Lectura del Evangelio según san Juan 1:29

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REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA
Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana
20 de enero de 2008
2o Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A)
Día del ecumenismo. Servicio religioso en la Catedral
Lectura del Evangelio según san Juan 1:29-34 [Léase en voz alta]
En aquel tiempo, Juan vio a Jesús que venía a su encuentro y exclamó: “Ahí viene el Cordero de Dios, el
que quita el pecado del mundo. De él yo decía: ‘Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí
porque existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero me correspondía bautizar con agua con miras a él, para
que se diera a conocer a Israel”. Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu bajar del cielo como
paloma y quedarse sobre él. Yo no lo conocía, pero Dios, que me envió a bautizar con agua, me dijo
también: ‘Verás al Espíritu bajar sobre aquél que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él’. Y
yo lo he visto! Por eso puedo decir que éste es el elegido de Dios”.
Comentario breve:
La segunda parte del capítulo 1 del Evangelio de San Juan contiene una serie de testimonios
que revelan para los lectores la identidad de Jesús. Hoy le toca a Juan Bautista quien da
testimonio público al ver llegar a Jesús: “Ahí viene el Cordero de Dios, el que quita el pecado del
mundo”. Estas palabras pueden referirse al cordero pascual cuya sangre salvó a Israel (Exodo
12), o al cordero apocalíptico que destruiría el mal del mundo (Revelación 5-7; 17:14). En el
idioma de los judíos se usaba la misma palabra para significar siervo y cordero. Jesús es el Siervo
de Dios, anunciado por los profetas, el que debía sacrificarse por sus hermanos. También es el
verdadero Cordero que reemplaza al Cordero pascual (ver Marcos 14:12). Jesús aparece en la
historia después de Juan, pero siendo la Palabra de Dios, existía antes que todos; y también está
delante de todos, como el que trae la verdad definitiva. El Bautista aclara también que él había
reconocido a Jesús porque Dios le había prometido una señal. El Espíritu Santo se posaría sobre
aquél que luego bautizaría con el mismo Espíritu. Este Evangelio no menciona nada sobre el
parentesco de Jesús con Juan (ver Lc 1).
La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes:
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El primer capítulo del Evangelio de Juan sirve de introducción a su obra y desde un
principio aclara quién es Jesús: la Palabra de Dios hecha carne.
Aún antes de comenzar la lectura de la vida de Jesús ya sabemos que él sufrirá al igual
que el siervo de Yavé del que habló el profeta Isaías (42:1; 53:7).
Juan Bautista termina su misión al señalar a Jesús como aquél que “había de venir”.
Para la reflexión personal o comunitaria:
Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos.
1.
2.
¿Ayudo a otros a reconocer la presencia de Cristo en ellos? ¿Cómo?
Juan se veía a sí mismo como el “número 2", no como el “número 1.” ¿Cómo actúo cuando
sirvo a los demás?
Lecturas recomendadas: Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 408; 438; 486; 523; 536; 608;
713; 719; 1137; 1286; 1505.
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