Tencer, Bárbara. 2010 "Variabilidad de los eventos extremos de

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Variabilidad de los eventos extremos de
temperatura observados y modelados en el
sudeste de Sudamérica, y sus proyecciones ante
un escenario de cambio climático
Tencer, Bárbara
2010
Tesis Doctoral
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Universidad de Buenos Aires
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Contacto: [email protected]
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Fuente / source:
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Universidad de Buenos Aires
Facult ad de Ciencias Exact as y Nat urales
Depart ament o de Ciencias de la At mósfera y los Océanos
VARIABILIDAD DE LOS EVENTOS EXTREMOS
DE TEMPERATURA OBSERVADOS Y
MODELADOS EN EL SUDESTE DE SUDAMÉRICA,
Y SUS PROYECCIONES ANTE UN ESCENARIO
DE CAMBIO CLIMÁTICO
Tesis present ada para opt ar al t ít ulo de Doct or de la Universidad
de Buenos Aires en el área Ciencias de la At mósfera y los Océanos
Bárbara Tencer
Direct or de Tesis y Consej ero de Est udios: Dra. Mat ilde Rust icucci
Buenos Aires, 2010
Variabilidad de los Eventos Extremos de Temperatura Observados y
Modelados en el Sudeste de Sudamérica, y sus Proyecciones ante un
Escenario de Cambio Climático
RESUMEN
En este trabajo se estudia la variabilidad de los eventos extremos de
temperatura observados y modelados en el Sudeste de Sudamérica, y sus
proyecciones ante un escenario de cambio climático. Los eventos extremos del
tiempo y del clima afectan severamente los ecosistemas y la sociedad. La
existencia de un cambio climático que produzca una pequeña variación en los
valores medios de temperatura puede ocasionar grandes cambios en las
temperaturas extremas. El objetivo general que se desea alcanzar en este
trabajo es el de encontrar una aproximación que permita estimar los valores
extremos de temperatura que ocurrirán en los próximos años en el Sudeste de
Sudamérica ante la presencia de un cambio climático, reduciendo la
incertidumbre propia de este tipo de proyecciones. Para ello, se exploran
distintas metodologías que permiten estudiar la intensidad y la frecuencia de los
eventos extremos de temperatura observados y simulados en el pasado, como
así también proyectados para el clima futuro. En particular, se aplica la Teoría
de Valores Extremos para estudiar la variabilidad observada en los eventos
extremos de temperatura durante el siglo XX en estaciones que pertenecen a
distintas regiones climáticas de Argentina. Además, se estudian distintas
metodologías de downscaling (estadístico y dinámico) que permiten evaluar el
impacto del cambio climático en las distribuciones de los extremos de
temperatura a escala regional.
Palabras clave: extremos de temperatura, Sudeste de Sudamérica, cambio
climático, variabilidad, reducción de escala, valor de retorno
Variability of Observed and Simulated Extreme Temperature Events in
Southeastern South America, and their Projections in a Climate
Change Scenario
ABSTRACT
In this study variability of observed and simulated temperature extreme
events are analysed in Southeastern South America, as well as their projections
in a climate change scenario. Climate and weather extreme events severely
affect the ecosystems and society. The existence of a climate change that
induces small variations in mean temperature values can produce big changes
in temperature extremes. The general objective of this study is to found an
appropriate estimation of the temperature extreme values that will happen in
the near future in Southeastern South America under the assumption of a
climate change, reducing the typical uncertainty of this kind of projections.
Therefore, different methodologies are explored in order to study the intensity
and frequency of observed and simulated temperature extreme events in the
past, as well as their projections for the future. In particular, the Extreme Value
Theory is applied to study the observed variability of temperature extreme
events during the XX century in meteorological stations belonging to different
climate regimes in Argentina. Different downscaling techniques (statistical and
dynamical) that allow to evaluate the impact of a climate change in extreme
value distributions on a regional scale are also analysed.
Key words: temperature extremes, Southeastern South America, climate
change, variability, downscaling, return value
Agradecimientos
Quiero agradecer especialmente a la Dra. Matilde Rusticucci por sus
valiosas enseñanzas, su confianza en mí y su apoyo permanente.
También quiero agradecer a: Dr. Phil Jones, Dr. Malcolm Haylock, Lic.
Ariel D’Onofrio y Dr. Claudio Menéndez por su colaboración en distintas
instancias de este trabajo.
A las instituciones que me facilitaron los medios y el lugar para desarrollar
mi formación: Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, Climatic
Research Unit (CRU) de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), y al
Servicio Meteorológico Nacional por proveer los datos observados.
A los proyectos UBACYT 2004/ 2007 (X135), UBACYT 2008/ 2010 (X170),
PICT05 (7/ 38273), CLARIS - A Europe-South America Network for Climate
Change Assessment and Impact Studies y CLARIS LPB - A Europe-South
America Network For Climate Change Assessment and Impact Studies in La
Plata Basin.
Y a mi familia y amigos que me brindan su apoyo y afecto día a día.
Diciembre 2010
A Alejandro
Í NDI CE
TOMO I
I NTRODUCCI ÓN ................................................................................... 1
CAPÍ TULO 1: DATOS UTI LI ZADOS ....................................................... 5
1.1. I NTRODUCCIÓN..................................................................................... 5
1.2. DATOS OBSERVADOS EN ESTACIONES METEOROLÓGICAS ................................... 5
1.3. DATOS OBSERVADOS EN PUNTOS DE GRILLA .................................................. 6
1.4. SIMULACIONES DEL CLIMA A PARTI R DE MODELOS DE CIRCULACIÓN GENERAL ......... 7
1.5. SIMULACIONES DEL CLIMA A PARTI R DE MODELOS DE CLIMA REGIONAL ................. 8
1.6. OTROS DATOS UTILI ZADOS....................................................................... 8
CAPÍ TULO 2: GRI LLADO DE DATOS DI ARI OS OBSERVADOS DE
TEMPERATURA MÍ NI MA Y MÁXI MA DE SUPERFI CI E EN EL SUDESTE
DE SUDAMÉRI CA PARA EL PERÍ ODO 1961-2000 ............................... 10
2.1. I NTRODUCCIÓN................................................................................... 10
2.2. DATOS Y METODOLOGÍA ........................................................................ 12
2.3. COMPARACIÓN DE LOS VALORES OBSERVADOS EN PUNTOS DE ESTACIÓN CON LOS
VALORES I NTERPOLADOS ..............................................................................
14
2.3.a. Valores medios mensuales ......................................................... 14
2.3.b. Índices de habilidad .................................................................. 16
2.3.c. Aumento de resolución .............................................................. 16
2.3.d. Validación de los eventos extremos............................................. 18
2.3.e. Comparación con otras bases de datos........................................ 20
2.4. CONCLUSIONES................................................................................... 21
CAPÍ TULO 3: VARI ABI LI DAD I NTERDECÁDI CA DE EVENTOS
EXTREMOS ANUALES DE TEMPERATURA EN ARGENTI NA.................. 24
3.1. I NTRODUCCIÓN................................................................................... 24
3.2. DATOS Y METODOLOGÍA ........................................................................ 27
3.3. CARACTERÍSTICAS DE LOS EXTREMOS ANUALES............................................. 30
3.4. AJUSTE DE LA DI STRI BUCIÓN GEV A LOS EXTREMOS ANUALES........................... 31
3.5. VARIABILIDAD INTERDECÁDICA OBSERVADA EN LOS EXTREMOS ANUALES .............. 32
3.5.a. Variabilidad en los parámetros de la distribución .......................... 32
3.5.b. Variabilidad en los valores de retorno.......................................... 36
3.6. I NFLUENCIA DEL SALTO CLIMÁTICO DE 1976-77 EN LOS EXTREMOS ANUALES DE
TEMPERATURA...........................................................................................
38
3.7. CONCLUSIONES................................................................................... 41
CAPÍ TULO 4: VARI ABI LI DAD I NTERDECÁDI CA DE EVENTOS
EXTREMOS DI ARI OS DE TEMPERATURA EN ARGENTI NA .................. 44
4.1. I NTRODUCCIÓN................................................................................... 44
4.2. DATOS Y METODOLOGÍA ........................................................................ 45
4.3. CARACTERÍSTICAS DE LAS ANOMALÍAS DIARIAS............................................. 50
4.4. VARIABI LIDAD DE LA INTENSIDAD DE LOS EVENTOS EXTREMOS DIARIOS ............... 50
4.5. AJUSTE DE LA DI STRI BUCIÓN GP A LOS EXTREMOS DIARIOS ............................. 52
4.6. VARIABI LIDAD DE LA FRECUENCIA DE OCURRENCIA DE LOS EVENTOS EXTREMOS
DIARIOS..................................................................................................
53
4.7. CONCLUSIONES................................................................................... 56
CAPÍ TULO 5: ANÁLI SI S DE EVENTOS EXTREMOS DE TEMPERATURA
SI MULADOS POR MODELOS DE CI RCULACI ÓN GENERAL.................. 58
5.1. I NTRODUCCIÓN................................................................................... 58
5.2. DATOS Y METODOLOGÍA ........................................................................ 60
5.3. SIMULACIONES DEL CLIMA MEDIANTE MODELOS DE CIRCULACIÓN GENERAL .......... 63
5.3.a. Validación de las simulaciones de temperatura............................. 63
5.3.b. Cambios en la intensidad y la frecuencia de los extremos anuales
ante un escenario de cambio climático ................................................. 65
5.4. DOWNSCALING DE LAS SIMULACIONES DEL CLIMA REALIZADAS CON MODELOS DE
CIRCULACIÓN GENERAL ............................................................................... 69
5.4.a. Influencia de la metodología CHAC en las distribuciones de
temperatura....................................................................................... 70
5.4.b. Ajuste de la distribución GEV a los extremos anuales obtenidos con
la metodología de downscaling ............................................................ 71
5.5. CONCLUSIONES................................................................................... 72
CAPÍ TULO 6: COMPARACI ÓN DE EVENTOS EXTREMOS DE
TEMPERATURA OBSERVADOS EN EL SUDESTE DE SUDAMÉRI CA CON
SI MULACI ONES DE MODELOS DE CLI MA REGI ONAL ......................... 75
6.1. I NTRODUCCIÓN................................................................................... 75
6.2. DATOS Y METODOLOGÍA ........................................................................ 78
6.3. COMPARACIÓN DE LAS DISTRIBUCIONES OBSERVADAS Y SI MULADAS.................... 79
6.3.a. Comparación de los valores medios y la variabilidad estacional ..... 79
6.3.b. Comparación de los extremos cálidos.......................................... 81
6.3.c. Comparación de los extremos fríos.............................................. 82
6.4. CONCLUSIONES................................................................................... 83
CONCLUSI ONES ................................................................................. 85
REFERENCI AS .................................................................................... 90
TOMO I I
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 1 ................................................................... 1
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 2 ................................................................... 4
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 3 ................................................................. 21
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 4 ................................................................. 39
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 5 ................................................................. 50
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 6 ................................................................. 84
ANEXO................................................................................................ 96
I NTRODUCCI ÓN
El estudio de los valores históricos de temperatura ha mostrado que la
frecuencia e intensidad de los valores extremos ha cambiado en los últimos
años en todo el mundo (Bonsal et al., 2001; Collins et al., 2000; Frich et al.,
2002; Manton et al., 2001; Vincent et al., 2005; Klein-Tank y Können, 2003) y
también en Argentina (Barrucand y Rusticucci, 2001; Rusticucci y Barrucand,
2004; Vargas y Naumann, 2008). En general, la temperatura mínima presenta
tendencias positivas significativas a lo largo del tiempo, mientras que la
temperatura máxima ha disminuido, provocando una disminución en la
amplitud térmica diaria. En particular, en Argentina, los extremos anuales
cálidos de la temperatura máxima presentan tendencias negativas significativas
en el centro y este del país en la segunda mitad del siglo XX, mientras que los
extremos anuales fríos muestran tendencias positivas (no significativas). En
cuanto a la temperatura mínima, los extremos anuales cálidos presentan
tendencias negativas en la región central del país y positivas en el resto de las
regiones, mientras que los extremos fríos tienen tendencia positiva en casi todo
el país. A su vez, los cambios en los valores de retorno indican una disminución
en la frecuencia de ocurrencia de eventos extremos cálidos de la temperatura
máxima, y un aumento en la temperatura mínima, consistente con los cambios
observados en las tendencias (Rusticucci y Tencer, 2005).
Para estudiar la variabilidad de los extremos a largo plazo, al contar con
series limitadas, es necesario estimar los períodos de retorno, a través de
simulaciones estadísticas. Von Storch y Zwiers (1999) y Coles (2001) presentan
los conceptos necesarios para una introducción al modelado de extremos
climáticos. La Teoría de Valores Extremos es única como disciplina estadística
en la cual se desarrollan técnicas y modelos para describir lo inusual más que lo
usual. Por definición, los valores extremos son pocos. Esto implica que la
estimación de la probabilidad de eventos que son más extremos que ningún
otro observado previamente requiere la extrapolación de información de niveles
TOMO I
1
INTRODUCCIÓN
observados a niveles no observados. La teoría de valores extremos estudia la
clase de modelos que permiten dicha extrapolación.
En esta Tesis Doctoral se aplica la Teoría de Valores Extremos para
estudiar la variabilidad observada en los eventos extremos de temperatura
durante el siglo XX en estaciones que pertenecen a distintas regiones climáticas
de Argentina.
Los cambios en las temperaturas extremas que se pueden presentar ante
un aumento de CO2 pueden ocasionar impactos severos, especialmente si no se
está preparado para ellos (Zwiers y Kharin, 1998; Schubert y HendersonSellers, 1997). Factores ambientales y sociales como la calidad del aire, la
calidad y disponibilidad de agua, los cambios en el uso del suelo y la expansión
de la urbanización, están afectando la salud humana y el bienestar, la
agricultura y los ecosistemas naturales. A lo largo de los últimos años estas
tensiones se verán exacerbadas por los cambios climáticos resultantes de las
actividades humanas. Es esencial que las decisiones políticas tendientes a
preservar el bienestar de una región se encuentren bien informadas sobre el
clima de esa región, cómo el clima puede cambiar y cuál es la incertidumbre
inherente a las proyecciones futuras.
Las proyecciones del clima futuro se realizan mediante Modelos de
Circulación General (GCM, por sus siglas en inglés), los cuales incluyen, entre
otros elementos, las variaciones proyectadas en el contenido de gases en la
atmósfera. El programa internacional Program for Climate Model Diagnosis and
Intercomparison (PCMDI) tiene por objetivo realizar comparaciones de distintas
salidas de GCM que han sido compatibilizados para simular los mismos períodos
de tiempo pasado y futuro, para los distintos escenarios SRES propuestos por el
IPCC ( Coupled Model Intercomparison Project , CMIP). Estas simulaciones del
clima llevadas a cabo en el contexto del Fourth Assessment Report del IPCC
(2007), que se encuentran disponibles a la comunidad científica, ofrecen un
material de primer nivel para el estudio del clima del futuro. En particular,
algunos de ellos ofrecen como salida valores de índices de extremos de
temperatura, además de los valores diarios.
TOMO I
2
INTRODUCCIÓN
Sin embargo, estos modelos presentan una resolución espacial poco apta
para el estudio de las proyecciones a nivel regional. Por lo tanto se deben
aplicar ciertas metodologías para el traslado de estos resultados a menores
escalas (metodologías de downscaling). El problema se puede abordar desde la
estadística (Palutikof et al., 2002; Schubert y Henderson-Sellers, 1997; Solman
y Núñez, 1999; D’Onofrio et al., 2010), o desde la dinámica (Menéndez et al.,
2010; Solman et al., 2008), o una combinación de ambas. Para el abordaje
estadístico, por ejemplo, se estudia la relación entre la ocurrencia de extremos
y la circulación en el presente, y esto se proyecta en los escenarios futuros.
Para el abordaje dinámico, se utilizan Modelos de Clima Regional (RCM, por sus
siglas en inglés), inicializados con GCM (Wuebbles y Hayhoe, 2004; Räisanen et
al., 2004; Böhm et al., 2004; Bell et al., 2004) que permiten simular el clima de
una región determinada con una resolución mayor que la utilizada por los GCM.
En esta Tesis Doctoral se estudian los resultados producidos por distintas
metodologías de downscaling que permiten evaluar el impacto del cambio
climático en las distribuciones de los extremos de temperatura a escala
regional. Por un lado, se estudian los valores extremos de las series de
temperaturas surgidas de la aplicación de métodos de downscaling estadístico a
las salidas de los GCM que permiten evaluar los eventos extremos simulados en
el clima pasado y los cambios proyectados en escenarios de clima futuro. Por
otro lado, se estudia la capacidad de los RCM para reproducir eventos extremos
de temperatura.
A su vez, se genera una base de datos diarios de temperaturas mínima y
máxima observadas en superficie que represente promedios areales en puntos
de grilla de forma tal que las observaciones y las simulaciones sean
comparables en forma directa.
El objetivo general que se desea alcanzar en esta Tesis Doctoral es el de
encontrar una aproximación que permita estimar los valores extremos de
temperatura que ocurrirán en los próximos años en el Sudeste de Sudamérica
ante la presencia de un cambio climático, reduciendo la incertidumbre propia de
este tipo de proyecciones. Para ello, se exploran distintas metodologías que
TOMO I
3
INTRODUCCIÓN
permiten estudiar la intensidad y la frecuencia de los eventos extremos de
temperatura observados y simulados en el pasado, como así también
proyectados para el clima futuro.
El objetivo específico de esta Tesis Doctoral es estudiar la variabilidad
temporal de la distribución de los extremos de temperatura de la región,
partiendo del modelado de los datos históricos del clima observado, en escalas
interanuales a interdecadales. La estimación de los valores de retorno de los
extremos de temperatura y los cambios observados en su distribución de
frecuencias permite una estimación del cambio climático observado en el clima
pasado.
Las proyecciones de los extremos de temperatura para escenarios de
clima futuro permiten determinar el impacto del cambio climático en la
intensidad y frecuencia de estos extremos. Mediante la aplicación de métodos
de downscaling (estadístico y dinámico) se intenta estimar los valores de
retorno de los eventos extremos de temperatura en el Sudeste de Sudamérica
para los escenarios futuros del clima, ante la presencia de un cambio climático
antropogénico.
TOMO I
4
CAPÍ TULO 1: Datos utilizados
1.1. I ntroducción
Los eventos extremos de temperatura pueden ser analizados desde
distintos puntos de vista, dependiendo de cómo se los defina y de los datos a
partir de los cuales se realice el análisis. En esta Tesis Doctoral se proponen
distintas definiciones de eventos extremos basadas en bases de datos
diferentes, con el objetivo de estudiar diversos aspectos del comportamiento de
los eventos extremos de temperatura en el Sudeste de Sudamérica. Especial
énfasis se dará al análisis de eventos extremos observados durante el siglo XX
en Argentina ya que es la región con mayor cantidad de datos observados
disponibles.
En el Capítulo 3 se analiza la variabilidad observada de los extremos
anuales de temperatura. Se define un extremo cálido de temperatura como el
valor más alto de temperatura alcanzado en el año, y un extremo frío como el
valor más bajo del año, partiendo de las series diarias de temperatura mínima y
máxima observadas en estaciones de superficie de Argentina.
En el Capítulo 4 se repite el análisis de los eventos extremos en las
mismas series de temperatura, pero ahora definiendo los eventos extremos
cálidos como aquéllos días en que la temperatura supera un determinado
umbral, y eventos extremos fríos a los días en los que la temperatura no
alcanza un determinado valor fijado previamente.
En los capítulos siguientes se utilizan las simulaciones de clima pasado y
futuro obtenidas a partir de Modelos de Circulación General y de Modelos de
Clima Regional a partir de los cuales es posible describir los eventos extremos
simulados y sus proyecciones en escenarios de clima futuro.
1.2. Datos observados en estaciones meteorológicas
En los capítulos 3 y 4 en los que se analiza la variabilidad interdecádica
observada en los eventos extremos de temperatura se utilizaron series de
temperatura mínima y máxima diarias observadas en estaciones meteorológicas
TOMO I
5
CAPÍTULO 1
de Argentina. Para poder capturar los cambios en escala interdecadal es
necesario contar con los registros más extensos posibles. Es por ello que se
seleccionaron las estaciones que contaran con los registros de mayor longitud
disponibles. En la Tabla 1.1 se muestra la información (ubicación y período
disponible) de las seis estaciones seleccionadas, cuyos datos fueron provistos
por el Servicio Meteorológico Nacional. En el mapa de la Figura 1.1 muestra la
ubicación de dichas estaciones dentro de la Argentina.
1.3. Datos observados en puntos de grilla
Existen muchas aplicaciones en las que es de vital importancia tener datos
observados homogéneamente distribuidos en el espacio, como ser por ejemplo
la validación de RCM. Esto no ocurre cuando se cuenta con una base de datos
observados en estaciones meteorológicas, ya que las mismas cubren el espacio
en forma irregular. A su vez, los valores observados en estaciones representan
el valor de la variable observada en ese punto, a diferencia de los modelos
climáticos, tanto globales como regionales, que representan los valores de las
variables simuladas en pequeñas regiones llamadas puntos de grilla. Por lo
tanto, es necesario aplicar técnicas de interpolación que permitan transformar
las series de variables meteorológicas, observadas en puntos distribuidos en
forma irregular en una determinada región, en bases de datos observados que
correspondan a promedios de pequeñas áreas igualmente distribuidas en el
espacio, equivalentes a las simuladas por los RCM.
Hasta el momento no existe una base de datos grillados de temperatura
observada en escala diaria. En esta Tesis Doctoral se desarrolló una base de
datos grillados en escala diaria de temperatura mínima y máxima a partir de
series de datos diarios de temperatura mínima y máxima observadas en
estaciones meteorológicas de superficie de Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay en el período 1961-2000. Estos datos fueron compilados durante el
proyecto CLARIS - A Europe-South America Network for Climate Change
Assessment and Impact Studies del 6to Programa Marco de la Unión Europea. A
su vez, se incorporaron algunas series de temperatura de Uruguay y Brasil que
TOMO I
6
CAPÍTULO 1
estuvieron disponibles con posterioridad a la finalización del proyecto. La Figura
1.2a muestra la región en la cual se realizó la interpolación (20º -40º S, 45º 70º W) y las estaciones utilizadas para llevar a cabo la metodología (ver listado
de las estaciones en el Anexo). Los detalles y resultados de esta interpolación
se detallan en el Capítulo 2.
1.4. Simulaciones del clima a partir de Modelos de Circulación General
Los GCM permiten simular el clima observado en el pasado como así
también realizar proyecciones del clima futuro para distintos escenarios
posibles. El programa internacional Program for Climate Model Diagnosis and
Intercomparison (PCMDI) llevado a cabo en el contexto del Fourth Assessment
Report del IPCC tiene por objetivo realizar comparaciones de distintas salidas
de GCM que han sido compatibilizados para simular los mismos períodos de
tiempo pasado y futuro, en los distintos escenarios SRES propuestos ( Coupled
Model Intercomparison Project , CMIP). En el Capítulo 5 de esta Tesis Doctoral
se utilizaron las simulaciones del clima pasado y futuro de tres modelos
acoplados océano-atmósfera participantes de este proyecto:
•
•
•
ECHAM5/ MPI-OM, Max Planck Institute for Meteorology, Alemania
IPSL-CM4, Institut Pierre Simon Laplace (IPSL), Francia
Hadley Centre Global Environmental Model (HadGEM1), versión 1,
Hadley Centre for Climate Prediction and Research, Met Office, Reino
Unido
De cada uno de estos modelos se obtuvieron las simulaciones del clima
pasado correspondientes al experimento 20C3M (simulación del clima del siglo
XX) en el período 1981-1999, y las proyecciones del clima futuro para el
escenario SRES A1B en el período 2010-2040. Los datos fueron obtenidos del
sitio web del PCMDI (http:/ / www-pcmdi.llnl.gov/) y del sitio web del World Data
Center for Climate (http:/ / cera-www.dkrz.de/ CERA/ index.html), donde puede
encontrarse más documentación sobre los modelos. La familia de escenarios
futuros SRES A1 describe un mundo futuro con un crecimiento económico muy
rápido, una población global que alcanza su pico máximo a mitad del siglo XXI y
luego disminuye, y la rápida incorporación de tecnología nueva y más eficiente.
TOMO I
7
CAPÍTULO 1
En particular, el escenario SRES A1B perteneciente a esta familia propone un
uso balanceado de todas las fuentes de energía del sistema, con un incremento
continuo en la concentración de dióxido de carbono (CO2) que alcanza 720 ppm
en el año 2100.
1.5. Simulaciones del clima a partir de Modelos de Clima Regional
En el marco del proyecto CLARIS - A Europe-South America Network for
Climate Change Assessment and Impact Studies in South America del 6to
Programa Marco de la Unión Europea, distintos grupos de modelado regional
coordinaron simulaciones del clima presente de Sudamérica en el período 19922000:
•
•
•
•
PROMES, Universidad de Castilla-La Mancha, España
RCA3, Rossby Centre/SMHI , Suecia
REMO, Max Planck Institute for Meteorology, Alemania
LMDZ, Laboratoire de Météorologie Dynamique, Francia
En particular, el modelo LMDZ es un GCM con una resolución horizontal
incrementada en Sudamérica, equivalente a la resolución utilizada por los RCM,
que es aproximadamente 50km. Cada modelo utiliza un dominio diferente, pero
todos incluyen el sur de Sudamérica y los océanos adyacentes. Todas las
simulaciones están forzadas con condiciones de borde de los reanálisis ERA-40
del European Centre for Medium-Range Weather Forecasts (ECMWF, Uppala et
al., 2005). En la Tabla 1.2, adaptada de Menéndez et al. (2010), pueden
encontrarse más detalles sobre las simulaciones realizadas con los distintos
modelos.
1.6. Otros datos utilizados
En el Capítulo 2 se utiliza la base de datos CRU TS2.0 del Climatic
Research Unit (CRU) de la Universidad de East Anglia (Mitchell y Jones, 2005).
Esta base de datos grillados basada en series de temperatura observada en
estaciones meteorológicas tiene una resolución espacial de 0.5º de latitud por
0.5º de longitud, y provee datos mensuales.
TOMO I
8
CAPÍTULO 1
En el Capítulo 5 se utilizan datos del reanálisis ERA-40 del ECMWF (Uppala
et al., 2005) para describir la circulación de la atmósfera en altura.
TOMO I
9
CAPÍ TULO 2: Grillado de datos diarios observados de temperatura
mínima y máxima de superficie en el Sudeste de Sudamérica para el
período 1961- 2000
2.1. I ntroducción
Una base de datos grillados es de gran importancia para muchas
aplicaciones, como por ejemplo la validación de RCM. Debido a que las
observaciones realizadas en estaciones meteorológicas representan valores de
las variables en ubicaciones específicas mientras que los modelos climáticos
representan valores de variables para pequeñas regiones ( grid box), la
comparación entre datos observados y simulados no es simple ni directa. Por lo
tanto, es importante desarrollar técnicas de interpolación que transformen las
series de variables meteorológicas, observadas en puntos distribuidos de forma
irregular en una determinada región, en bases de datos observados que
correspondan a promedios de pequeñas áreas igualmente distribuidas en el
espacio, equivalentes a las simuladas por los RCM.
Además, una base de datos grillados es capaz de proveer estimaciones
confiables de ciertas variables meteorológicas en pequeñas regiones para las
que no se cuenta con valores observados en forma directa, permitiendo así
estudios climáticos en zonas con escasa cantidad de estaciones meteorológicas.
La red observacional de Sudamérica presenta serias deficiencias en la
cobertura espacial y la calidad de los datos. El proyecto CLARIS del 6to
Programa Marco de la Unión Europea permitió la creación de una base de datos
meteorológicos de alta calidad para la región, así como también el desarrollo de
técnicas para la mejora y automatización de los controles de calidad de los
datos (Boulanger et al., 2010). La base de datos obtenida en el proyecto
CLARIS reúne series de estaciones de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile,
aunque con una cobertura espacial relativamente baja, ya que sólo las
instituciones gubernamentales aportaron información para esta base de datos.
Sin embargo, en la región de la cuenca del Río de la Plata existen numerosas
TOMO I
10
CAPÍTULO 2
instituciones no gubernamentales que poseen sus propias redes de medición de
variables meteorológicas y que pueden proveer datos de alta calidad. Durante
el proyecto ENSEMBLE- based Predictions of Climate Changes and their Impacts
del 6to Programa Marco de la Unión Europea, la Universidad de East Anglia
(UEA) desarrolló un procedimiento de interpolación para Europa con el objetivo
de generar una base de datos grillados de precipitación diaria y temperatura
mínima, media y máxima diarias, principalmente para su comparación con las
simulaciones de distintos RCM (Haylock et al., 2008).
En esta Tesis Doctoral se presenta una base de datos grillados en alta
resolución de temperaturas mínima y máxima diarias observadas en superficie
para el Sudeste de Sudamérica en el período 1961-2000. A su vez, se presentan
distintos tipos de evaluación que permiten determinar la influencia de distintos
factores en el proceso de interpolación. Esta base de datos novedosa para la
región fue desarrollada como parte de los objetivos del proyecto CLARIS LPB
del 7mo Programa Marco de la Unión Europea, con el objetivo de utilizarla para
validar las simulaciones del clima de la región provistas por los RCM.
Tanto el proceso de interpolación como las metodologías de evaluación de
los resultados obtenidos fueron tomados del proyecto ENSEMBLES y adaptados
para su uso en la región de Sudamérica. Sin embargo, la densidad de
observaciones diarias disponibles en la cuenca del Río de la Plata es mucho
menor a la red de observaciones disponible en Europa, por lo que la resolución
propuesta para la base de datos de Sudamérica es de 0.5º de latitud por 0.5º
de longitud, a diferencia de la resolución de 0.1º por 0.1º utilizada en Europa.
En la región existen otras bases de datos grillados observados de
temperatura. Sin embargo, ninguna puede compararse con la que se presenta
en esta Tesis en términos de la longitud del período cubierto, y la resolución
temporal y espacial propuestas. La base de datos desarrollada en Climatic
Research Unit (CRU, Universidad de East Anglia, Reino Unido) por Mitchell y
Jones (2005) consiste en datos observados de temperatura de todo el globo,
pero sólo en escala mensual. Caesar et al. (2006) desarrollaron una base de
datos diarios grillados de temperatura mínima y máxima para el período 19462000, pero con una cobertura espacial muy pobre en Sudamérica debido a la
TOMO I
11
CAPÍTULO 2
falta de datos disponibles en ese momento. Liebmann y Allured (2005)
desarrollaron una base de datos diarios grillados para Sudamérica, pero cuenta
únicamente con datos de precipitación.
Las series de datos diarios grillados serán utilizados en capítulos
posteriores de esta Tesis con el objetivo de validar las simulaciones del clima de
Sudamérica obtenidas a partir de la integración de RCM.
2.2. Datos y metodología
Como se mencionó en el Capítulo 1, la base de datos grillados que se
presenta en esta Tesis fue desarrollada a partir de series de datos diarios de
temperatura mínima y máxima observadas en estaciones meteorológicas de
superficie de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Estos datos fueron
compilados durante el proyecto CLARIS del 6to Programa Marco de la Unión
Europea. A su vez, se incorporaron algunas series de temperatura de Uruguay y
Brasil, provistas por los Servicios Meteorológicos Nacionales de cada uno de
esos países con posterioridad a la finalización del proyecto. La Figura 1.2a
muestra la región en la cual se realizó la interpolación (20º -40º S, 45º -70º W) y
las estaciones utilizadas para llevar a cabo la metodología (ver listado de las
estaciones en el Anexo).
Tanto el proceso de interpolación como las metodologías de evaluación de
los resultados obtenidos fueron tomados del proyecto ENSEMBLES y adaptados
para su uso en la región de Sudamérica. La metodología y los programas
computacionales utilizados para desarrollar esta base de datos fueron
adquiridos durante una visita al Climatic Research Centre (CRU) de la
Universidad de East Anglia, durante la cual se trabajó bajo la dirección del Dr
Phil Jones y en colaboración con David Lister y Malcolm Haylock, quien
desarrolló los programas computacionales. A su vez, una visita a The Royal
Netherlands Meteorological Institute (KNMI) permitió la interacción con el Dr
Albert Klein-Tank y Else van den Besselaar, quienes estuvieron a cargo del
mantenimiento y actualización de la base de datos grillados de Europa.
TOMO I
12
CAPÍTULO 2
Para cada mes, sólo se utilizan las estaciones que presentan menos de
20% de datos faltantes en ese mes. Por lo tanto, la cantidad de estaciones
consideradas en cada mes para realizar la interpolación es variable. La Figura
1.2b muestra en promedio la cantidad real de estaciones utilizadas. Si bien el
número total de estaciones es muy bajo, las estaciones están distribuidas de
forma tal de cubrir toda la región, aunque no homogéneamente. En particular,
sólo hay tres estaciones disponibles en Paraguay y muy pocas en el sur de
Brasil. Sin embargo, Argentina y Uruguay están bastante bien representadas.
En la Figura 2.1 se muestra con detalle la cantidad de estaciones utilizadas
en cada mes. Puede observarse un incremento en la cantidad de estaciones
disponibles hasta 1976, seguida por un descenso continuo hasta el final del
período, con un una abrupta disminución en noviembre de 1994. La cantidad de
estaciones con al menos una observación por mes (mostrada en la Figura 2.1
como la cantidad de estaciones con menos de 99% de datos faltantes) también
muestra una disminución luego de 1976, sugiriendo que la disminución en la
cantidad de datos disponibles se debe a una reducción en el número de
estaciones meteorológicas en funcionamiento más que a un aumento en la
cantidad de datos faltantes. Estos resultados son consistentes con Boulanger et
al. (2010), quienes describen que durante la década de 1970 se perdió más del
40% de la red de estaciones argentinas. Como resultado del criterio utilizado
respecto de los datos faltantes, sólo un máximo de 194 estaciones son
utilizadas cada mes de las 265 estaciones originales con al menos un registro
en todo el período.
La metodología utilizada para convertir la base de datos de temperatura
observada en estaciones irregularmente distribuidas en el espacio en una base
de datos en puntos de grilla regulares fue desarrollada durante el proyecto
ENSEMBLES del 6to Programa Marco de la Unión Europea, y consiste en un
proceso de tres etapas. En primer lugar, se estiman los valores medios
mensuales en los puntos de grilla interpolando con el método de thin-plate
splines en tres dimensiones, teniendo en cuenta la altura de las estaciones.
Luego, se utiliza el método de kriging para estimar las anomalías diarias
respecto de la media mensual en los puntos de grilla, incorporando la altura de
TOMO I
13
CAPÍTULO 2
las estaciones como variable externa. Por último, la combinación de ambos
resultados permite obtener el producto final: series de temperatura mínima y
máxima diarias en puntos de grilla regulares. Para más detalles sobre la
metodología se puede consultar Haylock et al. (2008).
Este proceso de tres etapas tiene como ventaja la utilización de distintas
técnicas de interpolación para valores mensuales y diarios. Hofstra et al. (2008)
realizaron un estudio de comparación de seis métodos de interpolación distintos
que les permitió determinar que kriging es la metodología más adecuada para
la estimación de valores diarios. Un estudio similar de validación cruzada entre
distintos métodos mostró que el método de thin-plate splines es el más
apropiado para la interpolación de valores mensuales.
Los métodos de interpolación elegidos fueron ajustados para representar
lo mejor posible las observaciones en lugares puntuales. Sin embargo, dado
que el objetivo principal de crear una base de datos grillados es estimar valores
que representen promedios areales, resulta más conveniente producir series en
puntos de grilla que representen promedios areales y no puntuales. La mejor
forma de lograr este objetivo es interpolar en una grilla de alta resolución en la
que cada punto de grilla presente una distribución de ocurrencia de
temperatura similar a la observada en una estación meteorológica, y luego
promediar estos puntos para crear una grilla de menor resolución. Es por ello
que tanto los valores medios mensuales como las anomalías diarias fueron
interpolados en una primera instancia a una grilla de alta resolución, para luego
estimar los valores de una grilla de menor resolución a través del cálculo de
promedios areales. Más detalles sobre las resoluciones empleadas serán dados
en la Sección 2.3.c.
2.3. Comparación de los valores observados en puntos de estación con
los valores interpolados
2.3.a. Valores medios mensuales
TOMO I
14
CAPÍTULO 2
En primera instancia, se realizó la interpolación de los valores diarios de
temperatura mínima y máxima observados para el período 1961-2000 en la
región 20º -40º S, 45º -70º W con una resolución alta de 0.5º de latitud por 0.5º
de longitud para luego promediar arealmente a una resolución menor de 1º de
latitud por 1º de longitud (en la Sección 2.3.c. se muestran las diferencias
obtenidas con una versión de mayor resolución). Esta resolución fue elegida a
partir de un cálculo estimativo sencillo que indica que existe en promedio al
menos una estación disponible por cada punto de grilla.
Con el fin de evaluar la metodología de interpolación en la región, se
comparan las climatologías obtenidas a partir de los puntos de estación con las
obtenidas en los puntos de grilla. Para ello, se calculan los valores medios
mensuales del período de estudio y la desviación estándar media en cada una
de las bases de datos. Las Figuras 2.2 y 2.3 muestran los valores medios
mensuales de enero, abril, julio y octubre de la temperatura mínima y máxima
respectivamente, tanto en las estaciones como en la base de datos grillados. En
aquellas regiones que presentan un número aceptable –aunque no óptimo- de
estaciones, los valores medios mensuales de la base de datos grillados
representan bastante bien los valores en puntos de estación, tanto para la
temperatura mínima como para la máxima. En las regiones en las que la
cantidad de estaciones disponibles alrededor de un punto de grilla no es
suficiente, el método de interpolación no estima un valor interpolado para evitar
grandes incertidumbres en la base de datos grillados. Estas regiones están
siempre ubicadas en los bordes del dominio y varían de mes a mes por el
criterio de datos faltantes utilizado para descartar estaciones. Las Figuras 2.4 y
2.5 muestran mapas de desviación estándar media calculados en puntos de
estación y puntos de grilla para los meses de enero, abril, julio y octubre y para
la temperatura mínima y máxima, respectivamente. Cada mapa representa la
desviación diaria respecto de la media mensual, promediada a lo largo de todo
el período. Ambas figuras muestran que los datos grillados subestiman la
variabilidad diaria que presentan las series observadas en las estaciones. Esta
subestimación es razonable ya que la interpolación espacial implica el cálculo de
promedios areales que suavizan las series observadas originales. El análisis de
TOMO I
15
CAPÍTULO 2
la desviación estándar muestra que, incluso en regiones con poca densidad de
estaciones, el método es capaz de estimar valores en puntos de grilla a partir
de la interpolación de valores cercanos, sin producir diferencias significativas
respecto de regiones con mayor densidad de datos.
2.3.b. Í ndices de habilidad
Dado que el producto final es una base de datos diarios, es de especial
interés evaluar la habilidad del método de interpolación para representar los
valores diarios observados. Por lo tanto, se computaron distintos índices de
habilidad ( skill scores) calculados en base a las diferencias entre los valores
diarios observados en cada estación y los estimados en el punto de grilla más
cercano. Las Figuras 2.6 y 2.7 muestran los resultados obtenidos con tres
índices distintos: error cuadrático medio (RMSE, por sus siglas en inglés), error
relativo compuesto (CRE) y el error medio absoluto (MAE). La descripción de
cada uno de los índices se encuentra en la Tabla 2.1 (para más detalles sobre
estos índices, ver Hofstra et al., 2008). En las figuras también se muestran los
valores globales de cada uno de los índices, es decir, el valor de cada índice
promediado en toda la región. La temperatura mínima (máxima) presenta un
RMSE global de 2.06º C (1.48º C), indicando que la temperatura máxima está
mejor estimada que la mínima. Valores más altos de los índices, indicando
estimaciones menos precisas, se encuentran cerca de la Cordillera de los Andes,
donde la complejidad de la topografía introduce mayor incertidumbre en el
método de interpolación.
2.3.c. Aumento de resolución
La resolución utilizada en primera instancia (1º x1º ) resulta menor que la
resolución propuesta por los modelos regionales disponibles en Sudamérica. Por
lo tanto, se intenta aumentar esta resolución utilizando la misma cantidad de
datos, ya que no se cuenta con series adicionales. Para ello, se vuelven a
interpolar los datos de temperatura mínima y máxima diarias con la misma
metodología de interpolación descripta anteriormente, utilizando ahora una
TOMO I
16
CAPÍTULO 2
resolución fina de 0.25º x0.25º y una resolución final de 0.5º x0.5º , que coincide
con la resolución utilizada por los RCM en las simulaciones hechas para
Sudamérica. Valores medios mensuales, desviaciones estándar e índices de
habilidad fueron recalculados para esta nueva versión de la base de datos
(Figuras 2.8 a 2.13). En este caso, se obtuvo un RMSE global de 1.77º C
(1.13º C) para la temperatura mínima (máxima), indicando una marcada
mejoría en la estimación de ambas variables. El patrón espacial de
incertidumbre es muy similar al obtenido con menor resolución, con mayores
incertidumbres en la región occidental del dominio, cerca de la Cordillera de los
Andes. El coeficiente de correlación de Pearson entre la serie de valores diarios
de temperatura en cada estación y el punto de grilla más cercano (no se
muestra) dio como resultado correlaciones mayores a 0.9 en casi toda la región
y valores globales mayores a 0.97, tanto para la temperatura mínima como
para la máxima. Los índices de habilidad obtenidos para el Sudeste de
Sudamérica con esta nueva resolución son del mismo orden de magnitud que
los obtenidos para Europa (Hoftsra et al., 2008), indicando que la metodología
de interpolación aplicada con la resolución propuesta es adecuada para nuestra
región.
Se llevó a cabo además un análisis de validación cruzada, removiendo de
a una algunas estaciones clave y utilizando las estaciones vecinas para estimar
el valor de temperatura de cada día en la estación removida. Este análisis se
realizó tanto en regiones con gran densidad de estaciones disponibles, como en
regiones con menor cantidad de información, y permitió determinar que la
adición de una mayor cantidad de estaciones permitiría mejorar la habilidad del
método de interpolación utilizado, especialmente en regiones con una baja
cantidad de estaciones disponibles.
A partir de los resultados obtenidos con la nueva resolución, se realizó un
nuevo intento de aumentar la resolución. Sin embargo, la cantidad de datos
disponibles en la región impone un límite para la resolución final a partir del
cual la incertidumbre en las estimaciones hace que la confianza en el producto
final sea muy baja.
TOMO I
17
CAPÍTULO 2
2.3.d. Validación de los eventos extremos
Debido a que esta base de datos grillados será utilizada posteriormente
para el análisis de eventos extremos de temperatura, es de particular interés
estudiar la influencia que la metodología de interpolación tiene sobre los valores
extremos. Es esperable que los extremos se vean suavizados tanto por el
proceso de interpolación ( kriging y splines) como por el cálculo de promedios
areales. La comparación de los extremos observados en puntos de estación con
los estimados en puntos de grilla permite una cuantificación de la influencia de
la metodología en los extremos grillados. Esta comparación se realizó utilizando
la base de datos grillados con resolución final de 0.5º x0.5º descripta en la
Sección 2.3.c. y se basa en las diferencias entre los percentiles mensuales
obtenidos en cada estación respecto de los estimados en el punto de grilla más
cercano (ver Figuras 2.14 y 2.15). Las diferencias fueron calculadas como el
percentil en la estación menos el percentil en el punto de grilla de forma tal que
valores positivos indican una subestimación de los percentiles en la base de
datos grillados comparado con lo observado en puntos de estación.
Como era de esperar, el percentil 5 muestra una sobreestimación de los
valores estimados, mientras que el percentil 95 muestra una subestimación de
los mismos, tanto en la temperatura mínima como en la máxima, en la mayor
parte de la región. Estas diferencias implican una subestimación de los
extremos fríos y cálidos. En general, las diferencias son mayores para la mínima
que para la máxima, en consistencia con los resultados encontrados al
comparar las series de datos diarios. Promediadas a lo largo de toda la región,
las diferencias en los extremos cálidos son positivas del orden de 1.2º C para la
temperatura mínima y 0.7º C para temperatura máxima. Para los extremos fríos,
al promediar en toda la región las diferencias son prácticamente nulas ya que si
bien se encuentran diferencias negativas (sobreestimación del percentil 5, es
decir, subestimación de los extremos fríos) en casi toda la región, las
diferencias en la zona de la Cordillera de los Andes son siempre positivas. Es
decir que en esta región en particular se subestiman los extremos cálidos, pero
se sobreestiman los extremos fríos. Además, las diferencias encontradas en
esta zona son las más altas de la región, con diferencias mayores a 3.0º C en la
TOMO I
18
CAPÍTULO 2
mayoría de los casos. Dado que la distancia entre cada estación y su punto de
grilla más cercano puede ser de hasta 50km por la resolución espacial utilizada
para la interpolación, la altura de la estación puede diferir considerablemente
con la altura del punto de grilla más cercano, especialmente en zonas de relieve
alto e irregular como la porción occidental del dominio. Estas diferencias en la
altura pueden explicar las grandes diferencias encontradas tanto en los valores
diarios estimados como en los extremos al hacer la comparación de las
estaciones con los puntos de grilla en zonas montañosas. La Figura 2.16 indica
que la altura de las estaciones tiende a ser menor que la altura del punto de
grilla más cercano, sobre todo para las estaciones que se encuentran en zonas
altas. Esto se debe a que, en general, las estaciones están ubicadas en valles y
no en las zonas de mayor altura de cada región.
En la Figura 2.14 se observan también grandes diferencias entre los
extremos fríos de la temperatura mínima de la ciudad de Buenos Aires
(34.58º S-58.48º W) y su punto de grilla más cercano. Estas diferencias se
deben a que para la estimación de los valores interpolados se utilizan todas las
estaciones disponibles en un radio de 500km alrededor de cada punto de grilla.
Sin embargo, debido al efecto de la isla urbana de calor, la temperatura mínima
en la ciudad de Buenos Aires es mayor que en los alrededores (Rusticucci y
Vargas, 1991; Rusticucci y Vargas, 1995; Camilloni y Barros, 1997), y por lo
tanto, al comparar esta serie con la obtenida a partir de todas las series de la
zona se observan diferencias importantes. Es por ello que para estudios locales
es recomendable utilizar los datos originales y no las series de datos
interpolados.
Por otro lado, se analizó la variabilidad temporal de los extremos
comparando las series temporales de los percentiles calculados en base
estacional en cada estación con los del punto de grilla más cercano. La Figura
2.17 muestra el percentil 95 de la temperatura máxima en verano (diciembre,
enero, febrero) y el percentil 5 de la temperatura mínima en invierno (junio
julio, agosto) en tres estaciones distintas: la primera ubicada en 22.02S, 60.6W,
181m, la segunda en 36.57S, 64.27W, 191m y la tercera, 29.38S, 66.82W,
429m (indicadas con estrellas en la Figura 1.2b). Ambos extremos muestran un
TOMO I
19
CAPÍTULO 2
gran nivel de similitud entre lo observado y lo estimado, excepto en el caso de
la Figura 2.17c en la que se observa que los valores de los percentiles
calculados en la estación están siempre varios grados por encima de los
calculados en el punto de grilla más cercano a dicha estación. Esta diferencia se
explica por la diferencia de altura de más de 1000m entre la estación y el punto
de grilla, siendo éste último el que presenta la mayor altura y por lo tanto los
valores de temperatura más bajos. A pesar de las diferencias en los valores
absolutos de los extremos, las variaciones interanuales son bien captadas por la
estimación.
2.3.e. Comparación con otras bases de datos
Los valores medios mensuales obtenidos a partir de la base de datos
diarios grillados presentada en esta Tesis fueron comparados con los datos
mensuales grillados de la base de datos del Climatic Research Unit CRU TS3.0
(Mitchell y Jones, 2005) para el período común a ambas bases de datos: 19612000. Las Figuras 2.18 y 2.19 muestran las diferencias en la temperatura
mínima y máxima mensual promediada a lo largo de todo el período. Dado que
la resolución es la misma en ambas bases de datos y los puntos de grilla
coinciden en latitud y longitud, la comparación se realiza en forma directa como
la diferencia entre el valor medio mensual en el punto de grilla de la base de
datos de CRU menos el valor medio mensual en la base de datos presentada en
esta Tesis. En general, las diferencias encontradas entre ambas bases de datos
son menores a 2º C, excepto cerca de la Cordillera de los Andes donde se
observan diferencias más altas y negativas (positivas) para la temperatura
máxima (mínima). Estas diferencias se deben a los diferentes métodos de
interpolación utilizados en cada base de datos y a la influencia de la variabilidad
espacial y temporal en la densidad de estaciones consideradas en cada caso,
sumado al efecto que la topografía tiene sobre el proceso de interpolación. A su
vez la falta de datos diarios de estaciones de Bolivia hace que la base de datos
grillados presentada en esta Tesis pueda tener un mayor bias en zonas linderas
con Bolivia respecto de la base de datos de CRU que sí cuenta con
observaciones mensuales de dicho país.
TOMO I
20
CAPÍTULO 2
Dado que la distancia de decaimiento de correlación es menor en escala
diaria, el radio de influencia utilizado para interpolar valores diarios es menor
que el que se utiliza para valores mensuales. De hecho, el radio de búsqueda
de estaciones alrededor de cada punto de grilla es más del doble en la base de
datos de CRU, y esto hace que el campo de temperaturas en puntos de grilla
sea más suave. En regiones de relieve irregular, este efecto se ve
incrementado, especialmente cuando las estaciones de altura son escasas y las
estaciones disponibles en la región se encuentran mayormente ubicadas en
valles o cerca del borde del radio de influencia, en zonas más bajas. En
particular, la mayor parte de las estaciones de altura ubicadas a lo largo de los
Andes fueron cerradas durante la década de 1970, introduciendo un bias en los
datos interpolados en esa región.
2.4. Conclusiones
En este capítulo se presentó una base de datos diarios grillados de
temperatura mínima y máxima observada en superficie para el Sudeste de
Sudamérica en el período 1961-2000. La metodología de interpolación fue
adaptada a nuestra región a partir del procedimiento de grillado desarrollado
para Europa por Haylock et al. (2008). La evaluación de los resultados
obtenidos permite confirmar que la metodología elegida es adecuada para su
utilización en la cuenca del Río de la Plata (LPB, por sus siglas en inglés),
obteniéndose índices de habilidad similares a los obtenidos en Europa, que
muestran que la estimación de la temperatura máxima es levemente mejor que
la de temperatura mínima.
La cuenca del Río de la Plata ubicada en el Sudeste de Sudamérica es una
región que involucra cinco países: Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y
Uruguay, y en la que la economía regional depende fuertemente de la
agricultura y la producción hidroeléctrica. Por lo tanto, el desarrollo de una base
de datos de alta resolución de variables hidroclimáticas observadas para el
análisis de eventos extremos y de la variabilidad decádica a interdecádica es de
vital importancia para la región. En este contexto, esta base de datos forma
TOMO I
21
CAPÍTULO 2
parte de los objetivos establecidos por el proyecto CLARIS LPB del 7mo
Programa Marco de la Unión Europea. En particular, el desarrollo de una base
de datos grillados de temperatura diaria observada en superficie en la región
LPB es de suma importancia ya que permite una comparación directa con las
salidas de RCMs, o incluso con los datos de reanálisis, en una región que
siempre estuvo caracterizada por la falta de disponibilidad de datos de buena
calidad.
Estudios previos sobre grillado de datos observados se focalizaron en
datos de precipitación o en escalas mensuales. Otros autores han intentado
producir una base de datos diarios de temperatura grillados, sin resultados de
interés para Sudamérica debido a la poca disponibilidad de datos diarios
observados (Caesar et al., 2006). Dado que las series de índices de extremos se
encuentran disponibles en forma global, éstos fueron grillados para el estudio
de eventos extremos (Alexander et al., 2006). Sin embargo, si bien estos
índices se basan en datos diarios, los mismos son calculados en base mensual o
anual, y por lo tanto no se pueden obtener inferencias sobre la variabilidad
diaria de los extremos de temperatura.
Al comparar los resultados obtenidos con bases de datos grillados
previamente existentes, como ser la base de datos de CRU TS3.0, se puede ver
que, en escala mensual, ambas bases de datos arrojan estimaciones muy
similares en toda la región, excepto en la zona de la Cordillera de los Andes,
donde la gran complejidad de la topografía y la falta de estaciones de altura
con datos de buena calidad afectan en forma negativa la habilidad del método
de interpolación. Es por ello que debe prestarse especial atención al análisis de
los datos en zonas montañosas, especialmente en períodos posteriores a la
década de 1970, cuando gran cantidad de estaciones de altura fueron cerradas.
El grillado de los datos históricos también es de suma utilidad en estudios
de variabilidad decádica e interdecádica y en el estudio del cambio climático
observado. Además, permitirá una mejor interpretación de los cambios en la
frecuencia de ocurrencia y la intensidad de eventos extremos simulados por
modelos de circulación general o de clima regional ante escenarios de clima
futuro, para su uso en estrategias de adaptación. La base de datos grillados
TOMO I
22
CAPÍTULO 2
presentada en esta Tesis tiene una resolución óptima para la validación de
RCM, que son la base de estudios de cambio climático basados en simulaciones
de distintos escenarios de clima futuro.
En la medida en que se disponga de mayor cantidad y calidad de series de
temperatura en la región de LPB, se podrá generar una base de datos grillados
en una región más extensa, tanto temporal como espacialmente. A su vez, la
disponibilidad de series homogeneizadas en estaciones de la región permitirá
que la base de datos también cuente con series homogéneas en puntos de
grilla. El proyecto CLARIS LPB tiene como objetivo generar una base de datos
observados en estaciones de la región lo más extensa posible en el tiempo,
como así también la aplicación de distintos métodos de homogeneización de los
mismos. Es por ello que una vez que esos objetivos estén cumplidos, se
procederá a realizar una nueva versión de la base de datos grillados.
TOMO I
23
CAPÍ TULO 3: Variabilidad interdecádica de eventos extremos anuales
de temperatura en Argentina
3.1. I ntroducción
La frecuencia de ocurrencia de eventos extremos de temperatura ha
sufrido cambios a lo largo del último siglo: las noches cálidas muestran
tendencias significativas positivas, mientras que las noches frías han disminuido
prácticamente en todo el mundo (Alexander et al., 2006). Los cambios
observados en índices relacionados con la temperatura máxima muestran
tendencias negativas en los días fríos y positivas en los días cálidos, pero de
menor magnitud. Sin embargo, los cambios en la temperatura mínima y
máxima no pueden ser representados simplemente por un salto en la
distribución hacia valores más altos, ya que los extremos fríos han sufrido
cambios más importantes que los extremos cálidos en los últimos 50 años
(Trenberth et al., 2007). Según Solomon et al. (2007) en un clima futuro más
cálido habrá un riesgo mayor de olas de calor más intensas, más frecuentes y
de mayor duración.
Si bien los eventos extremos de temperatura ocurren durante todo el año,
los impactos sobre el ecosistema son distintos. Durante la segunda mitad del
siglo XX, se registraron temperaturas típicas de verano a lo largo de todo el año
en Argentina, llevando a anomalías extremadamente altas respecto de los
valores medios diarios históricos (Rusticucci y Barrucand, 2004). Sin embargo,
también se registraron temperaturas significativamente más bajas que lo
normal durante la temporada cálida. Estos cambios son consecuencia de la
combinación de las tendencias observadas en las series de temperatura y la
variabilidad decádica. Barrucand et al. (2008) encontraron distintos modos de
variabilidad decadal en los eventos extremos de temperatura en Argentina
asociados con patrones de variabilidad de la circulación de gran escala en
latitudes altas y de la temperatura de superficie de los océanos adyacentes
(SST, por sus siglas en inglés). Según los autores, la frecuencia de ocurrencia
de eventos cálidos (especialmente noches cálidas) está altamente asociada con
TOMO I
24
CAPÍTULO 3
la SST en zonas costeras entre los meses de marzo y junio. Un análisis wavelet
muestra que el modo principal de variabilidad en escala estacional de las
noches frías, las SSTs de los Océanos Atlántico y Pacífico y el Modo Anular del
Sur (SAM, por sus siglas en inglés) es una onda de 8 años presente en
primavera que permanece activa hasta mediados de la década de 1990. Un
análisis cross-wavelet permite ver que esta señal es un modo de variabilidad
común, con la fase positiva del SAM y condiciones cálidas en la zona costera del
Océano Atlántico asociadas con una menor cantidad de noches frías en distintas
estaciones meteorológicas de Argentina. Estudios previos habían mostrado una
periodicidad de 8 años en las ondas baroclínicas del Hemisferio Sur, que
refuerza la importancia de la señal de 8 años (Rao et al., 2003). Rusticucci y
Renom (2008) mostraron que esta variabilidad decadal en los eventos extremos
de temperatura implica importantes cambios en las teleconexiones con la SST
en el Pacífico Ecuatorial, antes y después del salto climático de 1976-77
(Trenberth, 1990). Con el objetivo de determinar si los cambios en la fase de la
Oscilación Decadal del Pacífico (PDO, por sus siglas en inglés) en la banda de
frecuencias de 3 a 6 años influyen en la estructura de correlación entre distintos
índices de extremos de temperatura y las anomalías de SST, los autores
analizaron dos períodos distintos (1942-1976 y 1977-2005) y encontraron que
la correlación de la SST con los extremos fríos de la temperatura mínima (Tn10)
se debilitó y perdió su significancia en el Océano Pacífico, mientras que en el
Océano Atlántico norte y tropical aumentó. Según los autores, estas diferencias
encontradas a partir del salto climático de 1976-77 pueden explicarse por el
cambio de fase de la PDO que modula los eventos ENSO.
En este capítulo se propone estudiar la variabilidad interdecádica de los
eventos extremos de temperatura observada durante el siglo XX, entendiendo
por eventos extremos los valores más extremos del año. Así, los extremos
cálidos corresponden al día con temperatura mínima más alta del año y al día
con temperatura máxima más alta del año, mientras que los extremos fríos
corresponden al día con temperatura mínima más baja del año y al día con
temperatura máxima más baja del año. Debido al fuerte ciclo estacional que
presentan estas variables en latitudes medias, los extremos cálidos así definidos
TOMO I
25
CAPÍTULO 3
ocurren en general durante los meses de verano, mientras que los extremos
fríos ocurren durante el invierno. En el Capítulo 4 se propone una definición de
eventos extremos que permite considerar extremos a lo largo de todo el año.
En el análisis de eventos extremos, la Teoría de Valores Extremos (EVT,
por sus siglas en inglés) es una herramienta muy útil para describir las
propiedades estadísticas de estos eventos así como también para cuantificarlas
(Coles, 2001). La EVT tiene como objetivo describir la cola de la distribución de
variables aleatorias y se basa en un teorema de convergencia que establece
que las distribuciones de extremos siguen leyes genéricas siempre que se
verifiquen unas pocas hipótesis elementales (Yiou et al., 2008).
El ajuste de la distribución GEV a los extremos anuales permite la
estimación de valores de retorno y períodos de retorno o tiempos de espera. Un
valor de retorno con período de retorno p es un valor tal que los extremos
anuales superan con una probabilidad 1/p. Por ejemplo, el valor de retorno de
20 años es el nivel que los extremos anuales superan con una probabilidad de
5%, es decir, es el valor que los extremos superan en promedio una vez cada
20 años, donde 20 es el período de retorno o tiempo de espera.
Un estudio previo de eventos extremos anuales en Argentina en el período
1956-2003 muestra que los extremos cálidos anuales de la temperatura
máxima superan 32º C al menos una vez al año en cualquier punto del país,
excepto en la porción sur donde este valor tiene un período de retorno de 10
años. Más aún, se esperan temperaturas máximas superiores a 40º C al menos
una vez cada 1 a 5 años en el centro y norte del país, donde se alcanzan las
temperaturas máximas más altas de Argentina. Temperaturas mínimas por
debajo de 0º C ocurren una vez cada 2 a 10 años en el noreste, y una vez al
año en el resto del país (Rusticucci y Tencer, 2005).
Con el objetivo de analizar la variabilidad interdecádica de los extremos
anuales de temperatura, en este capítulo se ajusta la distribución Generalized
Extreme Value (GEV), correspondiente a la EVT, en períodos consecutivos de 20
años cada uno a las series de extremos anuales de temperatura mínima y
máxima observados en seis estaciones meteorológicas de Argentina. Este
análisis se realiza en el período común a todas las estaciones, 1941-2000.
TOMO I
26
CAPÍTULO 3
Sin embargo, los valores de retorno pueden estar afectados por otros
tipos de variabilidad interdecádica. Por ejemplo, el salto climático del año 197677 que introdujo cambios en distintas variables atmosféricas y oceánicas.
Trenberth (1990) encontró un régimen distinto en las series temporales de
presión a nivel del mar y anomalías de temperatura en el Pacífico a partir de
1976. En el Hemisferio Sur, Seidel et al. (2004) encontraron un calentamiento
de algunas décimas de grado en la temperatura del aire en distintos niveles de
la tropósfera mientras que Huang et al. (2005) observaron una disminución en
la precipitación de verano en la región del Amazonas y el sur de Sudamérica
junto con un aumento de la misma variable al sur del Amazonas.
Por lo tanto, en este capítulo se propone también analizar la influencia del
salto climático de 1976-77 en los valores de retorno de los eventos extremos
anuales de temperatura y comparar la magnitud de estos cambios con la
variabilidad interdecádica asociada a períodos de 20 años. Para ello, se dividen
las series de extremos anuales de las seis estaciones en dos períodos
consecutivos: el primero desde el inicio del registro de cada estación hasta
1976 (pre-1976) y el segundo desde 1977 hasta el final del registro (post-1976)
y se comparan los valores de retorno obtenidos mediante el ajuste de la
distribución GEV en cada uno de los subperíodos.
3.2. Datos y metodología
En este capítulo se utilizaron series diarias de temperatura mínima y
máxima observadas en las seis estaciones meteorológicas de Argentina que se
muestran en la Tabla 1.1 y la Figura 1.1, para el período común a todas las
estaciones, 1941-2000. Los datos fueron consistidos verificando la existencia de
outliers y datos erróneos (como temperatura máxima inferior a temperatura
mínima, por ejemplo). Es importante mencionar que la estación Santa Rosa
sufrió un cambio de ubicación en el año 1951, y la estación Río Gallegos en
1945. De acuerdo con Minetti y Vargas (1997), un cambio en la ubicación de la
estación meteorológica puede introducir errores en las observaciones que lleven
a resultados incorrectos en estudios variabilidad climática de largo plazo. Sin
TOMO I
27
CAPÍTULO 3
embargo, un test de Student aplicado a las series de extremos anuales en el
período 1941-1960 en ambas estaciones indica que estas series no presentan
inhomogeneidades significativas al 5% en este subperíodo (ver el resultados del
test para la estación Santa Rosa en la Tabla 3.1).
Luego, se calcularon las series de extremos anuales tomando el valor más
alto y más bajo de cada año y cada variable. Así, se definen cuatro variables
correspondientes a extremos anuales: el valor de temperatura mínima más alto
del año (HTn), el valor de temperatura máxima más alto del año (HTx), el valor
de temperatura mínima más bajo del año (LTn) y el valor de temperatura
máxima más bajo del año (LTx). Las primeras dos variables corresponden
generalmente a valores de verano, mientras que LTn y LTx son en general
temperaturas de invierno. Esta definición de extremos anuales fue utilizada
anteriormente en Rusticucci y Tencer (2005).
El tratamiento de los datos faltantes se hizo en forma individual en cada
estación y el criterio adoptado fue el siguiente: se consideró como año faltante
todo aquél que tuviera 20 (o más) días no consecutivos o 10 (o más) días
consecutivos faltantes en el período diciembre a febrero para el caso de los
extremos cálidos, y junio a agosto para el caso de los extremos fríos.
Una vez obtenidas las series de extremos anuales, se las dividió en tres
períodos consecutivos no superpuestos de 20 años cada uno: 1941-1960, 19611980, 1981-2000. En cada uno de los subperíodos se removió la tendencia
lineal en caso de que la misma resultara significativa al 5%. También se verificó
que las series fueran homogéneas en cada uno de los subperíodos, con la
misma metodología utilizada para analizar la influencia del cambio de ubicación
de la estación Santa Rosa.
Luego se ajustó la distribución GEV utilizando el método de máxima
verosimilitud. Este ajuste fue realizado mediante el paquete estadístico EVIM: A
Software Package for Extreme Value Análisis in MATLAB (Gençay et al., 2001)
y el paquete estadístico Extremes Toolkit for R (Gilleland et al., 2004). De
acuerdo con Coles (2001), la función de distribución GEV para los máximos
anuales z tiene la siguiente forma:
TOMO I
28
CAPÍTULO 3
1 ⎫
⎧ ⎧

⎪exp ⎪⎨ ⎡1 +  ⎛⎜ z   ⎞⎟⎤ ⎪⎬
⎥
⎪⎪ ⎪ ⎢⎣
⎝  ⎠⎦ ⎪
⎩
⎭
G( z)  ⎨
⎪ ⎧
⎡ ⎛ z   ⎞⎤ ⎫
⎟⎥ ⎬
⎪exp ⎨ exp ⎢ ⎜
⎪⎩ ⎩
⎣ ⎝  ⎠⎦ ⎭
definida en el conjunto
{z : 1 +  (z   ) / 
 ≠0
si
 0
si
(3.1)
> 0} , con  ∞ <  < ∞ ,  > 0 y
 ∞ <  < ∞ , donde  es el parámetro de posición,  es el parámetro de
escala y  es el parámetro de forma. La función de distribución de los mínimos
anuales tiene la siguiente forma:
1
⎧
⎧
~  ⎫
⎪1  exp ⎪⎨ ⎡1   ⎛⎜ z   ⎞⎟⎤ ⎪⎬
⎥
⎢
⎪⎪
⎝  ⎠⎦ ⎪
⎪⎩ ⎣
⎭
G( z)  ⎨
⎪
⎧
⎡ ⎛ z  ~ ⎞⎤ ⎫
⎟⎥ ⎬
⎪1  exp ⎨ exp ⎢ ⎜
⎪⎩
⎣ ⎝  ⎠⎦ ⎭
⎩
si
si
 ≠0
 0
(3.2)
definida en el conjunto {z : 1   ( z  ~ ) /  > 0} , con ~    .
A partir de las estimaciones de los parámetros de la distribución GEV es
posible invertir la función de distribución para obtener los valores de retorno. La
expresión que caracteriza los valores de retorno de los máximos anuales se
obtiene invirtiendo la expresión (3.1) con
G ( z p )  1  1 / p , ya que la
probabilidad de superar un valor de retorno z p es 1 / p , y tiene la siguiente
forma:

⎧
⎧⎪ ⎡
⎞⎤ ⎫⎪
⎛
1

⎪  ⎨1  ⎢ ln⎜1  ⎟⎥ ⎬
 ⎪ ⎣ ⎜⎝ p ⎟⎠⎦ ⎪
⎪⎪
⎩
⎭
zp  ⎨
⎪
⎡
⎛
1 ⎞⎤
⎪   ln ⎢ ln⎜⎜1  ⎟⎟⎥
p ⎠⎦
⎝
⎣
⎩⎪
si
si
 ≠0
 0
(3.3)
donde p es el período de retorno o tiempo de espera asociado al valor de
retorno z p y está expresado en años. Para las mínimas anuales, la expresión es
similar y se obtiene invirtiendo la expresión (3.2) con G ( z p )  1 / p , dado que la
probabilidad de no alcanzar el valor de retorno z p es 1 / p .
TOMO I
29
CAPÍTULO 3
En particular, en este capítulo se analiza la variabilidad del valor de
retorno de 20 años, es decir, el valor que se supera en promedio una vez cada
20 años, o lo que es lo mismo, con una probabilidad del 5%. Este análisis se
puede expresar en términos de cambios en el valor de retorno mismo, donde
un aumento en los valores de retorno de los extremos cálidos (fríos) implica
una disminución (aumento) en los períodos de retorno, y por lo tanto, un
aumento (disminución) en la frecuencia de ocurrencia de los extremos (ver el
esquema de la Figura 3.1). O en términos de cambios en el tiempo de espera
para un determinado valor de retorno fijo. Por ejemplo, se puede fijar el valor
de retorno de 20 años obtenido para el primer subperíodo analizado (19411960) y luego calcular el período de retorno asociado a este valor en los
subperíodos siguientes. Este período de retorno también se llama tiempo de
espera ya que es el tiempo promedio que debe transcurrir para que se supere
nuevamente el valor de temperatura fijado.
3.3. Características de los extremos anuales
Las series temporales de los extremos anuales (Figura 3.2) muestran que
a pesar de que estos valores corresponden a un único día del año, no
representan situaciones aisladas. En cinco de las seis estaciones, el año 1995
mostró un máximo relativo en HTx, mientras que 1967 corresponde a un
mínimo relativo en LTn. Los extremos de la temperatura mínima presentaron
menor variabilidad interanual que la máxima. En la figura también se muestran
los promedios móviles de 11 años que revelan la importancia de la variabilidad
interdecádica en los extremos anuales de temperatura. En Río Gallegos los
extremos fríos presentaron mayor variabilidad que los cálidos. También se
evidencia que los extremos cálidos de la temperatura máxima (HTx)
disminuyeron su intensidad a lo largo de todo el período de estudio en la
mayoría de las estaciones, mientras que los extremos fríos de la temperatura
mínima (LTn) presentaron una tendencia positiva, sobre todo en Buenos Aires y
Pilar. El análisis de las tendencias observadas en cada serie se describe con
más detalle en la Sección 3.6.
TOMO I
30
CAPÍTULO 3
3.4. Ajuste de la distribución GEV a los extremos anuales
Utilizando el método de máxima verosimilitud se ajustó la distribución GEV
a las cuatro series de extremos anuales de las seis estaciones en cada uno de
los tres subperíodos definidos. A pesar de que las muestras son relativamente
pequeñas (no más de 20 datos), el ajuste pudo realizarse con éxito en 61 de
los 72 casos totales. El análisis de los probability plots y los quantile plots
permitió determinar que el ajuste es bueno en 61 casos, con coeficientes de
correlación lineal entre los valores estimados a partir del modelo propuesto y
los valores empíricos mayores a 0.9, siendo Río Gallegos la estación que
presenta los mayores apartamientos respecto de la distribución GEV (ver
algunos ejemplos de probability plots en las Figuras 3.3 y 3.4). En los otros 11
casos, el método de máxima verosimilitud no resultó convergente y por lo tanto
no pudieron obtenerse estimaciones confiables de los parámetros de la
distribución GEV. Coles (2001) indica que el uso de métodos de verosimilitud
para la estimación de los parámetros de la distribución GEV puede presentar
dificultades relacionadas con las condiciones de regularidad requeridas para que
las propiedades asintóticas usuales asociadas con el estimador de máxima
verosimilitud sean válidas. Cuando el parámetro de forma de la distribución GEV
es menor a -1 es poco probable que el método permita obtener un estimador
de máxima verosimilitud; cuando el parámetro de forma se encuentra entre -1
y -0.5 el estimador puede obtenerse pero las propiedades asintóticas no son las
usuales; y por último, en los casos en que el parámetro de forma resulta mayor
a -0.5 el método de máxima verosimilitud no presenta inconvenientes. Las
distribuciones con parámetro de forma menor a -0.5 presentan colas superiores
muy acotadas y no es usual encontrarlas en variables climatológicas. Es por ello
que se decidió utilizar este método para la estimación de los parámetros de la
distribución GEV. En los 11 casos en los que no fue posible obtener
estimaciones robustas de los parámetros de la distribución GEV, la estimación
del parámetro de forma obtenido presentó valores inferiores a -0.5, e incluso
menores a -1 en 2 casos. Estos casos se detallan en la Tabla 3.2 y se
eliminaron del análisis que sigue para evitar conclusiones basadas en
estimaciones inestables.
TOMO I
31
CAPÍTULO 3
3.5. Variabilidad interdecádica observada en los extremos anuales
3.5.a. Variabilidad en los parámetros de la distribución
La Figura 3.5 muestra las variaciones en el parámetro de posición y su
intervalo de 95% de confianza para la distribución GEV ajustada en los distintos
subperíodos. Como puede observarse en la figura, los intervalos de confianza
en todos los casos resultaron muy pequeños, del orden de 1º C de longitud,
indicando la habilidad del método de estimación elegido. La única excepción es
Río Gallegos que es la estación que presentó los intervalos de confianza más
grandes, con extensiones mayores a 2º C. Esto es consistente con lo encontrado
anteriormente respecto de la bondad del ajuste de la distribución GEV en esta
estación.
Como se observa en la figura, en general los extremos fríos sufrieron
incrementos en el parámetro de posición, sobre todo en el último subperíodo,
siendo la única excepción los extremos fríos de la temperatura máxima (Figura
3.5d, LTx) en Río Gallegos. Estos aumentos resultaron mayores en los extremos
fríos de la temperatura mínima (Figura 3.5c, LTn), que mostraron variaciones
de hasta 2º C entre el primer y el último subperíodo. Este aumento en el
parámetro de posición de la distribución GEV de los extremos fríos implica un
corrimiento hacia la derecha de toda la distribución lo que lleva a una
disminución en la intensidad de los extremos fríos.
En los extremos cálidos, el comportamiento del parámetro de posición es
menos consistente entre las distintas estaciones. En general, se observaron
disminuciones en el parámetro de posición de los extremos cálidos de la
temperatura máxima (Figura 3.5b), con excepción de la estación Río Gallegos
que muestra un incremento en dicho parámetro. En el caso de HTn, la
disminución en el parámetro de posición del primer al segundo subperíodo es
seguida por un leve aumento el último subperíodo en Pilar, Santa Rosa y
Tucumán, mientras que Buenos Aires y Río Gallegos mostraron un aumento
sostenido a la largo de todo el período analizado. Una disminución en el
parámetro de posición de la distribución GEV de los extremos cálidos implica un
TOMO I
32
CAPÍTULO 3
corrimiento hacia la izquierda de toda la distribución y por lo tanto una
disminución en la intensidad de los extremos cálidos anuales, mientras que un
aumento en el parámetro de posición indica un aumento en la intensidad de los
extremos cálidos.
En casi todos los casos, los cambios en el parámetro de posición
resultaron significativos ya que los intervalos de 95% de confianza no se
superponen. Por lo tanto, el análisis de los cambios observados a lo largo de la
segunda mitad del siglo XX en este parámetro indicó en general una
disminución significativa en la intensidad de los extremos anuales de
temperatura, tanto de los extremos cálidos como de los extremos fríos, con
excepción de Río Gallegos que presentó un comportamiento opuesto, y algunas
excepciones en el comportamiento de los extremos cálidos de la temperatura
mínima.
Sin embargo, no sólo se observan cambios en el parámetro de posición de
la distribución. Los parámetros de escala y forma de la distribución GEV
también sufrieron cambios a lo largo de la segunda mitad del siglo XX (ver
Figuras 3.6 y 3.7). Un aumento en el parámetro de escala de la distribución
indica una mayor dispersión de los valores extremos. Pero no es posible
generalizar esta situación para las distintas estaciones y variables ya que en
cada caso particular la variación del parámetro de escala fue diferente. Además,
dado que los intervalos de 95% de confianza se superponen en casi todos los
casos, estos cambios no resultaron significativos. Por ejemplo, para HTn (Figura
3.6a) en Buenos Aires, Pilar y Tucumán, el parámetro de escala aumentó del
primer al segundo subperíodo, pero disminuyó luego, mientras que en Río
Gallegos el aumento fue sostenido en todo el período y en Santa Rosa ocurrió
lo contrario. Las variaciones más grandes de este parámetro se observaron en
los extremos fríos de la temperatura mínima (LTn), con cambios de hasta 1º C
en el parámetro de escala, aunque en ninguna de las estaciones estos cambios
resultaron significativos.
El signo del parámetro de forma permite determinar qué tipo de
comportamiento presenta la cola de la distribución de la temperatura y por lo
tanto a qué tipo de distribución perteneciente a la familia de distribuciones GEV
TOMO I
33
CAPÍTULO 3
corresponde la variable. Si el parámetro de forma es positivo, la distribución de
los extremos cálidos se conoce como Tipo II o Fréchet , si es negativo se llama
distribución Tipo III o Weibull, y en el caso en que el parámetro de forma
resulta igual a cero la distribución se conoce como Tipo I o Gumbel. En el
primer caso (  > 0 ) la distribución no está acotada y la curva de los valores de
retorno en función del logaritmo de los períodos de retorno tiene forma
cóncava. En el segundo caso (  < 0 ), esta curva es convexa y la distribución
está acotada superiormente. Por último, en el caso en que   0 la relación
entre los valores de retorno y el logaritmo de los períodos de retorno es lineal y
por lo tanto la distribución tampoco está acotada. Lo contrario ocurre para los
distintos signos del parámetro de forma en el caso de los extremos fríos.
Como se observa en la Figura 3.7, el parámetro de forma resultó negativo
en casi todas las estaciones, subperíodos y variables, aunque en muchos casos
los intervalos de 95% de confianza se extienden hasta valores positivos. Esto
indica que en general la distribución de los extremos cálidos está acotada
superiormente mientras que los extremos fríos están acotados inferiormente, y
por lo tanto existe un valor máximo esperable incluso cuando el período de
retorno tiende a infinito. Como los intervalos de confianza en la mayoría de los
casos resultaron superpuestos, los cambios observados en el parámetro de
forma no resultaron significativos al 5%, aunque sus variaciones igual afectan
la distribución de los extremos anuales como puede observarse en las Figuras
3.8 a 3.11 donde se muestran los valores de retorno en función de los períodos
de retorno. Allí se puede apreciar mejor que los casos que presentaron un
parámetro de forma negativo están acotados. mientras que los casos en los que
el parámetro de forma resultó positivo los valores de retorno tienden a infinito a
medida que aumenta el período de retorno. También se ve claramente la
relación casi lineal entre el valor de retorno y el logaritmo del período de
retorno en los casos en que el parámetro de forma estimado es muy cercano a
cero. Estos gráficos permiten ver que si bien los cambios en la magnitud del
parámetro de forma no son significativos, un cambio en el signo de este
parámetro tiene una gran influencia en la forma de la distribución de los valores
de retorno, como es el caso de los extremos de la temperatura mínima en
TOMO I
34
CAPÍTULO 3
Santa Rosa y Río Gallegos, y los extremos fríos de la temperatura máxima en
Pergamino, donde el parámetro de forma pasó de negativo a positivo y por lo
tanto se modificó completamente la forma de la distribución.
En las Figuras 3.12 a 3.15 se muestra la función de densidad de
probabilidad de la distribución GEV para cada una de las estaciones y extremos.
De esta forma es posible visualizar la combinación de los cambios en los tres
parámetros de la distribución y analizar el efecto que estos cambios tienen en la
ocurrencia de los eventos extremos. En estas figuras se observa claramente
que el cambio más importante fue en la posición de la distribución, consistente
con los cambios observados en el parámetro de posición, indicando en general
una disminución en la intensidad de los eventos extremos. Sin embargo, en
algunos casos la combinación de la variación del parámetro de forma con la
variación en alguno de los otros dos parámetros de la distribución lleva a
variaciones poco apreciables en la ocurrencia de extremos. Por ejemplo, los
extremos cálidos de la temperatura mínima (HTn) en Pilar sufrieron una
disminución en el parámetro de posición del primer al segundo subperíodo, que
implica una menor intensidad de los extremos, junto con aumento en el
parámetro de escala, que lleva a una mayor dispersión de los mismos. La
combinación de estos dos cambios conduce a variaciones poco significativas de
la intensidad de los eventos extremos. Por el contrario, la combinación de las
variaciones en los distintos parámetros puede potenciar los cambios observados
en los extremos. Es el caso de los extremos cálidos de la temperatura máxima
(HTx) en Tucumán, donde se observa una disminución en el parámetro de
posición acompañado de una disminución en el parámetro de escala que lleva a
que extremos de menor intensidad ocurran con mayor frecuencia.
En general, los extremos de la temperatura mínima son los que
presentaron los cambios más importantes en la distribución de los extremos
anuales. Los extremos fríos de la temperatura máxima mostraron cambios en la
forma de la distribución (más que en la posición y la escala) con una tendencia
a distribuciones más achatadas y por lo tanto mayor dispersión en los valores
de los extremos anuales.
TOMO I
35
CAPÍTULO 3
3.5.b. Variabilidad en los valores de retorno
La Figura 3.16 muestra los valores de retorno para el período de 20 años
y su intervalo de 95% confianza en los tres subperíodos estudiados para las
distintas estaciones y los cuatro eventos extremos definidos en este capítulo.
Como se vio en las estimaciones de los parámetros de la distribución, Río
Gallegos presentó los intervalos de confianza más grandes, aunque en algunas
variables los intervalos de confianza de Pergamino y Santa Rosa llegaron a ser
incluso más extensos. En todos los casos, los intervalos de confianza resultaron
asimétricos reflejando la mayor incertidumbre asociada a los valores más
extremos (Coles, 2001).
Se observó en general una disminución del valor de retorno de 20 años
para los extremos cálidos de la temperatura máxima y un aumento para los
extremos fríos, con excepción de Río Gallegos que presentó un comportamiento
opuesto. Esto implica una disminución en la frecuencia de ocurrencia de estos
extremos. Sin embargo, el comportamiento de los extremos cálidos de la
temperatura mínima depende de la estación: en Buenos Aires, Pergamino, y Río
Gallegos se observaron aumentos del valor de retorno de 20 años, indicando
aumentos en la frecuencia de ocurrencia, mientras que en Pilar, Santa Rosa y
Tucumán el valor de retorno disminuyó, es decir, disminuyó la frecuencia de
ocurrencia.
Las diferencias encontradas son de aproximadamente 1º C, pero en ningún
caso resultaron significativas ya que los intervalos de confianza están
superpuestos. Para otros valores de retorno, los resultados fueron similares,
como se puede ver en las Figuras 3.8 a 3.11.
Para visualizar mejor la relación entre los cambios en los valores de
retorno y la frecuencia de ocurrencia de los eventos extremos, conviene
expresar este cambio en términos del tiempo de espera. Para ello, se fijó el
valor de retorno de 20 años obtenido con los parámetros estimados para el
primer subperíodo y se calculó el período de retorno asociado a ese valor en
cada uno de los subperíodos siguientes. Este valor se llama también tiempo de
espera ya que es la cantidad media de tiempo que debe transcurrir para que
ese extremo anual de temperatura vuelva a ser superado. La inversa del tiempo
TOMO I
36
CAPÍTULO 3
de espera es la frecuencia o probabilidad de ocurrencia de dicho valor. La Tabla
3.3 muestra el valor de retorno de 20 años correspondiente al ajuste realizado
en el subperíodo 1941-1960 y los tiempos de espera en los subperíodos
siguientes asociados a dicho valor.
Consistentemente con las conclusiones obtenidas a través del estudio en
los cambios de los valores de retorno, los tiempos de espera resultaron
superiores a 20 años para los extremos cálidos de la temperatura mínima en
Pilar, Santa Rosa y Tucumán, mostrando la disminución en la frecuencia de
ocurrencia de extremos cálidos de la temperatura mínima en estas estaciones.
Por el contrario, en Buenos Aires, Pergamino y Río Gallegos los tiempos de
espera disminuyeron, indicando un aumento en la frecuencia de ocurrencia. Los
tiempos de espera de los extremos cálidos de la temperatura máxima
resultaron mayores a 20 años en todas las estaciones, excepto en Río Gallegos
donde la frecuencia de ocurrencia de este extremo aumentó en la segunda
parte del siglo XX. Los extremos fríos presentaron tiempos de espera superiores
a 20 años en todas las estaciones excepto en Río Gallegos, indicando una
disminución en la frecuencia de ocurrencia de extremos fríos de ambas
variables.
Al igual que lo que se observó en la Figura 3.16 los cambios resultaron
más notorios y consistentes en los extremos fríos, donde los tiempos de espera
aumentaron de 20 a más de 100 años, como es el caso de las mínimas anuales
de la temperatura máxima en Pergamino y Pilar. En algunos casos el cambio en
la distribución de los extremos fue tal que el valor de retorno de 20 años que se
obtuvo para el primer subperíodo es un valor que nunca se alcanza en los
subperíodos siguientes. Tal es el caso de LTn en Buenos Aires, que presentó un
valor de retorno de 20 años de -4.7º C según la distribución GEV obtenida en
1941-1960, que pasó a tener un tiempo de espera de 49.7 años en 1961-1980,
pero se convirtió en un valor inalcanzable en el último período, como puede
observarse en la Figura 3.10 y por lo tanto presentó un tiempo de espera
infinito.
TOMO I
37
CAPÍTULO 3
3.6. I nfluencia del salto climático de 1976- 77 en los extremos anuales
de temperatura
Con el objetivo de estudiar los cambios en la distribución de los extremos
anuales de temperatura debidos al salto climático del año 1976-77, se analizó el
comportamiento de los extremos observados hasta el año 1976 y a partir del
año 1977. Para este análisis se utilizó el registro completo de cada una de las
seis estaciones (ver Tabla 1.1) dividiendo el período en dos subperíodos: antes
y después del año 1976.
En primer lugar, se evaluó la presencia de cambios significativos en los
valores medios y la varianza de las series de extremos anuales debidas al salto
climático de 1976-77. Los cambios en la varianza de las series resultaron poco
significativos,
mientras
que
todas
las
estaciones
mostraron
cambios
significativos al 5% en el valor medio de al menos uno de los extremos anuales,
siendo LTn la variable que presentó los cambios menos significativos.
También se realizó un análisis de las tendencias lineales observadas en
cada uno de los dos subperíodos (pre- y post-1976). En la Tabla 3.4 se
muestran las tendencias lineales obtenidas utilizando el método de cuadrados
mínimos en cada uno de los extremos anuales, períodos y estaciones
estudiados. Tanto los extremos cálidos como los fríos de la temperatura mínima
presentaron en general tendencias positivas, aunque no siempre significativas
al 5%, indicando un aumento en la intensidad de los extremos cálidos y una
disminución en la intensidad de los extremos fríos cuando se analizan los
extremos a partir de la temperatura mínima. Esto ocurrió en todas las
estaciones, excepto en Santa Rosa que presentó un comportamiento opuesto.
Los extremos fríos de la temperatura máxima son los que presentaron las
tendencias menos significativas, aunque de signo positivo en la mayoría de los
casos, indicando extremos fríos menos intensos hacia finales del siglo XX. Los
extremos cálidos de la temperatura máxima mostraron en general tendencias
negativas, significativas sólo en Pilar, Río Gallegos, Santa Rosa y Tucumán.
Luego de la remoción de las tendencias que resultaron significativas al
5%, se ajustó la distribución GEV en cada uno de los dos subperíodos y se
TOMO I
38
CAPÍTULO 3
analizaron los cambios en los parámetros de la distribución y en los valores de
retorno obtenidos en cada caso.
La Figura 3.17 muestra un aumento significativo en el parámetro de
posición de LTn. LTx también presentó un incremento significativo aunque de
menor magnitud, con excepción de Pergamino y Río Gallegos donde este
parámetro disminuyó. Los extremos cálidos mostraron en general disminuciones
(significativas en casi todos los casos) en este parámetro, con excepción de Río
Gallegos que en ambas variables presentó incrementos, y Buenos Aires y
Pergamino donde el parámetro de posición de HTn aumentó a finales de siglo
XX.
Estos cambios son consistentes en signo pero de mayor magnitud que los
cambios encontrados en la sección anterior relacionados con la variabilidad en
períodos de 20 años, indicando en general un corrimiento hacia extremos
menos intensos hacia finales del siglo XX, con algunas excepciones en los
extremos cálidos de la temperatura mínima.
Los parámetros de escala (Figura 3.18) y de forma (Figura 3.19) no
presentaron cambios significativos de un período al otro, aunque en la mayoría
de los casos se observaron disminuciones en ambos parámetros.
De la Figura 3.19 se observa que el parámetro de forma resultó en
general negativo, incluso considerando el intervalo de 95% de confianza. Es
decir que las distribuciones de los eventos extremos anuales están acotadas
(superiormente en el caso de los extremos cálidos e inferiormente en el caso de
los extremos fríos). Como no hubo cambios en el signo de este parámetro, los
cambios en los eventos extremos se deben mayormente a cambios en la
posición de la distribución. Es importante notar que en cinco casos (LTx en
Santa Rosa en el primer período, HTn en Pilar, HTx en Pergamino y Pilar y LTn
en Tucumán en el segundo período) el parámetro de forma resultó menor a
-0.5. Sin embargo, en ninguno de los casos el parámetro resultó menor -0.8 y
por lo tanto fue posible estimar los valores de retorno utilizando el método de
máxima verosimilitud.
El análisis de los cambios observados en el valor de retorno de 20 años
(Figura 3.20) mostró resultados consistentes con lo encontrado en la Sección
TOMO I
39
CAPÍTULO 3
3.5.b, con aumentos en el valor de retorno de los extremos fríos y
disminuciones en los extremos cálidos, indicando un aumento en la frecuencia
de ocurrencia de los eventos extremos cálidos y una disminución en los
extremos fríos luego del año 1976. Existen sin embargo algunas excepciones a
este comportamiento, que coinciden con las encontradas en el análisis anterior,
como ser los extremos fríos de la temperatura mínima en Río Gallegos que no
mostraron cambios en el valor de retorno de 20 años, los extremos fríos de la
temperatura máxima en Santa Rosa que presentaron una leve disminución no
significativa, los extremos cálidos de la temperatura máxima en Río Gallegos
que sufrieron un incremento no significativo y los extremos cálidos de la
temperatura mínima en Buenos Aires, Pergamino y Río Gallegos donde el valor
de retorno de 20 años aumentó.
Estos cambios en la frecuencia de ocurrencia de los eventos extremos
anuales asociados al salto climático de 1976-77 resultaron de mayor magnitud
que los encontrados en el análisis interdecádico asociado a variabilidad en
períodos de 20 años, con diferencias en los valores de retorno de
aproximadamente 2º C, con máximos de 5º C. En la mayoría de los casos estos
cambios resultaron significativos al 5% ya que los intervalos de 95% de
confianza no se superponen, salvo para LTx que sufrió cambios poco
significativos como consecuencia del salto de 1976-77.
También se calcularon los tiempos de espera en el período post-1976 de
los valores de retorno de 20 años estimados con el ajuste de la distribución en
el período anterior. En la Tabla 3.5 puede observarse que los extremos fríos
aumentaron su tiempo de espera en todos los casos, excepto LTn en Río
Gallegos donde el tiempo de espera se mantuvo prácticamente constante en 20
años (al igual que valor de retorno), y LTx en Santa Rosa donde el tiempo de
espera disminuyó levemente. Los tiempos de espera de los extremos cálidos de
la temperatura mínima disminuyeron en tres estaciones, pero aumentaron en
las otras tres, consistentemente con los cambios observados en el valor de
retorno de 20 años. Los extremos cálidos de la temperatura máxima se
observaron aumentos en el tiempo de espera en todas las estaciones, excepto
en Río Gallegos.
TOMO I
40
CAPÍTULO 3
En los casos en que se observaron disminuciones importantes en el
parámetro de forma hasta valores negativos de gran magnitud (ver Figura
3.19) se obtuvieron tiempos de espera extremadamente grandes, e incluso
tiempos infinitos, ya que la curva de los valores de retorno en función de los
períodos de retorno aumentó su convexidad y por lo tanto la cota se alcanza en
valores más bajos en el caso de los extremos cálidos y más altos en el caso de
los extremos fríos. Estos cambios pueden verse con mayor claridad en las
Figuras 3.21 a 3.24 que muestran los valores de retorno en función de los
períodos de retorno.
3.7. Conclusiones
En este capítulo se presentó un análisis de la variabilidad interdecádica de
los eventos extremos anuales de temperatura mínima y máxima en seis
estaciones de Argentina que representan regiones climáticas distintas del país.
A pesar de que los extremos anuales corresponden a un único día del año,
estos extremos no representan situaciones aisladas. En cinco de las seis
estaciones, el año 1967 muestra un mínimo relativo en LTn, indicando un año
anómalamente frío en todo el país, mientras que 1995 corresponde un máximo
relativo en HTx, evidencia de un año cálido, consistente con las tendencias
globales que indican que 11 de los 12 años más cálidos ocurrieron en el período
1995-2006 (Trenberth et al., 2007).
El análisis de los promedios móviles de 11 años revela la importancia de la
variabilidad interdecádica en los extremos anuales de temperatura, como así
también las tendencias presentes en las series de extremos observadas en el
siglo XX. La intensidad de los extremos cálidos de la temperatura máxima
(máximo absoluto del año) disminuyó significativamente en Pilar, Santa Rosa y
Tucumán, pero aumentó significativamente en Río Gallegos. En Buenos Aires y
Pergamino también se observó una tendencia negativa, aunque no significativa.
Por el contrario, la intensidad de los extremos fríos de la temperatura mínima
(mínimo absoluto del año) disminuyó en todas las estaciones (tendencias
positivas), aunque en forma significativa solamente en Buenos Aires, Pilar y
Tucumán.
TOMO I
41
CAPÍTULO 3
Luego se compararon los parámetros de la distribución GEV ajustada en
tres períodos consecutivos no superpuestos de 20 años cada uno y los valores
de retorno estimados a partir de cada ajuste. Esta comparación mostró que en
general la distribución de los extremos fríos sufrió un corrimiento hacia valores
más altos en el período 1941-2000, indicando una disminución en la intensidad
de los mismos. Esta disminución resulta más importante en los extremos fríos
de la temperatura mínima que presentó variaciones de hasta 2º C entre el
primer y el último subperíodo. Los extremos cálidos no mostraron resultados
tan consistentes entre las estaciones, aunque en general presentaron
intensidades más bajas en la temperatura máxima y más altas en la
temperatura mínima en los períodos más recientes. Tanto los cambios en los
extremos cálidos como en los fríos, consistentes con las tendencias halladas,
resultaron significativos al 5%. Las variaciones en los parámetros de escala y de
forma de la distribución GEV no mostraron cambios significativos a lo largo del
período 1941-2000.
La comparación de los valores de retorno estimados a partir del ajuste de
la distribución GEV en cada subperíodo mostró una disminución del valor de
retorno de 20 años para los extremos cálidos de la temperatura máxima y un
aumento para los extremos fríos de ambas variables, con excepción de Río
Gallegos que tiene comportamiento opuesto, como se ha visto en otros trabajos
(Barrucand et al., 2008; Vargas y Naumann, 2008). Estos cambios son más
notorios en los extremos fríos, aunque en ningún caso resultaron significativos
al 5%, y representan una disminución en su frecuencia de ocurrencia. Los
cambios en los valores de retorno de los extremos cálidos de la temperatura
mínima no resultaron consistentes a lo largo de las seis estaciones, mostrando
aumentos en la frecuencia en tres casos y disminuciones en los otros tres.
Estos cambios en la frecuencia de ocurrencia de los extremos fueron
expresados en términos del tiempo de espera. Los valores con tiempo de
espera de 20 años en el primer subperíodo, es decir cuya probabilidad de
ocurrencia es 5%, presentaron tiempos de espera inferiores a 20 años en los
extremos cálidos, mostrando el aumento en la frecuencia de ocurrencia en las
estaciones donde se habían detectado aumentos en el valor de retorno, y
TOMO I
42
CAPÍTULO 3
superiores a 20 años en los extremos fríos, indicando una disminución en la
frecuencia.
También se evaluó la influencia que el salto climático del año 1976 tuvo
en los extremos anuales. Para ello se volvió a realizar el ajuste de la
distribución GEV pero separando a las series de extremos en dos períodos:
antes y después del año 1976. Se encontró que los cambios son consistentes
con las variaciones decadales en períodos de 20 años, pero de mayor magnitud
y significativos al 5%, con cambios en los valores de retorno de entre 2º C y
5º C.
Si bien la definición de eventos extremos utilizada en este capítulo
permitió describir las variaciones observadas en los extremos de temperatura,
la misma desaprovecha gran parte de los datos disponibles ya que se basa en
un único valor por año. Dado que se encuentran disponibles los datos diarios de
temperatura mínima y máxima, en el capítulo siguiente se propone un nuevo
enfoque para el estudio de la variabilidad interdecádica de los eventos extremos
de temperatura que incorpora mayor cantidad de información de cada variable.
Además, como los valores más altos de temperatura ocurren por lo general en
verano y los más bajos, en invierno, la definición de eventos extremos
propuesta en este capítulo no considera eventos anómalos en otras épocas del
año. En el capítulo siguiente se propone un análisis que permite considerar
eventos extremos a lo largo de todo el año.
TOMO I
43
CAPÍ TULO 4: Variabilidad interdecádica de eventos extremos diarios
de temperatura en Argentina
4.1. I ntroducción
Los eventos extremos anuales se definen a partir de un único valor por
año. Si bien esta definición permite la caracterización de los eventos extremos
de la región como se vio en el capítulo anterior, hay una gran cantidad de
información desaprovechada dado que se cuenta con los valores diarios de cada
estación.
En este capítulo se propone aplicar otra distribución correspondiente a la
Teoría de Valores Extremos, la distribución Generalized Pareto (GP). Esta
distribución fue utilizada para el análisis de eventos extremos de variables
meteorológicas e hidrológicas en diversos trabajos, así como también para
determinar el daño causado por estos eventos (Katz et al., 2002; Bordi et al.,
2007; Unkašević y Tošić, 2009). Este enfoque tiene como ventaja respecto del
análisis GEV que permite considerar una mayor cantidad de extremos por año
ya que se basa en todos los datos diarios, considerando eventos extremos
cálidos a todos aquellos días en los que la temperatura supera cierto umbral
fijado previamente. Análogamente, los extremos fríos corresponden a los días
en que la temperatura no alcanza un determinado umbral también prefijado. La
elección de estos umbrales no es trivial ya que los mismos tienen que ser lo
suficientemente altos, en el caso de los extremos cálidos, para que se cumplan
las condiciones asintóticas del modelo, pero lo suficientemente bajos para que
exista una cantidad considerable de excesos por encima del umbral. En el caso
de los extremos fríos, el umbral tiene que ser suficientemente bajo para que el
ajuste no resulte en un bias muy grande, pero lo suficientemente alto para que
la cantidad de valores por debajo del umbral no sea tan pequeña que
introduzca mucha incertidumbre en las estimaciones. Así, la elección del umbral
es un compromiso entre el bias y la varianza (Coles, 2001).
Dada la disponibilidad de datos diarios en la región, se propone en este
capítulo analizar la variabilidad decadal de la frecuencia e intensidad de los
TOMO I
44
CAPÍTULO 4
eventos extremos de temperatura a través del ajuste de una distribución GP. Se
define como evento extremo todo aquel día que supere (o no alcance) un
umbral fijado previamente. Este análisis se realiza utilizando las mismas
estaciones que las utilizadas en el Capítulo 3, en el período común a todas las
estaciones, 1941-2000.
Con el objetivo de analizar los eventos extremos que ocurren a lo largo de
todo el año, los eventos extremos se definen a partir de las anomalías de la
temperatura mínima y máxima para cada día. De esta forma, los valores
extremos son todos aquéllos que se alejen del valor medio de ese día una
distancia determinada por el umbral elegido. Desde un punto de vista
metodológico, la estadística aplicada a las anomalías de temperatura mínima y
máxima extremas, en vez de a los valores absolutos, permite evaluar la
severidad de los episodios extremos en términos de apartamientos muy
grandes respecto de los valores diarios esperados. Además, el análisis de las
anomalías presenta una alternativa útil para el estudio de las temperaturas
extremas a lo largo de todo el año, sin que las mismas se vean influenciadas
por el fuerte ciclo estacional que presenta la temperatura en latitudes medias.
Desde el punto de vista de la aplicación, este tipo de análisis permite un mejor
conocimiento de los episodios diarios cálidos y fríos, sus distribuciones y sus
períodos de retorno (Serra et al., 2009).
4.2. Datos y metodología
En este capítulo se utilizaron datos de temperatura mínima y máxima
observados en estaciones meteorológicas de Argentina pertenecientes al
Servicio Meteorológico Nacional. Como el objetivo de este capítulo es, al igual
que en el capítulo anterior, analizar la variabilidad interdecádica de los eventos
extremos pero con una definición distinta de evento extremo -basada en los
valores de las anomalías diarias y considerando extremos todos aquellos valores
que superan o no alcanzan un determinado umbral- se eligieron las estaciones
que contaran con los registros más extensos en el tiempo, es decir las
TOMO I
45
CAPÍTULO 4
estaciones utilizadas en el Capítulo 3 que se muestran en la Figura 1.1 y la
Tabla 1.1.
El tratamiento de los datos faltantes para el análisis de los extremos
diarios fue distinto al utilizado para los extremos anuales, ya que para este
análisis es importante tener datos de todo el año. Por lo tanto, se verificó que
el total de datos faltantes en el período de estudio fuera inferior al 20% de la
longitud del registro. Debido a que la estación Río Gallegos no cumplió con este
criterio, la misma no fue utilizada en el análisis de la variabilidad interdecádica
de los extremos diarios.
La distribución GP permite el modelado estadístico de eventos extremos
definidos como valores que superan (o no alcanzan) un determinado umbral.
De acuerdo con Coles (2001), para valores suficientemente grandes del umbral
u , la función de distribución GP de y  X  u condicional a X > u tiene la
siguiente forma:
⎧ ⎛ y ⎞  1
⎪1  ⎜1 + ⎟
⎪
~ ⎠
H ( y)  ⎨ ⎝
⎛ y⎞
⎪
⎪1  exp⎜⎝  ~ ⎟⎠
⎩
si  ≠ 0
si   0
(4.1)
definida en el conjunto {y : y > 0 ∧ (1 + y ~ ) > 0} con ~   +  (u   ) , donde ~
es el parámetro de escala y  el parámetro de forma de la distribución GP, y 
y 
son los parámetros de escala y posición de la distribución GEV,
respectivamente, aplicada a los bloques de máximos anuales. La función de
distribución mostrada en (4.1) también es válida para modelar los extremos de
la cola izquierda de la distribución, definida como los valores que no alcanzan
un determinado umbral. Para ello, basta tomar los valores de la muestra y el
umbral con su signo opuesto y utilizar el modelo propuesto en (4.1). En este
caso, la condición sobre el umbral es que el mismo sea lo suficientemente
pequeño, o lo que es lo mismo, suficientemente grande en valor absoluto.
El ajuste de la distribución GP presenta dos cuestiones que requieren
decisiones previas. La primera es la elección del umbral por encima del cual se
considera a los eventos como extremos, ya que un umbral muy bajo podría
resultar en la violación de las hipótesis asintóticas del modelo, mientras que un
TOMO I
46
CAPÍTULO 4
umbral muy alto conduciría a un análisis poco robusto basado en una cantidad
demasiado baja de datos. Es por ello que la elección del umbral requiere un
balance entre el bias y la varianza. La segunda problemática que presenta el
ajuste de esta distribución es la posible falta de independencia entre eventos
extremos sucesivos considerados para el análisis, es decir, aquellos eventos que
están correlacionados entre sí.
Con el objetivo de resolver el primer problema planteado, se realizó el
ajuste de la distribución para distintos umbrales posibles y se analizó en cada
caso cuán bueno resultaba el ajuste. Los umbrales se eligieron en función de
los percentiles empíricos de la muestra de datos, en un rango que va desde el
percentil 85 hasta el percentil 99. La bondad del ajuste en cada caso fue
analizada a través del probability plot (PP plot) y del cálculo del coeficiente de
correlación lineal entre las probabilidades empíricas y teóricas. En todos los
casos, el ajuste resultó bueno, con coeficientes de correlación lineal superiores
a 0.9 (en las Figura 4.1 a 4.3 se muestran algunos ejemplos de PP plots
obtenidos para distintos umbrales), aunque la elección de umbrales superiores
al percentil 95 (o inferiores al percentil 5, en el caso de los extremos fríos)
condujo a series de extremos demasiado cortas en relación a la cantidad de
datos con que se disponía. Se decidió entonces elegir como umbral el percentil
90 de la distribución empírica para los extremos cálidos, y, simétricamente, el
percentil 10 para los extremos fríos. De esta forma, se define como evento
extremo al conjunto de valores diarios que caen en el 10% más extremo, tanto
hacia la derecha como hacia la izquierda, de la distribución.
Para evitar los problemas introducidos por la correlación entre eventos
extremos sucesivos, se utilizan en general métodos de desagrupamiento
( declustering) de los excesos (valores que superan el umbral en el caso de
extremos cálidos y valores que no alcanzan el umbral en el caso de extremos
fríos). En este trabajo se aplicó un proceso de desagrupamiento de los valores
diarios de la temperatura que consiste en considerar únicamente el mayor
(menor) de los excesos que se encuentran dentro de una ventana de 5 días
consecutivos (Jones et al., 1999). De esta forma, la cantidad de excesos se
redujo de 10% a aproximadamente 5% del total de datos de la serie. Así, el
TOMO I
47
CAPÍTULO 4
umbral elegido muestra un buen balance entre la cantidad de excesos que se
consideran para el ajuste y las condiciones asintóticas del modelo propuesto.
Partiendo de la serie de temperaturas diarias de todo el año es de esperar
que al fijar un único umbral para todo el año, el 5% más cálido corresponda al
verano y el 5% más frío, al invierno, de la misma forma que en la definición de
extremos anuales los extremos cálidos correspondían a valores de verano y los
fríos a valores de invierno. Con el objetivo de considerar extremos todos
aquellos eventos que se apartan considerablemente de los valores medios
independientemente del momento del año en el que ocurren se transformaron
los valores de temperatura mínima y máxima diarias en anomalías normalizadas
respecto de un período base 1961-1990 (Serra et al., 2009). Una vez aplicada
esta transformación, se calculó el umbral en términos de anomalías respecto de
la media y la varianza, y se aplicó el método de desagrupamiento a los excesos.
Así, se generaron cuatro variables correspondientes a las series de
anomalías diarias independientes de los extremos cálidos de la temperatura
mínima (HTn) y de la temperatura máxima (HTx) y de los extremos fríos de la
temperatura mínima (LTn) y máxima (LTx). Si bien la definición de extremos es
distinta de la utilizada en el capítulo anterior, se decidió mantener el mismo
nombre en las variables ya que en ambos casos representan el mismo tipo de
extremos: HTn y LTn representan extremos cálidos y fríos, respectivamente,
desde el punto de vista de la temperatura mínima, y por lo tanto asociados a
valores nocturnos; mientras que HTx y LTx representan extremos cálidos y
fríos, respectivamente, desde el punto de vista de la temperatura máxima,
asociados a valores diurnos.
Con el fin de evaluar los cambios interdecádicos dentro del período en el
que coinciden todas las estaciones (1941-2000), las series de los cuatro nuevos
extremos definidos fueron divididas en tres subperíodos consecutivos no
superpuestos:
1941-1960,
1961-1980
y
1981-2000.
Las
tendencias
significativas al 5% en cada subperíodo fueron removidas de forma tal de
obtener series estacionarias. Luego, utilizando el método de estimación de
máxima verosimilitud y los paquetes estadísticos EVIM: A Software Package for
Extreme Value Análisis in MATLAB (Gençay et al., 2001) y Extremes Toolkit for
TOMO I
48
CAPÍTULO 4
R (Gilleland et al., 2004) se realizó el ajuste de la distribución GP a las series de
excesos sobre el umbral elegido (percentil 90 de las series completas de
anomalías de temperatura) para estudiar los extremos cálidos y a las series de
valores que permanecieron por debajo del umbral (percentil 10 de las series
completas de anomalías de temperatura) para estudiar los extremos fríos.
Teniendo en cuenta el desagrupamiento de los excesos, esto implica que el
ajuste se realizó sobre aproximadamente el 5% de los eventos más cálidos y
más fríos de cada año, respectivamente, es decir sobre un total de
aproximadamente 18 valores por año, y 360 valores en cada subperíodo.
Finalmente, a partir de las estimaciones de los parámetros de la
distribución GP ajustada en cada subperíodo se calcularon los valores de
retorno y su intervalo de 95% de confianza. Al igual que en el capítulo anterior,
un valor de retorno asociado a un determinado período de retorno p es un valor
que se supera, en promedio, una vez cada p años. Por ejemplo, el valor de
retorno de 20 años es un valor que se supera en promedio una vez cada 20
años, es decir, con una probabilidad de 5%. Por lo tanto, los cambios en los
valores de retorno indican cambios en la frecuencia de ocurrencia de los
eventos extremos. La inversión de la expresión dada en (4.1), teniendo en
cuenta que corresponde a la función de distribución condicional a X > u ,
permite obtener una expresión para los valores de retorno a partir de los
[
parámetros de la distribución GP:
]
⎧ 

⎪u +  ( pn y ζ u )  1
zp  ⎨
⎪u +  log( pn ζ )
y u
⎩
si  ≠ 0
si   0
(4.2)
donde ζ u  P{X > u} es la probabilidad de superar el umbral, n y es la cantidad
de observaciones por año (365,25 en este caso, ya que se utilizaron datos
diarios) y p es el período de retorno en años. En el caso de los valores
extremos definidos como aquéllos que no alcanzan cierto umbral, debido a la
transformación utilizada de los datos, fue necesario invertir el signo de los
ζ u  P{X < u} la probabilidad de no alcanzar el umbral. En ambos casos,
valores de retorno obtenidos con la función expresada en (4.2), considerando
TOMO I
49
CAPÍTULO 4
ζ u  0.1 ya que el umbral fue definido a partir del percentil 90 o 10 de la
distribución de anomalías diarias.
Al igual que en el caso de la distribución GEV, los períodos de retorno
pueden expresarse en términos del tiempo de espera. El valor de retorno de 20
años es un valor que ocurre una vez cada 20 años, y por lo tanto el tiempo de
espera es de 20 años. Un aumento en el tiempo de espera indica entonces una
disminución en la frecuencia de ocurrencia del valor de retorno asociado,
mientras que una disminución en el tiempo de espera representa un aumento
en la frecuencia o probabilidad de ocurrencia.
4.3. Características de las anomalías diarias
En primer lugar se estudió la variabilidad interdecádica en toda la
distribución de las anomalías diarias a lo largo de los tres subperíodos. En la
Figura 4.4 se muestra la función de densidad de probabilidad empírica para
cada variable (temperatura mínima y máxima) y estación. En todas las
estaciones se observó un corrimiento hacia la derecha en toda la distribución de
temperatura mínima, más marcado en el último subperíodo. Este corrimiento
implica un aumento tanto de los valores medios como de los valores extremos.
Sin embargo, los cambios en los valores medios no siempre son consistentes
con los cambios en las colas de la distribución. Como ejemplo podemos ver que
el valor medio de la temperatura máxima en Buenos Aires y Pergamino
permaneció prácticamente constante a lo largo de todo el período, mientras
que las colas de las distribuciones presentan diferencias de un subperíodo a
otro. Esto implica que los eventos extremos sufrieron variaciones, ya sea en la
intensidad o en la frecuencia, de distinta magnitud que los cambios en los
valores medios.
4.4. Variabilidad de la intensidad de los eventos extremos diarios
Con el objetivo de estudiar la variabilidad interdecádica observada en la
intensidad de los eventos extremos de temperatura, se calcularon los
percentiles 10 y 90 de la distribución empírica de cada variable en cada
TOMO I
50
CAPÍTULO 4
subperíodo. Estos valores fueron luego utilizados como umbrales para definir
los eventos extremos y realizar el ajuste de la distribución GP. La Figura 4.5
muestra los percentiles estimados a partir de la distribución empírica de las
distintas variables, subperíodos y estaciones meteorológicas. Los extremos
cálidos de la temperatura máxima (Figura 4.5b) y los extremos fríos de la
temperatura mínima (Figura 4.5c) son las variables que sufrieron los cambios
más importantes, mostrando una disminución del percentil 90 con el tiempo en
el primer caso y un aumento del percentil 10 en el segundo, más marcado en el
último subperíodo. Dado que el percentil 10 (90) indica el valor por debajo
(encima) del cual se encuentra el 10% de los datos de cada subperíodo, un
aumento (una disminución) en este valor indica una disminución en la
intensidad de los extremos fríos (cálidos). Los cambios en los extremos cálidos
de la temperatura mínima y los extremos fríos de la máxima (Figuras 4.5 a y d,
respectivamente) no sufrieron variaciones importantes a lo largo del período de
estudio, aunque se observan en general aumentos del percentil 90 en la
temperatura mínima en todas las estaciones, principalmente en el último
subperíodo, indicando aumentos en la intensidad de este extremo. El signo del
los cambios en el percentil 10 de la temperatura máxima depende de la
estación: hubo un aumento del percentil 10 en Buenos Aires y Pergamino y una
disminución en Pilar, Santa Rosa y Tucumán.
La magnitud de los cambios entre el primer y el último subperíodo alcanzó
valores de hasta 0.5 desvíos estándar en los extremos cálidos de la
temperatura máxima y los extremos fríos de la temperatura mínima, y de
menos de 0.2 desvíos estándar en las otras variables.
Estos cambios observados en los percentiles de la distribución de
anomalías de temperatura mínima y máxima son consistentes con los
resultados obtenidos en el análisis de la variabilidad de los extremos anuales,
donde la disminución en el parámetro de posición de la distribución GEV
ajustada a los máximos anuales indicaba una disminución en la intensidad de
los extremos cálidos de la temperatura máxima, mientras que el aumento de
este parámetro en la distribución de los mínimos anuales representaba una
disminución de la intensidad de los extremos fríos, más marcada en la
TOMO I
51
CAPÍTULO 4
temperatura mínima. En los extremos cálidos de la temperatura mínima los
resultados obtenidos mediante el ajuste de la distribución GEV a los extremos
anuales y el ajuste de la distribución GP a los extremos diarios no son
consistentes en todas las estaciones, poniendo de manifiesto las diferencias en
el comportamiento del valor más alto del año respecto del comportamiento del
conjunto del 10% de los valores más extremos. Por ejemplo, en Buenos Aires
se observaron aumentos a lo largo de todo el período tanto del parámetro de
posición de la distribución GEV como del umbral utilizado para el ajuste de la
distribución GP, es decir que todo el conjunto del 10% de los valores más altos
de la temperatura mínima de cada año adoptó valores más altos, incluso el
valor más alto de todo el año. Por el contrario, en Pilar el 10% de los valores
más altos de cada año aumentó a lo largo del período de estudio, pero el valor
más extremo sufrió una leve disminución. Esto puede explicarse por una menor
dispersión en la cola de la distribución.
4.5. Ajuste de la distribución GP a los extremos diarios
Utilizando el método de máxima verosimilitud se ajustó la distribución GP
a las cuatro series de extremos diarios de las cinco estaciones en cada uno de
los tres subperíodos definidos, utilizando como umbral el percentil 90 de la
distribución de anomalías diarias para los extremos cálidos y el percentil 10,
para los extremos fríos. A diferencia de lo que ocurría con la distribución GEV
aplicada a los extremos anuales, en todas las estaciones el ajuste resultó bueno
según se pudo observar en los PP plots (ver ejemplos en las Figura 4.1 a 4.3).
Las Figuras 4.6 a 4.9 muestran la función de densidad de probabilidad de
la distribución GP en cada una de las estaciones para los distintos subperíodos.
La distribución GP es una distribución condicionada a que la anomalía de
temperatura supere el umbral, por lo tanto sólo está definida para anomalías
mayores (menores) que el umbral. Los cambios en la forma de la distribución
están relacionados con los cambios en el umbral y en los parámetros de forma
y escala. Los extremos cálidos de la temperatura mínima presentaron un
corrimiento de toda la distribución hacia la derecha consistente con el aumento
leve en el valor del umbral, mientras que para los extremos cálidos de la
TOMO I
52
CAPÍTULO 4
temperatura máxima, donde se observó una disminución del umbral, la
distribución sufrió un corrimiento hacia la izquierda, indicando extremos cálidos
menos intensos. Los extremos fríos de la temperatura mínima mostraron un
corrimiento importante de la distribución hacia la derecha, indicando una
disminución
en
la
intensidad.
Sin
embargo,
no
sólo
se observaron
desplazamientos de la distribución sino que también cambió la forma, en la
mayoría de los casos, hacia distribuciones más cóncavas, indicando un
decrecimiento de la probabilidad de ocurrencia de los extremos más abrupto.
4.6. Variabilidad de la frecuencia de ocurrencia de los eventos
extremos diarios
Para el estudio de la variabilidad interdecádica observada en la frecuencia
de ocurrencia de eventos extremos de temperatura se compararon los valores
de retorno obtenidos a partir de una distribución GP ajustada a cada una de las
variables en los distintos subperíodos. La Figura 4.10 muestra los valores de
retorno esperados cada 20 años en los distintos subperíodos y estaciones y su
intervalo de 95% de confianza. Es importante recordar que los valores de
retorno aquí analizados se refieren a anomalías estandarizadas, es decir
anomalías respecto al valor medio y al desvío estándar de la serie. Por lo tanto,
un valor de retorno igual a 1 en los extremos cálidos representa, en promedio,
un día cada 20 años con temperatura superior a la media más un desvío
estándar, mientras que un valor de retorno de -1 en los extremos fríos indica
que una vez cada 20 años se espera un día con temperatura inferior a la media
menos un desvío estándar.
En los extremos cálidos (Figuras 4.10 a y b) se observó una disminución
en el valor de retorno de 20 años del primer (1941-1960) al segundo
subperíodo (1961-1980). Esta disminución en los valores de retorno de los
extremos cálidos implica una disminución en su frecuencia de ocurrencia. Sin
embargo, en el subperíodo siguiente (1981-2000) se observó un aumento en
los valores de retorno en todos los casos, con excepción de HTx en Santa Rosa.
Este aumento, que en muchos casos resultó de mayor magnitud que la
TOMO I
53
CAPÍTULO 4
disminución observada previamente, indica un incremento en la frecuencia de
ocurrencia de extremos cálidos, tanto de la temperatura mínima como de la
máxima, en los últimos 20 años del siglo XX. Sin embargo, estos cambios, que
son del orden de 0.5 desvíos estándar, con diferencias máximas de casi un
desvío estándar de un período al siguiente, no resultaron significativos al 5% ya
que en general se superponen los intervalos de confianza.
Los cambios en los extremos fríos no resultaron tan consistentes a lo largo
de las estaciones, y también resultaron poco significativos. La magnitud de los
cambios observados en los extremos fríos fue de entre 0.2 y 0.4 desvíos
estándar, con diferencias máximas de 0.7 desvíos estándar de un período al
siguiente. En particular, los valores de retorno de los extremos fríos de la
temperatura mínima (Figura 4.10c) aumentaron con el tiempo en Pergamino,
Pilar y Santa Rosa, mientras que en Buenos Aires se observó un aumento en el
segundo subperíodo, seguido de una disminución en el último, contrario a lo
que ocurrió en Tucumán donde los valores de retorno disminuyeron en el
segundo subperíodo y aumentaron luego. Los valores de retorno de los
extremos fríos de la temperatura máxima (Figura 4.10d) presentaron
comportamientos distintos en cada estación. Por ejemplo, en Buenos Aires los
valores de retorno disminuyeron con el tiempo, contrario a lo que ocurrió en
Tucumán donde el aumento en los valores de retorno se mantuvo a lo largo de
todo el período estudiado. En el caso de los extremos fríos, un aumento en los
valores de retorno está asociado a una disminución en la frecuencia de
ocurrencia de estos extremos.
Si bien los cambios en la frecuencia de ocurrencia de los extremos diarios
tampoco resultaron significativos al 10%, son de mayor magnitud que los
cambios en los extremos anuales, pero no siempre en el mismo sentido
indicando diferencias entre el comportamiento del valor más extremos del año y
el conjunto del 10% de los valores más extremos, como se vio en el análisis de
la intensidad de los eventos extremos de la Sección 4.4.
Estos cambios en el valor de retorno de 20 años pueden ser expresados
en términos del tiempo de espera. La Tabla 4.1 muestra el valor de retorno de
20 años obtenido en el primer subperíodo en cada estación, y los tiempos de
TOMO I
54
CAPÍTULO 4
espera de dicho valor en los subperíodos siguientes. Consistentemente con lo
observado en los cambios del valor de retorno de 20 años, los tiempos de
espera de los extremos cálidos son mayores a 20 años en 1961-1980 y
menores a dicho valor en 1981-2000 en los casos en que el aumento del último
subperíodo logró compensar la disminución del subperíodo anterior (en los
casos en que el aumento no fue tan grande, se observa que a pesar de que el
tiempo de espera es superior a 20 años, resulta menor que en el subperíodo
anterior). La única excepción es HTx en Santa Rosa que mostraba disminución
del valor de retorno y por lo tanto un aumento en el tiempo de espera.
Al igual que ocurría con los cambios en el valor de retorno de 20 años, los
cambios en los extremos fríos dependen de la estación. En Buenos Aires se
observó un aumento en la frecuencia de los extremos fríos de ambas variables,
excepto en el segundo subperíodo donde la temperatura mínima muestra una
disminución en la frecuencia de ocurrencia de extremos fríos. Lo contrario
ocurrió en Tucumán, donde ambas variables muestran disminución en la
frecuencia de ocurrencia de los extremos fríos, excepto la temperatura mínima
en el segundo subperíodo que muestra aumento en la frecuencia. Pergamino
mostró aumentos en el tiempo de espera en todos los casos, y Santa Rosa en
todos excepto en el segundo subperíodo para LTx. En Pilar los extremos fríos
de la temperatura máxima presentaron aumentos en la frecuencia de
ocurrencia, mientras que los de la mínima disminuyeron su frecuencia.
En general, la frecuencia de ocurrencia de los extremos cálidos disminuyó
en el período 1961-1980 respecto de 1941-1960, pero aumentó nuevamente en
los últimos 20 años del siglo XX, incluso a frecuencias mayores que las
observadas
en
el
primer
subperíodo.
Los
extremos
fríos
mostraron
disminuciones en su frecuencia de ocurrencia en los últimos 20 años en casi
todas las estaciones.
El análisis de los valores de retorno para otros períodos de retorno
(Figuras 4.11 a 4.14) mostró resultados similares en todas las estaciones y para
las cuatro variables definidas, pero con intervalos de 95% de confianza de
mayor longitud debido a la mayor incertidumbre asociada al proceso de
estimación. Al igual que ocurría en el análisis de los extremos anuales, en todos
TOMO I
55
CAPÍTULO 4
los casos, los intervalos de confianza resultaron asimétricos reflejando la mayor
incertidumbre asociada a los valores más extremos (Coles, 2001).
4.7. Conclusiones
Cuatro nuevas variables fueron definidas para describir los eventos
extremos de temperatura, definidos como todos los valores que superan (o no
alcanzan) un determinado umbral: HTx, HTn, LTx y LTn, que representan series
de anomalías independientes de los extremos cálidos y fríos de la temperatura
mínima y máxima y están basadas en series de datos diarios. La distribución GP
fue ajustada a cada serie en distintos subperíodos con el fin de analizar la
variabilidad interdecádica observada en la intensidad y la frecuencia de los
eventos extremos de temperatura en distintas regiones de Argentina. Este
análisis permitió evaluar los cambios observados en los extremos de
temperatura
durante
el
período
1941-2000,
comparando
subperíodos
consecutivos de 20 años.
La intensidad de los eventos extremos cálidos de la temperatura máxima
(HTx) y los extremos fríos de la temperatura mínima (LTn) disminuyó en el
período de estudio, mientras que los eventos extremos cálidos de la
temperatura mínima (HTn) mostraron un aumento en su intensidad consistente
en las cinco estaciones estudiadas, aunque de menor magnitud. Los extremos
fríos de la temperatura máxima (LTx) mostraron poco cambio en la intensidad.
En cuanto a la frecuencia de ocurrencia, los extremos cálidos, tanto de la
temperatura mínima como de la máxima, mostraron una disminución del primer
subperíodo (1941-1960) al segundo, seguido de un aumento en los últimos 20
años del siglo XX, excepto en Santa Rosa donde la HTx disminuyó a lo largo de
todo el período. Este aumento en los valores de retorno en el último subperíodo
indica un aumento en la frecuencia de ocurrencia de los extremos cálidos de
temperatura respecto del período anterior, incluso alcanzando frecuencias
mayores a las observadas en el período 1941-1960 en algunas estaciones. La
estación que mostró los cambios más pronunciados es Pergamino, con
aumentos del orden de 1 desvío estándar del segundo al tercer subperíodo.
TOMO I
56
CAPÍTULO 4
Los eventos extremos fríos de la temperatura máxima (LTx) mostraron
cambios distintos en las diferentes estaciones estudiadas, mientras que los
eventos fríos de la temperatura mínima (LTn) presentaron aumentos en los
valores de retorno en casi todas las estaciones, con excepción de Tucumán en
la primera parte del período estudiado y Buenos Aires en la última. Estos
aumentos en los valores de retorno indican una disminución en la frecuencia de
ocurrencia de los extremos fríos de la temperatura mínima.
Los cambios observados en la intensidad y la frecuencia de ocurrencia de
los extremos diarios no siempre resultaron consistentes con los obtenidos en el
análisis de los extremos anuales, lo cual indica que el comportamiento del valor
más extremo del año no siempre es equivalente al comportamiento del 10%
más extremo. Como la estimación de los parámetros de la distribución GP se
hace en función de una mayor cantidad de datos es de esperar que los
resultados obtenidos sean más robustos. Por otro lado, los extremos anuales
representan casi exclusivamente valores de verano y de invierno, mientras que
al analizar los extremos en términos de anomalías diarias, los resultados
encontrados representan la variabilidad de extremos que pueden ocurrir a lo
largo de todo el año.
TOMO I
57
CAPÍ TULO 5: Análisis de eventos extremos de temperatura simulados
por Modelos de Circulación General
5.1. I ntroducción
Las simulaciones con modelos globales de circulación general acoplados
océano-atmósfera forzados con proyecciones de emisiones de gases de efecto
invernadero y aerosoles son la herramienta principal para el estudio de posibles
cambios en el clima medio futuro, su variabilidad y los extremos. Los cambios
en los extremos de temperatura tienden a seguir los cambios en los valores
medios del clima. Sin embargo, Kharin y Zwiers (2000, 2005) encontraron que
los extremos fríos de temperatura aumentan más que los extremos cálidos en
latitudes medias y altas, principalmente como resultado del derretimiento del
hielo marino y la nieve durante el invierno producto del calentamiento global.
Por otro lado, el aumento de la variabilidad de la temperatura en verano
encontrado por Gregory y Mitchell (1995) y Kharin y Zwiers (2005) implica un
potencial aumento de los extremos cálidos relativamente mayor que el de los
valores medios de verano.
El programa internacional Program for Climate Model Diagnosis and
Intercomparison (PCMDI) tiene por objetivo realizar comparaciones de distintas
salidas de GCM que han sido compatibilizados para simular los mismos períodos
de tiempo pasado y los distintos escenarios propuestos para el clima futuro
( Coupled Model Intercomparison Project , CMIP). Estas simulaciones del clima
llevadas a cabo en el contexto del Fourth Assessment Report del IPCC (2007),
que se encuentran disponibles a la comunidad científica, ofrecen un material de
primer nivel para el estudio del clima del futuro. Kharin y Zwiers (2007)
estudiaron la capacidad de estos modelos para reproducir los extremos de
temperatura en el clima actual y sus posibles cambios para distintos escenarios
de clima futuro, dados por distintas proyecciones del forzante antropogénico.
Para ello, los autores ajustaron una distribución GEV a los extremos anuales de
temperatura mínima y máxima
simuladas para el clima del siglo XX
(experimento 20C3M) y a los datos de reanálisis del European Centre for
TOMO I
58
CAPÍTULO 5
Medium-Range Weather Forecasts (ECMWF) y el National Centers for
Environmental Prediction (NCEP) en el período 1981-2000, como así también a
las simulaciones de clima futuro en los períodos 2046-2065 y 2081-2100
correspondientes a los escenarios B1, A1B y B2 propuestos por el IPCC en el
Special Report on Emissions Scenarios (SRES, Nakicenovic et al., 2000). El
estudio de Kharin y Zwiers (2007) indica que los extremos anuales de
temperatura estudiados mediante el ajuste de la distribución GEV son
adecuadamente simulados por el ensemble de 14 modelos en la última parte
del siglo XX, con menores incertidumbres en los extremos cálidos que en los
fríos. Los cambios encontrados en los extremos cálidos ante los distintos
escenarios de cambio climático respecto del clima del siglo XX son consistentes
con los cambios esperados en los valores medios de verano, con cambios
promedio sobre los continentes para el valor de retorno de 20 años de 1.7º C en
el período 2046-2065 para el escenario SRES B1 y de 4.2º C en el período 20812100 en el escenario SRES A2. a su vez, encontraron que los extremos fríos
aumentan 30 a 40% más rápido que los cálidos en todo el globo, con cambios
en el valor de retorno de 20 años de 2.1º C en 2046-2065 para el escenario
SRES B1 y 5.4º C en 2081-2100 para el escenario SRES A2.
En particular, para el sur de Sudamérica, los autores encontraron
aumentos en el valor de retorno de 20 años de los extremos cálidos de la
temperatura máxima de entre 1º C y 4º C en el período 2046-2065 para el
escenario A1B, y disminuciones en el tiempo de espera de entre 15 y 18 años,
indicando un aumento en la frecuencia de ocurrencia de los extremos cálidos.
Para los extremos fríos de la temperatura mínima, los aumentos proyectados
para el siglo XXI por el ensemble de 14 GCM son levemente menores en valor
absoluto, pero mayores respecto al aumento en los valores medios de invierno.
Los cambios en los períodos de retorno son opuestos a los extremos cálidos,
con tiempos de espera superiores a 200 años, indicando una fuerte disminución
en la frecuencia de ocurrencia de los extremos fríos.
Sin embargo, la resolución espacial de estos modelos resulta poco apta
para el estudio de las proyecciones a nivel regional. Por lo tanto se deben
aplicar metodologías para el traslado de estos resultados a menores escalas
TOMO I
59
CAPÍTULO 5
(metodologías de downscaling). El problema se puede abordar desde la
estadística (Palutikof et al., 2002; Schubert y Henderson-Sellers, 1997; Solman
y Núñez, 1999; D’Onofrio et al., 2010), desde la dinámica (Menéndez et al.,
2010; Solman et al., 2008), o a través de metodologías que combinan ambos
enfoques. Para el abordaje dinámico, se utilizan Modelos de Clima Regional
(RCM), alimentados con GCM (Wuebbles y Hayhoe, 2004; Räisanen et al.,
2004; Böhm et al., 2004; Bell et al., 2004), mientras que para el abordaje
estadístico, se estudia la relación entre la ocurrencia de extremos y la
circulación en el presente, y esto se proyecta en los escenarios de clima futuro.
En este capítulo se propone utilizar la metodología de downscaling
estadístico propuesta por D’Onofrio et al. (2010) llamada CHAC para el análisis
de los cambios proyectados en los extremos anuales de temperatura en el
Sudeste de Sudamérica ante un escenario de cambio climático antropogénico y
analizar las ventajas y desventajas que esta metodología aporta en el análisis
de eventos extremos.
5.2. Datos y metodología
La elección de los modelos y períodos de estudio fue hecha de acuerdo a
la disponibilidad de los datos necesarios para la aplicación de la metodología de
downscaling propuesta. Se utilizaron simulaciones del clima del siglo XX y del
clima futuro de tres GCM: ECHAM5/ MPI-OM, IPSL-CM4, UKMO-HadGEM1. Las
simulaciones de clima pasado corresponden al período 1981-1999, mientras
que las proyecciones de clima futuro están basadas en el escenario SRES A1B
para el período 2010-2040. Todos los modelos fueron llevados a una grilla
común de 2.5º de latitud por 2.5º de longitud de resolución.
A su vez, se utilizaron datos de reanálisis ERA-40 provistos por el ECMWF
interpolados en la misma resolución que los modelos, y datos diarios de
temperatura mínima y máxima observados en estaciones meteorológicas de
superficie en el Sudeste de Sudamérica, pertenecientes a la base de datos
compilada durante el proyecto CLARIS (ver Figura 1.2a).
En primer lugar, se analizó la capacidad de los datos de reanálisis y de los
modelos para reproducir la distribución de temperatura mínima y máxima
TOMO I
60
CAPÍTULO 5
diarias en la región de estudio durante el período 1981-1999. Para ello se
compararon el valor medio, la desviación estándar y los percentiles 5 y 95 de
las series observadas en cada una de las estaciones de la Figura 1.2 con las
series de la base de datos de reanálisis y de las simulaciones de los GCM
correspondientes al punto de grilla más cercano a cada una de las estaciones.
Para evitar el bias en los parámetros de la distribución empírica introducido por
la falta de datos, sólo se utilizaron las estaciones que contaran con menos de
20% de datos faltantes en el período de estudio. A su vez, se analizó la
capacidad de los reanálisis y los modelos para reproducir los extremos anuales
de la temperatura, comparando el valor medio y la desviación estándar de las
series de extremos anuales en cada estación con las series obtenidas en el
punto de grilla más cercano de los datos de reanálisis y de las simulaciones de
los GCM. Luego, se realizó el ajuste de la distribución GEV1 a las series de
extremos anuales y se analizaron los cambios proyectados para el clima futuro.
Estos resultados se muestran en la Sección 5.3.
Sin embargo, las simulaciones de la temperatura por GCM brindan
información en una escala mucho mayor que la requerida para estudiar los
cambios proyectados en una región pequeña como la que se propone en este
estudio. Por lo tanto, se aplicó una metodología de downscaling estadístico con
el objetivo de obtener información de la temperatura a menor escala que la
ofrecida por los GCM (Sección 5.4). Las metodologías de downscaling
estadístico consisten en determinar la relación entre variables climáticas locales
observadas y variables de circulación de gran escala. En este capítulo se
propone aplicar la metodología de downscaling estadístico CHAC (D’Onofrio et
al., 2010), utilizando seis variables de circulación atmosférica como variables
predictoras:
• Altura geopotencial en 850hPa
• Altura geopotencial en 500hPa
• Componente zonal del viento en 500hPa
1
La metodología utilizada para el ajuste de la distribución GEV es la misma que la descripta en
el Capítulo 3.
TOMO I
61
CAPÍTULO 5
• Componente zonal del viento en 200hPa
• Componente meridional del viento en 500hPa
• Componente meridional del viento en 200hPa
Tanto la elección de los modelos utilizados como la selección de las
variables predictoras estuvieron restringidas a la disponibilidad de los datos en
escala diaria. Idealmente, esta metodología debe ser aplicada tomando una
mayor cantidad de variables predictoras que describan la circulación de la
atmósfera, especialmente variables relacionadas con la humedad en niveles
medios y bajos (D’Onofrio et al., 2010). Dado que la capacidad de esta
metodología es altamente dependiente de las variables predoctoras utilizada, la
falta de disponibilidad de una mayor cantidad de variables en escala diaria para
distintos modelos impuso una limitación a la calidad de los resultados
obtenidos.
La función de transferencia utilizada consiste en una regresión lineal
obtenida con el método Multi-Layer Perceptron (MLP). La calibración del
método se hizo utilizando las variables de circulación obtenidas de los reanálisis
ERA-40 y los datos observados en las estaciones de superficie en el período
1981-1994. Debido a la existencia de datos faltantes en las series de datos
observados, se restringió este análisis a las series que tuvieran menos de 20%
de datos faltantes en ese período. Es por ello que del total de 265 estaciones
disponibles, sólo se trabajó con 111 estaciones. Luego se realizó una validación
de la función de transferencia obtenida utilizando los datos del período 19951999, para su posterior aplicación a las simulaciones hechas por los GCM para
obtener las series de datos de temperatura mínima y máxima en superficie en
cada punto de estación. De esta forma, se obtuvieron series de temperatura en
escala local a partir de simulaciones de modelos de circulación general.
Con el objetivo de analizar la influencia de la metodología de downscaling
en la distribución de la temperatura diaria, y en particular, de los extremos
anuales de temperatura de la región, se compararon los datos observados con
los resultados de aplicar la metodología CHAC a las series de temperatura de
los reanálisis ERA-40 y de las simulaciones de los GCM.
TOMO I
62
CAPÍTULO 5
Luego, a partir de estas series de extremos anuales obtenidas mediante la
aplicación de la metodología de downscaling, se estimaron los cambios
proyectados en los extremos anuales de temperatura en el Sudeste de
Sudamérica ante el escenario de cambio climático basado en el escenario SRES
A1B para el período 2010-2040, mediante el ajuste de la distribución GEV. El
cálculo de las diferencias entre los parámetros de la distribución y los valores de
retorno estimados para un escenario futuro de cambio climático y los estimados
para las simulaciones del clima del siglo XX permite una cuantificación de los
cambios esperados en los extremos anuales.
5.3. Simulaciones del clima mediante Modelos de Circulación General
5.3.a. Validación de las simulaciones de temperatura
Con el objetivo de evaluar la capacidad de los modelos para simular la
temperatura en las distintas estaciones de la región se compararon distintos
parámetros de la distribución de temperatura mínima y máxima diarias. En cada
estación se calculó el valor medio, la desviación estándar, el percentil 5 y el
percentil 95 a partir de las distribuciones empíricas observadas en el período
1981-1999. Y los mismos parámetros se calcularon en base a las series de
temperatura simuladas para el clima del siglo XX en el punto de grilla más
cercano a cada estación.
Las Figuras 5.1 a 5.4 muestran la comparación de la distribución de
temperatura mínima representada por los reanálisis y simulada por los tres GCM
con la distribución observada. Los reanálisis representan bastante bien la
distribución de temperatura mínima en la región, aunque sobreestiman el valor
medio, los extremos fríos (percentil 5) y los extremos cálidos (percentil 95), y
subestiman
la variabilidad
diaria.
El
modelo
IPSL-CM4
logra
simular
adecuadamente el valor medio de la distribución, como así también los
extremos, pero falla en la representación de la variabilidad. El modelo
ECHAM5/ MPI-OM tiende a sobreestimar el valor medio de la distribución, como
así también los extremos, pero logra capturar mejor la variabilidad. El modelo
TOMO I
63
CAPÍTULO 5
UKMO-HADGEM1 es el modelo que logra capturar mejor las características de la
distribución de la temperatura mínima diaria.
En las Figuras 5.5. a 5.8 se muestra la misma comparación para la
temperatura máxima. Los resultados muestran que en general esta variable es
simulada de forma más adecuada por todos los modelos y mejor representada
por los reanálisis. Sin embargo, se observa una leve subestimación del valor
medio y de los extremos cálidos por parte de los reanálisis, y una subestimación
de la variabilidad. Al igual que para la temperatura mínima, el modelo ECHAM
sobreestima el valor medio y los extremos de la distribución, mientras que el
IPSL-CM4 y el UKMO-HADGEM1 simulan bastante bien todos los parámetros de
la distribución analizados.
Dado que en este capítulo se analizan cambios proyectados en los
extremos anuales de temperatura ante un escenario propuesto de cambio
climático, es de particular interés analizar la capacidad de los modelos y de los
reanálisis para representar los extremos anuales. Las Figuras 5.9 a 5.16
muestran la comparación del valor medio y el desvío estándar de la distribución
de cuatro extremos anuales basados en las series de temperatura mínima y
máxima diarias: el máximo valor anual de temperatura mínima (HTn), el
máximo valor anual de temperatura máxima (HTx), el mínimo valor anual de
temperatura mínima (LTn) y el mínimo valor anual de temperatura máxima
(LTx). Estas variables que describen extremos anuales son las mismas que se
utilizaron en el Capítulo 3. En general, tanto los reanálisis como los modelos
logran capturar el valor medio de cada uno de los extremos anuales, aunque
con cierta deficiencia, debida en parte a la falta de capacidad para representar
la variabilidad de la temperatura. En particular, los reanálisis ERA-40 tienden a
sobreestimar el valor de medio de los extremos de la temperatura mínima y a
subestimar el de los extremos cálidos de la temperatura máxima. Los tres
modelos presentan resultados similares entre sí, sin un bias sistemático en la
región, con mejores resultados para los extremos fríos que para los cálidos,
sobre todo en la temperatura máxima. Sin embargo, tanto los reanálisis como
los modelos tienen dificultades para representar correctamente la variabilidad
interanual de los extremos.
TOMO I
64
CAPÍTULO 5
La importancia de la evaluación de la capacidad de los reanálisis para
representar las series de extremos de temperatura radica en que la función de
transferencia que caracteriza la metodología de downscaling aplicada en la
Sección 5.4 se obtiene a partir de una regresión entre las variables de
circulación de los reanálisis sobre los datos de temperatura observados en las
estaciones. Por lo tanto, cualquier dificultad de los reanálisis para representar la
temperatura en una región que sea consecuencia de la falta de capacidad de
representar la circulación en esa región se trasladará a la metodología de
downscaling, introduciendo un bias adicional.
5.3.b. Cambios en la intensidad y la frecuencia de los extremos
anuales ante un escenario de cambio climático
Se ajustó la distribución GEV a las series de extremos anuales observadas
en el período 1981-1999 en cada una de las estaciones, representados por los
reanálisis ERA-40 y simulados por los GCM en los puntos de grilla más cercanos
a cada estación. La Figura 5.17 muestra la función de densidad de la
distribución GEV media de la región para cada extremo. También se muestra la
distribución del ensemble de los tres modelos en cada caso. Como era de
esperar por las diferencias encontradas en el valor medio de los extremos
anuales, la distribución GEV ajustada a los extremos de la temperatura mínima
representados por los reanálisis de ERA-40 se encuentra desplazada hacia la
derecha respecto de la distribución ajustada a los extremos observados,
mientras que la de los extremos cálidos de la temperatura máxima se encuentra
desplazada hacia la izquierda. La distribución ajustada a los extremos fríos de la
temperatura máxima representados por los reanálisis coincide con la
distribución ajustada a los extremos observados. Sin embargo, a pesar de las
dificultades para representar la variabilidad interanual de los extremos, la forma
de la distribución GEV ajustada a los extremos representados por los reanálisis
es muy similar a la de los extremos observados en los cuatro extremos
analizados.
TOMO I
65
CAPÍTULO 5
Si bien los modelos no presentaban un bias sistemático en el valor medio
de la distribución de extremos anuales, se observa en todos los casos una
sobreestimación del parámetro de posición, indicando que los extremos cálidos
simulados son
sobreestimados,
mientras que los extremos fríos son
subestimados. La forma de la distribución simulada no presenta grandes
diferencias respecto de la observada, aunque tiende a tener mayor dispersión
en los extremos cálidos de la temperatura mínima y los extremos fríos de la
temperatura máxima, y menor dispersión en los extremos cálidos de la
temperatura máxima.
En general, el modelo UKMO-HADGEM1 es el que más se asemeja a las
distribuciones observadas, excepto en el caso de LTn, donde el modelo IPSLCM4 funciona levemente mejor. Es destacable la gran diferencia encontrada en
la posición de la distribución de los extremos cálidos de la temperatura máxima
observados y los reanálisis, mucho mayor incluso que las diferencias
encontradas con los distintos modelos.
En la Figura 5.18 se muestran las distribuciones de los extremos anuales
simuladas para el período 1981-1999 (línea punteada) y las distribuciones
simuladas para las proyecciones del clima del siglo XXI ante un cambio
climático antropogénico dado por el escenario SRES A1B en el período 20102040 (línea llena). Dado que los períodos son casi consecutivos, las diferencias
encontradas no son de gran magnitud. Los modelos IPSL-CM4 y UKMOHADGEM1 muestran un desplazamiento de las distribuciones de los cuatro
extremos hacia la derecha, indicando extremos cálidos más intensos y extremos
fríos menos intensos en el siglo XXI, con poco cambio en la forma de la
distribución. Por el contrario, el modelo ECHAM5/ MPI-OM proyecta cambios en
la forma de la distribución, pero casi no presenta corrimientos de la misma.
Estos cambios pueden analizarse individualmente en cada estación a
través del cálculo de las diferencias en los parámetros de la distribución GEV
proyectadas para el siglo XXI respecto de las simulaciones del siglo XX en cada
estación. La Figura 5.19 muestra los cambios en el parámetro de posición en
cada uno de los modelos y en el ensemble de los tres modelos para los
extremos cálidos de la temperatura mínima (HTn). Consistentemente con las
TOMO I
66
CAPÍTULO 5
diferencias medias de la región analizadas en la figura anterior, los modelos
IPSL-CM4 y UKMO-HADGEM1 muestran incrementos de hasta 2º C en el
parámetro de posición, mientras que el modelo ECHAM5/ MPI-OM presenta
incrementos menores a 1º C en todos los casos, e incluso negativos en algunas
estaciones. El modelo ISPL es el que presenta los cambios de mayor magnitud,
con aumentos más importantes en el este del dominio. El ensemble de los tres
modelos muestra incrementos entre 0.5º C y 1.5º C en todas las estaciones.
Estos cambios son muy importantes teniendo en cuenta que los períodos de
tiempo que se comparan son casi consecutivos (2010-2040 relativo a 19811999). Cambios similares se observan en la Figura 5.20 para los extremos
cálidos de la temperatura máxima (HTx), aunque los cambios positivos en el
modelo IPSL-CM4 son de mayor magnitud y el modelo ECHAM5/ MPI-OM
proyecta cambios negativos en el este y positivos en el oeste. Las Figuras 5.21
y 5.22 muestran los cambios en el parámetro de posición de la distribución de
los extremos fríos de la temperatura mínima y máxima, respectivamente. En
ambos casos, el modelo IPSL-CM4 y el UKMO-HADGEM1 muestran incrementos
de este parámetro en toda la región, siendo el IPSL-CM4 el que muestra los
cambios más pronunciados, con diferencias de más de 2.5º C en el centro de la
región. El modelo ECHAM5/ MPI-OM en ambos casos indica disminución del
parámetro de posición, más importante en LTx. El ensemble de los tres
modelos indica en ambos casos aumentos del parámetro de posición, es decir
un corrimiento hacia la derecha de toda la distribución.
En resumen, los modelos IPSL-CM4 y UKMO-HADGEM1 proyectan un
aumento de la intensidad de los extremos anuales cálidos y una disminución en
los extremos fríos, más marcada en los extremos fríos de la temperatura
máxima. El modelo ECHAM5/ MPI-OM muestra en general un comportamiento
opuesto, con aumentos leves a casi nulos del parámetro de posición en los
extremos cálidos de la temperatura mínima, e incluso disminuciones en algunas
estaciones, y disminución de dicho parámetros en casi toda la región en los
otros tres extremos, indicando extremos cálidos menos intensos y extremos
fríos más intensos. Sin embargo, como los cambios en el modelo ECHAM5/ MPIOM son de menor magnitud que en los otros modelos, el ensemble de los tres
TOMO I
67
CAPÍTULO 5
modelos indica aumentos en la intensidad de los extremos cálidos y
disminuciones en los extremos fríos.
Los cambios en los parámetros de escala y forma de la distribución GEV
no resultaron muy grandes y varían dependiendo de la estación.
Para analizar los cambios proyectados en la frecuencia de ocurrencia de
los eventos extremos se calcularon las diferencias en el valor de retorno de 20
años en cada extremo (Figuras 5.23 a 5.26). Todos los modelos indican
aumentos en el valor de retorno de los extremos cálidos, excepto el modelo
ECHAM5/ MPI-OM que proyecta leves disminuciones en el norte de la provincia
de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Entre Ríos. El ensemble de los tres modelos
indica aumentos del valor de retorno en toda la región de hasta 2º C para la
temperatura mínima y hasta 2.5º C para la temperatura máxima, indicando un
aumento en la frecuencia de ocurrencia de los extremos cálidos de ambas
variables.
Los cambios en el valor de retorno de 20 años de los extremos fríos no
resultan tan homogéneos a lo largo de toda la región. Para la temperatura
mínima (Figura 5.25), el modelo IPSL-CM4 proyecta aumentos en el valor de
retorno en todo el dominio, más importantes en el norte, indicando una
disminución en la frecuencia de ocurrencia de los extremos fríos de la
temperatura mínima. El ECHAM5/ MPI-OM también proyecta aumentos en casi
toda la región, pero de menor magnitud, con algunas excepciones en Uruguay
y en la región de Cuyo. Por el contrario, el modelo UKMO-HADGEM1 proyecta
disminución del valor de retorno de LTn en la mayor parte del dominio,
indicando un aumento en la frecuencia, con aumentos del valor de retorno en el
norte. El ensemble de los tres modelos indica aumentos del valor de retorno de
LTn de no más de 2º C en casi toda la región, indicando una disminución de la
frecuencia de ocurrencia de los extremos fríos de la temperatura mínima.
Los cambios en la frecuencia de ocurrencia de los extremos fríos de la
temperatura máxima (Figura 5.26) son de mayor magnitud que los de la
temperatura mínima. Tanto el modelo IPSL-CM4 como el ECHAM5/ MPI-OM
indican fuertes aumentos del valor de retorno en toda la región, excepto en el
Noroeste Argentino, donde se observa disminuciones de hasta 2º C. El modelo
TOMO I
68
CAPÍTULO 5
UKMO-HADGEM1 proyecta aumentos del valor de retorno en el este y noroeste
del dominio, y disminuciones en el oeste. En promedio, el ensemble muestra
aumentos del valor de retorno de 20 años de los extremos fríos de la
temperatura máxima en toda la región, indicando disminución en la frecuencia
de ocurrencia de estos extremos, excepto en la región del Noroeste donde se
proyectan aumentos de la frecuencia.
Otra forma de analizar y cuantificar los cambios en la frecuencia de
ocurrencia de los extremos de temperatura es a través del cálculo del tiempo
de espera, como se vio en los Capítulos 3 y 4. En las Figuras 5.27 a 5.30 se
muestran las proyecciones del tiempo de espera del valor de retorno de 20
años estimado a partir de las simulaciones del clima del siglo XX. Los resultados
son consistentes con los cambios encontrados en las Figuras 5.23 a 5.26, con
tiempos de espera menores a 20 años en los casos en que los extremos cálidos
mostraban aumentos del valor de retorno, y tiempos de espera mayores a 20
años en los casos en que los extremos fríos mostraban aumentos del valor de
retorno. Según el ensemble de los tres modelos los tiempos de espera de los
extremos cálidos decrecen a entre 1 y 10 años en casi toda la región. Por el
contrario, el tiempo de espera de los extremos fríos de la temperatura mínima
aumenta a más de 50 años en el norte y sur del dominio, mientras que en el
centro permanece casi constante. En el caso de los extremos fríos de la
temperatura máxima los tiempos de espera proyectados son superiores a 50
años en toda la región, excepto en la región del Noroeste donde el tiempo de
espera se reduce a entre 10 y 15 años.
Estos resultados son consistentes con los cambios encontrados por Kharin
y Zwiers (2007), que hicieron un análisis similar utilizando otros modelos y
otros períodos del siglo XXI.
5.4. Dow nscaling de las simulaciones del clima realizadas con Modelos
de Circulación General
En esta sección se presentan los resultados obtenidos a partir de la
aplicación de la metodología de downscaling estadístico CHAC aplicada a las
TOMO I
69
CAPÍTULO 5
simulaciones del clima del siglo XX y las proyecciones del clima del siglo XXI
realizadas con los mismos modelos analizados en la sección anterior.
5.4.a. I nfluencia de la metodología CHAC en las distribuciones de
temperatura
En primer lugar se comparan las distribuciones de temperatura mínima y
máxima diarias observadas con las distribuciones obtenidas luego de la
aplicación de la metodología de downscaling CHAC a las simulaciones del clima
del siglo XX.
Las Figuras 5.31 a 5.34 muestran el valor medio, el desvío estándar y los
percentiles 5 y 95 de la distribución empírica de temperatura mínima diaria
obtenida con la metodología CHAC en cada estación en función de los
parámetros de la distribución observada. ERA-40 representa en forma casi
perfecta el valor medio de la distribución, al igual que el modelo UKMOHADGEM1, mientras que el modelo ECHAM5/ MPI-OM lo sobreestima levemente
y el modelo IPSL-CM4 lo subestima. El percentil 5 de la distribución es
levemente sobreestimado por los reanálisis ERA-40 y por los modelos
ECHAM5/ MPI-OM y UKMO-HADGEM1, y levemente subestimado por el modelo
IPSL-CM4. Lo contrario ocurre para el percentil 95, para el cual la
subestimación del modelo IPSL-CM4 es más importante. En todos los casos, la
variabilidad diaria es subestimada respecto de las observaciones. Resultados
similares se observan para la temperatura máxima (Figuras 5.35 a 5.38).
También se analizó la influencia de la metodología en las distribuciones
empíricas de los extremos anuales. Las Figuras 5.39 a 5.46 muestran el valor
medio y el desvío estándar de las distribuciones obtenidas con CHAC en función
de las observadas. En general, se observa una subestimación del valor medio
de los extremos cálidos y una sobreestimación de los extremos fríos,
consistente con la subestimación de la variabilidad encontrada anteriormente.
En todos los casos, la variabilidad interanual de los extremos es subestimada,
siendo más notoria esta subestimación en los extremos cálidos.
TOMO I
70
CAPÍTULO 5
Sin embargo, al comparar estos resultados con los hallados en la Sección
5.3 (Figuras 5.1 a 5.16) es altamente notoria la mejoría que la metodología de
downscaling aplicada tiene sobre los valores medios y los extremos de la
distribución. Pero esta metodología introduce un bias muy grande en la
variabilidad interanual de los extremos, llevando a que tanto los reanálisis de
ERA-40 como los modelos subestimen sistemáticamente la distribución de los
extremos anuales. De hecho, si se comparan las series temporales de los
extremos anuales se observa la pérdida de variabilidad. La Figura 5.47 muestra
la serie temporal de los extremos anuales observados en la estación Mendoza
Observatorio, a modo de ejemplo, en el período 1981-1999 (línea llena), las
series temporales de los extremos anuales representados por los reanálisis ERA40 en el punto de grilla más cercano (línea con cruces) y las series temporales
de los extremos anuales resultantes de aplicar la metodología CHAC a los
reanálisis (línea con círculos). Allí puede verse cómo la metodología disminuye
las diferencias entre las series observadas y las obtenidas de los reanálisis, y en
algunos casos incluso invierte el bias, pero quitando variabilidad interanual.
Lo mismo ocurre al aplicar la metodología a los GCM. En la Figura 5.48 se
muestran las series temporales de los extremos anuales observadas y
simuladas con el modelo ECHAM5/ MPI-OM antes y después de aplicar la
metodología CHAC en la misma estación.
5.4.b. Ajuste de la distribución GEV a los extremos anuales
obtenidos con la metodología de dow nscaling
Al ajustar la distribución GEV a las series de extremos anuales obtenidas a
partir de la aplicación de la metodología de downscaling CHAC a las
simulaciones del clima del siglo XX, se obtienen distribuciones que poco tienen
que ver con las distribuciones observadas (Figura 5.49). Esto se debe a que la
falta de variabilidad interanual en los extremos anuales no permite un ajuste
realista de la distribución GEV, obteniéndose en todos los casos distribuciones
más angostas (menor parámetro de escala) que las observadas, es decir,
valores de los extremos anuales menos dispersos.
TOMO I
71
CAPÍTULO 5
5.5. Conclusiones
En este capítulo se analizó la capacidad de los reanálisis ERA-40 y tres
Modelos de Circulación General para representar los extremos anuales de
temperatura en el período 1981-1999. En general, el modelo UKMO-HADGEM1
es el que más se asemeja a las distribuciones observadas, excepto en el caso
de LTn, donde el modelo IPSL-CM4 funciona levemente mejor. Es destacable la
gran diferencia encontrada en la posición de la distribución de los extremos
cálidos de la temperatura máxima observados y los reanálisis, mucho mayor
incluso que las diferencias encontradas con los distintos modelos.
También se estudiaron los cambios proyectados en los extremos anuales
de temperatura ante un cambio climático antropogénico basado en las
proyecciones de gases de efecto invernadero que propone el escenario SRES
A1B. Para ello, se ajustó la distribución GEV a las series de extremos anuales
obtenidas a partir de las simulaciones del clima del siglo XX en el período 19811999 y de las proyecciones del clima futuro para el período 2010-2040 de tres
modelos globales distintos.
Según este análisis, los modelos IPSL-CM4 y UKMO-HADGEM1 proyectan
un aumento de la intensidad de los extremos anuales cálidos y una disminución
en los extremos fríos, más marcada en los extremos fríos de la temperatura
máxima. El modelo ECHAM5/ MPI-OM muestra en general un comportamiento
opuesto, con aumentos leves a casi nulos en la intensidad de los extremos
cálidos de la temperatura mínima, e incluso disminuciones en algunas
estaciones, pero disminución de la intensidad de los extremos cálidos de la
temperatura máxima en casi toda la región, y aumentos en la intensidad de los
extremos fríos. Sin embargo, como los cambios en el modelo ECHAM5/ MPI-OM
son de menor magnitud que en los otros modelos, el ensemble de los tres
modelos indica aumentos en la intensidad de los extremos cálidos y
disminuciones en los extremos fríos de 0.8º C en promedio.
En cuanto a la frecuencia de ocurrencia todos los modelos indican
aumentos en el valor de retorno de los extremos cálidos, excepto el modelo
ECHAM5/ MPI-OM que proyecta leves disminuciones en el norte de la provincia
TOMO I
72
CAPÍTULO 5
de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Entre Ríos. El ensemble de los tres modelos
indica aumentos del valor de retorno en toda la región de hasta 2º C para la
temperatura mínima y hasta 2.5º C para la temperatura máxima, indicando un
aumento en la frecuencia de ocurrencia de los extremos cálidos de ambas
variables.
Los cambios en el valor de retorno de 20 años de los extremos fríos no
resultan tan homogéneos a lo largo de toda la región. Para la temperatura
mínima, el modelo IPSL-CM4 proyecta aumentos en el valor de retorno en todo
el dominio, más importantes en el norte, indicando una disminución en la
frecuencia de ocurrencia de los extremos fríos de la temperatura mínima. El
ECHAM5/ MPI-OM también proyecta aumentos en casi toda la región, pero de
menor magnitud, con algunas excepciones en Uruguay y en la región de Cuyo.
Por el contrario, el modelo UKMO-HADGEM1 proyecta disminución del valor de
retorno de LTn en la mayor parte del dominio, indicando un aumento en la
frecuencia, con aumentos del valor de retorno en el norte. El ensemble de los
tres modelos indica aumentos del valor de retorno de LTn de no más de 2º C en
casi toda la región, indicando una disminución de la frecuencia de ocurrencia de
los extremos fríos de la temperatura mínima. Para los extremos fríos de la
temperatura máxima tanto el modelo IPSL-CM4 como el ECHAM5/ MPI-OM
indican fuertes aumentos del valor de retorno de los extremos de la
temperatura máxima en toda la región, excepto en el Noroeste Argentino,
donde se observan disminuciones de hasta 2º C. El modelo UKMO-HADGEM1
proyecta aumentos del valor de retorno en el este y noroeste del dominio, y
disminuciones en el oeste. En promedio, el ensemble muestra aumentos del
valor de retorno de 20 años de los extremos fríos de la temperatura máxima en
toda la región, indicando disminución en la frecuencia de ocurrencia de estos
extremos, excepto en la región del Noroeste donde se proyectan aumentos de
la frecuencia.
Según el ensemble de los tres modelos los tiempos de espera de los
extremos cálidos decrecen a entre 1 y 10 años en casi toda la región. Por el
contrario, el tiempo de espera de los extremos fríos de la temperatura mínima
aumenta a más de 50 años en el norte y sur del dominio, mientras que en el
TOMO I
73
CAPÍTULO 5
centro permanece casi constante. En el caso de los extremos fríos de la
temperatura máxima los tiempos de espera proyectados son superiores a 50
años en toda la región, excepto en la región del Noroeste donde el tiempo de
espera se reduce a entre 10 y 15 años.
Sin embargo, esta información se obtuvo a partir de modelos de
circulación general que tienen resoluciones demasiado bajas para poder
analizar los cambios proyectados en escala regional con más detalle. Por lo
tanto, se aplicó una metodología de downscaling estadístico que permite
reducir la escala de la información que brindan los GCM.
Los resultados obtenidos muestran que la aplicación de esta metodología
permite mejorar la estimación de los valores medios de las temperaturas
mínima y máxima diarias, como así también de los extremos anuales. Sin
embargo, la escasa capacidad del método para reproducir la variabilidad
interanual de los extremos hace que el ajuste de la distribución GEV sea poco
realista.
Una posible explicación a la fuerte subestimación de la variabilidad
interanual por parte del método CHAC es la falta de variables de humedad en el
grupo de las variables predictoras.
TOMO I
74
CAPÍ TULO 6: Comparación de eventos extremos de temperatura
observados en el Sudeste de Sudamérica con simulaciones de Modelos
de Clima Regional
6.1. I ntroducción
En el capítulo anterior el análisis de los eventos extremos fue realizado en
base a una metodología de downscaling estadístico y se analizaron las ventajas
y desventajas que la misma tiene para el análisis de los eventos extremos de
temperatura. Sin embargo, existen otras metodologías que permiten reducir la
escala de las simulaciones del clima realizadas con los GCM para el estudio de
los cambios en el clima regional.
Las metodologías downscaling dinámico consisten en el uso de Modelos de
Clima Regional (RCM) que simulan el clima de una determinada región con una
resolución mayor que la pueden presentar los GCM. Solman et al. (2008)
analizaron las simulaciones del clima en Sudamérica utilizando la quinta
generación del modelo Pennsylvania State University-NCAR (Penn State-NCAR)
Mesoscale Model MM5 anidado con el modelo global HadAM3H. Las
simulaciones del clima presente utilizadas cubren el período 1981-1990 y fueron
validadas comparando las variables de precipitación y temperatura con los
datos grillados de CRU y las variables de circulación con los datos de reanálisis
del NCEP (Kalnay et al., 1996). Los datos de precipitación también fueron
validados a escala diaria mediante la comparación con los datos observados
grillados por Liebmann y Allured (2005). En estas comparaciones los autores
encontraron que el modelo es capaz de representar la estructura del campo de
precipitación de verano, aunque tiende a subestimar la precipitación en
latitudes subtropicales, sobre todo en la región de la Cuenca del Plata. Si bien
en esta región observaron una sobreestimación de la cantidad de días con lluvia
en verano, la subestimación de los eventos extremos de precipitación en esta
región lleva a subestimaciones de la precipitación de verano. La validación de la
temperatura fue realizada únicamente en escala mensual, mediante la
TOMO I
75
CAPÍTULO 6
comparación de la temperatura simulada con los datos observados grillados de
CRU. Los autores encontraron que el modelo regional representa mejor que el
modelo global la estructura del campo de temperatura media, especialmente en
verano. Sin embargo, encontraron algunos errores sistemáticos como un bias
positivo en la temperatura media en el centro y norte de Argentina, más
intenso en los meses de verano, y un bias negativo en las zonas de montaña y
latitudes tropicales. Patrones similares fueron encontrados para la temperatura
mínima y máxima, aunque con un bias positivo más intenso en el centro y norte
de Argentina para la temperatura máxima (del orden de 1.3º C a 1.7º C), y
sobreestimaciones de la temperatura mínima en casi toda la región (de 1.2º C a
3.1º C).
Marengo et al. (2009) utilizaron el modelo regional PRECIS anidado con el
modelo global HadAM3P para estudiar la distribución de los extremos de
temperatura y precipitación en Sudamérica en el pasado reciente (1961-1990) y
en el clima futuro (2071-2100) según los escenarios del IPCC SRES A2 y B2.
Para el clima presente, el modelo logra captar la distribución espacial de los
extremos de temperatura y precipitación observada, siendo la de temperatura
la más realista. Mientras que para el clima futuro, el modelo simula mayor
frecuencia de ocurrencia de noches cálidas en la zona tropical de Sudamérica y
menor frecuencia de noches frías. En un trabajo posterior, Marengo et al.
(2010) mostraron aumentos proyectados de temperatura en la región tropical
bajo el escenario A2, con tres modelos regionales distintos (PRECIS, Eta CCS, y
RegCM3) anidados con el modelo global HadAM3P. Según los modelos PRECIS
y RegCM3, estos aumentos de temperatura están más concentrados en el
Amazonas central y oriental, mientras que el incremento es mayor y más
extendido en toda la zona tropical según el modelo Eta CCS. Estos incrementos
de temperatura se proyectan a lo largo de todo el año, con tendencias a
inviernos más cálidos en el futuro. En la zona subtropical de Sudamérica, los
tres modelos coinciden en proyectar aumentos de temperatura de hasta 3º C
para finales del siglo XXI.
En el marco del proyecto CLARIS se llevó a cabo un experimento
coordinado entre distintos grupos de investigación para simular el clima de
TOMO I
76
CAPÍTULO 6
Sudamérica mediante RCM forzados con condiciones de borde dadas por los
datos de reanálisis ERA-40. En el inicio del proyecto (2005) había poca
experiencia en el desarrollo y uso de RCM en la región (Menéndez et al., 2010).
Incluso hoy en día, pocos son los resultados que se han obtenido de este
experimento conjunto, sobre todo en el análisis de eventos extremos basados
en datos diarios. Menéndez et al. (2010) analizaron los resultados de
este
experimento que consistió en la simulación del clima de Sudamérica en tres
períodos de un mes cada uno que resultaron anómalos desde el punto de vista
de la precipitación. Para ello, los autores compararon el ensemble de seis
modelos regionales con los datos mensuales de temperatura y precipitación
observados en esos períodos y encontraron que durante los dos períodos
lluviosos analizados, el ensemble sobreestima la temperatura en el centro y
norte del dominio con diferencias de hasta 3º C con respecto a los valores
observados y un rango de 4º C a 8º C de dispersión entre los distintos modelos.
En cambio, en el período seco el ensemble de los seis modelos representa
mejor los valores de temperatura, con un bias negativo de menos de 2º C en
toda la región, pero con mayor dispersión entre las distintas simulaciones,
indicando que la mejoría en la capacidad del ensemble es el resultado de
promediar bias grandes de distinto signo en los distintos modelos.
Todos estos resultados corresponden a validaciones de la temperatura en
escala mensual debido a la inexistencia hasta el momento de una base de datos
de temperatura observada que represente puntos de grilla como las
simulaciones del modelo. La base de datos grillados de temperatura observada
en escala diaria descripta en el Capítulo 2 permite la validación de los modelos
regionales a escala diaria.
Durante el proyecto CLARIS se llevó a cabo un segundo experimento
coordinado entre distintos grupos de investigación para simular el clima de
Sudamérica mediante RCM forzados con condiciones de borde dadas por los
datos de reanálisis ERA-40 para un período más largo. Este experimento, en el
cual participaron cuatro centros de investigación, consistió en la simulación del
clima en el período 1992-2000. En este capítulo se propone validar estas
simulaciones utilizando la base de datos de temperatura mínima y máxima
TOMO I
77
CAPÍTULO 6
observadas descripta en el Capítulo 2. Esta validación se centrará en los
eventos extremos de temperatura.
6.2. Datos y metodología
Se utilizaron las simulaciones del clima de Sudamérica en el período 19922000 de cuatro RCM: LMDZ, PROMES, RCA3 y REMO, forzados con condiciones
de borde dados por los reanálisis ERA-40, con una resolución aproximada de
50km. Estas simulaciones se compararon con los datos observados de
temperatura presentados en el Capítulo 2, grillados con una resolución de 0.5º
de latitud por 0.5º de longitud. La región analizada en este capítulo es la que es
común a los cuatro modelos y a la base de datos observados, 20º -40º S 45º 70º O.
En este capítulo se presenta una validación de los eventos extremos de
temperatura simulados por estos cuatro modelos regionales. Para ello, se
comparan las distribuciones de temperatura simuladas por los modelos con las
observadas en cada punto de grilla. Dado que cada modelo utiliza una grilla
distinta, para una comparación más directa se llevó a todos los modelos a una
grilla común que coincide con la grilla de los datos observados. De esta forma,
la comparación
de las distribuciones de temperatura puede hacerse
simplemente computando las diferencias de cada parámetro de la distribución
en cada punto de grilla de la región común a los modelos y las observaciones.
Dado que la validación se centra en los eventos extremos de temperatura,
para cada variable se considera extremo cálido a aquellos días que presentan
temperaturas mayores a un umbral, definido a partir de los percentiles de la
distribución de temperatura, y extremos fríos a aquellos días con temperaturas
menores a un umbral, también definido en función de los percentiles de la
distribución. Los distintos umbrales indican extremos de distinta intensidad. Los
percentiles son calculados a partir de la serie de datos diarios de cada punto de
grilla, en base estacional. Una vez obtenidos los distintos umbrales en todas las
bases de datos, se computan las diferencias entre cada una de las simulaciones
y las observaciones en cada punto de grilla, de forma tal que diferencias
TOMO I
78
CAPÍTULO 6
positivas indican una sobreestimación por parte de los modelos, mientras que
diferencias negativas implican una subestimación de la temperatura.
A su vez, se calculó el ensemble de los cuatro modelos. Esto se hizo para
cada uno de los parámetros de la distribución, calculando el promedio de los
cuatro valores obtenidos en las distintas simulaciones en cada punto de grilla.
Luego, se comparó también el ensemble con las observaciones de la misma
forma que para cada uno de los modelos.
6.3. Comparación de las distribuciones observadas y simuladas
6.3.a. Comparación de los valores medios y la variabilidad
estacional
En primer lugar se compararon los valores medios y la desviación estándar
en cada estación del año para cada variable. Las Figuras 6.1 y 6.2 muestran los
valores medios de cada estación para la temperatura mínima y máxima,
respectivamente, en la base de datos observados, en cada uno de los modelos
y en el ensemble. Se observa que todos los modelos logran capturar la
estructura general del campo de temperatura, aunque en general sobreestiman
la temperatura mínima en casi toda la región y a lo largo de todo el año. Las
Figuras 6.3 y 6.4 muestran la desviación estándar para la temperatura mínima y
máxima, respectivamente, calculada en cada estación del año en la base de
datos observados, los modelos y el ensemble. En general, todos los modelos
tienden a sobreestimar la variabilidad diaria en verano y a subestimar la
variabilidad de invierno.
Con el objetivo de cuantificar estas diferencias, en las Figuras 6.5 y 6.6 se
muestran las diferencias entre el campo de temperatura mínima y máxima
media simulado y observado para verano e invierno, y lo mismo para la
desviación estándar. Todos los modelos sobreestiman la temperatura mínima
en verano e invierno (Figura 6.5) en toda la región con las diferencias más
grandes en el centro y norte en verano, con diferencias de hasta 6º C, y en el
noroeste en invierno, con diferencias mayores a 6º C en esa zona pero menores
TOMO I
79
CAPÍTULO 6
a 2º C en el resto de la región. La temperatura máxima también es
sobreestimada por los modelos, sobre todo en el centro y norte de la región en
inverno, con excepción de los modelos LMDZ y PROMES que la subestiman en
casi toda la región. En verano, el modelo LMDZ sobreestima levemente la
temperatura en el centro pero la subestima en el norte con diferencias menores
a 2º C, mientras que el modelo PROMES presenta subestimaciones en el
sudoeste y sobreestimaciones en el noreste con diferencias de hasta 6º C. Los
modelos RCA3 y REMO sobreestiman en casi toda la región, siendo el primero
el que presenta las diferencias más grandes. En la zona de la Cordillera de los
Andes todos los modelos tienden a subestimar la temperatura, tanto la mínima
como la máxima. Esto es una característica común de las simulaciones del clima
regional en distintos lugares del mundo (Solman et al., 2008) y puede deberse
en parte a un bias cálido en las observaciones ya que en regiones montañosas
las estaciones tienden a estar ubicadas en los valles, como se ha visto en el
Capítulo 2.
Las diferencias en el desvío estándar de verano (Figura 6.6) indican que la
variabilidad diaria en ambas variables es sobreestimada por los modelos en
verano, sobre todo por el PROMES y el RCA3, y subestimada en invierno,
excepto por el modelo RCA3 que sobreestima la variabilidad de ambas
variables.
En general, el modelo LMDZ es el que presenta las menores diferencias en
cuanto a valores medios y variabilidad diaria en ambas variables. El ensemble
de los cuatro modelos presenta diferencias pequeñas para el valor medio de la
temperatura máxima, ya que se compensan los bias de los distintos modelos.
Sin embargo, para la temperatura mínima presenta diferencias positivas en
toda la región, indicando sobreestimación de esta variable, excepto en el norte
de la Cordillera de los Andes, donde las diferencias son negativas. A su vez, el
ensemble muestra diferencias casi nulas en toda la región para la variabilidad
de la temperatura mínima y máxima durante el invierno, pero en verano se
observan diferencias positivas en el centro y norte de la región del orden de
1º C, más marcadas en la temperatura máxima.
TOMO I
80
CAPÍTULO 6
6.3.b. Comparación de los extremos cálidos
Con el objetivo de comparar los extremos cálidos de las temperaturas
mínima y máxima simulados y observados, se calculó el percentil 90 en base
estacional para cada punto de grilla de los RCM y de las observaciones. Las
Figura 6.7 y 6.8 muestran los campos del percentil 90 de la temperatura
mínima y máxima, respectivamente, calculados en cada estación del año en la
base de datos observados, en cada uno de los modelos y en el ensemble. Al
igual que ocurría con los valores medios, la estructura general del campo de
extremos cálidos está bien representada por los modelos. Sin embargo, se
observan sobreestimaciones del percentil 90 de ambas variables, más intensas
en el centro y norte de la región en primavera y verano.
Las diferencias entre los campos simulados y observados de los extremos
cálidos (Figura 6.9) muestran que ambas variables son sobreestimadas en casi
toda la región, sobre todo en el verano, con diferencias de más de 8º C en
algunos modelos en el centro de la región. Las diferencias encontradas son
consistentes para todos los modelos en los extremos cálidos de la temperatura
mínima, pero no en los de la temperatura máxima, ya que los modelos LMDZ y
PROMES subestiman los extremos cálidos de la temperatura máxima durante el
invierno en toda la región, mientras que en el verano el modelo LMDZ
subestima el percentil 90 en el norte, y el PROMES en el sur. Al igual que se
observaba en los valores medios, en la zona de la cordillera los extremos son
subestimados por todos los modelos, con algunas excepciones en los extremos
cálidos de la temperatura mínima.
Para extremos cálidos más intensos (percentiles más altos, como por
ejemplo el percentil 95), se observan los mismos patrones espaciales, pero con
diferencias de mayor magnitud, mientras que si analizamos las diferencias en
extremos cálidos menos intensos, las diferencias disminuyen.
En promedio, los cuatro modelos muestran sobreestimación de los
extremos cálidos, más marcada en la temperatura mínima que en la máxima,
con diferencias hasta 6º C en el primer caso y hasta 4º C en el segundo, con
excepción de la Cordillera de los Andes donde se observan subestimaciones de
TOMO I
81
CAPÍTULO 6
los extremos cálidos y el sur de la región en los extremos cálidos de la
temperatura máxima en invierno.
6.3.c. Comparación de los extremos fríos
Para analizar los extremos fríos se computó el percentil 10 de la
distribución de temperatura mínima y máxima en base estacional para los datos
observados, los cuatro modelos y el ensemble (ver Figuras 6.10 y 6.11).
Nuevamente se puede observar que el patrón espacial de los extremos fríos
está bien representado por los modelos, con sobreestimaciones del percentil 10
en ambas variables a lo largo de todo el año, es decir subestimaciones de los
extremos fríos.
Las diferencias encontradas entre los extremos fríos observados y
simulados (Figura 6.12) son en general de menor magnitud que las de los
extremos cálidos, con diferencias positivas menores a 6º C en casi todos los
casos, con excepción de los extremos fríos de la temperatura mínima en
invierno que presentan diferencias de mayor magnitud. Al igual que ocurría en
el caso de los extremos cálidos, los modelos LMDZ y PROMES tienden a
subestimar levemente el percentil 10 de la temperatura máxima en invierno,
mientras que en verano también se observan subestimaciones del percentil 10
en distintas regiones dependiendo del modelo. En la zona norte de la Cordillera
de los Andes, los extremos fríos son sobreestimados (diferencias negativas en
el percentil 10) por todos los modelos.
Como en el caso de extremos cálidos, si analizamos extremos fríos de
mayor intensidad (percentiles más bajos, como por ejemplo el percentil 5) las
diferencias que se obtienen son de igual signo pero de mayor magnitud.
El ensemble de los cuatro modelos muestra sobreestimación del percentil
10 (es decir, subestimación de los extremos fríos) de la temperatura mínima en
toda la región, excepto sobre la Cordillera de los Andes. Los extremos fríos de
la temperatura máxima tienen bias distintos dependiendo del modelo, por lo
que en el ensemble estas diferencias se compensan y son menores a 2º C en
casi toda la región, excepto en zonas montañosas.
TOMO I
82
CAPÍTULO 6
6.4. Conclusiones
Con el objetivo de evaluar si los modelos regionales pueden ser utilizados
para reducir la incertidumbre en la proyección de los extremos de temperatura,
en este capítulo se llevó a cabo una validación de la temperatura simulada por
cuatro RCM, mediante la comparación de distintos parámetros de la distribución
de temperatura mínima y máxima simulada por los modelos con la distribución
obtenida de la base de datos observados presentada en el Capítulo 2 de esta
Tesis. Este análisis fue realizado en base estacional, comparando los distintos
parámetros de la distribución para cada estación del año.
En primer lugar se compararon los valores medios y la variabilidad diaria
de cada variable. Este análisis mostró que los RCM tienden a sobreestimar los
valores de temperatura mínima en casi toda la región, sobre todo en los meses
de verano. La temperatura máxima también sufre sobreestimaciones en casi
todos los modelos, aunque los modelos LMDZ y PROMES presentaron
subestimaciones del orden de 2º C en casi toda la región durante el invierno. En
la Cordillera de los Andes, sobre todo en la parte norte, todos los modelos
subestiman la temperatura respecto de los valores observados en todas las
estaciones del año. Esto puede deberse al bias cálido que presentan los datos
observados en zonas montañosas debido a la predominancia de estaciones en
zonas relativamente más bajas. El ensemble de los cuatro modelos mostró
sobreestimaciones de hasta 5º C de las dos variables tanto en verano como en
inverno, aunque en la temperatura máxima las diferencias de distinto signo en
los diferentes modelos tienden a compensarse y llevan a diferencias menores
que en la temperatura mínima.
El análisis de la desviación estándar indicó que los modelos tienen una alta
capacidad para simular la variabilidad diaria de la temperatura, sobre todo en
invierno.
El patrón espacial de los eventos extremos está bastante bien
representado por los distintos modelos, aunque sobreestiman los extremos
cálidos y subestiman los extremos fríos de la temperatura mínima,
especialmente en el centro y norte de la región. Estas diferencias son de hasta
5º C en los extremos cálidos de verano y los extremos fríos de inverno, y de
TOMO I
83
CAPÍTULO 6
hasta 3º C en los extremos cálidos de inverno y los extremos fríos de verano
según el ensemble de los cuatro modelos. Los extremos de la temperatura
máxima presentan diferencias distintas según el modelo, por lo que en el
ensemble se observan diferencias de igual signo pero menor magnitud que para
la temperatura mínima. En ambas variables, se observa subestimación de los
percentiles en la Cordillera de los Andes consistentemente con lo encontrado
para los valores medios.
A medida que los extremos son más intensos (percentiles más altos para
los extremos cálidos y más bajos para los extremos fríos) las diferencias
mantienen el mismo patrón espacial y el signo, pero aumentan levemente en
magnitud.
Comparando los distintos modelos, puede observarse que la capacidad de
cada uno varía según la variable, la estación y el extremo analizado. Por
ejemplo, el modelo REMO es el que presenta diferencias menores respecto de
los extremos cálidos de la temperatura máxima observados en verano, pero al
mismo tiempo presenta las mayores diferencias en cuanto a los extremos fríos
de la temperatura mínima en invierno. En términos generales, el modelo LMDZ
es que el mejor representa los extremos de la temperatura mínima, tanto fríos
como cálidos. En cuanto a la temperatura máxima, el modelo LMDZ y el REMO
son los que presentan diferencias más pequeñas, aunque las diferencias son
mayores respecto de las obtenidas para la mínima.
El ensemble de los modelos presenta en general diferencias de menor
magnitud que cualquiera de los modelos. Si bien esta “mejoría” se debe
simplemente a la compensación de las diferencias de distinto signo que aportan
los distintos modelos, la utilización del ensemble brinda simulaciones de los
eventos extremos más similares a los extremos observados y por lo tanto los
resultados que se obtengan a partir del ensemble serán más realistas, evitando
los distintos bias que presentan los modelos individualmente.
TOMO I
84
CONCLUSI ONES
En esta Tesis Doctoral se analizó la variabilidad de los eventos extremos
de temperatura observados y modelados en el Sudeste de Sudamérica, como
así también sus proyecciones en el clima futuro ante un escenario de cambio
climático antropogénico.
El análisis de la variabilidad observada en el siglo XX se realizó en seis
estaciones meteorológicas de Argentina pertenecientes a regiones climáticas
distintas, mediante la aplicación de la Teoría de Valores Extremos, comparando
períodos sucesivos no superpuestos de 20 años cada uno. Para ello, se
utilizaron dos definiciones distintas de eventos extremos, ambas basadas en las
series de temperatura mínima y máxima diarias. La primera consiste en definir
los extremos a partir de los mínimos y máximos valores del año, por lo que en
general, los eventos cálidos corresponden a valores de verano, mientras que los
eventos fríos serán generalmente valores de invierno. La segunda definición de
eventos extremos utilizada en esta Tesis Doctoral consiste en considerar como
extremos todos aquellos valores que superen (o no alcancen) un determinado
umbral fijado previamente. En este caso, el umbral se determinó a partir del
percentil 90 (o 10) de la distribución empírica de las anomalías estandarizadas
de temperatura mínima y máxima diarias, por lo que se consideró como
eventos extremos el 10% de los valores del año más alejados de la media. De
esta forma, los extremos pueden corresponder a cualquier época del año.
En general, los extremos anuales fríos sufrieron una disminución
significativa en su intensidad en el período 1941-2000, más notoria en los
extremos fríos de la temperatura mínima (valores nocturnos) que presentó
variaciones de hasta 2º C entre mediados y fines de siglo. Los extremos cálidos
no mostraron resultados tan consistentes entre las estaciones, aunque en
general
presentaron
intensidades
significativamente
más
bajas
en
la
temperatura máxima y más altas en la temperatura mínima en los períodos más
recientes. A su vez, se observó una disminución no significativa de la frecuencia
de ocurrencia de los extremos cálidos de la temperatura máxima y de los
TOMO I
85
CONCLUSIONES
extremos fríos de ambas variables, con excepción Río Gallegos que presentó un
comportamiento opuesto. Los cambios en los valores de retorno de los
extremos cálidos anuales de la temperatura mínima tampoco resultaron
significativos y además no fueron consistentes a lo largo de las seis estaciones
estudiadas, mostrando aumentos en la frecuencia en tres casos y disminuciones
en los otros tres.
También se analizó la influencia del salto climático del año 1976 en los
extremos anuales de temperatura y se encontró que los cambios son
consistentes con las variaciones decadales en períodos de 20 años, pero de
mayor magnitud y significativos al 5%, con cambios en los valores de retorno
de entre 2º C y 5º C.
El análisis de los extremos diarios de temperatura mostró resultados
similares a los obtenidos para los extremos anuales, con disminución de la
intensidad de los extremos cálidos de temperatura máxima y de los extremos
fríos de temperatura mínima y aumentos en los extremos cálidos de la
temperatura mínima. La frecuencia de ocurrencia de los extremos diarios
tampoco presentó cambios significativos. Al igual que los extremos anuales, los
extremos diarios fríos mostraron en general una disminución en su frecuencia
de ocurrencia, sobre todo en la temperatura mínima. Sin embargo, los
extremos diarios cálidos, tanto de la temperatura máxima como de la mínima,
mostraron un aumento en su frecuencia a finales de siglo XX. Estos cambios
indican que el comportamiento del valor más extremo del año no siempre es
equivalente al comportamiento del 10% más extremo. Como la estimación de
los parámetros de la distribución GP se hace en función de una mayor cantidad
de datos por año es de esperar que los resultados obtenidos sean más
robustos.
Para analizar las proyecciones de los eventos extremos de temperatura
ante un escenario de cambio climático se utilizan modelos climáticos globales.
En esta Tesis Doctoral se analizó la capacidad de algunos de estos modelos
para reproducir los extremos de temperatura, como así también distintas
técnicas que permiten reducir la escala de la información que brindan estos
modelos.
TOMO I
86
CONCLUSIONES
En general, el modelo UKMO-HADGEM1 es el que presentó las
distribuciones de extremos anuales más similares a las distribuciones
observadas, excepto en el caso de LTn, donde el modelo IPSL-CM4 funciona
levemente mejor. Es destacable la gran diferencia encontrada en la posición de
la distribución de los extremos cálidos de la temperatura máxima observados y
los reanálisis, mucho mayor incluso que las diferencias encontradas con los
distintos modelos.
Las proyecciones de los extremos anuales dadas por el ensemble de tres
GCM para el escenario SRES A1B en el período 2010-2040 indican un aumento
en la intensidad de los extremos cálidos y una disminución en los extremos fríos
de 0.8º C, en promedio, respecto del período 1981-1999. A su vez, el ensemble
proyecta aumentos en el valor de retorno de 20 años de los extremos cálidos
del orden de 1.2º C en toda la región, con aumentos de hasta 2.4º C para HTx
en el noreste, y aumentos del valor de retorno de 20 años de los extremos fríos
del orden de 0.9º C en toda la región, excepto en el Noroeste, con diferencias
de hasta 2.6º C en la región de Cuyo. Estos aumentos en el valor de retorno de
20 años implican un aumento de la frecuencia de ocurrencia de los extremos
cálidos y una disminución en los extremos fríos en el siglo XXI, con tiempos de
espera de 1 a 10 años en los extremos cálidos y de más de 50 años en los
extremos fríos, excepto en el Noroeste Argentino donde los tiempos de espera
se reducen a 10 o 15 años.
Sin embargo, la resolución de los GCM es demasiado baja para analizar los
cambios proyectados en escalas regionales. Por lo tanto, se estudiaron dos
posibles metodologías de downscaling que permiten reducir la escala de esta
información. En primer lugar se aplicó una metodología de downscaling
estadístico llamada CHAC que mostró una gran capacidad para mejorar las
estimaciones de los valores medios de la distribución de temperatura, y en
particular de los extremos anuales. Sin embargo, fuerte subestimación de la
variabilidad interanual de los extremos introducida por esta metodología lleva a
distribuciones de extremos anuales poco realistas. Una posible explicación de
esta subestimación es la falta de variables de humedad en el grupo de las
variables predictoras utilizadas.
TOMO I
87
CONCLUSIONES
Existen también metodologías de downscaling dinámico que permiten
reducir la escala de la información, mediante la utilización de Modelos de Clima
Regional que simulan el clima de una región con una mayor resolución que la
propuesta por los GCM. Si bien al momento de desarrollar esta Tesis no se
disponía de simulaciones largas del clima pasado de Sudamérica realizadas con
RCM, ni proyecciones del clima futuro, durante el proyecto CLARIS se llevó a
cabo un experimento coordinado entre cuatro grupos de investigación para
simular el clima de Sudamérica en el período 1992-2000 mediante RCM
forzados con condiciones de borde dadas por los reanálisis de ERA-40. Estas
simulaciones, si bien son relativamente cortas, permiten evaluar la capacidad
de esta metodología de downscaling para reproducir los eventos extremos del
clima de la región.
Dado que los modelos representan valores en puntos de grilla, es decir,
representativos de una pequeña región, la comparación directa de la
temperatura simulada con las observaciones en puntos de estación no es ideal.
Por lo tanto, para esta evaluación se utilizó la base de datos observados de
temperatura mínima y máxima diarias representados en puntos de grilla,
desarrollada durante esta Tesis Doctoral. Esta base de datos grillados es
novedosa para la región tanto por su cobertura espacial (20º -40º S, 45º -70º W)
y temporal (1961-2000), como por la resolución espacial que utiliza (0.5º de
latitud por 0.5º de longitud), que es la misma que la que utilizan los RCM.
Cada modelo presenta bias distintos en los valores medios dependiendo
de la variable analizada y la estación del año, y en algunos casos las diferencias
encontradas son de más de 6º C. El ensemble de los cuatro modelos compensa
las diferencias individuales de cada modelo logrando resultados bastante
similares a lo observado. En particular, el ensemble mostró sobreestimaciones
de hasta 5º C en el valor medio de la temperatura mínima y de menos de 2º C
en la temperatura máxima, tanto en verano como en inverno, excepto en la
porción norte de la Cordillera de los Andes donde todos los modelos subestiman
la temperatura respecto de los valores observados en todas las estaciones del
año. Esto puede deberse al bias cálido que presentan los datos observados en
zonas montañosas debido a la predominancia de estaciones en zonas
TOMO I
88
CONCLUSIONES
relativamente más bajas. El patrón espacial de los eventos extremos está
bastante bien representado por los distintos modelos, aunque sobreestiman los
extremos cálidos y subestiman los extremos fríos de la temperatura mínima,
especialmente en el centro y norte de la región. Estas diferencias son de hasta
5º C en los extremos cálidos de verano y los extremos fríos de inverno, y de
hasta 3º C en los extremos cálidos de invierno y los extremos fríos de verano, y
son menores para los extremos de la temperatura máxima que para los de la
temperatura mínima.
Sin embargo, todos los modelos mostraron una gran habilidad para
representar la variabilidad diaria de la temperatura, sobre todo durante el
invierno, con diferencias en el desvío estándar de menos de 0.5º C en gran
parte de la región y diferencias máximas de 1º C. Por lo tanto, se espera que los
modelos regionales permitan reducir la incertidumbre en las proyecciones de los
extremos de temperatura dadas por los modelos globales para el clima futuro.
En esta Tesis, se ha comparado la variabilidad de la ocurrencia de
extremos de temperatura en varias escalas temporales, analizados con distintas
metodologías, con la finalidad de poner en contexto los cambios proyectados en
las temperaturas extremas para el clima futuro, por algunos modelos climáticos.
El salto climático de 1976/ 77 produjo cambios en los valores extremos de
mayor magnitud que los observados al analizar la variabilidad interdecádica del
siglo XX, y superiores a los proyectados por los modelos globales para el
período 2010-2040. Por ejemplo, la intensidad de los extremos anuales fríos de
la temperatura mínima presentó aumentos de hasta 2º C en períodos sucesivos
de 20 años durante la segunda mitad del siglo XX, y del orden de 1º C en los
cambios proyectados para el siglo XXI respecto de fines del siglo XX, mientras
que los cambios introducidos por el salto de 1976/ 77 son de casi 3º C.
TOMO I
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TOMO I
94
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TOMO I
95
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TOMO I
96
Í NDI CE
TOMO I I
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 1 ................................................................... 1
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 2 ................................................................... 4
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 3 ................................................................. 21
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 4 ................................................................. 39
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 5 ................................................................. 50
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 6 ................................................................. 84
ANEXO................................................................................................ 96
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 1
Latitud ( º )
Longitud ( º )
Altura ( m)
Año
inicial
Año
final
Observatorio Central
Buenos Aires (OBA)
-34.58
-58.48
25
1906
2003
Pergamino (PGM)
-33.93
-60.55
65
1937
2003
Pilar (PIL)
-31.66
-63.88
338
1937
2003
Río Gallegos (RGA)
-51.61
-69.28
19
1896
2004
San Miguel de Tucumán
(TUC)
-26.80
-65.20
480
1891
2000
Santa Rosa (SRS)
-36.56
-64.26
191
1937
2003
Nombre
Tabla 1.1. Latitud, longitud, altura y período disponible de las estaciones
meteorológicas utilizadas en los capítulos 3 y 4 de esta Tesis.
Figura 1.1. Ubicación de las estaciones meteorológicas utilizadas en los
capítulos 3 y 4 de esta Tesis.
TOMO II
1
Figura 1.2. Estaciones utilizadas para la construcción de la base de datos
grillados (Capítulo 2). Los colores indican el país al que pertenecen las
estaciones: (azul) Argentina, (rojo) Uruguay, (naranja) Paraguay y (verde)
Brasil. (a) Todas las estaciones (265 en total). (b) Estaciones con menos de
20% de datos faltantes en un mes en particular. Las estrellas indican las
estaciones utilizadas en la Sección 2.3.d.
TOMO II
2
LMDZ
PROMES
Castro et al.
(1993)
RCA3
Referencia
Hourdin et al.
(2006)
Resolución
horizontal
0.5° a 0.7°
Grilla (lat x lon)
100 x 97
139 x 145
155 x 134
121 x 145
Niveles verticales
19
28
24
31
Kain y Fritsch
(1993), Jones y
Sanchez (2002)
Tiedtke (1989),
con
modificaciones
de Nordeng
(1994)
50 km
Kjellström et al.
(2005)
REMO
50 km
Jacob (2001)
0.5º
Convección
Emanuel (1993)
Kain y Fritsch
(1993)
Microfísica
Bony y Emanuel
(2001)
Hsie et al.
(1984)
Radiación
Morcrette
(1991)
Stephens
(1978), Garand
(1983)
Uso de suelo
Krinner et al.
(2005)
Ducoudre et al.
(1993)
Capas térmicas en
suelo
11
7
5
5
Capas de
humedad en suelo
2
2
2
1
Rasch y
Kristjánsson
(1998)
Savijärvi
(1990), Sass et
al. (1994),
Räisänen et al.
(2000)
Samuelsson et
al. (2006),
Champeaux et
al. (2005)
Sundquist
(1978)
Morcrette et al.
(1986),
Giorgetta y Wild
(1995)
Dümenil y
Todini (1992)
Tabla 1.2. Información sobre las simulaciones de los MCR utilizados en el
Capítulo 6 esta Tesis (adaptada de Menéndez et al., 2010).
TOMO II
3
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 2
200
Tx 99%
Tx 20%
Tn 99%
180
Cantidad de estacio
Tn 20%
160
140
120
100
1961
1966
1971
1976
1981
1986
1991
1996
Figura 2.1. Cantidad de estaciones por mes utilizadas para la interpolación con
( negro) menos de 20% de datos faltantes y ( azul) menos de 99% de datos
faltantes para temperatura ( línea llena) máxima y ( línea punteada) mínima.
TOMO II
4
Figura 2.2. Temperatura mínima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de grilla (paneles inferiores)
en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La resolución de los datos
grillados es de 1º x1º .
TOMO II
5
Figura 2.3. Temperatura máxima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de grilla (paneles inferiores)
en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La resolución de los datos
grillados es de 1º x1º .
TOMO II
6
Figura 2.4. Desviación estándar de la temperatura mínima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de
grilla (paneles inferiores) en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La
resolución de los datos grillados es de 1º x1º .
TOMO II
7
Figura 2.5. Desviación estándar de la temperatura máxima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de
grilla (paneles inferiores) en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La
resolución de los datos grillados es de 1º x1º .
TOMO II
8
Skill Score
Root mean squared error (RMSE)
Mean absolute error (MAE)
Equation*
1 n
( y k  ok ) 2

n k 1
RMSE 
1 n
 y k  ok
n k 1
MAE 
(y
n
Compound relative error (CRE)
CRE 
k 1
n
k
 (o
k 1
k
 ok ) 2
 o) 2
* Explicación de las variables: y es la serie de datos estimados en punto de grilla, o es la serie
de datos observados en estación, k es el número de día, n es el número total de días.
Tabla 2.1. Descripción de los índices de habilidad utilizados para cuantificar la
habilidad del método de interpolación de los datos diarios.
TOMO II
9
Figura 2.6. Índices de habilidad ( de izquierda a derecha, RMSE, CRE, MAE) para la temperatura mínima. Los valores medios
globales calculados como el promedio sobre toda la región se indican en la esquina inferior derecha de cada figura. La resolución
de los datos grillados es de 1º x1º .
Figura 2.7. Índices de habilidad ( de izquierda a derecha, RMSE, CRE, MAE) para la temperatura máxima. Los valores medios
globales calculados como el promedio sobre toda la región se indican en la esquina inferior derecha de cada figura. La resolución
de los datos grillados es de 1º x1º .
TOMO II
10
Figura 2.8. Temperatura mínima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de grilla (paneles inferiores)
en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La resolución de los datos
grillados es de 0.5º x0.5º .
TOMO II
11
Figura 2.9. Temperatura máxima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de grilla (paneles inferiores)
en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La resolución de los datos
grillados es de 0.5º x0.5º .
TOMO II
12
Figura 2.10. Desviación estándar de la temperatura mínima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos de
grilla (paneles inferiores) en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos. La
resolución de los datos grillados es de 0.5º x0.5º .
TOMO II
13
Figura 2.11. Desviación estándar de la temperatura máxima media (en º C) en puntos de estación ( paneles superiores) y puntos
de grilla (paneles inferiores) en enero, abril, julio y octubre 1961-2000. La escala de colores es la misma en ambas bases de datos.
La resolución de los datos grillados es de 0.5º x0.5º .
TOMO II
14
Figura 2.12. Índices de habilidad ( de izquierda a derecha, RMSE, CRE, MAE) para la temperatura mínima. Los valores medios
globales calculados como el promedio sobre toda la región se indican en la esquina inferior derecha de cada figura. La resolución
de los datos grillados es de 0.5º x0.5º .
Figura 2.13. Índices de habilidad ( de izquierda a derecha, RMSE, CRE, MAE) para la temperatura máxima. Los valores medios
globales calculados como el promedio sobre toda la región se indican en la esquina inferior derecha de cada figura. La resolución
de los datos grillados es de 0.5º x0.5º .
TOMO II
15
Figura 2.14. Diferencias entre el ( paneles superiores) percentil 5 calculado en
puntos de estación y su punto de grilla más cercano para ( izquierda) enero y
( derecha) julio para la temperatura mínima. ( paneles inferiores) Lo mismo para
el percentil 95. Valores negativos indican sobreestimación de los valores
interpolados.
TOMO II
16
Figura 2.15. Diferencias entre el ( paneles superiores) percentil 5 calculado en
puntos de estación y su punto de grilla más cercano para ( izquierda) enero y
( derecha) julio para la temperatura máxima. ( paneles inferiores) Lo mismo para
el percentil 95. Valores negativos indican sobreestimación de los valores
interpolados.
5000
Altura del punto de grilla
4000
3000
2000
1000
0
0
1000
2000
3000
4000
5000
Altura de la estación (m)
Figura 2.16. Diagrama de dispersión entre la altura de las estaciones (en
metros) y la altura del punto de grilla más cercano (en metros) para todas las
estaciones utilizadas en este estudio.
TOMO II
17
Figura 2.17. ( rojo) Percentil 95 de la temperatura máxima de verano (DEF) y
( azul) percentil 5 de la temperatura mínima de invierno (JJA) en tres estaciones
( línea sólida): ( a) 22.02S, 60.6W, 181m, ( b) 36.57S, 64.27W, 191m y ( c)
29.38S, 66.82W, 429m y lo mismo para los puntos de grilla más cercanos en
cada caso ( línea punteada).
TOMO II
18
Figura 2.18. Diferencias medias mensuales (en º C) entre la temperatura
mínima de la base de datos de CRU y la base de datos grillados presentada en
este capítulo. Valores negativos indican que CRU presenta valores menores.
TOMO II
19
Figura 2.19. Diferencias medias mensuales (en º C) entre la temperatura
máxima de la base de datos de CRU y la base de datos grillados presentada en
este capítulo. Valores negativos indican que CRU presenta valores menores.
TOMO II
20
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 3
HTn
HTx
LTn
LTx
Estadístico t
1.065
-0.088
-0.862
0.477
Zona de rechazo
| t| > 2.110
| t| > 2.179
| t| > 2.110
| t| > 2.145
Tabla 3.1. Resultado del test t-Student aplicado a los extremos anuales de
Santa Rosa en el período 1941-1960.
b) Extremos fríos
Valor de retor
Valor de retorn
a) Extremos cálidos
p2
Período 1
Período 1
Período 2
Período 2
p1
Período de retorno
p1
p2
Período de retorno
Figura 3.1. Esquema de cambios en los valores de retorno y su relación con
los cambios en los períodos de retorno.
TOMO II
21
Figura 3.2. Series temporales de las cuatro variables de extremos anuales (en
º C) definidas en el Capítulo 3 en el período completo de las seis estaciones
utilizadas en dicho capítulo. En rojo, HTx, en naranja HTn, en celeste LTx y en
azul LTn.
TOMO II
22
Figura 3.3. Probability plot del ajuste de la distribución GEV a los extremos
anuales de Buenos Aires en el período 1941-1960.
Figura 3.4. Probability plot del ajuste GEV a los extremos anuales de Río
Gallegos en el período 1941-1960.
TOMO II
23
Estación
Período
Variable
1961-1980
HTx
1981-2000
HTn
1961-1980
HTx
1981-2000
HTx
Pilar
1981-2000
HTx
Río Gallegos
1981-2000
HTx
1981-2000
HTx
1961-1980
LTx
1961-1980
LTn
1981-2000
LTn
1941-1960
LTx
Buenos Aires
Pergamino
Santa Rosa
Tucumán
Tabla 3.2. Estaciones, subperíodos y variables en los que el ajuste de la
distribución GEV no resulta robusto.
TOMO II
24
Figura 3.5. Parámetro de posición (  , en º C) y su intervalo de 95% de
confianza para las distintas estaciones, períodos y extremos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
Figura 3.6. Parámetro de escala (  , en º C) y su intervalo de 95% de
confianza para las distintas estaciones, períodos y extremos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
TOMO II
25
Figura 3.7. Parámetro de forma (  ) y su intervalo de 95% de confianza para
las distintas estaciones, períodos y extremos analizados en el Capítulo 3. No se
muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
Figura 3.8. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTn en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
TOMO II
26
Figura 3.9. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTx en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
Figura 3.10. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para LTn en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
TOMO II
27
Figura 3.11. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para LTx en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
TOMO II
28
Figura 3.12. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a las series de extremos anuales HTn en las distintas estaciones y
períodos analizados en el Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste
GEV no resultó robusto.
Figura 3.13. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a las series de extremos anuales HTx en las distintas estaciones y
períodos analizados en el Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste
GEV no resultó robusto.
TOMO II
29
Figura 3.14. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a las series de extremos anuales LTn en las distintas estaciones y
períodos analizados en el Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste
GEV no resultó robusto.
Figura 3.15. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a las series de extremos anuales LTx en las distintas estaciones y
períodos analizados en el Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste
GEV no resultó robusto.
TOMO II
30
Figura 3.16. Valor de retorno de 20 años (en º C) y su intervalo de 95% de
confianza para las distintas estaciones, períodos y extremos analizados en el
Capítulo 3. No se muestran los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto.
TOMO II
31
Parámetro
Valor de retorno de 20
años (en º C)
OBA
Tiempo de espera (en
años)
Valor de retorno de 20
años (en º C)
PGM
Tiempo de espera (en
años)
Valor de retorno de 20
años (en º C)
PI L
Tiempo de espera (en
años)
Valor de retorno de 20
años (en º C)
RGA
Tiempo de espera (en
años)
Valor de retorno de 20
años (en º C)
SRS
Tiempo de espera (en
años)
Valor de retorno de 20
años (en º C)
TUC
Tiempo de espera (en
años)
Período
HTn
HTx
LTn
LTx
1941-1960
27.3
41.4
-4.7
6.8
1961-1980
9.7
ND
49.7
35.3
1981-2000
5.3
1439.2
Inf
6.8
1941-1960
25.6
40.9
-8.3
3.3
1961-1980
14.0
ND
27.3
2198
1981-2000
ND
ND
Inf
Inf
1941-1960
24.5
42.4
-9.1
4.1
1961-1980
25.6
44.7
84.0
43.0
1981-2000
114.1
ND
Inf
105.3
1941-1960
15.4
32.4
-15.5
-5.1
1961-1980
9.2
8.4
6.2
5.0
1981-2000
4.0
ND
6.8
8.7
1941-1960
27.8
44.3
-12.1
3.1
1961-1980
119.9
Inf
41.8
ND
1981-2000
29.3
ND
39.5
43.5
1941-1960
27.8
43.6
-4.8
ND
1961-1980
18.0
Inf
ND
ND
1981-2000
40.2
Inf
ND
ND
Tabla 3.3. Valor de retorno de 20 años para el primer período analizado (en
º C) y período de retorno o tiempo de espera (en años) de dicho valor en los
períodos siguientes. Los casos en que el ajuste GEV no resultó robusto se
indican con ND (No Disponible).
TOMO II
32
Período
OBA
PGM
PI L
RGA
SRS
TUC
HTn
HTx
LTn
LTx
Completo
0.293
-0.050
0.390
0.185
Pre-1976
0.270
0.012
0.303
0.185
Post-1976
-0.125
-0.214
0.311
0.320
Completo
0.270
-0.133
0.181
0.122
Pre-1976
0.320
-0.181
0.204
-0.085
Post-1976
0.297
0.158
-0.299
0.244
Completo
0.038
-0.464
0.320
0.076
Pre-1976
0.090
-0.461
0.258
-0.158
Post-1976
0.483
0.258
0.359
-0.403
Completo
0.263
0.169
0.195
-0.026
Pre-1976
0.209
0.134
0.186
-0.221
Post-1976
-0.281
-0.186
0.022
0.081
Completo
-0.197
-0.548
0.281
0.166
Pre-1976
-0.962
-1.093
-0.485
0.056
Post-1976
-0.261
-0.168
-0.121
-0.073
Completo
-0.003
-0.279
0.164
-0.026
Pre-1976
0.044
-0.219
0.074
-0.140
Post-1976
0.831
0.786
-0.050
-0.152
Tabla 3.4. Pendiente (en º C/ 10 años) de los extremos anuales de temperatura
en el período completo, el período pre-1976 (desde el inicio del registro hasta
1976) y el período post-1976 (desde 1977 hasta el final del registro) en cada
una de las seis estaciones utilizadas en el Capítulo 3. En negrita se indican
aquéllas pendientes que resultaron significativas al 5%.
TOMO II
33
Figura 3.17. Parámetro de posición (  , en º C) y su intervalo de 95% de
confianza para las distintas estaciones y extremos analizados en el Capítulo 3
en los períodos pre-1976 y post-1976.
Figura 3.18. Parámetro de escala (  , en º C) y su intervalo de 95% de
confianza para las distintas estaciones y extremos analizados en el Capítulo 3
en los períodos pre-1976 y post-1976.
TOMO II
34
Figura 3.19. Parámetro de forma (  ) y su intervalo de 95% de confianza para
las distintas estaciones y extremos analizados en el Capítulo 3 en los períodos
pre-1976 y post-1976.
Figura 3.20. Valor de retorno de 20 años (en º C) y su intervalo de 95% de
confianza las distintas estaciones y extremos analizados en el Capítulo 3 en los
períodos pre-1976 y post-1976.
TOMO II
35
OBA
PGM
PI L
RGA
SRS
TUC
Parámetro
Período
HTn
HTx
LTn
LTx
Valor de retorno de 20
años (en º C)
Pre-1976
25.7
40.2
-5.7
5.2
Tiempo de espera (en
años)
Post-1976
1.4
41.4
Inf
45.1
Valor de retorno de 20
años (en º C)
Pre-1976
25.0
41.4
-8.9
4.4
Tiempo de espera (en
años)
Post-1976
7.4
Inf
Inf
335.1
Valor de retorno de 20
años (en º C)
Pre-1976
24.8
43.9
-9.7
4.9
Tiempo de espera (en
años)
Post-1976
Inf
Inf
Inf
97.9
Valor de retorno de 20
años (en º C)
Pre-1976
14.7
31.9
-18.6
-7.7
Tiempo de espera (en
años)
Post-1976
1.0
10.0
19.4
38.9
Valor de retorno de 20
años (en º C)
Pre-1976
27.2
45.2
-10.9
4.2
Tiempo de espera (en
años)
Post-1976
43.0
Inf
30.9
12.8
Valor de retorno de 20
años (en º C)
Pre-1976
27.9
44.8
-4.9
5.3
Tiempo de espera (en
años)
Post-1976
5.4e06
1.1e07
Inf
58.0
Tabla 3.5. Valor de retorno de 20 años para el período pre-1976 y período de
retorno o tiempo de espera (en años) de dicho valor en el período post-1976.
TOMO II
36
Figura 3.21. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTn en las distintas estaciones utilizadas en el Capítulo 3 para
los períodos pre- y post-1976.
Figura 3.22. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTx en las distintas estaciones utilizadas en el Capítulo 3 para
los períodos pre- y post-1976.
TOMO II
37
Figura 3.23. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para LTn en las distintas estaciones utilizadas en el Capítulo 3 para
los períodos pre- y post-1976.
Figura 3.24. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTn en las distintas estaciones utilizadas en el Capítulo 3 para
los períodos pre- y post-1976.
TOMO II
38
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 4
Figura 4.1. Probability plots del ajuste de la distribución GP a las series de
eventos extremos cálidos (fríos) definidos como los valores que superan (no
alcanzan) el percentil 85 (15) de la distribución de temperatura mínima y
máxima diarias en Buenos Aires para los períodos: ( de izquierda a derecha)
1941-1960, 1961-1980 y 1981-2000.
TOMO II
39
Figura 4.2. Probability plots del ajuste de la distribución GP a las series de
eventos extremos cálidos (fríos) definidos como los valores que superan (no
alcanzan) el percentil 90 (10) de la distribución de temperatura mínima y
máxima diarias en Buenos Aires para los períodos: ( de izquierda a derecha)
1941-1960, 1961-1980 y 1981-2000.
TOMO II
40
Figura 4.3. Probability plots del ajuste de la distribución GP a las series de
eventos extremos cálidos (fríos) definidos como los valores que superan (no
alcanzan) el percentil 99 (5) de la distribución de temperatura mínima y
máxima diarias en Buenos Aires para los períodos: ( de izquierda a derecha)
1941-1960, 1961-1980 y 1981-2000.
TOMO II
41
Figura 4.4. Función de densidad de probabilidad empírica de las anomalías de
temperatura mínima (izquierda) y de la máxima (derecha) para las distintas
estaciones y subperíodos analizados en el Capítulo 4.
TOMO II
42
Figura 4.5. Percentiles 10 (abajo) y 90 (arriba) de las series de anomalías de
temperatura mínima (izquierda) y máxima (derecha) en cada una de las
estaciones y subperíodos analizados en el Capítulo 4.
TOMO II
43
Figura 4.6. Función de densidad de probabilidad de la distribución GP ajustada
a HTn para las distintas estaciones y subperíodos analizados en el Capítulo 4.
Figura 4.7. Función de densidad de probabilidad de la distribución GP ajustada
a HTx para las distintas estaciones y subperíodos analizados en el Capítulo 4.
TOMO II
44
Figura 4.8. Función de densidad de probabilidad de la distribución GP ajustada
a LTn para las distintas estaciones y subperíodos analizados en el Capítulo 4.
Figura 4.9. Función de densidad de probabilidad de la distribución GP ajustada
a LTx para las distintas estaciones y subperíodos analizados en el Capítulo 4.
TOMO II
45
Figura 4.10. Valor de retorno de 20 años (en º C) y su intervalo de 95% de
confianza para las distintas estaciones, subperíodos y extremos analizados en el
Capítulo 4.
TOMO II
46
OBA
PGM
PI L
SRS
TUC
HTn
HTx
LTn
LTx
1941-1960
3.3
4.1
-3.8
-3.4
1961-1980
Inf
40064
2272.2
8.9
1981-2000
4.6
11.2
6.8
6.1
1941-1960
3.8
3.9
-3.6
-4.0
1961-1980
Inf
Inf
Inf
28.4
1981-2000
10.7
5.4
452.1
Inf
1941-1960
3.4
3.6
-4.1
-3.6
1961-1980
Inf
Inf
144.7
2.8
1981-2000
114.9
4.8
87.2
10.7
1941-1960
3.8
3.9
-4.0
-3.4
1961-1980
95811
Inf
223.5
31.9
1981-2000
333.8
Inf
126.5
2.7
1941-1960
3.6
3.8
-4.2
-3.8
1961-1980
29.3
504.7
3.9
672.6
1981-2000
10.2
20.6
26.0
8184.2
Tabla 4.1. Valor de retorno de 20 años para el primer período analizado
(anomalía estandarizada respecto de la media y la varianza) y período de
retorno o tiempo de espera (en años) de dicho valor en los períodos siguientes.
TOMO II
47
Figura 4.11. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTn en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 4.
Figura 4.12. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para HTx en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 4.
TOMO II
48
Figura 4.13. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para LTn en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 4.
Figura 4.14. Valores de retorno (en º C) en función de los períodos de retorno
(en años) para LTx en las distintas estaciones y períodos analizados en el
Capítulo 4.
TOMO II
49
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 5
Figura 5.1. Valor medio (en º C) de la distribución de temperatura mínima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
50
Figura 5.2. Desvío estándar (en º C) de la distribución de temperatura mínima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.3. Percentil 5 (en º C) de la distribución de temperatura mínima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
51
Figura 5.4. Percentil 95 (en º C) de la distribución de temperatura mínima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.5. Valor medio (en º C) de la distribución de temperatura máxima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
52
Figura 5.6. Desvío estándar (en º C) de la distribución de temperatura máxima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.7. Percentil 5 (en º C) de la distribución de temperatura máxima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
53
Figura 5.8. Percentil 95 (en º C) de la distribución de temperatura máxima
simulada por tres GCM y representada por los reanálisis ERA-40 en cada punto
de grilla en función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.9. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos cálidos de la
temperatura mínima (HTn) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
TOMO II
54
Figura 5.10. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos cálidos de
la temperatura máxima (HTx) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
Figura 5.11. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos fríos de la
temperatura mínima (LTn) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
TOMO II
55
Figura 5.12. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos fríos de la
temperatura máxima (LTx) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
Figura 5.13. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos cálidos
de la temperatura mínima (HTn) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
TOMO II
56
Figura 5.14. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos cálidos
de la temperatura máxima (HTx) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
Figura 5.15. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos fríos
de la temperatura mínima (LTn) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
TOMO II
57
Figura 5.16. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos fríos
de la temperatura máxima (LTx) simulada por tres GCM y representada por los
reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores observados
en la estación correspondiente.
TOMO II
58
Figura 5.17. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a a) HTn, b) HTx, c) LTn, y d) LTx para los datos observados ( línea
negra punteada), los reanálisis ERA-40 ( línea negra llena) y las simulaciones del
clima en 1981-1999 ( líneas de colores). En gris se indica la distribución GEV
para el ensemble de los tres modelos.
TOMO II
59
Figura 5.18. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a a) HTn, b) HTx, c) LTn, y d) LTx las simulaciones del clima en 19811999 ( línea punteada) y en las proyecciones del clima para el escenario A1B en
el período 2010-2040 ( línea llena). En gris se indica la distribución GEV para el
ensemble de los tres modelos.
TOMO II
60
Figura 5.19. Cambios en el parámetro de posición (en º C) de HTn simulados
por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en relación a 19811999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
61
Figura 5.20. Cambios en el parámetro de posición (en º C) de HTx simulados
por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en relación a 19811999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
62
Figura 5.21. Cambios en el parámetro de posición (en º C) de LTn simulados
por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en relación a 19811999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
63
Figura 5.22. Cambios en el parámetro de posición (en º C) de LTx simulados
por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en relación a 19811999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
64
Figura 5.23. Cambios en el valor de retorno de 20 años (en º C) de HTn
simulados por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en
relación a 1981-1999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
65
Figura 5.24. Cambios en el valor de retorno de 20 años (en º C) de HTx
simulados por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en
relación a 1981-1999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
66
Figura 5.25. Cambios en el valor de retorno de 20 años (en º C) de LTn
simulados por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en
relación a 1981-1999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
67
Figura 5.26. Cambios en el valor de retorno de 20 años (en º C) de LTx
simulados por los GCM en el escenario A1B para el período 2010-2040 en
relación a 1981-1999 en los puntos de grilla más cercanos a cada estación.
TOMO II
68
Figura 5.27. Tiempo de espera (en años) de HTn en las proyecciones del
clima del período 2010-2040 para el escenario A1B asociadas al valor de
retorno de 20 años estimado a partir de las simulaciones del clima en 19811999.
TOMO II
69
Figura 5.28. Tiempo de espera (en años) de HTx en las proyecciones del clima
del período 2010-2040 para el escenario A1B asociadas al valor de retorno de
20 años estimado a partir de las simulaciones del clima en 1981-1999.
TOMO II
70
Figura 5.29. Tiempo de espera (en años) de LTn en las proyecciones del clima
del período 2010-2040 para el escenario A1B asociadas al valor de retorno de
20 años estimado a partir de las simulaciones del clima en 1981-1999.
TOMO II
71
Figura 5.30. Tiempo de espera (en años) de LTx en las proyecciones del clima
del período 2010-2040 para el escenario A1B asociadas al valor de retorno de
20 años estimado a partir de las simulaciones del clima en 1981-1999.
TOMO II
72
Figura 5.31. Valor medio (en º C) de la distribución de temperatura mínima
obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres GCM y de
los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores
observados en la estación correspondiente.
Figura 5.32. Desvío estándar (en º C) de la distribución de temperatura
mínima obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres
GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los
valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
73
Figura 5.33. Percentil 5 (en º C) de la distribución de temperatura mínima
obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres GCM y de
los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores
observados en la estación correspondiente.
Figura 5.34. Percentil 95 (en º C) de la distribución de temperatura mínima
obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres GCM y de
los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores
observados en la estación correspondiente.
TOMO II
74
Figura 5.35. Valor medio (en º C) de la distribución de temperatura máxima
obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres GCM y de
los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores
observados en la estación correspondiente.
Figura 5.36. Desvío estándar (en º C) de la distribución de temperatura
máxima obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres
GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los
valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
75
Figura 5.37. Percentil 5 (en º C) de la distribución de temperatura máxima
obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres GCM y de
los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores
observados en la estación correspondiente.
Figura 5.38. Percentil 95 (en º C) de la distribución de temperatura máxima
obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las simulaciones de tres GCM y de
los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en función de los valores
observados en la estación correspondiente.
TOMO II
76
Figura 5.39. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos cálidos de
la temperatura mínima (HTn) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las
simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en
función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.40. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos cálidos de
la temperatura máxima (HTx) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las
simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en
función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
77
Figura 5.41. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos fríos de la
temperatura mínima (LTn) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las
simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en
función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.42. Valor medio (en º C) de la distribución de los extremos frios de la
temperatura máxima (LTx) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las
simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en
función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
78
Figura 5.43. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos cálidos
de la temperatura mínima (HTn) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a
las simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla
en función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.44. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos cálidos
de la temperatura máxima (HTx) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a
las simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla
en función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
79
Figura 5.45. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos fríos
de la temperatura mínima (LTn) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a las
simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla en
función de los valores observados en la estación correspondiente.
Figura 5.46. Desvío estándar (en º C) de la distribución de los extremos fríos
de la temperatura máxima (LTx) obtenida a partir de la aplicación de CHAC a
las simulaciones de tres GCM y de los reanálisis ERA-40 en cada punto de grilla
en función de los valores observados en la estación correspondiente.
TOMO II
80
Figura 5.47. Series temporales de los extremos anuales de temperatura (en
º C) para el período 1981-1999 según los datos observados en la estación
Mendoza Observatorio ( línea llena), los reanálisis ERA-40 en el punto de grilla
más cercano ( línea con cruces) y la aplicación de CHAC a los reanálisis ERA-40
( línea con círculos).
TOMO II
81
Figura 5.48. Series temporales de los extremos anuales de temperatura (en
º C) para el período 1981-1999 según los datos observados en la estación
Mendoza Observatorio ( línea llena), el modelo ECHAM5/ MPI-OM en el punto de
grilla más cercano ( línea con cruces) y la aplicación de CHAC al modelo
ECHAM5/ MPI-OM ( línea con círculos).
TOMO II
82
Figura 5.49. Función de densidad de probabilidad de la distribución GEV
ajustada a a) HTn, b) HTx, c) LTn, y d) LTx para los datos observados ( línea
negra punteada) y la metodología CHAC aplicada a los reanálisis ERA-40 ( línea
negra llena) y a las simulaciones del clima en 1981-1999 ( líneas de colores). En
gris se indica la distribución GEV para el ensemble de los tres modelos.
TOMO II
83
FI GURAS DEL CAPÍ TULO 6
Figura 6.1. Valor medio de la temperatura mínima (en º C) de ( de arriba hacia
abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha) las
observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de los
cuatro modelos.
TOMO II
84
Figura 6.2. Valor medio de la temperatura máxima (en º C) de ( de arriba hacia
abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha) las
observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de los
cuatro modelos.
TOMO II
85
Figura 6.3. Desvío estándar de la temperatura mínima (en º C) de ( de arriba
hacia abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha)
las observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de
los cuatro modelos.
TOMO II
86
Figura 6.4. Desvío estándar de la temperatura máxima (en º C) de ( de arriba
hacia abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha)
las observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de
los cuatro modelos.
TOMO II
87
Figura 6.5. Diferencias (en º C) en el valor medio de ( de arriba hacia abajo) la
temperatura mínima de verano, la temperatura máxima de verano, la
temperatura mínima de invierno, la temperatura máxima de invierno, entre los
modelos ( de izquierda a derecha) LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble
de los cuatro modelos respecto de las observaciones. Valores positivos indican
sobreestimación de los modelos.
TOMO II
88
Figura 6.6. Diferencias (en º C) en el desvío estándar de ( de arriba hacia
abajo) la temperatura mínima de verano, la temperatura máxima de verano, la
temperatura mínima de invierno, la temperatura máxima de invierno, entre los
modelos ( de izquierda a derecha) LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble
de los cuatro modelos respecto de las observaciones. Valores positivos indican
sobreestimación de los modelos.
TOMO II
89
Figura 6.7. Percentil 90 de la temperatura mínima (en º C) de ( de arriba hacia
abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha) las
observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de los
cuatro modelos.
TOMO II
90
Figura 6.8. Percentil 90 de la temperatura máxima (en º C) de ( de arriba hacia
abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha) las
observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de los
cuatro modelos.
TOMO II
91
Figura 6.9. Diferencias (en º C) en el percentil 90 de ( de arriba hacia abajo) la
temperatura mínima de verano, la temperatura máxima de verano, la
temperatura mínima de invierno, la temperatura máxima de invierno, entre los
modelos ( de izquierda a derecha) LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble
de los cuatro modelos respecto de las observaciones. Valores positivos indican
sobreestimación de los modelos.
TOMO II
92
Figura 6.10. Percentil 10 de la temperatura mínima (en º C) de ( de arriba
hacia abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha)
las observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de
los cuatro modelos.
TOMO II
93
Figura 6.11. Percentil 10 de la temperatura máxima (en º C) de ( de arriba
hacia abajo) verano, otoño, invierno y primavera, para ( de izquierda a derecha)
las observaciones, los modelos LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble de
los cuatro modelos.
TOMO II
94
Figura 6.12. Diferencias (en º C) en el percentil 10 de ( de arriba hacia abajo)
la temperatura mínima de verano, la temperatura máxima de verano, la
temperatura mínima de invierno, la temperatura máxima de invierno, entre los
modelos ( de izquierda a derecha) LMDZ, PROMES, RCA3, REMO y el ensemble
de los cuatro modelos respecto de las observaciones. Valores positivos indican
sobreestimación de los modelos.
TOMO II
95
ANEXO
Nro
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
TOMO II
Nombre
Tacaagle, Formosa
Colonia Castelli, Chaco
San Francisco de Laishi, Formosa
Campo Gallo, Santiago del Estero
Villa Nougues, Tucumán
Zavalla, Santa Fe
Loreto, Misiones
Oberá, Misiones
Catamarca INTA (Sumalao), Catamarca
Valle Fértil, San Juan
Esperanza, Santa Fe
Ángel Gallardo, Santa Fe
Río Tercero, Córdoba
Junín, Buenos Aires
Parque Peryra Iraola, Buenos Aires
Guatrache, La Pampa
Sierra de la Ventana, Buenos Aires
Tres Arroyos I, Buenos Aires
Cipolletti I, Río Negro
Alto Valle INTA, Río Negro
Humahuaca, Jujuy
Salto Grande, Entre Ríos
Bordenave INTA, Buenos Aires
Los Hornos, Buenos Aires
Los Gigantes, Córdoba
Parque Prov. Tornquist, Buenos Aires
Dique Pisco Huasi, Córdoba
San Martín INTA, San Juan
Gualeguaychú, Entre Ríos
La Banda INTA, Santiago del Estero
Argerich, Buenos Aires
Villa Regina, Río Negro
Mercedes (Quintas), Buenos Aires
Reconquista INTA, Santa Fe
Manfredi INTA, Córdoba
Villa Mercedes INTA, San Luis
Vivero Hornillos, Jujuy
Corrientes INTA (Sombrerito), Corrientes
Ing. Dagoberto Sardina, Mendoza
Junín INTA, Mendoza
El Balde, San Juan
Concordia INTA, Entre Ríos
San Francisco, Córdoba
La Quiaca, Jujuy
Abra Pampa INTA, Jujuy
Oran Aero, Salta
Tartagal Aero, Salta
La Casualidad, Salta
Jujuy (Ciudad), Jujuy
Jujuy Un, Jujuy
Alto del Comedero, Jujuy
Salta INTA (Cerrillos), Salta
Jujuy Aero, Jujuy
Salta Aero, Salta
País
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Latitud
(º )
-24.97
-25.95
-26.20
-26.58
-26.88
-33.02
-27.35
-27.48
-28.48
-30.63
-31.43
-31.62
-32.17
-34.58
-34.87
-37.63
-38.13
-38.38
-38.95
-39.02
-23.20
-31.20
-37.85
-34.87
-31.40
-38.07
-30.33
-31.58
-32.87
-27.75
-38.77
-39.15
-34.68
-29.18
-31.82
-33.72
-23.67
-27.65
-33.30
-33.15
-30.95
-31.37
-31.37
-22.10
-22.83
-23.15
-22.65
-25.05
-24.18
-24.17
-24.23
-24.90
-24.38
-24.85
Longitud
(º )
-58.82
-60.63
-58.70
-62.85
-65.38
-60.88
-55.50
-55.13
-65.73
-67.45
-60.93
-60.68
-64.13
-60.93
-58.17
-63.57
-61.78
-60.27
-67.98
-67.67
-65.37
-57.92
-63.02
-57.97
-64.77
-62.03
-64.00
-68.43
-58.52
-64.25
-62.60
-67.07
-59.38
-59.70
-63.77
-65.48
-65.43
-58.77
-68.73
-68.47
-68.63
-58.12
-62.12
-65.60
-65.85
-64.32
-63.82
-68.22
-65.30
-65.18
-65.28
-65.48
-65.08
-65.48
Altitud
( m)
87
111
75
190
1388
50
163
343
525
857
38
18
380
80
12
175
250
108
265
242
2980
37
212
15
1800
435
600
591
14
187
10
205
43
42
292
515
2370
57
750
653
928
48
115
3459
3484
357
450
4092
1303
1302
1253
1250
905
1221
96
Nro
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
TOMO II
Nombre
Rivadavia, Salta
Monte Quemado, Santiago del Estero
Las Lomitas, Formosa
Iguazú Aero, Misiones
Tucumán Obs, Tucumán
Famailla INTA, Tucumán
Tucumán Aero I, Tucumán
Tucumán Aero II, Tucumán
Santiago del Estero Aero, Santiago del
Estero
La Maria INTA, Santiago del Estero
Las Breñas INTA, Chaco
Villa Ángela, Chaco
Presidencia R. S. Peña INTA, Chaco
Avia Terai, Chaco
Presidencia R. S. Peña Aero, Chaco
El Colorado INTA, Formosa
Resistencia Aero, Chaco
Resistencia Aeroclub, Chaco
Colonia Benítez INTA, Chaco
Formosa Aero, Formosa
Bernardo de Irigoyen Aero, Misiones
Corrientes Aero, Corrientes
Corrientes, Corrientes
General Paz, Corrientes
Ituzaingó II, Corrientes
Posadas Aero, Misiones
Cerro Azul INTA, Misiones
Oberá II, Misiones
Tinogasta, Catamarca
Chilecito Aero III, La Rioja
Chilecito I , La Rioja
La Rioja Aero, La Rioja
Catamarca Aero I, Catamarca
Catamarca Aero II, Catamarca
Villa Maria del Río Seco, Córdoba
Ceres Aero, Santa Fe
Reconquista Aero, Santa Fe
Goya, Corrientes
Bella Vista INTA, Corrientes
Mercedes Aero, Corrientes
Mercedes INTA, Corrientes
Curuzu Cuatia Aero, Corrientes
Paso de los Libres Aero, Corrientes
Jachal, San Juan
San Juan Aero II, San Juan
San Juan INTA, San Juan
Chamical Aero, La Rioja
Chepes, La Rioja
Villa Dolores Aero, Córdoba
Dique Cruz del Eje, Córdoba
Córdoba Aero, Córdoba
Córdoba Obs, Córdoba
Pilar, Córdoba
Rafaela INTA, Santa Fe
Sauce Viejo Aero, Santa Fe
Paraná INTA, Entre Ríos
Paraná Aero, Entre Ríos
Villaguay Aero, Entre Ríos
País
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Latitud
(º )
-24.17
-25.80
-24.70
-25.73
-26.80
-27.05
-26.85
-26.85
-27.77
Longitud
(º )
-62.90
-62.85
-60.58
-54.47
-65.20
-65.42
-65.20
-65.10
-64.30
Altitud
( m)
205
221
130
270
480
363
450
450
199
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
-28.05
-27.08
-27.57
-26.87
-26.75
-26.82
-26.30
-27.45
-27.47
-27.42
-26.20
-26.25
-27.45
-27.47
-27.75
-27.58
-27.37
-27.65
-27.48
-28.07
-29.23
-29.17
-29.38
-28.45
-28.60
-29.90
-29.88
-29.18
-29.13
-28.43
-29.22
-29.17
-29.78
-29.68
-30.23
-31.57
-31.62
-30.37
-31.33
-31.95
-30.75
-31.32
-31.40
-31.67
-31.18
-31.70
-31.83
-31.78
-31.85
-64.25
-61.12
-60.73
-60.45
-60.40
-60.45
-59.37
-59.05
-58.98
-58.93
-58.23
-53.65
-58.77
-58.82
-57.63
-56.67
-55.97
-55.43
-55.13
-67.57
-67.43
-67.52
-66.82
-65.77
-65.77
-63.68
-61.95
-59.70
-59.27
-58.92
-58.10
-58.02
-57.98
-57.15
-68.75
-68.42
-68.53
-66.28
-66.60
-65.13
-64.75
-64.22
-64.18
-63.88
-61.55
-60.82
-60.52
-60.48
-59.08
169
102
75
90
93
92
78
52
51
54
60
815
62
60
74
72
125
270
303
1201
945
1170
429
531
454
341
88
53
36
70
107
100
73
70
1175
598
615
461
658
569
515
474
425
338
100
18
110
78
43
97
Nro
115
116
117
118
119
120
121
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
144
145
146
147
148
149
150
151
152
153
154
155
156
157
158
159
160
161
162
163
164
165
166
167
168
169
170
171
172
TOMO II
Nombre
Monte Caseros Aero, Corrientes
Concordia Aero, Entre Ríos
Puente del Inca, Mendoza
Uspallata, Mendoza
San Carlos, Mendoza
San Martín, Mendoza
La Consulta INTA, Mendoza
Mendoza Aero, Mendoza
Mendoza Obs, Mendoza
La Paz, Mendoza
San Luis Aero, San Luis
Villa Reynolds Aero, San Luis
Embalse, Córdoba
Río Cuarto Aero, Córdoba
Chacras de Coria, Mendoza
Bell Ville, Córdoba
Marcos Juárez INTA, Córdoba
Marcos Juárez Aero, Córdoba
Venado Tuerto, Santa Fe
El Trébol, Santa Fe
Oliveros INTA, Santa Fe
Victoria, Entre Ríos
Rosario Aero, Santa Fe
Pergamino INTA, Buenos Aires
Concepción del Uruguay INTA, Entre Ríos
San Pedro INTA, Buenos Aires
Gualeguaychú Aero, Entre Ríos
Mazaruca, Entre Ríos
Malargüe Aero, Mendoza
Rama Caída INTA, Mendoza
San Rafael Aero, Mendoza
Colonia Alvear, Mendoza
Unión, San Luis
General Pico Aero, La Pampa
Laboulaye Aero, Córdoba
Trenque Lauquen, Buenos Aires
Pehuajó Aero, Buenos Aires
Junín Aero, Buenos Aires
9 de Julio, Buenos Aires
San Fernando, Buenos Aires
Las Flores, Buenos Aires
Don Torcuato Aero, Buenos Aires
San Miguel, Buenos Aires
El Palomar Aero, Buenos Aires
Morón Aero, Buenos Aires
Castelar INTA, Buenos Aires
Ezeiza Aero, Buenos Aires
Lomas de Zamora Un, Buenos Aires
Isla Martín García, Buenos Aires
Aeroparque Buenos Aires Aero, Capital
Federal
Buenos Aires Obs, Capital Federal
La Plata, Buenos Aires
La Plata Obs, Buenos Aires
Punta Indio Aero, Buenos Aires
Faro Pontón Recalada, Buenos Aires
Santa Isabel, La Pampa
Victorica, La Pampa
General Acha, La Pampa
País
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Latitud
(º )
-30.27
-31.30
-32.82
-32.60
-33.77
-33.08
-33.73
-32.83
-32.88
-33.47
-33.27
-33.73
-32.18
-33.12
-32.98
-32.63
-32.68
-32.70
-33.67
-32.20
-32.55
-32.62
-32.92
-33.93
-32.48
-33.68
-33.00
-33.58
-35.50
-34.67
-34.58
-35.00
-35.17
-35.70
-34.13
-35.97
-35.87
-34.55
-35.45
-34.45
-36.03
-34.48
-34.55
-34.60
-34.67
-34.67
-34.82
-34.80
-34.18
-34.57
Longitud
(º )
-57.65
-58.02
-69.90
-69.33
-69.03
-68.42
-69.12
-68.78
-68.85
-67.55
-66.35
-65.38
-64.38
-64.23
-68.87
-62.68
-62.12
-62.15
-61.97
-61.67
-60.85
-60.18
-60.78
-60.55
-58.33
-59.68
-58.62
-59.40
-69.58
-68.38
-68.40
-67.65
-65.95
-63.75
-63.37
-62.73
-61.90
-60.92
-60.88
-58.58
-59.13
-58.62
-58.73
-58.60
-58.63
-58.65
-58.53
-58.52
-58.27
-58.42
Altitud
( m)
54
38
2720
1891
940
653
940
704
827
506
713
486
548
421
921
130
110
114
112
96
26
29
25
65
25
28
21
5
1425
692
748
465
372
145
137
95
87
81
76
3
36
4
26
12
24
22
20
22
36
6
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
-34.58
-34.97
-34.92
-35.37
-35.17
-36.27
-36.22
-37.37
-58.48
-57.90
-57.93
-57.28
-56.25
-66.92
-65.43
-64.92
25
23
15
22
11
320
312
219
98
Nro
174
175
176
177
178
179
180
181
182
183
184
185
186
187
188
189
190
191
192
193
194
195
196
197
198
199
200
201
202
203
204
205
206
207
208
209
210
211
212
213
214
215
216
217
218
219
220
221
222
223
224
225
226
227
228
229
230
231
232
TOMO II
Nombre
Anguil INTA, La Pampa
Macachín, La Pampa
Quemu Quemu, La Pampa
Coronel Suárez Aero, Buenos Aires
Bolívar Aero I, Buenos Aires
Bolívar Aero II, Buenos Aires
SIN NOMBRE,
Azul Aero, Buenos Aires
Olavarría Aero, Buenos Aires
Tandil Aero, Buenos Aires
López Juárez, Buenos Aires
Dolores Aero, Buenos Aires
Benito Juárez Aero, Buenos Aires
San Clemente del Tuyú, Buenos Aires
Santa Teresita Aero, Buenos Aires
Pinamar, Buenos Aires
Villa Gesell Aero, Buenos Aires
Puelches, La Pampa
Pigue Aero, Buenos Aires
Coronel Pringles,
Laprida, Buenos Aires
Barrow INTA, Buenos Aires
Tres Arroyos II, Buenos Aires
Balcarce INTA, Buenos Aires
Mar del Plata Aero, Buenos Aires
Mar del Plata B N, Buenos Aires
Cutral Co, Neuquén
Neuquen Aero, Neuquén
Cipolletti II, Río Negro
Choele Choel, Río Negro
Río Colorado, Río Negro
HilaRío Ascasubi INTA, Buenos Aires
Faro El Rincón, Buenos Aires
Comandante Espora Aero, Buenos Aires
Bahía Blanca Aero, Buenos Aires
Necochea, Buenos Aires
Campinas (Viracopos)
Sao Paulo (Guarulhos)
Sao Paulo(Congonhas)
Santos (base aerea)
Curitiba (Afonso_Pena)
Santa Maria
Porto_Alegre(salgado_Filho)
Bage(gustavo_Kraemer)
Bage
Campo Mourao
Campos Novos
Castro
Chapeco
Curz Alta
Irai
Irati
Ivai
Lages
Maringa
Passo Fundo
Santa Maria
Santana do Livramento
Sao Luiz Gonzaga
País
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Argentina
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Latitud
(º )
-36.50
-37.13
-36.07
-37.43
-36.25
-36.20
-36.83
-36.75
-36.88
-37.23
-37.53
-36.35
-37.72
-36.37
-36.55
-37.08
-37.23
-38.13
-37.60
-38.02
-37.57
-38.32
-38.33
-37.75
-37.93
-38.05
-38.95
-38.95
-38.95
-39.28
-39.02
-39.38
-39.38
-38.73
-38.73
-38.57
-23.00
-22.57
-22.38
-22.07
-24.48
-28.28
-30.00
-30.62
-31.33
-24.05
-27.38
-24.78
-27.12
-28.63
-27.18
-25.47
-25.00
-27.82
-23.40
-28.22
-29.70
-30.83
-28.40
Longitud
(º )
-63.98
-63.68
-63.57
-61.88
-61.10
-61.07
-59.88
-59.83
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-59.57
-57.73
-59.78
-56.72
-56.68
-56.85
-57.02
-65.92
-62.38
-61.33
-60.77
-60.25
-60.25
-58.30
-57.58
-57.55
-69.22
-68.13
-67.97
-65.65
-64.08
-62.62
-62.02
-62.17
-62.17
-58.70
-46.87
-45.53
-45.35
-45.70
-48.82
-52.30
-50.82
-53.88
-54.10
-52.37
-51.20
-50.00
-52.62
-53.60
-53.23
-50.63
-50.85
-50.33
-51.92
-52.40
-53.70
-55.60
-55.02
Altitud
( m)
165
142
120
233
93
94
147
132
166
175
233
9
207
3
4
13
9
232
304
247
212
120
115
130
21
5
612
271
265
131
79
22
7
74
83
8
661
735
803
3
908
85
3
180
242
616
947
1009
679
473
247
837
808
937
542
684
95
328
245
99
Nro
234
235
236
237
238
239
240
241
242
243
244
245
246
247
248
249
250
251
252
253
254
255
256
257
258
259
260
261
262
263
264
265
TOMO II
Nombre
Bambui
Campo Grande
Campo Grande Aero
Aracatuba
Catanduva
Campos Do Jordao
Campinas Aero
Bauru
Campinas
Avare
Arvoredo
Bom Jesus
Caxias Do Sul
Canoas
Bage Aero
Mariscal Estigarribia
Villarrica
Encarnacion
La Estanzuela
Brujas
Tacuarembo
Treinta y tres
Artigas
Rivera
Salto
Paysandu
Melo
Paso de los Toros
Mercedes
Rocha
Carrasco
Prado
País
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Brasil
Paraguay
Paraguay
Paraguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Uruguay
Latitud
(º )
-20.00
-20.45
-20.47
-21.20
-21.13
-22.73
-23.00
-22.32
-22.90
-23.10
-27.30
-28.67
-29.17
-29.93
-31.35
-22.02
-25.75
-27.32
-34.45
-34.70
-31.70
-33.20
-30.40
-30.90
-31.40
-32.35
-32.37
-32.80
-33.25
-34.49
-34.83
-34.86
Longitud
(º )
-45.98
-54.62
-54.67
-50.43
-48.97
-45.58
-47.13
-49.07
-47.08
-48.92
-48.35
-50.43
-51.20
-51.13
-54.12
-60.60
-56.43
-55.83
-57.84
-56.30
-56.00
-54.30
-56.01
-55.54
-57.97
-58.04
-54.19
-56.53
-58.07
-54.31
-56.01
-56.21
Altitud
( m)
661
530
567
397
536
1579
661
590
663
793
18
1048
759
8
180
181
161
91
80
32
140
100
121
242
33
61
100
76
17
18
33
16
100
Descargar