Columna Legal

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Igualdad de Oportunidades en la Ley de Compras Públicas y su Reglamento
Se habla mucho de la “Igualdad de Oportunidades” como concepto inserto en las políticas públicas de
los Estados, y es así como éste es la cara visible de un principio que se encuentra consagrado
constitucionalmente en nuestro país desde la promulgación y publicación de la Constitución Política de
la República del año 1980.
Este principio de “igualdad y no discriminación arbitraria” se plasma en la Carta Fundamental en sus
artículos 19 N° 2 sobre igualdad ante la ley; 19 N° 3 sobre igual protección de la ley en el ejercicio de
los derechos; 19 N° 20 en la igualdad en la repartición de tributos y cargas públicas, entre otros.
Así, de la Constitución, la igualdad se consagra en distintas disposiciones legales y reglamentarias,
como es el caso de la Ley N° 19.886 y su Reglamento.
En dichos cuerpos legales, el principio enunciado se aplica en los procesos de contratación en sus
diversas etapas:
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Igualdad para el acceso a las licitaciones a través de la presentación de ofertas.
Igualdad durante el procedimiento en el período de preguntas y respuestas; en la fecha cierta de
cierre y apertura de ofertas, igual para todos los oferentes.
Igualdad en la aplicación de los mismos criterios de evaluación a los proponentes para resolver el
procedimiento de licitación mediante la adjudicación o declaración de desierta.
Es decir, el Sistema de Compras Públicas no permite ningún tipo de discriminación, siendo esencial el
principio de igualdad de los oferentes, lo que se desprende de diversos preceptos, entre los cuales
destacan el articulo 19 de la Ley N° 19.886 que señala expresamente: “El Sistema de Información será
de acceso público y gratuito”; el artículo 40 del D.S. N° 250 del 2004 del Ministerio de Hacienda que
contiene el Reglamento de dicha Ley, en el cual se indica que las rectificaciones de errores formales
de las ofertas durante la evaluación de las propuestas públicas y privadas, “no podrán afectar el
principio de igualdad de los oferentes”; y el artículo 68 del mismo cuerpo reglamentario que dice que
deberá solicitarse la misma garantía para todos los participantes de un procedimiento de contratación,
“no pudiendo establecer diferencias entre los distintos oferentes”.
Como principio aplicado, es de vital importancia el resguardo que las Entidades Públicas deben
procurar respecto de éste como derecho de las personas, siendo obligación por mandato constitucional
su respeto y cumplimiento. La aplicación de la igualdad no debe quedar como una declaración de
buenas intenciones, si no que efectivamente debe cumplirse y ser real en los procedimientos de
licitación, ya que cumplir no sólo implica no vulnerar. No está demás decir que el acto que implique
infracción de cualquier precepto constitucional o de las normas dictadas conforme a ella, como ocurre
en el caso del derecho de igualdad y el mandato de protegerlo, respetarlo y promoverlo, adolece de
nulidad de derecho público.
Por lo anteriormente expuesto y en conclusión, se puede señalar que en la práctica todas las personas
naturales y jurídicas, ya sean micro, pequeñas, medianas o grandes empresas pueden ejercer su
derecho a desarrollar actividad económica y tener acceso abierto y despejado a las mismas
oportunidades de negocios del mercado de compras públicas, sin la existencia de discriminación
arbitraria, y en condiciones iguales de libre competencia, lo cual es positivo tanto para compradores
como proveedores, como para el mercado y para el país en general.
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en Compras Públicas, instructivos, manuales, guías, la normativa relacionada de otros organismos
públicos y los dictámenes de la Contraloría General de la República.
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