T2. ENTENDIENDO LA PROFECIA[1]

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2. ENTENDIENDO LA PROFECÍA
En las Escrituras la palabra profecía se usa para cada una de las declaraciones inspiradas por el
Espíritu de Dios a través de un canal humano.
Por medio de la profecía podemos dar una palabra de ciencia o una palabra de sabiduría como
sucedía en el Antiguo Testamento, cuando predecían el futuro la palabra de sabiduría estaba
incluida en la profecía.
La profecía puede incluir salmos, himnos y cánticos espirituales que pueden aportar una
revelación, la profecía puede tener un elemento de revelación.
Cuando los soldados vendaron los ojos de Yeshua y le golpearon le dijeron que profetizase
quien le había golpeado. Los soldados estaban usando la palabra profecía en general.
Todos podemos profetizar de una forma general.
Vamos a estudiar las tres características principales de la profecía para que entendamos su
función en nuestras vidas.
1. La profecía es parcial
“Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos . . .”
I Corintios 13:9
La persona que da la profecía recibe sólo una parte de la revelación de Dios. El versículo que
acabamos de ver nos habla de la profecía en general no nos está hablando del don de profecía,
el don de profecía no incluye revelación, fijémonos como Pablo nos habla una vez más en el
versículo dos de la profecía general y nos muestra que la profecía general normalmente incluye
revelación. Debemos recordar que podemos aprender a profetizar de una forma general.
“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia . . .”
I Corintios 13:2
Pablo relaciona la profecía con el conocimiento de misterios. No todos tenemos el don de
profecía, pero todos podemos profetizar.
“Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a
otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por
el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo
Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro,
discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.”
I Corinitos 12:8-10
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Comparemos este pasaje con la declaración que Pablo hace en I Corintios 14:
“Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto,
por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su
corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro,
adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está
entre vosotros.”
I Corintios 14:24-25
¿Se contradicen los dos pasajes que acabamos de citar? No, porque en el pasaje de I Corinitos
12 encontramos el don de profecía que no todos tenemos, pero en el pasaje de I Corinitos 14
tenemos la profecía en general que todos podemos ejercitar. Existe el don de profecía y la
profecía en general, lo mismo sucede con el don de lenguas, existe el don de lenguas que no
todos tenemos y existe el hablar en lenguas de una forma general que no requiere interpretación
ya que estamos hablando a Dios y no a los hombres.
“¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos
maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de
sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?”
I Corintios 12:29-30
Pablo nos muestra que no todos hablan en lenguas, es decir no todos tienen el don, sin embargo
en I Corintios 14 Pablo nos dice lo siguiente:
“Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas.”
I Corinitos 14:5a
Las lenguas a las que se refiere Pablo son las lenguas que todos podemos hablar, lenguas para
traer edificación a nuestras propias vidas, lenguas dirigidas a Dios, lenguas que no requieren una
interpretación.
Por tanto no todos tenemos el don de profecía, pero todos podemos aprender a profetizar de una
forma general, Pablo nos dice “si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por
todos es convencido, por todos es juzgado”, aquí Pablo nos muestra que TODOS son los que
pueden profetizar y también nos muestra que el incrédulo es convencido por TODOS y juzgado
por TODOS. En este versículo también podemos ver que la revelación va incluida con la profecía
porque Pablo nos dice que “lo oculto de su corazón se hace manifiesto”.
Profetizamos en parte. Nadie tiene la totalidad de lo que Dios quiere mostrar a una persona o a
su iglesia. Normalmente Dios nos guía de la siguiente forma:
“. . . mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato,
renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro
poquito allá.”
Isaías 28:10
Con la profecía Dios nos da un poquito, podríamos compararlo con un rompecabezas, la profecía
nos trae una pieza de ese rompecabezas y nosotros debemos estudiarla a fondo para que
2. ENTENDIENDO LA PROFECÍA
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cuando Dios nos de otra pieza ya sea por profecía o por otro medio podamos saber la posición
correcta de cada pieza y podamos ver el cuadro completo de lo que Dios nos quiere mostrar.
Como la profecía es parcial los profetas del Antiguo Testamento tuvieron que escudriñar e
indagar acerca de lo que estaban profetizando:
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a
vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de
esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo
indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual
anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos.”
I Pedro 1:10-11
Es interesante que Pedro hablando de Jesucristo en el capítulo dos de Hechos cita dos
versículos que se encuentran en dos salmos diferentes, Pedro estaba encajando las piezas del
rompecabezas para ver el cuadro completo de Jesucristo (Hch. 2:25-28 = Sal. 16:8-11 / Hch.
2:34-35 = Sal. 110:1).
Debemos apuntar lo que Dios nos habla en profecía porque si olvidamos lo que El nos ha
mostrado las próximas profecías que recibamos estarán incompletas sin tener presente lo que ya
hemos recibido de Dios. Debemos recordar que Dios nos guía “línea sobre línea, un poquito
allí, otro poquito allá.”.
2. La profecía es condicional
Todas las profecías son condicionales, no es necesario que haya una condición en la profecía,
debemos entender que el hombre tiene libre albedrío y Dios respeta el libre albedrío del hombre.
Por tanto, todas las profecías dependen de la respuesta del hombre.
Veamos esta ley que gobierna la profecía en la Palabra de Dios:
“Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? El
respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo
malo delante del Señor. He aquí yo traigo mal sobre ti, y
barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la
casa de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel. Y pondré
tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la
casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me
provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel.”
I Reyes 21:20-22
El Señor no da ninguna condición al juicio que iba a traer sobre la vida de Acab, sin embargo
cuando Acab se humilla Dios le da un mensaje diferente, veamos:
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“Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus
vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en
cilicio, y anduvo humillado. Entonces vino palabra del Señor a
Elías tisbita, diciendo: ¿No has visto cómo Acab se ha
humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado
delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su
hijo traeré el mal sobre su casa.”
I Reyes 21:27-29
Debemos entender que toda profecía es condicional. Muchas personas creen que una profecía
se cumplirá sin importar lo que el hombre haga, pero esto no es verdad como lo podemos ver en
la Palabra de Dios.
Jonás profetizó que Nínive sería destruida en cuarenta días y no puso ninguna condición.
“Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y
predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será
destruida.”
Jonás 3:4
¿Cuál fue la respuesta del pueblo?
“Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su
silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó
sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por
mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y
animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les
dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y
animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno
de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.”
Jonás 3:6-8
Cuando el pueblo se arrepiente, se humilla, ayuna y clama a Dios, Dios decide no destruirlos.
“Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal
camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y
no lo hizo.”
Jonás 3:10
3. La profecía es contextual
Dios no nos da una profecía para que nos sintamos orgullosos y mejores. La profecía siempre
tiene que ver con el contexto en el que vivimos. Es muy raro que Dios te de una profecía para
China cuando tú vives en España y tu llamamiento no tiene nada que ver con los chinos.
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Samuel fue profeta, sacerdote y juez, había recibido las tres unciones que es algo bastante raro
en el Antiguo Testamento, Samuel recibió la unción para ser juez que equivaldría a la unción
para ser rey, recibió la unción para ser sacerdote y recibió la unción para ser profeta. Todas las
profecías que Samuel dio estaban relacionadas con su llamamiento y su ministerio. En un
momento dado Samuel pudo saber dónde se encontraban unas asnas perdidas, pero esta
palabra que recibió tenía que ver con Saúl el cual sería el futuro rey de Israel.
Cuando el profeta Agabo le da una palabra a Pablo, los que estaban presentes interpretaron que
Pablo no debía subir a Jerusalén, sin embargo cuando alguien recibe una palabra debe ser esa
misma persona la que interprete su mensaje, está claro que los que habían con Pablo no
supieron interpretarla correctamente.
“Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de
Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos,
tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo:
Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén
al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de
los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel
lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió:
¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque
yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en
Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le
pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad
del Señor.”
Hechos 21:10-14
Debemos entender que toda profecía es contextual, tiene un propósito concreto y una aplicación
determinada. El mismo profeta profetizó que habría una gran hambre, esta profecía tenía un
propósito definido y una aplicación inmediata: ayudar a los que sufrirían por causa del hambre.
“Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender
por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra
habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. Entonces los
discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron
enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual
en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de
Bernabé y de Saulo.”
Hechos 11:28-30
2. ENTENDIENDO LA PROFECÍA
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Cuestionario del Taller Número 2
1. Según lo que hemos visto ¿quién puede profetizar de una forma general?
2. ¿Qué queremos decir cuando afirmamos que la profecía es parcial?
3. ¿Qué diferencias hay entre profetizar de una forma general y el don de profecía?
4. ¿Qué debemos hacer cuando alguien nos da una profecía? ¿Por qué?
5. ¿Por qué la profecía siempre es condicional cuando tiene que ver con alguna
persona?
6. ¿Puedes poner otro ejemplo bíblico que nos muestre que la profecía es
condicional?
7. ¿Quién debe interpretar la profecía: la persona que profetiza o la persona que
recibe la profecía?
8. Escribe las tres características principales de la profecía.
9. Dios nos guía según lo que podemos leer en Isaías 28:10, expresa con tus
propias palabras lo que nos quiere decir este versículo.
10. ¿Qué es lo que más te ha gustado de este Taller? ¿Por qué?
2. ENTENDIENDO LA PROFECÍA
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