Arras 3/11/06 09:51 Página 15 Luis Estival Alonso 1. Introducción Aunque el objeto de este estudio no sea incidir en cuestiones históricas, por haberlo hecho ya en profundidad numerosos autores1, por una mera cuestión de orden parece conveniente comenzar brevemente por los precedentes de lo que constituye, sin duda alguna, una de las instituciones más antiguas del derecho. Si bien hay tratadistas que sitúan la institución arral en textos sirios y babilonios, en los papiros arameos o en los textos hebreos, parece acogerse de forma casi unánime por la doctrina que la figura de las arras patrimoniales, tal como la entendemos en la actualidad, proviene del derecho griego2, donde este instituto se manifestaba como el 1. Véase: BISCARDI, ARNALDO. “Diritto greco antico”. Milano, 1982. MASSEI, MASSIMO. “L´arra della compravendita”. Bulletino del Instituto di Diritto romano, que afirma que el término “arra” deriva del griego, el cual fue traído del fenicio y del hebreo. 1941. TALAMANCA, MARIO. “L´arra della compravendita in diritto greco e in diritto romano”. Milano, 1953. CARUSI, EVARISTO. “Sull'arrha nella vendita in diritto giustinianeo”. Studi Bonfante, Vol. IV, Pavia 1929. FERNÁNDEZ ESPINAR, RAMON. “La compraventa en derecho medieval español”. Anuario de Historia del Derecho español, Tomo XXV, 1955. ARANGIO-RUIZ, VICENZO. “La compravendita in diritto romano”, Napoli, 1990. RIVERA FERNÁNDEZ, MANUEL. “Arras, una construcción jurisprudencial”. Revista General de Derecho nº 594. 1994. OTERO VARELA, ALFONSO. “Las arras en el derecho medieval español”. Anuario de Historia del Derecho español, Tomo XXV, 1955, entre otros muchos. 2. Las arras como instituto autónomo, aparecen por primera vez en las Leyes de Teofrasto, aunque el texto tiene el suficiente número de incorrecciones como para dificultar su interpretación, como así lo afirma DARESTE, RODOLPHE en su “Traite des lois de Theofrasto”, N.R.H., 1870, pags. 262 y sigts. cuadernosprácticos 15 Arras 3/11/06 09:51 Página 16 El contrato de arras único instrumento jurídico impulsor de la compraventa3, configurada como un contrato real y bilateral4. En el derecho heleno, las arras se consolidaban con la entrega de una suma de dinero del futuro comprador al futuro vendedor, en concepto de anticipo del precio de la compraventa, lo cual significaba que el vínculo era, al menos de forma indirecta, coactivo para la conclusión del negocio jurídico5, constituyendo el antecedente más remoto de lo que se conocerá modernamente como la función penal de las arras, funcionando de modo análogo a la cláusula penal. En derecho romano clásico, el instituto arral tiene una menor importancia que en la anterior civilización, teniendo una función exclusivamente probatoria de la compraventa, siendo “una señal confirmatoria de la conclusión del contrato, no surgiendo para las partes el derecho de rescindir el mismo, debiendo restituirse con independencia de la ejecución de éste”6. Su cumplimiento era exigible, voluntaria o coactivamente, devolviéndose las arras en caso de ser bienes de escaso valor económico7, pudiéndose imputar a la 3. Excepcionalmente, las arras son extensivas a negocios jurídicos distintos de la compraventa, en este sentido vid. BECHMAN, HENRIK. “Der kaufnach gemeinen redil”, Leipzig, 1965, pag. 415. 4. TALAMANCA, MARIO. Op. cit. pag. 10. 5. RIVERA FERNÁNDEZ, MANUEL. Op. cit. pag. 1702. 6. IGLESIAS SANTOS, JUAN. “Derecho romano. Instituciones de derecho privado”. Ediciones Ariel, 6ª edición, Barcelona, 1972, pags. 507 a 508. 7. La mayoría de las veces las arras consistían en la entrega de un anillo o un bien similar, costumbre importada de Grecia. Vid. en ese sentido KUNKEL, WOLFGANG. “Derecho privado romano”. Editorial Labor, Barcelona, 1965, pags. 268 y sigts. Traducción de la segunda edición alemana por L. Prieto Castro. Aunque para ROYO MARTINEZ, MIGUEL. “Notas sobre la función de las arras en la contratación”. Anales de la Universidad Hispalense, año X, Sevilla, 1949, nº III, pag. 124, “si bien en Roma el anillo que entregaba el contratante a título de arras, servía muy bien a los fines simbólicos que perseguía este instituto, de probar la conclusión del contrato, al transformarse éstas en una cierta suma de dinero, las arras pierden su tinte simbólico pasando a ser un bien de valor económico estimable, cuya pérdida podía considerarse en sí misma una pena accesoria de cualquier otra sanción imponible a quien no cumpla lo pactado”. 16 Arras 3/11/06 09:51 Página 17 Luis Estival Alonso venta, siendo en este caso no ya un medio de prueba, sino el comienzo del cumplimiento de la obligación8. A las arras se refiere Gayo en sus Instituciones 9 y en el “ad edictum provinciale”, configurándolas como un verdadero “pactum adiectum”, es decir, las arras estaban agregadas inicialmente al contrato de compraventa, rigiéndose por la ley del contrato y como una prueba más del mismo. Mayores problemas plantea la cuestión en el derecho justinianeo10, donde las arras tienen una función no ya de prueba como en la época anterior, sino penitencial11, por lo que pasa de ser una garantía y una prueba del contrato, como en el derecho romano clásico, a ser un mecanismo que otorga a las partes la posibilidad de que cualquiera de ellas pueda desistir libremente del contrato, mediante la pérdida de lo entregado (comprador arrepentido) o la restitución del doble de lo recibido (vendedor arrepentido), independientemente del momento en que se encuentren las negociaciones; es decir, bien se haya perfeccionado el contrato o bien sólo se encuentre en la fase previa a su perfección o precontrato12 ya que: “queda contraída la compraventa desde el mismo momento en que las partes se ponen de acuerdo en cuanto al precio, aún cuando este no haya sido todavía entregado ni se hayan dado arras. Pues lo que se da en concepto de arras sirve como prueba de que la compraventa ya ha sido contraída. Mas esto se refiere a las compraventas que no se hacen por escrito, pues nada hemos cambiado en esta materia. En cambio, hemos establecido a propósito de las compraventas que se hacen por escrito, que no se considerara perfeccionado el contrato hasta que los documentos sean redactados de puño y letra de los contratantes, o en caso de haber sido redactados por otra persona, hasta que aquellos los suscriban y si se hiciesen por medio de 8. HERNÁNDEZ GIL, FELIX. “Las arras en el derecho de la contratación”. Salamanca, 1958. pag. 14 y 15. 9. GAYO, Instituciones, 3, 139, D.18,1, 35 pr.: “Quod arrae nomina datur, argumentum emptionis et venditionis contractae”. 10. Codex 4, 21, 17. 11. HERNÁNDEZ GIL, FELIX. Op. cit. pag. 18. 12. Vid. en este punto POPESCO, ÉLIE. “La fonction penitencielle des arrhes dans la vente sous Justinien”. Paris, 1925. cuadernosprácticos 17 Arras 3/11/06 09:51 Página 18 El contrato de arras un escribano, hasta que el acta estuviese completamente terminada y las partes hubiesen dado su conformidad a la misma. Mientras falte alguno de estos requisitos cabe el volverse atrás y el comprador o el vendedor pueden desistir de la compraventa sin sufrir quebranto alguno. Sin embargo, sólo pueden desistir impunemente en caso de que no se hubiese dado nada en concepto de arras, pues de haberse dado, se haya celebrado la venta por escrito o sin mediar escritura, aquel que rehusa cumplir el contrato, si es el comprador, pierde lo que dio y si es el vendedor, está obligado a restituir el duplo, aunque nada se hubiese convenido expresamente sobre las arras”13. En contra de esta tesis, hay autores que sostienen que en el derecho justinianeo la función de las arras era fundamentalmente penal, ya que con las arras se penaliza el incumplimiento14; para otros siguen teniendo el carácter de confirmatorias por su marcado matiz probatorio, siendo fundamental, no la entrega de las arras, sino la perfección o imperfección del contrato15. No podemos estar de acuerdo con ellos, pues la entrega de arras en una compraventa no enervaba, en ningún caso, la fuerza obligatoria de dicho contrato, pero podía el vendedor, ofreciendo duplicar las arras recibidas, o el comprador perdiendo lo entregado, resolver el contrato, lo que significa que al establecer las arras la pérdida a cargo del comprador o la “restitutio ad duplum” a cargo del vendedor, se excluía implícitamente cualquier posibilidad de obtener un mayor “cuantum” indemnizatorio por los daños que pudieran derivarse de la falta de cumplimiento del contrato de compraventa. Para el derecho germánico, arras y compraventa tenían una relación tan estrecha que no era concebible un contrato de compraventa sin mediar pacto arral, no teniendo el acuerdo contractual principal ningún efecto si no se pactaban, además, las correspondientes arras. Es decir, las arras constituían un presupuesto necesario para poder lle13. HERNÁNDEZ-TEJERO JORGE, FRANCISCO. “Las Instituciones de Justiniano”. Trad. Ed. Sección de Publicaciones e intercambio de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1961. Libro III, Título 23, pag. 198. 14. D´ORS PEREZ-PEIX, ALVARO. “Las arras en la compraventa justinianea”. Ed. IURA, 1995, pags. 149 y sigts. 15. SAVIGNY, FRIEDRICH KARL VON. “Le obligationi”, Vol. II. Trad. Italiana de Pachioni, Torino, 1915, pags. 249 y sigts. 18 Arras 3/11/06 09:51 Página 19 Luis Estival Alonso var a cabo el contrato principal, utilizándose en la mayoría de los casos como un anticipo para poder diferir el pago total del precio a un momento posterior16. En las fuentes del derecho medieval español, figura con relativa frecuencia una señal o arras con una función vulgarmente llamada penitencial17. Así, encontramos la figura de las arras en el Fuero Real: “Si el ome alguna cosa vendiere e tomare señal por la vendida, non pueda desfacer la vendida. Et si el comprador non quisiere pagar el precio, pierda la señal que dio, e non vala la vendida. Et si el comprador non diere señal por la vendida, e diere alguna partida del precio, non se pueda desfacer la vendida fuera por avenencia de amas partes” 18 y también, inspirado en él, en las Partidas: “Señal dam los omnes unos a otros en las compras, e acaesce después, que se arrepiente alguno. E porende dezimos, que si el comprador se arrepiente después que da la señal, que la debe perder. Más si el vendedor se arrepiente después debe tornar la señal doblada al comprador, e non valdrá después la vendita. Pero si quando el comprador dio la señal, dixo así: que la daba por señal, e por parte del precio, o por otorgamiento, entonces non se puede arrepentir ninguno dellos, ni desfazer la vendita, que non vala” 19. Como podemos comprobar, en Las Partidas se admiten las arras penitenciales, siguiendo a Justiniano. De la misma forma, en el Fuero Viejo de Castilla se recoge también este tipo de arras: “Todo ome, que compra a otro bestia, o ropa, o otra 16. En contra de esta opinión, TRIMARCHI, PIETRO. “Enciclopedia del diritto”. Tomo VI, Milano, 1960, pag. 188, que defiende que las arras no constituían un anticipo del precio. 17. MEREA, PAULO. “Arra penitencial en el direito hispanico anterior a la recepçao”. Estudios de Derecho Hispánico Medieval, I. Coimbra, 1952, pags. 37 y sigts. También FERNÁNDEZ ESPINAR, RAMON. Op. cit. pag. 444, que afirma que “las arras en el derecho medieval español tienen, a diferencia del derecho romano clásico y del derecho visigodo, un carácter penitencial”. 18. Fuero Real, Título X, Libro III, Ley II. 19. Partidas. Ley 7ª, Título V, Partida V. Donde podemos observar que, además de las arras penitenciales, se admiten las confirmatorias. Vid. en este particular MANRESA Y NAVARRO, JOSE MARIA. “Comentarios al Código Civil español”. Tomos VIII y X. Vol. I. Editorial Reus, 6ª edición, Madrid, 1969, pag. 159 y sigts. cuadernosprácticos 19 Arras 3/11/06 09:51 Página 20 El contrato de arras cosa mueble qualquier, e da señal por ella, e después non quier comprir la paga, e quier desfacer la compra, debe perder la señal, que a dada, e debe se quito. E otrosi, si el que tomo la señal non quisier dar la cosa, que ovo tomada, debe dobrar la señal, e non es mas tenudo” 20. Siguiendo este esquema, se encuentra recogido el instituto arral en fueros menores como los de Cuenca (con claras influencias del derecho justinianeo), Zorita, Teruel y Soria21. Ya en la actualidad, encontramos las arras reguladas en algunos Códigos europeos de nuestro entorno; es el caso del legislador italiano de 1942 (art. 1385) que, impulsado por el deseo de simplificar la disciplina arral e intentar acabar con las innumerables disputas doctrinales, llevó a cabo una importante reforma en la materia, aunque manteniendo la tradicional distinción entre arras penitenciales y arras confirmatorias22. También cuentan las arras con una regulación ciertamente actualizada en la legislación portuguesa donde, con ocasión de la promulgación del nuevo Código Civil, se llevó a cabo un decisivo desarrollo de la normativa legal, en el intento de ajustar sus principios rectores a su realidad actual. Así, llama la atención cómo, frente al escaso tratamiento que había merecido el instituto arral en el Código Civil portugués derogado de 1867 (art. 1548), el legislador civil de 1966 dedicó a la materia tres disposiciones, luego también modificadas (artículos 440 a 442). Igualmente, el BGB alemán regula tanto las arras penitenciales como las confirmatorias en sus parágrafos 336 a 338, del Libro II (derecho de obligaciones). 20. Fuero Viejo de Castilla, Libro IV, Título I, parágrafo VI. 21. Fuero de Cuenca (165, 951), Fuero de Zorita (815), Fuero de Teruel (De los cápatelos) y Fuero de Soria (367, 369). 22. El artículo 1385 del Código Civil italiano, dispone: “se al momento della conclusione del contrato una parte da all' altra, a titolo di caparra, una somma di darraro o una quantita di al otro cose fungibili. la caparra, in caso di adempimento, deve essere restituita o imputata alla prestazione dovuta. Se la parte che ha dato la caparra e inadempiente, l'atra previo recedere dal contratto, ritenendo la caparra; se inadempientc é invece la parte che ha ricevuta, l'altra puó recedere dal contratto ed esigcrc il doppio della caparra”. 20 Arras 3/11/06 09:51 Página 21 Luis Estival Alonso En el Code francés, por el contrario, solo se regulan las arras penitenciales por vía de su art. 1590 y, sólo operando en el campo de la promesa de venta23, no en de la venta perfecta24, viniendo a decir dicho artículo que si la promesa de venta ha sido hecha con arras, cualquiera de las partes puede resolver el contrato: aquel que las ha dado, perdiéndolas; y aquel que las ha recibido restituyéndolas dobladas25. Volviendo a España, tras el Fuero Real, las Partidas y el Fuero Viejo de Castilla, hay que esperar hasta el Proyecto de Código Civil de 1851 para poder encontrar referencias a la figura de las arras. En dicho proyecto, se decía en su art. 1376: “Aunque hubieren mediado arras o señal, no podrá rescindirse el contrato por el hecho de allanarse el comprador a perderlas o el vendedor a devolverlas duplicadas”26. Como podemos apreciar, el proyecto de Código Civil sólo hace referencia a las arras confirmatorias, excluyendo las penitenciales y las penales, porque en los contratos en los que intervenían arras se consideraban, en aquel momento, irrescindibles y con una función principalmente y podríamos decir que exclusivamente garantizadora, “porque las arras se daban para prestar mayor firmeza al contrato no debiendo convertirse en medio o instrumento para su resolución, son un simple accesorio de la obligación principal, sin que puedan alterar 23. El art. 1590 del Code francés, dice: “Si la promesse de vente a été faute avec de arres, chacun des contractants est maitre de s'en de partir; Celui que les a donnés en les perdant et celui qui les a recues en restituant le double”. 24. Aunque hay que apuntar que, en el derecho galo, existe un precepto referido a las arras, además de la regulación del Código Civil. Dicha disposición se encuentra en la ley de 5 de Diciembre de 1951, sobre venta de bienes muebles, en el que viene a decir que las sumas entregadas por un contratante a otro, en este tipo de contrato, cualquiera que sea la naturaleza de la entrega o el nombre que se le dé (por tanto también el de arras), se considera como un anticipo del precio (cit. por AFONSO RODRÍGUEZ, MARIA ELVIRA en op. cit.). 25. MAZEAUD, HENRI. “Lecciones de Derecho Civil”. Parte 3ª. Vol. II. Traducción de Luis Alcalá-Zamora Castillo, Buenos Aires, 1962. pag. 53. 26. En el anteproyecto de 1882-1888, se decía en su artículo 1480: “Aunque hubieren mediado arras o señal en el contrato de compra y venta, no podrá rescindirse por el hecho de allanarse el comprador a perderlas o el vendedor a devolverlas duplicadas”. cuadernosprácticos 21 Arras 3/11/06 09:51 Página 22 El contrato de arras su naturaleza y efectos necesarios, son una anticipación o pago parcial del precio”27. Centrándonos ya en derecho positivo, nuestro Código Civil vigente, dedica un único precepto a la figura de las arras, en su artículo 1.454, que dispone: “Si hubiesen mediado arras o señal en el contrato de compra y venta, podrá rescindirse el contrato allanándose el comprador a perderlas, o el vendedor a devolverlas duplicadas”. La citada disposición, en mi opinión con una raquítica regulación, hace exclusivamente referencia a las arras penitenciales, aunque en nuestro derecho vigente, otros textos legales como el Código de Comercio de 1.885 (por vía del art. 343) o la Compilación del Derecho Civil Foral de Navarra, en su ley 467, consagran también las arras confirmatorias28 y las penales29. Podríamos llegar a pensar que, si en nuestro derecho civil positivo no existe ninguna otra disposición en relación a las arras, es decir 27. GARCIA GOYENA, EDUARDO. “De las concordancias, motivos y comentarios del Código Civil español”. Tomo III, Zaragoza, 1974, pag. 387. 28. Art. 343 del Código de Comercio de 1.885, que dispone: “Las cantidades que, por vía de señal, se entreguen en las ventas mercantiles, se reputarán siempre dadas a cuenta del precio y en prueba de la ratificación del contrato, salvo pacto en contrario”. Por su parte, la Ley 467 de la Compilación del Derecho Civil Foral de Navarra, dispone: “Arras: a) Pacto como penitenciales.- Si en un contrato intervienen arras o señal, sólo cuando expresamente se estableciere podrán una o cualquiera de las partes, según lo convenido, resolver el contrato sin más consecuencia que la pérdida de las arras entregadas o la obligación de devolver dobladas las recibidas.b) Presunción de confirmatorias.- En defecto de dicho pacto, si una de las partes incumpliere su obligación, podrá la otra optar entre exigir el cumplimiento y eventual indemnización o resolver el contrato conforme a lo dispuesto en el párrafo anterior. Si exigiere el cumplimiento del contrato, las arras se imputarán al precio o, en su caso, a la indemnización”. 29. Art. 83 del Código de Comercio de 1.885, que establece: “Los contratos de compraventa celebrados en feria podrán ser al contado o a plazos; los primeros habrán de cumplirse el mismo día de su celebración o, a lo más, en las veinticuatro horas siguientes. Pasadas estas sin que ninguno de los contratantes haya reclamado su cumplimiento, se considerarán nulas, y los gajes, señal o arras que mediaren quedarán a favor del que los hubiere recibido”. 22 Arras 3/11/06 09:51 Página 23 Luis Estival Alonso regula en exclusiva las arras penitenciales, no cabría un contrato civil de arras confirmatorias o penales, pero tenemos que llegar a la conclusión de que por la vía del art. 1.255 del Código Civil, apelando a ese “cajón de sastre” que es el principio de la autonomía de la voluntad y la libertad contractual, existe la posibilidad de establecer tanto arras confirmatorias como penales30. El concepto expuesto de libertad contractual y el principio de autonomía de la voluntad, también ha sido acogido por la Jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo, así, entre otras la STS de 7 de Julio de 1978 (RJA 2752) y la STS de 24 de Diciembre de 1992 (RJA 10657) Ponente: D. Pedro González Poveda, que recoge: “…existen dos premisas ineludibles de carácter general: a) en primer lugar, que el concepto de arras no es en Derecho moderno tan simple y uniforme cual se pretende en el recurso, ya que se admite la existencia de varias clases de las mismas: unas llamadas penitenciales, que son las que parece contemplar el art. 1454, concebidas a manera de multa o pena, correlativa al derecho de las partes a desistir, a su arbitrio, del contrato; otras denominadas confirmatorias, que son índice o expresión de un contrato con fuerza vinculante que no facultan, por tanto, para resolver la obligación contraída, que normalmente corresponden con las entregas o anticipos "a cuenta del precio", de la que es ejemplo en nuestro sistema el supuesto del art. 343 CCom., junto a las cuales pueden ponerse además las conocidas como penales, con las que en efecto se confunden cuando lo entregado como "arra" no se imputa al precio, sino que funciona de modo similar a lo que ocurre con la cláusula penal del art. 1152, como resarcimiento, en este supuesto anticipado, para el caso de incumplimiento y siempre con la posibilidad de reclamar que la obligación pactada sea estrictamente cumplida; diferencias clasificatorias y conceptos los que frente a la escueta regulación del art. 1454 fueron reconocidas por la doctrina tanto científica como jurisprudencial al amparo de la libertad contractual consagrada en el art. 1255 CC; y b) en segundo término que "las dudas que puedan surgir en cuanto a cuál de ellas es la recogida en cada caso concreto, han de resolverse utilizando las normas de interpretación de los contratos en orden a lo que quisieron fuese el alcance y eficacia de 30. En este sentido, QUINTANO RIPOLLES, ANTONIO. “Las arras en el novísimo derecho contractual”. Revista General de Legislación y Jurisprudencia. 1.950, pag. 761. cuadernosprácticos 23 Arras 3/11/06 09:51 Página 24 El contrato de arras las dichas arras", como se dijo por este Tribunal, SS 1 Abr. 1958, 7 Feb. 1966 y 20 May. 1967, siendo doctrina constante de la jurisprudencia la de que "las arras o señal que, como medio de garantía permite el art. 1454, tienen un carácter excepcional que exige una interpretación restrictiva de las cláusulas contractuales de la que resulta la voluntad indubitada de las partes en aquel sentido", según declararon las SS 24 Nov. 1926, 8 Jul. 1933, 5 Jun. 1945, 22 Oct. 1948, 22 Oct. 1956 y 16 Dic. 1970, debiendo entenderse, en caso contrario, que se trata de un simple anticipo a cuenta del precio que sirve, precisamente, para confirmar el contrato celebrado. Doctrina jurisprudencial que se reitera en la S 6 Feb. 1992 con referencia a numerosas sentencias de esta Sala, así como la S 31 Jul 1992 en la que igualmente se establece que "ha de recordarse que es reiterada y uniforme doctrina de esta Sala la de que no cabe entender que el empleo de la palabra "señal" exprese necesariamente la facultad de separarse del contrato, pudiendo ser estimada, sin error, como anticipo del precio (SS 11 Oct. 1927, 5 Jun. 1945, 20 Abr. 1955, 15 Oct. 1956)”. 24