones gubernamentales y programas de planificación
lingüística, se caracteriza por ser realizada por expertos en las áreas especializadas o en
estrecha colaboración con éstos, con la finalidad de asegurar el entendimiento mutuo
entre especialistas tras la estandarización de los términos técnicos y la elaboración de
especificaciones técnicas para futuros trabajos terminológicos.
La principal diferencia entre los modelos sistemáticos en terminología mencionados
anteriormente y el enfoque del trabajo terminológico aplicado a la traducción viene marcada por las limitaciones inherentes a la naturaleza del entorno de trabajo, especialmente
los plazos de entrega y la planificación del proyecto de traducción, lo que inevitablemente
conduce a realizar un trabajo terminológico puntual o dirigido a los problemas de terminología detectados durante la fase inicial de análisis del texto original. Como apuntan
Wright y Wright (1997:148), los terminólogos disponen de tiempo y recursos para realizar
una labor mucho más minuciosa y poder mantener un contacto directo y permanente
con los expertos del área a fin de diseñar unas definiciones y una recopilación de datos
sistemática y exhaustiva, cumpliendo así el objetivo de conseguir representar la totalidad
del campo conceptual del área especializada.
Por otro lado, partiendo de la aproximación a la terminología en función del texto
a traducir Wright y Wright (1997), además del factor tiempo establecido para cuestiones
terminológicas, la otra gran razón de peso aducida es que en muy raras ocasiones un texto
contiene todos los ejemplos que aparecen representados en el campo conceptual sobre
el que trata el texto original, por lo que se estarían realizando esfuerzos improductivos al
tratar de documentar la totalidad de términos asociados a dicho campo.
3.1.   Escenarios y perfiles profesionales del traductor
El perfil idóneo de traductor debería combinar el dominio del campo temático y las
técnicas de traducción, es decir, un perfil profesional que reúna las características de traductor y especialista en la materia a la vez. En la mayoría de los casos estas dos propiedades
no confluyen en la misma persona, debido al volumen de demanda de traducciones, la
falta de recursos humanos, o simplemente por el ritmo de los avances científico-técnicos.
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TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN
En la práctica, el traductor debe optar por especializarse en unos campos específicos o
disponer de recursos suficientes para compensar esa falta de conocimientos sobre las
áreas especializadas con la consulta exhaustiva de material existente para familiarizarse
con la temática y la expresión habitual de este tipo de textos, o mediante la consulta a
especialistas (Candel-Mora 2006).
Desde el punto de vista del traductor, la compilación de una base de datos terminológica es una tarea difícil y laboriosa. No obstante, compensa con creces el esfuerzo, puesto
que la coherencia y uniformidad de la terminología es uno de los principales parámetros
de calidad de una traducción. Desde la perspectiva de la profesión, la incorporación de
una base de datos a las herramientas de traducción asistida agiliza el proceso de toma de
decisiones a la vez que garantiza esa coherencia (Candel-Mora 2006).
Las principales motivaciones para que el traductor elabore su propia terminología
surgen de la carencia de diccionarios especializados, su grado de especialización, la
posibilidad del trabajo en equipo y, por último, la integración en procesos de traducción
asistida por ordenador. Con frecuencia los diccionarios no proporcionan los componentes fraseológicos adecuados, y sin embargo gran parte de los problemas identificados
por los traductores radica en colocaciones técnicas, expresiones y fórmulas estándar.
En ocasiones sobre todo con proyectos de gran envergadura, o en grandes proyectos, el
texto se suele dividir entre varios traductores, por lo que la terminología y otros aspectos
formales utilizados por el equipo de traductores tienen que ser uniformes a lo largo de
todo el documento. Por último, y ya directamente relacionado con este trabajo, las bases
de datos informatizadas se pueden integrar en programas de traducción asistida para
facilitar la labor del traductor a la vez que garantizan el uso uniforme de la terminología
en todo el texto.
En lo que respecta al grado de implicación del traductor en terminología, siguiendo a
Cabré (1999), se pueden distinguir cuatro niveles de implicación del traductor-mediador en
terminología: Consultor: con una dedicación pasiva en terminología, ante una dificultad de
terminología el traductor utiliza a un diccionario o una base de datos; Neólogo: utilizando
su competencia lingüística, el traductor sugiere una unidad terminológica; Terminólogo
puntual: un traductor que trabaja de forma habitual en unas áreas determinadas en las
que se especializa y llega a recopilar una serie de terminologías basadas en el estudio y
conocimiento de esas áreas; yTerminólogo sistemático: que recopila la información terminológica del banco de datos elaborado a partir de sus traducciones y su experiencia
en las áreas especializadas.
Los equipos ideales de colaboración en un proyecto de traducción deberían incluir
la participación de un especialista en terminología; sin embargo, en el entorno real de
un traductor independiente, es prácticamente inviable. En la práctica profesional de la
traducción, hay que distinguir diferentes tipos de traductores que funcionarán como
variables para los procesos descritos en este trabajo. Estos perfiles condicionarán aspectos como los recursos disponibles, el grado de dominio de la materia del traductor y la
herramienta o metodología más adecuada. Es decir que un traductor en plantilla en una
institución internacional trabajará de forma habitual prácticamente con la misma temática
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ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA
y mismo tipo de textos y dispondrá a su vez de muchos más recursos que un traductor
independiente que está habituado a aceptar proyectos de traducción mucho más variados
y con un entorno de trabajo la mayoría de las veces limitado.
Los perfiles identificados se pueden agrupar en tres tipos generales:Traductor independiente, que suele ser el perfil más característico de esta actividad, y que se enfrenta
a proyectos de traducción sin más soporte terminológico que sus propios recursos y el
contacto con el cliente; Traductor en plantilla dentro de una empresa u organismo, que
aún siendo usuario y creador de terminología, por estar en contacto permanente con los
productores de los textos, tiene acceso a toda la documentación y asesoramiento técnico
que requiera durante el proceso de elaboración de terminología, o durante el proceso
de traducción; y Traductor en plantilla o independiente trabajando para una empresa de
traducción: aquí la empresa suele disponer todos los recursos necesarios para hacerse
cargo de todo el proyecto de traducción ya que está organizada en equipos que se encargan de coordinar y trabajar en aspectos del proyecto específicos, como la preparación
del material de referencia, glosarios, preparación de documentos, traducción, revisión y
maquetación de textos.
Por último, convendría destacar que los criterios para la toma de decisiones a la hora
de elegir una herramienta de gestión terminológica comparten muchos elementos con
los de la elección de la herramienta de traducción asistida principal. Sin embargo, desde
el punto de vista de la integración y adaptación al flujo de trabajo del traductor ocupan
un puesto prioritario aspectos como la compatibilidad con otras herramientas y la posibilidad de trabajo colaborativo con otros traductores, pero sobre todo habría que hacer
hincapié en la gestión de recursos de terminología y la posibilidad de reutilizar material
terminológico ya elaborado, o poder aprovechar las bases de datos textuales incluidas en
las memorias de traducción para extraer y alimentar o ampliar registros terminológicos
de las bases en uso.
4.   Barreras para la adaptación
Como se ha visto hasta el momento, la gestión terminológica puntual o aplicada a
la traducción plantea problemas específicos que requieren unas estrategias y habilidades
del traductor que incluyen el seguimiento de una metodología adaptada a las necesidades
del proceso de traducción, marcado por limitaciones propias del entorno de trabajo tales
como los plazos de entrega y la planificación del proyecto de traducción.
Asimismo, en lo referente a las destrezas añadidas o competencias terminológicas
de las que debería estar provisto el traductor se pueden resumir en las siguientes: conocimiento de los principios de la gestión de terminología, familiaridad con el trabajo y
mantenimiento de bases de datos terminológicas, capacidad para reutilizar el material
terminológico existente e incorporarlo a sistemas de traducción asistida, y por supuesto,
dominio de la herramienta informática en cuestión, tanto la de traducción asistida como
la de gestión terminológica, en el caso de que esta última tenga un funcionamiento independiente de la solución informática utilizada en traducción asistida.
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TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN
En lo que respecta al usuario final, el grado de reticencia a incorporar programas
de gestión terminológica puede también tener una origen generacional, ya que aunque
algunos traductores no conciban la traducción sin el empleo de estas herramientas, todavía
queda una gran parte del colectivo que se está incorporando de forma gradual y en ocasiones argumentan la dificultad de reutilizar el trabajo que han tardado años en recopilar
y no necesariamente está registrado en un formato ortodoxo y fácilmente reconocible por
los nuevos programas de gestión terminológica. A favor de los fabricantes es necesario
puntualizar que la gran mayoría de soluciones informáticas actuales proponen métodos
alternativos para importar glosarios y bases de datos terminológicas ya existentes, y que
no cumplen con los estándares más habituales de formato de intercambio de información
terminológica.
A estos problemas habría que añadir la falta de colaboración entre los diferentes
agentes que realizan trabajo terminológico, ya no solo en términos de formato de intercambio sino en cuanto a intercambio de recursos terminológicos propiamente dichos.
Por último, el trabajo del traductor independiente objeto de este estudio se caracteriza
por un trabajo aislado —la mayoría de las veces— lo que hace el proceso de recopilación
de terminología todavía más difícil. El traductor se tiene que enfrentar a las especificaciones
de los clientes, agencias o instituciones sin argumentos sólidos respecto a los términos
aceptados y utilizados con más frecuencia, lo que al final acaba por afectar a la calidad
del texto a traducir.
En lo que respecta a la tecnología, las posibles dificultades y barreras se pueden agrupar en dos categorías generales: las propias de medio informático y las de la tecnología
de la gestión terminológica.
La primera categoría incluye aspectos que van desde la elección de la herramienta
informática, las barreras económicas iniciales a la hora de la adquisición de la herramienta
elegida o la formación continuada del traductor para poder sacar el máximo provecho a la
herramienta, sin olvidar la frustración ante las continuas actualizaciones de software que
hace que el ciclo se repita, no en su totalidad, pero sí en aspectos como los económicos,
de formación o incluso de reutilización de recursos existentes.
La segunda categoría incluye aspectos propios de la tecnología en gestión terminológica, desde la gran variedad de formatos de intercambio de datos terminológicos
(TBX, Martif, UTF-16, xml, txt…), la posibilidad de reutilizar recursos existentes, hasta
la facilidad de uso o la integración con el resto de herramientas de traducción asistida.
Indudablemente, al igual que sucede con la anhelada estación de trabajo del traductor, el entorno ideal de gestión terminológica en traducción asistida dista de ser una
realidad, aunque los datos de una encuesta realizada con traductores profesionales (Candel
2013) ponen de manifiesto que los principales criterios para la herramienta de gestión
terminológica ideal parten de su integración con herramientas de traducción asistida, la
capacidad de importar diferentes formatos de bases de datos, el hecho de ser asequible
en términos económicos, y es fácil de usar y se puede ir completando al tiempo que se
traduce, sin necesidad de detener el proceso de traducción.
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ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA
Sin embargo, de una forma más realista, el diseño de una herramienta de estas
características sí que requeriría la participación de todos los agentes implicados, desde
la industria, los expertos en tecnología hasta el usuario final.
5.   Conclusiones
El perfil del traductor técnico está condicionado por variables como el campo especializado de actividad, las condiciones de trabajo, el acceso a recursos de información, el
equipo técnico utilizado y las habilidades y estrategias personales para suplir las carencias
en alguno de los aspectos anteriores. Entre las constantes, la más importante es el factor
tiempo que, en numerosas ocasiones, limita las posibilidades de extrapolar esfuerzos más
allá de lo directamente relacionado con la traducción.
Partiendo de las limitaciones de tiempo presentes en el ejercicio de la traducción
profesional, se concluye que la reutilización del material textual como memoria de traducción o como base de datos textual compensa en gran medida los esfuerzos invertidos
en la creación de una base de datos terminológica. El papel del traductor como terminólogo queda plenamente justificado debido al ritmo de producción científica, propiciado
por las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, que a su vez aportan
nuevos enfoques a la gestión terminológica del traductor.
A modo de recapitulación, entre las ventajas de la informatización de la gestión terminológica para traducir cabe destacar su uso como factor de competitividad y adaptación
a exigencias del mercado, la facilidad para el trabajo en equipo, y la repercusión en la
uniformidad de la traducción al tratarse de un potente control de calidad terminológico.
En cuanto a las desventajas, se pueden resumir en que el rendimiento se obtiene a
largo plazo, y según el tipo de texto y la especialidad del traductor, requiere una dedicación
extra en formación, sin olvidar aspectos meramente relacionados con la gestión empresarial de la actividad profesional del traductor como el desembolso económico inicial,
la dificultad para la elección de herramienta, y que en ocasiones obedece meramente a
imposiciones del mercado o requisitos del encargo de traducción.
La clave para la integración de los diferentes usuarios y aplicaciones de la terminología
reside en las nuevas tecnologías de la información y los avances en los diseños de bases
de datos informatizadas al conseguir que todos los esfuerzos en gestión terminológica se
puedan unificar y adaptar en función de las necesidades de cada usuario. Si se parte de
la premisa de que la terminología y la traducción son áreas aplicadas y multidisciplinares,
esto implica un trabajo terminológico conjunto desde diferentes niveles a fin de diseñar
herramientas de gestión terminológica y bases de datos multifuncionales a la medida de
cada usuario, lo que resultaría el complemento idóneo para todos los esfuerzos de los
modelos de intercambio de información.
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TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN
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