efectos de reglas, modelos y consecuencias en la alimentación de

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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
EFECTOS DE REGLAS, MODELOS Y CONSECUENCIAS EN LA ALIMENTACIÓN
DE NIÑOS CON FACTORES DE RIESGO DE TRASTORNOS DE CONDUCTA
ALIMENTARIA
ANDRES M. SANTACOLOMA - SUAREZ
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
MAESTRIA CON ENFASIS EN PSICOLOGIA CLINICA
BOGOTA D.C. DICIEMBRE DE 2013
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
EFECTOS DE REGLAS, MODELOS Y CONSECUENCIAS EN LA ALIMENTACIÓN
DE NIÑOS CON FACTORES DE RIESGO DE TRASTORNOS DE CONDUCTA
ALIMENTARIA
Ps. ANDRÉS M. SANTACOLOMA - SUÁREZ
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
MAESTRIA CON ENFASIS EN PSICOLOGIA CLINICA
BOGOTA D.C., DICIEMBRE DE 2013
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
“Las opiniones expresadas en este trabajo son responsabilidad de los autores; la Facultad de
Psicología de la Universidad Católica de Colombia ha verificado el cumplimiento de las
condiciones mínimas de rigor científico y de manejo ético.”
(Artículo 65 Reglamento Interno)
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia por ser mi
lugar de formación y crecimiento personal y profesional. De igual manera, agradezco a mis
compañeros de trabajo que con su tiempo, colaboraron en el desarrollo de este proyecto de
investigación. Finalmente, agradezco a mis estudiantes del semillero de investigación
Balance, quienes me apoyaron con su tiempo, entusiasmo y compromiso.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
DEDICATORIA
A mi madre María Mercedes Suárez, por inculcarme desde muy pequeño el deseo de aprender y
de estudiar. A Patty, por ser mi amor, mi familia, mi soporte, mi apoyo incondicional y mi
motivación para crecer. A mi familia por ser mi tranquilidad y mi razón de ser.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN, 13
ABSTRACT, 14
JUSTIFICACIÓN, 15
Pregunta de investigación, 21
OBJETIVOS, 22
ANTECEDENTES TEORICOS Y EMPIRICOS, 24
Conducta Alimentaria, 25
Perspectiva Biológica y/o Fisiológica, 27
Perspectiva Psicológica – Social, 31
Hábitos de Alimentación o Patrones de Conducta Alimentaria, 38
Hábitos y Conducta Alimentaria en los Niños, 41
Reglas y Conducta Gobernada por Reglas, 44
Consecuencias, 50
Modelos Sociales, 55
Hipótesis, 60
Variables, 60
Variable Independiente 1 – Reglas, 60
Variable Independiente 2 - Modelos Sociales, 63
Variable Independiente 3 – Consecuencias de reforzamiento, 65
Variable Dependiente – Conducta Alimentaria, 67
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
METODO, 72
Diseño, 72
Participantes, 75
Instrumentos y Materiales, 78
Procedimiento, 82
Aspectos Éticos, 87
RESULTADOS, 90
DISCUSION DE RESULTADOS, 118
REFERENCIAS, 129
APENDICES, 141
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
LISTA DE TABLAS
Tabla 1. Reglas Alimento Saludable, 61
Tabla 2. Reglas Alimento No saludable, 62
Tabla 3. Control de Variables, 68
Tabla 4. Diseño de Tratamientos Alternos – DTA, 74
Tabla 5. Descripción de los instrumentos y materiales, 78
Tabla 6. Pruebas de Normalidad para los Consumos de Alimentos, 91
Tabla 7. Diferencia de medias entre muestras relacionadas, 92
Tabla 8. Prueba Wilcoxon para muestras relacionadas, 94
Tabla 9. Prueba T de muestras relacionadas, 96
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
LISTA DE FIGURAS
Figura 1. Diagrama de contingencia de reforzamiento en conducta operante, 66
Figura 2. Frecuencia del Factor de Riesgo, 77
Figura 3. Factores de Riesgo Por Participante, 77
Figura 4. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 1, 101
Figura 5. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 2, 103
Figura 6. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 3, 104
Figura 7. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 4, 107
Figura 8. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 5, 108
Figura 9. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 6, 109
Figura 10. Frecuencia de consumo de alimento del participante 7, 111
Figura 11. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 8, 112
Figura 12. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 9, 113
Figura 13. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 10, 114
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
LISTA DE APÉNDICES
Apéndice A. Consentimiento Informado y Contrato Conductual, 142
Apéndice B. Formato de Chequeo de Signos de Evaluación Médica Relacionados con el Riesgo
de presentar TCA en niños, 145
Apéndice C. Formato de Chequeo de Criterios de Riesgo ante los TCA, 146
Apéndice D. Formato de Evaluación Psicológica para la Investigación a través de Padres, Tutores
o Responsables Legales de los Niños y Niñas, 148
Apéndice E. Formato de Evaluación Psicológica para Niños y Niñas, 156
Apéndice F. Diapositivas, 160
Apéndice G. Imágenes Diapositivas, 165
Apéndice H. Fotografías de los Instrumentos y Materiales Utilizados, 169
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
EFECTOS DE REGLAS, MODELOS Y CONSECUENCIAS EN LA ALIMENTACIÓN
DE NIÑOS CON FACTORES DE RIESGO DE TRASTORNOS DE CONDUCTA
ALIMENTARIA
Andrés M. Santacoloma – Suárez
Universidad Católica de Colombia
Resumen
El presente estudio identificó los efectos de las reglas, los modelos sociales y las consecuencias
de reforzamiento sobre la conducta alimentaria de niños con factores de riesgo para presentar
Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). Se definieron sólo dos parámetros de la conducta
alimentaria, el primero, la cantidad de alimento ingerido medido en gramos y dos, el tipo de
alimento. Los participantes fueron seleccionados de entre un grupo de 108 niños(as) siendo una
selección por conveniencia de 10 niños(as) con edades de 6 a 8 años en los que se encontraron
más de cinco factores de riesgo para presentar TCA, de un colegio de Bogotá, D.C.; para la
inclusión de la muestra, se realizó una evaluación médica y psicológica (clínica. Se utilizó un
diseño de tratamientos alternos (DTA). Se ejecutaron tres condiciones experimentales. La Fase I,
se denominó Fase Pre o de evaluación de la conducta alimentaria o de línea de base. La Fase II o
de aplicación de las condiciones o tratamientos, y finalmente, se realizó la fase III o fase Post, la
cual consistió en evaluar la conducta alimentaria tal como se hizo en la primera Fase. Se realizó
un análisis de tendencias de los niveles de preferencia y consumo del alimento ante las
alternativas de alimento saludable y artificial, en relación con la presencia y ausencia de los
tratamientos o condiciones (consecuencias de reforzamiento, reglas y modelos de alimentación) a
lo largo de las fases experimentales evidenciando efectos clínicos y experimentales que fueran
significativos y visualmente observables. Los tratamientos se evaluaron bajo el criterio
terapéutico y experimental, para ello, se comparó la conducta alimentaria antes y después de los
tratamientos en relación con los parámetros establecidos de elección consumo en gramos. Los
resultados indicaron que la conducta alimentaria saludable presentó diferencias significativas al
nivel de 0.05 bajo el criterio experimental, pero no existe información suficiente para afirmar que
existe criterio terapéutico sostenido en el tiempo. Se utilizó la prueba T para muestras pequeñas
en lo que se refiere a alimento saludable. Para el caso del consumo de alimento artificial o no
saludable, se tuvo en cuenta que las diferencias no presentan una distribución normal y se utilizó
una prueba no paramétrica como Wilcoxon. Se observó mejoría en la elección y consumo de los
niños(as) ante el alimento saludable pero al mismo tiempo no se registró variación de la conducta
alimentaria ante el alimento no saludable.
Palabras clave: Conducta Alimentaria (SC02740 - 67), Instrucciones Experimentales (SC18570),
Aprendizaje Social (SC48280 - 73), Reforzamiento (SC43630).

Proyecto de Investigación tesis de maestría. Profesor-investigador, contacto: [email protected], [email protected] - El proyecto hace
parte del Grupo de Investigación ENLACE y tuvo la colaboración del Semillero de Investigación BALANCE, además, fue avalado por el Centro de Investigaciones de
la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia. Dirección postal Av. Caracas No. 46 – 22 2do. Piso Casa de Psicología.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
EFFECTS OF INSTRUCTIONS, MODELS AND CONSEQUENCES IN THE
FEEDING OF CHILDREN WITH RISK FACTORS OF EATING
DISORDERS
Andrés M. Santacoloma – Suárez
Universidad Católica de Colombia
Abstract
This study aimed to identify the effects of verbal instructions - experimental, social models and
the consequences of reinforcement on children's feeding behavior. Two parameters were defined
about feeding behavior, first the quantity of food measured in grams and second, the type of food.
Participants were selected through a convenience sample of 10 children, in which was found more
than five risk factors to present eating disorders (ED), children were selected between 6 and 8
years, from a school of Bogotá, D.C.; to determine the sample, it was conducted a medical and
psychological evaluation (clinical) that determined the inclusion or exclusion of the sample. An
alternating treatments design (ATD) was used. Three experimental conditions were executed.
Phase I, was called Phase Pre or evaluation of feeding behavior or baseline. Phase II or
application of the conditions or treatments, and finally phase III or phase Post, in which was
evaluated the feeding behavior again as was done in the first phase. A trend analysis of preference
and consumption levels to the healthy food and artificial alternatives was performed, regarding
the presence and absence of the treatment or conditions (reinforcing effects, instructions and
feeding behavior) along experimental phases, through these were showed clinical and
experimental effects that were significant and visually observable. Treatments were evaluated
under experimental and therapeutic judgment, thus was compared the feeding behavior before and
after treatments in regard to the parameters of consumer choice in grams. The results indicated the
pattern of healthy feeding showed significant differences at the 0.05 level under the experimental
judgment, nevertheless there was insufficient information to affirm there was a sustained
therapeutic approach in time. T test was used for small simple in regard to healthy food. In the
case of unhealthy food consumption was taken into account that the differences are not normally
distributed and was used a nonparametric test, such as the Wilcoxon. Improvement was observed
in the choice and use of children to the healthy food however no change in eating behavior to the
unhealthy food was recorded.
Key words: Feeding Behavior (SC02740 - 67), Experimental Instructions (SC18570), Social
Learning (SC48280 - 73), Reinforcement (SC43630).

Proyecto de Investigación tesis de maestría. Profesor-investigador, contacto: [email protected], [email protected] - El proyecto hace
parte del Grupo de Investigación ENLACE y tuvo la colaboración del Semillero de Investigación BALANCE, además, fue avalado por el Centro de Investigaciones de
la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia. Dirección postal Av. Caracas No. 46 – 22 2do. Piso Casa de Psicología.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Justificación
El comportamiento de los organismos como objeto de estudio es tan complejo para la
ciencia, que la psicología no lo ha podido unificar como tal en una sola definición, esto debido a
diversas tradiciones de la ciencia (Mardones, 2001). De igual forma y como en la mayoría de
comportamientos, la conducta alimentaria es muy compleja en relación con ella, convergen
factores sociales, biológicos y psicológicos. Estos factores o dimensiones, se integran e
interrelacionan para determinar patrones de comportamiento alimentario, lo que redunda en la
salud física y psicológica de los individuos. Cuando estos patrones se convierten en trastornos de
conducta alimentaria (TCA), la situación puede llegar a ser mortal (National Institute of Helth NIH, 2009; Seijas & Sepúlveda, 2005). Por ejemplo, en Estados Unidos de América, muere una
(1) de cada diez (10) personas que se encuentran diagnosticadas con desórdenes de alimentación,
generalmente por inanición, pero en otros casos, la causa aparente o relacionada es el suicidio,
relacionado con el TCA y/o las complicaciones médicas resultantes de la alteración del patrón de
alimentación, como por ejemplo, la insuficiencia renal; así mismo, se ha estimado que entre 5 y
15 % de las personas diagnosticadas con anorexia y bulimia son niños, mientras que el porcentaje
aumenta a un 35% cuando se trata de binge eating disorder (NIH, 2009). Es de resaltar que en el
caso de la anorexia nervosa, existe un alto riesgo de morir como producto de presentar este
trastorno, y si no es así, se presenta una alta probabilidad de no recuperarse (Peláez, Labrador &
Raich, 2005).
En porcentajes más altos, se encuentran las tendencias de las niñas y jóvenes a presentar
TCA. Según Phiper (2003), entre un 8 y un 20 % de las niñas y jóvenes en edad escolar son
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
bulímicas, tasa que tiende a incrementarse con la edad, hasta el punto en que se ha llegado a
afirmar que una (1) de cada cuatro (4) mujeres jóvenes universitarias en Europa también son
bulímicas y con tendencia a incrementarse (Buckroyd, 2002).
En general, en los últimos años, la tasa porcentual de casos diagnosticados con anorexia
es más alta entre los niños y niñas, presentándose como característica, que a menor edad se
incrementa el porcentaje de niños varones. Se ha dicho, que la edad de inicio de las niñas se
encuentra ahora entre los 5 y 6 años y el de los varones entre los 8 y los 9 años de edad (Ortega &
Laverde, 2000), aunque la edad más común se da entre los 13 y 18 años y con una tendencia a
bajar hacia los 10 (Gerro-Prado, Barjau & Chinchilla, 2001).
En Colombia, los estudios arrojan cifras que se convierten, día tras día, en llamados de
alerta con relación a los hábitos de alimentación y a los TCA en los jóvenes y niños del país. Un
informe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Antioquia, indicó que para el mes
de septiembre de 2000, cerca del 2% de las colombianas presentaban anorexia y que, para ese
entonces, el 12% podrían no estar diagnosticadas adecuadamente o ser confundidas con
desnutrición, además, a partir de ese año, se encuentran datos que indican que el porcentaje de
niñas que presentan un TCA (anorexia) en Colombia, tiene una equivalencia igual al porcentaje
que existe a nivel mundial, de 1 a 4 por ciento (Ortega & Laverde, 2000). Por ejemplo, en el
estudio realizado por Fandiño, Giraldo, Martínez, Aux y Espinosa (2007), se muestra que de 174
estudiantes, un 39.7% (casi 68 personas), tuvieron una alta probabilidad de padecer un TCA en
edades que oscilaban entre 15 a 19 años de edad, mientras que en el estudio de la Universidad de
Manizales (Páez & Castaño, 2010), se registró un 12.7% (casi 21 personas) de una muestra de
165 estudiantes con el mismo factor de riesgo a presentar un TCA. La situación no cambió para
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
la ciudad de Bogotá D.C. donde se encontró que, de una muestra de 2770 estudiantes de
bachillerato, existía un 0.28% de prevalencia de anorexia nerviosa, un 3.25%de bulimia nerviosa
y un 33.6% en trastornos no especificados de la conducta alimentaria, lo cual sumado, indica un
37.13 % (más de mil personas) que padecen algún TCA o problema de conducta alimentaria
(Angel, Martínez & Gómez, 2008). Otro aspecto fundamental en este estudio realizado en la
ciudad de Bogotá por parte de la Universidad Nacional de Colombia, es que no se encontró
asociación entre el estrato socio – económico y la prevalencia de los trastornos de
comportamiento alimentario, información que contradice la apreciación popular de que los TCA
son un tipo de enfermedad asociado a clases altas.
Los datos encontrados en Colombia no muestran diferencia con los referidos por países
industrializados o de primer mundo. Al contrario, pareciera indicar que en Colombia se están
disparando los índices de problemas de la conducta alimentaria, en un porcentaje superior que
algunos países europeos. La información se puede contrastar con los mencionados por Peláez,
Labrador y Raich (2005), en los que mencionan que en los países desarrollados como los de
Europa y Norte América, la prevalencia de los TCA se ha incrementado de dos a cinco veces en
las últimas tres décadas. Adicionalmente, Peláez, Labrador y Raich (2005), mencionan que la
tasa en hombres empieza a registrarse, indicando que existe un hombre diagnosticado con TCA
por cada nueve mujeres en dichos países del mundo. La presencia de los TCA en la población
femenina juvenil en países desarrollados, ha hecho que se convierta en la tercera enfermedad
crónica, especialmente en Norte América (Peláez, Labrador & Raich, 2005).
Se sabe que la información acerca de los TCA y su prevalencia por fuera de Estados
Unidos, Canadá, Europa, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Sudáfrica es muy pobre y que se
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
requiere con urgencia abordar esta problemática a nivel mundial, saliéndose del precepto de que
los TCA sólo ocurren en sociedades industrializadas o de primer mundo (DSM – IV, 2005). Los
TCA son la primera causa de las muertes diferentes a las traumáticas o por causas accidentales
relacionadas con trastornos psiquiátricos (Staudt, Del Milagro & Ojeda, 2006). Todos estos datos,
muestran una clara tendencia a aumentar, es decir, que los TCA y en general, los problemas
relacionados con la conducta alimentaria van en incremento dentro del contexto mundial. Se sabe
que el nivel de actividad se encuentra relacionado con la restricción de alimento en situaciones de
anorexia al igual que en casos de sed (Pierce & Epling, 1983) y que la insatisfacción de la imagen
corporal es un factor de riesgo para padecer de TCA, especialmente si se es una mujer joven en
un medio urbano que se desenvuelve en actividades donde la imagen es fundamental y tiene
contacto continuo con los medios de comunicación como la televisión (Gerro-Prado, Barjau &
Chinchilla, 2001). Además, se ha reconocido que la mayoría de los TCA, especialmente la
anorexia, son trastornos de origen multifactorial y que ninguno de los factores causales o
relacionales por si solos, los explican o controlan (Staudt, Del Milagro & Ojeda, 2006), sean
biológicos como la leptina, la grelina y la melanocortina 4 (por ejemplo) en la regulación de la
alimentación (Arboleda, 2008; Martí, & Martínez, 1999; Marti, Corbalán, Forga, Martínez,
Hinney & Hebebrand, 2003; Pierce & Epling, 1994), o psicológicos como por ejemplo la
distorsión de la imagen corporal (Moreno & Ortiz, 2009; Ramos, Pérez de Eulate, Liberal &
Latorre, 2003; Saucedo-Molina & Unikel, 2010), o psicosociales como la familia (Álvarez-Rayón
& Tena-Suck, 2010; Ruiz-Martínez, Vázquez-Arévalo, Mancilla-Díaz, López-Aguilar, 2010;
Ruiz-Martínez, Vázquez-Arévalo, Mancilla-Díaz & Trujillo, 2010), entre muchos otros.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Entender o simplemente conocer toda la gran cantidad de variables que pueden afectar a
la conducta alimentaria, es en realidad complejo, sin embargo, existe un aspecto que no se ha
trabajado con suficiencia y responde quizás a una de las preguntas fundamentales ante esta
avalancha de dificultades relacionadas con la alimentación. Este vacío académico no corresponde
a cuáles son los factores o aspectos relacionados con los TCA, (de hecho ya se mencionaron
algunos), ni tampoco hace referencia a los problemas consecuentes y encadenados con la
inadecuada conducta alimentaria, sino, cómo se aprenden estos patrones de alimentación, sean
adecuados o inadecuados.
Por todo lo anterior, se hace necesario y urgente, realizar estudios que identifiquen las
variables que afectan, estructuran y modifican los patrones de alimentación en edades tempranas,
hecho que puede aportar información valiosa para generar programas de prevención, intervención
y educación, que propendan por la salud y calidad de vida de las personas, y de la misma forma,
facilitar los procesos de interacción alimentaria con los niños en instituciones educativas, clínicas
y en especial en contextos familiares, provocando mejores hábitos alimenticios y por lo tanto,
patrones de alimentación más saludables.
Adicionalmente, el hecho de desarrollar proyectos de investigación en un nivel básico,
relacionados con la conducta alimentaria, tiene como propósito ahondar en las variables que se
encuentran relacionadas con este tópico y aumentar el control de variables sobre los
procedimientos de indagación en cuanto a dicha relación. Es fundamental que se establezca una
serie de investigaciones en el nivel experimental, para aumentar el conocimiento acerca de cómo
se aprenden (adquisición, modificación y mantenimiento) los patrones de alimentación, ya sean
adecuados o inadecuados. Al lograr obtener respuestas verificables ante estos cuestionamientos,
20
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
se pueden diseñar e iniciar con los programas de prevención de hábitos alimenticios inadecuados
y promocionar los adecuados, todo siempre con un trabajo interdisciplinar e integrando los
niveles básicos y aplicados de la ciencia del comportamiento.
La investigación de la conducta alimentaria en los niños y adolescentes, es pertinente,
dado que los datos muestran que la edad de inicio promedio de presentar TCA para el presente
momento se acerca a los 13 años como se había indicado antes, con un rango general que oscila
entre los 10 y los 18 años de edad (Gerro-Prado, Barjau & Chinchilla, 2001), pero este indicador
va bajando hacia edades pre púberes, en donde se ha llegado a mencionar que las edades de
riesgo de presentar TCA pueden estar entre los 5 y los 11 años para ambos sexos, especialmente
en relación con obesidad (Trujano, Blanco, Nava, Arbonés & Limón, 2010), por ello, se ha
llegado a mencionar que es un problema de salud pública que aparece en la edad infanto-juvenil
que puede poner en riesgo la vida de las personas, o en el menor de los males, causar o facilitar
deterioros en ámbitos escolares, familiares, sociales, afectivos (Díaz, Torres & Hernández, 2004)
y por qué no, en un futuro, afectar el ámbito laboral. Quizás el efecto sobre los pacientes con
TCA más preocupante y que diferencia el trabajo con pacientes menores (niños-niñas y
adolescentes) de pacientes adultas, es que el efecto en niños(as) se encuentra igualmente
relacionado con el riesgo de muerte que en las adultas, pero adicionalmente, si no se llega a esta
nefasta consecuencia, el daño puede terminar en no recuperar el deterioro de crecimiento y
desarrollo (Lenoir & Silber, 2006). En el caso de Colombia, se han encontrado prácticamente los
mismos factores de riesgo que en el resto de países del mundo con una tendencia a incrementarse.
Estos factores coinciden con lo ya conocido en la literatura, como peso por debajo del nivel
normal mínimo para la edad y la talla, índice de masa corporal inadecuado, miedo intenso a ganar
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
peso o a convertirse en obeso, la alteración de la imagen corporal, baja autoestima, obesidad
premórbida de los padres, críticas recibidas por el aspecto físico, entre otros (Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010).
Todo lo anterior conlleva a que sea fundamental la realización de estudios con mayor
detenimiento sobre las variables que pueden llevar a desarrollar un TCA en la población joven
del país, tratando de controlar al máximo los procedimientos para ir sumando datos a las
relaciones causales que permitan la construcción de programas de prevención y educación en
ámbitos sociales de forma generalizada en pro de disminuir y controlar una situación enfermiza
que viene haciendo mella en el desarrollo de la salud física y mental de nuestros colombianos.
Ahora bien, entendiendo que los patrones de alimentación son, como todos los patrones de
conducta, aprendidos, se requiere concentrar esfuerzos investigativos que respondan a identificar
cómo las variables de aprendizaje, facilitan o no el desarrollo y establecimiento de conductas y
patrones de alimentación adecuados e inadecuados.
A partir de lo anterior, se plantea en consecuencia, la pregunta de investigación ¿son las
reglas, los modelos sociales y las consecuencias de reforzamiento, variables ambientales que
afectan y/o modifican la conducta alimentaria de los niños en edades pre púberes?, si es así, ¿se
pueden utilizar como variables para mejorar los hábitos de alimentación infantil y llevar a los
niños al desarrollo y establecimiento de adecuados patrones de alimentación?. Esta pregunta
incluye la aplicación de variables que son consideradas como factores que facilitan o estructuran
el aprendizaje de las personas, desde diversas teorías, aparentemente diferentes, pero para el
trabajo de investigación se toma la línea Skinneriana de la causalidad por consecuencias, de allí
22
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
que cuando se aborda experimentalmente los modelos sociales, no se hace énfasis, ni medición
alguna en los procesos mediacionales.
Objetivos
Objetivo General
Identificar y comparar el efecto que tienen las reglas, los modelos sociales y las
consecuencias de reforzamiento sobre la conducta alimentaria (elección y consumo en gramos)
de niños que presentan factores de riesgo para presentar TCA.
Objetivos Específicos
1.
Identificar si las variables denominadas como reglas, modelos sociales y
consecuencias de reforzamiento son factores de cambio significativo (con criterio terapéutico o
con criterio experimental) en la conducta alimentaria infantil.
2.
Evaluar si la aplicación de las variables afecta positiva o negativamente la
conducta alimentaria infantil en niños con vulnerabilidad a presentar un TCA en el futuro.
23
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Se aclara que un criterio experimental corresponde a cambios en la conducta por la
inclusión o intervención de una variable particular en un momento determinado, mientras que el
criterio terapéutico, se refiere a si los efectos de la intervención son importantes o no. La
apreciación de importancia de este último criterio, se encuentra relacionado con la mejoría del
paciente gracias a la aplicación de los tratamientos y es verificado o evidenciado por el mismo
intervenido y además, por personas allegadas al mismo. En últimas, corresponde a cambios en la
conducta con funciones de adaptación y mejoría en ambientes de riesgo (Barlow & Hersen,
1988).
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
ANTECEDENTES TEÓRICOS Y EMPÍRICOS
Introducción
En la época actual, las personas establecen patrones de comportamiento que dependiendo
de una gran cantidad de variables interrelacionadas pueden ser adaptativos mientras que otros no.
Por ejemplo, se ha aumentado la cantidad de tiempo que se dedica a conductas o actividades que
facilitan el consumo de alimentos, como ver la televisión, dormir, hablar por teléfono, etcétera.
Al mismo tiempo, se ha incrementado la cantidad de consumo de alimentos ricos en calorías, lo
que termina convirtiéndose en una situación de facilitación para desarrollar condiciones de
sobrepeso y por consiguiente, problemas de salud. De otro lado, las personas han aumentado el
tiempo de dedicación al ejercicio, al mismo tiempo que han disminuido la ingesta de alimento,
por ejemplo, en el caso de las mujeres jóvenes y universitarias, se presenta continuamente la
tendencia a no desayunar, a almorzar comidas muy ligeras y a cenar un jugo o en ocasiones optan
por no tomar nada, y diariamente asisten al gimnasio para desarrollar una actividad física (Amat,
Sánchez, Soto, Alonso, Villalmanzo & Lopera, 2006). De esta manera, impactan en su estado
físico y por ende, en su propia salud. Estos tipos de comportamientos inducen a estados no
saludables dado que, el hiperconsumo, el hipoconsumo, los hábitos inadecuados de alimentación
y los niveles de actividad incoherentes con la dieta que se lleva, están asociados con la
“malnutrición”, la cual, en todas sus formas incrementa el riesgo de enfermedades y muerte
temprana (World Health Organization - WHO, 2000).
25
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Es importante tener en cuenta que para abordar la conducta alimentaria, se debe recordar
que la mayoría de las conductas humanas se pueden analizar como complejas debido a la gran
cantidad de variables y factores que intervienen o influyen en ellas. Dentro de esta complejidad
se pueden mencionar las variables propias de la biología, que afectan el desempeño del
organismo como consecuencia de su estructura o capacidad. De igual forma, el aprendizaje, la
motivación, el lenguaje, el pensamiento y en general, cada una de estas categorías analíticas
conocidas como procesos psicológicos y del comportamiento, se convierte en un factor o aspecto
que interviene en las conductas en general, incluyendo entonces, a la conducta alimentaria. No se
puede olvidar que los factores sociales, como los medios de comunicación, la educación, la
economía y la tecnología entre muchos otros, son también causa y consecuencia de la
complejidad del comportamiento humano, particularmente en relación al comportamiento
alimenticio (Santacoloma-Suárez & Quiroga, 2009). Por ello, cuando se pretende entrar en el
ámbito de la conducta alimentaria, se requiere especificar qué es, cómo se entiende desde la
psicología y cómo puede llegar a estudiarse en pro de dar cuenta de una innumerable cantidad de
aspectos que pueden afectar los adecuados patrones de alimentación.
Conducta Alimentaria
El comportamiento alimentario está relacionado con factores biológicos, geográficos,
psicológicos y socioculturales (Bourges-Rodríguez, 1990; Vargas & Aguilar, 2002). Esta
perspectiva de complejidad ha hecho que se estudie la conducta alimentaria y sus anormalidades
desde un enfoque multifactorial (Saucedo-Molina & Gómez, 2004). No todas las
26
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
conceptualizaciones de conducta alimentaria se sustentan de la misma forma, por ejemplo, se ha
definido a la conducta alimentaria como todas aquellas acciones que el individuo emite para
conseguir los elementos necesarios en pro de conservar la estructura biológica y mantener las
necesidades energéticas de su organismo (Romero & Sobrado, 2008). La anterior
conceptualización está más encaminada a mostrar la teleología o utilidad del comportamiento
alimentario, mientras que se trabaja o investiga mucho menos en relación con las variables
causales propias del establecimiento y adquisición de la misma. Es de entender que la conducta
alimentaria cuenta con diversos factores que influyen sobre ella, y que están por fuera de la
función reguladora del organismo. Por ejemplo, también existen variables sociales que hacen que
la conducta alimentaria tenga otro tipo de análisis (antropológico, sociológico, etcétera). Para
ello, se debe entender que también se ha definido como un “comportamiento normal y habitual
relacionado con los hábitos de alimentación, la selección de alimentos que se ingieren, las
preparaciones culinarias y las cantidades ingeridas que influyen directamente en el estado
nutricional de los individuos pertenecientes a diversos grupos etarios” (Troncoso & Amaya,
2009).
De igual manera y continuando con el análisis de la amplitud de conceptualizaciones y
perspectivas de la conducta alimentaria, se puede encontrar que existe variabilidad en sus
parámetros de medición como conducta. Por ejemplo, se han hecho mediciones teniendo en
cuenta el consumo (es decir, si la persona ingiere o no el alimento–análisis discreto), frecuencia
(cantidad de veces que se consume en un tiempo determinado, pueden ser días, horas, semanas,
meses, etcétera), cantidad de alimento (porciones que el organismo o individuo ingiere), el peso
de la comida ingerida, etcétera. Todo ello, permite establecer la preferencia alimentaria, la
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
elección, el patrón de alimentación o síntomas de algún TCA (López-Espinoza, 2007; Richter,
1927, 1947).
Con base en esta variabilidad, a continuación se hace la descripción de la conducta
alimentaria desde dos perspectivas, una biológica – fisiológica y otra psicológica – social. La
descripción de la conducta alimentaria en estas dos perspectivas, incluye los diversos factores a
través de los cuales se ha estudiado. La división en estas dos categorías es arbitraria y sólo tiene
sentido en la medida que permite entender la relación de la conducta alimentaria con niveles de
análisis de la ciencia y sus disciplinas.
Perspectiva Biológica y/o Fisiológica
La conducta alimentaria vista desde una perspectiva fisiológica o biológica, se asume
como el conjunto de comportamientos que se emiten con el fin de mantener la homeostasis del
organismo. El hambre es una señal de desequilibrio del organismo, iniciando el malestar que se
siente a partir de las contracciones estomacales que indican que se debe consumir alimento
(Cannon & Washburn, 1912; López-Espinoza, 2007). En función de responder a esta
estimulación “desagradable” (hedónicamente negativa) del hambre, se emite una serie de
comportamientos que van desde llevar la comida a la boca, pasando por la masticación hasta la
deglución.
Para poder regular y mantener la homeóstasis del organismo se requiere de una serie de
procesos fisiológicos que incluyen diversas estructuras y sustancias de la biología del organismo;
por ejemplo, se dice que el hipotálamo, específicamente, los núcleos ventromedial y lateral del
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
hipotálamo, son centros que controlan la ingesta de los individuos, por ello, se han llamado
centro del hambre (HL) y centro de la saciedad (HVM) dadas sus funciones regulatorias a la hora
de comer (Anand & Brobeck, 1951a, 1951b; Anand, Dua & Shoenberg, 1954). Esta
fundamentación es evidente, gracias a experimentos sobre los núcleos en mención (Brobeck,
Tepperman & Long, 1943; Hetherington, 1941; Hetherington & Ranson, 1940, 1942a, 1942b;
Kennedy, 1950; Ranson, Fisher & Ingram, 1938), donde se ha encontrado que las lesiones en
estas áreas afecta la regulación de la conducta alimentaria, ya sea para restringir alimento o para
comer hasta niveles de sobrealimentación, por ejemplo, las lesiones en el hipotálamo
ventromedial (HVM) provocan hiperfagia y obesidad, y las lesiones en el hipotálamo lateral (HL)
provocan hipofagia y pérdida de peso, poniéndose así de manifiesto la influencia de estos núcleos
o centros en la conducta alimentaria de los organismos (Anand & Brobeck, 1951a, 1951b;
Fariñas, Meléndez, Martínez, Travieso, Posada & Dujarric, 2005).
Así mismo, se ha encontrado que factores hormonales pueden constituirse en causas
reguladoras de la conducta alimentaria, por ejemplo, el descubrimiento de la grelina en 1999, ha
llevado a entender procesos de regulación metabólica en estos niveles de funcionamiento (Date,
Kojima, Hosoda, Sawaguchi, Mondal, Suganuma, Matsukura, Kangawa, & Nakazato, 2000;
Fariñas, Meléndez, Martínez, Travieso, Posada & Dujarric, 2005).
La grelina, conocida como la hormona del apetito, es un neuropéptido con efecto
anabólico (orexígeno) que se crea por fuera del sistema nervioso central, pero que genera su
efecto sobre este particularmente. Funciona compitiendo con la leptina, estimulando la expresión
de ARNm y la síntesis de NPY y AGRP, por lo que puede considerarse, por tanto, como un
regulador positivo del NPY. Su acción principal parece realizarse en las mismas neuronas del
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
núcleo arcuato sobre las que actúa la leptina; adicionalmente, la grelina parece ser un estimulante
de la hormona de crecimiento (Morgado & Caba, 2008). Este funcionamiento de la grelina ha
sido verificado en estudios con ratas donde se demuestra que, por un lado, estimula la motilidad y
la secreción del estómago, mecanismo reflejo tras ver comida; por otro lado, su administración
exógena activa el apetito y la necesidad de comer. También se ha estudiado el efecto de
retroalimentación de la grelina cuando el cerebro detecta que sus niveles están muy elevados en
sangre (Date, Kojima, Hosoda, Sawaguchi, Mondal, Suganuma, Matsukura, Kangawa &
Nakazato, 2000). De acuerdo con ello, se ha encontrado que la grelina aumenta cuando existe
anorexia o cardiopatías, o cualquier proceso patológico que afecte la condición del organismo
con el aparente propósito de crear la sensación de hambre y de la misma forma se disminuye
cuando se presenta sobrepeso con la misión de regular positivamente los procesos metabólicos de
la ingesta de alimento. La hipótesis actualmente aceptada, es que es un importante activador de
los mecanismos fisiológicos de la ingesta, elevando sus niveles antes de las comidas y
disminuyéndolos después de la misma. Los picos entre comidas deben ser lo suficientemente
elevados para estimular el apetito (Fariñas, Meléndez, Martínez, Travieso, Posada & Dujarric,
2005; García, 2007).
Igualmente, se encuentran los trabajos con la hormona leptina (aminoácido 167) la cual
trabaja por la regulación del peso corporal. Esta hormona es conocida como la hormona de la
saciedad y fue descubierta por Friedman en la década de los noventa (Martí & Martínez, 1999).
Cuando no se encuentra leptina en un organismo o existe una falla acerca del funcionamiento de
la misma, por ejemplo, por alteraciones en sus receptores, el cerebro no recibe la orden de “estoy
lleno, para de comer”, lo que hace que no se produzca la sensación de llenura y se consuma más
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
alimento del requerido. La leptina es secretada en la sangre principalmente por el tejido adiposo
blanco y en otras menores medidas, por el estómago, la placenta y las células estelares del hígado
(Martí & Martínez, 1999). La leptina tiene una acción sobre la baja de peso, activando algunas
neuronas del núcleo arqueado del hipotálamo que coexpresan hormonas anorexigénicas como la
Hormona Estimulante Melanocítica Alpha ( - MSH), un producto de la escisión programada de
propiomelanocortina (POMC), y el transcripto regulado por anfetamina y cocaína (CART)
(Fariñas, Meléndez, Martínez, Travieso, Posada & Dujarric, 2005; García, 2007).
En últimas, la conducta alimentaria se entiende desde esta perspectiva como la acción
(ingesta de alimento) que permite como consecuencia mantener en el organismo sus funciones
corporales tales como la temperatura corporal, el pH, concentraciones de iones en sangre, los
niveles de glucosa en sangre y eliminación de residuos de forma adecuada. Esta acción no sólo
refiere a la ingesta del alimento, sino a los procesos fisiológicos derivados de ello. La conducta
alimentaria es entonces, un proceso que empieza desde que la comida llega a la boca, hasta que es
asimilada por el organismo para su supervivencia.
Derivado de estos procesos fisiológicos, se entiende que los seres humanos, cuando son
bebés o niños, aumentan de peso rápidamente, particularmente durante el primer año de edad;
luego, se hace un aumento un poco declinado hasta los 5 – 6 años de edad, donde empieza a
aumentar nuevamente el índice de masa corporal (IMC) de forma gradual hasta la adultez,
pasando por la adolescencia. El punto de máxima delgadez se conoce como rebote adiposo
(Hirschler, González, Cemente, Talgham, Petticnchio & Jadzinsky, 2006). El hecho de que un
niño presente un rebote adiposiario muy bajo y muy temprano en su vida, se encuentra asociado
con una especie de compensación fisiológica y/o metabólica en la absorción de los alimentos la
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
cual ocurre especialmente en la adolescencia y en la adultez temprana, provocando una situación
de fácil sobrepeso (Whitaker, Pepe, Wright, Sediel & Dietz, 1998).
Lo anterior permite hacer un análisis de la conducta alimentaria desde un primer nivel, un
poco reduccionista pero bastante sensato a la hora de entender que la misma evolución permitió
que la movilización animal exigiera el reabastecimiento energético a través del alimento y a partir
de allí, se dio paso a la estructuración de la conducta alimentaria como una conducta primaria
(Santacoloma-Suárez, 2010), es decir, una conducta que requiere de variables biológicas y
filogenéticas desde cualquier análisis causal que se quiera llegar a hacer; sin embargo, la sola
regulación biológica del organismo no causa que se emita la conducta de ingerir alimentos per se.
Se requiere de variables ambientales para que la conducta sea adquirida, estructurada y
establecida, mas ahora en un mundo globalizado y lleno de información.
Perspectiva Psicológica – Social
Ampliando la perspectiva biologicista, se debe ver a la conducta alimentaria como una
conducta compleja que implica e incluye variables organísmicas, comportamentales,
cognoscitivas, ambientales y sociales en momentos y contextos específicos (Santacoloma-Suárez
& Quiroga, 2009). A partir de lo anterior, se define la forma de conceptualizar, medir y definir lo
que abarca la conducta alimentaria. Por ejemplo, se puede considerar como un comportamiento
discreto o continuo dependiendo de la unidad de medida en relación con el interés investigativo.
Si se toma como la ingesta de alimento bocado por bocado (discreto), o si se toma el seguimiento
de acciones para comer, es decir, desde que el organismo inicia la búsqueda de alimento, lo
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
consigue, incorpora en la boca, luego lo mastica y luego lo traga (continuo). En cualquier caso, se
emite bajo condiciones particulares y no se genera de forma reactiva.
Mientras que desde la perspectiva biológica se asume que el propósito o fin de la
conducta alimentaria es mantener el equilibrio interno del sujeto (homeóstasis), desde otras
formas de abordarla existen otros propósitos como facilitar la interacción social, ser fuente de
reforzamiento ante conductas particulares, etcétera. Para entender con claridad esta forma de ver
a la conducta alimentaria, es necesario entender qué son las relaciones funcionales. Las relaciones
funcionales como mencionó Skinner (1972), “son las relaciones entre las variables
independientes (ambiente) y la variable dependiente (conducta) para entender y explicar “los
aspectos mensurables de la conducta y las variadas condiciones y eventos en la vida del
organismo”, y de esta manera “lograr el control y predicción de la conducta” (Skinner, 1947,
p.20; 1972, pp. 257-259).
Retomando el tema de analizar la posible extensión de la función de la conducta
alimentaria más allá de la biología, se debe tomar a esta como parte de una relación funcional
más, igual que el resto del repertorio comportamental. Por lo anterior, y derivado de la forma en
que la ciencia psicológica mide el comportamiento, se sugiere asumir a la comida, o mejor, a la
ingesta de comida para ser específicos, como la unidad de análisis para abordar el
comportamiento alimentario. La comida o ingesta de comida, permite ser medida (parámetros) en
términos de la frecuencia, duración, cantidad, tasa, intervalos entre comidas y elección
alimentaria (Blundell & Latham, 1978; Kissileff, 1970). Además, proporciona un criterio
fundamental para delimitar la acción del organismo, “la ingesta”. Ingerir alimentos implica una
serie o cadena de conductas que pueden dificultar la delimitación y medición de la conducta
33
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
alimentaria, pero cuando se dice que un criterio operacional es la ingesta del alimento, se
solucionan muchos problemas. Por ende, desde una perspectiva psicológica/social, se define
como un acto consciente y propositivo (teleología de la conducta) que se emite en procura de
restablecer los elementos nutricionales perdidos en el medio interno orgánico (perspectiva
biológica), pero también, con la finalidad de lograr el ajuste y adaptación al ambiente físico y
social.
En consecuencia, la experiencia del organismo al comer incluye variables que terminan
controlando su ingesta (control de estímulos). Se deben tener en cuenta variables como el sabor,
el olor, la textura del alimento, el tamaño, el color, la ocasión, etcétera. Todas serán entonces
variables constituyentes y facilitadoras del establecimiento y mantenimiento del comportamiento
alimentario (Capaldi, 1996; López–Espinoza, 2007).
Variables como las anteriores y estudios donde se evidenció su influencia sobre la
conducta alimentaria, fueron dando forma a la actual manera de estudiar la conducta alimentaria.
Esta visión (la actual), consiste en identificar, establecer y determinar variables que se encuentran
relacionadas con las acciones de alimentación (ingesta) de los organismos, entendiendo que cada
uno de ellos puede estructurar o establecer una conducta alimentaria diferente dependiendo de
una gran cantidad de interrelaciones de las mismas variables. Por ejemplo, el “patrón nutricio”
será diferente dependiendo de la especie a la que pertenezca, o dentro de la misma especie, podrá
variar dependiendo del género, la edad, los recursos, los contextos, las dinámicas de interacción,
etcétera, entendiendo por patrón nutricio, al patrón nutricional metabólico que describe la
tendencia de consumo de alimentos y líquidos relativo a las necesidades metabólicas y la
disponibilidad de los alimentos y su distribución diaria.
34
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
La visión psicológica implica analizar la conducta alimentaria desde varias propuestas.
Por ejemplo, dentro de las teorías de aprendizaje, se describe la propuesta del Drive (Anderson,
1941a, 1941b, 1941c), la cual es entendida como una externalización de la pulsión fruto de la
necesidad de ingerir alimento; una vez se externaliza, involucra factores contextuales en el
control de la conducta alimentaria (Anderson, 1941a, 1941b y 1941c). Los factores contextuales
parten de las consideraciones de los atributos (o propiedades físico-químicas) del alimento (tal
como se había mencionado antes la textura, el olor, el color, el sabor, entre otros),
fundamentando a su vez los mecanismos motivacionales que se activan en el momento de la
selección del alimento, la preferencia, el autocontrol y el equilibrio biológico que desencadena la
ingesta del alimento (Capaldi, 1996). En este orden de ideas, y en adición de la perspectiva
biológica o fisiológica (no en sustitución de ella), se asume que el hambre o apetito, hace parte de
las señales discriminativas del aprendizaje que condiciona las elecciones de la persona y que
finalmente determina la complejidad del fenómeno comportamental alimentario (Turró, 1912).
Pero no son sólo los atributos del alimento, los que causan mayor o menor consumo de alimentos
en los organismos. Existen otros tipos de variables ambientales, que en el caso de los seres
humanos, se encuentran relacionados con la cultura y los medios de comunicación. Por ejemplo,
la American Academy of Pediatrics (2003), indicó que a través de sus registros, se podía
correlacionar que si un niño se expone por cuatro horas diarias ante la televisión, podría presentar
un índice de masa corporal (IMC) alto o sufrir de obesidad. En este mismo estudio, se indicó que
tener televisor en el cuarto de dormir, era tener un factor de pronóstico muy fuerte, aún para el
caso de los niños en edades pre escolares. De igual manera, el informe de la Kaiser Family
Foundation (2005), mostró que el 48% de los niños norteamericanos que participaron de su
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
estudio menores de 6 años, ya han utilizado elementos electrónicos de comunicación como
computadores o sistemas de video juegos. A partir de allí se encuentra que casi la mitad de los
niños menores de 2 años (43%), ven la televisión todos los días y una tercera parte (26%) cuenta
con el televisor dentro de sus cuarto. En relación con el uso de los video-juegos, se dice allí, que
la mitad de los niños (50%) en edades entre 4 a 6 años ya han participado de esta actividad a
través de los medios de comunicación, en donde un cuarto de ellos (25%) casi que juega con una
frecuencia de “todos los días de la semana”.
El informe muestra dos datos importantes que relacionan la conducta alimentaria con la
televisión como medio de comunicación. El primero de estos datos dice que los niños (para ese
año de 2005), pasan hasta 5 horas o más vinculados o haciendo uso de medios electrónicos de
comunicación, interactuando con video juegos o en redes sociales. Esto es casi una jornada
escolar normal para Colombia, y en algunos casos, corresponde a la mayor actividad que realizan
en términos de tiempo luego del dormir. El segundo de estos datos indica que los anuncios
comerciales, resultan ser efectivos para la venta de productos de alimentos, lo que obviamente
lleva a un aumento en el consumo de los mismos.
La televisión y los medios de comunicación en general, son variables sociales, pues
logran un efecto sobre la interacción con el otro facilitando o dificultando el que aparezca o surja
un comportamiento particular; lo anterior, teniendo en cuenta que es tan relevante el tiempo de
exposición a la televisión, como los modos de comportamientos que son aprendidos a través de
ella. Se ha encontrado que variables ambientales/sociales tales como “el otro” son altamente
influenciables a la hora de elegir, preferir o simplemente ingerir comida. “El otro”, puede ser
categorizado como el amigo, la familia o las instituciones educativas y laborales a través de sus
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
integrantes. La familia es una variable determinante al momento de aprender y establecer los
patrones de alimentación. Su influencia tiende a ser positiva, es decir, que tiende a que se
establezcan patrones de alimentación saludables, mientras que las amistades, en su línea general,
tienden a ser un factor negativo o encaminado a establecer patrones de alimentación poco
saludables (Troncoso & Amaya, 2009).
Según Carrillo (2005), las personas afectan la alimentación de otras, y por ello, se asume
que las exigencias sociales y profesionales, las relaciones de amistad, las relaciones sociales en
general, el estilo de las personas respecto a la moda, la publicidad y la información son variables
ambientales determinantes en el establecimiento y mantenimiento de los patrones de
alimentación. En este estudio, se observa como la influencia social, está descrita en lo que desde
el análisis del comportamiento, se llamaría, reglas, reforzamiento social, modelos, etcétera. La
autora denomina toda esta influencia como “micro-contextos individuales”, en donde la persona
se ve presionada por los cánones de belleza, éxito, interacción social y estilos de vida, que en
últimas, son contingencias de reforzamiento social. Cabe aclarar que la interpretación de la última
frase corresponde al autor de la presente investigación y no como una conclusión de Carrillo en
su estudio.
La información aportada por Carrillo (2005), se ve apoyada por otro estudio desarrollado
por Ruiz-Martínez, Vásquez-Arévalo, Mancilla-Díaz y Trujillo (2010), en donde igualmente
mencionan que variables tales como el modelo estético, las relaciones sociales y los modelos de
delgadez son factores de riesgo para desarrollar un TCA. De la misma manera, DomínguezVásquez, Olivares y Santos (2008), mencionan que los comportamientos frente a la alimentación
se adquieren a través de la experiencia directa con la comida, gracias a la imitación de modelos,
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
la disponibilidad de alimentos, el estatus social, los simbolismos afectivos y las tradiciones
culturales. Además de las influencias sociales, se ha señalado que las influencias genéticas y de
ambiente familiar compartido, tienen un impacto relevante sobre el patrón de ingesta, la conducta
alimentaria y la obesidad infantil. Las personas establecen hábitos de consumo, de alimentación y
en general, patrones de comportamiento alimentario “moldeados” por la sociedad y la cultura
(Cisneros, 2001). En definitiva, la familia se ve involucrada en un alto nivel en la transmisión de
valores socio-corporales y en la prevención de los TCA (Cisneros, 2001).
Entender que la conducta alimentaria se ve afectada por variables (físicas, químicas,
psicológicas y sociales), que pueden incluso sobreponerse a la estimulación biológica del
organismo, permite identificar que los procesos de aprendizaje se ven involucrados en el
establecimiento de los patrones de alimentación.
Ahora bien, siguiendo con la identificación de variables más allá de lo biológico, se puede
hacer también una revisión desde una perspectiva de variables psicológicas de tipo cognoscitivo.
En este orden de ideas, se ha llegado a establecer desde otras posturas diferentes al
análisis del comportamiento, que la conducta alimentaria se ve afectada por otras variables
psicológicas no ambientales, sino de carácter mediacional como la imagen corporal, (Heatherton
& Baumeister, 1991; Maganto & Cruz, 2000; Maganto, del Rio & Roiz, 2000; Polivy & Herman,
2002), la insatisfacción corporal, (Fernández, Lameiras, Rodríguez & Fernández, 2003), la
identidad personal y sus respectivas amenazas (Wallis & Hetherington, 2004), las distorsiones
cognoscitivas, (Garner & Bemis, 1982), el estrés o distres (Polivy & Herman, 1980), la baja
autoestima (Thompson, 1997) y la evaluación de las emociones (Schotte, Cools & Mcnally,
1990; Sheppard-Sawyer, Mcnally, Fischer & Film, |2000), entre otras.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Toda esta gran cantidad de variables de diversos tipos y enfoques repercuten en la
alimentación de los organismos, es decir, que intervienen en la alimentación humana y permite el
desarrollo y establecimiento de los patrones de alimentación, o mejor, de los hábitos de
alimentación. Para entender mejor el vínculo que tienen estas variables con el establecimiento de
los hábitos de alimentación, se realiza una descripción más profunda a continuación.
Hábitos de Alimentación o Patrones de Conducta Alimentaria
La psicología de la salud ha determinado que su principal objetivo es la promoción de la
salud, centrándose en la adquisición y mantenimiento de los buenos hábitos de salud,
entendiendo que un hábito o patrón de alimentación es una conducta que se mantiene a través del
tiempo y que implica alta frecuencia de emisión, donde la persona elige preferiblemente un tipo
de alimento sobre las demás alternativas para su consumo y finalmente lo ingiere; por lo tanto, un
hábito o patrón de alimentación adecuado o saludable, incurre en elegir preferiblemente
alimentos naturales o saludables por encima de alternativas de alimentos no saludables o
artificiales, que redunden en el bienestar y salud de la persona por los beneficios físicos y
psicológicos que representan.
Para lograr estos resultados, es necesario trabajar desde la infancia y la adolescencia,
debido a que en estas edades se forman y consolidan los comportamientos y/o hábitos adecuados
e inadecuados, además de las actitudes positivas o negativas que harán parte del transcurso de la
vida (Jessor, 1991; Luciano, Gómez & Valdivia, 2001). La preadolescencia y la adolescencia son
las etapas de aprendizaje y formación más sobresalientes que hay en el desarrollo de un ser
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
humano, debido a que, el individuo se encuentra en crecimiento y tiene la capacidad para adquirir
conocimientos, establecer comportamientos y construir creencias que pondrá en práctica en la
edad adulta, consolidando patrones regulares de conducta, y en muchos casos, modificando los
establecidos en la infancia, aprendidos e impartidos por sus padres y demás familiares
(Garaigordobil, 2002).
Estas posibles modificaciones de conducta y pensamiento, se facilitan, debido a que el
individuo se encuentra expuesto ante situaciones novedosas y a la vez, riesgosas para la
adquisición de patrones comportamentales en la medida que interactúa con los demás. Esto se ve
por ejemplo, en los casos de consumo de sustancias psicoactivas, consumo de alcohol, en la
participación de ambientes sociales y de diversión, entre otras, en donde los niños y adolescentes,
van estructurando y enfrentando la responsabilidad, las normas y las leyes ante la exposición de
tales estímulos y bajo la interacción social. Unos se acogerán, mientras que otros optarán por no
seguir ni las leyes ni las normas sociales (Garaigordobil, 2002; Gil, Moreno, Vinaccia, Contreras,
Fernández, Londoño, Salas & Medellín, 2004).
De todos los hábitos relacionados con la salud, el más relevante respecto a la salud, es el
alimenticio, dado que, está vinculado con el sistema cardiovascular, la nutrición, la longevidad y
disminución o quizás, la evitación de enfermedades como el cáncer, la diabetes, el síndrome de
colon irritable entre otras, además de relacionarse con la figura corporal, la estética y la belleza
(Gil, Moreno, Vinaccia, Contreras, Fernández, Londoño, Salas & Medellín, 2004). Este patrón de
comportamiento, se relaciona directamente con variables como clase social, sexo, recursos
económicos, las costumbres y establecimiento de aprendizajes tales como el moldeamiento y el
modelamiento (Abel & Kohlmann, 1989; Abel & McQueen, 1994; Anderson & Hunt, 1992;
40
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Blaxter, 1990; Gil et al., 2004; Rozin, 1984), aclarando que un patrón de conducta corresponde a
una conducta que se emite de forma constante ante un contexto particular. Su probabilidad de
emisión es más alta que una conducta novedosa. Se repite con tanta frecuencia que en ocasiones
se confunde con una conducta automática.
Los padres y en general los adultos son una variable fundamental en la adquisición de los
hábitos de alimentación y/o patrones alimenticios, dado que refuerzan y castigan la conducta
alimentaria desde que la persona es un niño, hasta que llega a ser muy similar cerca de los 16 o
17 años de edad (Rozin, 1984). Esta influencia familiar, particularmente de los padres sobre la
conducta de los hijos, se logra a través de reforzamiento y castigo sobre el consumo diferencial
de los alimentos (Klesges, Coates, Moldenhauer-Klesges, Holzer, Gustavson & Barnes, 1984).
Datos epidemiológicos de diferentes estudios (Amat, Sánchez, Soto, Nicolás,
Villalmanzo, & Lopera, 2006; Angel, Martínez, & Gómez, 2008) han demostrado el deterioro de
salud que muestran los adolescentes y adultos jóvenes debido a los malos hábitos que han venido
presentando, tales como el consumo de drogas, alcohol y cigarrillo, abandonando la actividad
física, la alimentación saludable y en algunos casos, dejando de lado los hábitos de higiene y
salud que se deben tener para una mínima condición de calidad de vida. De la misma forma, se
puede evidenciar que las personas que se encuentran en competencia deportiva están en un mayor
riesgo de padecer de un TCA (Picard, 1999). Estos patrones de alimentación van cambiando a
medida que los niños y jóvenes van creciendo, dejando de lado los hábitos saludables como
comer sano y realizar sesiones de actividad física adecuada, por consumir sustancias no nutritivas
y drogas y fortalecer el sedentarismo.
41
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
A continuación se abordará esta situación de los patrones de alimentación,
específicamente en los niños y niñas.
Hábitos y Conducta Alimentaria en los Niños
En la actualidad se presentan de forma continua, muchos casos de TCA en personas cada
vez más jóvenes. La situación es tal, que se han comenzado a realizar estudios relacionados con
los TCA con participantes categorizados como adolescentes jóvenes y niños, (Chatoor, Ganiban,
Surles & Doussard-Roosevelt, 2004; Hirschler, González, Cemente, Talgham, Petticnchio &
Jadzinsky, 2006; Osorio, Weisstaub & Castillo, 2002; Rivas, 2005; Roales, Moreno, Vinaccia,
Contreras, Fernández, Londoño, Salas & Medellín, 2004; Whitaker, Pepe, Wright, Sediel &
Dietz, 1998), encontrando (como ya se ha mencionado con anterioridad) que existen signos y
variables que diferencian a niños y jóvenes que presentan TCA o que se encuentran en riesgo de
presentarlos, de los que no, tales como la frecuencia cardiaca, la arritmia sinusal respiratoria, el
peso, la talla, la familia, el aprendizaje, la madre, la publicidad, la información, etcétera.
La conducta alimentaria comienza su establecimiento y estructura desde el momento
posterior al nacimiento, en particular, desde el primer semestre de vida, debido a que, la madre
empieza a alimentar a su bebé de acuerdo a sus valores, costumbres y creencias enseñando
hábitos alimenticios propios y particulares a la cultura en que se encuentre inmersa desde este
mismo momento; el establecimiento de los patrones de alimentación de los seres humanos, sean
de preferencia o rechazo, comienzan a establecerse desde los primeros 5 años de vida, como
consecuencia del aprendizaje y en general de las experiencias de vida del niño (Osorio,
42
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Weisstaub & Castillo, 2002). La madre es un agente muy relevante a la hora de establecer los
patrones de alimentación de los niños, particularmente, la percepción de ellas, sobre imagen
corporal, peso y hábitos de alimentación son predictores de peso y patrones de alimentación en
sus hijos (Hirschler, González, Cemente, Talgham, Petticnchio & Jadzinsky, 2006). Parece ser
que la influencia materna es tan determinante, que cuando la madre ejerce un alto control sobre la
ingesta de alimentos en edades muy tempranas de los niños, provocan en un futuro cercano que
ellos (los niños y niñas), presenten una débil regulación de la conducta alimentaria en términos
energéticos; una pregunta relacionada con lo anterior, conlleva a pensar por qué sucede lo
anterior?, ante lo cual se ha dicho, que el control materno es tan decisivo en este aprendizaje, que
lo que aprende el niño es a regular su ingesta de alimentos debido a estimulación externa,
“olvidando” o “dejando de lado” las señales internas o propioceptivas (Johnson & Birch, 1994).
Estos procesos de enseñanza – aprendizaje se ven fortalecidos y mantenidos también, por
otras variables sociales como lo son los medios de comunicación y la publicidad entre otros. A
través de estos dos canales de comunicación, se va desarrollando un ideal de cuerpo y belleza,
que va facilitando que los TCA se presenten en edades más tempranas de lo que hasta ahora se ha
considerado como habitual, es decir, que se inicia entre los 7 y los 12 años de edad,
frecuentemente asociados con depresión y con comportamientos obsesivos (Tinahones, 2003). De
igual forma, existen datos que indican que la publicidad no sólo afecta la percepción de la imagen
corporal, sino también, fomenta nuevos hábitos de consumo poco saludables en los niños y
adolescentes, aumentando los índices de obesidad en niños entre los 6 y los 12 años de edad
(Menéndez & Franco, 2009).
43
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Igualmente, derivado de la publicidad, se ha encontrado que los niños entre 11 y 14 años
han incrementado la insatisfacción con su propia imagen corporal, generando tristeza y angustia,
debido a desajustes relacionados con los ideales de belleza homogeneizadas dentro de su entorno
social, lo que ha llevado a que los niños y jóvenes incorporen a su repertorio conductual rutinas
alimenticias que atentan a su salud física y psicológica como son las dietas, el consumo de
laxantes y el ejercicio excesivo para quemar calorías y así poder adelgazar (Ballester & Guirado,
2003).
A partir de estas percepciones culturales de “belleza y normalidad”, es que los padres les
exigen y obligan a los hijos a comer grandes cantidades de alimento, castigando el hecho de
retirarse de la mesa sin dejar comida en el plato (Ballester & Guirado, 2003). Igualmente, se ha
encontrado que los padres y adultos influyen activamente en los patrones alimenticios de los
niños, reforzando o castigando el consumo de alimentos específicos o emitiendo pautas de
alimentación concretas en frente de ellos (Klesges, Coates, Moldenhauer-Klesges, Holser,
Gustavson & Barnes, 1984; Rozin, 1984). Lo anterior, es tan sólo un ejemplo del uso de
contingencias en el establecimiento de patrones de alimentación, hecho que influye en la
adquisición de nuevas conductas alimentarias (Ballester & Guirado, 2003), generando
aprendizajes consolidados respecto a la comida desde la infancia, que si bien, en la mayoría de
los casos desembocará en el comportamiento de alimentación normal del niño o del adolescente,
es probable que también facilite el desencadenamiento de un patrón de alimentación inadecuado,
o quizás, llegar a desarrollar un TCA.
Ahora bien, dado que ya se han enunciado una diversidad de variables ambientales que
afectan o pueden afectar a la conducta alimentaria de los organismos, y en particular de los niños
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
y adolescentes, es necesario ahondar en las variables que hacen parte de este estudio para
conocerlas a profundidad desde la psicología científica. Estas son, las reglas, las consecuencias
de reforzamiento y los modelos sociales.
Reglas y Conducta Gobernada por Reglas
En la conducta gobernada por reglas, la regla ha sido entendida como un enunciado verbal
que especifica las condiciones en las que debe ejecutarse una conducta y al mismo tiempo,
enuncia de forma específica las consecuencias que esta (la emisión de la conducta) traerá a la
conducta del sujeto; las reglas verbales, son estímulos discriminativos de tipo verbal en operantes
verbales establecidas de forma convencional por la comunidad y que especifican una regularidad
en las consecuencias que obtendrá un escucha si sigue la regla o no (Baum, 1994). Gracias a lo
anterior, la regla se convierte en un estímulo discriminativo dado que es contingente, es decir,
que indica la probabilidad de ocurrencia de las consecuencias una vez emitida la respuesta en un
contexto particular de tipo verbal. Existe una relación entre la presencia del estímulo
discriminativo, la respuesta del organismo y la aparición de la consecuencia. Ahora bien, para
Hayes (1999) la regla es una descripción verbal de las consecuencias luego de emitir la acción o
conducta, es informativa y por lo tanto, es eficiente al momento de emitir el comportamiento.
En una regla, los enunciados verbales informan el contexto en el cual se debe emitir la
conducta o no para obtener la consecuencia o no, lo anterior facilita la “comprensión”
(coloquialmente hablando) de las condiciones y las consecuencias que determinan la conducta.
Las reglas pueden aparecer de códigos éticos, legales o en general, del contexto cultural en el
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
cual se encuentre el sujeto, pero siempre aparece con la base del lenguaje. En sí, una utilidad que
puede llegar a convertirse en el propósito de la conducta gobernada por reglas (CGR) es
establecer y a partir de allí, modificar las condiciones antecedentes y consecuentes de la
conducta, es decir, que “las reglas funcionan para el beneficio tanto de aquellos que mantienen
las contingencias, como aquellos que se ven afectados por ella” (Skinner, 1992, citado en Gómez
& Ballesteros, 2005). Una regla normal se refiere a lo que es, es una regularidad en la naturaleza,
mientras que una regla normativa se refiere a lo que debería ser (Reese & Fremouw, 1984). Una
regla normativa es funcional si afecta la conducta y no lo es, si no la afecta. La regla normal no es
causal mientras que la normativa es causal si controla la conducta.
El efecto que puede tener una regla sobre la conducta de un individuo, depende en parte
de la historia de aprendizaje del sujeto con relación a dicha conducta operante luego de seguir las
reglas. Una persona sigue reglas si la conducta previa ha sido reforzada, así, la selección de
conducta por consecuencias es un aspecto fundamental en el establecimiento de la conducta
gobernada por reglas (CGR). Como producto de ello, las conductas humanas son producto de
contingencias directas con el ambiente y del establecimiento de reglas (Skinner, 1969).
Según Skinner (1969), la conducta gobernada por reglas ocurre cuando un individuo actúa
de acuerdo a condiciones o estímulos discriminativos verbales que “controlan”, o mejor,
aumentan la probabilidad de que una acción ocurra en relación con las consecuencias. A estas
condiciones se les llama reglas o instrucciones. De igual forma menciona que, de manera directa
o mediante la experiencia previa, la regla especifica la consecuencia ambiental de las conductas,
de esta forma, se afirma que las reglas si funcionan como estímulos discriminativos. Las reglas
entonces, describen las contingencias a través de cinco (5) características, 1) el control de la
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
descripción verbal sobre la conducta, 2) la topografía de la conducta, 3) control de la regla, 4)
historia de reforzamiento y 5) establecimiento de operaciones – motivación (Vaughan, 1992).
Una diferencia entre la conducta gobernada por reglas y la conducta moldeada por las
contingencias, es que la CGR es convencional, útil y rápida para el aprendizaje de conductas que
buscan consecuencias positivas o de “bienestar”, así, por ejemplo, no es necesario que un niño
reciba una descarga eléctrica al coger una toma eléctrica, pues basta con indicarle que es
peligroso para que aprenda (Clavijo, 2004).
Existen diferentes tipos de conducta gobernada por reglas, el primero de ellos es acatar;
dicho tipo aparece durante el proceso de desarrollo; implica seguir una regla con base en la
historia de consecuencias socialmente medidas por la relación entre la regla y la conducta
realizada. El segundo tipo de conducta es el seguimiento. Se presenta mediante la
correspondencia entre la aparición de la regla y las contingencias naturales sociales y no sociales
relacionadas con dicha regla, en otras palabras, se presenta a partir de la relación entre el contexto
y la conducta. Para que se construya esta relación, es necesario que la regla sea precisa, estable
(es decir, que se mantenga la relación de contingencia y que por lo tanto no haya variabilidad en
ella) y debe aplicarse a situaciones donde la conducta objetivo sea moldeada por las
consecuencias (Hayes, Strosahl & Wilson, 1999). Finalmente el tercer tipo de conducta
gobernada por reglas, es conocida como el “aumento”, la cual se da “bajo el control de cambios
aparentes en la capacidad de los eventos para funcionar como refuerzos o castigos” aunque no
sean estrictamente evidenciados, es una cuestión de posibilidades que se toman como altamente
probables (Hayes, Zettle & Ronsefarb, 1989); por ejemplo la regla: “las personas buenas al morir
van al cielo” puede aumentar los actos buenos en las personas para que al morir no se sufra, y
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
aunque queda claro que esta regla define “aparentemente” sus consecuencias y al mismo tiempo
delimita el tipo de conducta que debe emitir la persona, no es posible evidenciar el cumplimiento
de la regla.
Se puede afirmar que las reglas son variables sociales (ambientales particulares) que
afectan la conducta y que por lo tanto son fundamentales para definir cómo y cuándo actuar.
Además, mediante ellas, se puede regir, modificar o incrementar una conducta. El seguimiento de
reglas consiste entonces en actuar “particularmente” ante una estimulación verbal en un momento
determinado y por lo tanto, un individuo responderá con un actuar de forma diferente ante
situaciones y estimulaciones distintas a la regla.
Así mismo, y en términos generales, una regla es una regularidad, esta regularidad es
mantenida (comportamentalmente hablando) por una comunidad y puede ser descrita (Reese,
1989). Reese y Fremouw (1984) diferenciaron reglas normativas de reglas normales, las cuales
corresponden a que las reglas que son generales, son reglas normales, mientras que las reglas
normativas corresponden a prescripciones hechas en contextos particulares.
Es de anotar que el concepto de regla puede tener diferentes conceptualizaciones, es decir,
que dependiendo de los autores, las reglas se deben entender de forma diferente. Por ejemplo, en
términos Skinnerianos (Skinner, 1957), las reglas pueden enunciarse como mandos, mientras que
en términos de Hayes, (Zettle & Hayes, 1982), se enuncian como pliance o tracking. Una
diferencia entre ellas es el nivel de análisis y de la conducta de quien la sigue o quien la emite. Si
se está concentrado en un mando, entonces el análisis funcional se está realizando en el hablante,
mientras que el seguimiento del mismo correspondería al oyente.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Con la intención de vincularlos de alguna manera, pero no de igualarlos, los mandos y los
ply son estímulos discriminativos de tipo verbal que especifican consecuencias y que son
emitidos por una fuente social que a su vez determina la consecuencia específica de acuerdo a lo
que emitió el hablante como estímulo discriminativo de tipo verbal para el escucha, se reitera que
el locus de control y el análisis según quien se comporta, marca la diferencia entre ellos.
Las reglas involucran dos tipos de contingencia, las contingencias distales o últimas y las
próximas. Las contingencias distales, hacen referencia a la razón por la cual fue emitida la regla
en primera instancia y las próximas, corresponden al evento inmediato que refuerza la aparición
de la regla. Es necesaria la interacción de estas dos contingencias (próximas y distales) para que
la regla se establezca y por lo tanto, un sujeto particular aprenda a comportarse ante ella; hacerlo,
permite obtener consecuencias positivas con poco costo conductual.
De otro lado, las reglas como variable de la modificación, ejecución o desempeño de una
situación contingencial, ha contado con diversas aproximaciones desde diversos autores (ver por
ejemplo, Barón & Galizio, 1983; Ortiz, González, Rosas, Alcaraz, 2006; Ribes, 2000; Skinner,
1957, 1966).
Se debe aclarar que fácilmente se puede confundir a las instrucciones como reglas. En
unos ámbitos pueden ser lo mismo (sinónimos), mientras que en otros, varían funcionalmente.
Ribes (2000) hace una propuesta al respecto y enuncia que las reglas corresponden a
descripciones verbales de contingencias previamente experimentadas, mientras que las
instrucciones indicarán los casos en que la conducta es seguida por el mandato, pero no ha
experimentado las contingencias que dieron origen a la regla. Sin embargo, tan pronto como trató
de aclarar el “error” de las propuestas Skinneriana y Hayesiana, obtuvo una réplica por parte de
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
O´Hora y Barnes-Holmes (2001), en donde mencionaban que la distinción que hacía Ribes era
sobre el carácter de abordar la regla como estímulo y como resultado. Además, O´Hora y BarnesHolmes le replican a Ribes que es necesario diferenciar los estímulos discriminativos verbales de
los naturales y que para ello, es fundamental que la instrucción o regla gracias a la historia de
reforzamiento tenga la posibilidad de controlar la conducta no verbal en el futuro. Ellos asumen,
a diferencia de Ribes, que si el sujeto no conoce a lo que hace referencia la regla no puede
seguirla. Por lo tanto para O´Hora y Barnes-Holmes, las reglas y las instrucciones deben usarse
de forma disimilar y sólo se distinguen en la especificidad. Poco tiempo después, Ribes (2001),
replica la réplica de O´Hora y Barnes-Holmes e indica que lo que mencionan, es una persistencia
de error, catalogando la respuesta como una confusión conceptual.
En el presente estudio, se asume el término de regla en lugar de instrucciones,
entendiendo que ambas funcionan como un estímulo verbal que indica consecuencias en el futuro
y que no han sido experimentadas por el niño (Baum, 1994), pero que además funcionan como
sinónimos. Además, en la instrucción o regla, se ve implicado un seguimiento comportamental
luego de emitirla en pro de una consecuencia futura.
Ahora bien, para el caso de los TCA, se puede entender que las instrucciones o reglas son
un factor de riesgo, dado que, según la literatura, se perciben como uno de los “núcleos
conflictivos” de la anorexia junto con el peso, la figura y los pensamientos asociados a la
alimentación (Turón Gil, 1997). La televisión aporta una gran cantidad de reglas directas que
delinean las acciones que deben seguir las adolescentes para lograr como consecuencia, un
cuerpo esbelto y delgado; de esta manera, triunfar y llegar al éxito en diversos ámbitos como el
emocional, el laboral y el personal.
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Se ha llegado a concluir que las pacientes juveniles con diagnóstico de TCA, presentan
una dependencia psicológica a la televisión, por lo que pasan una gran cantidad de tiempo ante
ella (Gerro-Prado, Barjau & Chinchilla, 2001), disminuyendo por sustitución la realización de
otras conductas más adaptativas.
Lo anterior, es preocupante, pero lo es más, entender que son muchas más variables las
que llegar a afectar los patrones de alimentación adecuados en los niños y jóvenes del país y del
mundo. En relación con todos estos factores, se analizarán a continuación otras formas de
adquirir y establecer la conducta alimentaria y para ello, se abordará a las consecuencias como
elemento de la conducta operante y a los modelos de aprendizaje más adelante.
Consecuencias
Dentro del análisis del comportamiento se hace una diferencia entre la conducta
gobernada por las reglas y la conducta moldeada por las contingencias (Baum, 1994). Esta
diferencia no es estricta, dado que en términos generales, toda conducta es moldeada por las
consecuencias, sea que se presente ante el discriminativo verbal de “regla” o que en la
contingencia de comportamiento se establezca una consecuencia de forma directa al sólo emitir la
respuesta del organismo sin la necesidad del estímulo verbal. A esto último, se le conoce como
aprendizaje de la experiencia directa.
Una conducta “gobernada” por las reglas, depende de la conducta verbal de otra persona
llamada hablante, mientras que la conducta moldeada por las contingencias (que involucra a las
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
consecuencias) no requiere necesariamente de esa persona, sólo se necesita de la interacción con
el ambiente (Baum, 1994).
El reforzamiento y el castigo pueden ser ejemplos de consecuencias de la conducta, pero
es de aclarar que la consecuencia en sí no es un evento particular del comportamiento, sino que
requiere de estar en relación con la emisión de una acción por parte del organismo para que en
realidad sea un factor de modificación o establecimiento de la conducta. En los niños, se puede
aplicar esta clase de contingencia con el propósito de hacer más probable la aparición de la
conducta esperada. Existen estímulos con los que se logra establecer una relación con una acción
particular de un sujeto o individuo, haciendo que la conducta específica, sea más probable de
aparecer y repetirse en el futuro. Estas consecuencias se denominan reforzamiento y podrían
clasificarse o diferenciarse como positivos o negativos según el tipo de contingencia (Keller &
Schoenfeld, 1950; Michael, 1975), aunque, se ha discutido tal diferencia (Chase, 2006). La
aparente diferencia entre uno y otro, es la obtención o eliminación de eventos posteriores a la
conducta a establecer, es decir, por ejemplo, que si un niño emite una conducta y como
consecuencia de dicha emisión de respuesta, obtiene un estímulo apetitivo, se conoce como
reforzamiento positivo, mientras que si el niño emite una conducta y como consecuencia de ello,
elimina el contacto con la situación o estimulación aversiva, se conoce como reforzamiento
negativo, sin embargo, se ha planteado que son diferencias conceptuales utilizadas en las aulas y
en las formas de enseñanza de los “profesores” que imparten cursos como análisis del
comportamiento, aprendizaje o conductismo, entre otros, con el propósito de ayudar a los
estudiantes a detallar el análisis funcional de la conducta en cuanto a variables y el control de la
conducta en sí. Se asume, que el analista del comportamiento debe en primera instancia
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
diferenciar conceptualmente entre ambiente y conducta y luego aprender - enseñar las relaciones
entre lo que pasa antes y después de la emisión de la misma.
Adicionalmente, Barón y Galizio (2005), indican que todos los ejemplos de reforzamiento
positivo involucra de alguna manera el reforzamiento negativo. De la misma manera sucede con
el castigo. Son eventos que se asocian con conductas emitidas por individuos pero que tienden a
disminuir la probabilidad de respuesta una vez se asocia contingentemente con ella. Además, el
castigo cuenta con cinco características como 1) es una relación funcional de la conducta con
consecuencias displacenteras, 2) debe administrarse ante la emisión de conductas inadecuadas o
delitos, 3) debe ser administrado por seres humanos ante personas que cometan delitos, 4) debe
administrarse ante contingencias actuales y no pasadas y 5) debe ser administrado por figuras de
autoridad (McPherson, 1967). Los castigos también pueden ser positivos o negativos. Los
castigos positivos son aquellos que una vez se emite la conducta, se obtiene un estímulo aversivo,
mientras que el castigo negativo hace referencia a que luego de emitir la conducta, el sujeto
elimina el acceso a un estímulo apetitivo.
Las conductas de otros individuos también pueden considerarse como un reforzador.
Cuando una persona hace algo (abrir una puerta por ejemplo), puede recibir un “gracias” de otra
persona que resulta ser al mismo tiempo un reforzador social para quien abrió la puerta, pero al
mismo tiempo, es una respuesta operante del segundo individuo. Adicionalmente, si se
condiciona al sujeto a que por emitir una conducta particular, puede acceder a un contexto
específico para poder realizar otra conducta particular, se plantea la posibilidad de entender que
la conducta misma puede ser un reforzador. El anterior ejemplo, muestra cómo la función del
comportamiento como relación entre el accionar del organismo y la estimulación ambiental,
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
estructura una relación de contingencia donde los reforzadores pueden ser cualquier tipo de
consecuencia que permita el mantenimiento de la conducta en el tiempo, y que también
incremente su nivel de respuesta. En últimas, un reforzamiento es un procedimiento en el que la
respuesta instrumental activa la presentación de un estímulo ambiental que aumentará la
probabilidad de ocurrencia de dicha respuesta (Domjan, 2010). Se debe diferenciar entonces que
el reforzamiento como proceso conductual corresponde al establecimiento de relaciones
funcionales entre la acción instrumental del organismo y las consecuencias posteriores a su
emisión, mientras que procedimentalmente corresponde a establecer bajo condición cuándo será
entregado el reforzador bajo criterio experimental una vez el sujeto emita la acción esperada.
Los reforzadores pueden variar por su fuente. Extrínsecos si son administrados por el
ambiente (por ejemplo otro sujeto diferente a quien emite la acción). Ejemplo de ello, son los
dulces, los elogios, los pagos, etcétera. De otro lado, los reforzadores intrínsecos, hacen
referencia a sensaciones que elicita la persona cuando está emitiendo la conducta o posterior a
ello. En algunos casos es conocido como reforzamiento sensorial (Roca, 2010).
Otra forma de clasificar a los reforzadores, es respecto al vínculo con el aprendizaje. Se
considera primario si es básico, biológico y útil para la supervivencia. Su efecto sobre la conducta
no está relacionado por variables sociales o contextuales, sino, por propiedades de carácter
biológico o filogenético, un ejemplo de ello es la comida. De otro lado, se considera secundario,
si la función de mantener o incrementar la conducta está en relación con el historial de
reforzamiento que se ha recibido anteriormente; en ocasiones, se ha llegado a establecer el
término reforzador adventicio para definir el caso en el que hay una relación de “contingencia
errada” entre una respuesta instrumental no objetivo, con un reforzador establecido (Domjan,
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
2010). Para aclarar el término de “contingencia errada” que se plantea en este trabajo, se puede
recordar un experimento que Skinner planteó (1948), en donde las palomas picoteaban un botón y
aparentemente este acto activaba la entrega del reforzador, cuando en realidad la entrega del
mismo estaba definido con anterioridad por una cuestión de tiempos de programación
experimental. Si una contingencia es entendida como una relación funcional entre los elementos
de la conducta, acá se podría hablar entonces de una relación que no existe o no es “cierta” pero
que el organismo así lo asume, sería entonces “errada” la relación entre la acción del organismo y
las condiciones ambientales, Skinner denominó a esto conducta supersticiosa. La explicación de
Skinner de la conducta superticiosa descansa en la idea de reforzamiento accidental o adventicio.
El reforzamiento adventicio se refiere al emparejamiento accidental de una respuesta con la
entrega del reforzador.
Los reforzadores secundarios pueden ser materiales (cosas en general, desde juguetes o
dulces), sociales (elogios, respuestas de amabilidad, aprobación, etcétera), actividades (juegos en
general o acciones que son reforzantes por las sensaciones para el individuo que se producen al
hacerlas – reforzamiento sensorial), situacionales (circunstancias que son agradables para la
persona gracias a su historia de aprendizaje), etcétera (Domjan, 2010).
Para el caso de la conducta alimentaria, las funciones de refuerzo o castigo pueden llegar
a afectar al patrón de alimentación de las personas, por ejemplo, las comunidades en general,
refuerzan positivamente los patrones bajos de ingesta de alimentos en las mujeres jóvenes
particularmente (León & Finn, 1984), al mismo tiempo que se presenta mayor atención al cuerpo
y se presentan niveles más bajos de insatisfacción con el mismo. El anterior dato se puede
reafirmar con el estudio de Lindeman (citado por Berry & Howe, 2000) donde se mencionan
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
algunos factores de riesgo o variables identificadas como predisponentes de patrones de
alimentación desordenados en atletas, en donde se dice que la aparición de los TCA o problemas
de alimentación en últimas, pueden llegar a ser afectados por la autoestima, la imagen corporal y
la presión social. Este último factor puede llegar a interactuar con las personas a través de las
aprobaciones sociales en forma de refuerzo o castigo social, de acuerdo a los estándares de vida
de cada comunidad.
Modelos Sociales
Luego de advertir que el aprendizaje se asume como un cambio comportamental derivado
de la interacción del organismo con el ambiente (Domjan, 2010), aparece una propuesta
diferente, desde esta otra perspectiva se plantea que el aprendizaje se relaciona directamente con
la adquisición de patrones comportamentales. La propuesta la realiza Bandura (1977), cuando
enuncia que gran parte de la conducta social humana se aprende por observación ante modelos.
La propuesta enfatiza que la interacción recíproca y constante entre el comportamiento y las
variables que lo controlan, hacen que sea determinante el papel de los procesos simbólicos, auto –
regulatorios y vicarios en la emisión de la conducta (Castillo, Correa & Salas, 1980). La teoría
del aprendizaje social (teoría social cognoscitiva) de Bandura (1986) enuncia que se pueden
llegar a “aprender” o establecer conductas sin la necesidad de que sean reforzadas directamente y
sin que exista la emisión de la ejecución en ese instante, basta con seguirlas más adelante para
que sean moldeadas por las consecuencias en el futuro. “Seguirlas” hace referencia a hacer la
acción una vez se ha visto cómo se hace por otra persona. El denominado “aprendizaje social” o
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
“aprendizaje vicario” ocurre al “observar” a un modelo al ejecutar una conducta particular. Es
requisito fundamental para aprender vicariamente, que se “preste atención al modelo”, lo que
equivale a direccionar los canales sensoriales hacia la emisión de la conducta del modelo. Luego
de ello, el aprendiz, debe “recordar” lo que ha hecho el modelo. Por último, el aprendiz debe
convertir lo observado y “recordado” en acto. Existen dos conceptos fundamentales para lograr
aprender por observación. Estos son, reforzamiento vicario y castigo vicario, los cuales consisten
en identificar las consecuencias que tienen los modelos una vez han emitido la conducta que está
siendo observada y por lo tanto, permite ser aprendida por otro. Este apartado del aprendizaje
vicario es de suma importancia, dado que, en términos generales, se podría asumir que el
“observador” aprende la conducta con sólo ver la conducta emitida por el modelo, y eso no es
exactamente así. El observador si ve la emisión de la conducta del modelo, pero también debe
observar las consecuencias ambientales que recibe el modelo al emitir dicha acción. Esta relación
entre la acción y las consecuencias obtenidas, son la función que el aprendiz de aprendizaje
vicario va a terminar copiando. No es una simple imitación, es un aprendizaje en pro de la
obtención de las mismas consecuencias que obtuvo el modelo.
Dentro de la teoría de aprendizaje social, se diferencia claramente, entre ejecución y
aprendizaje, entendiendo que la primera, es la emisión de respuesta de un organismo una vez el
ambiente así lo requiere, mientras que el aprendizaje consiste en que puede darse sin que ocurran
cambios en la conducta visible, esto es pues, una perspectiva del aprendizaje en términos de
proceso psicológico, no de logro. En la teoría social cognoscitiva, se explica que la observación
de los demás termina consolidando o estableciendo información (posibles estímulos
discriminativos sociales), donde es “codificada” y va a servir para ocasiones futuras como guía
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
para la realización de acciones aparentemente efectivas y eficaces. Sin embargo, dentro de un
modelo experimental animal, no es posible abordar y/o hablar de la codificación de información,
lo que conlleva a desarrollar propuestas de investigación acordes con las posibilidades de análisis
del comportamiento animal. Lo anterior, llevó a desarrollar la teoría de la copia (Galef, 1988).
Galef explica que los animales emiten conducta luego de dirigir la atención del animal a un
objeto particular o una parte específica del ambiente o a una acción de un coespecífico (a primera
vista sería considerada como imitación), conceptualización que se le da a la definición de
señalamiento local propuesto por Thorpe (1956).
El aprendizaje por observación es una situación de aprendizaje donde se establece una
relación didáctica entre el modelo y el observador, en donde el modelo emite una conducta y a
partir de allí, es aprendida por el observador sin la necesidad de ejecutar dicha conducta, es decir,
de forma vicaria (Bandura & Walters, 1963). Esta explicación, ha permitido dar cuenta de
diversas situaciones de aprendizaje social en múltiples campos de la vida cotidiana.
A través de esta premisa, se entiende que los modelos sociales pueden llegar a constituirse
de manera constante y eficiente en una variable de influencia sobre el comportamiento de las
personas, ejemplo de ello, son los estudios que enuncian la influencia de los modelos sociales en
la violencia con la inclusión del componente social de forma sólida (Calleja, 2001). De otro lado,
también se han realizado estudios donde se pone a prueba el aprendizaje de animales no humanos
ante “modelos” de la misma especie. Por ello, es de aclarar que el término de “modelo” no es
preciso para esta situación, debido al componente social de la palabra, por ello, en el trabajo de
aprendizaje a partir de otros, se le ha dado el nombre de conducta de copia (Galef, 1988) y al
animal que modela o muestra la conducta que va a ser aprendida por el observador se le conoce
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
como demostrador. En algunos estudios se ha trabajado el aprendizaje a través de demostradores
de especies como palomas y ratas. Se ha encontrado que la conducta de alimentación se modifica
en presencia de los demostradores comportamentales, pero al parecer no es permanente en el
tiempo, además, se ha encontrado que un aspecto fundamental es que se tenga identificado el
demostrador dentro de un grupo para que se aumente la probabilidad de emisión de la conducta a
seguir, eso quiere decir, que el número de integrantes del grupo tiene efectos tanto sobre el
proceso de aprendizaje por observación como en las estrategias seguidas por los observadores,
además, a mayor número de observadores por grupo es menor la adquisición por observación de
la respuesta (Cabrera, Durán & Nieto, 2006; Santacoloma-Suárez, Páramo, Ramírez & Ariza, en
prensa). Lo anterior indica que el aprendizaje basado en modelos (demostradores), si puede tener
efectos al momento del establecimiento de los patrones de alimentación.
Para el caso de la conducta alimentaria de los seres humanos los modos de alimentarse,
preferencias y rechazos hacia determinados alimentos están condicionados gracias al aprendizaje
y a las experiencias vividas durante los primeros 5 años de vida. En general el niño incorpora la
mayoría de los hábitos y prácticas alimentarias de una comunidad antes de esa edad. La madre
cumple un rol fundamental en la educación y transmisión de pautas alimentarías a su hijo
(Osorio, Weissaub & Castillo, 2002). Parece que en los casos en que se presentan TCA en niños
y niñas prepúberes, la influencia familiar como modelo de alimentación se encuentra mimetizada
pues se piensa que los niños a tan temprana edad no disponen de la capacidad de discernimiento
para tener como propósito o ideal de vida a la delgadez (Gerro-Prado, Barjau & Chinchilla,
2001). Del mismo modo, algunas investigaciones muestran la relación entre las conductas
alimentarias de las madres y la aparición de desórdenes alimenticios en sus hijos (Lora–Cortez &
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Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Saucedo – Molina, 2006). Finalmente, se ha encontrado que en épocas de adolescencia, los TCA
son muy comunes en el primer año de universidad (Calado, Goncalves, Lameiras, Machado,
Machado, Martins & Rodríguez, 2004), quizás por la exigencia social frente a las personas (las
cuales se convierten en modelos de comportamiento) que hacen parte de los imaginarios comunes
de belleza y el tipo de contingencia a los que están expuestas estas mujeres jóvenes (en su
mayoría mujeres).
Finalmente, y a partir de este recorrido en donde se visualiza una gran cantidad de
factores, variables, ambientes y personas que afectan a la conducta alimentaria se propone para el
presente estudio la siguiente pregunta de investigación; ¿son las reglas, los modelos sociales y las
consecuencias de reforzamiento, variables ambientales que establecen la conducta alimentaria
infantil?, y a partir de allí, se podría entonces preguntar adicionalmente que si las “reglas”, los
“modelos” sociales y las “consecuencias” de reforzamiento, modifican e intervienen en la
conducta alimentaria infantil ¿pueden ser utilizadas como método de establecimiento y control
del mismo?, si esto ocurre, ¿cuál de estas variables logra modificar, en mayor medida la conducta
alimentaria de los niños?. Respondiendo a estas cuestiones, se podría llegar a delimitar la forma
de variar patrones de alimentación poco saludables o incluso nada saludables en momentos
tempranos de desarrollo, hacia el establecimiento de hábitos saludables y la prevención quizás (a
través de estrategias de enseñanza) de aparición futura de TCA.
60
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Hipótesis
De acuerdo con la revisión de las variables que pueden afectar desde diversas perspectivas
a la conducta alimentaria, y más específicamente desde la propuesta Skinneriana (1938) son los
estímulos (el ambiente) los causantes (determinismo – variable independiente) de los cambios
comportamentales (variable dependiente), se asume para el presente estudio la hipótesis de
trabajo que las variables ambientales denominadas como “reglas”, “modelos” sociales y
“consecuencias” de reforzamiento, modifican e intervienen en la conducta alimentaria infantil y
pueden ser utilizadas como método de establecimiento y control del mismo. Se espera que esta
afectación redunde en que los niños(as) incrementen el consumo del alimento saludable,
prefiriéndolo sobre el alimento no saludable.
Variables
Variables Independientes: Son tres, la primera son las reglas, la segunda los modelos
sociales y la tercera corresponde a las consecuencias de reforzamiento disponibles en función con
la emisión de la conducta alimentaria.
A continuación se describen conceptual y
operacionalmente:
1.
Variable Independiente 1 – Reglas, Conceptualización: Son estímulos
discriminativos de tipo verbal en operantes verbales establecidas de forma convencional y que
61
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
especifican una regularidad en las consecuencias que obtendrá la persona si la sigue y no la
obtendrá si no la sigue (Baum, 1994).
Las instrucciones o mejor, las reglas pueden ser descritas, conceptualizadas y organizadas
según el momento, la fuente y la función (Ortiz, González & Rosas, 2008). El momento de la
regla, hace referencia a que la verbalización para actuar como instrucción, debe ser dada al
participante, de forma previa al enfrentamiento con la contingencia. La fuente corresponde al
origen de la regla, la cual debe ser externa al participante y la función que se observa tan sólo en
el momento en que el sujeto es expuesto a las contingencias directas o situación contingencial, lo
que implica que la función solamente se hace evidente tiempo después de haber recibido la regla
o instrucción.
Es fundamental entender que la explicitud de la regla permite entender sus dimensiones,
las cuales son estímulo discriminativo, acción – conducta y consecuencia. La explicitud permite
que la regla sea completa y haga referencia a la descripción de la contingencia de conducta, y en
relación con ella, el sujeto se comporta de forma más adecuada.
Dentro del estudio, las reglas fueron:
Tabla 1.
Regla ante Alimento Saludable. Regla para incrementar el consumo de frutas como
condición o tratamiento para los niños y niñas en relación con las dimensiones de
explicitud (Estímulo discriminativo – Sd, respuesta - R, consecuencia - C).
Estímulo discriminativo
Respuesta
Consecuencia
Ed
R
C
Sabías que las frutas ayudan a
Por eso, debes comer más
De esta manera, serás sano y
que tu cuerpo funcione bien,
frutas.
fuerte,
para
ser
un
buen
tengas el agua necesaria para
(categoría evaluada en el futuro
vivir y te cuidan la piel,
para
además las frutas son alimentos
ejemplo,
los
niños)
como
deportista,
por
médico,
62
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
nutritivos y muy ricos.
etcétera.
Nota: Elementos de la regla que tiene como propósito mejorar el hábito de alimentación del niño(a) a
partir del incremento del alimento saludable – frutas – natural.
Tabla 2.
Regla ante Alimento No saludable. Regla para decrementar el consumo de paquetes como
condición o tratamiento para los niños y niñas en relación con las dimensiones de
explicitud (Estímulo discriminativo – Sd, respuesta - R, consecuencia - C).
Estímulo discriminativo
Respuesta
Consecuencia
Ed
R
C
Sabías que las papas fritas pueden
Por eso, debes comer menos
De esta manera serás sano, fuerte
hacer que tu cuerpo funcione mal,
papas fritas.
y saludable para ser un buen
que te duela el estómago y te de
(categoría evaluada en el futuro
caries en los dientes. Además
para los niños) como por ejemplo,
según los expertos, las papas fritas
deportista, médico, etcétera.
son alimentos poco nutritivos, no
son
saludables
aparentemente
y
rico
su
es
sabor
en
la
mayoría de los casos artificial.
Nota: Elementos de la regla que tiene como propósito mejorar el hábito de alimentación del niño(a) a partir
del decremento del alimento no saludable – papas de paquete - artificial.
Las reglas fueron presentadas a través de diapositivas (ver apéndices). La fuente fue el
experimentador y la función estuvo en relación con la conducta alimentaria del niño y su patrón
de alimentación ya fuera para incrementar el consumo de frutas o para decrementar el consumo
de paquetes.
Por razones éticas, se aclara que no se presentaron reglas que facilitaban o provocaban
decremento de la conducta alimentaria “saludable”. Las reglas que se presentaron, se aplicaron
en pro de mejorar la conducta alimentaria de los niños, por lo que van dirigidas hacia la salud y
63
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
bienestar. Lo anterior, significa que las reglas fueron dirigidas a que el consumo de frutas se
incrementara y el consumo de papas fritas se decrementara.
Operacionalización de las Reglas: Las reglas se controlaron y manipularon por medio de
presencia – ausencia. Es decir, que se presentaron en el momento II (aplicación de tratamientos)
durante las condiciones 1 o 2 según la aleatorización del orden y según cada sujeto,
específicamente, antes de que el niño o niña fuera expuesto(a) ante los alimentos. No se
presentaron en la condición 3 del momento II, debido a que se dejó estable la aplicación de las
consecuencias para el final la aplicación de tratamientos.
2. Variable Independiente 2 - Modelos Sociales, Conceptualización: Los modelos
sociales son sujetos que emiten una conducta particular y que son observados por otro para ser
seguido comportamentalmente de acuerdo con las consecuencias obtenidas por el modelo
(Bandura, 1986). Es necesario recordar que para que se hable de aprendizaje vicario o derivado
de la presencia de modelos, se debe incluir, el contexto, la acción del modelo en dicho contexto y
su consecuencia. Los modelos deben tener características o categorías similares al participante
para favorecer la emisión de la conducta. Al igual que en las reglas, la función de los modelos
sociales, se evidencia posterior a su presentación, es decir, cuando el participante se ve expuesto
a contingencias directas con el ambiente. Es de gran relevancia recordar que las personas se
convierten en modelos sólo cuando se convierten en discriminativos de consecuencias futuras
para otras personas y que a partir de allí, se ajusta el comportamiento es estas últimas. Para la
presente investigación es fundamental que se aclare que el manejo y control de los modelos
64
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
sociales como variable, no es de carácter mediacional, por lo que no se hace énfasis en la
percepción, el recuerdo y mantenimiento de la acción por parte del sujeto que sigue la conducta
de forma vicaria.
Dentro del estudio, los modelos fueron presentados a través de videos cortos de la
siguiente manera:
a.
El primer modelo abordó el comportamiento saludable. Se presentó a través de
video a un niño y a una niña en edades de 6 a 8 años (pares) quienes estuvieron expuestos a los
dos tipos de alimentos (saludables-frutas y no saludables–paquetes), allí, los niños del video
eligieron y comieron los alimentos saludables (frutas). Luego, continuando con el video, apareció
un letrero y una voz que indicaba que había pasado el tiempo y seguidamente, apareció un adulto
quien mostraba la consecuencia, es decir, que indicaba que había comido el alimento saludable y
por ello, ahora era sano y fuerte. El modelo adulto tuvo características deportivas para los niños y
de estética para las niñas. Este criterio de adoptó dado que los hombres tienden a ser musculosos
y las mujeres estéticas en relación con las tendencias comportamentales que pueden desencadenar
un TCA (Muñoz & Martínez, 2007).
b.
El segundo modelo abordó el comportamiento no saludable. Se presentó a través
de video a un niño y a una niña en edades de 6 a 8 años (pares) quienes estuvieron expuestos a los
dos tipos de alimentos (saludables-frutas y no saludables–paquetes), allí, los niños del video
eligieron y comieron los alimentos no saludables (paquetes de papas fritas). Luego, continuando
con el video, apareció un letrero y una voz que indicaba que había pasado el tiempo y
seguidamente, apareció un adulto quien mostrará la consecuencia, es decir, que indicaba que
65
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
había comido el alimento no saludable y por ello, ahora no era sano y fuerte o estético. El modelo
adulto presentará características poco saludables.
En conclusión los videos que sirvieron para la aplicación del “modelo” tuvieron tres
partes, 1) Mostrando a los niños (modelo-par), emitiendo la conducta alimentaria (o sea,
consumiendo alimentos adecuados y no adecuados), 2) Indicador de paso del tiempo, 3) Modelos
adultos que hicieron las veces de los niños pero luego de su desarrollo en relación con las
consecuencias positivas y negativas que obtuvieron luego de consumir alimentos adecuados y no
adecuados respectivamente. Es de recordar que una exposición a una contingencia de aprendizaje
vicario no consiste solamente en mostrar la conducta emitida por el modelo, sino que se requiere
evidenciar las consecuencias y el contexto propicio para emitirla.
3.
Variable Independiente 3 – Consecuencias de reforzamiento: Son eventos que
se relacionan contingente y directamente en términos espaciales y temporales con una acción que
emite un sujeto o individuo. Esta relación se establece por contingencia, o en otras palabras, por
asociación (contigüidad temporo - espacial), es decir que, una vez emitida la acción, el evento
inmediatamente posterior a ella, terminará relacionándose con ella. La conducta moldeada por las
consecuencias requiere sólo de la interacción con las contingencias (Baum, 1994). El efecto que
provoca un estímulo consecuente sobre la conducta, luego de haberla emitido, indicará si es
reforzante o aversivo. Los reforzadores son consecuencias dentro de una contingencia que tienen
como relación de la conducta, mantener o incrementar la probabilidad de ocurrencia de ese
comportamiento en el futuro. Una forma de identificar posibles reforzadores para los niños y
66
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
niñas en el presente estudio, consistió en conocer la historia de aprendizaje de los niños y elegir
estímulos que cumplieran con la función de controlar la conducta e incrementarla.
Dentro del estudio, las consecuencias de reforzamiento fueron determinadas por la
evaluación previa de la historia de aprendizaje, sin embargo, nunca se utilizaron alimentos o
dulces por cuestiones de control de variables y la posible confusión con la variable dependiente.
Las consecuencias entonces, se organizaron de la siguiente manera:
a.
Reforzadores
positivos.
Se
entregaron
“láminas
coleccionables”.
La
determinación de entregarlas fue el resultado de hacer un registro de elementos coleccionables o
de juego en la mayoría de los niños durante la entrevista o evaluación psicológica. Además, esta
información fue confirmada en la entrevista – evaluación con los padres. Dado que más del 85%
de los niños jugaba con estas láminas o las coleccionaba se definieron como reforzadores para los
niños(as). El programa de reforzamiento utilizado fue razón fija 1 (RF1) o reforzamiento
continuo; este programa fue elegido para disminuir el costo conductual en la contingencia de
reforzamiento.
Las láminas eran entregadas una vez el niño interactuaba con el alimento
saludable (específicamente) lo elegía y lo comía.
La contingencia de reforzamiento se describe a continuación:
Ed
R
Disponibilidad de
Comer la fruta
alimentos (frutas y
Cr
Acceso a láminas
coleccionables
paquetes) en el
laboratorio móvil.
“alimento servido”.
Figura 1. Diagrama de contingencia de conducta operante, que describe el reforzamiento.
67
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Los reforzadores fueron definidos a partir de la evaluación-entrevista en el momento
preliminar y de acuerdo con la historia de aprendizaje del niño(a). No se utilizaron reforzadores
negativos dado que el proyecto de investigación no pretende establecer contingencias de
evitación ante situaciones aversivas. Tampoco se utilizaron castigos de ninguna índole por
motivos éticos. Las láminas correspondieron a figuras infantiles con dibujos de colores de
diversas formas. Las láminas fueron autoadhesivas con un tamaño entre los 2 y 4 centímetros
cuadrados de área aproximadamente. En el mercado son conocidos como “stickers” o láminas
coleccionables. La totalidad de los niños que participaron en el estudio reportaron que estas
láminas eran de su agrado, hecho por el cual fueron escogidas como estímulos reforzadores.
Variable Dependiente
Conceptualización: La variable dependiente correspondió a la conducta alimentaria. Una
conducta alimentaria preferente es una conducta que se mantiene a través del tiempo y que
implica alta frecuencia de emisión, donde la persona elige preferiblemente un tipo de alimento
sobre las demás alternativas para su consumo y finalmente lo ingiere. Su probabilidad de
emisión es más alta que una conducta novedosa. Se repite con tanta frecuencia que en ocasiones
se confunde con una conducta automática. Para la presente investigación no se toman medidas
mediacionales como recuerdo, percepción, apreciación, etcétera al presentarse la variable llamada
“modelos sociales”.
68
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Operacionalización: Dentro del estudio, la conducta alimentaria infantil fue medida de la
siguiente manera:
a.
Cantidad de comida consumida medida en gramos. La medición de la cantidad de
comida consumida resultaba de la resta en gramos de la cantidad de comida servida versus la
dejada en el plato. Para este dato, se pesó la comida en una gramera antes y después de ser
presentada al niño o niña. Para esta medición se pesaba previamente el alimento saludable o
frutas hasta dejar 20 gramos en el plato. Lo mismo ocurría con las papas fritas. Es decir que el
niño(a) encontraba en cada plato 20 gramos de alimento para consumir por ensayo. Si se tenía
dos platos se tenía un máximo de 40 gramos de alimento, 20 de frutas y 20 de papas fritas. Al
finalizar el ensayo se pesaba el alimento dejado en el plato para conocer la cantidad de alimento
consumido por el niño(a). Cada ensayo ocurría diariamente (tiempo entre ensayos de 24 horas).
Tabla 3.
Control de Variables. Se muestra el control de variables, tanto de las que hacen parte del
estudio, como de las que indirectamente pueden afectar el proyecto de investigación (Zinser,
1987).
Control de Variables
De Variables Independientes
Qué
Reglas
Cómo
Tipo de control utilizado: Presencia
ausencia. Mantenimiento constante
de sus propiedades y eliminación de
variaciones. Categorías Utilizadas:
Por qué
La diversidad de los conceptos
acerca de las reglas (Baum, 1994;
Ribes, 2000; 2001) requiere de
especificar sobre cuál propuesta
69
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Precisión en las mediciones y en las
definiciones de las variables de
acuerdo con el soporte teórico. Se
aplicaron en el momento de
inclusión de tratamientos. Las reglas
se estructuran de acuerdo con el
propósito de la investigación, es
decir, se espera que si ocurre la
modificación
del
patrón
de
alimentación ocurra en función del
aumento del consumo del alimento
saludable y no necesariamente, con
el decremento del alimento no
saludable. Si esto ocurre, es
interesante, pero no se encuentra en
relación con el objetivo principal del
presente estudio. La aplicación de
estas variables (reglas) se describe a
profundidad en la sección de las
variables.
teórica se estará abordando la
variable para tener una claridad
operacional y por ende en su
precisión.
Modelos Sociales
Tipo
de
control
utilizado:
Mantenimiento constante de sus
propiedades y eliminación de
variaciones. Categorías Utilizadas:
Precisión en las mediciones y en las
definiciones de las variables de
acuerdo con el soporte teórico. Se
utilizan modelos sociales de dos
tipos a) masculinos y b) femeninos.
En ambos casos se muestran e video
la elección, preferencia y consumo
de los alimentos (saludables y no
saludables) de los niños, y luego se
muestran (igualmente en video) las
consecuencias de dichas elecciones
con los modelos masculinos y
femeninos ya crecidos en el tiempo.
La aplicación de estas variables
(modelos sociales) se describe a
profundidad en la sección de las
variables.
La conceptualización de los modelos
sociales dentro de la teoría de
aprendizaje vicario desde Bandura
(1977) indica que los modelos deben
tener una especificidad entre la
acción, la topografía en que se emite
y la consecuencia al hacerlo.
Consecuencias de reforzamiento
Tipo
de
control
utilizado:
Mantenimiento constante de sus
propiedades y eliminación de
variaciones. Categorías Utilizadas:
Precisión en las mediciones y en las
definiciones de las variables de
acuerdo con el soporte teórico.
Definición del criterio de entrega del
reforzador en programa de razón fija
Las
consecuencias
se
hacen
reforzantes en la medida que son
contingentes con la acción y por lo
tanto favorecen la probabilidad de
ocurrencia de la conducta en el
futuro (Domjan, 2010).
70
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
1 – RF1. Las consecuencias de
reforzamiento son definidas de
acuerdo
con
las
entrevistas
realizadas con los niños(as) y padres
de familia, en donde se precisan
cuáles pueden ser los estímulos que,
por causalidad por consecuencias,
modifiquen
el
comportamiento
alimentario para que su tasa se
incremente. La aplicación de estas
variables
(consecuencias
de
reforzamiento) se describe a
profundidad en la sección de las
variables.
De Variable Dependiente
Conducta Alimentaria
Tipo
de
control
utilizado:
Mantenimiento constante de sus
propiedades y eliminación de
variaciones. Categorías Utilizadas:
Precisión en las mediciones y en las
definiciones de las variables de
acuerdo con el soporte teórico.
Definición de la conducta de ingesta
de alimento que se repetirá para ser
medida en términos específicos. La
ingesta fue medida como la cantidad
de alimento ingerido en gramos y la
recurrencia de consumo indicará el
patrón de alimentación.
El repertorio de comportamiento
ante tantas alternativas de conducta o
de economía abierta, en este caso de
conducta alimentaria, hace necesario
que la medición de la conducta como
variable dependiente sea lo más
estricta posible, y para ello, se
requiere precisar el criterio del
patrón de conducta alimentaria.
De Variables del Investigador
Características del investigador
Tipo
de
control
utilizado:
Mantenimiento
constante.
Categorías utilizadas: El mismo
investigador llevó a cabo la
aplicación de las mediciones de la
conducta alimentaria y la exposición
a las condiciones o tratamientos. De
la misma forma, fue quien realizó el
análisis de resultados.
Evitar
que
las
diferencias
relacionadas
con
experiencia,
expectativas y conocimiento de
varios investigadores puedan influir
en los procedimientos, afectando el
comportamiento de los sujetos y el
resultado del estudio.
De Variables de la Situación Experimental
Sitio
Tipo
de
control
utilizado:
Mantenimiento constante de sus
La novedad es una propiedad de los
estímulos que facilita el incremento
71
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
propiedades. Categorías utilizadas:
El
sitio
de
evaluación
y
experimentación fue el mismo con
las
mismas
características
y
propiedades ambientales, para ello,
se adecuó un toldo exclusivo para la
medición tanto de la conducta
alimentaria
como
para
las
condiciones
experimentales
de
tratamiento, en donde se utilizaron
las mismos materiales distribuidos
de la misma forma. La descripción a
profundidad de los materiales se
describe
en
la
sección
correspondiente para ello.
del nivel de activación o acción de
un organismo, por lo que se hace
necesario que el sitio de evaluación
sea el mismo todo el tiempo para
disminuir la reactividad conductual o
sensibilización al estímulo novedoso
(Domjan, 2010).
Del Procedimiento
Reglas en el procedimiento
Tipo
de
control
utilizado:
Mantenimiento constante de sus
propiedades. Categorías utilizadas:
Se han definido diferentes protocolos
para que todo tipo de interacción sea
mantenido constante y disminuya la
probabilidad de comportamiento
diferencial o discriminativo. Cada
una
de
las
variables
se
operacionalizó de acuerdo con el
sustento teórico del que es parte en
un contexto teórico.
Nota: Tabla de control de variables por secciones.
La homogeneidad de las reglas
permite disminuir la discriminación
conductual
y
aumentar
la
generalidad de la misma.
72
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Método
Diseño
El diseño que se trabajó es conocido como Diseño de Tratamientos Alternos, DTA
(Barlow & Hersen, 1988). Este diseño permite evaluar la eficacia relativa de dos o más
tratamientos, teniendo en cuenta la cantidad de variables y contextos a los que se ve expuesto un
participante entre cada una de las sesiones experimentales. Se fundamenta en el análisis de caso
único y se aleja de los análisis de comparación entre grupos debido a que los diseños de
comparación grupal muestran tendencias y promedios de ejecución. En muchas ocasiones la
aplicación de tratamientos puede ser eficiente para unos integrantes del grupo y deficiente para
otros, sin embargo, el análisis se hace teniendo en cuenta la tendencia de dicho grupo y no las
variaciones individuales de la variable dependiente como producto de la aplicación de la
condición o tratamiento. Adicionalmente, el DTA, utiliza participantes que se encuentran en una
situación particular y que por lo tanto, son óptimos para ser expuestos a las condiciones
experimentales. Este tipo de diseño, proporciona uno de los controles más elegantes para la
mayor parte de amenazas a la validez interna o la habilidad de un diseño experimental para dejar
de lado hipótesis rivales al explicar la diferencia entre tratamientos (Cook & Campbell, 1979); las
variables que se consideraron como amenazas para la validez interna en el presente estudio son
“el error de medida”, “motivación”, “expectativas”, “características físicas de la situación
experimental”, el “experimentador” y “pretesting”. La bondad del DTA, es que al aplicar los
tratamientos de forma rápida, permite presumir que el participante se ha “dividido en dos” y que
73
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
cada una de sus partes ha recibido una condición y que bajo las mismas condiciones genéticas,
culturales y de aprendizaje por ejemplo, se pueden evidenciar los efectos de los tratamientos a
estudiar. Para superar la suposición de que el individuo se divida en dos, se hacen aplicaciones
rápidas de cada una de las condiciones una detrás de la otra. Esta forma de ordenar el
procedimiento de aplicación lleva a otra suposición que asume que una condición o tratamiento
pueda afectar a la otra debido a que una se presenta primero y luego la otra, a esto se le conoce
como “efectos de orden”. Este aspecto, se puede controlar y solucionar en este diseño con la
variación del orden de fases de aplicación de los tratamientos, es decir, disponer de una secuencia
aleatoria o semialeatoria, lo que implica que a unos sujetos se les presenta primero una condición
y a otros otra para comenzar.
Para el caso del presente estudio, se realizó un proceso
semialeatorio; esto quiere decir que se variaron las condiciones de “modelos” y “reglas”, pero se
dejó en última instancia la condición o tratamiento denominada “consecuencias”. Lo anterior, se
debió a que en los pilotos con niños de las mismas edades pero que no presentaban factores de
riesgo se identificó que existía una variación del comportamiento alimentario dirigido hacia la
obtención de las láminas, las cuales eran utilizadas como reforzadores y una vez se presentaban
alteraban el comportamiento ante las otras dos variables, además, la expectativa de los
participantes aumentaba ante la probabilidad de obtenerlas, afectando quizás, como lo dice la
literatura la validez interna. Adicionalmente, se debe tener en cuenta que las aplicaciones rápidas
de los tratamientos permiten asumir la condición real de todo tipo de tratamientos, y es que
siempre existe algún tipo de interferencia entre sesión y sesión experimental. En el caso de los
procedimientos experimentales, la situación es diferente, porque por ejemplo, si se trabaja con
roedores, estos se encuentran en sus jaulas individualizadas por todo el tiempo que no se
74
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
encuentran en procedimiento experimental y allí, el ambiente es homogéneo y controlado, pero
en el caso de la investigación aplicada en humanos, las personas se exponen a diversos ambientes
diferentes entre sí, una vez acaban las sesiones experimentales. El asumir la posibilidad de
interferencia, realmente le da al DTA una riqueza, más que una fragilidad, puesto que de entrada,
se está asumiendo la posibilidad de dicha interferencia y por lo tanto, se estaría midiendo la
variación de la conducta de estudio dentro de situaciones reales. A lo largo del estudio, se habla
de “tratamientos”, pero se debe aclarar que, es la palabra utilizada técnicamente por el diseño
planteado para referirse a la aplicación de una condición experimental o situación particular y
compararla con otra.
Tabla 4.
Diseño de Tratamientos Alternos – DTA. Las denominaciones para el presente estudio son, R =
Regla, M = Modelos Sociales y C = Consecuencias de reforzamiento.
Participante
Momento
Momento I
Momento II
preliminar
Número
Momento III
Aplicación de tratamientos
Condiciones
Línea de base
Condición 1
Condición 2
Condición 3
Seguimiento
Necesarias
Conducta
Medición de
alimentaria
la Conducta
Alimentaria
P1
Si
Si
R
M
C
Si
P2
Si
Si
M
R
C
Si
P3
Si
Si
R
M
C
Si
Pn
Si
Si
M
R
C
Si
Nota: Se muestran los momentos I, II y III de la investigación, a través del diseño de tratamientos alternos DTA, para
todos los participantes. Se observa que todas las condiciones son iguales, excepto el orden de aplicación de los
tratamientos, los cuales corresponden a las reglas, los modelos sociales y las consecuencias de reforzamiento.
75
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Participantes
Los participantes fueron diez (10) niños y niñas con edades entre los 6 a 8 años (el criterio
de determinó en edades de 6 años y cero días hasta 8 años y 11 meses cumplidos), quienes
presentaron por lo menos (5) cinco factores de riesgo de presentar TCA. Los factores fueron
identificados luego de la evaluación médico-psicológica. El procedimiento de evaluación médica
lo realizó un equipo profesional certificado en medicina pediátrica de la Fundación Universitaria
de ciencias de la Salud – FUCS, dirigido por el Pediatra Jorge Castillejo y la evaluación
psicológica por el psicólogo autor de la presente investigación. Los niños y niñas estaban
escolarizados en cursos regulares para su edad (primero o segundo grado de primaria) y no
presentaron o reportaron ningún otro problema médico o psicológico.
La cantidad de
participantes correspondió al resultado de las evaluaciones. Se inició con una población de 108
niños(as) y luego de las evaluaciones, sólo 10 quedaron incluidos en la muestra por cumplir los
criterios de inclusión. Todos participantes, fueron elegidos del colegio “Liceo Rodrigo Arenas
Betancourt” de estrato 2 y 3 de la ciudad de Bogotá D.C.
Como se dijo anteriormente, la delimitación de la muestra se hizo a través de la
evaluación médica y psicológica (la cual incluía entrevista con los niños y sus familias). Se
definió el criterio de los 6 a 8 años por diversas razones. La primera, porque en esta edad de los 6
años se inicia nuevamente el ascenso brusco del IMC, luego de una “aparente” detención, aunque
no quiere decir que los niños(as) no se encuentren en crecimiento constante obviamente. Esta
“aparente detención” comienza entre los 2 o 3 años de edad aproximadamente (Hirschler,
González, Cemente, Talgham, Petticnchio & Jadzinsky, 2006) y por otro lado (segunda razón),
76
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
porque existen datos preliminares que informan que desde los 5 hasta a los 11 años de edad,
“aparecen” los primeros factores de riesgo de padecer un TCA (Trujano, Blanco, Nava, Arbonés
& Limón, 2010). Se definió que el rango de edad fuera hasta los 8 años para cerrar la muestra y
facilitar el control de variables, tanto en el grado escolar como en relación con las edades.
Mantener un rango de edades amplio, dificultaba hacer un análisis comparativo derivado de
entender que a mayor edad, se incluyen más variables causales dentro del establecimiento del
patrón de alimentación. Se podría pensar que por esta razón se debía dejar a los participantes
delimitados con un menor rango o incluso, con una sola edad, pero hacer una delimitación tan
cerrada, decrementa la posibilidad de encontrar participantes que cumplan con los criterios de
inclusión dentro del estudio.
Adicionalmente, los participantes pertenecen a familias de estrato 2 y 3 de la ciudad de
Bogotá D.C., en donde cuentan con cuidadores, sean estos padres-madres de familia, abuelos(as),
o familiares, quienes se encargan de la atención y cuidado de los niños en los momentos
posteriores a la jornada escolar. La participación de los niños(as) seleccionados en el presente
estudio, cuenta a su vez con la colaboración de sus familias, especialmente de sus cuidadores,
tanto para las entrevistas médicas y psicológicas, como para el registro alimentario diario.
Finalmente, se cuenta con el apoyo del colegio “Liceo Arenas Betancourt”, para la
realización del presente estudio y gracias a ello, se pudo controlar variables, como las edades en
relación con el curso o grado educativo, las jornadas escolares, los horarios de clase y descansos,
el seguimiento académico y psicológico, entre otros.
En la siguiente figura se muestra la frecuencia de los factores de riesgo que presentan los
participantes (niños y niñas) en la presente investigación.
Frecuencia de factores presentados
Frecuencia de Niños(as) que lo presentan
0
Trast. Psiquia Flia.
Enlentecimiento de…
Signos deshidratación
Leucopenia
Anemia
Labilidad emocional
Prob. Control impulsos
Abuso de SPA Fmlia.
Familiar con Dx TCA
TOC
Depresión
Baja autoestima
Reglas inadecuadas
Obesidad premorbida…
Preocup. Comer público
Discrepancia imagen corp.
Altera. Estado animo
Alteración peso figura
Sobrepeso o mas
Dietas por parte de padres
Bajo peso
Miedo a ganar peso
Esquemas mal adaptativos
IMC Inadecuado
Criticas por el aspecto…
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
77
Frecuenca de los Factores de Riesgo
12
10
8
6
4
2
Figura 2. Frecuencia de los Factores de riesgo que presentan los participantes en la presente
investigación.
Factores de Riesgo por Participante
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Caso 1 Caso 2 Caso 3 Caso 4 Caso 5 Caso 6 Caso 7 Caso 8 Caso 9 Caso 10
Figura 3. Factores de riesgo que presentan los participantes incluidos como muestra por conveniencia.
78
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Instrumentos y Materiales
Se instaló un toldo de polipropileno de 2X2 metros. Como característica principal, se
menciona que las paredes del toldo, fueron cosidas para que la estructura quedara cerrada y tan
sólo se encontrara una entrada. El toldo fue de techo azul con paredes blancas para unificar la
estimulación visual. Se utilizó al interior del toldo y como materiales, un espejo de 60X140
centímetros, 1 mesita y 3 sillas infantiles, cinta métrica, báscula, estetoscopio, baja lenguas,
camilla, platos y vasos desechables, cubiertos, servilletas, televisor LCD de 40´, 3 computadores
portátiles, hojas de registro, marcadores, resmas de papel blanco, láminas coleccionables,
botiquín de primeros auxilios, frutas y paquetes.
Como instrumentos se trabajó con a) un consentimiento informado, b) con un formato de
evaluación psicológica infantil para padres y c) para niños. También d) con un formato de
definición de criterios de riesgo ante los TCA, y e) un formato de registro de alimentación diaria.
Tabla 5.
Descripción de los instrumentos y materiales. Se indica el momento de aplicación, el propósito,
dato paramétrico y las características de cada uno de ellos. Se pueden visualizar en los
apéndices.
Instrumento
Consentimiento
informado
Características del instrumento
En este documento se informa a los
padres de familia, acudientes o
representantes legales el nombre de la
investigación,
quienes
son
los
encargados o responsables del estudio,
los objetivos del estudio, el propósito
científico del estudio, la descripción
breve
del
procedimiento,
las
consideraciones éticas del estudio, los
riesgos asumiendo el peor de los
escenarios. Además, se incluye el
espacio para que el padre de familia,
Momento de
aplicación
Antes de iniciar la
ejecución
del
proyecto
de
investigación en el
colegio
“Liceo
Rodrigo
Arenas
Betancourt”
de
Bogotá.
Propósito y
parámetro
Obtener
la
autorización legal
de la participación
del niño frente a
su representante
legal y según la
Ley.
79
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
acudiente o representante legal del niño
indique su nombre y firme en
consecuencia, si acepta la participación
de su hijo o hija.
Contrato conductual
En este documento el padre de familia,
acudiente o representante legal del niño o
niña participante, una vez autoriza su
vinculación al estudio, define sus
compromisos de acompañamiento para
con su hijo o hija, tales como, registrar el
patrón de alimentación del niño(a),
acompañar y/o autorizar al niño(a) ante
las evaluaciones médicas y psicológicas
y ante las evaluaciones procedimentales
pre y pos. Adicionalmente, en este
documento
se
mencionan
las
contraprestaciones capacitaciones) a las
que tiene derecho tanto el niño(a) como
su familia. Finalmente, como parte del
contrato, se deja en registrada la
posibilidad de retirarse del estudio en
cualquier momento y de retirar a su
hijo(a) si así lo quiere. Se firma con
identificación.
Antes de iniciar la
ejecución
del
proyecto
de
investigación en el
colegio
“Liceo
Rodrigo
Arenas
Betancourt”
de
Bogotá.
Definir y registrar
los acuerdos de
participación
y
delimitar
las
acciones con las
que los padres y
niños le aportarán
al estudio.
Formato
de
evaluación
psicológica infantil a
través de padres,
acudientes
o
representantes
legales.
En este documento se registran los datos
de información básica del padre,
acudiente o representante legal del
niño(a) y del niño(a). Se evalúan los
antecedentes médicos y psicológicos de
la familia, se indaga sobre la historia de
desarrollo desde la etapa prenatal hasta
postnatal. Se evalúan las características
del sueño de los niños(as), la salud, las
características de alimentación del
niño(a), se hace una descripción del
comportamiento de control del padremadre, acudiente o representante legal
del niños acerca de la conducta
alimentaria del niños(a), y por último, se
evalúa el desarrollo emocional del
niño(a). Se trabajó el protocolo de
evaluación infantil de la Unidad de
Servicios Psicológicos de la Facultad de
Psicología de la Universidad Católica de
Colombia. Se tuvo en cuenta la
evaluación de criterios de presentar TCA
según DSM IV R y CIE 10, además de
varios protocolos de evaluación de los
Antes de iniciar la
ejecución
del
proyecto
de
investigación en el
colegio
“Liceo
Rodrigo
Arenas
Betancourt”
de
Bogotá.
Registrar
información
valiosa
que
permita
identificar
o
delimitar
sospechas
de
factores de riesgo
que
puedan
afectar el patrón
de alimentación
infantil. Aporta a
la definición de
criterios
de
inclusión
y
exclusión de la
muestra.
80
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
trastornos relacionados con la conducta
alimentaria utilizados en USA y Europa.
Formato
de
evaluación
psicológica infantil
para
niños
en
relación con los
patrones
de
alimentación
En este documento, se evalúa en el
niño(a) la autoimagen, los alimentos de
preferencia y disgusto, el lugar de
consumo habitual, posibilidades de
consecuencias conductuales durante la
emisión de consumo, discriminación de
imagen corporal en niños, identidad y
relación de la figura. Se trabajó el
protocolo de evaluación infantil de la
Unidad de Servicios Psicológicos de la
Facultad de psicología de la Universidad
católica de Colombia. En relación con
constructos como autoestima e imagen
corporal se incluyeron preguntas
contenidas en la Guía Práctica Sobre los
Trastornos de Conducta Alimentaria del
Gobierno de España - Ministerio de
Sanidad y Consumo – Plan de calidad
para el Sistema Nacional de Salud –
Departamento de Salud de Cataluña,
2012.
Antes de iniciar la
ejecución
del
proyecto
de
investigación en el
colegio
“Liceo
Rodrigo
Arenas
Betancourt”
de
Bogotá.
Se
registran
respuestas propias
del niño(a) en
relación
con
factores de riesgo
de presentar un
TCA. Aporta a la
definición
de
criterios
de
inclusión
y
exclusión de la
muestra.
Momento I, II y III
del procedimiento.
Llevar un control
estricto
del
consumo
de
alimentación del
niño(a) durante la
etapa o momento
de aplicación de
los tratamientos.
Toldo
Techo azul Just Home Collection
Poliéster 3 X 3 metros de base SKU:
91890 de Home Center con 4 paredes
Just Home Collection color blanco de 1,9
X 2,9 metros SKU: 91892.
Momento I, II y III
del procedimiento.
Control
de
variables. Lugar
de aplicación de
los
procedimientos
bajo condiciones
estables
y
regulares.
Computador portátil
Marca ACER Aspire One D255E 2 GB
DDR3 memory. CPU Intel Atom TM
N550 1.5GHz, 1MB L2 caché. Windows
7 Starter.
Momento I, II y III
del procedimiento.
Formato de registro
de alimentación
Es un formato sencillo en el que se
registra el niño(a), el día, la cantidad de
alimento dejado, la cantidad de alimento
dejado y por ende (luego de la operación
de sustracción), la cantidad de alimento
consumido.
Materiales
Presentación de
las
imágenes,
videos y para
81
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
registros
consumo
alimentos.
de
de
Momento de
evaluación de los
participantes
Obtener
y
registrar datos de
peso para calcular
el IMC como uno
de los criterios de
riesgo
de
presentar
un
TCA.
Momento de
evaluación de los
participantes
Obtener
y
registrar datos de
talla para calcular
el IMC como uno
de los criterios de
riesgo
de
presentar
un
TCA.
Momento de
evaluación de los
participantes
Obtener datos de
percepción de la
imagen corporal y
percepción
de
peso y figura de
los niños dentro
de la entrevista.
Mesa
Presentación de los
alimentos en los tres
momentos
experimentales
Lugar
de
ubicación de los
alimentos
para
registro de su
consumo.
Sillas portátiles
Sillas portables azules de lona marca
Maytag
Durante todo el
trabajo de
investigación. Para
las evaluaciones y
para los momentos
experimentales.
Proveer
comodidad a los
niños(as) durante
los momentos de
trabajo con el
equipo
de
investigación.
Cámara
Cámara de video y fotografía marca
Canon Power Shot SX120 IS PC1431
DC3.15V con imagen estabilizada de 10
Para la elaboración
de los videos de los
modelos sociales y
Balanza
Cintas métricas
Espejo
Balanza estándar marca CE 1X3v CR
2032
4 cintas métricas plásticas estándar con
un máximo de longitud de 150
centímetros.
Espejo con marco de madera
dimensiones 50X110 centímetros
de
Tener
registro
fotográfico y de
82
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
mega pixeles.
durante todo el
trabajo de
investigación. Para
las evaluaciones y
para los momentos
experimentales.
video
durante
toda
la
investigación.
Además,
se
elaboraron
los
videos que fueron
utilizados como
variable
independiente
como
modelos
sociales.
Gramera
Gramera electrónica SF – 400 marca CE
1.5VX2 AA battery con capacidad
5000X1g/177ozX0.1oz
Momento I, II y III
del procedimiento.
Obtener registro
del consumo de
los alimentos. Se
dejaban
25
gramos
y
se
pesaba lo dejado
en el plato para
restarlo y obtener
el
dato
de
consumo real.
Platos y cubiertos
Platos y cubiertos desechables pandos
estándar.
Momento I, II y III
del procedimiento.
Proveer
los
alimentos
y
manipularlos de
forma adecuada.
Nota: Se instaló un laboratorio móvil dentro de las instalaciones del colegio para asegurar el control de
variable dentro del procedimiento experimental Esta instalación contó con el permiso y apoyo de las
directivas del colegio “Liceo Rodrigo Arenas Betancourt”.
Procedimiento
El estudio se desarrolló de la siguiente manera. Primero existió un momento de
evaluación previa para identificar la muestra y asegurar condiciones necesarias para el desarrollo
de la investigación, a este momento se le denominó como preliminar. Posteriormente, se
desarrolló la Fase I, denominado de evaluación de la conducta alimentaria o de línea de base.
Luego siguió la Fase II que correspondió a la aplicación de las condiciones experimentales(o
83
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
tratamientos como se menciona en el diseño) y finalmente, se realizó la Fase III, la cual consistió
en evaluar nuevamente la conducta alimentaria y realizar el seguimiento del mismo. Todos los
momentos de este procedimiento ocurrieron durante las mañanas (8:30 a.m. a 9:30 a.m.) de lunes
a viernes en el horario del primer descanso de los niños(as), dentro de la jornada escolar normal
de los participantes.
Momento Preliminar: La definición de la muestra correspondió a 10 niños de 6 a 8 años
de edad (desde 6 años y cero días, hasta 8 años y 11 meses). Los niños debían estar escolarizados
en sus cursos regulares al momento de la aplicación. Lo anterior, debido a la suposición de que si
presentan tiempos, ocupaciones y ambientes similares, la probabilidad de tener patrones de
alimentación similares es más alta, que en niños con situaciones de vida diferentes. En relación
con ello, se les realizó una evaluación médica estándar que consistió en evaluarles la condición
de salud general, situación de convivencia, peso y talla. Este procedimiento lo realizó un equipo
profesional certificado en medicina pediátrica de la Fundación Universitaria de ciencias de la
Salud – FUCS, dirigido por el Pediatra Jorge Castillejo.
Adicionalmente, los niños fueron evaluados psicológicamente por un profesional
acreditado como psicólogo, a través de una valoración clínica que incluyó entrevista
semiestructurada con ellos mismos y otra con los padres de familia, tutores o acudientes
responsables de la custodia de los niños(as) siempre y cuando convivan con ellos. La entrevista
con los padres/tutores o representantes legales fue semiestructurada e incluyó la aplicación del
formato de evaluación psicológica infantil en relación con los patrones de alimentación, formato
de evaluación psicológica infantil para padres y el consentimiento informado con contrato
conductual (ver anexos 1, 2 y 3), los anteriores formatos son simplemente una forma de organizar
84
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
la información propia de una evaluación clínica con miras a la investigación, se aclara, que no
son pruebas psicométricas, sin embargo, se debe aclarar, que la entrevista se construyó sobre la
base de los estándares de evaluación clínica infantil ante los TCA en el mundo, particularmente
sobre la Guía Práctica Sobre los Trastornos de Conducta Alimentaria del Gobierno de España Ministerio de Sanidad y Consumo – Plan de calidad para el Sistema Nacional de Salud –
Departamento de Salud de Cataluña, 2012). Se revisaron para ello, las pruebas estandarizadas
más comunes como el Eating Attitudes Test (EAT 40, EAT 26), Eating Disorders Inventory
(EDI), EDI – 2, Eating Disorders Examination - Questionnaire EDE – Q, Body Image Assesment
(BIA) y Body Attitude Test (BAT).
La evaluación médica – psicológica, determinó la inclusión o exclusión de los niños a la
investigación, dado que se analizó la información con base en los factores de riesgo de presentar
TCA desde el DSM – IV, CIE – 10 y factores asociados encontrados o propuestos en otras
investigaciones (Lenoir & Silber, 2006b; Peláez, Labrador & Raich, 2005; Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010), además de la medicina pediátrica. A partir de estas evaluaciones, se
incluyó dentro de la investigación a los niños o niñas que presentaran 5 o más factores de riesgo
de presentar un trastorno de conducta alimentaria.
Fase I – Evaluación de la conducta alimentaria infantil: En este momento se realizó un
registro del consumo de alimentos del niño(a) específicamente en relación con el consumo de
frutas y con el consumo de papas fritas. La alimentación de los niños respecto a frutas y paquetes
en este momento, fue ad libitum o libre, es decir que, podían comer ambos tipos de alimentos en
las cantidades que desearan. La duración de este momento, fue de una semana escolar (cinco
85
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
días). Se registró el consumo en términos de gramos, es decir, se pesó la comida antes de ser
expuesta al niño(a) y luego de la exposición, se pesó lo que quedó y de esta manera se hacía una
resta entre el peso inicial y el peso final de los alimentos, dando como resultado el peso de
consumo o ingesta. El registro fue a la hora del primer descanso y este horario se utilizó para
todos los participantes, dado que en dicho horario se realizó la introducción de los tratamientos o
condiciones experimentales. Se utilizaron como frutas, mango, manzana, papaya, melón y
durazno, siempre mezclados en porciones mínimas; como alimentos de paquete se utilizaron
papas fritas con sabores a pollo, limón y mayonesa). Los ensayos fueron discretos.
El registro sucedió así:
Registro 1:
Cantidad en gramos
de la comida dejada
inicialmente
__
Cantidad en gramos
de la comida encontrada
=
Consumo día
Fase II: Una vez medida la conducta alimentaria (definida por el consumo en gramos de
cada alimento), se expusieron a los niños(as) participantes a las condiciones o tratamientos. Para
mantener el control de los efectos de las condiciones experimentales, se planteó dentro del diseño
de tratamientos alternos (DTA), asignar a los niños a uno de dos arreglos experimentales posibles
para comenzar la aplicación según el orden de presentación de los tratamientos. Estas dos
situaciones o arreglos de presentación de las condiciones experimentales fueron Reglas –
Modelos – Consecuencias (R – M – C); y Modelos – Reglas – Consecuencias (M – I – C). Es de
aclarar, que la exposición a consecuencias de reforzamiento se deja en ambos casos como última
condición o tratamiento, debido a que históricamente, se ha demostrado con los trabajos de
86
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
programas de reforzamiento que facilita un ajuste de la contingencia y por ende del
comportamiento, no siendo tan claro en los casos de los modelos sociales y las reglas; además, en
las pruebas piloto, previas a la ejecución del presente estudio, las variables sociales relacionadas
con la obtención de la consecuencia sesgó la expectativa de los participantes (niños(as) del
mismo curso), pues luego de comunicarse entre sí qué era lo que “habían hecho” para obtener las
láminas, funcionaban como reforzadores, hecho por el cual se optó por dejar esta opción de
tratamiento como último momento de la exposición a las condiciones o tratamientos. Estas
presentaciones se hicieron de la siguiente manera: 1) se le presentaron al niño(a) las dos reglas
(una encaminada al consumo de frutas y otra dirigida a la disminución del consumo de paquetes)
en modalidad visual y vocal a través de una pantalla de televisión (las reglas fueron descritas
anteriormente), 2) se le presentaron a los niños(as) los videos de modelos sociales y 3) se
otorgaron reforzadores preestablecidos de acuerdo con la evaluación médico-psicológica
realizada a los niños(as) una vez emitieron la conducta de comer frutas en lugar de comer
paquetes. Cada condición experimental, se aplicó continuamente durante 5 días seguidos, para
contar con un registro de varias medidas por tratamiento o condición.
Fase III - Evaluación de la conducta alimentaria: Se hizo nuevamente un registro del
consumo de alimentos del niño en relación con el consumo de frutas y en el consumo de
paquetes, tal como se había descrito en el momento I. Este registro se realizó durante las dos
semanas siguientes a la aplicación de tratamientos.
87
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Aspectos Éticos
De acuerdo con el Capítulo VII, artículos 49, 50 y 52 de la Ley 1090 de 2006, se trabajó
con los niños en mención de acuerdo a la autorización escrita de sus padres. Se firmó un
consentimiento informado (ver anexos) en donde se encontraba toda la información del
procedimiento experimental. En ningún caso se permitió, ni se aplicó que las reglas, modelos
sociales o consecuencias fueran dirigidas a variar la conducta alimentaria para establecer patrones
de alimentación inadecuados. Las reglas, los modelos sociales y las consecuencias se presentaron
en procura de mejorar dichos comportamientos, es decir, de dirigir el patrón de alimentación
hacia el consumo de alimentos saludables y decrementar los no saludables a largo plazo. Dentro
de este consentimiento informado se especificaron completamente las características de la
investigación, sin generar, ningún tipo de expectativas que no estuvieran acordes con el propósito
y objetivo de la investigación. Se indicó abiertamente, los posibles riesgos o dificultades propias
de participar en el estudio, como lo pide la corte constitucional.
El procedimiento experimental no presentó riesgos de daño físico o psicológico.
Finalmente se tomaron todas las medidas necesarias para garantizar el bienestar de niños e
indirectamente de los padres mientras que se encuentren en sesión experimental. Por ejemplo, la
comida fue cuidada de acuerdo con criterios de la certificación de manipulación de alimentos
desde la secretaria de salud de Bogotá.
Los datos de cada uno de los participantes se tomaron y guardaron de forma confidencial
y se utilizaron con fines estrictamente relacionados con el proyecto de investigación (hecho que
se aclaró con los representantes legales de los niños y niñas). Las consideraciones éticas que se
88
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
toman en el presente estudio, están basadas en el numeral 9 del artículo 2 del título II de la ley
1090 de 2006, el cual reglamenta que al realizar investigación con participantes humanos se debe
contribuir al desarrollo de la psicología y al bienestar humano. Se abordó la investigación
respetando la dignidad y el bienestar de las personas que participaron en el estudio, además se
tuvieron en cuenta las normas legales y los estándares profesionales que regulan la conducta de la
investigación con participantes humanos.
Adicionalmente, se cita el numeral 5 y 6 del artículo 2 del título II de la ley 1090 de
septiembre 06 de 2006, el cual, hace referencia a la confidencialidad que se debe guardar con
respecto a la información obtenida y el respeto por los principios y valores que sustentan las
normas de ética vigentes para el ejercicio de la profesión y el respeto por los derechos humanos.
Así mismo, y siguiendo la ley 1090 de 2006, en el artículo 25 numeral d, se especifica que
en el momento en que se trabaje con niños, la información obtenida y/o encontrada solamente le
será suministrada a los padres o tutores únicamente, por lo que les será informado y solicitado a
los responsables legales de las y los participantes del estudio, que aprueben divulgar la
información producto de la investigación con fines académicos y científicos tanto para la
comunidad científica general, como para la institución escolar que se beneficiará de los anteriores
datos para sus indicadores de salud y formación en general. Para cumplir con este requisito de
ley, se estableció ejecutar con el colegio “Liceo Rodrigo Arenas Betancourt”, una serie de tres
talleres en los que se informa el resultado de la investigación y al mismo tiempo, se le da a los
docentes y padres de familia, pautas para lograr desarrollar un adecuado patrón de alimentación
en niños y niñas.
89
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Finalmente, tanto los niños(as) seleccionados para el estudio, como los no elegidos, los
profesores, padres de familia y administrativos del colegio “Liceo Rodrigo arenas Betancourt”, se
verán beneficiados del presente estudio, gracias a talleres educativos e informativos sobre la
conducta alimentaria, la salud y la calidad de vida. Estos talleres se han revisado y aprobado por
parte de la Directora del Área de Psicología. Se aplicaron en el segundo semestre de 2012 en las
instalaciones del colegio y bajo programación segmentada.
90
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Resultados
A continuación se presentan los datos obtenidos luego de la aplicación de los
“tratamientos” (reglas, modelos sociales y consecuencias de reforzamiento). La presentación se
hace en primera instancia en relación con los objetivos planteados, luego se hacen comparaciones
entre la conducta alimentaria de los participantes. En este mismo orden, se hace la presentación
de la discusión de los resultados en un apartado siguiente.
En primer lugar, se aplicaron las pruebas Kolmogorov-Smirnov y Shapiro-Wilk para
evaluar la normalidad en las diferencias y determinar el mejor estadístico con el cual analizar los
datos. Esta evaluación mostró que los datos de las diferencias entre la pre prueba y la post prueba
presentan una distribución normal para el caso del consumo de frutas, sin embargo, no sucedió lo
mismo para el caso del consumo de papas de paquete. Como se describe en la tabla 6, las
diferencias del consumo de frutas en las diversas fases experimentales son superiores a 0,5 en
todos los casos, lo que llevó a hacer un análisis de los datos, utilizando la prueba T para muestras
pequeñas en lo que se refiere a frutas. Para el caso del consumo de papas, se tuvo en cuenta que
las diferencias no presentan una distribución normal y se utilizó una prueba no paramétrica como
lo es la prueba de Wilcoxon (tabla 6).
De acuerdo con el análisis anterior, se decidió aplicar la prueba T para hacer el análisis de
los consumos de fruta, mientras que para realizar el correspondiente análisis de consumo de
papas de paquete, se decidió utilizar la prueba Wilcoxon por ser una prueba estadística no
paramétrica.
91
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Tabla 6.
Pruebas de normalidad para los consumos de alimentos (frutas y papas de
paquete) durante las diversas fases.
Pruebas de normalidad
Kolmogorov-Smirnova
Shapiro-Wilk
Estadístico
gl
Sig.
Estadístico
Gl
Sig.
,192
10
,200*
,873
10
,108
,259
10
,056
,827
10
,031
Fruta
Reglas
,182
10
,200*
,947
10
,632
Papas
Reglas
,340
10
,002
,646
10
,000
Fruta
Modelos
,116
10
,200*
,976
10
,939
Papas
Modelos
,220
10
,185
,808
10
,018
Fruta
Reforzamiento
,243
10
,096
,904
10
,243
Papas
Reforzamiento
,332
10
,003
,691
10
,001
Fruta
Post
,263
10
,048
,861
10
,079
Papas
Post
,293
10
,015
,791
10
,011
Fruta Pre
Papas Pre
*. Este es un límite inferior de la significación verdadera.
a. Corrección de la significación de Lilliefors
Nota: En la tabla se muestra como el consumo de frutas en las diversas Fases presenta una
distribución normal, mientras que sucede lo contrario en el consumo de papas, es decir, en
ninguna de las fases presenta una distribución normal.
En primera instancia y teniendo en cuenta la diferencia de medias en las diversas Fases y
tratamientos, se puede observar que la aplicación de los tratamientos tiene un efecto significativo
92
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
para mejorar la conducta alimentaria saludable (consumo de frutas), pero no afectan la no
saludable (papas de paquete). Lo anterior se puede evidenciar con la diferencia de medias del
consumo de frutas entre la Fase pre (media = 31) y pos (media = 53,5). Allí, se observa como el
consumo del alimento saludable, pasó de una media de 31 gramos por porción a 53 gramos, esto
durante las fases de consumo libre (Pre y Pos), tendiendo a aumentar la ingesta de dicho
alimento, mientras que, en el mismo análisis, el consumo del alimento poco saludable o artificial,
se mantuvo estable, puesto que en la fase pre, el consumo de papas de paquete fue de 10,6
gramos y en la fase pos, correspondió a 10,0 gramos por semana (tabla 7).
Tabla 7.
Diferencia de medias entre muestras relacionadas.
Estadísticos de Muestras Relacionadas
Media
N
Desviación típ.
Error típ. de la media
Par
Fruta Pre
31,0000*
10
13,95230
4,41210
1
Fruta Post
53,5000*
10
27,25293
8,61813
Par
Fruta Pre
31,0000
10
13,95230
4,41210
Fruta Reglas
53,8000
10
31,00466
9,80453
Fruta Pre
31,0000
10
13,95230
4,41210
Fruta Modelos
49,0000
10
26,70830
8,44591
Fruta Pre
31,0000
10
13,95230
4,41210
Fruta Reforzamiento
60,7000
10
23,68333
7,48933
Fruta Post
53,5000
10
27,25293
8,61813
Fruta Reglas
53,8000
10
31,00466
9,80453
Fruta Post
53,5000
10
27,25293
8,61813
Frutas Modelos
49,0000
10
26,70830
8,44591
2
Par
3
Par
4
Par
5
Par
6
93
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Par
Fruta Post
53,5000
10
27,25293
8,61813
Fruta Reforzamiento
60,7000
10
23,68333
7,48933
Par
Papas Pre
10,6000
10
9,40685
2,97471
8
Papas Post
10,0000
10
11,88837
3,75943
Par
Papas Pre
10,6000
10
9,40685
2,97471
6,1000
10
10,96915
3,46875
10,6000
10
9,40685
2,97471
6,3000
10
8,16565
2,58220
10,6000
10
9,40685
2,97471
4,8000
10
7,74310
2,44858
10,0000
10
11,88837
3,75943
6,1000
10
10,96915
3,46875
10,0000
10
11,88837
3,75943
6,3000
10
8,16565
2,58220
10,0000
10
11,88837
3,75943
4,8000
10
7,74310
2,44858
7
9
Papas Reglas
Par
Papas Pre
10
Papas Modelos
Par
Papas Pre
11
Papas Reforzamiento
Par
Papas Post
12
Papas Reglas
Par
Papas Post
13
Papas Modelos
Par
Papas Post
14
Papas Reforzamiento
Nota: Se muestran las diferencias de medias. Se observa una diferencia del consumo de alimento entre la Fase I
(Fase Pre) y Fase III (Fase Post) para el consumo de frutas, pero, en las mismas Fases, se mantiene estable en el
consumo de paquetes. Las diferencias de medias son más evidentes para el alimento saludable que para el artificial.
Al comparar las medias de consumo de los alimentos, se observa un incremento en el consumo de las frutas, pero es
casi imperceptible la variación del consumo de papas. En relación a las frutas, el consumo aumenta (36 a 53
gramos), mientras que el consumo de papas de paquete es estable (de 10,6 a 10,0 gramos). El dato es consumo de
alimento en gramos por semana.
Esta estabilidad ocurrió bajo el análisis de las pruebas de normalidad, pero, al utilizar la
prueba Wilcoxon, se confirma la hipótesis nula, es decir, que los tratamientos no afectan el
consumo del alimento artificial o no saludable. Solamente al comparar las medias del consumo
94
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
de alimento artificial en el momento de las Papas Pre y las reglas se presenta una diferencia
significativa, pero no es consistente al probar con la prueba Wilcoxon (ver tabla 8).
Tabla 8.
Prueba Wilcoxon para muestras relacionadas. Consumos de alimentos (frutas y papas de
paquete) durante las diversas fases.
Par
Hipótesis nula
1
2
3
4
La mediana de las
diferencias entre Papas
Pre y Papas Post es igual
a cero.
La mediana de las
diferencias entre Papas
Pre y Papas Reglas es
igual a cero
5
6
La mediana de las
diferencias entre Papas
Pre y Papas Modelos es
igual a cero
7
8
La mediana de las
diferencias entre Papas
Pre y Papas
Reforzamiento es igual a
cero
9
10
La mediana de las
diferencias entre Papas
Reglas y Papas Post es
igual a cero
11
12
13
14
La mediana de las
diferencias entre Papas
Modelos y Papas Post es
igual a cero
La mediana de las
diferencias entre Papas
Modelos y Papas Post es
igual a cero
Test
Sig
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
,754
Rechazar la hipótesis
nula.
,799
Rechazar
nula.
la
hipótesis
Rechazar
nula.
la
hipótesis
Prueba de Wilcoxon los
rangos con signo de
muestra relacionadas.
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
Prueba de Wilcoxon los
rangos con signo de
muestra relacionadas.
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
Prueba de Wilcoxon los
rangos con signo de
muestra relacionadas.
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
Prueba de Wilcoxon los
rangos con signo de
muestra relacionadas.
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
Prueba de Wilcoxon los
rangos con signo de
muestra relacionadas.
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
Prueba de Wilcoxon los
rangos con signo de
muestra relacionadas.
,039*
Decisión
Retener la hipótesis nula.
,085
Retener la hipótesis nula.
,727
Retener la hipótesis nula.
,262
Retener la hipótesis nula.
,070
Retener la hipótesis nula.
,092
Retener la hipótesis nula.
,754
Retener la hipótesis nula.
,475
Retener la hipótesis nula.
1,000
Retener la hipótesis nula.
,553
Prueba de signos de
muestras relacionadas.
,727
Retener la hipótesis nula.
Prueba de Wilcoxon los
,401
Retener la hipótesis nula.
95
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
rangos con signo de
muestra relacionadas.
Nota: se muestran las significancias asintóticas. El nivel de significancia es de 0,05. Se muestra la significancia
exacta para la prueba de muestras relacionadas. Prueba de signos de muestras relacionadas y Wilcoxon. En todos los
casos, excepto en el par No. 3 se retiene la hipótesis nula, lo que indica que no hay variación significativa del
comportamiento alimentario de comida artificial durante todas las Fases del experimento. Los tratamientos (reglas,
modelos sociales y consecuencias de reforzamiento), afectaron la conducta alimentaria no saludable de alimentación.
Con el análisis estadístico luego de la aplicación de la prueba T, se puede evidenciar, que
las diferencias para las fases de pre y pos prueba en el consumo de frutas, son significativas en un
criterio bilateral, por lo que se hace más significativo si lo que se espera es que sea unilateral (sig
bilateral 0,020 en la tabla 9), es decir, que exista una dirección de comportamiento como lo es
que el patrón de alimentación se incremente y no que se decremente. Esto es importante, porque
lo que se espera es que gracias a los tratamientos, los niños(as) mejoren su hábito o patrón de
conducta alimentaria saludable, es decir, que coman más frutas (y no menos) de lo que vienen
consumiendo, pero a su vez, no se espera (y no se pretende) que hagan una restricción total del
consumo de alimentos artificiales. Lo anterior es debido a que, una restricción total de alimentos
como las papas fritas, hace que las personas entren en una dieta de exclusividad “saludable”, y
por lo mismo, se puede convertir en “poco saludable”. Un ejemplo de este tipo de
comportamiento “extremo” es el trastorno de conducta alimentaria, llamado ortorexia, el cual
corresponde a una obsesión – compulsión por la alimentación “sana”, provocando exactamente,
el efecto contrario, es decir, que la persona presente problemas nutricionales, especialmente de
desnutrición (Muñoz & Martínez, 2007). Ahora bien, volviendo al análisis de los resultados del
presente estudio, la diferencia no fue significativa para el consumo de alimentos artificiales
(papas de paquete) entre la pre prueba y la posprueba (sig bilateral 0,918) de la prueba T.
Respecto al consumo de papas fritas de paquete, la información indica que no existe variación
96
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
estadísticamente significativa entre la Fase I o antes de la aplicación de los tratamientos, durante
la aplicación de los mismos y el momento de la fase III o posterior a la inclusión de los
tratamientos, sin embargo, se debe decir que el consumo de este alimento se mantuvo estable a lo
largo del estudio, no decrementó, pero tampoco aumento significativamente como se había
descrito anteriormente.
Tabla 9.
Prueba T de muestras relacionadas para los consumos de alimento natural – saludable y
alimento artificial - no saludable, durante las diversas Fases y condiciones experimentales.
Prueba de Muestras Relacionadas
t
Diferencias relacionadas
Pares
Media
Desv.
Error típ.
95% Intervalo de confianza
típ.
de la media
para la diferencia
Inferior
Gl
Sig.
(bilateral)
Superior
P1
Fruta Pre –
Fruta post
-22,5
25,26
7,98
-40,57
-4,42
-2,816
9
,020*
P2
Fruta Pre –
Fruta Reglas
-22,8
26,97
8,53
-42,09
-3,50
-2,673
9
,026*
P3
Fruta Pre –
Frutas Modelos
-18,0
25,17
7,96
-36,00
,00
-2,261
9
,050*
-29,7
23,28
7,36
-46,35
-13,04
-4,033
9
,003*
-,3
33,96
10,73
-24,59
23,99
-,028
9
,978
4,5
28,53
9,02
-15,91
24,91
,499
9
,630
-7,2
20,75
6,56
-22,04
7,64
-1,097
9
,301
P4
Fruta Pre –
Fruta
Reforzamiento
P5
Fruta Post –
Fruta Reglas
P6
Fruta Post –
Frutas Modelos
P7
Fruta Post –
Fruta
Reforzamiento
P8
Papas Pre –
Papas post
,6
17,87
5,65
-12,18
13,38
,106
9
,918
P9
Papas Pre –
Papas Reglas
4,5
6,72
2,12
-,30
9,30
2,117
9
,063
P10
Papas Pre –
4,3
9,73
3,07
-2,66
11,26
1,397
9
,196
97
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Papas Modelos
P11
Papas Pre –
Papas
Reforzamiento
5,8
9,39
2,96
-,91
12,51
1,953
9
,083
P12
Papas Post –
Papas
Reglas
3,9
15,87
5,01
-7,45
15,25
,777
9
,457
P13
Papas Post –
Papas Modelos
3,7
16,44
5,20
-8,06
15,46
,711
9
,495
P14
Papas Post –
Papas
Reforzamiento
5,2
15,71
4,96
-6,03
16,43
1,047
9
,323
Nota: Con la aplicación de la prueba T, se observan diferencias significativas al 0,05 en los pares 1, 2, 3 y 4 que
corresponden a momentos de consumo de fruta, específicamente entre la Fase de línea de base o momento de
alimentación libre para el consumo de fruta y los tres tratamientos. Igualmente se observan diferencias significativas
entre la Fase pre y post en el consumo del alimento saludable. No ocurre lo mismo para el consumo de alimento
artificial o no saludable. En ninguno de los casos las diferencias son significativas para el consumo de papas fritas
de paquete.
Existen diferencias significativas entre los tres tratamientos individualmente, para afectar
el comportamiento alimentario infantil. De hecho, y gracias al análisis estadístico, se puede decir
que estas diferencias significativas se encuentran entre la elección-consumo de alimentos en
condición libre de la Fase Pre y la aplicación de los tratamientos individualizados. En los mismos
términos, las diferencias entre la aplicación de estos tratamientos y la Fase Post no son
significativas. Sin embargo, parece ser que la aplicación de los tres en momentos transversales
facilita la aparición de preferencias alimentarias saludables, dado que al comparar el consumo de
fruta en la Fase Pre con la Post y hacer lo mismo con sus medias, las diferencias vuelven a ser
significativas; pero al mismo tiempo, no tienen efecto sobre el consumo de alimentos artificiales
o no saludables. Esto se puede ver en las tablas 7 y 9, con la diferencia de medias y diferencias
entre muestras relacionadas entre las fases pre y pos prueba del consumo de fruta una vez
aplicados los tres (3) tratamientos.
98
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Adicionalmente, cuando se hace un análisis estadístico de cada uno de los tratamientos
respecto al consumo inicial de los alimentos se observa lo que se mencionaba anteriormente, es
decir, que existen diferencias significativas entre la fase Pre de consumo de frutas con los
momentos de aplicación de los tratamientos de reglas y reforzamiento (sig bilateral ,026 y ,003
respectivamente), mientras que no sucede con el momento en el que el niño(a) es expuesto(a) a
los modelos sociales (sig bilateral ,05) (Tabla 9).
Al hacer este mismo análisis con el consumo de papas de paquete, se encuentra con datos
casi que contrarios al consumo de fruta. Lo anterior quiere decir, que no existen diferencias
significativas entre el consumo de papas (sea en la Fase Pre o Post) con ninguno de los
tratamientos (tabla 9), además, cuando se visualiza la tabla 7, que muestra la diferencia de
medias, lo que se observa es que el comportamiento alimentario de papas de paquete no presenta
mayor cambio.
Estos resultados llevan a hacer inferencias interesantes en lo que respecta a los
tratamientos. Por ejemplo, y como ya se había mencionado antes, se observa una diferencia
significativa entre el consumo inicial y final de frutas, pero no se cuenta con un dato en el que un
participante, cualquiera que sea, solamente haya pasado por uno o dos de los tratamientos, por lo
que no se puede hacer referencia a si es la sumatoria de los tratamientos, o si es uno de ellos en
particular, el que facilita al cambio comportamental. Identificando esta inquietud, se podría
asumir que al aplicar las consecuencias de reforzamiento, se logra un mayor efecto de cambio
positivo en el consumo de frutas.
En párrafos anteriores, se había dicho que, uno de los
propósitos de esta investigación, era evaluar el cambio de la conducta alimentaria saludable en
términos de incremento y, por supuesto, no de decremento, y esto es precisamente lo que indican
99
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
los resultados bajo los análisis estadísticos. De igual forma, se esperaba que la aplicación de los
tratamientos afectara la conducta alimentaria no saludable de los niños(as), y aunque
aparentemente no la afectó, dado que los datos muestran que prácticamente el consumo se
mantuvo igual bajo un análisis de “cantidad”, este si fue afectado en la medida que la
“preferencia” y el consumo de fruta aumentó. Se asume que una conducta alimentaria no
saludable bien definida en términos de preferencia y consumo correspondería a 75 gramos o más
por semana aun cuando las frutas estén disponibles. Se debe recordar que las alternativas de
consumo de alimentos fueron presentados en todas las condiciones y Fases experimentales de
forma simultánea, por lo que, al aumentar el consumo de fruta se pierde la oportunidad de
“aumentar” el consumo de paquetes.
Se puede llegar a inferir a priori, que es la totalidad de los tratamientos lo que causa una
variación en la conducta alimentaria saludable. Sin embargo, es necesario hacer variaciones
paramétricas al presente estudio para abordar este tipo de preguntas experimentales, pues con lo
obtenido en la presente investigación, resulta ser insuficiente y apenas raya con inferencias
probabilísticas para poder afirmar que los tratamientos se deben aplicar en bloque para lograr un
cambio significativo. Por el momento, se puede decir que sí, dado que al aplicarlos de esta
manera el cambio en la conducta alimentaria saludable, se ha presentado.
Los datos muestran que los tratamientos como tal, afectan bajo el criterio experimental la
conducta alimentaria saludable de los niños(as). En su orden, las consecuencias de reforzamiento
afectan más la conducta alimentaria infantil, luego, las reglas y por último, los modelos sociales.
Estos cambios comportamentales también son evidenciados en las figuras de conducta
100
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
alimentaria que se presentan más adelante cuando se hace el análisis de los datos, participante por
participante.
Aunque los datos anteriores son estadísticos, no describen significativamente el cambio
comportamental de cada uno de los niños(as), es decir, caso por caso (Barlow & Hersen, 1988),
debido a que las variaciones comportamentales de cada uno de los niños(as), no refleja una
tendencia comportamental y por ello, es recomendable hacer un análisis caso a caso. Además, y
teniendo en cuenta que cada uno de los repertorios comportamentales de los niños(as) del actual
estudio presenta una historia de aprendizaje particular, y que es esta, en gran medida, la que lleva
a que una persona (cualquiera que sea), defina sus patrones de comportamiento, es necesario
hacer un análisis individual para poder ver con criterio experimental y terapéutico la variación del
comportamiento alimentario en los niños(as). Finalmente, el estudio, fue planeado y desarrollado
bajo la lógica de la investigación inductiva con un diseño intrasujeto, por lo que se hace
obligatorio el análisis de la variación comportamental en relación con ello, y por ende, evaluar la
variación conductual a lo largo de los momentos experimentales. A continuación se presenta
caso por caso y se describe brevemente la conducta alimentaria antes, durante y posterior a la
aplicación de los tratamientos.
Participante 1
Se presenta entonces, la variación de la conducta alimentaria del participante 1 a lo largo
de las diversas etapas de aplicación o no de los tratamientos (figura 3). Este participante durante
la fase de línea de base ya traía una tendencia a consumir frutas por encima de las papas de
101
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
paquete. Sin embargo, su tendencia se mantuvo luego de los tres tratamientos, manteniendo su
patrón de alimentación.
Participante 1
Consumo de alimento en gramos
120
100
80
60
40
20
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencia
s
Post
Fruta
40
100
100
100
75
Papas
9
0
0
0
25
Figura 4. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 1. Variación del consumo de
alimentos del niño(a) durante las diversas etapas del experimento. Se observa la restricción total
del alimento artificial (papas fritas de paquete) durante la exposición a los tres tratamientos y al
mismo tiempo el aumento del consumo del alimento saludable (frutas). Consumo en gramos por
semana.
El porcentaje de consumo previo (antes de ser expuesto a los tratamientos), indicaba que
el niño(a) comía una quinta parte de papas fritas en relación con lo que consumía de frutas, pero
luego de los tratamientos, la diferencia pasó a ser una tercera parte. Este dato es interesante, dado
que aumentó un 25% de su consumo inicial en relación con el alimento natural mientras que
respecto al consumo del alimento artificial aumentó más del 100% inicial. Aunque a primera
vista este dato mostraría que el efecto de los tratamientos lleva a que el niño incremente su
consumo de alimentos no saludables como el consumo de las papas fritas o alimentos de paquete,
102
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
se debe aclarar que este aumento se debe a que en el registro de línea de base el consumo de estos
alimentos (paquetes), fue muy bajo (9 gramos en una semana), lo que indica que consumió tan
sólo el equivalente a una o dos galletas estándar del comercio colombiano. En cambio en la fase
de regresión de línea de base consumió 25 gramos en la misma semana, lo que equivale a todo el
paquete de galletas personal. A primera vista, este dato lleva a pensar que el procedimiento
experimental llevó a empeorar el comportamiento alimentario del participante, pero no es así, lo
que realmente importa, es que durante la presencia de los tres (3) tratamientos, el participante 1,
decrementó a cero gramos el consumo de alimentos de paquete, mientras que incrementó a 100%
el consumo de alimentos saludables (fruta). Se observa entonces una clara diferencia entre la
presencia de las variables “tratamiento” y su ausencia respecto a la referencia y consumo de
alimentos saludables, versus no saludables.
Para ser incluido en el estudio, el participante presentó ocho (8) factores de riesgo, tales
como bajo peso con IMC de 1,17 puntos, preocupación por comer en público, críticas por su
peso, dietas por parte de familiares, esquemas mal adaptativos, alteración del estado del ánimo y
rasgos de depresión.
Participante 2
Este participante presentó cinco (5) criterios de riesgo para su inclusión en el estudio.
Presentó entonces, peso bajo, IMC inadecuado (14,6 – riesgo de bajo peso), críticas por su peso,
discrepancia entre la imagen corporal percibida y la real, y alteración de la percepción del peso
y/o de la silueta corporal.
103
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Como un aspecto interesante es que este participante no consumió alimento artificial
durante la primera fase o de línea de base y tampoco lo hizo durante la exposición a los tres (3)
tratamientos, sin embargo, aunque no era de esperarse, presentó el consumo de alimentos no
saludables durante la última fase con un consumo por semana de 23 gramos, lo que equivale a un
poco más de una porción personal por día. En relación con el consumo saludable o consumo de
frutas, y al igual que el participante 1, este participante, venía con una preferencia de consumo de
frutas sobre el consumo de paquetes, pues en la semana de registro alimentario libre, consumió
57% frutas y cero paquetes.
Participante 2
Consumo de alimento en gramos
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencia
s
Post
Fruta
44
78
60
49
38
Papas
0
0
0
0
23
Figura 5. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 2. Variación del consumo de
alimentos del niño(a) durante las diversas etapas del experimento. Se observa la restricción total
del alimento artificial (papas fritas de paquete) durante las cuatro primeras fases del experimento.
Sólo aparece el consumo en la última fase o fase de regresión a línea de base. Consumo en gramos
por semana.
104
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
El promedio de consumo durante las dos primeras fases del estudio fue de 61 gramos por
semana, mientras que (como se dijo anteriormente), el consumo de papas fritas se mantuvo en
cero gramos o restricción completa del alimento. Es interesante registrar que a medida que
pasaron todas las situaciones experimentales o tres tratamientos, este participante fue
decrementando el consumo de frutas en un promedio de 14,5 gramos por procedimiento, lo que
puede llegar a indicar que pudo hacer un proceso de habituación a la estimulación experimental.
Otro dato importante, consiste en registrar que durante las fases experimentales no se presentó el
consumo del alimento artificial, pero el dato no es concluyente debido a que el mismo patrón de
alimentación se da en la fase de registro de alimentación en condición libre.
Participante 3
Participante 3
Consumo de alimento en gramos
60
50
40
30
20
10
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencias
Post
Fruta
45
34
50
46
35
Papas
13
4
16
24
0
Figura 6. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 3. Variación del consumo de
alimentos del niño(a) durante las diversas etapas del experimento. Se observa un comportamiento de
consumo preferente por el consumo de alimento saludable (frutas) durante todas las fases del
experimento. En la última fase el participante hace restricción total del alimento artificial. Consumo
en gramos por semana.
105
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
El participante número 3, fue incluido en el estudio luego de presentar 5 factores de riesgo
tales como críticas por su peso, establecimiento de reglas inadecuadas (creencias intermedias)
sobre imagen corporal de ideal de extrema delgadez, esquemas mal adaptativos, el IMC
inadecuado y bajo peso. Este participante, que también presenta en la primera parte del
procedimiento una preferencia marcada por el consumo de frutas sobre los alimentos artificiales o
de paquete, muestra un interesante cambio comportamental, y es que, en el registro de la fase
final o de registro de alimentación libre, ejecutó una restricción total sobre el alimento artificial.
Mientras que mantiene un consumo promedio de 43,2 gramos de frutas durante todos los
momentos del experimento, llega a presentar un consumo promedio de 11,4 gramos de papas
fritas, comenzando con 13 gramos y finalizando en 0,0 gramos. Igualmente, es interesante notar,
que el consumo de alimento artificial se mantiene relativamente constante en 14,25 gramos antes
de presentar restricción total en la fase final. A diferencia de los anteriores participantes, el
consumo de alimento de paquete se mantiene, y de hecho se incrementa un poco en cada fase.
Participante 4
Con nueve (9) criterios es uno de los participantes con más factores de riesgo para
presentar TCA. Este participante presenta bajo evaluación psicológica clínica y médica, IMC
inadecuado con obesidad premorbida (IMC en 20,1 en categoría de sobrepeso y en la frontera con
obesidad), críticas por su peso, presencia de dietas al interior de la familia (la hermana hace dieta
restrictiva para controlar el peso), miedo intenso a ganar peso, esquemas mal adaptativos, baja
autoestima, rasgos de depresión y alteración del estado de ánimo, además obesidad en padres.
106
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Respecto a las fases del experimento, este participante, presenta el comportamiento
esperado en la presente investigación. Lo anterior debido a que inicia con una preferencia de
consumo por el alimento natural, pero a medida que pasan los días dentro del procedimiento, va
decrementando el consumo de alimento artificial, hasta que hace restricción total y va
incrementando el consumo de alimento natural. En cada fase del procedimiento experimental, se
observa un incremento paulatino del consumo de alimento natural (frutas). Respecto de la
primera fase o fase de registro de alimentación libre, pasó de consumir 18 gramos de fruta, a 53
gramos, triplicando el registro de consumo de una a otra fase. Luego, aumentó 17 gramos a la
siguiente parte del procedimiento, es decir, que frente a las reglas de comportamiento alimentario
saludable consumió 70 gramos, mientras que en el momento de ser expuesto a los modelos
sociales llegó a un límite de consumo de frutas de 53 gramos. Luego, en presencia de la variable
de consecuencias de reforzamiento, el participante aumentó el consumo en tres (3) gramos
respecto al procedimiento anterior. Lo anterior quiere decir que el participante consumió 73
gramos frente a la contingencia de consecuencias de reforzamiento. Finalmente, en la fase de
registro de consumo libre sin la exposición de ninguna contingencia el participante continuó con
el aumento de consumo de frutas sobre paquetes. En esta ocasión, el consumo de la semana fue
de 82 gramos, aumentando en casi 10 gramos más que en el tratamiento de consecuencias de
reforzamiento.
Es de mencionar que el consumo de los alimentos artificiales fue de restricción total
durante la aplicación de los modelos sociales, las consecuencias de reforzamiento y en el registro
de consumo libre, mientras que en la primera fase o fase de línea de base, el consumo fue tan sólo
de 5 gramos y de 1 ante la exposición a las reglas de comportamiento saludable, lo que equipara
107
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
el comportamiento de restricción de alimentación artificial en el resto de los momentos de
Consumo de alimento en gramos
procedimiento.
Participante 4
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencia
s
Post
Fruta
15
53
70
73
82
Papas
5
1
0
0
0
Figura 7. Frecuencia de consumo de alimento del participante 4. Variación del consumo de
alimentos del niño(a) durante las diversas etapas del experimento. Se observa un
comportamiento de consumo preferente por el consumo de alimento saludable (frutas) durante
todas las fases del experimento. El participante 4, presenta el comportamiento esperado por la
investigación, dado que mientras decrementa el consumo de alimento artificial en su totalidad,
incrementa el consumo de alimento saludable paulatinamente. Consumo en gramos por semana.
Participante 5
Los 5 criterios de inclusión para este participante en el estudio, correspondieron a la
alteración de la percepción del peso, la preocupación por comer en público, las críticas por su
peso, la presencia de dietas en miembros de la familia y la presencia de rasgos de Trastornos
Obsesivo Compulsivo (TOC).
El comportamiento alimentario de este participante es muy similar al anterior, dado que
presenta una preferencia alimentaria marcada y diferenciada por el alimento saludable o alimento
natural, sobre el artificial. Adicionalmente, también hace restricción del consumo de paquetes
108
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
durante la exposición a los momentos de tratamiento (reglas, modelos sociales y consecuencias
de reforzamiento). Existe una diferencia con el anterior participante, pero semejanza con el
participante 1. Esta semejanza comportamental, sucede al visualizar la conducta alimentaria
relacionada con el consumo de papas fritas.
Consumo de alimento en gramos
Participante 5
100
80
60
40
20
0
Pre
Instrucciones
Modelos
Consecuencia
s
Post
Natural
15
47
42
49
17
Artificial
9
0
0
0
2
Figura 8. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 5. Variación del consumo de alimentos
del niño(a) durante las diversas etapas del experimento. Se observa un comportamiento de consumo
preferente por el consumo de alimento saludable (frutas) durante todas las fases del experimento. El
participante 5, presenta un comportamiento muy similar al participante 4, donde hace decremento de
consumo de alimentos artificiales o no saludables. Consumo en gramos por semana.
Este participante, consumió alimento artificial durante la primera y tercera fase, es decir
en los dos momentos de registro de consumo en condición libre, pero no lo hace ante la
exposición a los tratamientos.
Participante 6
El participante número 6, correspondió a un infante que presentó 5 criterios tomados
como factor de riesgo para presentar un TCA. Estos factores fueron IMC inadecuado (IMC 18,7
109
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
en categoría de sobrepeso), sobrepeso (28,3 klgs), miedo intenso a subir de peso, alteración del
estado del ánimo, críticas por su aspecto físico (“gordita”).
El comportamiento alimentario de este participante, fue muy distinto al del resto de
niños(as) que fueron incluidos en el estudio. En este caso, el nivel máximo de consumo de
alimentos, no superó los 30 gramos por semana. Este registro de alimentación fue muy bajo,
teniendo en cuenta que a cada niño se le dejaban 25 gramos de alimentación por ensayo. El bajo
consumo sucedió indiscriminadamente para los dos tipos de alimentos.
Las diferencias de
Consumo de alimento en gramos
consumo entre uno u otro alimento no fueron significativas, como para indicar una preferencia.
Participante 6
35
30
25
20
15
10
5
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencia
s
Fruta
8
22
10
28
6
Papas
8
18
9
8
29
Post
Figura 9. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 6. Variación del consumo de
alimentos del niño(a) durante las diversas etapas del experimento. Se observa un comportamiento
de consumo bajo ante ambas alternativas y en términos generales es muy equilibrado. No se
evidencia una preferencia mayoritaria frente a alguna de las opciones de consumo de alimentos.
Pareciera ser que en este caso las variables “tratamiento” no fueron controladoras para afectar la
conducta alimentaria, excepto cuando se interviene con consecuencias de reforzamiento. Se
observa como en la fase post, el consumo de alimento no saludable se incrementa ampliamente,
evidenciando que las variables tienen un efecto controlador sobre este tipo de conducta alimentaria.
Consumo en gramos por semana.
110
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
De hecho, se puede establecer que se emitió un consumo equilibrado en términos
técnicos. Sólo hubo diferencia entre la fase de aplicación del tratamiento de consecuencia de
reforzamiento y la fase post o de regresión a la situación de consumo libre. En esta última fase,
el consumo de alimentos no naturales, correspondió a 29 gramos, mientras que el saludable fue
de tan sólo 6 gramos. La situación fue al contrario en la fase de la consecuencia de reforzamiento,
por cuanto consumió 28 gramos de alimento natural o saludable mientras que en relación con el
alimento artificial fue de 8 gramos. Esta diferencia muestra una tendencia del participante a
cambiar el consumo y elección del mismo respecto a su comportamiento en la fase anterior, se
puede ver levemente que en una fase, el participante consume un alimento y en la siguiente lo
decrementa, haciendo prácticamente, el comportamiento inverso respecto al otro alimento. Esta
es una de las variables que se sugieren controlar para futuros estudios. En ocasiones, y por
reporte mismo de algunos niños, la elección del alimento era debido a la posibilidad de alternar el
alimento durante las fases.
Participante 7
El participante 7 fue incluido en el estudio por presentar (luego de las evaluaciones
médicas y psicológicas) discrepancia entre la imagen corporal real y la auto percibida. Además,
se registraron como factores de riesgo, el miedo intenso a ganar peso, alteración perceptual de
figura, esquemas mal adaptativos, creencias intermedias tipo regla (debo comer cosas que me
adelgacen), obesidad premorbida y críticas por el aspecto físico. Este participante (7) y el
111
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
participante 8 (más adelante), hacen una curva ascendente de consumo de alimento saludable
mientras que decrementa el alimento no saludable.
Consumo de alimento en gramos
Participante 7
70
60
50
40
30
20
10
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuenci
as
Post
Fruta
27
29
23
43
65
Papas
12
5
4
0
0
Figura 10. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 7. Variación del consumo de
alimentos del participante 7 durante las diversas etapas del experimento. Se observa un
comportamiento de preferencia saludable – natural. Se observa, al igual que los participantes 4
y 6, una tendencia de incremento en el consumo de alimento natural – saludable y decremento
en el artificial – no saludable. Consumo en gramos por semana.
Esta preferencia alimentaria ya se había visto en los participantes 4 y 6. Se puede
visualizar que a medida de la aplicación de los tratamientos, aumenta la diferencia de consumo
entre los alimentos. Esta elección está siendo evidente a lo largo de las tres semanas de ejecución
del experimento.
Participante 8
El participante 8, fue incluido bajo la presencia de los siguientes factores de riesgo para
presentar un TCA; miedo intenso a ganar peso, críticas por su aspecto físico (gordo y pesado),
112
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
esquemas mal adaptativos, discrepancia entre la imagen corporal percibida y la real, además de
IMC inadecuado.
Consumo de alimento en gramos
Participante 8
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuenci
as
Post
Fruta
33
8
36
70
75
Papas
34
33
8
9
4
Figura 11. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 8. Variación del consumo de
alimentos del participante 7 durante las diversas etapas del experimento. Se observa un
comportamiento de preferencia saludable – natural. Se observa, al igual que los participantes 4 y
6, una tendencia de incremento en el consumo de alimento natural – saludable y decremento en
el artificial – no saludable. Consumo en gramos por semana.
En el caso de este participante, nuevamente se presenta un patrón de comportamiento
similar a los anteriores participantes 4, 6 y 7, en donde se presenta un ascenso de la conducta
alimentaria de tipo saludable. Durante el caso del participante 7, se mencionó que el anterior
ascenso se viene presentando, al parecer, a medida que el participante se ve expuesto a las
contingencias de aprendizaje, lo que conlleva a que vaya estructurando la conducta esperada o
conducta alimentaria saludable. En estos cuatro casos (4), se hacen inversamente proporcionales,
los consumos entre los alimentos saludables vs los no saludables, causando una tendencia a
establecer una conducta alimentaria saludable y eliminar o decrementar los hábitos de consumo
de comida.
113
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Participante 9
Los factores que definieron la inclusión de este participante correspondieron al bajo peso,
IMC inadecuado, miedo intenso a subir de peso, obesidad premorbida por parte de sus padres
(familia materna), dietas restrictivas en la familia y críticas por su peso (“estas flaquito(a)”). El
comportamiento alimentario de este participante, es similar al participante 3 y 10 (más adelante),
en donde se observa preferencia alimentaria por el alimento saludable, aunque no elimina o
restringe el consumo del alimento artificial en su totalidad. Sin embargo, se puede observar
cómo la presencia de los tratamientos afecta de forma diferencial el consumo de los alimentos.
Participante 9
Consumo de alimento en gramos
120
100
80
60
40
20
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencia
s
Post
Fruta
38
85
79
97
67
Papas
2
0
2
0
16
Figura 12. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 9. Variación del consumo de
alimentos del participante 9 durante las diversas etapas del experimento. Se observa un
comportamiento de preferencia saludable – natural. En términos de los tratamientos, se ve un nivel
de restricción más intenso que en las fases de no tratamiento donde alcanza a existir consumo de
alimento artificial o no saludable. Consumo en gramos por semana.
114
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Participante 10
Finalmente, el participante 10, fue tomado en cuenta para el estudio debido a su bajo peso,
IMC inadecuado, abuso de sustancias por parte de familiares con los que convive (familia
paterna), obesidad premorbida en sus padres, familiar con presencia de TCA (prima hermana con
problemas de anorexia, esquemas mal adaptativos y críticas por su aspecto físico.
El comportamiento alimentario de este participante, presenta al igual que varios de los
niños(as) que hacen parte de este estudio, una preferencia por el consumo del alimento saludable
– natural, pero, aun así, se puede hacer un registro de la presencia de las variables de aprendizaje,
indicando que estos tratamientos pueden afectar la conducta alimentaria de los niños.
Consumo de alimento en gramos
Participante 10
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Pre
Instrucción
Modelos
Consecuencia
s
Post
Fruta
45
82
29
52
75
Papas
14
0
24
7
1
Figura 13. Frecuencia de consumo de alimentos del participante 10. Variación del consumo de
alimentos del participante 10 durante las diversas etapas del experimento. Se observa un
comportamiento de preferencia saludable – natural. En términos de los tratamientos, se observa un
nivel de restricción más intenso (tratamientos reglas y consecuencia de reforzamiento) sobre el
alimento artificial que en las fases de no tratamiento donde alcanza a existir consumo de dicho
alimento. Consumo en gramos por semana.
115
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Por ejemplo, cuando se presenta la variable “reglas”, se registra una restricción total del
alimento artificial, mientras que ante los modelos de aprendizaje, el consumo de este alimento
aumenta a consumos similares al alimento saludable, pero vuelve a decrementarse en el momento
que se aplica la condición de consecuencias de reforzamiento.
Ahora bien, luego de hacer una descripción bajo inspección visual del comportamiento
alimentario de los 10 casos intervenidos, se puede decir, que los niños(as) presentaron conductas
alimentarias adecuadas desde el comienzo o lo que es igual a preferir consumir frutas por encima
de las papas fritas, pero, adicionalmente, mostraron una tendencia ante los tratamientos de
consecuencias de reforzamiento y reglas.
No sucedió lo mismo ante los modelos de
alimentación. Lo anterior, permitiría indicar que las contingencias más claras o más precisas del
comportamiento (consecuencias directas luego del comportamiento alimentario y reglas que
describen claramente el panorama contingente de la conducta alimentaria) facilitan el
establecimiento de conductas saludables de alimentación, mientras que la presencia de modelos
de alimentación puede ser determinante, pero en un menor grado de frecuencia para el consumo
de alimentos saludables.
Ahora bien, es de aclarar que el análisis estadístico no es la mejor herramienta para hacer
un análisis del comportamiento alimentario de estos niños y niñas. Se debe hablar en términos
del criterio experimental y del criterio terapéutico una vez presentados los tratamientos dentro del
experimento.
Es de recordar que el criterio experimental hace referencia al efecto de la variable sobre la
conducta, mientras que el criterio terapéutico se refiere a si los efectos de la intervención son
importantes o no. La apreciación de importancia de este último, se encuentra relacionado con la
116
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
mejoría del paciente gracias a la aplicación de los tratamientos y es verificado o evidenciado por
el mismo intervenido y además por personas allegadas al mismo. En el caso del presente estudio,
el criterio experimental, se presenta o evalúa si el comportamiento alimentario del niño(a) se
encuentra afectado por la aplicación de las variables de tratamiento (consecuencias de
reforzamiento, reglas y modelos de consumo), mientras que el criterio terapéutico se encuentra
delimitado por la fase post y por los comentarios de los padres acerca de la conducta alimentaria
de sus niños durante la misma fase o incluso posterior a ella.
Luego de entender que la inspección visual es el método más común para evaluar el
criterio experimental, en la presente investigación, se hace evidente a través de la inspección
gráfica del comportamiento alimentario de los niños(as), que existe el criterio experimental,
gracias al registro sistemático de la conducta alimentaria infantil, puesto que se denota cambios
en la preferencia y consumo de los alimentos durante la aplicación de los tratamientos (Barlow,
1988), pero no se puede definir con certeza, si existe criterio terapéutico. Es posible que exista
pero por insuficiencia de reportes parentales no se puede dar un concepto claro y definido al
respecto. También, es de suponer que existe la posibilidad de que los niños no presenten o
desarrollen un TCA en el futuro, dado que el mismo estudio, no sólo intervino por lógica a los
niños(as), sino a sus familias. El criterio clínico depende del mantenimiento en el cambio
comportamental, en la inclusión del paciente bajo contextos normales, adaptación a la sociedad,
se logra evaluando el mantenimiento de la conducta esperada a través del tiempo y haciéndole
preguntas de adaptación a familiares respecto al problema. Por ello, el trabajo del presente
estudio, se encuentra relacionado aún con la capacitación para padres y educadores sobre
conducta alimentaria y el riesgo que tienen los niños a presentar un TCA. Se ha programado
117
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
hacer evaluaciones semestrales y anuales a los 10 casos para continuar evaluando la conducta
alimentaria de los niños. Por esta condición de seguimiento, aún no se puede generalizar que
exista un criterio terapéutico, pero tampoco se descarta la posibilidad del mismo. Se podría
aceptar parcialmente la existencia de un criterio clínico, teniendo en cuenta la tendencia de
modificación de la conducta saludable en cuanto a que se registró una tendencia a consumir más
fruta de la que se venía consumiendo en la primera semana, pero al mismo tiempo, se debe tener
en cuenta que no sería suficiente, dado que no modifica las conductas inadecuadas de
alimentación. Parece ser que facilita el comportamiento adecuado pero no afecta las conductas
aprendidas con funcionalidad desadaptativa.
118
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Discusión de Resultados
El encontrar que son las reglas y especialmente las consecuencias de reforzamiento las
que, al aplicarlas como tratamiento, llevan a que el niño(a) mejore con mayor significancia la
conducta alimentaria infantil, hace necesariamente que se hagan cuestionamientos en relación a
las teorías de aprendizaje. Por un lado, está la propuesta Skinneriana y por otra, la propuesta de
aprendizaje social de Bandura. La primera plantea que una conducta operante sucede en función
de o con respecto del ambiente y que a su vez, puede provocar un cambio en el ambiente. Esta
conducta, está determinada por la relación que existe entre la conducta del organismo y el
ambiente en el que se comporta. De entender este concepto, se desprende que también existen
estímulos o señales ambientales que permiten que el organismo se comporte eficientemente y por
ello, se constituye la relación entre los signos o señales ambientales con las respuestas del
organismo. Una vez que estos estímulos quedan “anclados” o mejor, relacionados a la emisión
de una respuesta en particular, y esta a su vez, no ocurre sino en presencia de dicha señal, se
puede decir que una conducta ha quedado discriminada y por lo tanto, la señal se convierte en un
estímulo que permite informar o indicar la probabilidad de ocurrencia de la consecuencia sea de
relaciones de reforzamiento o de castigo. Adicionalmente, las consecuencias como parte de la
contingencia de tres (3) términos es también un concepto Skinneriano. Se sabe que las
consecuencias de reforzamiento tienden a que la conducta se incremente o se mantenga, mientras
que las consecuencias de castigo, provocan el efecto contrario. El anterior enunciado, ha sido
demostrado ampliamente a mitad del siglo pasado a través de los trabajos de investigación
denominados programas de reforzamiento. Ahora bien, si estos dos conceptos que tienen origen
en la propuesta de B.F. Skinner del condicionamiento operante, y además, se evidencia en la
119
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
presente investigación, que son estos factores, los que facilitan el cambio positivo de la conducta
alimentaria saludable de los niños, mientras que el tercer factor que corresponde a la propuesta de
aprendizaje social de Bandura, no muestra efectos significativos (aunque se encuentra cercano a
ellos), se puede inferir que son las contingencias directas de la conducta con el ambiente las que
facilitan la modificación adecuada de la conducta alimentaria y/o patrón de alimentación. Es de
aclarar, que no se cuenta con datos suficientes para afirmar que la propuesta de Bandura, no es
efectiva para este tipo de aprendizajes alimentarios, es decir, que bajo la presencia de modelos
sociales no afecte la conducta alimentaria infantil. Lo que si puede comenzar a ser interesante
corresponde a identificar el papel de las funciones en la contingencia que parece surgir en el
establecimiento del comportamiento alimentario de los niños. Por ejemplo, el establecimiento de
operaciones fungió como factor fundamental para controlar el arreglo experimental, esto es, que
cuando se realizaron los pilotos que definieron que las consecuencias de reforzamiento serían las
láminas coleccionables dado el alto consumo de las mismas y de la preferencia de estos estímulos
por encima de otros como dulces o palabras, ya se veía que la expectativa por conseguir una
lámina de forma inmediata llevaba al niño(a) a emitir la operante “comer saludable” tanto como
para “obligar” a dejar este tratamiento como última opción. Los resultados muestran que aunque
se dejó como último tratamiento, aun así fue el más eficiente para afectar la conducta alimentaria
infantil. Esto teniendo en cuenta que la presentación de los tratamientos puede afectar a los
siguientes. En relación con esta evidencia, se debe tener en cuenta la propuesta teórica de Rachlin
(2000), acerca del autocontrol en donde se plantea que las consecuencias inmediatas (SS), son
elegidas por encima de consecuencias de otras a largo plazo (LL) en situaciones de impulsividad
y sucede lo contrario en situaciones de autocontrol. Lo obtenido en el presente estudio pareciera
120
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
mostrar que la variación comportamental de los participantes en una situación de impulsividad.
Se debería hacer más estudios que puedan diferenciar si el comportamiento alimentario de los
niños es impulsivo al no tener claras las consecuencias a largo plazo.
De otra manera, se debe decir, que el seguimiento o comportamiento emitido a partir de la
observación y emisión de conductas por parte de otros, requiere de un tiempo para volverse
evidente y quizás, las tres semanas de trabajo experimental no fueron suficientes para evaluar
eficiencia del aprendizaje vicario.
Se debe recordar que en relación con las variables independientes (reglas, modelos
sociales y consecuencias de reforzamiento), no se planteó su presentación para decrementar el
patrón de alimentación “no saludable”, sino para incrementar el saludable. Por ejemplo, las reglas
estuvieron planteadas para que el niño consumiera más fruta y no para castigar el consumo de
papas de paquete. Lo mismo ocurrió con las consecuencias, pues sólo se trabajó con
reforzamiento al comer fruta y no con castigo frente a la emisión de comer papas. Estos factores
que se definieron así por condiciones éticas, definitivamente influyeron en que la conducta
alimentaria que resultó modificada significativamente fuera la relacionada con el patrón saludable
y no el consumo de alimento artificial.
Para el caso de la presente investigación, se pudo evidenciar que las reglas juegan un
papel muy importante en lo que respecta a la obtención de consecuencias adecuadas para el
organismo o mejor, para los niños(as) y niñas en relación con el bienestar y salud. Del mismo
modo, los participantes mejoraron la conducta alimentaria de alimentación (elección y consumo)
en cuanto a que prefirieron comer más alimento saludable sobre el alimento no saludable, aun
cuando este estaba presente. Esta situación es fundamental, porque permite evidenciar que no es
121
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
la restricción de alimento, la que establece hábitos de alimentación saludables, sino
el
establecimiento de contingencias adecuadas en relación con acciones de alimentación. Se debe
aclarar que los participantes nunca estuvieron en situaciones de privación de alimento al
momento de realizar el presente estudio. De hecho, las mediciones, evaluaciones y presentación
de variables se realizaron en el descanso que tenían los niños(as) en las mañanas, “utilizando” el
momento “normal” de consumo de alimentos. Tampoco se solicitó que los participantes
estuvieran en control estricto de alimentación, pues en primer lugar, este trabajo no es de tipo
nutricional sino del comportamiento, y en segundo lugar, se pretendió que la situación de
consumo y disponibilidad de alimento de los niños(as) fuera lo más cercano a su realidad.
Como se puede dar cuenta con los resultados, hubo un niño(a) que mejoró la conducta
alimentaria de alimentación aparentemente de forma “ideal” (participante 4), pero en realidad,
este comportamiento no es lo que se debe esperar de una situación de alimentación saludable. Se
sabe que las restricciones totales o la dirección del comportamiento solamente a alimentos
saludables, no necesariamente llevan a condiciones de alimentación o nutrición adecuadas, pues
se puede terminar con un trastorno de conducta alimentaria como anorexia o vigorexia. Además,
se conoce que la eliminación de alimentos sobre una dieta diaria, facilita que, al consumir el
alimento que ha sido restringido puede provocar malestar fisiológico, enfermando a la persona.
Al comparar la efectividad de los tratamientos entre sí, las consecuencias de
reforzamiento fueron más efectivas, quizás, porque la conducta tiene una contingencia de
reforzamiento evidente cercana en el tiempo y mucho más clara que el seguimiento en el caso de
los modelos sociales o que las reglas, las cuales plantean consecuencias a más largo plazo. Lo
anterior lleva a inferir que las contingencias proximales son más efectivas en niños que las
122
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
distales. Sería necesario evaluar la misma condición en jóvenes y adultos, pues es posible que
esta situación no sea la misma. Gran parte del comportamiento de restricción de alimento en
jovenes/niñas adolescentes está más en función de consecuencias más distales que proximales.
Ello, llevaría a pensar que sería un factor de control en la consistente restricción alimentaria. En
conclusión, los tratamientos si afectaron la conducta alimentaria de alimentación de los niños(as)
en cuanto al consumo, frecuencia y elección para el caso del alimento saludable y de sustitución
para el caso del alimento no saludable o artificial. Si este estudio quiere ser tomado para plantear
estrategias de modificación de conducta alimentaria “preventiva”, se debe tener en cuenta que
respecto a objetivos de decremento de prácticas o conductas inadecuadas de alimentación, se
requieren alternativas más efectivas que las planteadas acá. Inferencialmente, se puede asumir
que lo que se debería hacer es ajustar las variables para que exista disminución en el consumo de
alimento no saludable, pero ello tiene implicaciones éticas frente al trabajo de los niños(as).
Estas acciones implicaría establecer contingencias de castigo o de adquisición llevando
posiblemente a patrones de alimentación que pueden relacionarse con comportamientos exigentes
en salud, lo cual no es la mejor condición, por cuanto se pueden presentar casos de ortorexia por
ejemplo, además, el establecimiento de contingencias de castigo, facilitaría la emisión de
conductas compensatorias, de evitación o de escape, reforzando en últimas por contingencia
negativa el patrón no saludable de alimentación.
En términos metodológicos, el presente estudio muestra una forma inicial de cómo
realizar trabajos de investigación en conducta alimentaria con humanos sin llegar a situaciones de
poca o nula ética o direccionadas a sacrificar la salud de los participantes. En la mayoría de
trabajos que se encuentran en esta temática, se puede observar que los datos obtenidos son
123
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
resultado de aplicación de pruebas y registros bajo reporte, pero no evalúa el comportamiento con
un seguimiento en términos de ocurrencia.
En presente estudio muestra un diseño y
procedimiento sencillo pero con claridad en las variables a controlar y con mediciones que
pueden llegar a ser concretas y reales, entendiéndose lo anterior como un dato lo más cercano a la
realidad. Además, permite trabajar sobre el criterio experimental y posibilita a futuro el trabajo
sobre criterios terapéuticos en la medida que se desarrollen estrategias de evaluación del
comportamiento a largo plazo. Este trabajo exige de los experimentadores una planeación del
trabajo a realizar no sólo en el ámbito teórico, sino logístico, dado que se requiere de crear la
condición de laboratorio en un ambiente escolar real. El estudio muestra que es posible hacer
mediciones de la conducta alimentaria de acuerdo con las unidades de análisis de forma
cuantitativa una vez ocurre la conducta y no luego de varias semanas a través de un reporte que
en la mayoría de ocasiones no provienen de la persona que emite la acción de comer, sino de sus
cuidadores.
Se recomienda continuar con este tipo de trabajos, incluyendo registros de alimentación
más largos en el tiempo para evaluar la estabilidad y efectividad de los tratamientos.
De acuerdo con la hipótesis planteada se encuentra que las variables denominadas como
“reglas”, “modelos” sociales y “consecuencias” si afectan a la conducta alimentaria y pueden ser
utilizadas como método de establecimiento y control de la misma. Se esperaba que esta
afectación redundara en que los niños(as) incrementaran el consumo del alimento saludable,
prefiriéndolo sobre el alimento no saludable. En nueve de ellos sucedió lo esperado, excepto en el
participante 6. Parece ser que instruccionar a los niños o mostrarle modelos de comportamiento
facilita el ajuste comportamental, pero existe más evidencia de control conductual al establecer
124
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
contingencias más claras y precisas para obtener consecuencias de reforzamiento.
En el
participante número 6 la situación de riesgo para presentar un TCA estaba en relación con la
condición de obesidad, en donde las situaciones de “reglas” y modelos comportamentales ya
están siendo presentados continuamente hasta el punto de sospechar que el niño se encuentre
habituado ante esta estimulación.
Si se evalúan los criterios de inclusión en la muestra
experimental, se puede observar que el participante 6 presenta instrucciones acerca de su estado
de sobre peso, y revisando la evaluación psicológica infantil a través de padres o acudientes, se
observa que existe un reporte de que a la niña se le indica continuamente que “no coma eso o no
coma tanto” dado que está muy “gordita”. Es interesante ver que en términos generales, el
consumo de alimentos naturales versus no naturales tanto en la preprueba como en la
presentación de tratamientos experimentales es relativamente similar, pero cambia drásticamente
en el momento de la posprueba donde se evidencia que la niña consumió de forma preferente y
diferencial las papas de paquete. ¿Qué sucedió allí?, bueno, pues es posible que al momento de
iniciar el procedimiento experimental en donde se le indica al niño(a) que elija y consuma los
alimentos como quiera, esta participante se haya sentido “evaluada”, dado que ya había sido vista
por médicos generales y nutricionistas debido a su condición de obesidad, hecho por el cual el
consumo de los alimentos pareció ser prácticamente equitativo. Luego, con cada una de las
condiciones o tratamientos, el control de lo que se le dice en casa y en el médico vuelve a
aparecer, pero cuando se pasa a la posprueba y se le dice, que puede comer los alimentos como
quiera y la participante ya ha evaluado a través de los días que no se trata de una situación médica
y que su comportamiento no va a ser informado a sus padres, la niña opta por consumir las papas
fritas en mayor cantidad. Este hecho, da un grado de información acerca de los tratamientos acá
125
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
utilizados. Se deberían manejar con precaución tanto en casa como en los ambientes escolares
para que no “pierdan” su función. Quizás, estas aplicaciones requieran de factores o propiedades
de novedad para ser efectivos y eficientes. Otro aspecto que lleva a reflexionar a partir del
comportamiento del participante 6 es que enfrentado a la situación o condición experimental de
“consecuencias de reforzamiento”, su consumo de frutas versus el de papas de paquete, fue
diferencial y preferente sobre las frutas, aun cuando parece ser que su elección en condición
libres sería por el alimento artificial. Acá lo que se puede inferir es el control de la estimulación
novedosa como lo fueron las láminas coleccionables. Además, y como ya se mencionó
anteriormente, existió un factor de control social sobre la obtención de las láminas. Los niños a
medida que las conseguían, las mostraban como un indicador de éxito en su colegio, por lo que
los demás comenzaron a solicitarlas, así no fueran parte del estudio o de los cursos en los que se
estaba realizando la investigación. Este es otro dato que fortalece el análisis de las consecuencias
de reforzamiento como un factor principal en el cambio comportamental de alimentación de los
niños. Dados los arreglos experimentales, las consecuencias inmediatas de reforzamiento en
niños escolares de 6 a 8 años fueron más eficientes para llevarlos a consumir más frutas, aunque
se encontraba en disponibilidad el alimento artificial, pero los estudios muestran que esto no
sucede aparentemente en adolescentes o adultos jóvenes, donde el control de las consecuencias
no es proximal sino distal. De hecho, se ha mostrado que gran parte de los problemas de
continuidad de los comportamientos de restricción alimentaria en adolescentes anoréxicas es que
no ven los cambios inmediatos esperados en su cuerpo “esbelto” y de allí que continúen con el
patrón inadecuado de alimentación. Parece ser que esto no sucede en estas edades, pero para ello,
se deben realizar estudios direccionados a evaluar esta condición.
126
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Finalmente, en relación con la disciplina, es presente estudio aporta condiciones
favorables para identificar que es posible hacer modificaciones conductuales alimentarias a partir
de la inclusión de variables sin repercutir en el daño de la salud del participante. Estructurar este
tipo de “tratamientos” o condiciones a presentar para modificar o establecer comportamientos
particulares, permitirían que se desarrollen estrategias, no sólo de evaluación sino de intervención
más adelante cuando se hagan trabajos en esta dirección pero con una perspectiva de
investigación aplicada. Condiciones como la valoración completa con la intervención de unidades
de salud y en conjunto con otras disciplinas, permitirían tener mejores resultados a la hora de
encontrar en edades tempranas precurrentes para terminar desarrollando un trastorno de conducta
alimentaria. Para terminar, se puede decir, que la conducta alimentaria infantil si está en relación
con las situaciones que facilitan su aprendizaje y por ende, es necesario que se le preste atención
a esta problemática de salud, no sólo en edades posteriores a la pubertad, sino en edades más
tempranas donde ya se podría evaluar y establecer conductas alimentaria más adecuadas.
Entender que presentar un TCA es una situación que exige tener un patrón de alimentación
inadecuado el cual ha sido aprendido y establecido durante un tiempo, lleva a considerar que es
necesario atender las condiciones de aprendizaje de las conductas alimentarias en edades
tempranas y trabajar como disciplina en la prevención más que en la intervención.
A modo de conclusión se pueden listar algunos aspectos concretos al finalizar este
proyecto de investigación:
1. Las reglas y especialmente las consecuencias de reforzamiento son (dentro de las variables
utilizadas en el presente estudio) las que al aplicarlas como tratamiento, llevan a que el niño(a)
mejore con mayor significancia la conducta alimentaria infantil.
127
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
2. Las conductas alimentarias se modifican con mayor facilidad a través de la contingencia directa.
3. Parece ser que instruccionar a los niños o mostrarle modelos de comportamiento facilita el ajuste
comportamental, pero existe más evidencia de control conductual al establecer contingencias más
claras y precisas para obtener consecuencias de reforzamiento.
4. No se cuenta con datos suficientes para afirmar que la propuesta de Bandura, a través de modelos
sociales, no es efectiva para este tipo de aprendizajes alimentarios. Puede llegar a serlo.
5. El establecimiento de operaciones funge como factor fundamental para controlar el arreglo
experimental.
6. El reforzamiento fue el tratamiento más eficiente para afectar la conducta alimentaria infantil.
7. Evaluar el efecto de los modelos sociales requiere de mayor tiempo de seguimiento a tres
semanas continuas.
8. La metodología utilizada no muestra efectividad para decrementar la conducta alimentaria
inadecuada.
9. No es la restricción de alimento, la que establece hábitos de alimentación saludables, sino el
establecimiento de contingencias adecuadas en relación con acciones de alimentación.
10. El presente trabajo muestra como la conducta alimentaria moldeada por la contingencia es más
efectiva que las otras dos variables para controlar la conducta alimentaria infantil, pero es de
recordar que estas son contingencias proximales y, dado que gran parte del comportamiento de
restricción de alimento en jóvenes/niñas adolescentes está más en función de consecuencias más
distales que proximales, se recomienda continuar con investigaciones en dicha dirección y no
necesariamente se deben utilizar las variables acá trabajadas como tratamientos definitivos en el
trabajo terapéutico o investigativo con jóvenes o adultos.
128
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
11. El presente trabajo muestra que se pueden hacer trabajos de investigación experimental en
conducta alimentaria con humanos sin llegar a situaciones anti éticos o direccionadas a sacrificar
la salud de los participantes. Lo anterior, dado que la mayoría de los trabajos de investigación en
conducta alimentaria se hace a partir de reportes y no de registros de comportamiento.
12. El presente trabajo permite trabajar sobre el criterio experimental y posibilita a futuro el trabajo
sobre criterios terapéuticos en la medida que se desarrollen estrategias de evaluación del
comportamiento a largo plazo.
13. Las críticas de los padres hacia los hijos son el primer factor de riesgo para presentar un TCA. Si
se quiere, estas críticas terminan siendo consecuencias verbales en unos casos y en otros,
estímulos discriminativos de consecuencias aversivas.
14. Los modelos sociales propuestos en la teoría del aprendizaje social de Bandura, parecieran ser
más efectivos a partir de la adolescencia y no en la niñez, donde se ha evidenciado que la imagen
corporal y los estándares de belleza controlan más eficientemente los patrones de alimentación.
15. Las contingencias proximales parecen ser efectivas en el primer momento del establecimiento del
patrón de alimentación.
16. El castigo y el reforzamiento vicario parecen ser menos efectivos en el primer momento del
establecimiento del patrón de alimentación.
17. El orden de los tratamientos no parece ser determinante para la modulación del comportamiento
alimentario infantil.
18. Es más efectivo modular el comportamiento alimentario infantil con la inclusión compuesta de
variables que facilitan el establecimiento de conductas adecuadas o saludables de alimentación.
129
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
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141
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndices
142
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice A.
Consentimiento Informado y Contrato Conductual
El presente es un documento público legal que en adelante se llamará “Consentimiento
Informado”, entre el participante externo al equipo de investigación y que en adelante, se
denominará “Participante” y el director del Proyecto de Investigación Andrés Mauricio
Santacoloma Suárez junto con los integrantes del Semillero de Investigación Balance de la
Facultad de Psicología de la Universidad católica de Colombia, que en adelante se llamarán
“Equipo de Investigación”.
La investigación en la cual se enmarca este consentimiento informado se denomina
“Efectos de Reglas, Modelos y Consecuencias en la Alimentación de Niños con Factores de
Riesgo de TCA”, bajo la dirección del psicólogo Andrés M. Santacoloma-Suárez de la Facultad
de Psicología de la Universidad Católica de Colombia.
Descripción
La participación del padre/madre y del hijo(a) en esta investigación, tiene como objetivo
identificar las variables de aprendizaje que afectan la conducta alimentaria de niños de 6 a 8 años
de edad, lo cual permitirá aportar evidencia científica para apoyar las condiciones de educación
que favorezcan los adecuados hábitos de alimentación de los niños.
Para tal propósito, serán seleccionados niños y niñas de acuerdo la evaluación psicológica
y médica. Posteriormente se llevarán a cabo dos fases llamadas pre - prueba y pos - prueba. En la
pre prueba los niños y niñas ingresarán de forma individual a un ambiente experimental (cámara
de observación unilateral) donde tendrán la opción de comer alimentos naturales o artificiales. En
la pos prueba los niños y niñas leerán y escucharán las reglas de sus padres con respecto a la
conducta de comer y posteriormente tendrán la misma opción de comer que en la pre - prueba.
143
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Es importante aclarar, que en coherencia con estándares éticos, el procedimiento
experimental no presenta riesgos de daño físico o psicológico alguno, además, se tomarán todas
las medidas necesarias para garantizar el bienestar de niños y padres mientras que se encuentren
en sesión experimental, los datos de cada uno de los participantes serán confidenciales y se
utilizarán con fines estrictamente relacionados con el proyecto de investigación.
Riesgos
El presente estudio no pone en riesgo la vida de los niños y niñas, ni tampoco de los
padres. El procedimiento experimental ha sido pensado para que todos los aspectos éticos sean
cubiertos en pro de la vida y la salud de todos sus participantes. Sin embargo, durante la
aplicación de las variables en las instalaciones de la institución escolar, los niños, pueden llegar a
sentirse evaluados, solos y/o tristes, o que alguno de los alimentos otorgados a los niños y niñas
pueda causarle malestar estomacal como situación extrema y como ejemplo del peor escenario al
que se verán enfrentados los niños y niñas participantes del estudio. Todo lo anteriormente
descrito, no hace parte del objetivo del estudio y se emitirán acciones propias para evitar al
máximo estas situaciones.
Autorización
Yo ________________________________________________ identificado con C.C
No________________ de ______________ por medio del presente consentimiento informado,
autorizo
y
consiento
mi
participación
y
la
de
mi
hijo(a)
_______________________________________ en la investigación denominada “Efectos de
Reglas, Modelos y Consecuencias en la Alimentación de Niños con Factores de Riesgo de TCA”.
Adicionalmente certifico que la participación en este estudio es voluntaria y reconozco que
obtuve información completa y copia escrita sobre el objetivo, procedimiento, riesgos y
estándares éticos de la investigación en mención antes de firmar la presente autorización.
144
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Derechos
A partir de mi participación y la de mi hijo, tendré derecho a conocer los resultados del
estudio. Se me informó que esto, se realizará a través de un taller educativo.
Allí, serán
expuestos los resultados de la investigación sobre la evidencia científica que existe de las
variables de aprendizaje sobre la conducta alimentaria de los niños. Adicionalmente, tendré
derecho a preguntarle al equipo de investigación en cualquier momento de la investigación,
acerca de cualquier tipo de inquietud que me inquiete. Reconozco que se me ha informado que
también tendré derecho a retirarme y a retirar a mi hijo(a) de la investigación si así lo considero
conveniente.
Contrato Conductual – Deberes
Adicionalmente y en coherencia con mí participación me comprometo a autorizar la
valoración médica y psicológica de mi hijo(a), siempre y cuando esté presente un adulto
representante del colegio y si me es posible, me comprometo a acompañar a mi hijo(a) durante la
realización de estas valoraciones por parte de los profesionales de la salud.
También, me comprometo con la investigación a responder honesta y completamente ante
los requerimientos de la misma. Estos requerimientos corresponden a la entrevista psicológica
con el formato de evaluación de alimentación infantil, el formato de evaluación psicológica a
través de padres, el formato de evaluación psicológica infantil para padres, acompañar la
elaboración de las reglas a las que será expuesto mi hijo, diligenciar el registro de alimentación
de mi hijo durante el tiempo estipulado y responder a las comunicaciones del equipo de
investigación cuando se requiera.
En consecuencia se firma a los ___ días del mes de ____________ de 2012,
Firma
del
Padre/Madre/Tutor/Responsable
Legal
del
niño(a),
Nombre
Padre/Madre/Tutor/Responsable Legal del niño(a) y Cédula de Ciudadanía o DI
legible
del
145
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice B.
Formato de Chequeo de Signos de Evaluación Médica Relacionados con el Riesgo de
presentar TCA en Niños
La siguiente tabla es una guía que se debería tener en cuenta como una lista de chequeo mínima,
dentro de la evaluación médica pediátrica, desarrollada y realizada por un profesional en
medicina y con especialización en pediatría, para listar, abordar, y/o evaluar factores de riesgo de
TCA en niños y niñas. Los datos obtenidos en este formato facilitan identificar cuántos factores
de riesgo de presentar TCA puede registrar un niño(a). Se utilizaría esta información para la
determinación de la muestra.
Signo
Inanición
Bajo peso
Baja talla
Estreñimiento
Dolor abdominal
Intolerancia al frio
Letargia
Emaciación
Hipotensión
Hipotermia
Sequedad de la
piel
Lanugo
Bradicardia
Edemas
periféricos
Petequias
en
extremidades
Color amarillento
de la piel
Obesidad
Lo presenta
No lo presenta
Fuente
Según DSM – IV
Trujano, P.,
Blanco, M., Nava,
C., Arbonés, M. &
Limón, G. (2010)
Nota: Se estableció contacto y acuerdo con el Doctor Jorge Castillejo, quien es médico pediatra
del hospital San José de Bogotá, D.C., y quien se ofreció a realizar las evaluaciones médicas
infantiles correspondientes a la presente investigación. Se acordó que el doctor Castillejo tuviera
en cuenta los anteriores criterios como factor de riesgo de TCA e incluyó los que en su experticia
consideró pertinentes, relevantes y necesarios para la investigación.
146
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice C.
Formato de Chequeo de Criterios de Riesgo ante los TCA
La siguiente tabla es una guía que se debe tener en cuenta como una lista de chequeo mínima,
dentro de la evaluación psicológica, desarrollada y realizada por un profesional en psicología,
para listar, abordar, y/o evaluar factores de riesgo de TCA en niños y niñas. Los datos obtenidos
en este formato facilitan identificar cuántos factores de riesgo de presentar TCA puede registrar
un niño(a). Se utilizaría esta información para la determinación de la muestra.
La casilla “número”, brinda un código que le puede servir al evaluador para organizar la
información más adelante. La casilla “criterio” nómina y delimita el posible factor de riesgo de
presentar TCA en los niños(as). Las casillas “lo presenta” y “no lo presenta” son espacios de
control para registrar con una X la existencia o no del factor de riesgo de presentar TCA en los
niños(as). La casilla “observación”, sirve para realizar alguna anotación importante respecto a
alguno de los criterios evaluados, y finalmente, la casilla “fuente de criterio”, indica el origen y el
respaldo científico que tiene el criterio para ser tenido en cuenta.
Número del
Criterio
1
2
3
4
5
6
7
8
Criterio
Lo
presenta
No lo
presenta
Observación
Peso por debajo del nivel
normal mínimo para la
edad y la talla:
IMC Inadecuado
Miedo intenso a ganar
peso o a convertirse en
obeso
Según DSM – IV
Según DSM – IV
Según DSM – IV
Según DSM – IV y
Trujano, Blanco,
Nava, Arbonés &
Limón, 2010
Alteración de la
percepción del peso y/o
de la silueta corporal
Alteración del estado del
ánimo
Presencia de Obsesiones
– compulsiones
relacionadas con la
comida
Preocupación por comer
en público
Esquemas mal
adaptativos de
Fuente de Criterio
Animo
deprimido
___
Retraimiento
social ___
Irritabilidad
___
Insomnio
___
Según DSM – IV
Según DSM – IV y
Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010.
Según DSM – IV
Según DSM – IV
147
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
9
10
11
12
13
14
inflexibilidad
Problemas del control de
impulsos
Labilidad emocional
Presencia de anemia
Presencia de leucopenia
Signos de deshidratación
Presencia de Trastorno
psiquiátrico en los padres
Presencia de abuso de
sustancias o drogas por
parte de los padres
15
16
Obesidad Pre mórbida de
los padres
17
Críticas recibidas por el
aspecto físico
18
Enlentecimiento de los
reflejos
19
Baja autoestima
20
21
22
23
Discrepancia entre la
imagen percibida y la
ideal.
Hacer dietas por parte de
padres o familiares
cercanos o que convivan
con el niño.
Rasgos de depresión o
depresión
Rasgos de TOC o TOC
Según DSM – IV
Según DSM – IV
Según DSM – IV
Según DSM – IV
Según DSM – IV
Peláez, M.A.,
Labrador, F.J. &
Raich, R.M. (2005)
Peláez, M.A.,
Labrador, F.J. &
Raich, R. M. (2005)
Peláez, M.A.,
Labrador, F.J. &
Raich, R.M. (2005) y
Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010.
Peláez, M.A.,
Labrador, F.J. &
Raich, R.M. (2005)
(Lenoir & Silber,
2006b).
Trujano, Blanco,
Nava, Arbonés &
Limón, 2010
Trujano, Blanco,
Nava, Arbonés &
Limón, 2010
Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010.
Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010.
Piñeros, Molano &
López de Mesa, 2010.
Nota: La evaluación psicológica infantil la realizó el psicólogo Andrés M. Santacoloma – Suárez,
quien presenta registro profesional T.P. Registro 115295 COLPSIC
148
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice D.
FORMATO DE EVALUACION PSICOLOGICA PARA LA INVESTIGACIÓN A
TRAVES DE PADRES, TUTORES O RESPONSABLES LEGALES DE LOS NIÑOS Y
NIÑAS
Los datos obtenidos en este formato facilitan identificar cuántos factores de riesgo de presentar
TCA puede registrar un niño(a). Se utilizaría esta información para la determinación de la
muestra.
INFORMACION DEL ACUDIENTE
Nombres y apellidos completos:
Parentesco o vinculo:
Edad:
Dirección de Residencia
Números telefónico: casa
Celular
Correo electrónico:
INFORMACION DEL NIÑO(A)
Nombres y apellidos Completos:
Fecha de nacimiento :
DD MM AAAA
Edad
Año Escolar:
Estatura:
I.
Sexo:
Peso:
ANTECEDENTES MEDICOS Y PSICOLOGICOS DE LA FAMILIA
Algún familiar (padres o hermanos) han tenido
Enfermedades físicas:
Enfermedades mentales :
Problemas o dificultades relacionadas con la comida:
Notas:
149
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
II.
HISTORIA DE DESARROLLO
EDAD PRENATAL ( durante el embarazo)
Edad de la madre durante el embarazo :
Características de la salud de la madre durante la gestación:
Cómo era el estado nutricional de la madre durante la gestación:
Se presentó un suceso accidental (caerse, golpes, traumas en abdomen …) durante el
embarazo:
Cómo fue el estado de ánimo de la madre durante el embarazo:
Se presentó alguna enfermedad en la madre durante la gestación:
Hubo consumo de alcohol, cigarrillo o SPA durante el embarazo:
¿Frecuencia?
Hubo consumo de medicamentos durante el embarazo:
¿Cuáles?
¿Quién los recetó?
Notas:
150
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
EDAD PERINATAL
Número de semanas del periodo gestacional:
Tipo de parto (normal, inducido, cesárea):
Anoxia:
Reporte del
(APGAR?):
Meconio:
médico
al
nacer
Notas:
EDAD POSNATAL (después del embarazo)
Alimentación materna (pecho)
desde :
Tetero
desde :
Alimentación complementaria
desde :
Problemas con la comida: ¿Cuáles?
Dificultades de succión, masticación o deglución:
hasta:
hasta:
hasta:
Edad de control de esfínteres:
Peso al nacer:
Talla al nacer:
CARACTERISTICAS DEL SUEÑO
El sueño del niño(a) es :
Inquieto:
El niño (a) duerme solo o en compañía de alguien:
Duerme a horas establecidas:
Se le facilita dormirse o es difícil la conciliación del sueño:
Presenta pesadillas frecuentemente:
Se despierta abruptamente y llorando:
Cantidad de horas promedio en que suele dormir
Notas:
Tranquilo:
151
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
SALUD
EL niño(a) actualmente posee alguna enfermedad: SI ___ NO ___
¿Cuál?
El niño(a) tiene dificultades o problemas
Visuales
Auditivos
Motores
El niño consume medicamentos: Cuáles?
Quién los recetó?
Le han realizado optometrías / audiometrías: Si __ No __ Fecha:
¿Cuáles fueron los resultados?
CARACTERISTICAS DE ALIMENTACION DEL NIÑO
Cómo se comporta el niño(a) en el momento de comer
Cuántas comidas ingiere al día:
El niño inventa excusas para no
comer: Si __ No __
Qué tipo de alimentos consume:
Cuáles:
El niño(a) tiene horarios establecidos para comer:
Qué tipo de alimentos prefiere comer el niño (a):
152
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Qué tipo de alimentos rechaza el niño(a)
Cuáles frutas comen más los niños:
Cada cuánto los comen: Una vez al día __ Un día intermedio __ Una vez a la semana __
Una vez cada quince días __ Una vez al mes __
Cuáles frutas comen menos los niños:
Cada cuánto los comen: Una vez al día __ Un día intermedio __ Una vez a la semana __
Una vez cada quince días __ Una vez al mes __
Cuáles paquetes comen más los niños:
Cada cuánto los comen: Una vez al día __ Un día intermedio __ Una vez a la semana __
Una vez cada quince días __ Una vez al mes __
Cuáles paquetes comen menos los niños:
Cada cuánto los comen: Una vez al día __ Un día intermedio __ Una vez a la semana __
Una vez cada quince días __ Una vez al mes __
Qué hace el niño después de comer:
Sucede algo inusual en los momentos de alimentación de su hijo(a)
El niño(a) se muestra nervioso a la hora de comer
Es común que al momento de alimentarse, usted le sugiera a su hijo que debe ingerir mas o
memos comida? Más __ Menos __
¿Con qué frecuencia? Siempre __ Alguna veces __ Rara vez __ Nunca __
El niño(a) reporta que no le gustaría subir de peso:
El niño(a) que no le gustaría bajar de peso:
El niño tiene o ha tenido problemas de reflujo :
153
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
El niño ingiere sustancias no adecuadas (tierra, pintura, colbón, etcétera).
El niño necesita ayuda para:
Vestirse: Si ___ No ___ Comer: Si ___ No ___ Bañarse: Si ___ No ___
Ir al baño: Si ___ No ___ Higiene personal: Si ___ No ___ Otros: Si ___ No ___
Qué tipo de actividades hace más el niño(a) por gusto: (especificar)
Qué tipo de actividades evita el niño(a) dentro de lo posible: (especificar)
Qué quiere ser el niño(a) cuando sea grande:
El niño(a) colecciona algún tipo de lámina, caramelo o muñequito?, si no lo hace, cuáles le
gustan mucho?
Notas
PADRE/MADRE/TUTOR/ACUDIENTE USTED
Obliga a su hijo a comerse todo lo servido en el plato:
Con relación a la alimentación de su hijo(a). ¿Ante qué situaciones lo castiga?
¿Cómo lo castiga?
Con relación a la alimentación de su hijo(a). ¿Ante qué situaciones lo premia?
¿Cómo lo premia?
Con relación a las de un adulto, usted le sirve porciones de comida
Menores ___ Promedio ___ Mayores ___
154
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
¿Usted qué tipo de alimentos le da a su hijo en:
El desayuno:
El almuerzo:
La comida:
Medias nueves (en la mañana):
Onces (en la tarde):
Para usted un niño(a) sano con relación al peso y apariencia física. ¿Cómo debe lucir?
Usted le hace comentarios a su hijo(a) referente a su peso: ¿Qué le dice?
Cuando usted le habla a su hijo(a) ¿usa palabras tales como gordo, flaco u otra?
Cuando usted habla con otras personas acerca de su hijo ¿utiliza palabras como gordo,
flaco u otra?
Notas
DESARROLLO EMOCIONAL
El niño(a) le tiene miedo a algo :
Dice que no se siente bien :
Hay llantos frecuentes por causas no
físicas:
Ante qué situaciones:
Ante qué situaciones:
El niño(a) piensa que en la vida o su alrededor hay mucha gente Mala. ¿Por qué?
El niño(a) es solitario o aislado de los demás niños :
Tiene cambios bruscos de temperamento : Si ___ No ___
155
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Cómo son?
El en algún momento el niño(a) ha reportado que tiene algún problema o característica
física que le incomode: cuál?
El niño(a) se queja frecuentemente de que sus compañeros no lo quieren o aceptan:
El niño(a) da a entender que le gustaría ser diferente en algún aspecto: Cuál?
Cuáles son las actividades que su hijo más realiza en casa o colegio:
El niño(a) verbaliza que no se siente capaz de hacer Ante qué situaciones:
algo?
156
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice E.
FORMATO DE EVALUACION PSICOLÓGICA PARA NIÑOS Y NIÑAS
Los datos obtenidos en este formato facilitan identificar cuántos factores de riesgo de presentar
TCA puede registrar un niño(a). Se utilizaría esta información para la determinación de la
muestra y para la preparación del arreglo experimental en relación con los reforzadores y demás
logística.
Qué es lo que más te gusta hacer?
Qué es lo que más te gusta comer?
Qué quieres ser cuando grande?
Coleccionas o guardas algún muñeco?
UBICAR AL NIÑO FRENTE A UN ESPEJO - Orientación: mira tus pies, tus piernas etcétera.
Dime cómo eres? ( indagar Y registrar autoimagen)
CONCEPTO
157
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Dime qué te gusta de ti?
Dime qué no te gusta de ti?
Concepto
158
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Dime 3 cosas que te guste comer
1) ___________________________ Dónde las comes? Casa
Colegio
Calle
¿Por qué te gusta?
2) ___________________________ Dónde la comes: Casa
Colegio
Calle
¿Por qué te gusta?
3) ___________________________ Dónde la comes: Casa
Colegio
Calle
¿Por qué te gusta?
¿Qué te dice tu mamá/papá/ hermanos cuándo las comes?
Dime 3 cosas que no te guste comer
1) ___________________________ Dónde la comes: Casa
Colegio
Calle
¿Por qué te gusta?
2) ___________________________ Dónde la comes: Casa
Colegio
Calle
¿Por qué te gusta?
3) ___________________________ Dónde la comes: Casa
Colegio
Calle
¿Por qué te gusta?
¿Qué te dice tu mamá/papá/ hermanos cuándo las comes?
¿Sabes cuáles son los alimentos que te engordan?
¿Cómo lo sabes?
159
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
¿Sabes cuáles son los alimentos que te adelgazan? (esta pregunta no hace referencia a identificar si conoce y existen
los alimentos que “adelgacen”, sino hace referencia a evaluar las creencias y posibles comentarios que le hacen los
padres o cuidadores a los niños(as).
¿Cómo lo sabes?
Concepto
160
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice F.
Diapositivas 1 y 2 (niñas/niños de frente)
Se aplica de acuerdo al género
¿Cuál es la diferencia entre estos niños(as)?
¿Cuál se ve mejor? ¿Por qué?
¿Cuál se parece más a ti? ¿Por qué?
Diapositiva 3 y 4 (niñas/niños de Perfil)
¿Cuál es la diferencia entre estos niños(as)?
¿Cuál se ve mejor? ¿Por qué?
¿Cuál se parece más a ti? ¿Por qué?
Diapositiva 5 (comida verduras)
¿Dime cuáles son estas
verduras?
¿Cuéntame cuál de estas
verduras te gusta más?
1
Alverjas
2
Tomate
3
Lechuga
4
Zanahoria
5
Pepino
6
Maíz
2
3
1.
161
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Alverjas
Tomate
Lechuga
4
Zanahoria
5
Pepino
6
Maíz
1
Alverjas
2
Tomate
3
Lechuga
4
Zanahoria
5
Pepino
6
Maíz
1
Alverjas
2
Tomate
3
Lechuga
4
Zanahoria
5
Pepino
6
Maíz
¿Por qué te gusta más?
¿Cuéntame cuáles de estas
verduras no te gustan?
¿Por qué no te gustan?
¿Dónde las comes?
¿Cuáles te da tu mamá para
almorzar?
¿Sabes qué pasa en tu
cuerpo cuando comes estas
frutas?
¿Sabes para qué son buenos
estos alimentos?
162
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
¿Sabes para qué son malos
estos alimentos?
Diapositiva 6 (comida frutas)
¿Dime cuáles son estas
frutas?
¿Cuéntame cuál de estas
frutas te gusta más?
1
Manzana
2
Naranja
3
Pera
4
Banano
5
Fresa
6
Uvas
1
Manzana
2
Naranja
3
Pera
4
Banano
5
Fresa
6
Uvas
1
Manzana
2
Naranja
3
Pera
4
Banano
5
Fresa
6
uvas
¿Porque te gustan?
¿Cuéntame cuáles de estas
frutas no te gustan?
¿Por qué no te gustan?
163
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
¿Dime dónde las comes?
¿Cuáles de da tu mamá para
almorzar?
1
Manzana
2
Naranja
3
Pera
4
Banano
5
Fresa
6
Uvas
¿Sabes qué pasa en tu
cuerpo cuando comes estas
frutas?
¿Sabes para qué son buenos
estos alimentos?
¿Sabes para qué son malos
estos alimentos?
Diapositiva 7 (comida “chatarra”)
¿Dime cuáles son estas
comidas?
¿Cuéntame cuál de estas
comidas te gusta más?
1
Galletas
2
Hamburguesa
3
Gaseosa
4
Pizza
5
Papas
6
Chocolate
1
Galletas
2
Hamburguesa
3
Gaseosa
4
Pizza
5
Papas
6
Chocolate
164
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
¿Por qué te gustan?
¿Cuéntame cuáles de estas
comidas no te gustan?
1
Galletas
2
Hamburguesa
3
Gaseosa
4
Pizza
5
Papas
6
Chocolate
1
Galletas
2
Hamburguesa
3
Gaseosa
4
Pizza
5
Papas
6
Chocolate
¿Dónde las comes?
¿Cuáles de da tu mama para
almorzar?
¿Sabes qué pasa en tu
cuerpo cuando comes estas
frutas?
¿Sabes para qué son buenos
estos alimentos?
¿Sabes para qué son malos
estos alimentos?
Concepto General
165
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice G.
Imágenes Diapositivas
Diapositivas 1 niñas/niños de frente
Diapositiva 2 niñas/niños de frente
166
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Diapositiva 3 niñas/niños de perfil
Diapositiva 4 niñas/niños de perfil
Diapositiva 5 Comida Verduras
167
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Alverjas: Tomado de https://www.cocinerosdeverdad.com
Tomate: Tomado de www.frealfin.blogspot.com
Lechuga: Tomado de www.exito.com
Zanahoria: Tomado de www.hogarutil.com
Pepino: Tomado de www.complejob.net
Maíz: Tomado de www.valledelcauca.gov.co
Diapositiva 6 Comida Frutas
Manzana: Tomado de https://www.dietas.elembarazo.net
Naranja: Tomado de cocteles-julia.blogspot.com
Pera: Tomado de www.delagranja.co
Banano: Tomado de www.adelgaceenlinea.com
Fresas: Tomado de dietas.elembarazo.net
Uvas: Tomado de www.saborysalud.com
Diapositiva 7 Comida Chatarra
168
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Galletas: Tomado de tuspostresespeciales.blogspot.com
Hamburguesa: Tomado de www. recetasdelujo.com
Gaseosa: Tomado de
elrincondelacienciaytecnologia.blogspot.com
Pizza: Tomado de www. onvenia.com.co
Papas fritas: Tomado de www.es.123rf.com
Chocolate: Tomado de www.fundacionunam.org.mx
169
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
Apéndice H.
Fotografías de los Instrumentos y Materiales Utilizados
1.
Toldo Sin paredes. El toldo del laboratorio móvil se le pusieron paredes blancas para cerrar el espacio de
trabajo. Paredes del Toldo. Estas fueron las primeras en utilizarse, pero al coser el toldo se rompieron y se
tuvo que comprar nuevamente y las que finalmente quedaron fueron totalmente blancas. Se muestra la
gramera, al lado del toldo, y en la parte de abajo, se visualiza la balanza, la cámara y las cintas métricas.
170
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
2. Laboratorio móvil instalado en el Liceo Rodrigo Arenas Betancourt. Consta de un toldo cerrado
con paredes blancas, mesa, escritorio, lámpara, computador, y platos para ubicar los alimentos.
3. Niño escuchando las reglas. Fase II condición experimental “reglas”.
4. Niñas en la Fase I. Línea de base, consumo de alimento libre. Integrante del semillero de
investigación Balance en colaboración durante la aplicación.
171
Reglas, modelos y reforzamiento en la alimentación infantil
5. Niña en la Fase III. Evaluación post tratamientos de la conducta alimentaria.
6. Grupo de niños en evaluación médica por parte de FUCS.
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