Hipatia: espíritu libre, víctima de la intolerancia Hipatia fue el científico más grande que vivió entre los siglos IV y V [1] de la era común: matemática, astrónoma y filósofa. Nació alrededor del año 370 en Alejandría e ingresó en el mundo de la ciencia ya desde pequeña: su padre, Teono de Alejandría, era un importante profesor en el Museo [2], centro de la vida científica y escuela superior, orgullo de todo Egipto. Teono dirigió todas las facetas de la personalidad de su hija en tiempos en que con dificultad se consideraba a las mujeres como seres humanos. Ella, por su parte, completó su formación mediante viajes a Italia y Atenas. De vuelta a Alejandría, empezó a enseñar matemática y filosofía y se convirtió en una mujer excepcional, que con igual habilidad dominaba los problemas de las secciones de Apolonio [3], la aritmética de Diofanto [4], los trabajos de Ptolomeo [5], y también los diálogos de Platón y las enseñanzas de Aristóteles. Además, era bella: “el espíritu de Platón y el cuerpo de Afrodita”, según decia Leconte de Lisle en su poema dedicado a Hipatia. Sin embargo, nunca se casó (a la fecha todavía se especula del por qué de su castidad) y siempre usó un manto negro “filosófico”. Su casa era sin duda un centro intelectual, en donde los estudiantes solían acudir para cuestionarse sobre temas filosóficos y científicos. En el año 400 toma el mando de la escuela de Alejandría. “Todos realmente la admiraban y respetaban por su excepcional inteligencia y gran fuerza de carácter”, escribió Sócrates el Escolástico, historiador contemporáneo de Hipatia. Pero por desgracia ninguno de sus escritos y trabajos ha llegado hasta nuestros días. Se los conoce solamente gracias a las cartas de su ex estudiante y amigo, que él le envió, así como por los escritos de historiadores de la época. Sin embargo, se sabe que ella construyó un astrolabio [6], un globo plano, un aparato para destilar agua, un instrumento para medir el nivel del agua y un hidrómetro graduado para medir la densidad de los líquidos. Pero junto con ello, Hipatia era también filósofa y representante de la escuela neoplatónica, cuyo objetivo fundamental era armonizar las tesis de Platón con las enseñanzas de Aristóteles. Estaba también comprometida con la vida política de Alejandría (los magistrados frecuentemente le hacían consultas sobre la administracion de los asuntos urbanos) y, como resultado, también era amiga de Orestes, el gobernador romano de la ciudad. Ya desde el s. IV el cristianismo tenía el respaldo de Roma. Y a fines del s. IV y comienzos del V las cosas se pusieron difíciles en Alejandría. En el año 391 el emperador Teodosio prohibió los sacrificios paganos y Teófilo, el patriarca de la ciudad, destruyó el Serapeion, uno de los templos más bellos de Alejandría y del mundo. Muchos libros atesorados (era también una gran biblioteca) fueron pasto de las llamas como “restos del paganismo”… 1 Como pagana y representante del racionalismo científico griego, Hipatia corría grave peligro en la urbe egipcia. Alejandría era cada vez más y más cristiana (aunque Hipatia misma no tenía relaciones conflictivas con el cristianismo). Y solo porque su escuela de filosofía daba fama a la ciudad en todo el mundo, nadie se atrevía a destruirla. La situación cambió dramáticamente al morir Teófilo en el 412. Lo sucedió Cirilo, su sobrino, cristiano fanático, quien rápidamente entró en conflicto con el gobernador romano Orestes. La ciudad se convirtió en un lugar de sangrientas batallas entre judíos, paganos y cristianos, atizadas frecuentemente por Cirilo. El gobernador Orestes no lograba acabar con tales batallas… Utilizando un ejército privado, mayormente formado por monjes fanáticos, Cirilo logró hacer destruir sinagogas y expulsar a los judíos. Por su cercanía con Orestes, a Hipatia se la hacía responsable de las dificultades surgidas entre Orestes y Cirilo. Por otra parte, su espíritu libre y su neoplatonismo eran propios del mundo pagano, mundo que Cirilo con todas sus fuerzas quería ver destruido. Contra la bella investigadora se lanzó la acusación de ser practicante de la magia y de la astrología, así como de la brujería. En primer lugar, se quemaron sus libros y se destruyó su astrolabio. A pesar de todo ello, Hipatia persistió en lo suyo y siguió enseñando filosofía. La “última gota”, la que colmó el vaso, fue su lección pública. Si bien en su ella Hipatia trató el tema “enseñanzas de Platón”, hizo notar, entre otras cosas, que Cirilo interpretaba mal a Platón. Por si fuera poco, agregó que las palabras de Cirilo no eran congruentes con los decretos anteriores de la Iglesia. Y así fue como encontró una muerte cruel el 12 de marzo de 415… Así es como Sócrates el Escolástico describe su muerte: “Algunos monjes dirigidos por Pedro el Pecador atacaron a Hipatia cuando ella regresaba hacia su casa; la sacaron de su litera (N. del T.: vehículo llevado a hombros por porteadores) y se la llevaron a una iglesia cercana. Ahí la desnudaron, la acuchillaron como a una bestia y la desmembraron empleando trozos de cerámica y conchas. Luego quemaron sus restos”. El mismo autor agrega que “ese crimen ensucia a Cirilo y a la Iglesia de Alejandría”, aun si la responsabilidad indirecta de Cirilo nunca pudo probarse. Sócrates el Escolástico, como cristiano, se sentía abrumado al pensar que su religión pudiera permitir tal crimen contra alguien a quien él mismo tanto admiraba. El asesinato de Hipatia a menudo se toma como símbolo de la muerte de la ciencia antigua. Después de ella, muchos científicos y filósofos huyeron de Alejandría para establecerse en la India y en Persia. Siglos más tarde, los árabes descubrieron ese saber y tradujeron los textos de los griegos a su lengua y, de tal modo, surgieron entre ellos grandes científicos islámicos como Avicena [7] y Averroes [8], cuando Europa padecía el oscurantismo religioso. De hecho, fue por medio de los árabes que los europeos volvieron a ponerse en contacto con la ciencia griega. E Hipatia, durante el siglo XIX, se convirtió en una de las principales figuras del romanticismo, el símbolo de la eterna belleza y de la inteligencia agredidas por los 2 bárbaros. En homenaje a ella, como astrónoma, uno de los cráteres de la Luna lleva su nombre. ___________________ Traducido de la lengua internacional auxiliar Esperanto por Hugo Mora Poltronieri, de la revista esperantista Kontakto, pág. 5, número 207, marzo del 2005. El autor del artículo es Olivier Gaudefroy, de Francia. -------------------------------------------------------------------------------[1] Para la cronología, el traductor ha adoptado nombrar como era común la utilizada en Occidente a partir de un supuesto año cero en que habría nacido, también hipotéticamente, cierto judío llamado Jesús. Los años o siglos (s.) antes del año cero se designan con el signo menos (-); los posteriores tienen de manera tácita el signo más (+). [2] Museo (“templo de las musas”, del griego): uno de los centros culturales y científicos más importantes de la Antigüedad, fundado en Alejandría en el siglo III, donde vivían y trabajaban grandes científicos (entre ellos, Arquímedes y Euclides). [3] Apolonio: astrónomo y matemático griego (apr. -262 a -180). [4] Diofanto: matemático griego de Alejandría (s. II). [5] Ptolomeo: astrónomo, matemático y geógrafo (apr. 100 a 170). [6] Astrolabio: sextante del Medioevo (instrumento náutico para medir sobre todo ángulos verticales, especialmente los ángulos de los astros con el horizonte). [7] Avicena: médico y filósofo persa (980-1037). [8] Averroes: médico y filósofo árabe (1126-1198) 3