Supuestas citas de Elena de White

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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Julio de 2005
Supuestas citas de Elena de White
He oído de una cita atribuida a Elena de White acerca de la intercesión final de Jesús por los hijos
descarriados. ¿Qué es lo que realmente se escribió acerca de este tema?
Responde ROBERTO OSCAR GULLÓN.
De tanto en tanto, circulan en nuestro medio supuestas citas del espíritu de profecía sobre los
más variados asuntos. Eso mismo sucede también con algunas aparentes citas bíblicas. A veces, los
que retransmiten esas citas mencionan incluso la referencia. El problema es que cuando uno va a la
referencia indicada, encuentra que la cita no existe.
Desde hace un tiempo, circula una cita atribuida al espíritu de profecía, que suena muy
hermosa, que dice: “La última obra de mediación de Cristo, antes de quitarse sus vestiduras
sacerdotales, será la de presentar las oraciones de los padres en favor de sus hijos. Vi que envió un
poderoso ángel, y millones de hijos, recordando lo que aprendieron en su niñez, retornaron al redil
antes del cierre de la gracia”.
Al analizar esa supuesta cita descubrimos que, si fuera cierta, supondría cierta
discriminación por parte de Dios, porque sólo serían “beneficiados” los hijos que estuvieran vivos
en el momento de la “última obra de mediación de Cristo” (a menos, claro está, que los muertos
tengan una segunda oportunidad, cosa que nosotros negamos). La pregunta que un padre o una
madre legítimamente podría hacer, es: “Señor ¿por qué ellos sí, y mis hijos descarriados que
murieron antes de esa última obra de mediación de Cristo, no?”
Además, ¿cómo saber o determinar cuándo se produce la “última obra de mediación de
Cristo”? ¿Por qué Jesús va a presentar las oraciones de los padres en favor de los hijos recién en la
“última obra de mediación”, y no las presenta antes? Y, si también las presenta antes, si las presenta
constantemente, como en efecto sucede, ¿no es esa presentación tan buena, poderosa y eficaz como
la última?
A juzgar por los maravillosos comentarios y el éxtasis de las personas que me mencionaron
dicha cita, pareciera que transmite subliminalmente un elemento un tanto mágico. En efecto, a las
madres que la leen les parece que, gracias al “poderoso ángel”, sus hijos se salvarán casi
automáticamente, independientemente de la reacción de ellos.
Pero, debemos recordar que nuestra teología incluye el hecho de que Dios no puede
salvarnos sin “nuestra complicidad”, sin nuestra aceptación del sacrificio expiatorio. “El Espíritu y
la Esposa dice: Ven [...] y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente” (Apoc. 22:17).
“Venid a mí [...] llevad mi yugo, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:28).
Algunos piensan que, a pesar de que esa cita no fue escrita por Elena White, su contenido
puede coincidir con lo presentado por ella en otros escritos, porque tiene un mensaje alentador para
quienes tienen hijos descarriados. Pero, como hemos visto, su contenido no coincide con los escritos
del espíritu de profecía.
Todo el pensamiento bíblico, con el que coincide Elena de White, es que el Espíritu puede
volver a tocar a los que se apartaron de la iglesia, puede volver a llamarlos si alguien ora por ellos, y
si (siempre “si”) el que se apartó responde afirmativamente al llamado del Espíritu.
Por supuesto, podemos ahora echar mano de la oración intercesora. Mientras esos hijos
apartados estén todavía vivos, los padres, los familiares o cualquier amigo pueden orar
intercediendo para que el Espíritu vuelva a tocar al descarriado. Y Dios, por amor al que oró
intercesoriamente, vuelve a tocar el corazón del que se apartó.
Lo que sí dice la Sra. White es que, cuando resuene el Fuerte Pregón, muchos apóstatas
regresarán. Eso menciona en El evangelismo, página 502: “Cuando realmente se desate la tormenta
de la persecución [...] las verdaderas ovejas oirán la voz del verdadero pastor [...] y muchos que se
han descarriado del redil volverán de nuevo a seguir al gran Pastor”.
Habla también del gozo que tendrán los padres en aquel día, al ver a sus hijos salvados:
“Con gozo inenarrable, los padres ven la corona, el manto, el arpa que son dados a sus hijos. Han
terminado los días de espera y de temor. La semilla sembrada con lágrimas y oraciones pudo haber
parecido ser sembrada en vano, pero la cosecha es recogida al fin con gozo. Sus hijos han sido
redimidos” (Conducción del niño, p. 539).
¿Cuál es la obra de los padres? “Cuando los padres manifiesten tal interés por sus hijos
como Dios desea que tengan, escuchará sus oraciones y trabajará con sus esfuerzos; pero Dios no se
propone hacer la obra que ha encomendado a los padres” (Conducción del niño, p. 158).
Las oraciones y las lágrimas valen la pena: “Cuesta algo el llevar a los hijos por los caminos
de Dios. Cuesta las lágrimas de una madre y las oraciones de un padre. Requiere incansables
esfuerzos de enseñanza paciente, un poco aquí y otro poco allá. Pero esta obra recompensa”
(Conducción del niño, pp. 452, 453).
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