Ya en la cultura romana, las arras (del latín «arrhae» y del griego

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ARRAS
Ya en la cultura romana, las arras (del latín «arrhae» y del griego
«arrabon») significaban los regalos que se les hacían en los esponsales como
anticipo y garantía de la futura unión matrimonial. En la liturgia hispánica
antigua tenía lugar el «ordo arrarum» también en los esponsales.
San Pablo habla de que Cristo «nos marco con su sello y nos dio en
arras el Espíritu en nuestro corazones (debit arrabonem Spiritus)» (2 Co 1,22) o
que «Dios nos ha dado en arras el Espíritu (arrabonem Spiritus)» (2 Co 5,2).
En latin también se usa «pignus», garantía, prenda. Es equivalente a
decir que «poseemos las primicias del Espiritu» (Rm 8,23), o que «fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es prenda de nuestra
herencia (arrabon hereditatis nostrae)» (Ef 1,13-14).
Las arras se han entendido como la garantía, la «fianza» o «santo y
seña» que se deposita en torno a un contrato o una alianza. En el caso del
matrimonio, sobre todo, arras son lo que el marido pegaba a la familia de la
mujer (mientras que esta aportaba su «dote»). Se concreto tradicionalmente en
trece monedas, como símbolo de que el marido se comprometía a mantener la
nueva familia.
En el Ritual del Matrimonio en castellano se mantiene esta costumbre de
las arras, pero con un cambio significativo. En su última edición renovada
(1996) se «incluye el rito de la bendición y entrega de las arras, de gran
raigambre en la tradición de muchas diócesis de España, que sirve para
expresar la comunidad de vida y de bienes que se establece entre los esposos.
Para que este significado aparezca con mayor claridad, el rito ha sido
enriquecido con la entrega, también por parte de la esposa, de arras a su
marido (antes solo el esposo las entregaba » (n.37).
Las palabras con que ambos esposos realzan la entrega son: «recibe
estas arras como prenda de la bendición de Dios y signo de los bienes que
vamos a compartir».
Matrimonio.
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