Revolución Digital: La revancha del individuo Vivimos tiempos por

Anuncio
Revolución Digital: La revancha del individuo
Por Ragnar Danneskjöld
Vivimos tiempos por demás interesantes. Y no es para menos. Tras la
implosión de la utopía neo-hegeliana de Fukuyama1, causada por el retorno del
fundamentalismo (nada más que otro nombre para el totalitarismo),
enfrentamos el hecho de que aquello que creíamos extinto está todavía con
vida y a la ofensiva. Debido a la nueva acometida del nacionalismo en el
panorama político europeo, al desfasado populismo latinoamericano y a la lenta
recuperación económica mundial, nos vemos nuevamente enfrentados a viejos
fantasmas que estimábamos ya desaparecidos. En realidad nada hay de nuevo
bajo el sol, ya que las hordas del despotismo continúan vitoreando sus viejas
consignas, reformuladas ahora en clave “popular”, buscando siempre avanzar
por sobre la libertad de cada individuo. Lamentablemente para ellos, esta vez
contamos con una herramienta de un valor inestimable para enfrentarlos. Nos
referimos, por supuesto, a las nuevas tecnologías de la información.
Basta recordar los episodios de la llamada “primavera árabe”, donde con
tan sólo un tweet, una publicación en facebook o una entrada de algún blog
era
posible
encender
la
chispa
que
desencadenaría
movilizaciones
multitudinarias reclamando el fin de la tiranía de caudillos que se mantenían
enquistados en el poder desde hacía décadas. Así cayeron los gobiernos
autocráticos de Egipto, Túnez, Libia, Yemen y se iniciaron profundas reformas
políticas en otros países de la región. El papel jugado por las redes sociales en
este fenómeno es notorio e innegable, pero ¿Por qué lo consideramos como
1
Fukuyama, Francis. “El Fin de la Historia y El Último Hombre” 1992 1 una manifestación de libertad? La respuesta a esta incógnita la hallamos en la
génesis misma de dichas protestas. Tradicionalmente, estos movimientos eran
convocados y organizados por alguna agrupación o partido político, con lo cual
el fenómeno devenía jerárquico y centralizado por una facción, causando así la
invisibilización de las demandas individuales frente a las que se inscribían en el
discurso del grupo predominante. La diferencia radical con esta nueva forma de
protesta la hallamos en la falta de una relación jerárquica, la cual se acompaña
de una revalorización de la capacidad individual de interpelar a quienes
mediante la coacción buscan subyugar a las subjetividades. Ahora los
individuos se auto convocan gracias al libre intercambio de información que se
da por medio de las redes, y concurren voluntariamente a las manifestaciones,
dejando bien el claro cuáles son sus reclamos particulares, lo cual obsta
cualquier intento de apropiación del fenómeno por parte de algún grupo. La
manifestación de los reclamos puede ser encuadrada así en el concepto
deleuziano del rizoma2, entendiendo este como un espacio donde se da un
libre flujo de significaciones en el cual ninguna adquiere una posición
dominante sobre otra, sino que todas se mueven en un plano de igualdad.
Asociación libre, aunque espontánea, en su máxima expresión.
Más allá del resultado final de estas movilizaciones en los países de
Oriente Próximo, su valor intrínseco no puede ser desestimado (no debemos
olvidar la frustrada primavera de Praga, y lo que significó para la posterior
caída del régimen soviético), más aún teniendo en cuenta que incluso quienes
las iniciaron no podrían haber previsto las consecuencias que de ellas
2
Deleuze, Gilles. “L’Anti Edipe” 1972 2 derivarían. A la manera de la revolución irresistible a la que Tocqueville3 aludía
en referencia a la expansión global de la democracia, la difusión libre de la
información a través de Internet despertó la atención del mundo entero, pero en
especial la de Latinoamérica.
Años de populismo, de la consecuente limitación de los derechos
individuales y de una hipertrofia estatal desencadenaron manifestaciones que
fueron llevadas a cabo a través de la misma modalidad, en las cuales se
movilizaron miles de personas, tanto en Argentina, Venezuela y Ecuador, como
más recientemente en Brasil y Paraguay. Si bien ya se ha recalcado la
individualidad de cada una de las demandas es evidente que una se repite de
manera alarmante: el poner un punto final a la corrupción. Corrupción y
populismo parecen ser las dos caras de una misma moneda. Al menos así lo
cree la organización Transparency International, la cual, en su ranking del año
2012, vuelve a correr el velo del discurso que encubre a esta dupla perversa4.
De hecho, Venezuela emerge nuevamente como uno de los países más
corruptos del mundo, y si bien el resto de los gobiernos enmarcados en la
tendencia del “socialismo siglo XXI” están en una relativa mejor posición,
todavía
ocupan
puestos
bastante
altos,
frente
a
democracias
más
transparentes como la de Chile o Uruguay.
Por supuesto, las fuerzas de la tiranía no iban a quedarse de brazos
cruzados ante la libre difusión en la red de escándalos que preferirían
guardarse en el más absoluto secreto. Basta recordar la proliferación mundial
de leyes penales y de censura que sancionan el uso de las redes sociales
3
Tocqueville, Alexis de. “La democracia en América” Alianza Editorial, 2005 4
http://cpi.transparency.org/cpi2012/results/ 3 cuando con estas se causa un perjuicio al orden o la moral pública. Aunque la
exposición teórica del populismo que lleva a cabo Ernesto Laclau 5 sea
desacertada, nos resulta útil rescatar la noción que este derivó del objet petit a
lacaniano, la del significante vacío. Se entiende por él a los términos multivocos
que pueden ser inscriptos virtualmente en todo discurso político de maneras
muchas veces contradictorias. Esta es la realidad de conceptos como el orden
o la moral pública, nociones sobre cuya peligrosidad nos advirtió hace más de
50 años Ayn Rand6. Después de todo, ¿Quién es el que determina lo que
entendemos por moral u orden público? Como Lewis Caroll7 escribió alguna
vez, en el absurdo mundo al otro lado del espejo, el problema no está en saber
cuál es el significado verdadero de una palabra, sino en saber quién es el que
manda. De ahí, que esta nociones no respondan a esquema racional alguno,
sino sólo a lo que el poder estima que ellas deben ser.
La asociación internacional Reporteros sin Fronteras estima que
actualmente se encuentran 158 blogueros presos alrededor del mundo por
causas que muchas veces rozan lo perverso. Desde un blogger azerbaiyano
preso por oponerse a que a su hija se le enseñara un poema que alababa a un
dictador8, pasando por un ciudadano argelino encarcelado por compartir una
foto en Facebook en tono de sátira hacia el primer ministro 9 o por un
recientemente liberado twittero saudí, gracias al enérgico reclamo de Human
5
Butler, Judith; Laclau, Ernesto; Zizek Slavoj. “Contingencia, Hegemonía, Universalidad”, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2011 6
Rand, Ayn “La rebelión de Atlas” Buenos Aires, Editorial Grito Sagrado, 2009 7
Caroll, Lewis “Through the Looking Glass, and What Alice Found There”, 1871 8
http://www.rferl.org/content/story-­‐behind-­‐latest-­‐jailing-­‐of-­‐azerbaijani-­‐
blogger/24726725.html 9
http://www.amnesty.org/es/for-­‐media/press-­‐releases/argelia-­‐libertad-­‐bloguero-­‐detenido-­‐
compartir-­‐fotos-­‐facebook-­‐2013-­‐10-­‐15 4 Rights Watch, quien estuvo casi dos años en prisión debido a un tweet
considerado incómodo por las autoridades religiosas de su país.10
Además de recurrir a la sanción penal de la libertad de expresión en
internet, muchos gobiernos han realizado erogaciones incalculables en pos de
lograr el control del tráfico de información en la web. Paradoja grotesca, por la
cual, a través de la coerción estatal, alguien es obligado a pagar para que
luego ese dinero sea usado con el fin de minar aún más su libertad.
Afortunadamente, aquí es donde las nuevas tecnologías muestras su mayor
fortaleza, ya que ningún gobierno ha podido controlar de manera efectiva el
ciberespacio. Sus regulaciones se ven impotentes ante un fenómeno que se
resiste a ser subyugado, manteniéndose así como el ámbito de libertad por
excelencia cuando la prensa escrita o los demás medios audiovisuales clásicos
ya han sido subordinados al poder estatal a través de estatizaciones u otros
medios más insidiosos, pasando a ser meros aparatos de propaganda del
régimen. Allí es donde el papel del blogger deviene clave para una circulación
libre de la información.
Mientras realizan esfuerzos inútiles para controlar y atravesar con
regulaciones un fenómeno que se niega a ser apresado, cada vez más
personas intercambian información en la web. Actualmente uno de los mayores
hosts, Wordpress.com, tiene habilitados más de 60 millones de blogs, número
que se incrementa día a día. Si la libre circulación de la información es un
requisito esencial para el desenvolvimiento racional del hombre en el mundo,
entonces no podemos dejar de remarcar la función vital que hoy cumplen las
nuevas tecnologías de la comunicación.
10
http://www.reuters.com/article/2013/10/29/us-­‐saudi-­‐blasphemy-­‐idUSBRE99S0E220131029 5 Asimismo, el repertorio de ventajas de estas nuevas herramientas no se
limita al ámbito de la información sino que también procura un firme apoyo a la
libre circulación de bienes y servicios. El mercado digital es más rápido, amplio
y está sujeto a menores regulaciones que el tradicional, lo cual lo vuelve mucho
más apto, tanto para quienes realizan grandes transacciones comerciales como
para los pequeños productores y consumidores. Gracias al fenómeno de la
globalización es posible adquirir productos de todo el mundo y tenerlos en
mano en un plazo mínimo con total seguridad. El volumen total del comercio
electrónico en Latinoamérica es de más de 69 mil millones de dólares11 anuales
y se espera que esa cifra crezca exponencialmente en los próximos años, lo
cual demuestra que cada vez más personas optan por este medio para realizar
las operaciones más variadas. Portales como Ebay, o MercadoLibre en
Latinoamérica, permiten acercar a oferentes con millones de potenciales
consumidores de sus productos, y la libre competencia asegura la
transparencia de este mercado, evitando así los desfasajes causados por una
economía cerrada y planificada. Basta recordar que donde reina la coerción a
través de políticas públicas el mercado es relegado a un segundo plano frente
a la todo poderosa “distribución” de la que se encarga el Estado, el cual reparte
bienes y servicios sin ningún tipo de criterio firme, limitándose a especular
respecto de eventuales coyunturas políticas. Lo ineficaz de tal distribución es
más que evidente y se cristaliza, principalmente, en inflación, falta de inversión
y desconfianza generalizada tanto para con el Estado como hacia el mercado.
Aún así, también en este espacio no pocas veces estima el gobierno que
es su deber intervenir, excediendo siempre el límite de lo racional. Entonces
11
http://pulsosocial.com/en/2013/08/01/e-­‐commerce-­‐in-­‐latin-­‐america-­‐numbers-­‐
opportunities-­‐and-­‐obstacles/ 6 aranceles a la importación son establecidos y barreras comerciales levantadas,
cual muro de Jericó alrededor de incompetentes corporaciones que sobreviven
sólo gracias al neurótico sistema de subsidios estatales, buscando desalentar
la difusión del comercio electrónico internacional y así arrojar a los
consumidores al mercado interno para que satisfagan allí sus necesidades, en
numerosas ocasiones a un precio mucho mayor que el manejado a nivel
internacional, o a que directamente las vean insatisfechas debido a la falta de
determinados bienes en una economía nacional que se vanagloria de ser
“autosuficiente”.
Ante un mercado laboral cada vez más competitivo y especializado, de
difícil acceso para jóvenes que se encuentran cursando sus estudios o acaban
de finalizarlos, internet se presenta como un ámbito cada vez más apto para
desarrollar las actividades más variadas. Esto no solo se reduce a los nombres
y productos ya conocidos por todos (Facebook, Youtube, Google, etc) sino que
es omnicomprensivo de todo un universo de start-ups, proveedores de
servicios de asistencia técnica, community managers, encargados de
publicidad
en
las
redes
sociales,
artistas,
pequeños
artesanos
y
emprendedores que se benefician en gran medida al poder contar con una
difusión prácticamente global de los bienes y servicios que ofrecen. Más aún,
gracias a las redes es como miles de jóvenes acceden a todo tipo de
oportunidades y concursos internacionales, los cuales permiten no solo poner a
prueba los conocimientos y habilidades personales sino iniciar un proceso de
constante superación a través de una sana competencia.
En este momento ya se debe haber comprendido el sentido del título de
este ensayo. Si esta no es una auténtica revolución, un cambio radical de
7 paradigmas, ¿Entonces que lo sería? Incluso, ya no se habla tan solo de una
revolución en lo que a circulación de la información o de mercancías ser refiere.
Tecnologías en desarrollo como la impresión 3D podrían cambiar por completo
la manera como concebimos la producción y distribución de bienes en la
actualidad. Basta con pensar que quien posea uno de estos equipos y un
modelo tridimensional será capaz imprimir, capa por capa, prácticamente
cualquier objeto. Si bien estas impresoras se encuentran en su génesis, las
posibilidades que ofrecen a futuro son prácticamente ilimitadas, ya que no se
reducen al ámbito de las simples manufacturas, sino que pueden ser utilizadas
en campos cada vez más numerosos, entre los cuales podemos nombrar
actualmente a la medicina, la odontología, y el transporte en todas sus formas,
incluido el aeroespacial. Si a esta tecnología le sumamos iniciativas como la de
Bitcoin, la primera moneda digital de mundo, las perspectivas a futuro se
muestran muy alentadoras. Nada mejor que la posibilidad de realizar
intercambios y enviar pagos a cualquier lugar del mundo con una moneda a
prueba de inflación que además no depende de ningún banco central, sino tan
sólo de las leyes de oferta y demanda. A los que se muestran escépticos
respecto de dichas innovaciones alcanzará con recordarles las palabras que en
1943 pronunciara el presidente de IBM, Thomas Watson, afirmando que en
todo el mundo habría, como máximo, un mercado para tan sólo 5
computadoras. Innegable es el hecho de que en muchas ocasiones los
avances tecnológicos terminan por superar todas nuestras expectativas.
Llegando casi al final de este ensayo es conveniente detallar el concepto
central de esta exposición con mayor claridad. Nos referimos aquí a aquello
8 que hace que esta revolución, y cualquier otro avance de la humanidad sea
posible. Nos referimos, claramente, a la libertad.
Cuando el lector ávido de conocimiento se enfrenta a nociones como la
presente se ve a sí mismo abrumado frente a la frondosa literatura que sobre
ellas se ha escrito. Lo primero que debe hacer es tomar una actitud filosófica al
respecto, y apelar al primer acto de todo método de conocimiento válido: la
duda. Solo liberándose de los prejuicios que tenga sobre la libertad será
posible para él llegar a dilucidar lo que ésta realmente representa. En este
sentido, y siguiendo a Kant12, podemos afirmar que la libertad es el atributo de
la voluntad por la cual ésta es capaz de determinarse a sí misma
independientemente de cualquier tipo de coacción externa, sea esta producto
de la naturaleza o del hombre. Hasta aquí hemos conceptualizado la libertad de
pensamiento, pero no aún la de acción. Por su parte, ésta refiere a la facultad
de todo ser humano de desenvolverse en el medio social de acuerdo al juicio
de su propia razón. No se limita a la determinación de la voluntad del sujeto
sino que engloba también la exteriorización de dicha voluntad en el mundo. Allí
es donde fenómenos como los de la libre circulación de la información y de las
mercancías se vuelven imprescindibles, ya que solo a través de ellos es como
el hombre puede relacionarse con otros entes racionales semejantes a él en un
marco libre de agresión. La irrupción de una voluntad de dominio, sea esta
pública o privada, provoca un cortocircuito en la red de relaciones entre los
individuos y las consecuencias que de ello derivan son conocidas por todos:
jerarquización de los vínculos individuales, ahora atravesados por relaciones
poder; contradicciones insalvables amparadas por la filosofía del irracionalismo;
12
Kant, Immanuel. “Crítica de la Razón Pura” Buenos Aires, Editorial Losada, 2011 9 despotismo proveniente tanto de grupos como de los poderes públicos y, en
última instancia, la negación del hombre como ser racional y como individuo,
conjuntamente con la desvalorización de su vida, la cual pasa a ser una
estadística más a ser administrada por la política de gobierno.
La técnica ha sido muchas veces presentadas como una aliada del
poder, como una cristalización de la ideología dominante. A dicha afirmación
hay que enfrentarla con el hecho de que el cambio de paradigma político más
grande y fructífero para la libertad, la revolución democrática, fue el reflejo de la
irrupción de la tecnología industrial. El desarrollo de nuevas herramientas
tecnológicas demandaba mayor libertad y dinamismo para el intercambio de
bienes. Así fue como ocurrió el periodo de mayor crecimiento económico y
productivo de la historia, el cual llevó además a un crecimiento de la población
mundial nunca antes visto.
Actualmente nos enfrentemos a un nuevo cambio de paradigma,
marcado por la irrupción del mundo digital en el físico. Las oportunidades que
nos presentan las nuevas herramientas de la comunicación y de la producción
son de un valor incalculable y es conveniente procurar su difusión y ulterior
desarrollo. Aun así, no debemos perder de vista los constantes intentos de
dominación por parte de los agentes del poder. Ante cada embate debemos
responder adecuadamente y nunca perder nuestro norte: la firme defensa de la
libertad humana en cada una de sus manifestaciones.
10 
Descargar