Enfoques y perspectivas Rendimientos potenciales en maíz. Brechas de producción y prácticas de manejo para reducirlas. Salvagiotti, F.. Investigador en Fertilidad de suelos y Nutrición de cultivos - EEA Oliveros INTA Palabras claves: maíz, rendimiento potencial, brecha rendimiento. Introducción La creciente demanda global de alimentos y las limitadas posibilidades de expansión de la frontera agrícola, constituye el marco para la discusión de la intensificación de la producción de los cultivos. Esta intensificación implica la incorporación de tecnologías y el desarrollo de estrategias de manejo para incrementar los rendimientos por unidad de superficie haciendo un uso más eficiente de los recursos que necesita el cultivo para producir (radiación, agua, nutrientes), pero al mismo tiempo reducir los efectos negativos sobre el ambiente. Para diseñar estas estrategias es imprescindible conocer la brecha de producción existente entre los rendimientos máximos alcanzables (RMA) y los rendimientos factibles (RF). acciones bioquímicas que determinan el rendimiento (fotosíntesis, translocación, síntesis de compuestos) y la calidad de los granos para una cantidad determinada de radiación absorbida y para una composición química del grano determinada (almidón, aceites, proteínas). La Figura 1 muestra un esquema que resume estos conceptos que servirán como eje para la discusión de las brechas de producción. En este artículo se discutirán aspectos a ser tenidos en cuenta para el manejo del cultivo de maíz que permitan disminuir la brecha entre los rendimientos factibles y los máximos alcanzables en condiciones normales de producción. Los RMA son aquellos que se logran en condiciones de campo, con los genotipos más adaptados y cuando los factores reductores han sido controlados y no existan limitaciones en la disponibilidad de agua y nutrientes. Es decir que los rendimientos estarán sólo limitados por la radiación y el régimen térmico. En el caso de RF, nos estamos refiriendo a aquellos rendimientos que pueden ser alcanzables con las prácticas agrícolas actualmente recomendadas y con las limitaciones abióticas particulares de cada situación, pero donde los factores reductores han sido controlados. Los rendimientos potenciales (RP), son los que teóricamente se lograrían cuando se optimizan las re61 Brechas de rendimiento y Máximos rendimientos en maíz La producción de maíz en Argentina en la campaña 2007-2008 superó los 22 millones de toneladas (SAGPYA, 2009). El rendimiento por unidad de superficie se ha mantenido en aumento en la última década como consecuencia de la incorporación de una mejor genética y un mayor uso de la fertilización. Esto ha contribuido a explicar el incremento en la producción de maíz en los últimos años (de 13 a 22 millones de toneladas entre 1998 y 2008), ya que la superficie dedicada a este cultivo no se ha modificado significativamente, superando apenas los 3 millones de has en la campaña 2007-08 (Figura 2). Existen pocos estudios diseñados para estudiar potenciales de rendimiento en maíz. Los resultados de concursos de rendimiento (debidamente fiscalizados) pueden dar una idea acerca de los RMA. Concursos de rendimiento realizados en USA han mostrado rendimientos entre 21 y 23 toneladas por ha. Estos rendimientos fueron obtenidos en 1975 y 1985, respectivamente, sugiriendo que ha habido poco avance en el mejoramiento por potencial de producción en maíz. Asimismo, los ganadores de concurso en condiciones de riego no han mostrado incremento en los rendimientos en los últimos 20 años, mientras que los ganadores de los concursos en condiciones de secano se han acercado en los últimos años a los niveles de rendimiento de los ganadores con riego suplementario. Esto también indicaría no sólo que los rendimientos potenciales no se han incremento en los últimos años por efecto del mejoramiento, sino también que las brechas de producción (secano vs riego) se han acortado, y que la factibilidad de poder incrementar la producción de maíz estará ligada a la posibilidad de incrementar el potencial de rendimiento a través del mejoramiento. Ensayos conducidos para estudiar potenciales de rendimiento en Nebraska (USA) lograron rendimientos entre 15.5 y 17 toneladas en maíz (promedio de 5 años) en monocultivo de maíz y rotaciones maíz-soja, respectivamente, con picos de rendimiento del orden de las 19 toneladas. En Argentina, los resultados de concursos de rendimientos (realizados entre 2000 y 2003) realizados en el sur de Santa Fe se pueden observar en la Figura 3. El rendimiento máximo de estos concursos fue de 17.5 toneladas por ha, habiéndose obtenido rendimientos por encima de las 12 toneladas en la mayoría de los casos evaluados en secano. La variabilidad entre zonas y entre los máximos y los mínimos rendimientos del concurso fueron mayores en cultivos de secano. Por otra parte, es de destacar en estos concursos los resultados de maíces de segunda, que si bien tuvieron mayor variabilidad, llegaron a valores cercanos a las 11 toneladas. En la Figura 4 se puede observar las brechas de rendimiento observadas en diferentes años en ensayos comparativos de rendimiento en Oliveros conducidos en secano y con riego suplementario. La brecha de rendimiento de los genotipos más destacados oscilo entre 1000 y 5000 kg por ha. La variación de dicha brecha estuvo ligada a las variaciones anuales en las precipitaciones en los periodos críticos de generación del rendimiento que impactó de diferente manera el comportamiento del maíz de secano. Las diferencias en los rendimientos de maíces sin limi- 62 En consecuencia, las variaciones anuales en los máximos rendimientos serán consecuencia de la diferente disponibilidad de radiación, agua y nutrientes, así como también de los diferentes regímenes térmicos. En Argentina, la maximización de la producción estará ligada al manejo del agua, que es el factor más limitante. En esta situación, la productividad de los cultivos está vinculada a las variaciones en la ocurrencia de precipitaciones y a la capacidad de almacenamiento de agua de los suelos. Por lo tanto el manejo del agua en los diferentes sistemas de producción será el factor principal sobre el cual trabajar para disminuir las brechas de producción en maíz. Factores ambientales que determinan los máximos rendimientos alcanzables en maíz taciones en la disponibilidad de agua entre años de evaluación (entre 10 y 14 toneladas) sugieren que a pesar de haber sido sembrados en épocas similares (principios de octubre), la cantidad de radiación cosechada por el cultivo y las temperaturas registradas en cada año, determinaron que los rendimientos máximos fueran diferentes. El tipo de metabolismo de asimilación de carbono de los cultivos (C3, C4 o CAM) y la composición química del grano determinan el potencial de producción de los cultivos. El maíz, un cultivo C4, la semilla está conformada por aproximadamente 10% de proteína y 5% de aceite, estando la mayor proporción del grano 63 constituido por hidratos de carbono, con un menor valor energético. En ausencia de deficiencias hídricas y nutricionales, y cuando los factores reductores han sido debidamente controlados, el logro de altos rendimientos en maíz estará directamente ligado a: i) la capacidad de captura de radiación por parte del canopeo, ii) la capacidad de las hojas de asimilar CO2 del aire (transformarlo en azucares), iii) la magnitud de las pérdidas por respiración (para mantener tejidos y para permitir el crecimiento de los órganos) y iv) la capacidad del cultivo de movilizar azúcares desde estructuras de reserva a los granos. El cultivo deberá desarrollar un área foliar capaz de interceptar la radiación solar incidente para sostener altas tasas de crecimiento en los momentos de mayores requerimientos del cultivo. Estas tasas de crecimiento deben ser maximizadas alrededor de la floración momento en que se define y establece el número potencial de granos. Asimismo, para alcanzar la máxima producción, las tasas de asimilación de carbono deben ser altas durante la etapa del llenado de granos. Además de un mayor desarrollo de área foliar, se debe optimizar la actividad fotosintética de las hojas, proceso en el cual la disponibilidad de N (asociado a la actividad de la enzima Rubisco) juega un rol esencial. Durante el llenado de granos, el destino principal de los asimilados y nutrientes son los granos, por lo que la movilización de N desde las hojas puede afectar su actividad fotosintética. Entonces, para maximizar el peso de los granos es deseable que el cultivo mantenga el área foliar activa durante el mayor tiempo posible. Las temperaturas regulan la duración de cada periodo (mayor temperatura, menor duración) y las tasas de crecimiento (mayor temperatura, mayor tasa). Las condiciones óptimas para mantener altas tasas de asimilación de CO2 y disminuir las pérdidas por respiración en maíz se darán cuando se incremente la amplitud térmica (diferencias entre temperaturas máximas y mínimas). En consecuencia, la coincidencia de las etapas fenológicas con la oferta de radiación y las temperaturas jugará un rol central en la definición del máximo crecimiento y rendimiento final. Prácticas de manejo para disminuir las brechas de rendimiento en maíz En ausencia de limitantes en la disponibilidad de agua y nutrientes, el cultivo de maíz debe desarro- 64 llar un canopeo que permita maximizar la intercepción de radiación solar desde aproximadamente 20 días previos a la floración. Una buena emergencia de plantas es el paso inicial para lograr los altos rendimientos, para asegurar un stand de plantas mínimo que permita el desarrollo del área foliar. Además de las medidas para controlar insectos y hongos del suelo que pueden afectar la germinación, es importante que la emergencia sea uniforme en el tiempo, así no se crean condiciones de plantas con distinto grado de desarrollo, lo que producirá competencia diferencial por los recursos en la medida que avanza el ciclo del cultivo (plantas dominadas y dominantes). El acortamiento entre surcos y la elección de la densidad de plantas son alternativas válidas para lograr el objetivo del desarrollo del área foliar en el menor tiempo. Sin embargo, a pesar de esto, algunos estudios no han mostrado efectos positivos del acortamiento de surcos sobre los rendimientos, pero sí con el aumento de las densidad de plantas. En este caso también hay que tener en cuenta que las posibilidades del manejo de la densidad son limitadas, dada la poca plasticidad del cultivo de maíz para compensar la producción por unidad de superficie ante disminuciones en la producción por planta cuando las densidades aumentan. En ausencia de limitaciones por agua o nutrientes, densidades entre 90 y 100 mil plantas han mostrado ser las óptimas en híbridos de alto potencial de rendimiento. La acumulación de N en maíz es esencial para no limitar la actividad fotosintética del cultivo. Dado que es una gramínea y no tiene posibilidades de obtener el N a través de asociaciones simbióticas como lo hacen las leguminosas, este nutriente debe ser aportado a través de la fertilización para obtener los máximos rendimientos. Pequeñas variaciones en la oferta de N del suelo se verá reflejado en grandes diferencias en el contenido de N en las hojas, y por ende en la capacidad fotosintética y de producción del cultivo de maíz. Para estar en concordancia con los principios de la intensificación ecológica, para aumentar la producción se deberá incrementar la oferta de N a través de la fertilización sin afectar al ambiente. Por lo tanto, un análisis de suelos que permita conocer la oferta inicial de N y el contenido de materia orgánica, mas la definición del potencial de rendimiento del ambiente en que el cultivo de maíz será sembrado es esencial para cuantificar la cantidad de fertilizante nitrogenado a aplicar utilizando metodologías de diagnostico calibradas localmente. Los recursos deben estar disponibles en los momentos en que se generan los principales componentes del rendimiento. Las fechas de siembra junto con la elección del genotipo son centrales en este aspecto. En ausencia de limitantes por agua, la brecha entre rendimientos factibles y máximos será mínima cuando se hagan coincidir la combinación fecha de siembra-hibrido, para que en los periodos de determinación del número de granos y el peso coincida con periodos en que haya mayor radiación incidente y temperaturas optimas para estos procesos. En la elección del hibrido será clave en cada ambiente la elección del ciclo del cultivo (días a floración y días a madurez fisiológica). En ausencia de limitantes por agua se debería ubicar la floración en los momentos en que haya mayor oferta de radiación y cuando las temperaturas sean optimas para maximizar la tasa de crecimiento. En condiciones de secano la decisión de la fecha de siembra y de floración está ligada a la ocurrencia de las lluvias. Por otra parte, el largo del periodo de floración a madurez fisiológica determinara bajo qué condiciones ocurrirá el llenado de granos. En los sistemas de producción de maíz de secano en Argentina, el stress hídrico afectará la productividad del cultivo de maíz. En estas condiciones la diferencia de producción entre los rendimientos máximo alcanzables y rendimientos factibles con limitantes de agua seria la principal brecha a disminuir y se vera reflejado en una mayor eficiencia en el uso del agua. Las prácticas de manejo para reducir esta brecha comienzan con el manejo y planificación del sistema con el objetivo de favorecer la captación del agua y aumentar el almacenamiento de la misma. Posteriormente, será necesario ajustar el manejo del cultivo para que la máxima oferta de agua del lote coincida con los momentos de mayor crecimiento del cultivo. Las brechas de rendimientos por nutrientes y/o factores bióticos, son mas fáciles de corregir, a través del manejo de la fertilización una vez que se identifican los nutrientes deficientes en cada sistema, y a través del manejo integrado de plagas en el caso de los factores bióticos. Consideraciones finales Identificar los factores que limitan la producción de los cultivos es el primer paso para poder disminuir las brechas de rendimiento entre los rendimientos actuales y los máximos alcanzables. Es imprescindible conocer las brechas de rendimiento entre el rendimiento máximo alcanzable y el factible, y así cuantificar la eficiencia en el uso de los recursos para ver el impacto del manejo del cultivo de maíz en cada sistema de producción. Los máximos rendimientos se lograran cuando se hace coincidir los periodos de mayor demanda de recursos con la mayor oferta de los mismos y se haya favorecido el desarrollo de un mayor número de destinos reproductivos. 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