Introducción :

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PLAGAS NATURALES DE LA ENCINA ANDALUZA:
INSECTOS PERFORADORES
Tienda Pizarro, Carmen María
28.634.636-G
Licenciada en Ciencias Biológicas
Introducción :
Frecuentemente se realizan estudios relacionados con los riesgos que rompen el
equilibrio de nuestros ecosistemas, riesgos que en muchas ocasiones proceden del
exterior del mismo, pero, no debemos olvidar la importancia del equilibrio ecológico de
las poblaciones que constituyen el ecosistema, la importancia de mantener el equilibrio
natural de las poblaciones y para ello es de vital importancia conocer aquellas especies
que podrían constituir plagas naturales.
El estudio comienza con un acercamiento al conocimiento de la encina y de
algunos de sus principales enemigos, por tratarse de una de las especies mas
representativas de la dehesa andaluza.
La encina
La encina recibe el nombre científico tradicional de Quercus ilex. Actualmente
se extiende la práctica de separar sus dos subespecies principales, ilex y rotundifolia, en
dos especies distintas denominadas Quercus ilex y Quercus rotundifolia.
El género quercus pertenece a la familia de las Fagáceas del orden de las
Fagales.
Características:
Corteza no corchosa; el envés tomentoso de sus hojas y el carácter perenne y
coriáceo de las mismas. Presentan las flores masculinas en amentos colgantes; las flores
femeninas separadas de las masculinas, aunque sobre el mismo árbol, y fruto en bellota
sólo parcialmente recubierta por la cúpula.
La encina Quercus ilex se distingue de la Quercus rotundifolia por sus hojas
lanceoladas u oblongo-ovales, verde oscura por el haz, con siete a once pares de
nervios, y por su bellota amarga. En contraste, Quercus rotundifolia tiene hojas
anchamente ovales o redondeadas, con el haz blanco grisáceo. Cinco a ocho pares de
nervios laterales, y bellota dulce.
El Quercus ilex se extiende por el norte y este peninsular y Baleares; Quercus
rotundifolia por el centro, oeste y sur peninsular.
En buenos suelos, la encina es un árbol que puede alcanzar los veinticinco
metros de altura, aunque es notable su capacidad para persistir como mata en zonas de
malos suelos o climas. Su raíz, muy pivotante y de rápido crecimiento inicial, es capaz
de adaptarse muy bien a los suelos rocosos y pedregosos y de emitir numerosos brotes,
en especial en la base del árbol donde suele formar la clásica “carrasca” copa amplia,
sobre todo en la Quercus rotundifolia, y espesa que da una sombra fuerte.
Admite casi todas las clases de suelos, con las siguientes limitaciones: los suelos
encharcables, los salinos y los de escaso volumen útil. El volumen útil es el que queda
del accesible a las raíces una vez que se descuentan las gravillas, piedras, etc., es decir,
los elementos mayores de dos milímetros.
La encina trabaja a favor de la neutralidad, descalcificando los suelos calizos y
enriqueciendo los suelos ácidos.
Es destacable su valor protector de los suelos y no sólo por dicha mejora; pues
además, con su follaje perennifolio protege el suelo de los aguaceros, con su sombra
protege la estructura superficial y, con su capacidad de sobrevivir y producir brotes de
cepa y de raíz suele ser una cubierta vegetal difícil de erradicar.
Importancia económica de la encina:
La península Ibérica ha estado cubierta por un casi impenetrable bosque que era
dominado por encinas, pero donde también había lugar para los alcornoques, los
quejigos y otros robles, bajo estos árboles crecían también jaras, lentisco, retamas,
madroños, etc. Conjunto al que se denominaba bosque mediterráneo.
A lo largo de la historia, la encina jugó un destacado papel en la economía del
hombre mediterráneo, que la utilizó de las más variadas formas y para los usos más
diversos, actualmente la encina es una de las especies del bosque mediterráneo que
están más amenazadas por procesos de deforestación, acusándose esta regresión porque
tan solo una de cada mil encinas perdidas, es reforestada.
La protección y reforestación de la dehesa es una inversión ambiental y cultural
muy rentable aunque los factores que influyen en la rentabilidad económica son muchos
y se encuentran relacionados entre sí.
Cuando hablamos de encinar adehesado nos referimos a dehesas, a monte alto
sobre suelos forestales, de las que en la actualidad existen 550.000 hectáreas en España,
además de otras 750.000 hectáreas sobre las que se alterna algún cultivo. El resto de la
superficie de encinar en España (1.600.000 ha) se encuentra compuesto por superficie
de monte bajo o degradada.
Hay que tener en cuenta el gran peso económico que tiene el sector ganadero en la
economía de la dehesa, en particular el ganado ovino; y sobre todo el cerdo ibérico, que
por si solo justifica la explotación de la dehesa, que en la actualidad ha dejado paso al
ganado vacuno y a la caza como principales aprovechamientos.
Los aprovechamientos económicos de la dehesa son:
A) Pastos:
La gran variedad de pastizales que existen en el encinar adehesado, así como la
variabilidad climática genera una gran diferencia en cuanto a productividad.
Puede obtenerse beneficio en relación al pasto producido en torno a 69-96
euros/ha año, o en función del arrendamiento de pastizales (180-210 euros/año por
cabeza de ganado vacuno o 150-180 euros/año por cabeza de ovino).
B) Bellota:
La masa del encinar no es muy vecera, es decir tiende a producir cosecha casi
todos los años.
Los árboles menos productivos se caracterizan por su abundante floración
masculina en primavera.
Como factores que perjudiquen a la producción de la bellota se han visto:
-Las heladas tardías que matan la flor.
-Los ataques de plagas.
-Las primaveras secas, que producen la caída de flores y frutos en formación.
-Las podas abusivas, que hacen pasar los brotes florales a brotes chupones.
-Las cortas indiscriminadas en épocas anteriores que han provocado un aclarado
intenso de las dehesas
El manejo de la masa del encinar con miras a la producción de bellotas requiere:
-Mantener una espesura adecuada,
considerándose el óptimo en el 30% de
recubrimiento de las copas en el suelo.
-Podar adecuadamente los árboles.
-Aplicar los adecuados tratamientos al suelo especialmente la roza y el laboreo en
los lugares aptos para ello.
-Buscar una distribución de edades adecuada a la mejor producción, organizando
la regeneración del bosque en turnos de 180-250 años.
C) Leña y ramón:
Su corteza no se utiliza en la construcción debido al tratamiento y excesivo peso,
pero es muy buena para herramientas y carretería. Se emplea mucho en obras
hidráulicas por su resistencia a la inmersión y en carpintería para hacer parquet. Posee
un gran poder calorífico y es muy apreciada como leña y también como carbón.
La corteza, especialmente la de los ejemplares jóvenes, es de las más apreciadas
en las tenerías para curtir cueros, también se han empleado cocidas en medicina popular
por sus propiedades astringentes.
La leña procedente de las podas y razas de monte bajo, figura como la más
apreciada. El carbón vegetal de carrasca es el más estimado, usándose para estufas y
hasta en industrias.
En cuanto a al calidad del ramón de encina, es más bien baja. Este hecho suele
atribuirse a la gran cantidad de taninos que contiene.
Aunque la producción de ramón en el encinar es escasa, su calidad como forraje
baja y su aprovechamiento costoso, pueden llegar a tener gran interés en estaciones de
climatología inadecuada para la producción de hierba, que desgraciadamente son
frecuentes en nuestro país.
El ramón se aprovecha principalmente transcurrido el verano, en otoño y en
invierno, es cuando mejor lo consume el ganado.
D) La trufa:
Las trufas cobran gran importancia en los encinares, es el hongo fundamental de
la dehesa en lo que a producción económica se refiere. Desde el punto de vista
gastronómico alcanzan precios elevadísimos por lo que se las denomina oro negro.
Cabe la posibilidad de realizar la inoculación en reforestación de encina con miras
a la producción de trufas, pudiendo ser bastante rentable.
Distribución:
Fig. 1 Distribución de encinares en España
Principales plagas de la encina:
Destacaremos las especies de mayor interés general. Son numerosos los insectos
que pueden atacar a la encina, según a la parte del árbol que dañe, se pueden clasificar
en deforliadores, perforadores..trataremos en detalle los insectos perforadores.
INSECTOS PERFORADORES:
Xilófagos
- Cerambyx cerdo
Perforadores de yemas
- Coeliodes sp.
Perforadores del fruto
- Curculio elephas
- Cydia fagiglandana
- Cydia penkleriana
- Panmene fasciana
Insectos que comen y cortan las raíces
- “Gusanos blancos”
Cerambyx cerdo.
Coleóptero de la familia cerambycidae.
Descripción:
Imago
El macho oscila entre los 48 a 50 milímetros de longitud por 13 milímetros de
ancho medio, en la parte anterior de los élitros en reposo; las hembras miden de 50 a 55
milímetros de largo por 14 a 15 milímetros de ancho.
Coloración castaño oscuro brillante. Antenas largas, de 10 artejos; en el macho
de mayor longitud que su cuerpo; en la hembra no exceden de dos tercios de su cuerpo.
Patas largas, con dos potentes uñas en el último artejo de los tarsos.
Boca provista de mandíbulas muy fuertes; ojos de sección elíptica. El tórax
presenta fuertes rugosidades; a ambos lados, el tórax lleva dos salientes terminados en
punta. Abdomen bien desarrollado, con cinco segmentos visibles, que en reposo quedan
casi cubiertos por los élitros. La superficie de los élitros presenta una granulación fina,
uniforme y muy tupida. (Fig. 8 )
Puesta
Los huevos de coloración marfil; depositados por la hembra, aisladamente, en el
interior de la corteza.
Larva
Llega a tener un desarrollo total de 60 a 70 milímetros de longitud y de 13 a 16
milímetros de ancho en el tórax; es de forma cilíndrica, a excepción de los últimos
segmentos abdominales, que rematan cónicamente; de coloración general marfil,
segmentos rugosos muy pronunciados, cabeza fuerte, provista de potentes mandíbulas
aptas para su labor de perforación en la dura madera de las quercíneas.
Pupa
La pupa, de color blanquecino al principio, va tomando tonalidades más oscuras
a medida que se transforma en imago.
Daños
Ataca con preferencia árboles decadentes, destruyendo grandes zonas de su parte
maderable. La madera atacada llega a descomponerse y pudrirse por otras causas.
Fig. 8 Cerambyx cerdo
Coeliodes Sp.
Coleóptero de la familia Curculionidae.
Descripción:
En España las especies más comunes sobre encinas son Coeliodes ruber, C.
cinctus y C. ilicis, siendo menos abundantes C. quercus y C. trifasciatus.
Imago
Insecto de pequeño tamaño (1’5 – 3’5 milímetros de longitud, excluido el
rostro), de cuerpo grueso, de color generalmente rojizo o pardo rojizo. Rostro alargado,
cilíndrico, más o menos arqueado, aproximadamente de la misma longitud de cabeza y
protórax reunidos. Antenas submedianas, finas. Ojos ovales. Protoráx más o menos
transversal, fuertemente estrechado por delante, más o menos estrangulado cerca de su
borde anterior, los lados redondeados, los bordes laterales sin tubérculos (con la única
excepción en nuestra fauna de Coeliodes cinctus); canal rostral profundo, ancho,
terminado al nivel de las mesocoxas o invadiendo más o menos el metasternon.
Escudete muy pequeño, pero visible. Elitros cortos, bastante convexos en general,
estrechados por detrás, un poco más anchos que el protórax. Pigidio descubierto. Patas
bastante robustas; fémures inermes o dentados, casi gradualmente en maza; tibias finas,
tarsos esponjosos por debajo, uñas dentadas en la base. (Fig. 9 )
Puesta
Los huevos son de forma ésferica, color amarillo marfil y de tegumento
gelatinoso; son de rápida incubación dentro de las yemas de la encina que, ya hinchadas,
están a punto de abrir.
Larva
Nace la larva a los cinco o seis días de efectuada la puesta y su total desarrollo es
rapidísimo; no sobrepasa los 5 milímetros de longitud. Las larvas son ápodas,
encorvadas ligeramente sobre su vientre y rugosas; su cuerpo es apuntado por el
extremo abdominal, quedando la cabeza casi embutida entre los repliegues de los anillos
torácicos. Cabeza semiesférica, castaño claro, más oscura que el resto del cuerpo, que es
de color blanco amarillento.
Pupa
La pupación se realiza en el suelo y la pupa tiene la forma típica de cualquier
curculiónido, o sea, blanquecina, y el aspecto de adulto “momificado”, con la trompa
adosada sobre la parte ventral entre las patas encogidas.
Daños:
El daño principal consiste en la destrucción de las yemas. Los ataques suelen
tener lugar por boquetes poco extensos, aunque exista también disperso por todo el
encinar.
Estos insectos aparecen normalmente asociados a Tortrix viridana.
Fig. 9 Coeliodes Sp.
“Gusanos blancos”
Los gusanos blancos son coleópteros, generalmente de gran tamaño y
pertenecientes a especies diversas. Presentan como característica común el que sus
larvas (gusanos blancos del suelo), comen y cortan las raíces de la encina, perjudicando
y destruyendo a muchas repoblaciones. Sus ataques parecen favorecidos por la
eliminación de la vegetación acompañante mediante limpias, binas, etc., pues así se
obliga a las grandes larvas a alimentarse de las únicas raíces que quedan, las del
repoblado. Los ataques parecen ser mayores tras las cortas, y especialmente tras las
cortas a hecho, que parecen producir una explosión demográfica de estos insectos,
favorecidos por la abundancia de raíces más o menos muertas. Esta superpoblación
parece durar unos tres años después de las cortas.
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