Confianza en el espíritu de profecía

Anuncio
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Agosto de 2005
Confianza en el espíritu de profecía
¿Confía la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el don de profecía?
Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina.
Desde la organización de la Asociación General (AG) en 1863, la IASD ha expresado
muchas veces su confianza en lo que suele denominarse “el espíritu de profecía”. El Congreso de la
AG de 1870, celebrado en Battle Creek, acordó un enérgico apoyo a la obra de Elena de White. Se
resolvió, entre otras cosas: “Que reconocemos la sabiduría de Dios en los ‘Testimonios para la
iglesia’, y que es peligroso y destructivo hacer caso omiso o descuidar sus instrucciones; y
confesamos nuestra debilidad e incapacidad para llevar adelante sin su ayuda esta obra sagrada [de
modo que goce de] la aceptación divina” (Review and Herald, 22 de marzo de 1870). Otro congreso
de la AG, celebrado en 1873, votó: “Que está aumentando nuestra confianza en el don del espíritu
de profecía que Dios ha colocado tan misericordiosamente en el mensaje del tercer ángel [...]”
(Review and Herald, 25 de noviembre de 1873). Una nueva sesión de la AG resolvió, en 1882:
“Expresamos nuestra confianza cabal en los Testimonios que han sido dados tan generosamente a
este pueblo, que han guiado nuestros caminos y corregido nuestros errores, desde el surgimiento del
mensaje del tercer ángel hasta el momento presente [...]” (Review and Herald, 26 de diciembre de
1882).
Más recientemente, el Congreso de la AG realizado en Utrecht, Holanda, aprobó y votó, el
30 de junio de 1995, una significativa declaración al respecto. Se transcribe a continuación el texto
del documento que expresa el consenso de los delegados.
“Nosotros, los delegados reunidos en Utrecht para celebrar el 56º Congreso de la Asociación
General de los Adventistas del Séptimo Día, alabamos y agradecemos a Dios por el gracioso don
[esto es, don proveniente de la gracia] del espíritu de profecía.
“En Apocalipsis 12, Juan el Revelador identifica a la iglesia en los últimos días como ‘el
remanente’, ‘el resto’ [...] ‘los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de
Jesucristo’ (vers. 17). Creemos que, en este breve cuadro profético, el Revelador está describiendo a
la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que no sólo guarda ‘los mandamientos de Dios’, sino también
tiene ‘el testimonio de Jesucristo’, que es ‘el espíritu de la profecía’ (Apoc. 19:10).
“En la vida y el ministerio de Elena de White (1827-1915) vemos cumplida la promesa de
Dios de proveer y otorgar a la iglesia remanente el ‘espíritu de profecía’. Aunque Elena de White
nunca reclamó para sí el título de ‘profeta’, creemos que hizo la obra de un profeta, y más que un
profeta. Ella dijo: ‘Mi misión abarca la obra de un profeta, pero no termina allí’ (Mensajes selectos,
t. 1, p. 40). ‘Si otros me llaman así [profetisa], no lo discuto’ (Ibíd., p. 39); ‘Mi obra incluye mucho
más de lo que significa ese nombre. Me considero a mí misma como una mensajera, a quien el
Señor le ha confiado mensajes para su pueblo’ (Ibíd., p. 40).
“La misión principal de Elena de White fue dirigir la atención hacia las Sagradas Escrituras.
Ella escribió: ‘Poco caso se hace a la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los
hombres y las mujeres a la luz mayor’ (El colportor evangélico, p. 174). Ella creía que, aunque sus
escritos eran una ‘luz menor’, eran luz; y que la fuente de esa luz era Dios.
“Como adventistas, creemos que ‘en su Palabra Dios comunicó a los hombres el
conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas
de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter,
nos revelan doctrinas y son la piedra de toque de la experiencia religiosa’ (El conflicto de los siglos,
p. 9). Aunque consideramos que el canon bíblico está cerrado, creemos también, como creyeron los
contemporáneos de Elena de White, que sus escritos tienen autoridad divina, tanto en lo que se
refiere a la vida cristiana como a la doctrina. Por lo tanto,
“Recomendamos que (1) busquemos, como iglesia, el poder del Espíritu Santo para aplicar
más plenamente a nuestras vidas el consejo inspirado contenido en los escritos de Elena de White, y
(2) que incrementemos los esfuerzos por publicar y hacer circular estos escritos alrededor del
mundo”.
Descargar