Candel Mora, Miguel Ángel. Adaptación de la tecnología para la gestión terminológica desde la perspectiva de la traducción. En Chelo Vargas (ed.) TIC, trabajo colaborativo e interacción en Terminología y Traducción. pp. 47 - 56. Editorial Comares, 2014. ISBN 978-84-9045-046-8 Adaptación de la tecnología para la gestión terminológica desde la perspectiva de la traducción Miguel Ángel Candel-Mora Universitat Politècnica de València [email protected] Resumen La competencia técnica o instrumental en traducción se ha visto incrementada de forma drástica en los últimos años gracias a los avances en la investigación en ingeniería lingüística y el desarrollo de herramientas informáticas al servicio del traductor. En el caso de la gestión terminológica aplicada a la traducción, especialmente en entornos de trabajo con traducción asistida, se trata de una herramienta de trabajo y por lo tanto de fácil integración en flujos de trabajo, sin embargo existen evidencias de que debido a diversas barreras es el usuario el que se tiene que adaptar a estas herramientas. El objetivo de este trabajo es poner de relieve las peculiaridades de este nuevo escenario de trabajo con el fin de ilustrar el grado de integración en este entorno tecnológico así como sus ventajas y desventajas. Palabras clave: gestión terminológica, tecnología, traducción. 1. Introducción En los últimos años, las tecnologías de la información y las comunicaciones están teniendo un papel clave en casi todas las actividades profesionales, y con mayor notoriedad en la traducción, por no decir que en este campo en concreto han supuesto un cambio radical en la forma de concebir y abordar proyectos de traducción. No obstante, se trata de una herramienta de trabajo y por lo tanto susceptible de adaptarse con facilidad al entorno del profesional, por lo que no parece lógico que los usuarios experimenten dificultades o tengan que adaptar su flujo de trabajo a estas herramientas, sino todo lo contrario. Existen evidencias de que aunque los avances que aportan estas tecnologías se materializan en el diseño de nuevas herramientas de trabajo de cara a la mejora de la productividad y la automatización de procesos, y nuevas interfaces de uso más intuitivas, todo apunta a que es el usuario el que se adapta a dichas herramientas y que no están todo lo implantadas que se podría pensar (Candel-Mora 2013). En la actualidad, el trabajo del traductor está supeditado casi en su totalidad al uso de la tecnología y las herramientas informáticas, y no sólo de traducción, sino de programas de proceso de textos y edición y herramientas de gestión empresarial, lo que reafirma TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN la transición de un trabajo artesano y una producción tradicional a pequeña escala a un proceso casi industrial, especialmente debido a la cantidad y variedad de documentos a traducir (Austermühl 2001; Candel-Mora 2011; Quah 2006; Somers 2003; Vidal-Beneyto 1991). El hecho de que esta tecnología esté disponible desde los últimos 20 años, al menos para traductores independientes, y que sin embargo no esté tan difundida como se podría esperar nos lleva a pensar que la integración de la tecnología en el contexto de la traducción no está plenamente consolidado (Fulford 2001) y debería potenciarse un enfoque al desarrollo conjunto: programadores-fabricantes-usuarios para adaptar verdaderamente estas herramientas al flujo de trabajo del traductor. Diversos factores como la complejidad de uso, el presupuesto asignado para la adquisición de software y el rendimiento esperado en comparación con los resultados reales obtenidos, cuestionan en gran medida la premisa de que la tecnología se pone al servicio del traductor. En este contexto, el objetivo de este artículo es poner de relieve las peculiaridades de este nuevo entorno de trabajo con el fin de proporcionar datos para ilustrar el grado de integración del entorno tecnológico para traductores y las ventajas y desventajas de su implantación. Partiendo de la presentación de una visión general del uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones en traducción, las expectativas de los usuarios y el papel de estas herramientas en el flujo de trabajo del traductor, posteriormente se hace un breve repaso a las características de la gestión terminológica para la traducción, las necesidades terminológicas del traductor y su grado de implicación en esta tarea, y finalmente se pone de relieve las peculiaridades de este nuevo escenario de trabajo con el fin de ilustrar el grado de integración en este entorno tecnológico así como sus ventajas y desventajas. 2. Tecnología para traductores Las tecnologías de la información y las comunicaciones juegan un papel importante en el proceso de transformación y transferencia de conocimientos y experiencia en todos los niveles de la sociedad, lo que también tiene su efecto en la traducción y da lugar a la necesidad de adaptar el entorno de trabajo de los traductores a estos cambios. Fundamentalmente debido a la aparición de recursos y herramientas informáticas que ayudan a agilizar y mejorar la calidad de las traducciones y facilitar el trabajo del traductor, cuya actividad se organiza en un entorno de tensión constante entre la demanda de calidad y la demanda de cantidad, junto con las omnipresentes limitaciones de tiempo. El uso de la tecnología en cualquier entorno profesional va inevitablemente ligado a la presunción de automatización de procesos con mínima intervención humana y a la obtención de mayor productividad y rendimiento. En el caso del procesamiento del lenguaje natural y la traducción, un claro ejemplo de este paradigma es la traducción automática (Oliver et al. 2007). Quizás esta asociación de ideas sea debida al hecho de que cuando se asocia tecnología y traducción irremediablemente conduce a pensar en traducción automática. No obstante, el posicionamiento de este trabajo se decanta por 48 ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA enfoques intermedios o híbridos, que aprovechan los potenciales de diferentes recursos para ponerlos al servicio del ser humano que tiene en última instancia la capacidad de toma de decisiones. El origen de estos recursos híbridos se puede ubicar en el tiempo a mediados del siglo veinte, cuando una vez admitida oficialmente la imposibilidad de producir una traducción completamente automática se desaconseja la inversión en I+D en esta tecnología (ALPAC, 1966), y se adopta un enfoque en tecnología de la traducción que necesariamente tiene que complementarse con la supervisión humana. Aquí es precisamente donde aparecen las primeras evidencias de adaptación de los traductores humanos a la máquina, es decir a la tecnología existente,y no al revés, como venía siendo habitual en la mayoría de procesos industriales en los que la tecnología está al servicio del hombre y ésta se diseña desde el primer momento pensando en la usabilidad y la obtención de rendimiento. En resumen, partiendo del perfil de traductor independiente, y sin tener en cuenta la gestión de proyectos complejos, el proceso habitual de traducción consiste en diversas fases de documentación, búsqueda de terminología, traducción, edición, corrección de pruebas y autoedición o maquetación (Candel-Mora 2011; Gouadec 2007; SamuelssonBrown 2006). Sin embargo, esta nueva era de la información y las comunicaciones trae consigo no sólo nuevos métodos de trabajo, sino también nuevas actividades y nuevos soportes y canales de comunicación por lo que es necesario contar con un entorno más especializado que requiere la inclusión de herramientas para la gestión de proyectos multilingües,para llevar a cabo pruebas y verificación de software, manuales y ayuda en línea, por mencionar algunos, al tiempo que son capaces de procesar cambios en formatos web, aplicaciones multimedia, etc. Así pues, para estas nuevas actividades, resulta fundamental trabajar con la tecnología y las herramientas adecuadas, por lo menos para ser competitivos y hacer frente a diferentes tipos de proyectos. La estación de trabajo ideal para el traductor, sin embargo, además de las herramientas de producción de traducción, tales como procesamiento de textos y recursos terminológicos, también debe tener en consideración el seguimiento de la contabilidad y herramientas de comunicación (Hutchins 1998; Melby 1992; Newton, 1992). 2.1. Expectativas de los usuarios En diferentes ámbitos de la tecnología todo parece indicar que el nuevo medio crea grandes expectativas de que ésta innovará los procesos cuando se normalice su utilización; no obstante, a posteriori se descubre que su impacto no ha sido tan satisfactorio como se esperaba. La decisión de implantar sistemas de traducción asistida viene indudablemente motivada por las expectativas creadas por los fabricantes de que el uso de estas herramientas posibilita traducir más rápido y de forma más eficiente. En el caso de la tecnología de traducción asistida y más concretamente las memorias de traducción, su utilización implica no volver a traducir los mismos contenidos de forma repetitiva y de esta forma optimizar el rendimiento (Candel 2013). 49 TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN Las funciones de estas herramientas garantizan a los usuarios un aumento importante en productividad, al tiempo que aseguran una mayor calidad en la traducción y mayor velocidad. Debido al incremento de formatos, medios y canales de comunicación, estas herramientas también liberan al traductor del trabajo con formatos complicados y maquetaciones avanzadas, ya que los filtros de la mayoría de estas herramientas permiten que el traductor se concentre únicamente en el texto a traducir, evitando así trabajo adicional con etiquetas y marcas de formato. A todo esto hay que añadir la promesa de los fabricantes de proporcionar interfaces de uso intuitivo junto con la automatización de los procesos más repetitivos y mecánicos, a la vez que esenciales para la organización de cualquier proyecto de traducción – como el análisis de documentos con memorias de traducción y bases de datos existentes. En resumen, la Tabla 1 recoge las principales expectativas de los usuarios ante la implantación de tecnologías de la traducción en su flujo de trabajo, motivadas fundamentalmente por campañas de marketing desde fabricantes y marcas comerciales de programas informáticos. - Mayor productividad - Aumento en rendimiento - Control sobre terminología - Facilidad de uso - Interfaz de usuario mejorada - Compatibilidad con otras herramientas - Automatización de procesos Tabla 1. Principales expectativas de los usuarios 3. Gestión terminológica para traductores La combinación de usos del trabajo terminológico y la variedad de usuarios potenciales da lugar a un gran número de aplicaciones especializadas de la terminología; para Arntz y Picht (1995:20) el trabajo terminológico, enfocado a la recopilación, elaboración y tratamiento de las terminologías, «se realiza en los ámbitos más diversos y los objetivos de estos trabajos pueden divergir fuertemente según los requisitos de cada campo de actividad concreto». Dentro de la aplicación de la terminología a la traducción, además del componente de calidad y coherencia de la traducción en lo referente a vocabulario especializado, destaca su aplicación a la automatización del proceso de traducción con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información (Candel-Mora 2006). Existen diferentes modalidades de trabajo terminológico dependiendo de parámetros como el objetivo del trabajo, destinatario, colaboradores disponibles, tiempo disponible, documentación y equipo informático (Arntz y Picht, 1995:251); con lo que, a simple vista, este enfoque resulta mucho más pragmático y aplicable a la práctica profesional de la traducción que el de otros modelos sistemáticos y más complejos como los de planificación lingüística, normalización y estandarización, puesto que, además del objetivo y 50 ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA los usuarios de la terminología, estos autores destacan aspectos técnicos como el equipo informático, el tiempo o la documentación. Otra clasificación del trabajo terminológico hace referencia a la finalidad de la terminología obtenida. De este modo se observan varios objetivos en función del enfoque: corriente lingüístico-terminológica, corriente normalizadora, orientada a la planificación lingüística, y corriente traduccional. Una última variable para delimitar el método de trabajo en terminología se presenta en función del tipo de usuario: especialista/terminólogo, lingüista, usuario y planificador lingüístico. Wright y Wright (1997:329) distinguen dos tipos fundamentales de trabajo terminológico: descriptivo y prescriptivo. El primero consiste en la recopilación de términos realizada por traductores y redactores técnicos, fundamentalmente para documentar la terminología utilizada en sus textos y contribuir a la selección adecuada del vocabulario especializado a utilizar. Por su parte, la terminología prescriptiva, llevada a cabo por organizaciones de normalización, instituciones gubernamentales y programas de planificación lingüística, se caracteriza por ser realizada por expertos en las áreas especializadas o en estrecha colaboración con éstos, con la finalidad de asegurar el entendimiento mutuo entre especialistas tras la estandarización de los términos técnicos y la elaboración de especificaciones técnicas para futuros trabajos terminológicos. La principal diferencia entre los modelos sistemáticos en terminología mencionados anteriormente y el enfoque del trabajo terminológico aplicado a la traducción viene marcada por las limitaciones inherentes a la naturaleza del entorno de trabajo, especialmente los plazos de entrega y la planificación del proyecto de traducción, lo que inevitablemente conduce a realizar un trabajo terminológico puntual o dirigido a los problemas de terminología detectados durante la fase inicial de análisis del texto original. Como apuntan Wright y Wright (1997:148), los terminólogos disponen de tiempo y recursos para realizar una labor mucho más minuciosa y poder mantener un contacto directo y permanente con los expertos del área a fin de diseñar unas definiciones y una recopilación de datos sistemática y exhaustiva, cumpliendo así el objetivo de conseguir representar la totalidad del campo conceptual del área especializada. Por otro lado, partiendo de la aproximación a la terminología en función del texto a traducir Wright y Wright (1997), además del factor tiempo establecido para cuestiones terminológicas, la otra gran razón de peso aducida es que en muy raras ocasiones un texto contiene todos los ejemplos que aparecen representados en el campo conceptual sobre el que trata el texto original, por lo que se estarían realizando esfuerzos improductivos al tratar de documentar la totalidad de términos asociados a dicho campo. 3.1. Escenarios y perfiles profesionales del traductor El perfil idóneo de traductor debería combinar el dominio del campo temático y las técnicas de traducción, es decir, un perfil profesional que reúna las características de traductor y especialista en la materia a la vez. En la mayoría de los casos estas dos propiedades no confluyen en la misma persona, debido al volumen de demanda de traducciones, la falta de recursos humanos, o simplemente por el ritmo de los avances científico-técnicos. 51 TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN En la práctica, el traductor debe optar por especializarse en unos campos específicos o disponer de recursos suficientes para compensar esa falta de conocimientos sobre las áreas especializadas con la consulta exhaustiva de material existente para familiarizarse con la temática y la expresión habitual de este tipo de textos, o mediante la consulta a especialistas (Candel-Mora 2006). Desde el punto de vista del traductor, la compilación de una base de datos terminológica es una tarea difícil y laboriosa. No obstante, compensa con creces el esfuerzo, puesto que la coherencia y uniformidad de la terminología es uno de los principales parámetros de calidad de una traducción. Desde la perspectiva de la profesión, la incorporación de una base de datos a las herramientas de traducción asistida agiliza el proceso de toma de decisiones a la vez que garantiza esa coherencia (Candel-Mora 2006). Las principales motivaciones para que el traductor elabore su propia terminología surgen de la carencia de diccionarios especializados, su grado de especialización, la posibilidad del trabajo en equipo y, por último, la integración en procesos de traducción asistida por ordenador. Con frecuencia los diccionarios no proporcionan los componentes fraseológicos adecuados, y sin embargo gran parte de los problemas identificados por los traductores radica en colocaciones técnicas, expresiones y fórmulas estándar. En ocasiones sobre todo con proyectos de gran envergadura, o en grandes proyectos, el texto se suele dividir entre varios traductores, por lo que la terminología y otros aspectos formales utilizados por el equipo de traductores tienen que ser uniformes a lo largo de todo el documento. Por último, y ya directamente relacionado con este trabajo, las bases de datos informatizadas se pueden integrar en programas de traducción asistida para facilitar la labor del traductor a la vez que garantizan el uso uniforme de la terminología en todo el texto. En lo que respecta al grado de implicación del traductor en terminología, siguiendo a Cabré (1999), se pueden distinguir cuatro niveles de implicación del traductor-mediador en terminología: Consultor: con una dedicación pasiva en terminología, ante una dificultad de terminología el traductor utiliza a un diccionario o una base de datos; Neólogo: utilizando su competencia lingüística, el traductor sugiere una unidad terminológica; Terminólogo puntual: un traductor que trabaja de forma habitual en unas áreas determinadas en las que se especializa y llega a recopilar una serie de terminologías basadas en el estudio y conocimiento de esas áreas; yTerminólogo sistemático: que recopila la información terminológica del banco de datos elaborado a partir de sus traducciones y su experiencia en las áreas especializadas. Los equipos ideales de colaboración en un proyecto de traducción deberían incluir la participación de un especialista en terminología; sin embargo, en el entorno real de un traductor independiente, es prácticamente inviable. En la práctica profesional de la traducción, hay que distinguir diferentes tipos de traductores que funcionarán como variables para los procesos descritos en este trabajo. Estos perfiles condicionarán aspectos como los recursos disponibles, el grado de dominio de la materia del traductor y la herramienta o metodología más adecuada. Es decir que un traductor en plantilla en una institución internacional trabajará de forma habitual prácticamente con la misma temática 52 ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA y mismo tipo de textos y dispondrá a su vez de muchos más recursos que un traductor independiente que está habituado a aceptar proyectos de traducción mucho más variados y con un entorno de trabajo la mayoría de las veces limitado. Los perfiles identificados se pueden agrupar en tres tipos generales:Traductor independiente, que suele ser el perfil más característico de esta actividad, y que se enfrenta a proyectos de traducción sin más soporte terminológico que sus propios recursos y el contacto con el cliente; Traductor en plantilla dentro de una empresa u organismo, que aún siendo usuario y creador de terminología, por estar en contacto permanente con los productores de los textos, tiene acceso a toda la documentación y asesoramiento técnico que requiera durante el proceso de elaboración de terminología, o durante el proceso de traducción; y Traductor en plantilla o independiente trabajando para una empresa de traducción: aquí la empresa suele disponer todos los recursos necesarios para hacerse cargo de todo el proyecto de traducción ya que está organizada en equipos que se encargan de coordinar y trabajar en aspectos del proyecto específicos, como la preparación del material de referencia, glosarios, preparación de documentos, traducción, revisión y maquetación de textos. Por último, convendría destacar que los criterios para la toma de decisiones a la hora de elegir una herramienta de gestión terminológica comparten muchos elementos con los de la elección de la herramienta de traducción asistida principal. Sin embargo, desde el punto de vista de la integración y adaptación al flujo de trabajo del traductor ocupan un puesto prioritario aspectos como la compatibilidad con otras herramientas y la posibilidad de trabajo colaborativo con otros traductores, pero sobre todo habría que hacer hincapié en la gestión de recursos de terminología y la posibilidad de reutilizar material terminológico ya elaborado, o poder aprovechar las bases de datos textuales incluidas en las memorias de traducción para extraer y alimentar o ampliar registros terminológicos de las bases en uso. 4. Barreras para la adaptación Como se ha visto hasta el momento, la gestión terminológica puntual o aplicada a la traducción plantea problemas específicos que requieren unas estrategias y habilidades del traductor que incluyen el seguimiento de una metodología adaptada a las necesidades del proceso de traducción, marcado por limitaciones propias del entorno de trabajo tales como los plazos de entrega y la planificación del proyecto de traducción. Asimismo, en lo referente a las destrezas añadidas o competencias terminológicas de las que debería estar provisto el traductor se pueden resumir en las siguientes: conocimiento de los principios de la gestión de terminología, familiaridad con el trabajo y mantenimiento de bases de datos terminológicas, capacidad para reutilizar el material terminológico existente e incorporarlo a sistemas de traducción asistida, y por supuesto, dominio de la herramienta informática en cuestión, tanto la de traducción asistida como la de gestión terminológica, en el caso de que esta última tenga un funcionamiento independiente de la solución informática utilizada en traducción asistida. 53 TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN En lo que respecta al usuario final, el grado de reticencia a incorporar programas de gestión terminológica puede también tener una origen generacional, ya que aunque algunos traductores no conciban la traducción sin el empleo de estas herramientas, todavía queda una gran parte del colectivo que se está incorporando de forma gradual y en ocasiones argumentan la dificultad de reutilizar el trabajo que han tardado años en recopilar y no necesariamente está registrado en un formato ortodoxo y fácilmente reconocible por los nuevos programas de gestión terminológica. A favor de los fabricantes es necesario puntualizar que la gran mayoría de soluciones informáticas actuales proponen métodos alternativos para importar glosarios y bases de datos terminológicas ya existentes, y que no cumplen con los estándares más habituales de formato de intercambio de información terminológica. A estos problemas habría que añadir la falta de colaboración entre los diferentes agentes que realizan trabajo terminológico, ya no solo en términos de formato de intercambio sino en cuanto a intercambio de recursos terminológicos propiamente dichos. Por último, el trabajo del traductor independiente objeto de este estudio se caracteriza por un trabajo aislado —la mayoría de las veces— lo que hace el proceso de recopilación de terminología todavía más difícil. El traductor se tiene que enfrentar a las especificaciones de los clientes, agencias o instituciones sin argumentos sólidos respecto a los términos aceptados y utilizados con más frecuencia, lo que al final acaba por afectar a la calidad del texto a traducir. En lo que respecta a la tecnología, las posibles dificultades y barreras se pueden agrupar en dos categorías generales: las propias de medio informático y las de la tecnología de la gestión terminológica. La primera categoría incluye aspectos que van desde la elección de la herramienta informática, las barreras económicas iniciales a la hora de la adquisición de la herramienta elegida o la formación continuada del traductor para poder sacar el máximo provecho a la herramienta, sin olvidar la frustración ante las continuas actualizaciones de software que hace que el ciclo se repita, no en su totalidad, pero sí en aspectos como los económicos, de formación o incluso de reutilización de recursos existentes. La segunda categoría incluye aspectos propios de la tecnología en gestión terminológica, desde la gran variedad de formatos de intercambio de datos terminológicos (TBX, Martif, UTF-16, xml, txt…), la posibilidad de reutilizar recursos existentes, hasta la facilidad de uso o la integración con el resto de herramientas de traducción asistida. Indudablemente, al igual que sucede con la anhelada estación de trabajo del traductor, el entorno ideal de gestión terminológica en traducción asistida dista de ser una realidad, aunque los datos de una encuesta realizada con traductores profesionales (Candel 2013) ponen de manifiesto que los principales criterios para la herramienta de gestión terminológica ideal parten de su integración con herramientas de traducción asistida, la capacidad de importar diferentes formatos de bases de datos, el hecho de ser asequible en términos económicos, y es fácil de usar y se puede ir completando al tiempo que se traduce, sin necesidad de detener el proceso de traducción. 54 ADAPTACIÓN DE LA TECNOLOGÍA PARA LA GESTIÓN TERMINOLÓGICA Sin embargo, de una forma más realista, el diseño de una herramienta de estas características sí que requeriría la participación de todos los agentes implicados, desde la industria, los expertos en tecnología hasta el usuario final. 5. Conclusiones El perfil del traductor técnico está condicionado por variables como el campo especializado de actividad, las condiciones de trabajo, el acceso a recursos de información, el equipo técnico utilizado y las habilidades y estrategias personales para suplir las carencias en alguno de los aspectos anteriores. Entre las constantes, la más importante es el factor tiempo que, en numerosas ocasiones, limita las posibilidades de extrapolar esfuerzos más allá de lo directamente relacionado con la traducción. Partiendo de las limitaciones de tiempo presentes en el ejercicio de la traducción profesional, se concluye que la reutilización del material textual como memoria de traducción o como base de datos textual compensa en gran medida los esfuerzos invertidos en la creación de una base de datos terminológica. El papel del traductor como terminólogo queda plenamente justificado debido al ritmo de producción científica, propiciado por las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, que a su vez aportan nuevos enfoques a la gestión terminológica del traductor. A modo de recapitulación, entre las ventajas de la informatización de la gestión terminológica para traducir cabe destacar su uso como factor de competitividad y adaptación a exigencias del mercado, la facilidad para el trabajo en equipo, y la repercusión en la uniformidad de la traducción al tratarse de un potente control de calidad terminológico. En cuanto a las desventajas, se pueden resumir en que el rendimiento se obtiene a largo plazo, y según el tipo de texto y la especialidad del traductor, requiere una dedicación extra en formación, sin olvidar aspectos meramente relacionados con la gestión empresarial de la actividad profesional del traductor como el desembolso económico inicial, la dificultad para la elección de herramienta, y que en ocasiones obedece meramente a imposiciones del mercado o requisitos del encargo de traducción. La clave para la integración de los diferentes usuarios y aplicaciones de la terminología reside en las nuevas tecnologías de la información y los avances en los diseños de bases de datos informatizadas al conseguir que todos los esfuerzos en gestión terminológica se puedan unificar y adaptar en función de las necesidades de cada usuario. Si se parte de la premisa de que la terminología y la traducción son áreas aplicadas y multidisciplinares, esto implica un trabajo terminológico conjunto desde diferentes niveles a fin de diseñar herramientas de gestión terminológica y bases de datos multifuncionales a la medida de cada usuario, lo que resultaría el complemento idóneo para todos los esfuerzos de los modelos de intercambio de información. 55 TIC, TRABAJO COLABORATIVO E INTERACCIÓN EN TERMINOLOGÍA Y TRADUCCIÓN Referencias bibliográficas ALPAC. 1966. Language and Machines. Computers in Translation and Linguistics. A Report by the Automatic Language Processing Advisory Committee, Division of Behavioral Sciences, National Academy of Sciences and National Research Council. Washington: NationalResearch Council. Arntz, R. y Picht, H. 1995. Introducción a la terminología. (A. deIrazazábal, M. J. Jiménez, E. Schwarz, y S. Yunquera, Trads.). Madrid: Pirámide. Austermühl, Frank. 2001. Electronic Tools for Translators. 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