Para ello, nos centraremos, en primer lugar, en el análisis del patrón

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Para ello, nos centraremos, en primer lugar, en el análisis del patrón de
PERSONALIDAD TIPO A,
también llamado
conducta tipo A o patrón
conductual tipo A, que ha sido una de las características más estudiadas, en
relación con el estrés, en los últimos treinta años y con el burnout, en la
actualidad, aunque no se ha investigado tanto su efecto en los profesores.
Este patrón fue identificado por Friedman y Rosenman (1959), que
señalaron ciertas características comunes de conducta en las personas con
enfermedades coronarias (una de las consecuencias negativas del estrés).
Este patrón tipo A, vendría explicado por el hecho de que, existen unas
características estables (rasgos) del individuo que interactúan con estímulos
ambientales específicos para producir el característico patrón de personalidad.
En cambio, Cooper (1997) dice que no es un “rasgo”, sino más bien una serie
de comportamientos abiertos, es decir, la forma que el individuo tiene de
enfrentarse a una situación.
Con relación a las características que se le atribuyen a este patrón de
personalidad, destacamos: impaciencia, velocidad excesiva en el desarrollo de
las tareas, esfuerzo por el logro, competitividad, agresividad y hostilidad, habla
y gestos bruscos, y compromiso excesivo con el trabajo. Pero no deja de ser,
en muchos casos, un mecanismo de defensa habitual que se genera en
presencia de exigencias personales y ambientales.
Muchas veces se ha definido el patrón tipo A (estrés) como el opuesto al
tipo B (no-estrés), pero no podemos simplificarlo de esta manera. Los Tipo B,
suelen ser definidos como acomodaticios y relajados, aunque pueden tener el
mismo nivel de aspiraciones y logros, el mismo interés por el éxito y pueden
experimentar estrés. La diferencia se encuentra en la manera que tienen de
satisfacer estas necesidades, ya que, no origina los problemas físicos y
psicológicos que se dan en el otro tipo.
Las características que presenta un docente Tipo A en su ámbito laboral
son (Brief et al., 1983):
•
Trabajan largas horas bajo la presión de fechas-tope y en
condiciones de sobrecarga laboral.
•
Se llevan trabajo a casa los fines de semana y son incapaces de
relajarse.
•
Compiten constantemente consigo mismo y con los demás,
esforzándose en alcanzar patrones elevados y a menudo irreales.
•
Se sienten frustrados en su situación laboral.
•
Se irritan con los esfuerzos laborales y con los alumnos.
•
Sienten que los superiores no les entienden.
Con relación al burnout, Nowack (1986) obtuvo que los sujetos tipo A se
sentían significativamente más quemados por el trabajo, según puntuaciones
obtenidas con la utilización del MBI “Maslach Burnout Inventory” de Maslach y
Jackson (1981). También se ha encontrado que el patrón tipo A se relacionaba
significativamente con mayores sentimientos de agotamiento emocional y
mayor despersonalización, y no resultaba significativa para una muestra de
profesores su relación con la baja realización personal en el trabajo (cuadro
13).
Cómo identificar una personalidad tipo A
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Tienden a sentir o a manifestar ante otros una impaciencia
frente al ritmo al que van los acontecimientos, y les resulta
especialmente difícil no apresurar la forma de hablar de
los demás. También suelen terminar las frases del
hablante.
Poseen el hábito de enfatizar explosivamente ciertas
palabras clave en su forma de hablar cotidiana, sin que
haya necesidad, y suelen decir las últimas palabras de
cada frase con mucha mayor rapidez que las primeras.
Esto puede evidenciar una agresividad subyacente y una
impaciencia para no perder tiempo siquiera hablando.
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Tienden a moverse, caminar y comer rápidamente. De
hecho intentan hacerlo todo rápido.
A menudo procuran hacer dos o más cosas a la vez, tales
como pensar en un tema completamente distinto mientras
escuchan a otra persona.(Uno de los rasgos más comunes
del Tipo A).
Se les puede reconocer por ciertas características
reveladoras y por gestos como tics nerviosos, mantener
los puños cerrados, o dar golpes en la mesa para enfatizar
lo que dicen.
Tienden a hacer girar la conversación en torno a ellos y a
las cosas que les interesan. Si esta estrategia no funciona,
entonces fingen escuchar, pero en realidad siguen
preocupados con sus propios pensamientos.
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Casi siempre se sienten ligeramente culpables cuando
intentan relajarse o no hacer nada durante unas cuantas
horas.
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No se aperciben de las cosas más interesantes o
hermosas que se han encontrado durante el día.
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Intentan organizar más y más cosas en cada vez menos
tiempo. Un aspecto central es, tener un sentido crónico de
la urgencia.
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No se sienten atraídos por los de su mismo tipo; de hecho,
al encontrarse con otro miembro del Tipo A intentan
competir con él o desafiarle, una situación que tiende a
despertar todos sus sentimientos hostiles y competitivos.
Cuadro 13. Watts y Cooper (1992)
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