Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios... Pensemos por un momento que significa esta expresión con la que concluye el Evangelio de este domingo. La experiencia de ver, recorre el evangelio de Juan. En el se establece una íntima unión entre el ver y el creer. Ante el hecho fundamental de la Resurrección, remarcará Juan: vio y creyó. O en otro pasaje de la escritura recuperar la vista se concibe con el recuperar el sentido de la vida, la fe que marca el camino y el seguimiento de Cristo. Por ello, no nos extrañe que al comenzar la vida pública de Jesús. Juan el Bautista haga un verdadero acto de fe y confiese: yo lo he visto... Yo lo he visto... Cuantos de nosotros sin dar muchas explicaciones podríamos afirmar esas mismas palabras. Significando así la propia experiencia de fe, diría más de enamoramiento y cercanía de Jesús en nuestras vidas. Por ello, la enseñanza de este texto, es sencilla. Tu y yo somos testigos como Juan por que hemos visto al Hijo de Dios realizar grandes obras en nosotros. Y he dado testimonio.... O con palabras del Papa que nos deben inspirar para ser una iglesia más misionera y evangelizadora. “Me gustaría decir a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes: ¡El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor! Dando testimonio con la palabra y el ejemplo cotidiano y cercano. No tengamos miedo a afirmar nuestra condición de cristianos en medio de las vicisitudes de cada día. Pues el anuncio se concreta en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. ¿Cómo Confiesa Juan el Bautista a Jesús? ¿Qué dice de él? Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¿Que significa este título con el que designa Juan a Jesús? que Jesús fue crucificado durante una fiesta de Pascua y debía aparecer por tanto como el verdadero cordero pascual, en el que se cumplía lo que había significado el cordero pascual en la salida de Egipto: liberación de la tiranía mortal de Egipto y vía libre para el éxodo, el camino hacia la libertad de la promesa. A partir de la Pascua, el simbolismo del cordero ha sido fundamental para entender a Cristo. Jesús es el siervo de Dios que abre el camino del nuevo éxodo que liberara a los hombres del pecado y de la muerte. Aquel que también es el que abre el camino para que tu seas liberado y salvado. Pero además dice de Jesús que vio el Espíritu descender sobre él. Ha sido sellado por la fuerza de lo Alto para anunciar la Salvación. Es el Cristo, el ungido de Dios con su espíritu para sanar a los pueblos de la herida del pecado. Y no menos importante, lo reconoce verdaderamente como Hijo de Dios, que existía antes que yo…Reconocimiento evidente que Jesús era el Mesías esperado, designando la cercanía y la identificación del Hijo con el Padre. El Evangelio invita ante todo a responder al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos. Esta invitación que nos hacía el papa Francisco es la consecuencia de nuestra propia experiencia. Que salgamos a la calle y digamos como Juan “Yo lo he visto”.